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- PREGUNTAS FINALES PSICOPATOLOGÍA 1–

UNIDAD 2

1. Indique cual es el método empleado por Jaspers y como reorganiza el campo de la


psicopatología. Diferéncielo del método empleado por Freud y su primera organización de la
nosología.

Jaspers propone reordenar el campo psiquiátrico a partir de la Psicopatología, considerada por


él como una ciencia autónoma y complementaria de la Psiquiatría. Para este fin, la Psicopatología
tiene que tener su propio método. En este marco propone un binomio metodológico en el orden
de la causa: las relaciones de comprensión y de explicación. Una manifestación psicopatológica es
comprensible cuando existe una relación de sentido entre la vivencia y la manifestación. En este
sentido, no hay ruptura en la cadena de sentido, no hay una ruptura con la personalidad previa, se
mantiene la conexión, y es por eso que habla de “psicogénesis”. Por su parte, cuando no se puede
encontrar el nexo entre la vivencia y la manifestación se habla de explicación, y en este punto hay
que recurrir a mecanismos extraconscientes: las hipótesis teóricas en relación a un proceso
orgánico. Acá se evidencia una ruptura en la continuidad del sentido. Esta es la manera en como
él piensa que hay que estudiar la psique enferma dentro de los límites de la conciencia. En este
punto, ya se diferencia del psicoanálisis, porque para Jaspers no hay hipótesis de un inconsciente
psíquico.
En cuanto a la reorganización del campo de la Psicopatología, divide la clínica en procesos y
desarrollos. En los procesos irrumpe en el mundo una significación nueva que no tiene conexión
con la personalidad previa. Es incomprensible ya que hay una ruptura, y por ende hay que recurrir
a algún mecanismo extraconsciente (por ejemplo, la esquizofrenia). En un inicio, el proceso es
explicable, pero, si posteriormente hay una elaboración delirante, esta elaboración podría ser
comprensible. En cambio, los desarrollos son metodológicamente comprensibles, por eso habla de
“reacciones verdaderas”: no hay que apelar a mecanismos extraconscientes, son la expresión de un
proceso traumático (por ejemplo, un delirio pasional).
Por su parte, Freud utilizaba el método de la asociación libre, dejando hablar libremente al sujeto
se va a trabajar y se van a poder vencer las resistencias; en este sentido, los prejuicios, las creencias
y las vivencias no deben entrar en la escucha, y es por eso que los fundamentos de este método es
la neutralidad.
En cuanto al campo de la Psicopatología, la primera nosografía freudiana constaba básicamente
en dividir las Neurosis Actuales de las Neuropsicosis de defensa.
Las primeras, las Neurosis Actuales, incluyen a la Neurosis de angustia y a la Neurastenia
(posteriormente va a introducir a la Hipocondría en esta clasificación), y se caracterizan por una

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etiología sexual, pero el origen no debe buscarse en los conflictos infantiles sino en el presente. Los
síntomas resultan entonces directamente de la falta o inadecuación de la satisfacción sexual y por
ende la etiología entonces es somática y no psíquica. Además, no poseen ningún mecanismo.
En cambio, las Neuropsicosis de defensa incluyen la Neurosis Obsesiva, la Histeria (de
conversión), la Paranoia. En todas estas, la etiología es sexual, pero el origen se remonta a conflictos
en la infancia. Como condición necesaria debe haber ocurrido una vivencia infantil, pero con esto
no alcanza, ya que después de la pubertad debe darse una vivencia adulta como condición suficiente
para que se produzca el trauma. La fuente de excitación se halla en la esfera psíquica.

2. ¿Cómo diferencia Cotard el delirio de negaciones de la melancolía del delirio de


persecuciones? Con respecto a este último distinga las formas interpretativas de las formas
reivindicativas por Serieux y Capgras.

Cotard hace una descripción de un tipo particular de melancolía ansiosa que tiene por
característica principal una tendencia a la negación: el delirio de negaciones. En este delirio
particular el sujeto es severo consigo mismo y se presenta como tímido; las alucinaciones que puede
presentar son más del tipo de un monólogo, repite lo que la voz le dice. Además, se autoacusa y
presenta un sentimiento de indignidad melancólica, que lo puede llevar al suicidio. Asimismo,
pueden aparecer fenómenos hipocondríacos: por un lado, aparece una hipocondría moral, una
certeza de que son incapaces. Pero por otro lado, también una hipocondría física: llegan a pensar
que no tienen más cerebro, ni estómago, ni corazón, que están muertos o que son inmortales. Por
último, en cuanto a la evolución del delirio, tiene un carácter de ruptura muy marcado; y si se cura,
(muy poco probable) también sucede de repente.
Por su parte, en el delirio de persecución paranoico el sujeto se presenta como orgulloso, y la
culpa es siempre de los demás; en vez de aparecer indignidad, se presenta una inocencia paranoica.
En las alucinaciones, el enfermo lucha, replica a las voces, discute con ellas. Esto lo puede llevar a
un homicidio. Los perseguidores o los otros atacan las facultades morales y los vuelven idiotas, le
impiden pensar. Luego puede aparecer una hipocondría física: piensan que le envenenaron los
alimentos, y por eso no comen. Asimismo, el delirio se pierde con la personalidad misma.
En este marco, se puede diferenciar en la paranoia, desde Sérieux y Capgras, el delirio de
interpretación del delirio de reivindicación. Ambos son delirios sistemáticos crónicos que no
conducen a un deterioro de la personalidad, pero en el delirio de interpretación no hay una idea
directriz inicial, es decir, el delirio se da en forma de red, se va expandiendo, toda la realidad se
vuelve objeto de interpretación, hay certeza de significación (aunque en un principio la significación
sea enigmática). Se basa además en interpretaciones delirantes; es decir, en razonamientos falsos
que tiene como punto de partida un hecho real o exacto, pero que en virtud de las tendencias
anteriores del enfermo, toma una significación personal que hace que el enfermo se vea empujado

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a relacionar todo consigo mismo. Además, es incurable y transforma la realidad, la concepción del
mundo.
En cambio, el delirio de reivindicación se caracteriza por el dominio exclusivo de una idea fija
(“idea obsesiva”) que se impone a la mente del enfermo de un modo tenaz, que orienta toda su
actividad, lleva al enfermo a actuar (facilidad del pasaje al acto) y que está acompañada de una gran
excitación. En este sentido, el delirio se da en sector. El contenido de la idea es en general un
perjuicio; el enfermo defiende un derecho que ha sido quebrantado. Muchas veces el perjuicio del
punto de partida es real. A partir de ahí se comienza una lucha por lograr que sus derechos sean
reconocidos, o lucha porque se reconozcan ideas políticas o religiosas. La vehemencia o fuerza con
que defienden estas ideas es tal que son realmente peligrosos, porque tienen esta tendencia a pasar
al acto. Además, tiene más posibilidades de retroceder, puede remitir el delirio.

3. Delirio de interpretación, delirio de reivindicación y diferenciarlos de la melancolía


delirante.
(Para el delirio de interpretación y de reivindicación ver pregunta 2).
La melancolía delirante, según Séglas, se instala de manera secundaria sobre la melancolía
simple. Aparece un delirio con características muy precisas, acompañadas muchas veces de
alucinaciones. El delirio es de contenido variable, y puede depender de las características previas
del sujeto. Las ideas toman el contenido de ruina, insuficiencia incapacidad, de rebajamiento de sí,
de autoacusación, en donde el sujeto se siente una basura. El diagnóstico se da por la agrupación
de ciertas características.
Por un lado, el delirio es secundario al dolor moral, como un intento de explicar el malestar. No
es una elaboración consciente sino automática. Antes de que el sujeto se lo pregunte, la respuesta
le llega. Por otro lado, es penoso: la consciencia no lleva más que la idea-dolor. Está marcado por
el sello de lo negativo, el sujeto se siente incapaz, miserable, que no merece vivir. Asimismo, hay
una fijeza y monotonía: repetición constante de las mismas lamentaciones.
Además, es un delirio de espera, el sujeto está en una posición de pasividad y resignación frente
a lo que le pasa. Espera el castigo del cual tiene la certeza absoluta de que se lo merece. El sujeto
espera que le suceda una pena. Hay menos posibilidad de realizar el suicidio, ya que su abulia los
pone a salvo por no tener la fuerza para actuar. Las alucinaciones (visuales y auditivas) suelen
acompañar este delirio. También a veces hay un delirio retrospectivo, y el enfermo busca en el
pasado las razones de su estado moral penoso. Por último, es divergente, la dirección de sus ideas
parten del enfermo, él es el centro, se acusa a sí mismo.

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4. Diferencie Paranoia y demencia precoz en Kraepelin desde el criterio evolutivo. Y cuál es
el aporte de Freud metapsicológicamente.

Para Kraepelin, desde el criterio clínico-evolutivo, a la paranoia la define como un desarrollo


insidioso de un sistema delirante, es decir, que es engañoso en un principio y tiene una apariencia
benigna, pero lo que asecha por detrás es solapadamente algo maligno. Además posee una
evolución continua, y el delirio se torna duradero e imposible de conmover, por eso termina siendo
una enfermedad crónica. En su fase final, hay una conservación completa de la claridad y el orden
del pensamiento, la voluntad y la acción, por lo cual no termina de un déficit total de la
personalidad.
Por su parte, la demencia precoz consiste en una serie de estados, que se desarrollan a edad
temprana, cuya característica común es la destrucción peculiar de las conexiones internas de la
personalidad psíquica: una vez desencadenada la enfermedad el deterioro es rápido en el curso del
proceso mórbido. Es de evolución continua signada por debilidades peculiares, hasta llegar a un
deterioro psíquico.
Freud, por su parte, a partir de la lectura de las Memorias de Schreber, plantea que la
especificidad del mecanismo paranoico debe buscarse en la represión, en sus tres fases.
Específicamente, la primera fase de la represión corresponde a los puntos de fijación, lo que va a
hacer las veces de la predisposición: es un momento pasivo o mudo. En este marco, plantea para
la Paranoia una fijación sobre todo en el narcisismo, lo que conlleva a un tipo de desenlace más
favorable, y por el mecanismo de la proyección se puede restituir la personalidad. Esta restitución
coincide con la tercera fase de la represión: el retorno de lo reprimido. En cuanto a la segunda fase,
la represión propiamente dicha, es un momento que opera por desasimiento libidinal.

5. Paranoia para Kraepelin en su sexta edición en cuanto a síntomas fundamentales, causa y


evolución, y como la diferencia de la demencia paranoides, y locura maniaco-depresiva.

(Para el criterio evolutivo de la paranoia y la demencia precoz, ver pregunta 4).


Kraepelin plantea en la sexta edición que la paranoia es de causa orgánica endógena: las causas
serían degenerativas, es decir, relativas a una tara constitucional del cerebro (factores infecciosos o
lesionales), y habría una predisposición para que el órgano se dañe. El delirio crece de una forma
muy lenta: recelo vago, malestar indefinido, cierta sospecha, orgullo altivo, se siente despreciado
por su familia y amigos, se vuelve más desconfiado y susceptible. Todo es tomado como signo de
hostilidad hacia su persona. En este marco, para Kraepelin la alucinación no es un síntoma
fundamental de la paranoia; por el contrario, existe un trabajo de elaboración lento, gradual,
progresivo, que apunta a la coherencia de ideas delirantes, a eliminar contradicciones internas,

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encontrar motivos, efectos, y se halla una convicción, por lo que es imposible de quebrantar, es
inalterable, incorregible. El trastorno afecta principalmente al juicio.
En la demencia precoz, en cambio, Kraepelin plantea un tipo de forma en donde es el juicio la
esfera más afectada por sobre la voluntad y la afectividad. A esta forma la denominó demencia
paranoide. Es de causa orgánica exógena, en donde un factor exógeno afectaría al cerebro (él se lo
atribuía a una toxina sexual). En cuanto a los síntomas fundamentales (específicos, distintivos de la
enfermedad y constantes), propone el repliegue afectivo o indiferencia, las perturbaciones de la
voluntad y la perturbación del curso del pensamiento, que confluyen en la pérdida de la unidad
interior. Y como síntomas accesorios (no específicos ni distintivos de la enfermedad, que pueden
estar presentes o no, y transitorios, es decir que pueden remitir o desaparecer), aparecen las
alucinaciones, ideas delirantes, automatismos gestuales catatónicos, accesos depresivos o
excitativos, e impulsiones.
Por último, en cuanto a la locura maníaco-depresiva, Kraepelin reúne bajo ese nombre un grupo
heterogéneo de estados patológicos que no conducen necesariamente a un deterioro (como en la
Demencia Precoz) o a la organización del delirio crónico (como en la Paranoia). Esta enfermedad
es de causa endógena, y evoluciona de acuerdo a accesos, los cuales se suceden entre sí, es decir,
por un ciclo de etapas precisas. Estos accesos suponen un polo depresivo y un polo maníaco, y
luego un periodo libre de síntomas, en donde la personalidad se encuentra conservada, para luego
volver a recomenzar (por eso la enfermedad es de evolución crónica y cíclica).
Supone asimismo una alteración grave en la esfera afectiva pero también a nivel volitivo y del
juicio. En cuanto a la esfera intelectual, aparecen síntomas como trastornos en el curso del
pensamiento o inhibiciones en el pensamiento. También aparecen ideas de ruina, rebajamiento de
sí, ideas de autoacusación e ideas megalómanas. En la esfera afectiva, un tono del humor triste,
abatimiento completo, o tono del humor excesivamente alegre en donde los impulsos sexuales se
ven acrecentados. Por último, en la esfera de la voluntad, inhibición de la voluntad y del lenguaje,
autorreproches, o por el contrario, necesidad imperiosa de actuar, al punto en que no se fatiga,
puede estar despierto muchos días sin agotarse.

6. Automatismo mental para De Clerambault (características y ejemplos) que retoma Lacan y


porque lo toma como fenómeno elemental.

Clerambault propone un grupo de psicosis que tienen como base al automatismo mental. Plantea
en este marco que lo que él denomina “pequeño automatismo mental” comprende los fenómenos
clásicos tales como pensamiento anticipado, enunciación de los actos, impulsiones verbales,
tendencia a los fenómenos psicomotores.
Este primer estado, el pequeño automatismo, posee ciertas características. Por un lado, es neutro
desde el punto de vista afectivo. No tiene ninguna coloración afectiva (hostil, megalómano,

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injuriante, etc.). No hay connotación ni negativa ni positiva. Asimismo, es atemático, es decir, no
tiene ningún contenido en particular. No hay ninguna ideación persecutoria, megalómana, de
posesión, etc. (esto viene después). Esas voces interiores comentan sus actos, repiten como un eco
el pensamiento, dicen cualquier cosa. Es un pensamiento que se bifurca en dos líneas: una que el
sujeto se atribuye y otra que repite lo que él piensa. Por último, es un fenómeno no sensorial, se
presenta bajo la forma misma del pensamiento, pero de un pensamiento que no es suyo. Es decir,
el pensamiento extraño al sujeto (xenopatía) no llega por los sentidos, sino por la vía “ordinaria del
pensamiento”.
En cuanto a la causa, para Clerambault el automatismo mental es anideico en la medida en que
no responde a una génesis ideica, o sea no es conforme a una sucesión de ideas. Se trata de un
elemento que irrumpe y que no es comprensible genéticamente. Plantea que este automatismo está
al inicio, y en un segundo momento esa voz muda se sonoriza y entonces ahí el sujeto la puede
equiparar a una percepción sensorial externa. Se sonoriza, se individualiza y se tematiza, adquiere
ahora sí un contenido. El automatismo deja de ser neutro, anideico. Es lo que Clerambault llamará
el “Gran automatismo mental” por oposición al pequeño automatismo del comienzo.
La descripción que hizo Clérambault del pequeño automatismo mental le resulta muy productiva
a Lacan, porque a partir de esa precisa caracterización de la envoltura formal del pequeño
automatismo mental encuentra herramientas para postular su teoría de la cadena significante. El
pequeño automatismo mental es una variante de los fenómenos alucinatorios verbales como los
consideraba Séglas. Como el nombre lo indica, se trata de un pensamiento verbal automático, un
pensamiento que “piensa” solo, más allá del yo, más allá de las elecciones o de la voluntad del yo.
Es automático, parásito, autónomo (autónomo respecto del yo). Es un pensamiento que piensa solo
(por eso dice que es no sensorial) y que no está centrado en ningún tema (por eso dice que es
atemático, aunque Lacan en el Seminario III lo llama anideico). Es un pensamiento que marcha
sin una pauta que lo ordene, no centrado en ningún tema. Y como consecuencia de no estar
centrado en ningún tema, carece de un componente afectivo privilegiado o preponderante (por eso
dice que es neutro). Entonces el carácter automático, anideico, la neutralidad afectiva caracterizan
a este automatismo mental que es el paradigma del funcionamiento desregulado de lo que se llama
la cadena significante. El fenómeno de automatismo mental como hecho clínico permite entonces
fundamentar la estructura del orden del lenguaje que atraviesa todo síntoma en el campo de la
psicopatología.
Sin embargo, Clérambault tenía una concepción organogenética mecanicista, y ubicaba la génesis
de la psicosis en procesos irritativos cerebrales de progresión lenta, hecho que Lacan va a criticar.

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8. Defina vivencia delirante verdadera para Jaspers (características y ejemplos, los que da Jaspers,
sino desde Schreber). Especifique y fundamente que es lo que Lacan retoma y que le critica a
Jaspers respecto del método.

Una Vivencia Delirante Primaria es una experiencia alterada originariamente, es decir, es una
vivencia que no está en conexión con otras vivencias del paciente. Es por eso que Jaspers las ubica
como incomprensibles, ya que rompen con el sentido. En estas vivencias se produce una ruptura
en la continuidad del sentido por la aparición de algo totalmente nuevo que irrumpe en la vida
psíquica. Por ejemplo, el sujeto puede manifestar extrañeza perceptiva, nuevas significaciones vagas
e imprecisas, fenómenos de desrealización y de despersonalización, angustia inexplicable,
pensamientos como impuestos, que se imponen a la conciencia, temores vagos e inexplicables,
inquietud, desconfianza, etc.
Las ideas delirantes son las representaciones que son producto de esas vivencias delirantes
primarias, es decir, son falsos juicios sobre la realidad y son secundarios con respecto a las vivencias.
Los síntomas producto de esas experiencias son los fenómenos elementales, que incluyen a las
percepciones delirantes, las cogniciones delirantes y las representaciones delirantes.
Lacan adopta la posición rupturista de Jaspers, perspectiva según la cual la psicosis clínica tiene
un comienzo identificable en la vida del sujeto, un comienzo absoluto que supone un quiebre en
la biografía del paciente (ruptura histórico-biográfica). La concepción rupturista está basada en la
localización de los llamados fenómenos elementales. En el momento del comienzo de la psicosis
clínica los fenómenos elementales irrumpen masivamente y se produce una conmoción, en muchos
casos una caída de la realidad en la que se desplegaba la vida del enfermo hasta ese momento.
Lacan va a valorar el hecho de caracterizar al delirio como un fenómeno que implica una
perturbación del orden de la realidad en su componente de la significación, ya que las vivencias
delirantes primarias entrañan una certeza de significación que irrumpe de manera inmotivada.
Sin embargo, Lacan va a redefinir a la perspectiva rupturista suponiendo que este punto de
inflexión o ruptura tiene como base en realidad la actualización de un mecanismo psíquico, es
decir, la actualización de la forclusión del significante del Nombre del Padre en el registro de lo
simbólico. Ya no se trataría como decía Jaspers de la manifestación de una predisposición orgánica
de un fundamento extraconciente, entendido como constitución mórbida, sino que se trataría de la
actualización de un mecanismo psíquico. No se trata a la base de estos fenómenos elementales de
ninguna psicogénesis, no se trata de un engendramiento de una vivencia por otra vivencia, no se
trata de una psicogénesis de los desarrollos comprensibles.
Es decir, antes de entrar en el momento de la psicosis clínica se debe haber producido una
actualización de la forclusión, esa falta de inscripción de un significante que regule, que ordene el
mundo simbólico del sujeto. Eso en el marco de una coyuntura vital que justamente supone un
llamado a ese nombre del padre, una situación que exige una simbolización.

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9. Según el punto de vista clínico, ¿Cómo diferencia Kraepelin la demencia precoz y la paranoia?
Y como las diferencia Freud metapsicológicamente.

(Ver pregunta 4 y 5).


Freud, en el texto en que analiza la psicosis de Schreber, en vez de hablar de demencia precoz,
prefiere hablar de parafrenia, la cual tiene ciertas características metapsicológicas: el punto de
fijación se da en el autoerotismo, y como tal el desenlace es menos favorable, e incluso se puede
llegar a las alucinaciones.

10. Melancolía sin delirio de Seglas. Presentación clínica y diferenciarla con la presentación
clínica de melancolía de Freud y como lo explica metapsicológicamente.

Para Séglas, la melancolía sin delirio es una psiconeurosis que se caracteriza por la conjunción
de tres rasgos clínicos fundamentales. Por un lado, un estado cenestésico penoso: la cenestesia es
aquel sentimiento de existencia del cuerpo que en estado normal se acompaña de un bienestar.
Cuando el equilibrio corporal se rompe, por una causa orgánica, se manifiesta un estado corporal
penoso. Aparece la fatiga, la cefalea, el dolor muscular o la pérdida del apetito. Estos síntomas son
inespecíficos, se traducen en un malestar general.
Por otro lado, una serie de modificaciones en las operaciones intelectuales: el efecto de un
órgano enfermo se expresa en un estado de malestar psíquico. Esto se traduce clínicamente en
apatía, lentitud de movimientos, lentitud en la marcha y en el habla, dificultad para recordar, para
mantener la atención, etc. La perturbación no se trata del contenido de las ideas sino de la forma
de ellas.
Por último, un trastorno mórbido que se expresa en un estado de depresión dolorosa/ dolor
moral: éste es el fenómeno elemental, por su carácter de certeza. El sujeto experimenta una angustia
que va invadiendo su conciencia, hasta que no queda más que esa idea-dolor. Todo se vuelve
penoso, negativo, oscuro. Una vez instalado este dolor moral, repercute en los dos rasgos anteriores,
haciendo que éstos se incrementen.
La melancolía simple avanza intermitentemente, y puede tener un diagnóstico favorable ya que
puede curarse, aunque también puede dar lugar a una melancolía delirante (con alucinaciones y
delirios).
En cambio, para Freud, la melancolía es una reacción frente a una pérdida. Clínicamente se
caracteriza por una desazón profundamente dolida y una pérdida en la capacidad para amar. Se
percibe una cancelación del mundo exterior, y manifiesta una rebaja del sentimiento de sí. Esa
rebaja del sentimiento de sí se exterioriza en autorreproches, autodenigraciones y puede extremarse

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hasta en una delirante expectativa de castigo, en las formas de melancolía delirante. El sujeto se
presenta como un ser indigno, despreciable, merecedor de castigo. El yo se empobrece.
Metapsicológicamente, Freud plantea un retiro de la libido del mundo (mociones eróticas y
agresivas), pero no se produce el quite de la libido de objeto y su desplazamiento a un nuevo objeto
sino que sobreviene un “sacudimiento” del vínculo con el objeto; la investidura de objeto resultó
poco resistente y fue cancelada. El sujeto se identifica además con el objeto perdido (identificación
narcisista al objeto, no al rasgo). Debe haber existido también una elección de objeto sobre base
narcisista. Esta identificación produce una escisión del yo. El yo pasa a ser juzgado por la instancia
crítica que se escindió a partir de esa identificación. En el giro de los 20, Freud plantea que en la
melancolía se manifiesta un cultivo puro de la pulsión de muerte luego de una desmezcla pulsional.

11. Diferenciar delirio de interpretación (Serieux y Capgras), de erotomanía (De Clerambault)


y de negación (Cotard).

(Para el delirio de interpretación y de negación, ver pregunta 2).


Clerambault toma como modelo de las psicosis pasionales a la erotomanía. Plantea que la
patogenia en esta enfermedad es pasional y se caracteriza por la existencia de una certeza, a la que
nombra "postulado ideo-afectivo". El sujeto se posiciona como objeto de amor de otro,
generalmente más “elevado” social, económica, culturalmente. A partir de este postulado el sujeto
construye interpretaciones delirantes. Es decir, la interpretación delirante es un síntoma del
postulado. El delirio se presenta entonces como un delirio en sector. No modifica la concepción
de sí mismo, ni sus relaciones con el medio.

13. Definición de interpretación delirante y de interpretación normal. Explorar el papel en el


delirio de reivindicación y en el de interpretación.

(Para el delirio de reivindicación e interpretación, ver pregunta 2)


En la vida normal uno puede emitir razonamientos falsos, lo cual significa que la interpretación
o la significación personal no es patológica en sí misma. La interpretación se vuelve patológica
cuando se fija, se irradia y se sistematiza; es entonces la fijeza, la frecuencia y la dirección que
adquieren las interpretaciones lo que las vuelve patológicas. Esa fijeza, frecuencia y dirección son
impuestas por las tendencias previas del sujeto, de modo tal que la interpretación de vuelve
delirante por estas razones ya que conduce a una especie de desvío de la realidad. La fijeza, la
frecuencia y la orientación terminan en una concepción desviada de la realidad.

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18. Diferencia que hace Kraepelin entre demencia precoz y Paranoia. Señalar los 3 criterios que
emplea.

Kraepelin utiliza tres criterios para clasificar y diferenciar las enfermedades mentales. El criterio
etiológico apunta a la causa de la enfermedad. Plantea en este marco que la paranoia es de causa
orgánica endógena, en donde hay una predisposición para enfermedad y para que se dañe el
órgano, mientras que en la demencia precoz la causa orgánica es exógena, y el órgano es dañado
por una toxina sexual.
Por otro lado, también utilizaba un criterio clínico evolutivo, que apunta a la marcha de la
enfermedad, prestando atención sobre todo a la fase final de la misma. En este contexto, la paranoia
es definida como un desarrollo insidioso de un sistema delirante que evoluciona lentamente y que
se torna imposible de romper (crónico), pero que en su fase final no termina con un deterioro total
de la personalidad, ya que conserva ciertas facultades como la memoria, la inteligencia, etc. En
cambio, la demencia precoz consiste en una serie de estados, que se desarrollan a edad temprana
(es una acepción de por qué es precoz), y de evolución rápida (esta es la otra acepción de por qué
es precoz), y cuya característica común es la destrucción peculiar de las conexiones internas de la
personalidad psíquica: una vez desencadenada la enfermedad el deterioro es rápido en el curso del
proceso mórbido. Es de evolución continua signada por debilidades peculiares, hasta llegar en su
fase final a un deterioro psíquico.
Por último, en cuanto a su criterio psicopatológico descriptivo, Kraepelin plantea que en la
paranoia solamente el juicio es la esfera afectada, y por lo tanto hay una interpretación errónea de
la realidad (delirio) y no una falsa percepción de la misma (no hay alucinación). En cambio, en la
demencia precoz, las tres grandes esferas están afectadas: el juicio, la voluntad y la afectividad. Sin
embargo, si es el juicio la esfera más afectada, se puede hablar de una forma dentro de la demencia
precoz: la demencia paranoide (también conocida como forma paranoide); si es la esfera de la
voluntad lo más deteriorado, se habla de la forma catatónica; por último, si es la esfera afectiva la
más dañada, se está en presencia de la forma hebefrénica de la demencia precoz.

20. ¿Cuál es la teoría de los síntomas que Bleuler introduce para explicar la esquizofrenia?
Señale las diferencias con la hipótesis etiológica elaborada por Freud en el caso de Schreber.

En el plano de la explicación, Bleuler introduce una novedad. Hace una división entre síntomas
primarios y síntomas secundarios. Los síntomas primarios son aquellos fenómenos que son efecto
directo de una causa que el supone que es orgánica: pueden ser, por un lado, un conjunto de
síntomas físicos, como por ejemplo, perturbaciones pupilares, temblores, fiebre, pérdida de peso,
etc., pero por el otro lado, síntomas psíquicos, tales como oscilaciones afectivas, los estados agudos
de incoherencia y confusión, tendencias a las alucinaciones y a las estereotipias.

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En el plano descriptivo, sin embargo, él habla de síntomas fundamentales y accesorios. Los
fundamentales se vuelven los más importantes para el diagnóstico de esquizofrenia, e incluye la
afectividad aplanada o trastorno en la afectividad, la ambivalencia y el autismo. Estos fundamentales
a su vez son los últimos en aparecer, por eso etiológicamente son secundarios. Por otra parte, los
síntomas accesorios son los inespecíficos de la enfermedad, es decir, pueden estar o no. Dentro de
estos accesorios él incluye a la tendencia a las alucinaciones, los síntomas catatónicos, las variaciones
del humor, la vertiente maniaca, la vertiente depresiva, etc. Etiológicamente hablando, estos
síntomas son los primeros en aparecer, son efecto directo de la causa orgánica.
Sin embargo, hay un síntoma que es primario desde punto de vista de la etiopatogenia y a la vez
es fundamental para el diagnóstico: ese síntoma se llama perturbación primaria generadora, que en
definitiva es la spaltung, la escisión. Como efecto directo de la causa orgánica, se produce un
debilitamiento de las asociaciones y la personalidad pierde su capacidad de síntesis: cuando tiene
lugar deja al psiquismo expuesto a la acción de factores psicológicos. Una vez que ocurre el
debilitamiento asociativo de causa orgánica, la psique queda abandonada a la acción de los
complejos y mecanismos freudianos y esto da lugar a otra serie de síntomas, los secundarios. Tienen
lugar cuando la psique enferma reacciona.
Por otra parte, para Freud, en el caso de la esquizofrenia, que él prefiere llamar parafrenia,
plantea una fijación en el autoerotismo, y como tal el desenlace es menos favorable, e incluso se
puede llegar a las alucinaciones. Sin embargo, en Schreber va a situar el punto de fijación de la
libido homosexual en la franja que va desde el autoerotismo, pasando por la homosexualidad y el
narcisismo. Es por eso que el diagnóstico que Freud le da a Schreber es una “demencia paranoide”,
que sería una esquizofrenia paranoide desde la lectura de Bleuler.

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UNIDAD 5
1. Realicen un contrapunto entre histeria y neurosis obsesiva considerando características
del relato, tipo de síntomas y particularidad de la estrategia (esto es el deseo en Lacan).

Para Freud, en el relato obsesivo las representaciones aparecen desafectivizadas. Esto se


debe a que luego de la represión, las representaciones quedan en la consciencia pero
despojadas de su componente afectivo. El discurso obsesivo presenta varias características
tales como la imprecisión, un habla como un telegrama mal redactado donde faltan los
términos de conjunción, un relato que nunca logra concluir; además hace muchas
desviaciones de lo que está diciendo, agrega detalles, no puede concluir porque hace
muchas digresiones, abunda en detalles y no llega a una conclusión significativa. En la
neurosis obsesiva los recuerdos de las situaciones traumáticas están en la conciencia pero
se les ha sustraído el afecto, se les han desgarrado los nexos causales. Por eso dice Freud
que tiene noticia de sus traumas y a la vez no la tiene. Tiene noticia de sus traumas porque
no los ha olvidado, están en su conciencia; y a su vez, no tiene noticia de ellos porque,
como les ha sustraído el afecto no les puede asignar valor de tal, es decir, valor de trauma.
Asimismo, presenta como síntomas representaciones obsesivas que se forman vía falso
enlace, las cuales son ideas que se le imponen al sujeto contra su voluntad, y aunque
reconoce lo absurdo del contenido, no puede evitarlas: en la neurosis obsesiva la formación
del síntoma se da en dos tiempos, los dos opuestos de la moción reprimida son satisfechos
por separado, primero uno y después el otro. También puede presentar síntomas de lucha
secundaria, como rituales, ceremoniales, etc.
En cuanto al deseo, Lacan plantea que en la obsesión el deseo es evanescente, se le
desvanece al sujeto. Cada vez que el obsesivo intenta aproximarse a su objeto, a un supuesto
objeto de deseo, cada vez que lo logra, ese objeto no significa nada para él. Ahora bien,
esto pone al obsesivo en un problema, porque un deseo totalmente anulado hace imposible
que sobreviva como sujeto. Para sobrevivir como sujeto necesita restituir a ese Otro que ha
destruido con su demanda, y esto lo logra reduciendo el deseo a la demanda. Así, por
ejemplo, está siempre pidiendo permiso, (esa es una forma ya de la solución), o inventa un
Otro bien consistente, un amo a quien obedecer, que le prohíba o lo autorice.
En la histeria, en cambio, el sujeto presenta un relato lacunar, lleno de agujeros, que
olvida, por ejemplo, sus traumas ocasionales. Entonces no hay desgarradura de los nexos
sino lagunas en la memoria. Los síntomas se expresan más en el plano corporal, vía
conversión, en donde el afecto inerva una parte del cuerpo. En la formación de síntoma

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en la histeria, se matan dos pájaros de un tiro, se llega a un compromiso que contenta a
ambos opuestos en una sola figuración.
Para Lacan, en la histeria el deseo se presenta como un deseo insatisfecho. El deseo
siempre se dirige al otro convocando el saber del otro, marcando la falla. Cuando capta lo
que el otro quiere querer se sustrae. Trata de cautivar el punto del deseo del otro para
retirarse. No desea un objeto, desea un deseo y se identifica con un objeto, que supone
que es la causa de su deseo. Si el deseo del otro no se sostiene, muere como objeto del
deseo del sujeto. La histérica recurre a la demanda del otro para preservar ese lugar vacío
en el otro y que no se reduzca el deseo a la demanda.

2. Caracterice el delirio obsesivo y diferéncielo de la metáfora delirante. Tenga en cuenta


su composición y función.

Freud plantea en relación al delirio obsesivo, y en cuanto a su función, que son


formaciones que obedecen a la defensa secundaria, defensa que opera frente a las
representaciones obsesivas: se defiende de sus pensamientos (representaciones obsesivas)
con nuevos pensamientos (el delirio): son pensamientos secundarios para luchar contra
pensamientos primarios. Estos pensamientos están contaminados también por algo de lo
reprimido, de manera que termina siendo un nuevo síntoma de compromiso. El delirio
obsesivo presenta una continuidad con la historia del sujeto, los nexos permanecen
cortados pero se pueden reconstruir, por eso son dialécticos. En cuanto a su estructura o
composición, no son argumentos puramente racionales los que se contraponen a los
pensamientos obsesivos, sino que son unos mestizos entre ambas variedades del pensar:
hacen suyas ciertas premisas de lo obsesivo a lo cual combaten y se sitúan (con los recursos
de la razón) en el terreno del pensar patológico. Freud los ubica en el terreno del saber, les
otorga un tratamiento bajo transferencia, vuelve al delirio descifrable en relación a la novela
familiar del neurótico. Por lo tanto no son pura defensa, sino que hay algo de lo reprimido
que se filtra, son tanto defensa como producto, como un nuevo retorno.
Por su parte, para Lacan, el delirio psicótico responde al mecanismo de la forclusión,
mecanismo especifico de la psicosis. En la psicosis el significante primordial, significante
del Nombre del Padre esta forcluido, en consecuencia la metáfora paterna no se lleva a
cabo. Cuando algo de la realidad exterior produce una exigencia que convoque a ese
significante primordial el sujeto responde con un puro y simple agujero en lo simbólico
que tiene como correlato un agujero en el eje imaginario. La estructura imaginaria se

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restaura luego cuando al lugar vacío de la metáfora paterna viene a ocupar la metáfora
delirante, que permite detener la cascada de significantes sueltos, abrochando nuevamente
significante y significado (aunque no todo vacío provocado por la forclusión se suple
mediante una metáfora delirante). Esta metáfora le permite reorganizar lo imaginario, la
relación con el mundo exterior y restaurar su yo. La metáfora delirante le permite recuperar
de alguna forma al sujeto un lugar de excepción en el mundo. En el caso de Schreber es
ser la mujer de Dios por la que prosperará una nueva raza de espíritu schreberiano que
repoblará el mundo. La estructura del delirio es la misma que la del fenómeno elemental,
consiste en una solución fija, coagulada, indialectizable, pero ambas difieren en cuanto a su
función ya que la función del delirio es reorganizar la imaginario, es un trabajo del sujeto.

3. Sentimiento de culpa en neurosis obsesiva, histeria y melancolía. Diferencias en lo


clínico y la explicación metapsicológica.

Freud plantea que en la Neurosis obsesiva hay un sentimiento de culpa hiperexpreso y


conciente, ya que el yo se siente culpable pero no sabe por qué, no justifica su culpa obra
de la represión. En este sentido, el superyó se vuelve doblemente cruel, porque a la
desmezcla pulsional estructural (después de haber renunciado a un objeto libidinal) se le
suma la regresión al punto de fijación en lo sádico anal, una regresión a lo pregenital, en
donde se produce una aniquilación de objeto. Luego, los impulsos de amor se trasponen
en impulsos de agresión hacia el objeto. El Yo se revuelve contra esto con formaciones
reactivas y medidas precautorias, y aparece en consecuencia un auto-martirio interminable.
Aparecen síntomas de dos clases, positivos y negativos
En cambio, en la Melancolía el yo siente culpa y se admite como culpable. El yo no
interpone veto, y se somete al castigo. Esto sucede porque en la melancolía el objeto ha
sido acogido en el yo por identificación narcisista, en donde el punto de fijación en el
narcisismo se vuelve un factor importante que funciona como predisposición. Aparece en
consecuencia una desazón profundamente dolida, cancelación del mundo exterior,
pérdida de la capacidad para amar y una rebaja del sentimiento de sí que se puede
exteriorizar en autorreproches, autodenigraciones e incluso puede extremarse hasta en una
delirante expectativa de castigo. El sentimiento de culpa entonces es consciente e
hiperintenso.
Por último, en el caso de la histeria, el sentimiento de culpa permanece inconsciente, ya
que el yo en la histeria se defiende de la exigencia superyoica vía represión, y consigue

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mantener lejos el material a que se refiere el sentimiento de culpa. La lucha contra la
moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la formación de síntoma.

4. Diferencia neurosis transferenciales y narcisistas, y ubique como se relaciona con la


melancolía.

Freud plantea a partir de 1914 dos grandes tipos de neurosis. Por un lado, habla de las
neurosis de transferencia, las cuales incluyen a su vez a la neurosis obsesiva, a la histeria de
conversión y a la histeria de angustia/fobia. En todas estas, la libido está siempre desplazada
sobre objetos reales o imaginarios.
Por otro lado, describe a las neurosis narcisistas, que serían en definitiva las psicosis. Este
grupo incluyen al grupo de las parafrenias (como la paranoia y la parafrenia en sentido
estricto) y a la melancolía, ya que todas éstas tienen la particularidad de que la libido retirada
siempre va hacia el yo. En este marco, la melancolía es una neurosis narcisista porque
metapsicológicamente, Freud plantea que hay un retiro de la libido del mundo (mociones
eróticas y agresivas), pero el sujeto se identifica con el objeto perdido (identificación
narcisista al objeto, no al rasgo). Debe haber existido una elección de objeto sobre base
narcisista. Luego esta identificación produce una escisión del yo.

5. Diferencia en cuanto a la reacción del yo ante el síntoma en neurosis obsesiva, histeria


de conversión, e histeria de angustia.

En el caso de la fobia, Freud plantea que primero tiene que manifestarse una histeria de
angustia, en donde luego de la represión el afecto se transforma en angustia, pero sin objeto,
una angustia no ligada a ninguna representación. Sin embargo, ante la angustia el sujeto
tiene una ventaja: si el sujeto puede localizar el peligro, ligando la angustia a un objeto
fobígeno y formando así un síntoma, luego puede evitarlo o defenderse produciendo
inhibiciones. Por eso el síntoma en la fobia es una inhibición para evitar el encuentro con
lo peligroso, para no quedar avasallado por exceso de excitación. Entonces el yo, ante el
síntoma fóbico, se defiende produciendo inhibiciones.
En el caso de la obsesión, el Yo primero reacciona ante la represión mediante el
mecanismo del falso enlace, ligando el afecto (desprendido de la representación
inconciliable para el yo) a una representación sustitutiva. Se forman así los síntomas del
retorno/de compromiso. Como estos síntomas no liberan del todo al sujeto de la angustia

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que generan, el Yo reacciona ante ellos con una lucha defensiva secundaria, por el costado
de displacer que le genera e síntoma. En esta lucha defensiva secundaria, se producen
nuevos síntomas, como un delirio obsesivo, un ceremonial, etc.
Por su parte, en la histeria de conversión, el yo no reacciona mediante una lucha
defensiva secundaria, porque vía el mecanismo de la conversión se suele finiquitar o
aniquilar la angustia. Incluso puede obtener un beneficio secundario y narcisista con la
formación del síntoma.

6. Diferenciar síntoma conversivo, ataque histérico y fobia en cuanto a su relación con


la angustia.

(Ver pregunta 5 para la histeria de conversión e histeria de angustia/fobia)


En relación al ataque histérico, se trata de fantasías inconscientes proyectadas sobre la
motilidad. Son figuraciones pantomímicas de las fantasías, en donde se condensan varias
fantasías. Se produce por identificación múltiple: está compuesto por una investidura
libidinal y un contenido de representación. También se puede considerar como sustituto
de una satisfacción autoerótica resignada. En este sentido, son distintos a los síntomas
histéricos. Un ataque histérico entonces no es un síntoma desde el punto de vista analítico,
y por ende no es una forma de ligar la angustia, a diferencia de la fobia. Por ende, no es
analizable ya que no hay representación sino que se manifiesta más del lado del
comportamiento.

7. Caracterice los diferentes tipos de identificación que intervienen en la formación del


síntoma en la histeria. Ejemplifique con Dora.

(Ver pregunta 12)

8. Hacer un contrapunto entre Dora y el hombre de las ratas en lo que respecta: eclosión
de la crisis que los puso en manos de Freud, coordenadas estructurales, síntomas y relación
con el padre.

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9. Perdida de la realidad y sus sustitutos, en N.O y psicosis. Relacionar con el caso
Schreber.

Con la segunda tópica Freud plantea que tanto para la neurosis como para la psicosis
hay dos pasos.
En la neurosis hay un primer paso que no es necesariamente patológico y que consiste
en que el yo, en obediencia a la realidad objetiva, reprime una moción del ello. Este
momento puede llevarse a cabo en la salud, pero no hay neurosis sin fracaso de la represión
ni retorno de lo reprimido, por lo tanto, en este primer paso solo tenemos la represión de
la moción pulsional en obediencia a la realidad. Es recién el segundo paso el que es
patológico y en donde se produce la pérdida y la sustitución de la realidad. Se produce una
pérdida de la realidad en el sentido de hacer realidad la moción con el objeto, en el sentido
de “realizar”, se pierde la realidad efectiva, se pierde la efectivización de la moción con el
objeto y eso está sustituido por los síntomas, en donde aparece en todo caso una nueva
realidad que es la realidad psíquica. Esa segunda realidad psíquica con la que se aprontan
los síntomas extraen su material de la fantasía, pero esas fantasías cifradas en los síntomas,
esa nueva realidad, siempre está apuntalada en la realidad exterior: las dos realidades
coexisten entonces, la realidad exterior y esa realidad psíquica fantaseada que está cifrada
en el síntoma.
Distinto es el caso de la psicosis en donde hay también hay dos pasos, pero en donde ya
el primer paso es patológico y no puede llevar a otra cosa que o sea la enfermedad. Ya en
el primer paso de la psicosis el yo se arranca de la realidad. Desmiente la realidad, hace
como si esa realidad no existiera, y ese primer paso es en sí mismo patológico porque
implica un no reconocimiento de la realidad objetiva como tal. En el segundo paso se va a
querer restituir esa realidad perdida, se la va a sustituir. En la psicosis se arranca
directamente de la realidad, no la reconoce como tal y crea una realidad de reemplazo, una
neorealidad que no está apuntalada en la realidad exterior. Para remodelar esa realidad el
sujeto utiliza representaciones, huellas mnémicas, pero también se provee nuevas
percepciones por la vía alucinatoria. Por ejemplo, en Schreber hay una pérdida de la
realidad cuando cancela el lazo con el mundo, que clínicamente se manifiesta como un
estupor catatónico alucinatorio. Sin embargo, restituye la realidad perdida vía una fase
delirante, primero vía un delirio de persecución sexual (en donde Flechsig es el
perseguidor) y luego a través de un delirio redentor (en donde debe transformase en la
mujer de Dios para procrear una nueva raza).

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10. La trayectoria típica en la neurosis obsesiva y paranoia, y el papel del yo.

11. Representaciones obsesivas y delirio obsesivo, distinguirlos.

Representaciones obsesivas son ideas compulsivas que no puede dejar de pensar el


sujeto, pero que no tienen ningún sentido o valor. En éstas, la pulsión se satisface de manera
disfrazada, y hay un beneficio primario pulsional. Son síntomas obsesivos de compromiso
que evidencian un retorno de lo reprimido. El yo se defiende contra la pulsión, y luego de
reprimir, el afecto se desplaza hacia una nueva representación por falso enlace. Son
formaciones de compromiso entre las representaciones reprimidas (experiencia pasiva) y
las fuerzas represoras. El problema es que estos síntomas no ahorran de todo la angustia.
Por ejemplo, en el hombre de las ratas
El delirio obsesivo, por su parte, tiene una función defensiva particular: implican una
lucha secundaria contra los síntomas de compromiso del retorno de lo reprimido. Sin
embargo, no es pura defensa, ya que se filtra lo reprimido (eso lo hace dialectizable), que
es aquello de lo que se defiende. En la base están los síntomas obsesivos. Está constituido
por un conjunto de fenómenos: por un lado, un argumento lógico o racional y por el otro
lado un pensar obsesivo basado en premisas falsas (es un mixto). Se basa en una creencia
pero el sujeto sabe que esa idea le pertenece y puede rectificarla. Por ejemplo, en el hombre
de las ratas, cuando plantea que tenía que devolver el dinero, sino de lo contrario le iba a
suceder algo a su padre ya muerto.

12. Identificación en la histeria y en la melancolía. Qué papel juega el yo y el superyó en


eso.

Freud, en Psicología de las masas, habla de la identificación secundaria: este tipo de


identificación participa en la formación de los síntomas. A su vez, se puede descomponer
en dos tipos. Por un lado, recorta la identificación secundaria al rasgo: en ésta se toma una
característica del objeto. Es una identificación parcial y limitada. La persona “copiada” es
una persona producto de una relación libidinal. Por eso dice que es imprescindible la
elección de objeto previa. Implica entonces identificarse con un rasgo del padre o de la
madre. Además, Freud dice que es regresiva: de la relación de objeto se regresa a la
identificación (de querer tener pasa a querer ser). Este tipo de identificación no es exclusiva

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de la histeria. Es una identificación entramada en los síntomas a la cual sólo se puede
acceder por interpretación, por desciframiento.Por ejemplo, se puede situar al tos de Dora
vía identificación con su padre. Quería ser como su padre, y ahora lo es en el sufrimiento:
tiene la misma tos martirizadora.
Por otro lado, habla de la identificación secundaria por el síntoma: prescinde de la
relación de objeto con la persona. Consiste en captar un punto en el inconciente del otro
y por desplazamiento repetir el síntoma que ese otro generó (punto en común inconsciente
entre dos yoes). Es decir, se produce una comunidad entre los dos yoes pero inconciente.
Es una identificación a un punto reprimido, y por desplazamiento se copia el síntoma que
el primero de los yo produce. Este tipo de identificación es exclusivo de la histeria. Por
ejemplo, esto se puede ver en Dora, quien tenía 2 primas (que a su vez eran hermanas
entre sí). Una, la menor, había tenido suerte y se iba a comprometer con su novio; la
hermana mayor en cambio, estaba celosa y había hecho un ataque histérico y no quería
asistir al compromiso de su hermana (había tenido unos dolores de estómago). Dora
también había tenido dolores de estómago similares. Freud interpreta entonces que Dora
o bien se sentía celosa o bien se sentía desdichada. El punto de identificación con la prima
mayor es en esa desdicha, en esa envidia o en esos celos y por desplazamiento se reproduce
el síntoma. Por la represión, el sentimiento de culpa permanece inconsciente, ya que el yo
en la histeria se defiende de la exigencia superyoica vía este mecanismo de defensa, y
consigue mantener lejos el material a que se refiere el sentimiento de culpa. La lucha contra
la moción pulsional desagradable se termina a veces mediante la formación de síntoma.
En el caso de la melancolía, Freud introduce ahí la hipótesis de la elección narcisística
de objeto previa a la pérdida del mismo, y la utilización específica de esa libido en términos
del establecimiento de una identificación particular que denomina identificación
narcisística, identificación con el objeto perdido, e introduce la famosa metáfora: “la
sombra del objeto recae sobre el yo”, es decir, lo más oscuro del objeto; eso constituye lo
esencial en relación a la génesis de los autorreproches en la melancolía. El yo pasa a ser
juzgado por la instancia crítica que se escindió a partir de esa identificación, es decir, por
el superyó. A partir de este incremento del sadismo va a inferir la presencia de un conflicto
de ambivalencia en la base del cuadro, es decir que no eran solo mociones eróticas hacia
el objeto también las había sádicas, agresivas. La presencia del conflicto de ambivalencia le
sirve para comprender la frecuente tendencia al suicidio de los melancólicos, que intentan
dar muerte al objeto con el suicidio. Dicho de otra manera, en la melancolía, a partir de
esta identificación al objeto, el superyó dirige su cólera al corazón de esta instancia.

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Para explicar esa identificación narcisística específica de la melancolía Freud propone
compararla con la identificación histérica: mientras que la primera supone la cancelación,
la resignación de la investidura de objeto; en la segunda, esta persiste, se mantiene y
exterioriza sus efectos.

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