Está en la página 1de 1

MONÓLOGO DEL ZARRAPASTROSO

ZARRAPASTROSO.– ¡Ves lo que provocas? Por tu culpa tuve que ir a limpiarme el

pantalón… Y como aquí ni hay agua, terminé embarrándome más tus babas… Ahora

pareciera que hice otra cosa.

X.– …

ZARRAPASTROSO.– Pero yo no soy así, sabes. Eso es algo que haría alguien como tú.

Sucio… Siempre orinándote, zurrando y chillando… Por eso no puedo permitir que te

quedes.

X.– …

ZARRAPASTROSO.– Esta es mi casa, no tuya. Llegué pri-me-ro. Además, es muy caro

mantenerte y yo tengo otros planes. Claro, tengo que sacar todos los triques de ahí atrás.

Algo ha de valer la basura que guardaba la anciana ¿no?

X.– …

ZARRAPASTROSO.– Lástima, no te va a tocar ver todo lo que voy a construir aquí.

Primero, una cocina decente. Para que pueda llegar a comer como me lo merezco. ¿Te

imaginas a Margarita? Con su vestido y su mandil, contenta… Sirviéndome unos

frijolitos. Así cómo la veo hasta podría ser actriz de Tv Azteca… Pero no, ella será feliz

con su cocina. Y si no… Y si no, todo lo arregla este cinturón ¿verdad? ¡Jajaja!

X.– …

ZARRAPASTROSO.– A ver si ahora sí eres bueno y te tomas tu “medicinita”. Créeme,

vas a descansar. No me vayas a salir con que eres como los gatos… que dicen que tienen

siete vidas.

También podría gustarte