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Respuesta de Cuatro Cultivares de Chía (Salvia hispanica L.

) a la

Fertilización Nitrogenada en El Petacal Jalisco México

Anacleto Sosa-Baldivia1,5, Guadalupe Ruiz-Ibarra2, Jat Rana3, Gerardo Gordillo-Sobrino1,

Heather West4, Maneesh Sharma4, Xiaozhong Liu4, Raul Rene Robles-de la Torre5

1
Nutrilite S de RL de CV. Av. México #8. Rancho El Petacal, Municipio de Tolimán Jalisco,
2
México. CP 49750. Teléfono 01 341 41 178 78 ext. 112. Instituto Tecnológico Superior de

Tamazula de Gordiano Jalisco, México. 3 Amway Corporation, 7575 Fulton St. East Bldg. 50-2D,

Ada Michigan 49355. 4Amway Corporation, Beach Boulevard, # 5600, Buena Park California,

USA. CP 90621. 5Centro de Biotecnología Aplicada (CIBA-IPN). IBA-Tlaxcala, Hacienda San

Juan Molino, Km 15 Carretera Tecuexcomac-Tepetitla, CP 90700.

Resumen

La integración de la chía (Salvia hispanica L.) a la agricultura moderna está en marcha; por ello

no se conoce totalmente cómo el uso de variedades mejoradas, fertilización, labranza, irrigación y

el control de plagas, enfermedades y malezas mejora su productividad. El objetivo de este trabajo

fue evaluar el efecto de cuatro dosis de N (0, 50, 100 y 150 kg ha-1) sobre el comportamiento

agronómico de los cultivares de chía Pinta, Negra Puebla, Blanca Acatic y la línea de alto

rendimiento G-39 que fue desarrollada por Nutrilite en México. El experimento se estableció el 29

de Octubre de 1916 en Toliman Jalisco, México. Las variables evaluadas fueron: los días a inicio

de floración (DFL) y a madurez fisiológica; rendimiento de semilla (RS), peso de 1000 semillas

(P1000S), altura de la planta (AP), índice de cosecha y uniformidad del color del color de la semilla

(UCS). Los factores evaluados y su interacción no afectaron los DFL y la UCS; esto indica que su

expresión no está asociada con las dos prácticas evaluadas. Los cultivares, dosis de N y su
interacción afectaron significativamente el RS y sus componentes en chía; esto indica que su

productividad se puede mejorar integrando estas prácticas a su manejo agronómico actual. El

mayor RS se obtuvo cuando la línea de alto RS G-39 se fertilizó con 100 kg ha-1 de N (2,209 kg

ha-1), este valor supera en 24% al RS logrado bajo el mismo régimen de N con Pinta (1,595 kg ha-
1
), el cultivar más cultivado en el mundo. El alto RS del G-39 se asocia con la alta uniformidad

que adquirió después de seis ciclos de selección, especialmente la asociada con el P1000S, AP, y

la madurez de la planta.

Introducción

La chía (Salvia hispanica L.) es una especie nativa de México y Guatemala, que hoy se considera

la fuente vegetal más importante de ácidos grasos Omega-3 para el hombre (Orona-Tamayo et al.,

2017). Debido a esto, en el último lustro su demanda global ha incrementado 239% anual, y se

estima que para el año 2020, sus ventas serán 1.1 billones de dólares (Fabrizio, 2016).

Mundialmente se siembran 367, 000 ha y Argentina, Bolivia, Paraguay, México y Australia son

los principales productores (Peperkamp, 2015). México cultiva 50, 000 ha año-1, y con un

rendimiento de semilla (RS) (500 kg ha-1) que es 30% superior al promedio mundial (357 kg ha-
1
), aporta 19% (25, 000 t) de la producción total (131, 000 t) (Peperkamp, 2015). El potencial

productivo de la chía se estima en 3, 140 kg ha-1 (Ketthaisong et al., 2016), sin embargo, el que

comúnmente obtienen los productores es mucho más bajo (300-500 kg ha-1) (Peperkamp, 2015).

De acuerdo con Sosa et al. (2017ab), esto se debe a que la chía al no estar integrada a la agricultura

moderna, no se conoce bien cómo el uso de: (1) variedades mejoradas; (2) fertilización; (3)

labranza; (4) irrigación; y (5) fechas de siembra; y (6) control de plagas, enfermedades y malezas

ayudan a mejorar su RS. Sutch (2008) reporta que la fertilización nitrogenada y el uso cultivares

rendidores son las prácticas que más ayudan a aumentar el rendimiento de los cultivos; y con base
en el trigo, Bell et al. (1995) estiman que su contribución es 48 y 28%, respectivamente; esto indica

que el uso de variedades rendidoras a la par de una adecuada fertilización ha permitido mejorar el

rendimiento de los cultivos en 76%. Las evaluaciones del comportamiento agronómico de

diferentes genotipos de chía indican que es factible incrementar el RS mediante esta vía (Ayerza

y Coates, 2009b; Baginsky et al., 2015; Valle, 2016), sin embargo, comercialmente no se logrado

porque todavía no existen cultivares de alto RS disponibles (Sosa et al., 2016a). Con relación al

uso de fertilizantes en la producción de chía, este es escaso ya que hasta hoy prevalece la creencia

de que la chía tiene bajos requerimientos de fertilización (Jamboonsri et al., 2012). Esto además

de resultar en poco interés para generar normas de fertilización; también ha hecho que varios

investigadores en sus ensayos de rendimiento usen dosis bajas de N (28 a 45 kg ha-1) (Coates y

Ayerza, 1998; Baginsky et al., 2015); pero principalmente sin aplicación (Coates y Ayerza, 1998;

Yeboah et al., 2015; Ayerza et al., 2016; Furlan et al., 2016; Valle, 2016). El requerimiento de N

en chía se desconoce, pero por el tamaño de su semilla, podría ser igual al de canola el cual es 60

kg N por t de semilla producida (Ciampiti y Garcia, 2007). De acuerdo con la literatura

consultada, la mayor dosis de N usada en chía es la aplicada por Baginski et al. (2015) (45 kg N

ha-1); suponiendo que la chía recupera 80% de esta dosis (Boaretto et al., 2007) y que por cada kg

de N absorbido produce 16.7 kg de semilla, con base en el modelo racional simplificado (Etchevers

et al., 1991), el rendimiento alcanzable estimado con esta dosis de N es 474 kg ha-1. Este valor es

congruente con el RS medio actual de México (500 kg ha-1), el cual desde el año 1935 no ha

cambiado (511 kg ha-1) (Rulfo, 1937); cuando el uso de N a nivel global era escaso (Sutch, 2008).

Esto sugiere que al menos en México, la chía está siendo sub fertilizada y podría ser una causa por

la cual su RS ha permanecido sin cambio en los últimos 83 años. Aun cuando en oleaginosas como

canola, ajonjolí y cártamo, el uso de N ha permitido mejorar su productividad (Kalaiselvan et al.,


2001; Siddiqui y Oad, 2006; Aminpanah, 2013); en chía la fertilización nitrogenada no es una

práctica común; por ello, es posible que a través de la aplicación de N se pueda incrementar su RS.

Con base en este supuesto, el objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de la fertilización con

N en el comportamiento agronómico de cuatro cultivares de chía (Salvia hispanica L.) en El

Petacal, Municipio de Tolimán Jalisco, México.

Materiales y Métodos

Este trabajo se realizó en el rancho El Petacal, el cual se ubica en Tolimán Jalisco, México (19°

24´ LN y 103° 44´ LO) a 1060 msnm. Esta zona presenta un clima extremadamente seco, una

temperatura promedio durante el año de 23.0 °C y baja precipitación pluvial (menos de 400 mm)

(Sosa et al., 2016b). El suelo fue un Luvisol alcalino (pH 8.1), con bajo contenido de materia

orgánica (2.0%) y una disponibilidad de P, K, Ca, Mg, S-SO4, B, Fe, Mn y Zn de 12, 233, 1113,

985, 53, 0.7, 31, 144, y 1.0 ppm, respectivamente (método Mehlich III). Antes de este experimento,

el N disponible del suelo se removió parcialmente y seis meses antes, el área experimental se

cultivó con perejil sin fertilización. Los niveles de N-NO3 en el perfil 0-20 cm antes y después de

realizar el blanqueo de N fue 53 y 15 ppm N-NO3, respectivamente. En la siembra, el área

experimental se fertilizó con 30 kg P2O5, 100 kg de K2O, 250 kg de S y 24 kg de una mezcla de

micronutrientes. Las fuentes utilizadas fueron Calphos ® (3 % P2O5), Allganic® (51% K2O), S

elemental (96% S) y Micromix ®; todos estos fertilizantes cuentan con registro OMRI (2013). En

la dosis de K aplicada se restó el K presente en la fuente de N usada para cubrir los tratamientos

de N evaluados. El experimento se estableció el 29 de Octubre de 2016 en surcos de un metro de

ancho y la siembra se hizo a doble hilera utilizando una densidad de población de 26 plantas m-2.

El control de malezas fue manual, no se controlaron plagas y enfermedades y los riegos se hicieron

cuando la tensión de la humedad en el suelo fue igual o mayor a 20 centibares. La lámina de agua
utilizada fue 457 mm; de esta, 43 mm provinieron de la lluvia y el resto (412 mm) de agua extraída

de pozo que se aplicó vía riego por goteo. El diseño de tratamientos fue un factorial, donde el

factor A fue cuatro variedades (VARs) de chía; y el factor B, cuatro dosis de N. Las VARs

evaluadas fueron; Pinta, Negra Puebla, Blanca Acatic y la línea experimental de chía blanca G-39,

cuyo registro varietal está en marcha. La variedad Pinta es una mezcla de semilla negra y blanca

en proporción 9:1 cuyo origen es Acatic Jalisco, México (Jamboonsri et al., 2012; Rovati et al.,

2012). Esta variedad no ha sido mejorada, pero es la fuente genética con la cual se han generado

otras variedades (Hildebrand, 2013; Sorondo, 2014; Sosa, et al., 2016a); además actualmente cubre

80% de la superficie mundial (Cahill, 2003). El cultivar Blanca Acatic es de reciente creación, se

derivó del cultivar Pinta mediante selección masal y el color de la semilla fue el criterio usado en

su selección. Este cultivar no está completamente purificado (solo 96% de su semilla es blanca) y

aunque no cuenta con título obtentor, es cultivada exclusivamente por la compañía Chiablanca SC

de RL en Acatic Jalisco, México (Chíablanca, 2017). La variedad Negra Puebla, es nativa de San

Mateo Coatepec municipio de Atzitzihuacán, Puebla México. Este cultivar aunque no ha estado

sujeto a mejoramiento genético, se distingue porque el 100% de su semilla es negra oscura (Vera,

2012). La línea experimental G-39 se desarrolló en Tolimán Jalisco, México, el germoplasma de

base fue el cultivar Pinta y además del color de la semilla, el P1000S y el RS también se usaron

como criterios de selección (Sosa et al., 2016bc). La dosis de N evaluadas fueron: 0, 50, 100 y 150

kg N ha-1, para suministrar los tratamientos de N se usó Allganic (11N-00P2O5-11K2O); se utilizó

este fertilizante porque además de ser la fuente orgánica registrada que aporta más N, solo contiene

K como ion acompañante (OMRI, 2013). De acuerdo a la experiencia del autor principal, los

primeros 20 DDS, la chía puede sufrir daños de toxicidad por fertilizantes, para prevenir esto, las

dosis evaluadas se dividieron proporcionalmente en tres aplicaciones que se realizaron en la etapa


de cuatro nudos; inicio de botoneo y floración (25, 38 y 58 días DDS, respectivamente). El diseño

experimental fue bloques al azar en arreglo de parcelas divididas con tres repeticiones; la parcela

grande fue para variedades (VARs) y estuvo constituida por 16 surcos de un metro de ancho y

cinco metros de largo; y la parcela chica fue de cuatro surcos y el mismo largo y ancho que la

parcela grande y en ella se establecieron las dosis de N. Hasta antes de la cosecha, las variables

medidas fueron días a floración (DIF) y a madurez fisiológica (DMF). La identificación de estas

dos etapas se realizó con base en los criterios de la escala fenológica BBCH extendida (Meier et

al., 2009). En la cosecha, como parcela útil se tomó los dos surcos centrales eliminando medio

metro de cada extremo (9.0 m2). El RS se determinó en 8.0 m2 de la parcela útil. Las plantas

presentes en esta área se cortaron, se secaron (por diez días), desgranaron y pesó su semilla. Las

plantas del área restante (1.0 m2) se contaron para determinar el número de plantas (NPLM2) y se

les midió su altura (AP) y longitud de la inflorescencia principal (LINFP). Estas muestras se

cosecharon y se secaron a 70 °C por 48 h, una vez secas se pesaron para determinar su biomasa

total (BT). Posteriormente en cada muestra todas las inflorescencias mayores de un cm se

separaron, se contaron, pesaron y se desgranaron para determinar el RS. El índice de cosecha (IC)

se calculó dividiendo el RS entre la BT producida en la muestra de un metro cuadrado y el índice

de desgrane de la inflorescencia (IDINF) se calculó dividiendo el RS entre el peso seco de las

inflorescencias. El peso de 1000 semillas (P1000S) se determinó contando y pesando esta cantidad

en una balanza analítica y la uniformidad del color de la semilla (UCS) se midió en esta misma

muestra, contando las semillas de color diferente al dominante y expresando su valor como

porcentaje. A todas las variables estudiadas se les hizo un análisis de varianza y en las que hubo

significancia estadística (P>0.05) una la prueba de Tukey (P= 0.05). Se calcularon los coeficientes

de correlación de Pearson entre las doce variables evaluadas y se hizo un análisis de regresión
entre las dosis de nitrógeno evaluadas y el RS de cada variedad evaluada. A partir de la ecuación

cuadrática generada, se derivó el valor de la variable X (dosis de N) y a partir de esta se calculó la

dosis óptima fisiológica (DOF) expresada en kg N ha-1. El valor de la DOF calculado se sustituyó

en la ecuación de regresión para calcular el valor de Y de cada variedad y que se relaciona con su

rendimiento óptimo fisiológico (ROF) expresado en kg ha-1 de semilla. Finalmente, la eficiencia

de uso de N (EUN) de cada variedad se estimó mediante la siguiente EUN= (ROF-Rendimiento

sin N)/DOF. El valor de esta variable se expresó en kg de semilla producido por kg N aplicado.

Resultados y Discusión

En el Cuadro 1 se presenta el efecto de las variedades (VARs), dosis de N (DN) y su interacción

(VARs x DN) en 12 parámetros evaluados en chía (Salvia hispanica L.) cultivada en El rancho el

Petacal, Municipio de Tolimán Jalisco, México. A excepción del NPLM2, los parámetros restantes

fueron afectados por las VARs (P >0.05). El NPLM2 se asocia con el manejo del experimento y

la nula significancia indica que la densidad poblacional no influyo en los resultados. De las VARs

estudiadas, Negra Puebla presentó la mayor diferencia fenotípica, y además de ser más tardía (112

DMF), exhibió la LINFP más corta (20 cm) y el más bajo RS (1, 247 kg ha-1). Esto es congruente

con lo reportado por Hernández y Miranda (2008) quienes señalan que los cultivares colectados

en Puebla son fenotípicamente diferentes a los nativos de Jalisco; las tres características distintivas

de la chía de Puebla son su ciclo tardío, semilla 100% negra oscura y la nula presencia de semilla

blanca (Vera, 2012). Los cultivares Pinta, Blanca Acatic y el G-39 tuvieron valores similares de

DIFL, DMF (55 y 105 DDS, respectivamente), IC (0.29) y LINFP (23 cm); esto se debe a que los

tres cultivares tienen el mismo origen geográfico (Acatic, Jalisco, México) y están emparentados

ya que Blanca Acatic y el G-39 se derivaron de la semilla blanca presente de Pinta.


Cuadro 1. Efecto de la fecha de siembra (FS), uso de insecticida (UIN) y la interacción FS x UIN en ocho parámetros evaluados en chía cultivada en Tolimán,
Jalisco, México.
Factor PLM2 DFL DMF AP RS BT IC P1000S LINFP INFM2 IDES CSB
# # # Cm kg ha-1 kg ha-1 Mg Cm # %
Variedades
Pinta 26 55 104 114 1348 4689 0.29 1275 22 237 0.56 13
Blanca Acatic 26 54 103 111 1273 4690 0.27 1247 22 326 0.54 90
G-39 26 59 106 110 1739 5730 0.30 1453 23 289 0.58 0
Negra Puebla 26 55 111 105 1277 4430 0.29 1326 19 251 0.56 100
Tukey 0.05 P NS * * * * * * * * * * *
Dosis de N
0 26 56 101 105 995 3633 0.28 1293 19 233 0.56 50
50 26 56 106 108 11271 4374 0.29 1312 21 258 0.55 51
100 26 56 108 112 1752 6005 0.29 1333 22 295 0.56 51
150 26 56 110 115 1620 5533 0.29 1362 25 318 0.56 51
Tukey 0.05 P NS NS * * ** * Ns * * * * Ns
Variedades x Dosis de N
Pinta x 0N 26 55 98 107 1045 4330 0.24 1231 18 211 0.55 13
Pinta x 50N 26 55 102 113 1183 4020 0.29 1228 19 234 0.54 14
Pinta x 100N 26 55 105 115 1595 5110 0.31 1291 24 249 0.57 13
Pinta x 150N 26 55 109 119 1570 5260 0.30 1350 28 254 0.57 13
Blanca Acatic x 0N 26 54 97 111 897 3390 0.26 1227 21 278 0.53 89
Blanca Acatic x 50N 26 55 102 110 1193 4590 0.26 1242 22 290 0.54 90
Blanca Acatic x 100N 26 54 107 111 1597 5630 0.28 1239 23 358 0.55 91
Blanca Acatic x 150N 26 55 106 112 1404 5110 0.28 1279 23 377 0.55 92
G-39 x 0N 26 55 100 102 1090 3580 0.30 1410 20 219 0.58 100
G-39 x 50N 26 55 107 105 1567 5090 0.31 1448 23 255 0.57 100
G-39 x 100N 26 55 108 113 2209 7630 0.29 1471 23 313 0.58 100
G-39 x 150N 26 55 111 119 2091 6630 0.32 1481 25 370 0.58 100
Negra Puebla x 0N 26 59 109 100 947 3210 0.30 1305 17 224 0.57 0
Negra Puebla x 50N 26 59 111 104 1139 3760 0.30 1328 19 252 0.57 0
Negra Puebla x 100N 26 59 112 107 1608 5630 0.29 1332 20 262 0.55 0
Negra Puebla x 150N 26 59 113 109 1414 5110 0.28 1340 22 268 0.54 0
Media 26 56 106 110 1414 4896 0.29 1322 22 279 0.56 53
Tukey 0.05 P NS * ** **
DIB= inicio de botoneo; DIF: días a inicio de floración; DMF: días a madurez fisiológica; AP: altura de la planta; RS= rendimiento de semilla; BT= biomasa total;
IC= índice de cosecha; P1000S= Peso de 1000 semillas.
Las diferencias del G-39 con relación a Pinta y Blanca Acatic se asocian a que este cultivar ya fue

mejorado genéticamente. El estatus del G-39 como el primer genotipo de alto RS se reflejó en su

potencial productivo (1, 723 kg ha-1) el cual fue 38, 35 y 25% mayor que el de Negra Puebla,

Blanca Acatic y Pinta (1247, 1274 y 1381 kg ha-1, respectivamente) (Cuadro 1; Figura 2). El alto

RS del G-39 se asoció con su capacidad para producir una alta cantidad de BT (5, 764 kg ha-1),

inflorescencias largas (23 cm) y semillas pesadas (1, 454 mg 1, 000 semillas-1) (Cuadro 1); esto lo

confirma la alta correlación entre el RS y la BT, LINFP y P1000S (r2= 0.96; 0.62; y 0.59,

respectivamente) (Cuadro 2). La estrecha asociación del P1000S y el RS en chía, es la base

científica con la que se sustentó el uso del P1000S como criterio de selección del G-39 (Sosa et

al., 2016bc); esto es congruente con el programa de mejoramiento genético que se conduce en

Tailandia para generar cultivares rendidores de chía (Ketthaisong et al., 2016). Esta estrategia de

mejoramiento se basa en que en chía, el P1000S es la única variable que no afecta el ambiente, es

altamente heredable y la ganancia genética de un ciclo es 16% (Cahill y Ehdaie, 2005; Ketthaisong

et al., 2016; Sosa et al, 2016bc). Contrario al factor VARs, la fertilización nitrogenada solo

modificó nueve de los 12 parámetros evaluados; siendo PLM2, DIF y UCS las variables que no

tuvieron significancia (Cuadro 1). La nula influencia de la fertilización con N en la floración se

debe a que en chía, este proceso fisiológico lo controla el fotoperiodo y solo esta especie solo

florece cuando el día es menor de 12.3 horas luz (Ayerza, 2014; Sosa et al., 2017b). En contraparte,

el color de la semilla es un parámetro cualitativo controlado por el genotipo (Cahill y Provance,

2002) y el estado nutricional del cultivo no afecta su expresión. La dosis de N afectó

significativamente las variables DMF, AP, RS, BT, P1000S, LINFP, INFM2 e IDES; las

diferencias exhibidas por estas variables fueron función de la respuesta de las variedades a la dosis

de N aplicada y que al final mejoró su productividad. PIN 1238 BL 1274 NG 1247 1723
2000
Rendimiento de semilla (kg ha-1) 1800
1723
1600
1400 1238 1274 1247
1200
1000
800
600
400
200
0
Pinta Blanca Acatic Negra G-39
Variedades

2000
Rendimiento de Semilla (kg ha-1)

1800
1600 1800
1400 1634
1200
1288
1000
800 1009
600
400
200
0
0 50 100 150
Dosis N

250 Blanca Acatic G-39 Pinta Negra Puebla


Rendimiento de semilla (kg ha-1)

200

150

100

50

0
0 50 100 150
Dosis de Nitrógeno (Kg ha)

Figura 1. Efecto del factor variedades (a); dosis de nitrógeno (b) y su interacción (c) en el

rendimiento de semilla de chía cultivada en Tolimán Jalisco, México.


Cuadro 2. Matriz de correlación entre 10 parámetros medidos en chía cultivada en Tolimán Jalisco,

México.

Variable DMF AP RS BT IC P1000S INFM2 LINFP IDES

DIFL 0.52** -0.53** 0.19ns -0.23ns 0.25ns 0.13ns -0.39ns -0.51 0.17ns

DMF 0.01ns 0.50** 0.42** 0.42** 0.40** 0.42** 0.27ns 0.13ns

AP 0.43* 0.46** 0.06ns 0.06ns 0.31* 0.73** 0.13ns

RS 0.96** 0.35ns 0.59** 0.32ns 0.62** 0.27ns

BT 0.08na 0.45** 0.32* 0.59** 0.12ns

IC 0.59 0.09 0.21 0.08

P1000S 0.01ns 0.29* 0.45**

INFM2 0.22na 0.59**

LINFP 0.12ns

DIF= Días a inicio de floración; DMF= días a madurez fisiológica; AP= altura de la planta; RS= rendimiento de

semilla; BT= biomasa total; IC: índice de cosecha; P1000S: Peso 1000 semillas; INFLM2= Inflorescencias m2; IDES=

índice de desgrane; LINFP= longitud de la inflorescencia principal.

Esto lo corrobora la correlación estimada entre el RS y los DMF, AP, BT, P1000S y LINFP (r2=

0.50, 0.43, 0.96, 0,59, y 0.62, respectivamente) (Cuadro 2). Estos resultados son congruentes con

lo reportado en canola, ajonjolí y cártamo (Kalaiselvan et al., 2001; Siddiqui y Oad, 2006;

Aminpanah, 2013); en estas especies se reporta que la fertilización con N al incrementar los DMF,

AP, BT, P1000S, LINFP e INFM2 indirectamente ayudó a mejorar su RS. De todas las practicas

utilizadas en la agricultura, la fertilización nitrogenada es la que más contribuye a incrementar el

rendimiento de los cultivos; (Erisman et al., 2008; Roberts, 2009) y desde hace 59 años se estima

que la mejora lograda por esta vía es 50% (Collings, 1958). Sin embargo, de acuerdo con Ortiz-

Monasterio et al. (1997) y Sutch (2008), para incrementar la eficiencia del uso de los fertilizantes

nitrogenados en los cultivos, lo más conveniente es emplearlos en combinación con cultivares de


alto rendimiento. Al respecto, en el Cuadro 1 se presenta como la interacción VARs x DNs afectó

las 12 variables evaluadas en chía; además en la Figura 1 se muestra como esta interacción afecta

su potencial productivo. La respuesta de los cultivares evaluados a la dosis de N aplicada fue

similar y los mayores RS se obtuvieron al aplicar 100 kg N ha (Cuadro 1; Figura 1). Bajo este

régimen de N, el G-39 fue el cultivar más rendidor (2,209 kg ha-1); mientras que Pinta con 1, 595

kg ha fue el menos productivo. La magnitud de la respuesta de los cultivares evaluados a dosis de

100 kg N ha-1 fue diferente, esto indica que la fertilización con N no se debe generalizar y lo mejor

es fertilizar tomando en cuenta el potencial productivo, el cual se asocia con el cultivar. En el

Cuadro 3 se presenta la ecuación de la curva del RS de cada cultivar a las dosis de N, su dosis

optima fisiológica de N (DOF), rendimiento óptimo fisiológico (ROF) y eficiencia de uso de N

(EUN).

Cuadro 3. Dosis optima fisiológica (DOF), rendimiento óptimo fisiológico (ROF) y eficiencia de

uso de nitrógeno (EUN) estimada en cuatro cultivares de chía evaluados en Tolimán Jalisco.

Variedad Ecuación de regresión R2 DOF ROF EUN

kg N ha-1 Kg ha-1 Kg Semilla kg-1 N

G-39 Y=1044+16.2x - 0.059x2 0.94 137 2157 8.1

Negra Puebla Y= 900 + 9.53x - 0.039x2 0.81 124 1489 4.8

Blanca Acatic Y= 867 + 10.18x - 0.038x2 0.93 135 1553 5.1

Pinta Y= 1010 + 6.41x – 0.016x2 0.88 198 1643 3.2

DOF= dosis óptima fisiológica; ROF: Rendimiento óptimo fisiológico; EUN= eficiencia de uso del nitrógeno. EUN=

(ROF-Rendimiento sin N)/DOF

El cultivar G-39 además de presentar el mayor ROF (2, 157 kg ha-1), también fue el más eficiente

para recuperar el N proveniente del fertilizante, y en promedio produjo 8.1 kg de semilla kg-1 N

aplicado. La alta capacidad del G-39 para absorber y utilizar el N se asocia con su alta uniformidad
lograda después de seis ciclos de selección; particularmente en con relación a su AP, P1000S y

madurez de la planta; esto le permitió tener menos competencia entre plantas por agua luz y

nutrientes. En contraparte, Pinta aunque fue la segunda mejor variedad más rendidora (ROF=

1,643 kg ha-1), también fue la menos eficiente para usar el N y teóricamente produjo 3.2 kg de

semilla kg-1 N aplicado. La baja EUN de Pinta se asocia a que es una mezcla de genotipos

homocigóticos de semilla blanca, negra e híbridos que resultan de la cruza de estos; de acuerdo

con Hernández et al. (2008) el porcentaje de polinización cruzada es 22%. Varios investigadores

sostienen que la variabilidad genética de la chía es reducida; sin embargo, los resultados del

proyecto de mejoramiento genético que conduce Nutrilite difieren, ya que en la población de Pinta

coexisten plantas de diferente vigor; color de tallo, flor y espiga, altura, DIF, DIM, entre muchas

otras; de acuerdo con el concepto del débil competidor (Donald, 1968), algunas de estas

variaciones resultan en una alta competencia entre plantas que al final se traduce en baja

productividad por unidad de superficie. Actualmente, la chía es la especie domesticada que

presenta más inconsistencias científicas a lo largo de su historia y aunque varias son creencias que

aparecieron después que la población Nahua de México casi se extinguió; también es resultado de

hallazgos y supuestos erróneos aceptados por el escaso conocimiento de esta especie; esto último,

todavía sigue ocurriendo. Algunas de las irregularidades científicas presentes en la literatura son:

(1) su nombre de Salvia hispanica L. que la describe como nativa de España (Linneo, 1753); (2)

la afirmación de que su abandono como cultivo fue resultado de la prohibición española (Ayerza

y Coates, 2006; de Falco et al., 2017); (3) considerarla una especie de temporal que solo florece

en verano (Orozco et al., 2014; Ramírez y Lozano, 2015); (4) Afirmar que resiste el ataque de

plagas y enfermedades (Muñoz et al., 2013; Ayerza y Coates, 2006; Pascual-Villalobos et al,.

1997); (5) suponer que es una planta con bajos requerimientos de fertilización (Jamboonsri et al.,
2012); (6) utilizar su nombre común para referirse al amaranto, chan y huauzontle (Alvarado, 2011;

Allende, 2014; Garcia y de la Cruz, 2016) e incluso la publicación de fotos que no son del cultivo

(Rangaraju y Mohan 2013). Varias de las incongruencias de su manejo agronómico ya fueron

atendidas, pero, al estar vigentes tanto tiempo, evitaron que su sistema de cultivo se modernizara,

como resultado de esto, la chía se continúa cultivando de temporal y bajo un sistema de bajos

insumos. Es un hecho, que bajo este enfoque de manejo, aunque el rendimiento potencial de la

chía es cercano a 3000 kg ha, el RS máximo alcanzable es sólo 500 kg ha-1; de ahí la importancia

de completar su integración a la era moderna lo más pronto posible. En los últimos cinco años, se

ha generado más información agronómica que en los últimos 83 años que fue cuando la chía

renació como cultivo (Rulfo 1937). Con base en ello, hoy se sabe que al igual que los demás

cultivos, el RS en chía se puede mejorar usando variedades rendidoras (Baginsky et al., 2015;

Ketthaisong et al., 2016), fechas de siembra adecuadas (Karim et al., 2015; Sosa et al., 2017a),

localidades aptas para su cultivo (Ayerza y Coates, 2009; Baginsky et al., 2015), pesticidas para

el control de plagas y enfermedades (Sosa et al., 2017ab), densidades de población optimas

(Yeboah et al., 2014; Furlan et al., 2016), irrigación (Yeboah et al., 2014; Karim et al., 2015;

Hernan et al., 2016); y acorde con los resultados de este trabajo, una fertilización adecuada de N.

Desde 2014, la compañía Nutrilite en Jalisco México, conduce investigación aplicada para

identificar las prácticas agronómicas que ayudan a aumentar el RS en chía; a este respecto, la

pregunta es: ¿Por qué el líder mundial en la producción de nutraceuticos decidió hacer esto? Hasta

antes de iniciar este proyecto de integración vertical, el RS de chía en parcelas comerciales de

Nutrilite fue 350 kg ha-1; considerando que para 2018 su demanda anual sería 60 t, se estimó se

necesitarían sembrar 171 ha; obviamente esto sería impráctico, ya que 70% del área cultivable se

tendría que destinar a la producción de chía. Ante este reto, se decidió estudiar las bases que
permiten aumentar el RS por unidad de superficie en chía; por lo tanto, además de conducir un

proyecto de mejoramiento genético para generar variedades rendidoras; también se sometió a

prueba los tres supuestos siguientes: (1) la chía es un cultivo de temporal que solo florece en

verano, (2) presenta bajos requerimientos de fertilización y (3) es resistente al ataque de factores

bióticos. Los resultados obtenidos se han publicado casi de inmediato y en la temporada 2016-

2017 esta información fue clave para producir a nivel comercial chía 100% blanca con un RS

superior a 2, 843 kg ha semilla (Sosa et al., 2017b). Para lograrlo, se dio un giro de 360 grados a

su manejo agronómico y la chía se sembró en inverno (15 Diciembre-15 Enero), se usó riego por

goteo, se trasplantó a 12 plantas m-2 (120 g ha-1 semilla) y se fertilizó de forma balanceada usando

el cultivar Rehnborg. La alta respuesta del cultivar G-39 a la fertilización nitrogenada es función

de la capacidad de su población para crecer en un mismo espacio sin competir por los recursos

disponibles; en contraparte, es posible que los bajos RS exhibidos por las variedades actuales y

particularmente el de Pinta, en parte es resultado de la selección para alta competitividad que

indirectamente ocurre por la dinámica de crecimiento y el sistema de cultivo de esta especie. En

las siembra de chía comúnmente se utilizan 4 kg ha-1 de semilla, esto es 333 semillas m-2 y al

menos 150 PL m-2 como población final (50% emergencia); considerando que esta población es

cuatro veces mayor que estimada como óptima (Yeboah et al., 2015), es evidente que las plantas

que finalmente producen semilla son las más competitivas (en promedio son 20 plantas m-2). Los

agricultores siembran la semilla del ciclo anterior, por lo tanto, es un hecho que al igual que como

sucede con las variedades locales de maíz y frijol, la semilla utilizada proviene de plantas

individualmente altamente productivas; pero de bajo RS como población. De acuerdo con Donald

(1968), la uniformidad genética combinada con la débil capacidad de las plantas para competir son

clave para que una variedad presente alta respuesta a la fertilización; esto explica porque de las
variedades evaluadas, el G-39 fue el más productivo. Está comprobado que las variedades sin

mejorar al ser menos rendidoras demandan menos nutrientes que las variedades modernas y la

baja respuesta de la chía la fertilización reportada podría asociares con la ausencia de variedades

de alto RS. Bajo este contexto, es necesario generar cultivares de alto RS en esta especie tal como

ha sido hecho en otros cultivos.

Conclusiones

El uso de variedades de alto RS y la fertilización con N son dos prácticas agronómicas que ayudan

a mejorar el RS en chía. Las variedades de chía que actualmente se cultivan en México (Pinta,

Negra Puebla y Blanca Acatic) son menos productivas, presentan menor respuesta al N y son

menos eficientes para usar el N aplicado que el cultivar de alto rendimiento G-39 recientemente

desarrollado por la compañía Nutrilite en México y que registrará como la primer variedad de chía

blanca de alto RS. El alto RS del G-39 se asocia con su alta uniformidad que obtuvo después de

seis ciclos de selección, especialmente la asociada con el P1000S, AP y madurez de la planta.

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