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TEMA 11.

CONOCIMIENTO Y LENGUAJE: EL
PROBLEMA DE LOS CONCEPTOS
UNIVERSALES

1. LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

* La teoría del conocimiento o gnoseología (


conocimiento y tratado) es la rama de la filosofía que
estudia el conocimiento y sus condiciones de posibilidad.

* La teoría del conocimiento está en estrecha relación con la


epistemología ( ciencia y tratado), que es la
disciplina filosófica que estudia los principios, hipótesis y
resultados de las diversas ciencias, y está destinada a
determinar su origen lógico, su valor y su alcance objetivo.

* Como señala Ferrater Mora, casi todos los filósofos han


tratado los problemas del conocimiento pero la importancia
que ha adquirido la teoría del conocimiento como “disciplina
filosófica” es un asunto relativamente reciente.

* Los griegos trataron problemas gnoseológicos pero solían


subordinarlos a cuestiones llamadas ontológicas. La pregunta
¿Qué es el conocimiento? estuvo a menudo en estrecha
relación con la pregunta ¿Qué es realidad? Algo parecido
sucedió con muchos filósofos medievales. No quiere decir
esto que no trataran el problema del conocimiento con
detalle.

* Sin embargo, cabe sostener que sólo en la época moderna


(con varios autores renacentistas interesados por el método
y con Descartes, Malebranche, Leibniz, Locke, Berkeley,
Hume y otros) el problema del conocimiento se convirtió en el
problema central del pensamiento filosófico, cuya
culminación fue alcanzada por Inmanuel Kant.

* Las grandes preguntas que se formula la teoría del


conocimiento son:

 ¿cómo podemos conocer? (proceso del conocimiento).

 ¿es posible el conocimiento? (escépticos, dogmáticos,


subjetivistas y relativistas).

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
 ¿cuál es el fundamento del conocimiento? (se suele
decir que la realidad).
 ¿cuáles son las formas del conocimiento? (intuitivo, a
priori, a posteriori, etc.).

2. FENOMENOLOGÍA Y POSIBILIDAD DEL


CONOCIMIENTO
* Debido a su relevancia, a continuación trataremos los
siguientes aspectos del problema del conocimiento: la
fenomenología del conocimiento y la cuestión de la
posibilidad del conocimiento.

* Proceso del conocimiento: El proceso del conocimiento se


propone describir cómo se produce el conocer como tal.
Lo que tal explicación aspira a poner en claro es lo que
significa ser objeto de conocimiento, ser sujeto cognoscente,
aprehender el objeto, etc.

* El resultado obtenido es el siguiente: conocer es lo que


tiene lugar cuando un sujeto aprehende un objeto. La
pura descripción del conocer pone de relieve la
indispensable coexistencia, copresencia y, en cierto modo,
cooperación, de dos elementos: el sujeto y el objeto.

* Posibilidad del conocimiento: A la pregunta ¿Es posible el


conocimiento?; se han dado respuestas radicales. Una es el
escepticismo, según el cual el conocimiento no es
posible. Ello parece ser una contradicción, pues se afirma a
la vez que se conoce algo, a saber, que nada es cognoscible.
Sin embargo, el escepticismo es a menudo una "actitud" en
la que se establecen "reglas de conducta intelectual". Otra,
opuesta a la anterior, es el dogmatismo. Según esta
postura el conocimiento es posible. Es más, considera la
razón humana capaz del conocimiento de la verdad siempre
que se sujete a método y orden en la investigación. Además
afirma principios que estima como evidentes y ciertos.

* No obstante, otra negación del conocimiento es el


subjetivismo. Limita la validez de la verdad al propio sujeto
que conoce y juzga. Es decir, sitúa en el ser humano el
poder de establecer lo que es verdadero o falso y, en
consecuencia, lo que es bueno o malo. En realidad, el
subjetivismo es una vieja tesis que comparten muchos de
nuestros contemporáneos. En el fondo se presupone que no
podemos conocer las cosas tal como son y se reduce la verdad
a lo que a uno le parece que es o que no es.

2
CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
* Por último, cabe señalar el relativismo. Según esta postura no
hay una verdad absoluta, no hay ninguna verdad
universalmente válida, sino que afirma que toda verdad es
relativa, es decir, que tiene sólo una validez limitada. Pero
mientras el subjetivismo hace depender el conocimiento
humano de factores que residen en el propio sujeto que conoce,
el relativismo subraya la dependencia de factores externos,
como la influencia del medio, el espíritu del tiempo, la
pertenencia a un determinado círculo cultural o social, etc.

3. EL FUNDAMENTO DEL CONOCIMIENTO

3.1. EL PROBLEMA DE LOS UNIVERSALES

* La teoría del conocimiento ha estado estrechamente


vinculada a la filosofía del lenguaje. Un ejemplo muy
interesante de esta vinculación es el llamado problema de los
universales.

* La polémica de los universales está relacionada con el


problema del fundamento del conocimiento. Algunos
autores han sostenido que el fundamento de la posibilidad del
conocimiento es siempre “la realidad”. Pero “realidad” no es
un término unívoco. Hay quienes han considerado que la
realidad es “inteligible” mientras otros la conceptualizan como
“sensible”. De este modo, los filósofos idealistas y racionalistas
situaron el fundamento del conocimiento en la realidad
inteligible mientras que los filósofos empiristas lo situaron en la
realidad sensible. En realidad, el origen de este dualismo se
centra en el pensamiento platónico, el cual dio lugar al
problema de los universales.

* Este problema fue una controversia muy fuerte en los siglos XI


y XII surgida en el seno de la escolástica medieval. La
escolástica es una corriente filosófica originada en la Edad
Media en Europa que va del S. XI con Anselmo de
Canterbury al S. XIV con Guillermo de Occam, cuyo
propósito es dar fundamento racional al dogma cristiano,
siguiendo principalmente el pensamiento de Aristóteles. Su
figura cumbre es Santo Tomás de Aquino. Entre los
escolásticos españoles cabe destacar a Ramón Llull, Vicente
Ferrer y Francisco Suárez.

* Toda la problemática filosófica de la escolástica, principalmente


en el S. XIII, se centra en torno a la asimilación del

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
aristotelismo. En esta cuestión, los franciscanos1 se
inclinaron por defender el platonismo agustiniano frente al
peligro del aristotelismo árabe. Por otro lado, los dominicos,
con Sto. Tomás a la cabeza, adaptaron las teorías
aristotélicas al dogma cristiano.

* En este contexto, surgió un problema derivado de la distancia


entre la aspiración del hombre a un conocimiento necesario,
universal e inmutable, válido, por tanto, para todos los lugares,
para todos los tiempos y para todas las personas, y la realidad
de las cosas del mundo sensible, que son contingentes,
singulares y mudables. ¿Cómo puede haber conocimiento
necesario de realidades contingentes, conocimiento universal de
realidades singulares, conocimiento inmutable de realidades
mudables?

* Todas estas cuestiones se resumían en una: ¿Existen los


conceptos universales? Platón había respondido que
efectivamente las ideas existían en un mundo inteligible. Estas
ideas eran únicas, eternas e inmutables y además eran más
reales que el mundo sensible. Pero su discípulo Aristóteles, de
orientación eminentemente científica, se hallaba en profundo
desacuerdo. El único mundo digno de ser estudiado era el
sensible. Sin embargo, el concepto universal (o forma) también
era real para Aristóteles, sólo que estaba en las cosas.

* La discusión sobre la existencia de los universales se reavivó


cuando Porfirio (neoplatónico del S. III) y Boecio (S. VI)
volvieron a cuestionarse si había ideas o conceptos
universales separados de las cosas2.

* El planteamiento de Platón, cristianizado, dominó en los


primeros siglos de la Edad Media. Así, en lugar de la
contemplación o reminiscencia de las Ideas platónicas, muchos
admitían que el conocimiento universal y necesario que hay en
el hombre no podía proceder del conocimiento empírico de la
realidad ambiente, sino que era producido por una impresión
de las ideas eternas de Dios en el alma, a lo cual llamaban

1
Asentados en la Escuela de Oxford, entre ellos destacan Robert Grosseteste,
Roger Bacon, Juan Duns Escoto y Guillermo de Occam.

2
Porfirio, en su Isagoge o Introducción a las Categorías de Aristóteles, había
planteado el problema sin atreverse a decidir si los géneros y las especies existen
sólo en el entendimiento o más bien en la realidad; y, en el caso que existan en la
realidad, si están en las cosas mismas o separados de ellas; y, en este último caso,
si son de naturaleza corporal o de naturaleza espiritual. Boecio, al comentar ese
libro de Porfirio, simplificó el planteamiento y lo redujo a tan sólo una alternativa: si
los universales son realidades o si son sólo palabras, voces.

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
"iluminación". Esta solución fue denominada "realismo",
porque daba existencia real a los universales (géneros y
especies). Además, en este caso, se trata de un "realismo
trascendente", ya que la realidad del universal se sitúa más allá
del mundo en que vivimos.

* Finalmente, durante la filosofía escolástica, el problema de los


universales se convirtió en una famosa controversia.

* Los universales son los términos generales que pueden


aplicarse a sujetos que pertenecen a un grupo. Por
ejemplo: hombre, caballo, árbol, etc. Ahora bien, ¿existe el
hombre o la humanidad como genéricos o sólo existen
individuos como Sócrates, Hipatia, etc.?

* Junto con el problema de la existencia de los universales


también se planteó el problema de su conocimiento:
¿conocemos lo universal o lo singular?

* Antes esta duda, hubo dos posturas generales: el realismo


(extremo o moderado) y el nominalismo3.

1. REALISMO EXTREMO: Para los realistas extremos, los


universales son entidades reales. Así, podría suceder que el
universal exista antes de que existan las cosas (ante rem), ya
sea en un mundo separado y absolutamente trascendente
(Platón) o en la mente divina (San Agustín). Por otro lado,
podría ser que el universal exista en la cosa (in re), siendo
ésta su forma o su esencia, como postuló Aristóteles en su
teoría hilemórfica.

2. REALISMO MODERADO: el realismo moderado afirma que


el universal existe exclusivamente en la mente, siendo
producto de una abstracción (post rem o in anima), opción
mantenida por Sto. Tomás de Aquino.

Los realistas más célebres que participaron en esta controversia


fueron los siguientes: Anselmo de Canterbury, Bernard de
Chartres y Guillermo de Champeux.

3. NOMINALISMO: Por el contrario, el antirrealismo o


nominalismo postula que los universales carecen de entidad

3
Algunos autores señalan una postura intermedia entre el realismo moderado y el
nominalismo llamada conceptualismo (que sería algo así como un nominalismo
moderado). Según esta postura los universales son conceptos en la mente con
sentido lógico. Como autor destacado se suele citar a Pedro Abelardo, que en vez
de ser considerado nominalista, pasaría a ser conceptualista.

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
real, no son más que nombres. No son cosas, ni substancias,
ni esencias separadas o inherentes a las cosas mismas. Los
universales son palabras o nombres (nomen), términos
utilizados en las proposiciones que ocupan el lugar o hacen las
veces de las cosas (supponunt pro rebus). Los nominalistas más
célebres fueron los siguientes: Roscelino de Compiègne,
Berengario de Tours y Pedro Abelardo. En el siglo XIV,
Guillermo de Occam.

* El nominalismo de este último ha sido denominado también


terminismo, porque afirma que el universal es tan solo un
término que sustituye (suppositio) a un conjunto de individuos
semejantes, conocidos de un modo confuso. Para ilustrar mejor
la respuesta de Occam, profundizaremos a continuación en ella.

3.2. EL NOMINALISMO DE GUILLERMO DE OCCAM


* El nominalismo defiende que no existe nada fuera de la
mente que sea universal, sino que todo es individual o
singular. Los universales son meras convenciones o
nombres. Para explicarlo, los nominalistas analizaron los
signos lingüísticos.

* Guillermo de Occam fue el máximo representante de la


escuela nominalista (rival de la tomista y la escotista). Fue
conocido como Princeps Nominalium. Ingresó joven en los
franciscanos. Estudió y enseñó en la Universidad de Oxford.

* Occam creó su propia teoría del conocimiento a partir del


empirismo epistemológico. Hizo una crítica radical a todo
elemento innecesario para estudiar las cuestiones filosóficas.

* Defendía que es posible conocer lo individual sin recurrir a


esencias o ideas. El conocimiento intuitivo de lo individual es
la notitia intuitiva intellectualis, a continuación se produce el
conocimiento abstractivo o notitia abstractiva, que abstrae
un término o palabra que no implica ninguna esencia sino
que es una ficción4.

4
En Ockham la experiencia sensible se constituye en auténtica causa del
conocimiento. Opina que no necesitamos más que la mirada sensitiva e intuitiva,
dirigida a los objetos del mundo externo, o la intuición espiritual y reflexiva sobre
nuestros propios actos interiores anímicos, y ya tenemos el origen de nuestro
conocimiento del mundo real. A partir de aquí formamos después por abstracción
los conceptos universales y juicios, y tenemos ya con ello los elementos con los que
opera la ciencia.

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
* El conocimiento de lo real no se obtiene a través de esencias
sino de la experimentación. La física es, por tanto, la ciencia
apropiada para estudiar lo real y debe huir de conceptos
metafísicos5. Por lo tanto, para Occam, la naturaleza ya no
es algo mágico sino un campo abierto para la investigación.

* Así, hay dos tipos de ciencias relevantes para este filósofo, la


ciencia de lo real: física, y la ciencia de lo racional: lógica.

* Con su negación de la metafísica y la reducción de la


gnoseología a la simple doctrina del conocimiento intuitivo
intelectual de lo singular, Ockham instauró una nueva
manera de hacer filosofía que proporcionó las premisas para la
corriente sensitivo-empirista, y para la renovación del
pensamiento científico que se produjo en la Edad Media.

* La influencia del pensamiento de Ockham fue decisiva y


fundamental para los autores del siglo XIV, y dio pie, por un
lado, a la emancipación de la filosofía con respecto a la
teología y, por otro, al escepticismo filosófico que habría de
encarnar en mentes renacentistas y modernas.

* Sin embargo, como era irreconciliable con algunos dogmas del


cristianismo, el nominalismo fue condenado por la Iglesia
como herético. Desafortunadamente, el occamismo no fue tan
bien recibido como debiera, y el esencialismo de corte
agustinista continuó encontrando seguidores.

4. EL VERDADERO PROBLEMA DE LOS


UNIVERSALES: EL ESENCIALISMO
* Si bien la teoría propuesta por Occam supo poner de relieve la
inexistencia de unos universales a los que se debiera recurrir
como objeto de estudio, el esencialismo de corte teológico
corrió mejor suerte, de modo que, llegados al siglo XX aún fue
necesario negar la existencia de las esencias.

* El esencialismo referido al concepto ser humano ha supuesto


el fatalismo al dejar cursos de acción muy limitados a los
humanos. Así lo denunció el filósofo francés del siglo XX J. P.
Sartre6. Para Sartre, la creencia en una esencia humana no

5
Occam criticó los conceptos aristotélicos de substancia, causa y fin.
6
(En el cristianismo) Dios produce al hombre siguiendo técnicas y una concepción,
exactamente como el artesano fabrica un abrecartas siguiendo una definición y una
técnica. Así el hombre individual realiza cierto concepto que está en el
entendimiento divino. En el siglo XVIII, en el ateísmo de los filósofos, la noción de

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CONCEPCIÓN PÉREZ GARCÍA
dejaba lugar a la libre elección del individuo, por eso defendió
que la existencia era anterior a la esencia. Así, cada humano
era libre para diseñar su propio proyecto vida, al margen de
una esencia determinada o de una providencia marcada de
antemano.

* Pero ¿cuál ha sido el verdadero problema de las esencias hasta


hoy? Su aplicación reiterada a determinados grupos
humanos. Así ha ocurrido, por poner un ejemplo, con el grupo
mujeres o con el grupo negros. De hecho, la filósofa
existencialista Simone de Beauvoir puso de relieve en su obra El
Segundo Sexo la problemática derivada de la creencia ancestral
en una esencia femenina o feminidad7.

* El esencialismo aplicado a determinados grupos de personas ha


supuesto la creencia en una esencia única, eterna e inmutable
de la que todas sus partes deben participar. La creencia en este

Dios es suprimida, pero no pasa lo mismo con la idea de que la esencia precede a la
existencia. Esta idea la encontramos un poco en todas partes: la encontramos en
Diderot, en Voltaire y aun en Kant. El hombre es poseedor de una naturaleza
humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en
todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un
concepto universal, el hombre; (…) El existencialismo ateo que yo represento es
más coherente. Declara que si Dios no existe, hay por lo menos un ser en el que la
existencia precede a la esencia, un ser que existe antes de poder ser definido por
ningún concepto, y que este ser es el hombre o, como dice Heidegger, la realidad
humana. ¿Qué significa aquí que la existencia precede a la esencia? Significa que el
hombre empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo, y que después se
define. El hombre, tal como lo concibe el existencialista, si no es definible, es
porque empieza por no ser nada. Sólo será después, y será tal como se haya
hecho. Así pues, no hay naturaleza humana, porque no hay Dios para concebirla.
SARTRE, J. P.: El existencialismo es un humanismo, Edhasa, Barcelona, 1999.
Págs. 29-31.

7
No todo ser humano hembra es necesariamente una mujer, necesita participar de
esta realidad misteriosa y amenazada que es la feminidad. ¿Se trata de algo que
segregan los ovarios? ¿Está colgada del cielo de Platón? ¿Bastarán unas enaguas
susurrantes para que baje a la tierra? Aunque algunas mujeres se afanen en
encarnarlo, el modelo nunca ha sido patentado. Se suele describir en términos
vagos y relumbrantes que parecen tomados del vocabulario de las videntes. En
tiempos de Santo Tomás, se presentaba como una esencia definida con tanta
seguridad como las virtudes somníferas de la adormidera. Sin embargo, el
conceptualismo ha perdido terreno: las ciencias biológicas y sociales ya no creen en
la existencia de entidades fijadas de forma inmutable que definan caracteres dados
como los de la mujer, el judío o el negro; consideran que el carácter es una
reacción secundaria ante una “situación”. Si ya no hay feminidad, será porque
nunca la hubo. ¿Quiere eso decir que la palabra mujer no tiene ningún contenido?
Es lo que afirman enérgicamente los partidarios de la filosofía de la Ilustración, del
racionalismo, del nominalismo: las mujeres son aquellos seres humanos que
reciben arbitrariamente el nombre de “mujer”. BEAUVOIR, S. de: El Segundo Sexo.,
Vol. I. Pág. 48.

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tipo de universales ha dado lugar a grandes injusticias. Por
eso una de las labores de la filosofía, especialmente de la
docencia de la filosofía, debe consistir en dilucidar estas
cuestiones de modo que se posibilite una ciudadanía
responsable que huya de estereotipos o dañinas etiquetas.

5. CONCLUSIÓN
* A lo largo de este tema hemos visto en qué consiste la teoría
del conocimiento y uno de sus grandes problemas: el de la
fundamentación. Este problema está relacionado con la
controversia de los universales. Como se ha podido comprobar,
el conocimiento guarda relación con el lenguaje, y el
lenguaje articula el modo en que los humanos
concebimos el mundo. Por ello es posible que un problema
gnoseológico esté vinculado con la ontología pero también con
la ética.

* Los conceptos que usamos los humanos muestran una línea de


pensamiento en la que están enmarcados. Así, un uso
esencialista de un concepto (especialmente si se aplica a un
grupo humano) puede estar dificultando el conocimiento
experimental de las partes a las que ese concepto se refiere.
Sin embargo, el esencialismo continúa presente en muchos
aspectos de nuestra vida cotidiana.

* Por lo tanto, se puede concluir que la cuestión de los


universales no está del todo zanjada. Queda mucho camino por
recorrer, y mucha filosofía que practicar, antes de que podamos
aprender a conocer a las demás personas de forma individual
y no como universales inmutables.

* * *

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

 FERRATER MORA, J.: Diccionario de filosofía abreviado,


Barcelona, Edhasa, 1976.
 MÍNGUEZ PÉREZ, C.: De Ockham a Newton: la formación de
la ciencia moderna, Cincel, Madrid, 1986.
 TEJEDOR CAMPOMANES, C.: Historia de la filosofía en su
marco cultural, S. M., Madrid, 1994.

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