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EL SILOGISMO Y EL TAO 1
Más de mil millones de personas en el mundo hoy reivindican una herencia intelectual de
la Grecia antigua. Más de dos mil millones son herederos de las antiguas tradiciones de
pensamiento chinas. Las filosofías y logros de griegos y chinos de hace 2,500 años fueron
notablemente disímiles, así como lo fueron las estructuras sociales y sus concepciones de
sí mismos. Y, como espero demostrarlo en este capítulo, los aspectos intelectuales de
cada sociedad cobran sentido a la luz de sus características sociales.
A nosotros, hoy en día, el amor del pueblo por el teatro y su voluntad de soportar alguna
inconvenencia para satisfacerlo tal vez no parezca terriblemente extraño. Pero entre las
grandes civilizaciones de la época, incluyendo a Persia, la India y el Medio Oriente, así
como la China, sólo es posible imaginar a los griegos como capaces de sentirse tan libres,
de confiar lo suficiente en su capacidad de controlar sus propias vidas como para
emprender un largo viaje sólo con el fin de obtener un goce estético. Los contemporáneos
de los griegos vivían en sociedades más o menos autocráticos en las cuales la voluntad
del rey era la ley y desafiarla era buscar la muerte. No habría sido en el interés del
gobernante permitir que sus súbditos erraran por el campo aún si sus vínculos a la tierra y
las rutinas de la agricultura les permitieran concebir la idea de emprender un largo viaje
con el propósito de la recreación.
Igualmente asombroso, aún para nosotros hoy en día, es el hecho de toda la nación griega
depusiera sus herramientas – incluyendo sus armas si las ciudades estado estaban en
guerra las unas con otras – para participar en las Olimpíadas como atletas o como
público.
Los griegos, mucho más que cualquier otro pueblo antiguo, y de hecho más que la
mayoría de la gente en el planeta hoy, tuvieron un notable sentido de la agentividad
personal – el sentimiento de que tenían las riendas de sus vidas en sus propias manos y
estaban libres para actuar como eligieran. Una definición de la felicidad para los griegos
era que consistía en ser capaz de ejercer sus poderes en búsqueda de la excelencia en una
vida libre de restricciones.
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Tomado de Richard E. Nisbett, The Geography of Thought, How Asians and Westerners Think
Differently… and Why, New York, The Free Press, 2003. Traducción: A. Sampson
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Mientras que para los antiguos griegos una ocasión especial podría ser la asistencia a
obras de teatro y recitales, una ocasión especial para los chinos del mismo período sería
una oportunidad para visitar amigos y familia. Hubo una práctica llamada chuan men,
literalmente “hacer de las puertas una cadena”. Las visitas, que tenían el objetivo de
demostrar respeto a los anfitriones, fueron especialmente comunes en los días de fiesta.
Los que eran visitados de primero eran percibidos como más importantes que los
visitados más tarde.
La contraparte china a la agentividad griega era la armonía. Cada chino era, primero y
por encima de todo, miembro de alguna colectividad, o más bien de varias colectividades
– el clan, el pueblo, y especialmente la familia. El individuo no era, como para los
griegos, una unidad encapsulada que mantenía una identidad constante en todas las
circunstancias. En cambio, como el filósofo Henry Rosemont ha escrito: “… Para los
primeros confucianos, no hay ningún yo aislado que pueda ser considerado en abstracto:
yo soy la totalidad de papeles que vivo en relación con otros específicos… Tomados
colectivamente, tejen, para cada uno de nosotros, un patrón único de identidad personal,
tal que si algunos de mis papeles cambian, los demás por necesidad también cambiarán,
literalmente volviéndome una persona diferente.”
A los chinos les interesaba menos el control de los otros o del entorno, y más bien el
control de sí, para minimizar la fricción con los otros en la familia y en el pueblo y para
facilitar la obediencia a las exigencias del estado administrado por los magistrados. El
ideal de la felicidad no era, como entre los griegos, una vida que permitiera el libre
ejercicio de los talentos distintivos, sino las satisfacciones de una simple vida rural
compartida en una red social armoniosa. Mientras que las ánforas y vasos de los griegos
llevan escenas de batallas, competencias atléticas y bacanales, los rollos y porcelanas
chinos antiguos representan escenas de actividades familiares y placeres campesinos.
Los chinos no se habrían sentido como los peones indefensos de los superiores y de los
miembros de la familia. Por lo contrario, habría habido un sentimiento de agentividad
colectiva. El principal sistema moral de China – el confucianismo – era esencialmente
una elaboración de las obligaciones que prevalecían entre emperador y súbdito, padre e
hijo, esposo y esposa, hermano mayor y hermano menor, entre amigos. La sociedad china
hacía que el individuo se sintiera una parte integral de un organismo social generalmente
benigno, grande y complejo en el que claras obligaciones mutuas servían como guía de la
conducta ética. La ejecución de papeles prescritos – en un sistema organizado y
jerárquico – constituía la esencia de la vida cotidiana china. No había contraparte al
sentimiento griego de libertad personal. Los derechos individuales en la China
correspondían a la “parte” individual de los derechos de la comunidad en su totalidad, y
no una licencia para hacer lo que viniera en gana.
La aproximación china a la comprensión del mundo natural era tan diferente de la de los
griegos como su comprensión de sí mismos. Muy pronto en su estudio de los cielos, los
chinos creyeron que los eventos cósmicos como los cometas y las eclipses podrían
predecir acontecimientos importantes en la tierra, como el nacimiento de conquistadores.
Pero cuando descubrieron las regularidades en estos eventos, en lugar de construir
modelos de ellos, perdieron interés en ellos.
La falta de asombro entre los chinos es especialmente notable cuando se tiene en cuenta
el hecho de que la civilización china estuvo muy por delante tecnológicamente respecto a
la civilización griega. Se ha acreditado a los chinos la invención original o independiente
de los sistemas de irrigación, la tinta, la porcelana, la brújula magnética, los estribos, la
perforación en profundidad, el triángulo de Pascal, las esclusas en los canales, la
navegación por proa y popa, los compartimientos estancos, el timón en la popa, el barco
de paletas, la cartografía cuantitativa, las técnicas de inmunización, las observaciones
astronómicas de novas, la sismografía y la acústica. Muchos de estos logros tecnológicos
se obtuvieron cuando Grecia no tenía virtualmente ninguno.
Pero, como lo observa el filósofo Hajime Nakamura, los adelantos chinos reflejan un don
por lo práctico, no una tendencia a la teoría e investigación científicas. Y como lo ha
escrito el filósofo y sinólogo Donald Munro: “En el confucianismo no había ningún
pensamiento sobre el saber que no conllevara alguna consecuencia en la acción.”
Las filosofías de Grecia y China reflejaron sus prácticas sociales distintivas. Los griegos
se preocuparon por comprender la naturaleza fundamental del mundo, aunque en modos
distintos en épocas distintas. Los filósofos de Ionia (incluyendo a Turquía occidental,
Sicilia e Italia del sur) del siglo sexto a.c. fueron de orientación enteramente empírica, y
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construían sus teorías sobre la base de la observación sensorial. Pero en el siglo quinto se
produjo un cambio hacia la abstracción y la desconfianza de los sentidos. Platón pensaba
que las ideas – las formas – poseían una genuina realidad y que el mundo podría
entenderse mediante una aproximación lógica a sus significados, sin referencia al mundo
de los sentidos. Si los sentidos parecían contradeccir las conclusiones obtenidas a partir
de los primeros principios y la lógica, había que ignorar los sentidos.
Aunque Aristóteles no otorgaba realidad a las formas, pensaba que los atributos poseían
una realidad distinta de sus encarnaciones concretas en objetos. Para él, tenía sentido
hablar no sólo de un objeto sólido, sino de atributos en el abstracto – solidez, blancura,
etc. – y sostener teorías sobre estas abstracciones. Las propiedades centrales, básicas, sine
qua non de un objeto constituían su “esencia”, que era incambiante por definición, pues si
la esencia de un objeto cambiaba ya no era ese objeto sino otra cosa diferente. Las
propiedades de un objeto que podrían cambiar sin cambiar la esencia eran propiedades
“accidentales”. Por ejemplo, este autor carece tristemente de talento musical, pero si
súbitamente poseyera tal talento, aún sería la misma persona. El talento musical, por
tanto, es una propiedad accidental, y su cambio no constituye un cambio en la esencia de
la persona. Así, la filosofía griega se diferenció enormemente de la china en la medida en
que se preocupó profundamente por la pregunta por las propiedades que constituían a los
objetos, y que eran alterables sin cambiar la naturaleza del objeto.
El idioma griego mismo fomentó el enfoque sobre los atributos y la conversión de los
atributos en abstracciones. Como en otros idiomas indo-europeos, cada adjetivo puede
adquirir el estatuto de un sustantivo si se le agrega cierto sufijo: “blanco” se convierte en
“blancura”; “amable” en “amabilidad”. Una práctica habitual de los filósofos griegos era
la de analizar los atributos de un objeto – persona, lugar, cosa o animal – y categorizar el
objeto sobre la base de sus atributos abstraídos. Luego, pretendían comprender la
naturaleza del objeto, y la causa de sus acciones, sobre la base de reglas que gobernaban a
las categorías. Así, los atributos de un cometa se observarían y el objeto sería
categorizado en varios grados de abstracción – este cometa, un cometa, un cuerpo
celestial, un objeto en movimiento. Reglas en varios niveles de abstracción se generarían
como hipótesis y el comportamiento del cometa se explicaría en términos de reglas que
parecían funcionar en un nivel dado de abstracción.
Pero aún más básico en la filosofía griega es su esquema de fondo, que consideraba al
objeto en aislamiento como el foco apropiado de atención y análisis. La mayoría de los
griegos consideraban a la materia como particulada y separada – formada en objetos
discretos – así como los humanos eran vistos como separados los unos de los otros y
pensados como totalidades distintas. Una vez que se toma al objeto como punto de
partida, entonces muchas cosas siguen automáticamente: los atributos del objeto se
vuelven centrales; los atributos se convierten en la base de la categorización del objeto;
las categorías se convierten en la base de la construcción de reglas; y los eventos,
entonces, son comprendidos como el resultado de que los objetos se comportan de
acuerdo con reglas. Por “objetos” quiero decir tanto objetos humanos como no humanos,
pero de hecho la naturaleza del mundo físico era de gran preocupación para los filósofos
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griegos. Las relaciones humanas y la conducta ética eran importantes para los griegos
pero no tenían el interés absorbente que tenían para los chinos.
La orientación china hacia la vida fue formada por la mezcla de tres filosofías diferentes:
el taoismo, el confucianismo, y, mucho después, el budismo. Cada filosofía destacaba la
armonía y en general no fomentaba la especulación abstracta.
Hay un relato chino antiguo, todavía conocido por la mayor parte de los asiáticos hoy en
día, acerca de un viejo campesino cuyo único caballo se le escapó. Sabiendo que el
caballo era el medio de procurarse la vida, sus vecinos vinieron a compadecerlo. “¿Quién
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Esta historia, que puede continuar hasta que la paciencia del público lo aguanta, expresa
una postura oriental fundamental hacia la vida. El mundo está en un constante cambio y
está lleno de contradicciones. Para comprender y apreciar un estado de cosas se requiere
su contrario; lo que parece ser verdadero ahora puede ser lo contrario de lo que parece ser
(p.e., la respuesta del primer ministro Chou En-lai en la época comunista cuando le
preguntaron si pensaba que las consecuencias de la revolución francesa habían sido
benéficas: “Es muy temprano para decirlo”).
El yin (lo femenino y lo oscuro y lo pasivo) alterna con el yang (lo masculino y lo
iluminado y lo activo). En efecto, el yin y el yang sólo existen el uno por el otro, y
cuando el mundo está en un estado yin, este es un signo seguro de que está a punto de
pasar a un estado yang. El signo del tao que significa “el Camino” para convivir con la
naturaleza y los seres humanos, consiste en dos fuerzas bajo la forma de una voluta
blanca y otra negra. Pero la voluta negra contiene un punto blanco y la voluta blanca
contiene un punto negro. Y “el yang más verdadero es el yang que está en el yin”. El
principio del yin-yang es la espresión de la relación que existe entre fuerzas opuestas pero
que se interpenetran y se complementan, cada una hace inteligible a la otra o crea las
condiciones para alterarse mutuamente.
El taoismo es la fuente de una buena parte de la filosofía que subyace a las artes
medicales de China. La fisiología se explicaba en un nivel simbólico por el principio del
yin y del yang y por los Cinco Elementos (tierra, fuego, agua, metal y madera), que
también proporcionaron las explicaciones detrás de la magia, los encantamientos y los
afrodisíacos. La palabra ch’i era ubicua y significaba diversos conceptos: “aliento”,
“aire” o “espíritu.”
Confucio, quien vivió entre 551 y 479 a.c., no fue tanto un dirigente religioso sino más
bien un filósofo de la ética. Se preocupaba por las relaciones apropiadas entre las
personas, que en su sistema eran jerárquicas y estrictamente estipuladas. Cada miembro
de cada una de las parejas de relaciones (esposo-esposa, etc.) tenía claras obligaciones
respecto al otro.
El confucianismo ha sido llamado la religión del sentido común. Sus partidarios son
instados a abrazar la doctrina del Punto Medio – no ser excesivo en nada y suponer que
entre dos proposiciones y entre dos individuos en conflicto, hay verdad en ambos. Pero,
en realidad, el confucianismo, como el taoismo, se interesa poco en hallar la verdad y
más bien en hallar el Tao – el Camino – para vivir en el mundo.
El budismo, proveniente de la India, llegó a China siglos después del período clásico que
estamos examinando. Los chinos absorbieron de buen gana los aspectos congeniales del
budismo, incluyendo lo que había estado ausente de la filosofía china, especialmente una
epistemología o teoría del conocimiento. Las tres orientaciones compartían convicciones
respecto a la armonía, el holismo y la influencia recíproca de todo sobre prácticamente
todo. Estas orientaciones ayudan a explicar por qué la filosofía china carecía no sólo de
una concepción de los derechos individuales, sino a veces parece (al menos después de
que el budismo comenzó a ejercer una influencia) de un reconocimient de mentes
individuales. Un neoconfuciano del siglo doce escribió: “El universo es mi mente y mi
mente es el universo. Los sabios aparecieron hace decenas de miles de generaciones.
Ellos compartieron esta mente; compartieron este principio. Los sabios volverán a
aparecer dentro de decenas de miles de generaciones. Compartirán esta mente,
compartirán este principio.”
El holismo común a las tres generaciones sugieren que cada evento está en relación con
todo otro evento. Una idea clave es la de resonancia. Si se tañe una cuerda en un
instrumento, se produce una resonancia en otra cuerda. El hombre, el cielo y la tierra
crean resonancias los unos en los otros. Si el emperador comete un delito, todo el
universo queda desequilibrado.
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En la crítica literaria china hay distintos métodos de escritura llamados “el método de
contemplar una fogata al otro lado del río” (un estilo impersonal), “el método de la
libélula que va rozando la superficie del agua” (un toque ligero), “el método de pintar un
dragón marcando con nitidez sus ojos” (destacar los puntos relevantes).
Para los chinos, el esquema subyacente de la naturaleza del mundo era la de una masa de
sustancias más bien que una colección de objetos discretos. Al mirar un trozo de madera,
el filósofo chino veía un todo sin fisuras compuesto de una sola sustancia, o quizás de
sustancias de diversos tipos que se interpenetraban. El filósofo griego habría visto un
objeto compuesto de partículas. Se debatía en Grecia si el mundo estaba compuesto por
átomos o por sustancias continuas, pero ese asunto nunca fue planteado en China. Estaba
compuesto por sustancias continuas, y pare de contar. El filósofo de la ciencia Joseph
Needham ha escrito: “Su universo fue un medio continuo o matriz dentro de la cual las
interacciones entre las cosas tenían lugar, no por el choque de átomos, sino por
influencias que se irradiaban.”
Así, los filósofos de China y Grecia eran tan diferentes como sus respectivas vidas
sociales y concepciones de sí mismos. Y las diferencias filosóficas reflejan las sociales en
varios respectos.
La vida social china era interdependiente y la consigna no era la libertad sino la armonía
– la armonía entre los humanos y la naturaleza para los taoistas y la armonía de los
humanos con otros humanos para los confucianos. De modo semejante, el Camino, y no
el descubrimiento de la verdad, era la meta de la filosofía. El pensamiento que no guiaba
la acción carecía de frutos. El mundo era complejo, los acontecimientos estaban
interrelacionados, y los objetos (y las personas) estaban conectados “no como pedazos de
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un pastel sino como cuerdas en una red”. El filósofo chino veía una familia de miembros
interrelacionados donde el griego veía una colección de personas con atributos
independientes de toda conexión con las demás. La complejidad y la interrelación
significaban para los chinos que cualquier intento de comprender el objeto sin tomar en
cuenta su contexto estaba condenado al fracaso. Aún en las mejores circunstancias, el
control de los resultados era difícil.
¿CONTRADICCIÓN O CONEXIÓN?
LA CIENCIA Y LAS MATEMÁTICAS EN GRECIA Y CHINA
“gravedad”. Pero, por supuesto, un pedazo de madera que se arroja al agua flota en vez
de hundirse. Aristóteles explicaba este fenómeno atribuyendo a la madera la propiedad de
la “levedad”. En ambos casos, el enfoque se hace exclusivamente sobre el objeto, sin
prestar atención a la posibilidad de que alguna fuerza por fuera del objeto podría ser
pertinente. Pero los chinos pensaban al mundo como consistiendo en sustancias en
interracción continua, así sus intentos de comprenderlo hicieron que se orientaran hacia
las compeljidades del “campo” entero, es decir, el contexto o entorno como un conjunto.
La noción de que los eventos siempre ocurren en un campo de fuerzas habría sido
perfectamente obvia a los chinos. Por tanto, los chinos tuvieron una especie de
reconocimiento del principio de la “acción desde una distancia” dos mil años antes de que
Galileo lo formulara. Tenían conocimiento del magnetismo y la resonancia acústica, por
ejemplo, y creían que era el movimiento de la luna lo que causaba las mareas, un hecho
que incluso se le escapó a Galileo.
En el desierto de China occidental están enterrados los cuerpos de personas altas, de pelo
rojo, asombrosamente bien preservados, de apariencia caucásica. Llegaron a ese lado del
mundo hace varios miles de años. Además de su aspecto, difieren de los pueblos que
vivían en esa área en otro aspecto interesante. Muchos muestran claros signos de haber
sido intervenidos quirúrgicamente. En toda la historia china, la cirujía ha sido una rareza.
La convicción de los chinos respecto a la interrelación de todo con todo, les hizo evidente
que los objetos son alterados por su contexto. Así, cualquier intento de categorizar los
objetos con precisión no les habría parecido de gran ayuda para comprender los eventos.
El mundo simplemente era demasiado complejo y e interactivo para que las categorías y
las reglas fueran de mayor ayuda para la comprensión o control de los objetos.
Los chinos tenían razón respecto a la importancia del campo para una comprensión del
comportamiento del objeto y tenían razón respecto a la complejidad, pero su falta de
interés en las categorías les impidió descubrir las leyes que realmente eran capaces de
explicar clases de eventos. Y por más que los griegos tendían a simplificar en exceso y a
satisfacerse con seudo-explicaciones que implicaban propiedades inexistentes,
comprendieron correctamente que era necesario categorizar los objetos para poder
aplicarles reglas. Puesto que las reglas son útiles en la medida en que se aplican a la gama
más amplia de objetos, había una constante presión hacia la generalización a altos niveles
de abstracción para que las reglas fueran aplicables al máximo. Esta presión hacia la
abstracción a veces – aunque no siempre – era útil.
Se dice que un grupo de matemáticos asociados con Pitagóras tiró por la borda a un
hombre porque se descubrió que había revelado el escándalo de los números irracionales,
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como la raíz cuadrada de 2, que sigue y sigue sino un patrón predecible: 1.4142135…
Aunque esta historia sea apócrifa, ciertamente es verdad que la mayoría de los
matemáticos griegos no consideraban los números irracionales como números
verdaderos. Los griegos vivían en un mundo de partículas discretas y la naturaleza
continua y sin fin de los números irracionales era tan implausible que los matemáticos no
los tomaron en serio.
Por el otro lado, a los griegos probablemente les complacía el modo en el cual llegaron a
saber que la raíz cuadrada de 2 es irracional, es deccir mediante una prueba por la
contradicción. Se postulan dos números enteros, n y m, tales que la raíz cuadrada de 2 =
n/m y se demuestra que esto conduce a una contradicción.
Los griegos se centraban en, y hasta podría decirse que estaban obsessionados por, el
concepto de contradicción. Si una proposición estaba en una relación contradictoria con
otra, entonces una de las proposiciones tenía que ser rechazada. El principio de la
ausencia de contradicción constituye la base de la lógica proposicional. La explicación
general de por qué los griegos, y no otro pueblo, inventaron la lógica, es que una
sociedad en la que el debate desempeña un papel prominente comenzará a reconocer los
argumentos que por definición están fallidos, debido a que su estructura termina en una
contradicción. Las reglas básicas de la lógica, incluyendo el silogismo, fueron elaboradas
por Aristóteles. Se dice que inventó la lógica porque le fastidiaba escuchar los malos
argumentos en la asamblea política y en el ágora. Obsérvese que el análisis lógico es una
especie de continuación de la tendencia griega a descontextualizar. Se aplica la lógica al
despojar el significado de las proposiciones dejando intacta sólo su estructura formal.
Esto hace más fácil ver si un argumento es válido o no. Por supuesto, como a los
orientales les encanta señalar, ese tipo de descontextualización no carece de peligros.
Igual a los antiguos chinos, se esfuerzan por ser razonables y no racionales. El
mandamiento de evitar los extremos puede ser un principio tan útil como la exigencia de
evitar las contradicciones.
El filósofo chino Mo-tzu hizo serios avances en la dirección del pensamiento lógico en el
siglo quinto a.c., pero nunca formalizó su sistema y la lógica tuvo una muerte prematura
en China. Salvo este breve interludio, los chinos carecieron no sólo de lógica, sino
incluso del principio de contradicción. La India sí tuvo una fuerte tradición lógica, pero la
traducción china de los textos indios estaba llena de errores e incomprensiones. Aunque
los chinos hicieron avances sustanciales en álgebra y aritmética, hicieron poco progreso
en geometría porque las demostraciones reposan sobre la lógica formal, especialmente
sobre la nación de contradicción. (El álgebra no se volvió deductiva sino hasta Descartes.
Nuestro sistema educativo conserva el recuerdo de su separación al enseñar el álgebra y
la geometría como materias separadas.)
El cero fue concebido por los griegos, pero fue rechazado porque se alegaba que
constituía una contradicción. El cero es igual al no ser y el no ser no puede ser. Una
comprensión del cero, así como del infinito y de los infinitesimales, en últimas tuvo que
ser importado del Oriente.
¿Por qué los antiguos griegos y chinos, que son los únicos pueblos antiguos cuya vida
mental nos es conocida, difirieron tanto en sus hábitos de pensamiento o, al menos, entre
los intelectuales? ¿Y por qué había tal “resonancia” entre las formas sociales y la
comprensión de sí, por un lado, y los presupuestos filosóficos y aproximaciones
científicas, por el otro? Respuestas a estas preguntas tienen implicaciones para la
comprensión de las diferencias entre el pensamiento oriental y occidental que existen hoy
en día.