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miiticos, atipicos, anormales, dicho de otra manera, casos en los que cl cuerpo pone en cuestién el orden hete- rosexual. Invertido, Travesti. Intersexual. Transexual... Todos estos nombres hablan de los limites y de la arrogancia del discurso heterocentrado sobre el que se han asentado las especificas de transexuales ¢ intersexuales no se han dejado escuchar en Estados Unidos hasta 1994.5 En Europa, a pesar de las presiones del corpus médico, hoy comienzan timidamente a organizarse. Vaginoplastia (reconstruct proveniente de otra parte del mismo cuerpo, como el antebrazo 0 cl muslo), agranda- jento y modificacién de la forma del clitoris gracias a la istracién local de testosterona, ablacién de la nuez, (ablacién de los dos senos, generalmente se- de la reconstruccién del pecho y construccién de dos pezones a partir del injerto de un solo pezén cortado), histerectomta (ablacién del titero): en cuanto lugares de renegociacién, las operaciones de cambio de sexo parecen resolver los «problemas» (las «discordancias» entte sexo, género y orientacién sexual...). Pero, de hecho, se com ten en los escenarios visibles del trabajo de la tecnc heterosexual; hacen manifiesta la construc y teatral de la verdad natural de los sexos. El conjunto de estos procesos de «reasignacién» no son sino el segundo recorte %, la segunda fragmentacién del cuerpo. Esta no es mds violenta que la primera, es plemente més gore, y sobre todo mds cara. La interdi de cambio de sexo y género, la violencia que entrafian a menudo estas operaciones y su elevado coste econdmico y , deben comprenderse como formas politicas de cen- sexual. ESOS INTERSEXUALES... COMO TU ¥ YO La primera fragmentacién del cuerpo o asignacién del sexo se lleva a cabo mediante un proceso que llamaré, si- guiendo a Judith Butler, invocacién performativa. Ningu- no de nosotros ha escapado de esta interpelacién. Antes del nacimiento, gracias a la ecografia -una tecnblogia cé- lebre por ser descriptiva, pero que no es sino prescriptiva~ © en el momento mismo del nacimiento, se nos ha asig- nado un sexo femenino 0 masculino. El i consiste en evitar cualquier ambigiiedad haciendo coinci- dir, si es posible, nacimiento (quiz4s en el futuro, incluso fecundacién) y asignacién de sexo. Todos hemos pasado por esta primera mesa de operaciones performati: una niffal> o «es un nifiol». El nombre propio, y su cardc- ter de moneda de cambio, harin efectiva la reiteracién constante de esta interpelacién performativa. Pero el pro- cceso no se detiene abi. Sus efectos delimitan los érganos y sus funciones, su utilizacién «normal» o «perversa. La in- terpelacién no es sélo performativa. Sus efectos son pros- téticos: hace cuerpos. Este momento prostético que, insisto, iene lugar siem- prey en cada caso, aparece més claro en las operaciones de wes 119 Ja transexualidad: una vez que la asignacién de sexo se ha producido, cualquier cambio de denominacién exige, lite- ralmente, el recorte fisico del cuerpo. Esta «segunda rea- ia el cuerpo en un nuevo orden de clasifica- hhasta qué punto la obsesién de la cirugia es la de encon- trar un érgano dentro’ de otro) sin dejar nada al azar, de tal manera que se produzca una segunda cohere debe ser tan sistemética, es decir, tan heterosexual como la primera, La mesa de asignacién de la masculinidad y de la fe- idad designa los drganos sexuales como zonas genera tivas de la roralidad del cuerpo, siendo los érganos no sexuales meras zonas periféricas. Es decir, a partir de un Srgano sexual preciso, este marco abstracto de construc cién del «humano» nos permite reconstruir la totalidad del cuerpo. Sélo como sexuado el cuerpo tiene sentido, tun cuerpo sin sexo es monstruoso. Segiin esta Idgica, a partir de un drgano periférico (la nariz, la lengua, o bien los dedos, por ejemplo) es imposible reconstruir la tota- lidad del cuerpo como sexuado, Ast pues, los érganos sexuales no son solamente «érganos reproductores», en el sentido de que permiten la reproduccién sexual de la pecie, sino que son también, y sobre todo, «Srganos pro: ductores» de la coherencia del cuerpo como propiamen chumano». Los llamados cuerpos «intersexuales» comprometen ‘trabajo mecénico de la mesa de asignacién de los s inan secretamente la sintaxis segiin la cual la méqui sexual produce y reproduce los cuerpos. Los bebés int sexuales representan una amenaza, alteran la frontera Id de la cual hay diferencia, y més acé de la cual identidad, Ponen en tela de juicio el auromatismo 120 mativo de la mesa de operaciones. Ponen de manifiesto la arbitrariedad de las categorias (identidad y diferencia, ma- cho/hembra) y la complicidad que establece esta catego- rizacién con la heterodesignacién de los cuerpos. ;Pero dénde se encuentran y cusles son realmente las partes ge- nitales y gencrativas? ;Cémo nombrar lo que se ve? ¢C6- mo hacer un érgano a partir de un nombre? iosamente las tecnologias puestas en marcha para la asignacién del sexo en el caso de los nifios responden ala misma légica que las que se u caso de las personas transexuales. Ante una tud (cuerpos sin vagina o sin pene visualmente reconoci- bles) 0 un exceso (cuerpos que combinan las caracter cas sexuales supuestamente femeninas 0 masculinas) la mesa de asignacién del sexo va a funcionar de nuevo, pero esta ver. como una verdadera 9 mesa de operacio- nes 3, por medio de implantaciones, injertos, mutila- ciones que pueden sucederse hasta la adolescencia. De este modo, lo que he llamado el centro generativo de la identidad sexual se construye de manera exclusiva y ex: cluyente: es necesario elegir, obligatoria y tinicamente, entre dos variables, masculina o femenina. No ¢s extrafio que una de las narraciones mas frecuentes en torno al na- cimiento y asignacién de sexo en el caso de un bebé in- tersexual sea una ficcién en la que el cuerpo del bebé her- a se desbobla en dos cuerpos gemelos pero de con la muerte trdgica, pero tranquilizadora, de uno de ellos. Sex making = Sex killing, Suzanne Kessler, que ha estudiado el proceso de toma de decisién en casos en los que la asignacién de sexo resulta sproblemitica», habla de esta narracién: «Los padres de 10 de cada género. Una ver asig- 121 nado el género, difundéan la noticia de que el otro nifio Los protocolos de gestién de los nifios intersexuales reposan sobre la teoria desarrollada en 1955 por John Money (profesor de psicopediatrfa del hospital universita- tio Johns Hopkins de Nueva York) y por el matrimonio Hampson, y puesta en prictica poco después por el pro- pio Money y por Ehrhardt. Curiosamente, la misma teo- fa que defiende la diferencia sexual como normal y natu ral descansa sobre una hipétesis puramente constructivista {y ello antes de que el constructivismo fuera utilizado en argumentaciones feministas). La conclusién a la que gaba Money en 1955 no podia ser, aparentemente, més, revolucionaria: el género y la identidad sexual son modifi- cables hasta la edad de dieciocho meses. La teorfa de asignacién de sexo, producida casi com pletamente por Money, no suscité ninguna reaccién criti= can el seno de la comunidad cientifica. La tinica criti emana de los estudios feministas que Suzanne Kessler Ik vvaré a cabo en 1978, asi como, actualmente, del emer podido aventurar, Money es también una figura prescri tiva en materia de psicologia transexual. A partir de afios cincuenta, su aut i sexual del recién nacido y de reconstruccién sexual es que podemos afirmar sin equivocarnos que, al menos los paises occidentales del norte «desarrollado», «Mi ‘makes sex. En este sentido, los cuerpos sexuales que 62, Suranne J. Kes Management of Intersex Gender, and Technology, sity Pres, 1998, p. 42 1D, Hopkins (ed), Indiana, Indiana 122 mos son producto de un estilo y un disefio preciso que podria llamarse «Moneysmo». Como vamos a ver, la eficacia del modelo de Money y su éxito desde hace casi cincuenta afios son el resultado de Ja combinacién estratégica de dos lenguajes, de dos episte- mologfas que se utilizarn para describir el cuerpo: el and lisis ctomosémico y el juicio estético. i usted forma parte de los que picnsan que la tran sexualidad y las operaciones de cambio de sexo son con- tranaturales y extraordinarias, eche un vistazo a las reglas aplicadas ordinariamente para la asignacién del sexo del recién nacido en Europa y Estados Unidos. Para jugar a médico asignador provéase antes de nada de su lista de definiciones: XX: genéticamente femenino. Segtin la medicina actual, lun cuerpo se considera genéticamente femenino si tiene una combinacién cromosémica que posce dos cromoso- ‘mas X, sin cromosomas Y. XY: genéticamente masculino. Segiin la me tun cuerpo se considera genéticamente masculino si tiene uuna combinacién cromosémica que posce al menos un ceromosoma Y. LITOPENE: en el lenguaje de la asignacién sexual, peque- score: en el lenguaje de la asignacién sexual, peque- pene, pero bien formado. lenguaje de la asignacién sexual, peque- 123

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