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exploración, deportes y comunicaciones. Cuando son gruesas reciben también los nombres de
soga y maroma. Las cuerdas han sido usadas desde la edad prehistórica. Gracias al desarrollo de la
cuerda se han inventado gran cantidad de cabos (nudos) con diversas utilidades. Las poleas se han
empleado desde muy antiguo para redirigir la fuerza en otras direcciones, y pueden ser empleadas
como una ventaja mecánica, permitiendo que múltiples fuerzas se apliquen al punto de apoyo
final de la misma. Las grúas, los polipastos y los cabrestantes (malacates o guinches en
Hispanoamérica) son máquinas diseñadas para ser accionadas por cuerdas y cables.
A los extremos de la cuerda se les denomina chicotes mientras que a su parte media seno.
Las cuerdas pueden hacerse de distintos tipos de fibras textiles: naturales, artificiales, sintéticas o
combinaciones entre ellos. Entre las naturales están el cáñamo, esparto, algodón, yute, seda, lana,
y pelo. Entre las artificiales está el rayón, que se emplea en la elaboración de cuerdas decorativas.
Entre las sintéticas se encuentran el polipropileno, nylon, poliéster (por ejemplo PET, vectran), el
polietileno (como el spectra) y las fibras aramidas (por ejemplo twaron, technora y el kevlar).
Algunas cuerdas se elaboran con mezclas para aumentar la resistencia. Las cuerdas se pueden
elaborar también de fibras metálicas.
La cuerda también se usó en trabajos de cantería como elemento decorativo. Se conoce con el
nombre de sogueado. Es propio del estilo Románico.
Historia
El empleo de las cuerdas para la caza, el empuje, el estirado, atado, la suspensión y ascensión a
cimas de montañas data desde la época prehistórica y siempre ha sido esencial en las actividades
humanas básicas, así como en el progreso de la humanidad. Las primeras cuerdas eran tan largas
como podrían haber sido las fibras de una planta, su intento de alargarlas dio lugar a las primeras
cuerdas retorcidas. Los fragmentos cuasi-fosilizadas de lo que probablemente es una "cuerda
enrollada de casi 65 mm de diámetro" que fue encontrada en la cueva de Lascaux, data de
aproximadamente 17.000 ap.2
Los antiguos egipcios fueron probablemente la primera civilización que desarrolló una
herramienta especial para hacer cuerdas. Los egipcios hicieron cuerdas que datan del 4000 al 3500
a. C. y se elaboraban principalmente de juncos. Otras cuerdas elaboradas en la antigüedad se
hicieron de otras fibras como la palmera real, lino, hierbas, papiro, seda o incluso pelo animal. El
empleo de estas cuerdas empujó a cientos de trabajadores de otras tierras a ser esclavizados por
los egipcios con el objeto de mover grandes piedras y construir sus monumentos. Comenzando
aproximadamente desde el 2800 a. C., las cuerdas se hicieron de fibras en China. La elaboración de
cuerdas se expandió por toda Asia, India y Europa durante casi varios siglos.
Leonardo da Vinci dibujó ciertos esbozos de un concepto para una máquina que hacía cuerdas, fue
una de sus muchas invenciones que nunca llegó a construir. Sin embargo su construcción no podía
ser llevada a cabo sin el desarrollo de una tecnología avanzada: En 1586, Domenico Fontana erigió
un obelisco de 327 toneladas en la Plaza de San Pedro de Roma con una fuerza concertada de 900
hombres, 75 caballos y una cantidad ingente de cuerdas. No fue hasta pasado el siglo XVIII cuando
diversos inventos hicieron posible la invención de una máquina capaz de construir cuerda. En la
década de 1950 las fibras sintéticas como el nylon se fueron popularizando, reemplazando en
proporción considerable a las naturales.
Estilos de elaboración
Cuerda torcida
Máquina para la elaboración de cuerdas torcidas con un método que data del año 1928.
La cuerda torcida, o también denominada impropiamente cuerda enrollada, es, desde el punto de
vista histórico, la forma más común de cuerda, al menos en la cultura de Occidente. La mayoría de
las cuerdas torcidas consisten en tres fibras que se tuercen para aumentar la fortaleza y
resistencia de la cuerda; existen versiones con mayor cantidad de fibras torcidas.
Cuerda trenzada
Cuerdas de montañismo
Las cuerdas utilizadas en el montañismo y por extensión en diversas actividades al aire libre, como
espeleología y escalada en roca, se clasifican en dos tipos generales: dinámicas y estáticas,
existiendo variantes entre éstas, como las semiestáticas, entre otras.
Las cuerdas "dinámicas" se emplean, por ejemplo, en montañismo en circunstancias en las que
puede haber una caída por encima del punto de anclaje. La capacidad de elongación se logra con
poliamidas elásticas y trenzado en espiral (efecto muelle). Están diseñadas para estirarse lo
suficiente como para amortiguar la detención sin producir grandes lesiones; no deben utilizarse
para bajar en rappel.
Las cuerdas "estáticas" se usan, por ejemplo, en espeleología, rappel y actividades de rescate, y
están diseñadas para estirarse lo mínimo posible y no deben usarse para detener caídas libres.
Este tipo de cuerdas se elaboran sobre la base de materiales sintéticos que resistan las duras
condiciones de uso del montañismo y por ello tienen una funda o cubierta protectora, además de
requerir ser livianas para su transportación muchas veces a pie.
Los materiales utilizados son el nylon y el perlon. Este tipo de fibras son afectadas por la radiación
solar prolongada, por lo que siempre que sea posible deben dejarse a la sombra. Antiguamente las
cuerdas para estas actividades eran fabricadas de algodón u otra fibra natural, se humedecían y
podían ser peligrosas para la actividad.