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Hay determinados prejuicios que, aunque están muy desgastados, aún funcionan en la práctica
en el puesto de trabajo, especialmente en los procesos de selección. Así lo considera Steve
Cody, colaborador del Portal Inc., y que como fundador de una agencia de comunicación que
ahora emplea a más de 100 personas, ha realizado cerca de mil entrevistas de trabajo. Con la
ayuda de los profesionales de Recursos Humanos de su agencia, elabora una lista de tipologías
de personas que nunca deberían ser contratadas.
1. El niño de mamá.
Chicos o chicas jóvenes que vienen a la entrevista acompañados por su madre, que espera
pacientemente en la sala de recepción y en los casos más extremos, le pregunta a la secretaria
cómo va la entrevista. Gracias por la paciencia, mamá, pero necesitamos profesionales adultos
y autónomos.
3. El deportista obsesionado.
Una cosa es hablar de deporte cuando se pregunta por las aficiones, la otra es solo pensar en
términos deportivos. Hay candidatos que se presentan como ‘el sherpa que conducirá el
negocio a la cima’, ‘el central que va a hacer el pase de gol’ o ‘la pieza que falta para ganar la
SuperBowl’. Dejemos esas frases para los deportistas de élite.
6. El charlatán.
Es difícil entrevistar a personas que no dejan de hablar durante la entrevista. Aunque se aprecia
su necesidad de poner de relieve sus habilidades y sus logros, tienen que darle a la pausa de
vez en cuando. El colmo es cuando en su larga exposición se van tanto por las ramas que
acaban en un…Perdona, ¿Cuál era la pregunta?
7. El minimalista.
Este tipo también se conoce como el monosilábico. Respetamos los buenos oyentes, pero
apreciamos un equilibrio entre hablar demasiado y responder solo con un sí o con un no. Cuesta
discernir si es por timidez, por desinterés, por desconocimiento…pero nunca salen ganando.
8. El hiperbólico.
Es aquel que tiende a exagerar un poco en el currículum, digamos que un poco más de lo
normal. En la entrevista, son mucho más modestos, especialmente si se empieza preguntando
por aquello que más se ha exagerado en el papel. Aunque confiesen pues, nunca son
recomendables en la empresa.
9. El camaleón.
Aunque actualmente uno de los atributos más valorados es la capacidad de encajar en distintos
puestos, hay que saber discernir entre las entrevistas a las que hay que presentarse y a las que
no según la especialidad. No queremos personas que sepan hacer un poco de todo pero mucho
de nada.
12. El impulsivo.
Profesionales que no son capaces de revisar una cosa dos veces antes de hacerla. Esto da
lugar a errores garrafales que aunque es evidente que han sido un despiste, desacreditan toda
la demás faena, como por ejemplo, escribir mal el nombre de la empresa o olvidar el nombre del
entrevistador.