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América latina sufrió una gran crisis económica a comienzos de los años ochenta,
afectando las condiciones de vida de importantes segmentos de la población, ante esta
situación los técnicos responsables, plantearon alternativas que vayan más allá de lo
meramente declarativo y de los diagnósticos pesimistas, esbozando soluciones
fundamentadas teóricamente y que se apoyen en el análisis de los éxitos y fracasos del
pasado (Cohen & Franco, 1992). Por ello, es necesario y factible evaluar las políticas
sociales en el sentido de medir los resultados de las acciones realizadas. Aun los más
abstractos enunciados de política sólo pueden llevarse a la práctica mediante su
operaciónalización en programas y proyectos que se plasman en acciones concretas,
siendo siempre posible (y necesario) evaluar si alcanzaron los objetivos que querían
obtener.
Para ello, la evaluación de proyectos sociales tiene un papel central en ese proceso de
racionalización y es un elemento básico de la planificación. Por ello, disponer dos
momentos importantes en la evolución de proyectos la evaluación ex post de proyectos,
que permite aprender de la experiencia pasada y a partir de ella, diseñar más
adecuadamente los nuevos proyectos en curso o ya realizados, esto resulta fundamental
para mejorar el diseño de los mismos. Asimismo, se tiene la evaluación ex ante, este
permite elegir la mejor opción de los programas y proyectos en los que se concretan las
acciones políticas, como también asegura que se tengan en cuenta diversas vías para
lograr los objetivos a fin de presentar la solución más eficiente en la utilización de esos
recursos.
Por ello, es necesario y factible evaluar las políticas sociales en el sentido de medir los
resultados de las acciones realizadas. Aun los más abstractos enunciados de política sólo
pueden llevarse a la práctica mediante su operaciónalización en programas y proyectos
que se plasman en acciones concretas, siendo siempre posible (y necesario) evaluar si
alcanzaron los objetivos que querían obtener.
de aquellos proyectos que cumplen con todos los “estados” del ciclo convencional: pre-
inversión, inversión y operación, lo que supone qué los proyectos sociales implican el
diseño y ejecución de una obra física (inversión) para que puedan operar. Pero existen
diversos tipos de proyectos sociales que no requieren obra física alguna, o donde ésta
tiene una magnitud marginal, por lo cual esos proyectos quedarían sin posibilidad de ser
evaluados.
Por otro lado, es indudable que el análisis costo-beneficio puede y, muchas veces es, una
útil herramienta para la evaluación de los proyectos sociales. Es también igualmente
innegables que existen fuertes restricciones derivadas de la metodología empleada para
analizar proyectos cuyos productos no son traducibles a beneficios expresados en
unidades monetarias. En tal sentido, la evaluación, sin duda, incluye explícitamente la
cualidad y la posibilidad de medirla, así como el tipo de objetivo que se persigue:
Evaluación de Impacto: Busca apreciar en qué medida el proyecto alcanza sus objetivos
y cuáles son sus efectos secundarios (previstos y no previstos). Ambos tipos de evaluación
(procesos e impacto) se distinguen, entonces, por el tipo de problemas (las preguntas que
responden), las decisiones a las que afectan y los potenciales usuarios de sus resultados.
Referencias bibliográfica
Cohen, E., & Franco, R. (1992). Evaluacion de Proyectos Sociales. Mexico: Siglo
ventiuno editores.