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puede ser una mera yuxtaposición o apre- nuestras preguntas, a las preguntas de la
tujamiento de las aportaciones sabidas de Sociología (una vez más la Sociología tiene
los clásicos, sino que ha de venir por en- que recurrir para sus fines a otras ciencias
contrar un procedimiento de ataque ana- humanas).
lítico completamente distinto de lo hasta
Sólo con las aportaciones teóricas de la
ahora ensayado, una mirada sobre la ac-
gramática podremos de verdad entender
ción humana en común radicalmente ori-
con verdadero rigor de qué manera el in-
ginal e insospechada. Esto siempre ha sido
dividuo accede –desde ese momento sub-
así en ciencia. Lo que no quita que, como
jetivo que captó Weber- a la comprensión
prueba de su potencia, uno de sus prime-
del comportamiento normativo. Esta es en
ros efectos será, ya podemos anunciarlo,
realidad la conclusión básica a la que había
la inmediata recolocación natural, sin di-
llegado el conductismo social de Herbert
ficultad, armónica, de aquellas partes de
Mead: que las palabras no sirven, no han
su objeto que ya los clásicos acertaron a
servido nunca para otra cosa que mostrar
señalar. Pues a los clásicos se les da la ra-
al animal humano adulto lo que el grupo
zón, por algo el tiempo los ha convertido
(que protagoniza la acción en común en
en clásicos.
la que está participando) espera de él. Por
eso, en la medida en que se las usa incons-
cientemente, de manera automática, seña-
NECESIDAD DE COMPLETAR LA TEORÍA DE
lan siempre las cosas que el grupo impone
LA ACCIÓN
colectivamente (y no todas las demás)4.
Sí, los sociólogos, hoy como siempre,
Para entender la interacción humana,
necesitamos una Teoría sociológica gene-
necesitamos los sociólogos una explicación
ral, una Sociología General como la que
gramatical de la palabra, necesitamos sa-
cree posible Carlos Moya (1979: 147-161),
ber cómo están hechas las palabras, cómo
“capaz de constituir el horizonte de toda
hacen las palabras para decir las cosas. Más
investigación social empírica; un sistema
de categorías rigurosamente analíticas, adelante haremos una sugerencia sobre
perfectamente comunicables; una axiomá- dónde encontrar esa teoría del lenguaje
tica conceptual con pretensión de validez útil a la Sociología.
universal, de objetividad científica”. 2ª) Pero más allá de ese acabamiento
Y por cierto que no nos llevamos nin- estrictamente teórico que reclamamos a
gún disgusto por las limitaciones que ese la teoría de la acción, también le pedimos
autor establece a la ambiciones de una tal (porque también lo echamos en falta) un
teoría, como que siempre hemos trabaja- enunciado empírico de validez general,
do bajo su comprensiva vigilancia episte- esto es: que esa teoría sea capaz de seña-
mológica. lar algún aspecto de su objeto (la actividad
humana colectiva) que se pueda medir, y
Pero ahora nos toca a nosotros aportar que sea capaz de predecir cual va a ser (en
algo también a la construcción de la mis- cualquier circunstancia) el resultado de esa
ma. Y lo vamos a hacer, primero, señalan- medida.
do aquello que (nos parece) sobre todo se
echa en falta, en dos apartados: Que la teoría defina una determinada
dimensión de la acción social (Moya, 1979:
1º) en lo estrictamente teórico, lo que 157), que deduzca cual va a ser su compor-
más necesitamos es entender de una vez tamiento estadístico, y efectivamente, lo
en qué consiste la intervención de la pa- compruebe.
labra en la construcción de la acción hu-
mana colectiva, tenemos que interrogar a Esto (más que ninguna otra cosa) per-
la teoría del lenguaje para que conteste a mitiría a la Sociología constituirse como
Trátese del expediente abierto a un de los partidos que se juegan en las 4 ligas
funcionario prevaricador, del cura que le nacionales. La expulsión del mercado labo-
niega la comunión a la madre soltera, del ral (el delito es que el precio de la compra
jugador abucheado cada vez que toca el de fuerza de trabajo es inferior al precio
balón, de una ejecución televisada en Chi- de venta del producto de su aplicación)
na o en Texas, etc etc. Aplíquese el castigo presenta regularidad estadística no en una
por reprobación general o por un cuadro empresa en particular, sino en el conjunto
de individuos que actúa de oficio (como de las que componen el mercado nacional.
le gustaba distinguir a Weber, 1964); sea Las sanciones que impone el Código Mi-
la pena daño social directo o mera resti- litar a los soldados durante la Instrucción
tución (como razonaba Durkheim, 1973); presentan regularidad estadística no en un
es igual: siempre encontraremos a la socie- particular pelotón, sino en el conjunto de
dad humana ejerciendo violencia simbó- todos los de reemplazo que la practican en
lica y política, cuando no física, contra el el ejército, etc etc.
individuo que la incomoda.
Dependiendo del contenido esa coac-
Es inútil insistir en esto, pues todos sa- ción política puede presentar una regula-
bemos por propia experiencia como se las ridad estadística cíclica o puede presentar
gasta el grupo humano. Pero más inquie- una regularidad estadística progresiva. La
tante resulta esto otro que antes apuntá- regularidad en la aplicación de la prohibi-
bamos: que esa coacción política, que por ción del incesto en los sistema de parentes-
fuerza acompaña siempre a toda acción co, era cíclica, tradicional, igual a sí misma
colectiva, se produce con estadística regu- generación tras generación. La regulari-
laridad. dad en la aplicación de la compraventa de
fuerza de trabajo en el capitalismo, es pro-
La coacción política acompaña a toda
gresiva, moderna, aún exponencial. Son
interacción humana, pero alcanza regula-
dos maneras de alcanzar regularidad de
ridad estadística tan sólo en el conjunto
distintas características estadísticas.
de las acciones en común que son encar-
naciones individuales de un determinado Pero los hechos sociales no aparecen
hecho social (todo esto en el sentido de de repente en la vida social, como un rayo
Durkheim, 1978). en un cielo azul, sino que se consolidan
después de un proceso de imposición (des-
Por lo demás, éstas son las que más im- de una posición inicial de ausencia) en el
portan a la Sociología como tal. Por ejem- tiempo histórico. Y como todo hecho so-
plo, la herencia mejorada al primogénito cial se ve fatalmente acompañado de la
varón (el delito era nacer mujer o segun- coacción política que le es propia, la ob-
dón, el castigo su exclusión de la línea he- servación del comportamiento estadísti-
reditaria) presentaba regularidad estadís- co de la misma nos ofrece un testimonio
tica no en una familia en particular, sino objetivo, directo, del grado de institucio-
en el conjunto de todas las que componían nalización alcanzado por ese hecho social.
la parroquia campesina. En la medida en En efecto, es en la experiencia histórica de
que quepa interpretar los accidentes de imposición de las prácticas colectivas que
tráfico como infracciones al Código de la constituyen tal hecho social, donde se van
Circulación, estos se presentan con regu- decantando los delitos que más frecuente-
laridad estadística no en un determinado mente se cometen en ellas, y los castigos
tramo de las carreteras sino en el conjun- más convenientes para su represión (más
to de la red nacional. Las sanciones que convenientes para el logro por esas prac-
semanalmente impone la Federación de ticas de sus fines). Pero sólo en la medida
Fútbol presentan regularidad no en un de- en que la relación delito/pena de un de-
terminado encuentro sino en el conjunto terminado hecho social va alcanzando es-
Depende entonces solamente del con- Podría el locutor del telediario el vier-
tenido de tales hechos sociales el que se nes por la noche anunciar el pronóstico
necesite o no poner por escrito esa rela- de la DGT sobre el número de accidentes
ción históricamente consolidada entre ta- y muertos que va a ver el próximo fin de
les delitos y tales penas: semana. La población alarmada podría
permanecer en sus casas o hacer caso omi- del grupo contra el individuo (Durkheim,
so de tan siniestro vaticinio. Sólo estamos 1978), al punto de formular matemática-
diciendo, que haga lo que haga, en cuanto mente el comportamiento estadístico de
que tal anuncio se convirtiera en costum- tal coacción. Pero no basta: pues ese he-
bre (como el cupón de la ONCE), el even- cho exterior, así matemáticamente defini-
tual descenso del número de accidentes do, es para nosotros los sociólogos tan sólo
de tráfico presentaría regularidad estadís- un medio para acceder al hecho interno,
tica (aunque difícilmente podría llegar a a la comprensión de la conciencia colecti-
cero)9. va (que por él se expresa). Y a su vez, sólo
comprendiendo las conexiones de sentido
Mas problemática es sin duda la com-
(Weber, 1964) más comunes en la interac-
prensión de lo que ocurre cuando dos ac-
ción que estudiamos, podremos concebir
ciones colectivas antitéticas se disputan
los elementos analíticos que permiten
la imposición de su respectivo comporta-
avanzar en los sucesivos afinamientos y
miento normativo a los mismo actores. El
perfeccionamientos de aquella fórmula
caso se aparta desde luego de lo que ve-
contable. Que desmintiendo o ratificando
nimos analizando: el endógeno desarrollo
sus propias predicciones estadísticas, nos
en el tiempo histórico de un hecho social
garantiza la penetración en los sentidos
(y de la relación delito/pena que le es pro-
constitutivos de la común conciencia... Y
pia) que logra en efecto imponerse y con-
así sucesivamente...
solidarse. Pues ahora se trata de saber qué
pasa cuando dos coacciones políticas de Repetimos: no queremos ya otra So-
contenido conflictivo, una de ellas consoli- ciología que ésta: aquella que hecha las
dada y la otra emergente, se aplican reite- cuentas de los hechos físicos de la coacción
radamente a una misma población que les política, y comprende los estados fuertes y
está sometida. Parece lógico esperar que definidos de la ideación lingüística que la
la aplicación de la coacción emergente su- hacen posible y regular.
bordine instrumentalmente la aplicación
En esa Sociología, las leyes estadísti-
de aquella en decadencia, que se volverá
cas de la relación delito/pena tendrían un
errática, perdiendo la nitidez estadística
carácter matemáticamente definido, ob-
que había logrado consolidar. Pero por su
jetivamente contrastable en sus propios
propia índole sobre este problema no ca-
términos, y no meramente empírico, como
ben afirmaciones de carácter tan general.
suelen ser las aplicaciones estadísticas al
En nuestro libro (Allones Pérez, 1999a), uso, incapaces de trascender su hechura
antes citado, se describe la investigación subjetiva.
que estamos intentando realizar, para ver
Este es el reto, el reto que reclaman los
de conseguir una fórmula matemática
tiempos, y no importa fracasar en el em-
capaz de medir qué pasa con la prohibi-
peño.
ción patriarcal del incesto (en la crianza) a
medida que se impone la compraventa de
fuerza de trabajo (en la producción) –ca-
NOTAS
paz de medir eso, no ya en una población
determinada, ¡sino en cualquiera! Y las 1. “When you cannot measure your
dificultades de todo tipo que nos estamos knowledge is meagre and unsatisfactory”
encontrando... (LORD KELVIN)
2. Véase SIMMEL (1965), particularmente pp
Porque de eso, al fin y al cabo, se trata. 9-37.
A estas alturas no buscamos ya otra Sociolo- Para su comentario crítico: WEBER (1921),
gía que aquella que, en el estudio de cual- ABEL (1959), NISBET (1959) y VV.AA. (2000)
quier actividad colectiva, mide la coacción Por otro lado, el profesor J. L. PINTOS (USC)
y el profesor J. CABRERA (USC) me han llama-
el contenido puede ser cualquiera, y cualquier DURKHEIM, Émile (1978): Las reglas del
descripción sociológica del mismo será tan váli- método sociológico. Akal, Madrid.
da como lo sea su perduración histórica. Pero lo GARCÍA CALVO, Agustín (1974): “La pro-
que aquí estamos argumentando no tiene que
hibición de los sintagmas del tipo ‘nos
ver con el contenido, sino con la forma general
de imposición sobre su ausencia de cualquier
amo’ y ‘me amamos’”.- en Revista Es-
práctica colectiva, y ésta forma general se im- pañola de Lingüística, IV, Madrid, pp
puso (y se impone) en nuestra filogénesis no a 327-346.
pesar del lenguaje, sino gracias a el. Como in- GARCÍA CALVO, Agustín (1979): Del Len-
tuyó Levy-Strauss, nuestra especie, a través de guaje I. Lucina, Madrid.
la invención colectiva del lenguaje, consigue re- LEVY-STRAUSS, Claude (1993): Las estruc-
establecer en cierto modo (a un nuevo nivel) el turas elementales del parentesco. Pla-
comportamiento regulado que el instinto había
neta-Agostini, Barcelona.
perdido en los grandes monos. El lenguaje es
una creación del instinto, pues el primate que
LUHMANN, Niklas (1998): Complejidad y
lo inventa para hacerse colectivo crea un nue- modernidad (de la unidad a la diferen-
vo nicho biológico que le permite imponerse cia). (Edición, traducción e introducción
como tal especie. (Cfr. LEVY-STRAUSS, 1993, pp de BERIAIN, Josetxo y GARCÍA BLANCO,
35-39). José María), Trotta, Madrid.
¡Ea! ¡Que los sociólogos se sacudan de una MEAD, George Herbert (1972): Espíritu,
vez su complejo de inferioridad ante las ciencias persona y sociedad. Paidós, Buenos Ai-
cuyo objeto es a-lingüístico (la Física, la Zoolo-
res.
gía), pues es la condición lingüística del animal
humano la que precisamente hace predecible su
MOYA, Carlos (1979): “Sobre la posibilidad
objeto de estudio, el comportamiento colectivo, real de una teoría sociológica gene-
y lo que nos permite hacer ciencia del mismo!. ral”.- en Sociólogos y Sociología. Siglo
La Sociología ha de ser ciencia en su especifi- XXI, Madrid, pp 147-161.
cidad (Weber), pero en su especificidad puede NISBET, Robert (1959): “Comment to Abel’s
serlo. reappraisal on Simmel”, en RAY (1991:
20-21).
PARETO, Vilfredo (1987): Escritos Socioló-
BIBLIOGRAFÍA gicos. Alianza Universidad, Madrid.
ABEL, Teodore (1959): “The contribution PINTOS, Juan Luís (1995): “Orden Social e
of George Simmel: a reappraisal”, en imaginarios sociales (Una propuesta de
RAY (1991: 14-20). investigación)” .- en PAPERS, Barcelo-
ALLONES PÉREZ, Carlos (1996): “Forma y na, núm. 45, pp. 101-127.
Contenido”.- en web.usc.es/~carlones RAY, Larry (1991): Formal Sociology (The
ALLONES PÉREZ, Carlos (1999a): Familia y Sociology of George Simmel). Edward
Capitalismo. Universidad de Santiago Elgar, England.
de Compostela. SIMMEL, George (1965): Sociología. Estu-
ALLONES PÉREZ, Carlos (1999b): “Burocra- dio sobre las formas de socialización.
cia: el mito y su crónica”.- en Revista Revista de Occidente, Madrid.
Latinoamericana de Estudios Avanza- VV.AA. (2000): revista PAPERS, Barcelona,
dos, Caracas, núm. 8, pp 155-165 núm 62 (monográfico de la revista de-
BOURDIEU, Pierre (1976): El oficio de so- dicado a Simmel).
ciólogo. Siglo XXI, Madrid. WEBER, Max (1921): “George Simmel as a
DURKHEIM, Émile (1908): “La sociologie et Sociologist”, en RAY (1991: 77-86).
son domaine scientifique”, en BOUR- WEBER, Max (1964): Economía y sociedad.
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DURKHEIM, Émile (1973): La división del
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