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RIPS.

Revista de Investigaciones Políticas y


Sociológicas
ISSN: 1577-239X
usc.rips@gmail.com
Universidade de Santiago de Compostela
España

Allones Pérez, Carlos


Teoría de la acción social: propuesta de un método
RIPS. Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas, vol. 4, núm. 2, 2005, pp. 57-68
Universidade de Santiago de Compostela
Santiago de Compostela, España

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TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL: PROPUESTA DE UN MÉTODO 57

TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL:


PROPUESTA DE UN MÉTODO
Carlos Allones Pérez

Universidade de Santiago de Compostela


Departamento de Socioloxía

En 1908 George Simmel desafió a la Sociología Académica alemana cuando propuso


que la distinción entre forma y contenido era imprescindible para su fundación como
ciencia. Pero la dificultad de profundizar y elaborar esos conceptos (en lo que el pro-
pio Simmel fracasó) hizo que muchos autores posteriores abandonaran tal distinción,
minimizando su importancia. Sin embargo, estudiando la Instrucción Militar, como si se
tratase de un caso de laboratorio, nosotros hemos encontrado una manera de responder
a aquel desafío sociológico, logrando ahí un razonamiento rigurosamente formal, que
implica un principio estadístico de validez general, que se puede aplicar a cualesquiera
otros contenidos sociales.
Palabras clave: Teoría de la acción social, forma, contenido, Simmel, principio empíri-
co de validez general, regularidad estadística

In 1908 George Simmel challenged German Academic Sociology, when he proposed


that the distinction between form and content was a fundamental prerequisite in order
to set up Sociology as a Science. However, the difficulty in delving into and elaborating
these concepts (in which Simmel himself failed) has caused many later authors to aban-
don the distinction, minimizing its importance. On the other hand, studying Military
Drill, as if it was a Laboratory Case, we have found a way to respond to that sociological
challenge. We have succeeded in producing a rigorous formal theory, that implies a ge-
nerally valid statistical principle, that can be applied to all other social contents.
Keywords: Theory of social action, form, content, Simmel, general sociology, general
empirical principle, statistical regularity

TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL


tiempo. Los 11 jugadores de un equipo de
La teoría de la acción social es esa par- fútbol que coordinan sus movimientos en
te de la Sociología que trata de la acción el campo hasta conseguir entre todos que
humana colectiva con independencia de el balón entre en la meta contraria, o para
su contenido. Quiere averiguar de qué impedir, también entre todos, que entre
manera los individuos de nuestra especie en la propia. Los funcionarios de aquella
consiguen entrelazar sus acciones corpo- delegación de hacienda que tramitan to-
rales para la realización de una cosa en dos los días los mismos expedientes ha-
común, la que sea, en cualquier lugar y ciéndolos circular rutinariamente por los

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distintos negociados, o singularizan algu- las noventa y tantas especies de primates


no de ellos elevándolo para su resolución que la coronan, tan sólo la nuestra mere-
a la superioridad correspondiente. La dis- ce propiamente el nombre de social o co-
posición de los semáforos en las calles de lectiva, somos el único primate social (una
la ciudad para lograr que los automóviles extravagancia de la naturaleza). Una espe-
circulen por ellas de la manera más sencilla cie cualquiera merece el nombre de social
y eficaz posible. El matrimonio entre pri- si cada uno de los individuos de la misma
mos cruzados que se celebra ritualmente sobrevive por conversión de su actividad
cada dos generaciones en una tribu afri- corporal en una parte, en un medio, en un
cana, etc etc. instrumento de la actividad de los demás.
De manera rudimentaria esto se manifies-
La teoría de la acción no está preocu-
ta desde luego en las colonias de chimpan-
pada por las cosas que los humanos hacen,
cés, o de papiones o de gibones, pero nada
sino por la manera en que hacen cualquier
comparable ni de lejos con el perfecciona-
cosa. No se interesa por el fútbol, los ca-
miento y la sofisticación de las acciones en
samientos, o la cadena de montaje de
común que nosotros emprendemos y reali-
una fábrica de televisores, eso lo estudian
zamos. Esto nunca fue tan obvio como en
otras partes de la Sociología. Sino que sólo
la actual sociedad capitalista.
quiere entender una cosa: cómo es posible
que los humanos sean capaces de jugar al Claro que la manera en que nosotros
fútbol, de emparentarse, de organizar el hacemos sociedad, la manera en que con-
tráfico... de hacer en fin todas esas cosas seguimos entrelazar nuestras acciones in-
que hacen. A la teoría de la acción social dividuales, no es la manera en que esas es-
no le preocupa el contenido particular de pecies de insectos hacen la suya. Las abejas
las acciones en común, sino la forma gene- tienen su manera de ser sociales, aquella
ral de las mismas (si es que existe tal proce- variedad de hormigas tiene la suya, ¿cual
dimiento general). es la nuestra? ¿hay una única manera o
forma de coordinación entre los huma-
Nuestra especie no es la única que so-
nos, que ha sido siempre la misma desde
brevive actuando colectivamente. Mucho
que lo son, que va a ser siempre la misma
más abajo en la escala biológica de los se-
mientras que lo sean? Aun en el caso de
res vivos, ordenada por el grado de dife-
que la biología del animal humano deter-
renciación y especialización orgánica que
minase de algún modo para nosotros un
presentan, algunos tipos de insectos me-
comportamiento por fuerza colectivo (por
recen también el nombre de sociales, en
ejemplo, al dotarnos de un cerebro lin-
realidad son mucho más sociales de lo que
güístico), la Sociología no se libra por ello
nunca lo seremos nosotros. Las sociedades
de la obligación de decirnos en qué consis-
de abejas llevan funcionando así cincuen-
te tal comportamiento. A eso es a lo que
ta millones de años sobre la tierra (no así
se dedica la Teoría de la Acción Social, por
las avispas, que son solitarias), también los
ahí debería empezar cualquier curso de
termes hacen sociedades de millones de in-
Sociología General, en cualquier facultad
dividuos, literalmente, y los entomólogos
del mundo.
admiran la perfecta organización social de
las hormigas, algunas de cuyas variedades Porque lo que está en juego aquí es
son recolectoras, otras ganaderas o gue- el estatuto científico (y académico) de la
rreras, que viven de hacer prisioneros a los Sociología. Todos los que nos hemos dedi-
que esclavizan de por vida en el interior de cado al estudio de la acción social (y todos
sus colonias... los sociólogos lo hemos hecho en algún
momento) sabemos que es así, que sólo en
Pero en lo alto de esa escala de com-
la explicación general de la acción huma-
plejidad biológica, y ya no digamos entre
na en común ha de hallarse el paradigma

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fundacional de nuestra ciencia, y que hoy en 1908. Simmel concebía la Sociología


en día, doscientos años después de Comte, como el estudio de las formas sociales,
todavía no tenemos esa explicación. Tene- que habrían de abstraerse de los particu-
mos, es cierto, aportaciones fragmenta- lares contenidos en que se manifiestan, de
rias muy valiosas para la construcción de igual manera que la Geometría estudia las
tal teoría, más adelante nos referiremos a formas espaciales haciendo abstracción de
algunas de las más consistentes y recono- sus posibles realizaciones materiales, o la
cidas, pero no un modelo teórico comple- Gramática los tiempos verbales o los tipos
to, que sea capaz de separar nítidamente de frase con independencia del particular
su objeto de estudio (allí donde quiera y significado de las mismas. Se trate de la
cuando quiera que se aplique), y de pre- puntual coincidencia para dar un paseo,
decir su comportamiento empírico (esto de la pasajera convivencia en un hotel, del
último en ciencia es siempre la piedra de ciclo vital de una familia, o de la consoli-
toque1). dación de una organización industrial o
ministerial, es igual -nos dirá Simmel-, en
La situación actual de la Sociología, per-
todas esas relaciones, más allá de su parti-
mítaseme hablar así, me parece pre-newto-
cular finalidad o contenido, hay conflictos,
niana, un poco como estaba la Física antes
hay dominación, secreto, etiqueta, moda
de que Newton matematizase las Leyes de
etc etc, y la Sociología consiste, o debería
Kepler. Todavía hoy, doscientos cincuenta
consistir, precisamente en aislar lo que tie-
años más tarde, y casi cien años después de
nen en común, en abstraer esas formas o
la teoría de la relatividad, los principios de
maneras generales de la interacción hu-
la Mecánica Clásica de Newton son el obli-
mana que son, o deberían ser, el verda-
gado comienzo de cualquier curso de Físi-
dero, el distintivo objeto de estudio de la
ca en cualquier facultad del mundo, sea en
Sociología.
Shanghai, Los Ángeles, Santiago de Chile o
Milán. Nada parecido ocurre con la Socio- Consecuentemente, se lanzó entonces
logía, cuya situación multi-paradigmática a un titánico trabajo conceptual, en el que
les parece a muchos ventajosa, haciendo recorría los conocimientos acumulados por
de la necesidad virtud. las ciencias sociales de su época, para in-
tentar abstraer esas “variadas formas que
No, la Sociología, si quiere ser respeta-
se dan con los variados contenidos”. Pero
da como ciencia, no puede ser una mera
la propia índole comparativa, empírica de
yuxtaposición de sociologías particulares.
ese trabajo, constituyó su principal debi-
Nadie duda de que, dada la naturaleza de
lidad, que pronto fue reconocida por sus
su objeto de estudio, siempre serán nece-
críticos, entre los cuales se encontraba el
sarias todas esas sociologías, pero tiene
mismísimo Durkheim, que preguntaba:
que haber un fundamento general teórico
y empírico de las mismas (algo parecido a “Pero, ¿por qué medios se realizará esta
los Principios de la Física), y ese fundamen- abstracción? Si es cierto que todas las aso-
to, por fuerza, ha de buscarse en lo que ciaciones humanas se forman teniendo en
cuenta fines particulares, ¿cómo será po-
venimos llamando la Teoría de la Acción.
sible aislar la asociación en general de los
diversos fines a los que ella sirve, con el pro-
pósito de determinar las leyes?” (Durkheim,
SIMMEL 1908: 321).
El primero en proponer explícitamen- Otros autores, aún reconociendo la ta-
te la distinción entre forma y contenido lla intelectual de Simmel, se quejaron del
como la base obligada para que el estudio estilo farragoso, complicado, a la postre
de las relaciones sociales se convirtiese de improductivo de sus ensayos. Weber siem-
verdad en una ciencia, fue George Simmel pre rompió una lanza a su favor, aprecian-

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do la Sociología de Simmel, cuyos logros un determinado lugar y tiempo, tal estruc-


tenía por encima de los de sus críticos, aún tura.
reconociendo las dificultades de su estilo,
Sin demérito de las aportaciones del
que no eran sino una consecuencia de la
propio Parsons o de la escuela fenome-
misma condición comparativa y empírica
nológica de Berger y Luckman, nos pare-
de su método2.
ce que la obra de George Herbert Mead
A nuestro entender, Simmel, como ocu- (1972) es un camino más directo hacia la
rre a veces en ciencia, planteó la pregunta construcción de esa teoría de la acción que
correcta pero dió la respuesta equivocada. necesitamos. Y ello no sólo por sus logros
Si en vez de buscar la abstracción de las teóricos concretos, sino sobre todo por el
“variadas formas” a partir de su análisis método con el que los alcanza, el “conduc-
comparativo de los “variados contenidos”, tismo social” o interaccionismo simbólico,
se hubiese limitado a plantear simplemen- y que no es sino un esfuerzo por entender
te que la Sociología tenía necesidad de un de que modo la conversación de gestos
razonamiento independiente de todo con- verbales nace al servicio de la acción co-
tenido, se hubiese evitado los trabajos que lectiva en la que tiene lugar, y se convier-
pasó y aún las críticas más duras que reci- te en su pieza clave, pues sólo cuando esa
bió por los mismos. Pues paradójicamente conversación verbal es internalizada por el
tal razonamiento ya existía en la tradición individuo, éste puede prever la reacción
sociológica de su época, y desde enton- que sus propios actos van a causar en los
ces se ha seguido cultivando (con mejor demás, y actuar en consecuencia.
o peor fortuna). ¿Pues acaso la definición Los debates contemporáneos por en-
de “hecho social” en Durkheim no es in- contrar un modelo teórico que integre los
dependiente de todo contenido? ¿Es qué conceptos de acción y estructura, o por
Weber en su concepto de “acción social” elaborar un método capaz de relacionar
hace referencia a alguna situación parti- los niveles de análisis (como se dice aho-
cular? Ambos conceptos, clásicos en So- ra) macro- y micro-sociológicos, más que
ciología, universalmente respetados, ¿no nada nos parecen un síntoma que pone
definen acaso aspectos estructurales en la en evidencia, precisamente, que todavía
manera general de la interacción humana? no hemos sabido encontrar esa teoría de
El uno capta su condición coactiva, el otro la acción, sencilla y operativa, que ha de
su imprescindible momento subjetivo... Si resolverlos. En realidad parece que no ha-
algún día los sociólogos somos capaces de cemos otra cosa que seguir dando vueltas,
definir al completo tal manera o forma ge- poniendo nuevos nombres (eso sí: cada
neral de cooperación humana, si algún día vez más sofisticados y obscuros) a las vie-
somos capaces de elaborar una verdadera jas, consolidadas preocupaciones metodo-
teoría de la forma, con sus corolarios em- lógicas y teóricas de Simmel, Durkheim,
píricos correspondientes, veremos sin duda Weber, y Mead. En lo que se refiere a la
a esas aportaciones de Durkheim y Weber Teoría de la Acción, es como si los sociólo-
ocupar un lugar en ella (aunque sea adap- gos estuviésemos jugando “a las cuatro es-
tadas, reutilizadas, redimensionadas por quinas” con esos cuatro gigantes, porque
tal teoría). cuando logramos ocupar cualquier esqui-
na de la que ellos son dueños, pronto la
Bueno, no estamos diciendo sino aque- intervención de los demás sociólogos y el
llo mismo que Parsons dijo, y es que Dur- tiempo nos hace devolvérsela a su legítimo
kheim y Weber y otros autores europeos dueño3.
estaban buscando lo mismo, definir la es-
tructura de la acción social, sin hacer caso Nuevamente: esa teoría sociológica de
de la finalidad a la que pudiera servir, en validez general que todos buscamos no

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puede ser una mera yuxtaposición o apre- nuestras preguntas, a las preguntas de la
tujamiento de las aportaciones sabidas de Sociología (una vez más la Sociología tiene
los clásicos, sino que ha de venir por en- que recurrir para sus fines a otras ciencias
contrar un procedimiento de ataque ana- humanas).
lítico completamente distinto de lo hasta
Sólo con las aportaciones teóricas de la
ahora ensayado, una mirada sobre la ac-
gramática podremos de verdad entender
ción humana en común radicalmente ori-
con verdadero rigor de qué manera el in-
ginal e insospechada. Esto siempre ha sido
dividuo accede –desde ese momento sub-
así en ciencia. Lo que no quita que, como
jetivo que captó Weber- a la comprensión
prueba de su potencia, uno de sus prime-
del comportamiento normativo. Esta es en
ros efectos será, ya podemos anunciarlo,
realidad la conclusión básica a la que había
la inmediata recolocación natural, sin di-
llegado el conductismo social de Herbert
ficultad, armónica, de aquellas partes de
Mead: que las palabras no sirven, no han
su objeto que ya los clásicos acertaron a
servido nunca para otra cosa que mostrar
señalar. Pues a los clásicos se les da la ra-
al animal humano adulto lo que el grupo
zón, por algo el tiempo los ha convertido
(que protagoniza la acción en común en
en clásicos.
la que está participando) espera de él. Por
eso, en la medida en que se las usa incons-
cientemente, de manera automática, seña-
NECESIDAD DE COMPLETAR LA TEORÍA DE
lan siempre las cosas que el grupo impone
LA ACCIÓN
colectivamente (y no todas las demás)4.
Sí, los sociólogos, hoy como siempre,
Para entender la interacción humana,
necesitamos una Teoría sociológica gene-
necesitamos los sociólogos una explicación
ral, una Sociología General como la que
gramatical de la palabra, necesitamos sa-
cree posible Carlos Moya (1979: 147-161),
ber cómo están hechas las palabras, cómo
“capaz de constituir el horizonte de toda
hacen las palabras para decir las cosas. Más
investigación social empírica; un sistema
de categorías rigurosamente analíticas, adelante haremos una sugerencia sobre
perfectamente comunicables; una axiomá- dónde encontrar esa teoría del lenguaje
tica conceptual con pretensión de validez útil a la Sociología.
universal, de objetividad científica”. 2ª) Pero más allá de ese acabamiento
Y por cierto que no nos llevamos nin- estrictamente teórico que reclamamos a
gún disgusto por las limitaciones que ese la teoría de la acción, también le pedimos
autor establece a la ambiciones de una tal (porque también lo echamos en falta) un
teoría, como que siempre hemos trabaja- enunciado empírico de validez general,
do bajo su comprensiva vigilancia episte- esto es: que esa teoría sea capaz de seña-
mológica. lar algún aspecto de su objeto (la actividad
humana colectiva) que se pueda medir, y
Pero ahora nos toca a nosotros aportar que sea capaz de predecir cual va a ser (en
algo también a la construcción de la mis- cualquier circunstancia) el resultado de esa
ma. Y lo vamos a hacer, primero, señalan- medida.
do aquello que (nos parece) sobre todo se
echa en falta, en dos apartados: Que la teoría defina una determinada
dimensión de la acción social (Moya, 1979:
1º) en lo estrictamente teórico, lo que 157), que deduzca cual va a ser su compor-
más necesitamos es entender de una vez tamiento estadístico, y efectivamente, lo
en qué consiste la intervención de la pa- compruebe.
labra en la construcción de la acción hu-
mana colectiva, tenemos que interrogar a Esto (más que ninguna otra cosa) per-
la teoría del lenguaje para que conteste a mitiría a la Sociología constituirse como

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ciencia positiva, al separar nítidamente su En realidad (por repetir lo ya dicho)


objeto de estudio de aquel que eventual- esta conclusión de la lingüística permite
mente pudieran reclamar las otras ciencias avanzar en la dirección que ya había em-
sociales. prendido la psicología social de Herbert
Mead -a saber: que de la ideación lingüís-
Y como aquí estamos hablando de la
tica (en todos los individuos del grupo) re-
teoría de la acción, tal predicción empírica,
sulta la coacción política (del grupo sobre
para ser coherente con sus fines, tendría
cada uno de ellos). Pero ahora, podrá al-
que servir para cualquier actividad colec-
canzarse desde el otro lado, desde el lado
tiva, con independencia de su particular
de la gramática, con la ventaja que esto
contenido -a la manera de esos principios
supone para el rigor metodológico y em-
generales de la mecánica clásica (por ejem-
pírico del estudio.
plo el de acción y reacción, o el de conser-
vación de la energía, u otros), que se apli- Y respecto a lo 2º), respecto al enuncia-
can luego a las condiciones de los sistemas do de un principio empírico de validez ge-
físicos particulares (siempre y cuando esas neral, por nuestra parte arriesgamos ésta
condiciones cumplan naturalmente con las inquietante predicción: que en cualquier
limitaciones que la propia teoría impone a actividad humana colectiva siempre se
su aplicación). da una coacción política del grupo que la
protagoniza sobre cada uno de los indivi-
Y, segundo, para contribuir a la cons-
duos que lo componen, y que esa coacción
trucción contemporánea de tal teoría de
política se produce siempre con estadística
la acción, vamos a proponer algún reme-
regularidad. Y ello con independencia del
dio o alivio para esos dos males que hemos
particular contenido o finalidad de tal ac-
señalado:
tividad.
Respecto a lo 1º), a la teoría del len-
Pensamos que la constatación, cálculo
guaje que mejor puede ayudarnos a los
y explicación de esta dimensión de la ac-
sociólogos en este trance, creemos sincera-
ción colectiva, allí dónde y cómo quiera se
mente que la teoría gramatical del profe- presente, debería ser la principal tarea de
sor Agustín García Calvo es de hecho otra la Sociología, que obtendría de este modo
de las piezas que necesitamos para orde- un objeto de estudio propio, distintivo, se-
nar nuestro puzzle de la teoría de la ac- parado.
ción. Y ello precisamente porque toda su
concepción del lenguaje es social, pues le Pues
lleva a reconocer que la explicación última “para someter a la ciencia un orden de
de la estructura de la frase no está en ella hechos, no basta con observarlos con cui-
misma, no es puramente gramatical, sino dado, describirlos, clasificarlos; sino que es
que reside fuera de ella, en lo que la frase necesario aún, según las palabras de Descar-
hace (en la interacción humana a la que tes, encontrar el sesgo por donde resultan
científicos, es decir descubrir en ellos algún
sirve)5.
elemento objetivo que implique una deter-
Llamamos particularmente la atención minación exacta, y, si es posible, la medida.”.
hacia su estudio seminal sobre la prohibi- (Durkheim, 1973: 37) (cursivas del autor)
ción de los sintagmas del tipo ‘nos amo’ y Para terminar tenemos que hacer dos
‘me amamos’, pues esos sintagmas se pro- cosas: explicar un poco de donde hemos
híben no por la constitución meramente sacado éste atrevido principio empírico, y,
lingüística del decir (que fácilmente los so- a continuación, contestar lo mejor posible
portaría), sino por la constitución a la vez a las múltiples preguntas que también a
lingüística y política del hacer, que no los nosotros nos sobrevienen a la vista de tan
consiente. problemática propuesta.

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TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL: PROPUESTA DE UN MÉTODO 63

PRINCIPIO EMPÍRICO DE VALIDEZ GENE- aisladas para su estudio, las actividades


RAL que los individuos han de realizar para su
propia interacción: esto es: la forma o pro-
A nuestro modo, también nosotros
cedimiento general de la acción colectiva
recogimos el guante que, hemos visto,
que Simmel buscaba.
Durkheim arrojó a Simmel:
“Pero, ¿por qué medios se realizará esta
Por eso, estudiar esa interacción en
abstracción? Si es cierto que todas las aso- concreto, observar sus diferentes partes o
ciaciones humanas se forman teniendo en aspectos funcionando, permite reconocer
cuenta fines particulares, ¿cómo será po- a esas mismas partes o aspectos en cual-
sible aislar la asociación en general de los quier otra interacción humana, esto es:
diversos fines a los que ella sirve, con el pro- permite la construcción de un método de
pósito de determinar las leyes?” análisis rigurosamente formal, aplicable al
Pero lejos de seguir su trabajoso mé- estudio de cualquier actividad colectiva,
todo comparativo, el azar nos llevó a tro- en cualquier lugar y tiempo6.
pezar con una situación social particular, El principio empírico que proponemos,
una situación que inmediatamente captu- de que la coacción política tiende a la uni-
ró nuestra sociológica imaginación, pues formidad estadística, nos parece el princi-
podía arrojar nueva luz sobre la distinción pal resultado teórico (a efectos prácticos)
entre forma y contenido, pero desde una que se deduce de tal estudio.
vía completamente diferente.
De acuerdo, aceptamos la afirmación
de Durkheim, “es cierto que todas las aso- ALGUNAS PREGUNTAS, ALGUNAS RES-
ciaciones humanas se forman teniendo en PUESTAS
cuenta fines particulares”, pero hay una Antes que nada definir claramente qué
situación que se da en la vida real, en la entendemos por coacción política. El gru-
que, por sus propios fines disciplinarios, po consigue protagonizar una determina-
no se consiente ninguna actividad que no da acción en común si logra que la activi-
sea estrictamente necesaria para su misma dad de cada individuo se convierta en una
realización: Esa situación es la Instrucción parte, en un medio, en un instrumento al
Militar: servicio de la actividad de todos los de-
. . . . . más. Pero para ello el grupo ha de pagar
un precio, ha de comprometerse en otra
. . . . . acción colectiva: la de señalar y castigar a
. . . . . x cualquier individuo cuyo comportamiento
se aparte de tal expectativa.
. . . . .
El castigo colectivo del delito indivi-
. . . . . dual es el expediente universal del que nos
Además, en su estudio, nos vemos obli- valemos los humanos para lograr actuar
gados a reconocer que las relaciones entre en común, y en esa actuación separarnos
las actividades (lingüísticas y políticas) de como tal grupo. Lo que en cada acción co-
los individuos que ahí se dan, en esa ac- lectiva se define como delito y se impone
ción colectiva en particular, son también como castigo variará de acuerdo con la
las únicas que son necesarias y suficientes finalidad que le es propia, va en función
para hacer posible cualquier otra actividad del contenido de esa acción, que puede
en común. Luego la Instrucción Militar es ser cualquiera, pero no hay posible coordi-
como si fuera un caso de laboratorio: en nación interhumana sin aplicación de esa
ella sólo aparecen, convenientemente forma general.

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Trátese del expediente abierto a un de los partidos que se juegan en las 4 ligas
funcionario prevaricador, del cura que le nacionales. La expulsión del mercado labo-
niega la comunión a la madre soltera, del ral (el delito es que el precio de la compra
jugador abucheado cada vez que toca el de fuerza de trabajo es inferior al precio
balón, de una ejecución televisada en Chi- de venta del producto de su aplicación)
na o en Texas, etc etc. Aplíquese el castigo presenta regularidad estadística no en una
por reprobación general o por un cuadro empresa en particular, sino en el conjunto
de individuos que actúa de oficio (como de las que componen el mercado nacional.
le gustaba distinguir a Weber, 1964); sea Las sanciones que impone el Código Mi-
la pena daño social directo o mera resti- litar a los soldados durante la Instrucción
tución (como razonaba Durkheim, 1973); presentan regularidad estadística no en un
es igual: siempre encontraremos a la socie- particular pelotón, sino en el conjunto de
dad humana ejerciendo violencia simbó- todos los de reemplazo que la practican en
lica y política, cuando no física, contra el el ejército, etc etc.
individuo que la incomoda.
Dependiendo del contenido esa coac-
Es inútil insistir en esto, pues todos sa- ción política puede presentar una regula-
bemos por propia experiencia como se las ridad estadística cíclica o puede presentar
gasta el grupo humano. Pero más inquie- una regularidad estadística progresiva. La
tante resulta esto otro que antes apuntá- regularidad en la aplicación de la prohibi-
bamos: que esa coacción política, que por ción del incesto en los sistema de parentes-
fuerza acompaña siempre a toda acción co, era cíclica, tradicional, igual a sí misma
colectiva, se produce con estadística regu- generación tras generación. La regulari-
laridad. dad en la aplicación de la compraventa de
fuerza de trabajo en el capitalismo, es pro-
La coacción política acompaña a toda
gresiva, moderna, aún exponencial. Son
interacción humana, pero alcanza regula-
dos maneras de alcanzar regularidad de
ridad estadística tan sólo en el conjunto
distintas características estadísticas.
de las acciones en común que son encar-
naciones individuales de un determinado Pero los hechos sociales no aparecen
hecho social (todo esto en el sentido de de repente en la vida social, como un rayo
Durkheim, 1978). en un cielo azul, sino que se consolidan
después de un proceso de imposición (des-
Por lo demás, éstas son las que más im- de una posición inicial de ausencia) en el
portan a la Sociología como tal. Por ejem- tiempo histórico. Y como todo hecho so-
plo, la herencia mejorada al primogénito cial se ve fatalmente acompañado de la
varón (el delito era nacer mujer o segun- coacción política que le es propia, la ob-
dón, el castigo su exclusión de la línea he- servación del comportamiento estadísti-
reditaria) presentaba regularidad estadís- co de la misma nos ofrece un testimonio
tica no en una familia en particular, sino objetivo, directo, del grado de institucio-
en el conjunto de todas las que componían nalización alcanzado por ese hecho social.
la parroquia campesina. En la medida en En efecto, es en la experiencia histórica de
que quepa interpretar los accidentes de imposición de las prácticas colectivas que
tráfico como infracciones al Código de la constituyen tal hecho social, donde se van
Circulación, estos se presentan con regu- decantando los delitos que más frecuente-
laridad estadística no en un determinado mente se cometen en ellas, y los castigos
tramo de las carreteras sino en el conjun- más convenientes para su represión (más
to de la red nacional. Las sanciones que convenientes para el logro por esas prac-
semanalmente impone la Federación de ticas de sus fines). Pero sólo en la medida
Fútbol presentan regularidad no en un de- en que la relación delito/pena de un de-
terminado encuentro sino en el conjunto terminado hecho social va alcanzando es-

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TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL: PROPUESTA DE UN MÉTODO 65

tadísticamente regularidad matemática en Delitos Penas


su aplicación (en el conjunto de todas las
----- -----
encarnaciones individuales que lo consti-
tuyen), puede hablarse de verdad de que ----- -----
tal hecho se halla como tal hecho social
----- -----
consolidado7.
----- -----
Por otro lado, ya Durkheim explicaba
que tal proporcionalidad entre delitos y ----- -----
penas se establece, por decirlo así, auto-
máticamente, sin apenas necesidad de cál- Este es el origen de los códigos penal
culo, pues la pena no es sino una reacción y civil, de las normativas y reglamentos de
espontánea de la conciencia colectiva ante toda especie, y en particular, de la posibi-
el delito que la ofende: lidad misma de existencia de las organiza-
ciones burocráticas, que por ellos precisa-
“Por otra parte, comprendemos que la mente se caracterizan. Para los sociólogos
reacción penal no sea uniforme en todos las leyes no son, no pueden ser sino, ele-
los casos, dado que las emociones que la
vación a precepto jurídico de lo que no es
determinan no son siempre las mismas. Son,
efectivamente, más o menos vivas según la sino mera estadística. En caso contrario na-
vivacidad del sentimiento herido y también cen muertas (Cfr. Allones, 1999b).
según la gravedad de la ofensa sufrida. Un
El proceso que estamos describiendo
estado fuerte reacciona más que un estado
débil, y dos estados de igual intensidad re-
(a saber: la forma general de imposición
accionan desigualmente según sean más o en el tiempo histórico de un hecho social
menos violentamente contradichos. Esas cualquiera sobre su ausencia, y la concomi-
variaciones necesariamente se producen y, tante ganancia de regularidad estadística
por otra parte, son útiles, pues es deseable en la aplicación de la coacción política que
que el llamado a las fuerzas esté en relación le es propia, al punto de poder escribirse
con la importancia del peligro: demasiado como Ley o reglamento) no se ve entur-
débil sería insuficiente: demasiado violen-
biado por la reflexión que sobre el mismo
to, una pérdida inútil. Dado que la grave-
dad del acto criminal varía en función de
hagan quienes lo protagonizan, sino que
los mismos factores, la proporcionalidad al contrario es esta reflexión, en cuanto
que observamos en todas partes entre el que colectiva, lo que le permite avanzar
crimen y el castigo se establece, entonces, en esa regularización (que es la que le
con una espontaneidad mecánica, sin que permite imponerse). Esto, que es un fenó-
sea necesario hacer cómputos sabios para meno común a cualesquiera actividades
calcularla. Lo que determina la graduación colectivas en cuanto que manifestaciones
de los crímenes es lo mismo que determina
de los hechos sociales, se ve de plano en las
la de las penas; las dos escalas no pueden,
por lo tanto, dejar de corresponderse, y esa
burocracias, donde los grupos informales
correspondencia, por ser necesaria, no deja centran sus luchas por el poder en la impo-
al mismo tiempo de ser útil.” (Durkheim, sición de las ‘reformas’ reglamentarias que
1973: 90) les favorecen8.

Depende entonces solamente del con- Podría el locutor del telediario el vier-
tenido de tales hechos sociales el que se nes por la noche anunciar el pronóstico
necesite o no poner por escrito esa rela- de la DGT sobre el número de accidentes
ción históricamente consolidada entre ta- y muertos que va a ver el próximo fin de
les delitos y tales penas: semana. La población alarmada podría

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66 CARLOS ALLONES PÉREZ

permanecer en sus casas o hacer caso omi- del grupo contra el individuo (Durkheim,
so de tan siniestro vaticinio. Sólo estamos 1978), al punto de formular matemática-
diciendo, que haga lo que haga, en cuanto mente el comportamiento estadístico de
que tal anuncio se convirtiera en costum- tal coacción. Pero no basta: pues ese he-
bre (como el cupón de la ONCE), el even- cho exterior, así matemáticamente defini-
tual descenso del número de accidentes do, es para nosotros los sociólogos tan sólo
de tráfico presentaría regularidad estadís- un medio para acceder al hecho interno,
tica (aunque difícilmente podría llegar a a la comprensión de la conciencia colecti-
cero)9. va (que por él se expresa). Y a su vez, sólo
comprendiendo las conexiones de sentido
Mas problemática es sin duda la com-
(Weber, 1964) más comunes en la interac-
prensión de lo que ocurre cuando dos ac-
ción que estudiamos, podremos concebir
ciones colectivas antitéticas se disputan
los elementos analíticos que permiten
la imposición de su respectivo comporta-
avanzar en los sucesivos afinamientos y
miento normativo a los mismo actores. El
perfeccionamientos de aquella fórmula
caso se aparta desde luego de lo que ve-
contable. Que desmintiendo o ratificando
nimos analizando: el endógeno desarrollo
sus propias predicciones estadísticas, nos
en el tiempo histórico de un hecho social
garantiza la penetración en los sentidos
(y de la relación delito/pena que le es pro-
constitutivos de la común conciencia... Y
pia) que logra en efecto imponerse y con-
así sucesivamente...
solidarse. Pues ahora se trata de saber qué
pasa cuando dos coacciones políticas de Repetimos: no queremos ya otra So-
contenido conflictivo, una de ellas consoli- ciología que ésta: aquella que hecha las
dada y la otra emergente, se aplican reite- cuentas de los hechos físicos de la coacción
radamente a una misma población que les política, y comprende los estados fuertes y
está sometida. Parece lógico esperar que definidos de la ideación lingüística que la
la aplicación de la coacción emergente su- hacen posible y regular.
bordine instrumentalmente la aplicación
En esa Sociología, las leyes estadísti-
de aquella en decadencia, que se volverá
cas de la relación delito/pena tendrían un
errática, perdiendo la nitidez estadística
carácter matemáticamente definido, ob-
que había logrado consolidar. Pero por su
jetivamente contrastable en sus propios
propia índole sobre este problema no ca-
términos, y no meramente empírico, como
ben afirmaciones de carácter tan general.
suelen ser las aplicaciones estadísticas al
En nuestro libro (Allones Pérez, 1999a), uso, incapaces de trascender su hechura
antes citado, se describe la investigación subjetiva.
que estamos intentando realizar, para ver
Este es el reto, el reto que reclaman los
de conseguir una fórmula matemática
tiempos, y no importa fracasar en el em-
capaz de medir qué pasa con la prohibi-
peño.
ción patriarcal del incesto (en la crianza) a
medida que se impone la compraventa de
fuerza de trabajo (en la producción) –ca-
NOTAS
paz de medir eso, no ya en una población
determinada, ¡sino en cualquiera! Y las 1. “When you cannot measure your
dificultades de todo tipo que nos estamos knowledge is meagre and unsatisfactory”
encontrando... (LORD KELVIN)
2. Véase SIMMEL (1965), particularmente pp
Porque de eso, al fin y al cabo, se trata. 9-37.
A estas alturas no buscamos ya otra Sociolo- Para su comentario crítico: WEBER (1921),
gía que aquella que, en el estudio de cual- ABEL (1959), NISBET (1959) y VV.AA. (2000)
quier actividad colectiva, mide la coacción Por otro lado, el profesor J. L. PINTOS (USC)
y el profesor J. CABRERA (USC) me han llama-

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TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL: PROPUESTA DE UN MÉTODO 67

do separadamente la atención sobre la conve- Para el análisis sociológico de la Instrucción


niencia de hacer explícito aquí que el concepto Militar, puede verse el artículo Forma y Conteni-
que nos ocupa es el de ‘Forma’ tal y como fue do en la página web: WEB.USC.ES/~CARLONES;
construido por Simmel, para evitar así toda po- o, más extensamente, en ALLONES PÉREZ
sible mezcla o confusión con los conceptos de (1999a: 1-56), donde además se hace una apli-
‘Forma’ que han construido (para otros fines) cación en concreto del método al estudio de las
otros sociólogos, como por ejemplo: LUHMANN dos instituciones centrales en Occidente.
(1998), PARETO (1987) 7. “La institución de la ‘Football Associa-
3. Debo ésta imagen del juego de “las cua- tion’ se celebró el 26 de Octubre de 1863 en
tro esquinas” al profesor LUIS ARRIBAS (USC) Freemason’s Tavern, de Londres, y ahí ya se
4. A través de la metodología de imagina- prohibía tocar el balón con las manos, coger
rios sociales el profesor J. L. PINTOS (1995) in- a un jugador y empujarle con manos o brazos,
vestiga esa función social de la palabra: “Si hay y darle puntapiés. En 1866 se modificó el off-
una analogía que nos pueda ayudar a entender side en la forma que subsiste, se unieron los dos
el concepto expresado sería la de los lentes o postes verticales que formaban la portería con
anteojos. Los imaginarios tendrían una función una cuerda, y se abandonó el fair-catch (cogida
semejante, ya que nos permiten percibir a con- del balón, de bolea). En 1871 se autorizó que el
dición de que ellos –como los lentes- no sean portero se sirviera de las manos. En 1873 se au-
percibidos en la realización del acto de visión.” torizó el corner-kick. Dos años después la cuerda
(p. 103) de unión de los postes verticales fue substituida
5. (Cfr. GARCÍA CALVO, 1974). Más extensa- por otro poste. En 1891 se estableció el penalti
mente: GARCÍA CALVO (1979), y 2 volúmenes kick: el punto llamado de penalti se fijó defini-
más. tivamente a 10’06 metros de una línea virtual
6. En la Instrucción Militar la actividad cor- perpendicular a la de puerta y desde el punto
poral de cada uno de los soldados se haya por equidistante de los dos postes verticales...”
completo entrelazada con la actividad corporal DICCIONARIO ESPASA-CALPE (voz: Fútbol)
de todos los demás. Ese entrelazamiento es lo 8. Algunos sociólogos han estudiado las si-
que en ella se va ejercitando, permitiéndonos tuaciones de equilibrio de poder como genera-
ver cómo se logra su perfeccionamiento, pero doras de impredicibilidad en el comportamien-
no sólo el de ese entrelazamiento, sino el de to colectivo, y como en el diseño de los deportes
cualquier otro, con independencia de su parti- se busca y logra fomentar tal equilibrio en aras
cular contenido. precisamente de la emoción y espectacularidad
Porque en el resto de las acciones en común de la lucha que por su finalidad les es propia.
existe también entrelazamiento de actividades Pero eso no quita de que, muy al contrario, en
corporales individuales (en eso consisten), pero los hechos sociales que son fundacionales de
nunca es tan completo como en la Instrucción, toda sociedad humana (por su contenido: de
siempre consiente un margen de libertad al in- producción, de crianza, o administrativo) las car-
dividuo: la tiene, por ejemplo, el soldado en el tas están marcadas, la desigualdad está garan-
cuartel el resto del día; el músico en la orquesta tizada: el nacimiento privilegiaba a los varones
para acomodarse en su silla; el futbolista en el adultos sobre las mujeres y los varones jóvenes
terreno de juego, para improvisar sus jugadas; en el Parentesco; en el Capitalismo, los com-
el conductor del coche para hablar con los de- pradores de la fuerza de trabajo ajena siempre
más viajeros; el funcionario en la oficina para salen ganando sobre los vendedores de la pro-
telefonear a su hija; etc etc pia; y los funcionarios conservan su poder gra-
Por eso mismo, nuestro método de análisis cias precisamente a la replicación de esas des-
sociológico, madurado en el estudio de la Ins- igualdades). Luego esos hechos sociales logran
trucción, cuando se aplica a estudiar una activi- comportamientos colectivos muy predecibles a
dad colectiva en particular, no se preocupa de lo largo del tiempo histórico, y son los que por
las libertades que en ella se conceden, sino que su centralidad más inmediatamente deberían
ciñe su validez tan sólo al estudio de las activi- preocupar a cualquier sociología general. (cfr.
dades corporales de los individuos en la medida ALLONES PÉREZ, 1999a)
en que están entrelazadas entre sí, en lo que 9. Los sociólogos suelen hacer queja del
tienen de recíprocamente referidas (Weber). carácter impredecible del comportamiento co-
Pero esas actividades, así delimitadas, son lectivo, en cuanto que los humanos son seres
precisamente las únicas que interesan al soció- lingüísticos, y por ello capaces de cambiar colec-
logo cuando estudia esa actividad en concreto. tivamente el contenido de su interacción. Cierto:

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68 CARLOS ALLONES PÉREZ

el contenido puede ser cualquiera, y cualquier DURKHEIM, Émile (1978): Las reglas del
descripción sociológica del mismo será tan váli- método sociológico. Akal, Madrid.
da como lo sea su perduración histórica. Pero lo GARCÍA CALVO, Agustín (1974): “La pro-
que aquí estamos argumentando no tiene que
hibición de los sintagmas del tipo ‘nos
ver con el contenido, sino con la forma general
de imposición sobre su ausencia de cualquier
amo’ y ‘me amamos’”.- en Revista Es-
práctica colectiva, y ésta forma general se im- pañola de Lingüística, IV, Madrid, pp
puso (y se impone) en nuestra filogénesis no a 327-346.
pesar del lenguaje, sino gracias a el. Como in- GARCÍA CALVO, Agustín (1979): Del Len-
tuyó Levy-Strauss, nuestra especie, a través de guaje I. Lucina, Madrid.
la invención colectiva del lenguaje, consigue re- LEVY-STRAUSS, Claude (1993): Las estruc-
establecer en cierto modo (a un nuevo nivel) el turas elementales del parentesco. Pla-
comportamiento regulado que el instinto había
neta-Agostini, Barcelona.
perdido en los grandes monos. El lenguaje es
una creación del instinto, pues el primate que
LUHMANN, Niklas (1998): Complejidad y
lo inventa para hacerse colectivo crea un nue- modernidad (de la unidad a la diferen-
vo nicho biológico que le permite imponerse cia). (Edición, traducción e introducción
como tal especie. (Cfr. LEVY-STRAUSS, 1993, pp de BERIAIN, Josetxo y GARCÍA BLANCO,
35-39). José María), Trotta, Madrid.
¡Ea! ¡Que los sociólogos se sacudan de una MEAD, George Herbert (1972): Espíritu,
vez su complejo de inferioridad ante las ciencias persona y sociedad. Paidós, Buenos Ai-
cuyo objeto es a-lingüístico (la Física, la Zoolo-
res.
gía), pues es la condición lingüística del animal
humano la que precisamente hace predecible su
MOYA, Carlos (1979): “Sobre la posibilidad
objeto de estudio, el comportamiento colectivo, real de una teoría sociológica gene-
y lo que nos permite hacer ciencia del mismo!. ral”.- en Sociólogos y Sociología. Siglo
La Sociología ha de ser ciencia en su especifi- XXI, Madrid, pp 147-161.
cidad (Weber), pero en su especificidad puede NISBET, Robert (1959): “Comment to Abel’s
serlo. reappraisal on Simmel”, en RAY (1991:
20-21).
PARETO, Vilfredo (1987): Escritos Socioló-
BIBLIOGRAFÍA gicos. Alianza Universidad, Madrid.
ABEL, Teodore (1959): “The contribution PINTOS, Juan Luís (1995): “Orden Social e
of George Simmel: a reappraisal”, en imaginarios sociales (Una propuesta de
RAY (1991: 14-20). investigación)” .- en PAPERS, Barcelo-
ALLONES PÉREZ, Carlos (1996): “Forma y na, núm. 45, pp. 101-127.
Contenido”.- en web.usc.es/~carlones RAY, Larry (1991): Formal Sociology (The
ALLONES PÉREZ, Carlos (1999a): Familia y Sociology of George Simmel). Edward
Capitalismo. Universidad de Santiago Elgar, England.
de Compostela. SIMMEL, George (1965): Sociología. Estu-
ALLONES PÉREZ, Carlos (1999b): “Burocra- dio sobre las formas de socialización.
cia: el mito y su crónica”.- en Revista Revista de Occidente, Madrid.
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BOURDIEU, Pierre (1976): El oficio de so- dicado a Simmel).
ciólogo. Siglo XXI, Madrid. WEBER, Max (1921): “George Simmel as a
DURKHEIM, Émile (1908): “La sociologie et Sociologist”, en RAY (1991: 77-86).
son domaine scientifique”, en BOUR- WEBER, Max (1964): Economía y sociedad.
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