Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
1
JAKOBS, Los pormenores del tipo objetivo mediante la acción, en Imputación objetiva y antijuridicidad,
Estudios de Derecho Penal, Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, Pág. 107
I. EVOLUCIÓN DE LA TEORÍA DEL DELITO.
"En cierto modo todo delito consta de dos elementos, a saber, de un acto
de la voluntad, por el cual el agente quiere un efecto contrario a la ley,
y de un acto físico, del cual resulta la infracción de la ley social ya
promulgada. El primer elemento del delito emana de la intención del
agente; el segundo de la materialidad del hecho nocivo a la sociedad.
Para poner a plena luz la intención de la acción delictuosa, es necesario
contemplar dicha acción por un doble aspecto; es decir, en cuanto a la
intención del agente, y en cuanto a la ejecución, de donde se deriva el
daño social"2.
Además, Carmignani, consideraba el delito como acción moral o como acción política.
En esa misma línea Villavicencio Terreros3, señala: “la Evolución de derecho penal se
han presentado diversos sistemas que definen al delito y que constituyen cada uno un
modelo de análisis diferente y que han sido construidos sobre lavase del modelo anterior
con las perspectivas de superar sus carencias4. La dogmática jurídico penal ha
desarrollado dos grandes sistemas: los sistemas teóricos antiguos o bipartitos y los
sistemas teóricos contemporáneos o tripartitos”
2
Righi Esteban. "Derecho Penal, parte general". Lexis Nexis. 1era edición. Buenos Aires- Argentina. 2007
3
Villavicencio Terreros Felipe A. "Derecho Penal Parte General". Editorial jurídica Grijley. Lima-Peru.
2007
4
Crf. Bustos. 2004, I. p.623.
de su capacidad de imputabilidad; de tal modo, esta pasa de ser un presupuesto de la
acción a uno de culpabilidad.
En la moderna dogmática del Derecho Penal, existe en lo sustancial, acuerdo en cuanto a
que toda conducta punible supone una acción típica, antijurídica, culpable y que cumple
otros eventuales presupuestos de punibilidad. Por tanto, toda conducta punible presenta
cuatro elementos comunes (acción, tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad), a los cuales
puede añadirse aún en algunos casos un ulterior presupuesto de la punibilidad. Las citadas
categorías básicas le dan ya a la materia jurídica, en principio no preparada, un
considerable grado de orden y de principios comunes.
Daremos a continuación una explicación sucinta de estos conceptos, de momento de la
forma más elemental, y como se explican mayoritariamente en la ciencia y en la praxis.
Cabe señalar, que según la doctrina dominante en la actualidad. "Los distintos elementos
del delito están en una relación lógica necesaria. Sólo una acción u omisión puede ser
típica, sólo una acción u omisión típica puede ser antijurídica y sólo una acción u omisión
antijurídica puede ser culpable"5
Para la doctrina más extendida, acción es una conducta humana significativa en el mundo
exterior, que es dominada o al menos dominable por la voluntad. Por tanto, no son
acciones en sentido jurídico los efectos producidos por fuerzas naturales o por animales,
pero tampoco los actos de una persona jurídica. No son acciones los meros pensamientos
o actitudes internas, pero tampoco sucesos del mundo exterior que - como p.ej. los
movimientos reflejos o los ataques convulsivos – son sencillamente indominables para la
voluntad humana. Esa acción ha de ser típica, o sea, ha de coincidir con una de las
descripciones de delitos, de las que las más importantes están reunidas en la Parte Especial
del Código Penal. Por tanto, quién por ejemplo mediante una determinada acción "sustrae
una cosa o mueble ajena con el ánimo de apropiársela antijurídicamente", realiza el tipo
del hurto. La estricta vinculación a la tipicidad es una consecuencia del principio nullum
crimen sine lege, por consiguiente, no es posible derivar acciones punibles de principios
jurídicos generales y sin un tipo fijado, como ocurre en algunas consecuencias jurídicas
civiles6
La acción típica ha de ser antijurídica, o sea prohibida. Por regla general lo será ya con
la tipicidad, puesto que el legislador sólo incorporará una acción a un tipo cuando la
misma usualmente deba estar prohibida. Pero ese indicio puede ser contradicho, ya que
una conducta típica no es antijurídica si en el caso concreto concurre una causa de
justificación. Tales causas de justificación proceden de todo el ordenamiento jurídico.
Así, p.ej. si el padre le da una bofetada al hijo por razones educativas, realiza el tipo de
las lesiones, pero el derecho de corrección admitido por el Derecho de Familia le
proporciona una causa de justificación. Pero también se contienen causas de justificación
en el Código Penal, sobre todo el Derecho extraordinariamente importante a la legítima
defensa y el estado de necesidad justificante. Ante una acción típica y antijurídica se habla
de "injusto" penal, concepto que comprende por tanto las tres primeras categorías7
Por último, la acción típica y antijurídica ha de ser culpable, es decir ha de poderse hacer
responsable de ella al autor, la misma se le ha de poder, como mayoritariamente se dice,
5
Cerezo Mir. op.cit. p. 381
6
Roxín, 194, 195
7
Roxín. p. 195
"reprochar". Para ello es presupuesto la imputabilidad o capacidad de culpabilidad y la
ausencia de causas de exculpación, como las que suponen p.ej. el error de prohibición
invencible o el estado de necesidad disculpante. La diferencia entre falta de
antijuridicidad y falta de culpabilidad, entre justificación y exculpación, consiste en que
una conducta justificada es reconocida como legal por el legislador, está permitida y ha
de ser soportada por todos, mientras que una conducta exculpada no es aprobada y por
ello sigue estando no permitida y prohibida; únicamente no se castiga, pero por regla
general no tiene por qué ser tolerada por quien es víctima de una conducta antijurídica.
Ahora bien, una acción típica, antijurídica y culpable es por lo general punible. Pero
excepcionalmente, es decir en algunos preceptos penales concretos, han de añadirse aún
otros presupuestos de punibilidad para desencadenar la punibilidad. Tales presupuestos
son las llamadas condiciones objetivas de punibilidad y la ausencia de causas de exclusión
de punibilidad. Una condición objetiva de punibilidad es p.ej. la garantía de la
reciprocidad en la protección penal de representantes y símbolos extranjeros, y una causa
de exclusión de la punibilidad es p.ej. la indemnidad en caso de injurias parlamentarias.
La falta de garantía de la reciprocidad no modifica en nada el hecho de que p. ej., los
daños producidos en signos de la soberanía extranjera son típicos, antijurídicos o
culpables; únicamente quedan sin castigo. E igualmente el insulto de un diputado a otro
es también una injuria típica, antijurídica y culpable, aunque tenga lugar en el parlamento
(alemán) sólo que no puede ser penada
8
Villavicencio Terreros Felipe A. "Derecho Penal Parte General". Editorial jurídica Grijley. Lima-Peru.
2007.
I. Teoría de la Causalidad
El principio según el cual a toda causa le sigue un resultado se llama principio de
causalidad y al nexo que une dicha causa con el resultado se llama relación de causalidad.
(LANDAVERDE, 2015) Causalidad es la realidad fáctica según la cual a toda causa le
sigue un resultado y por lo tanto, el nexo que les une es la relación de causalidad. Al
Derecho Penal le interesa atribuir resultados perniciosos a una determinada conducta, por
lo que es necesario, en primer lugar, establecer si entre la acción humana penalmente
relevante y resultado existe una relación de causalidad desde una perspectiva natural.
Dicho vínculo debe trascender al derecho penal, por lo que el segundo paso, en
consecuencia, es un juicio normativo, conocido como juicio de imputación objetiva.
A parte de las referidas situaciones objetivas, para que el reproche penal sea válido, es
necesario tomar en cuenta la intención del autor, su grado de imputabilidad al momento
de cometer el hecho, las eximentes de responsabilidad, etc., en suma, la “imputación
subjetiva” del resultado.
En virtud de ello, para ambos tipos de imputación (la objetiva y subjetiva), es necesario
determinar la llamada causalidad concreta, dónde se procede a valorar si la conducta del
imputado se adhiere a esa causalidad científica como causante del resultado, por lo que
de probarse la imputación en ambos sentidos, previa otras valoraciones, se impondrá la
sanción correspondiente al delito cometido.
Por todo ello, resulta de gran importancia el estudio de la causalidad dentro de la teoría
de la imputación objetiva, ya que todo comportamiento delictivo es imputable como
fenómeno físico. En ese sentido, nos proponemos a describir a grandes rasgos lo que se
ha dicho doctrinalmente sobre la causalidad en materia penal, para que en otra ocasión,
analicemos los criterios de la teoría de la imputación objetiva.
Varias condiciones, independes unas de otra, actúan por medio de la acción conjunta en
el resultado. Ello es la denominada causalidad acumulativa. Ejemplo:
“X” y “Y” dan de manera independiente entre sí, una dosis de veneno a “Z”, que por sí
sola no es mortal, pero que juntas actúan mortalmente sobre él.
9
JAKOBS, Los pormenores del tipo objetivo mediante la acción, en Imputación objetiva y antijuridicidad,
Estudios de Derecho Penal, Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, Pág. 107
En esa misma línea, decimos que ara poder atribuir un resultado a una determinada
conducta, se requiere establecer en primer término, si entre esa acción y ese resultado
existe una relación de causalidad desde una perspectiva natural. Sin embargo, aún no se
tiene resuelto el problema, es preciso, además determinar que ese vínculo natural interese
al Derecho Penal. Pues bien, este último caso consiste en formular un juicio normativo,
también conocido con el nombre de juicio de imputación objetiva. Comprobar la
existencia de la relación de causalidad es el primer paso de la imputación objetiva.
Por otro lado, se define la causalidad como el proceso por el cual se llega al reproche, con
varias condiciones, el nexo causal entre la conducta y el resultado penalmente
reprochable, sin ser ésta la única condición para dicho reproche, pues debe tomarse en
cuenta la intención del autor, su grado de imputabilidad al momento de cometer el hecho,
las eximentes de responsabilidad, etc., todo esto dentro de una "imputación subjetiva" del
resultado. El principal problema al que puede enfrentar el juez es a no tener conocimiento
suficiente para saber si se cumple la relación causal en determinado caso, esto porque
ciencias naturales ajenas al derecho pueden verse involucradas, en el caso de estudio.
Una vez que en el proceso se logra determinar esta ley causal científica, el juez acude a
la llamada causalidad concreta dónde se procede a valorar si la conducta del imputado se
adhiere a esa causalidad científica como causante del resultado, caso en el cual previa
otras valoraciones se le impondrá la sanción correspondiente al delito cometido.
Hay que tener presente que causalidad es sólo la condición mínima de la imputación
objetiva del resultado; debe añadirse aún la relevancia jurídica de la relación causal entre
la acción y el resultado. La relevancia de los cursos causales no se limita sólo
objetivamente, sino que también la exigencia de un aspecto subjetivo del hecho,
congruente, tiene un efecto limitador.
No se debe olvidar que, para inicios del siglo pasado, el causalismo seguía triunfante para
todas las ciencias naturales y en la epistemología. Para esos años, apenas comenzaba a
sospecharse que el molde de la categoría de causalidad era muy estrecho para
circunscribir en él a todas las relaciones de determinación natural (infra segunda parte,
capítulo III). Los ju académicos -fácilmente impresionables- no tuvieron dificultad en
asumir que también en el derecho penal se podía utilizar la categoría de la causalidad
(Roxin, 1997, 363
Los neoclásicos Mezger y Mayer no pusieron este concreto respecto en duda: debía
identificarse una relación de causalidad entre la acción y resultado. Sólo en esas
condiciones se cumple el tipo objetivo. Sus críticas, como bien se sabe, iban dirigidas en
cambio a favorecer la inclusión de categorías que consideraran aspectos subjetivos del
agente dentro de la supra-categoría tipicidad, dando así nacimiento al tipo subjetivo.
Desde Beling y von Liszt hasta la actualidad, se ha considerado que en el análisis del tipo
objetivo de un caso concreto se debe comprobar el acaecimiento de una relación de
causalidad entre 26 la acción y el resultado típico. Con ello, “el problema causal se
convierte en el problema central del tipo objetivo” (Martínez Escamilla, 2002, 12). Si
bien es cierto que críticas que se verá también a continuación, han llevado a muchos
doctrinarios a abandonar el ‘dogma causal’ a favor de distintas clases de criterios de
imputación objetiva, el causalismo se ha mantenido de forma preponderante en las
opiniones sobre el tema, aunque sea como “límite de lo posible” (Roxin, 1997, 363). A
esto hay que sumar que la redacción de los tipos particulares de los códigos penales utiliza
terminología causal (lo cual no debe sorprender: los legisladores son personas comunes
y corrientes y normalmente no dan un uso filosófico.
A y B le dan de manera independiente entre sí, una dosis de veneno a C que actúa
mortalmente al mismo tiempo.
b. Causalidad Acumulativa
En este caso varias condiciones establecidas de manera independiente actúan por medio
de la acción conjunta en el resultado. Por ejemplo:
A lesiona a B. El médico C, que atiende a B, comete un error médico (mala praxis), por
el cual B muere.
d. Causalidad hipotética
Otra causa podría haber causado al mismo tiempo el resultado. Por ejemplo:
A le da a B una dosis mortal de veneno. B habría muerto aún sin la dosis de veneno en el
mismo punto temporal.
g. Causalidad adelantada
Opera en los casos dónde dos o más conductas son dirigidas al mismo fin, pero una de
ellas se adelanta a las otras y produce primero el resultado. Los problemas de la causalidad
adelantada se resuelven en forma sencilla, con lógica natural: "una sola de la conducta de
desplegada produjo el resultado de forma tal que, aquellas acciones que "casi" lo
ocasionaron y son absolutamente irrelevantes desde el punto de vista causal y le son
igualmente, desde el punto de vista penal para la responsabilidad del resultado, ya que si
se determina con claridad el nexo causal con una de ellas, las otras pasan a segundo plano.
En caso de que no se logre determinar el agente productor del resultado, debe aplicarse el
principio in dubio pro reo.
Von Buri entendió que no solamente la suma de una diversidad de elementos es causa de
un fenómeno, sino que además cada una de esas fuerzas individualmente consideradas a
su vez causa un resultado.
De acuerdo con esta teoría, es causa de un resultado toda condición negativa o positiva
que intervienen en la producción de un resultado, todas pueden considerarse como causa
del mismo, siendo imposible diferencias entre causas y condiciones. El procedimiento
para averiguar cuando se está en presencia de una causa es la conditio sine qua non, la
cual establece que si se suprime mentalmente determinada condición y el resultado
desaparece, dicha condición es causa del mismo.
A esta teoría se le denomina teoría la conditio sine que non, entendida del latín
"condición esencial" o como "condición indispensable", la fórmula conditio sine que non
es un mecanismo para atribuir a un factor la categoría causa. La conditio sine que non
implica que un acontecimiento es causa de un resultado, cuando no pueda ser suprimido
mentalmente, sin que el mencionado resultado desaparezca.
Por ejemplo:
en el supuesto de que ocurra un asalto a un banco,
si se suprime mentalmente la incursión de los delincuentes a mano armada y la
sustracción que realizan del dinero, desaparece el resultado del desapoderamiento que
configura el delito de robo. Ya no se tomaría, ni remotamente en cuenta, la causación del
resultado por parte del gerente que abrió el banco esa mañana.
La teoría de la equivalencia de condiciones dice que todas las condiciones producidas de
la naturaleza o de la acción humana, son equivalentes y por tanto causas del resultado.
En el Derecho Penal lo que interesa es si el resultado fue causado por una acción humana.
Esta pregunta se responde aplicando la fórmula mágica, según la doctrina tradicional, de
la conditio sine qua non, llamada también supresión mental hipotética. Esta fórmula
servirá para establecer el nexo empírico de causalidad y ellas es un proceso lógico, que
consiste en eliminar, mediante un proceso de abstracción, la acción del autor y observar
si se mantiene del resultado. Un resultado es causado por una acción, cuando la acción no
puede suprimirse mentalmente, sin que el resultado desaparezca2.
Finalmente, para la teoría de la conditio sine qua non denominada de Von Buri, penalista
alemán que por primera vez la enunció en el campo del Derecho, debe considerarse causa
toda condición particular del resultado, es decir, todo antecedente sin que el resultado no
se habría verificado. Por ello, a fin de que se dé la relación de causalidad es suficiente que
el hombre haya realizado una condición cualquiera del resultado, basta, en otros términos,
que haya actuado un antecedente indispensable para la producción del resultado.
2. Teorías individualizadoras
Con éste nombre se pretendieron agrupar una serie de criterios que perseguían limitar la
extensión de la equivalencia de condiciones. Se busca seleccionar en cada caso concreto
el factor que resulta determinante en la realización del resultado diferenciándose así entre
causa y condiciones. Las condiciones se consideran meras circunstancias acompañantes.
Una causa podría ser la condición más eficaz o la última condición que antecede al
resultado o la más preponderante, o la que se considere decisiva atendiendo su esencia y
manifestación.
3. Teoría de la adecuación
El intento más importante de limitar la causalidad a lo imputable objetivamente se ha
llevado a cabo a través de la teoría de la adecuación.
En el sentido jurídico-penal sólo es causal una conducta que posee una tendencia general
a provocar el resultado típico, mientras que las condiciones que sólo por causalidad han
desencadenado el resultado son jurídicamente irrelevantes.
Por otro lado ésta doctrina sostiene que a fin de que exista una relación de causalidad en
el sentido del Derecho, se hace necesario que el hombre haya determinado el resultado
con una acción proporcionadora, adecuada. La consecuencia fundamental de la teoría es
que no se consideran causados por el agente los efectos que en el momento de la acción
se presentasen como improbables, es decir, los efectos extraordinarios o atípicos de la
acción misma.
No toda condición que produzca un resultado puede ser considerada causa del mismo,
sino solo aquella que conforme a la experiencia sea adecuada para producir un resultado
típico. Para saber cuándo se está en presencia de una causa adecuada, se realiza un juicio
de probabilidad por el juez, que debe situarse en el momento de la acción11.
Este juicio se basa en dos tipos de conocimientos: el ontológico, que toma en
consideración las condiciones conocidas y cognoscibles por un hombre prudente, así
como los conocimientos específicos del autor; el nomológico que incorpora las leyes de
la naturaleza conocidas al tiempo de la acción. Con base en éste juicio se determina
10
IBAÑEZ, Causalidad e imputación objetiva, en Imputación objetiva y antijuridicidad, Estudios de
Derecho Penal, Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, Pág. 275.
11
LARRAURI, Introducción a la imputación objetiva, en Imputación objetiva y antijuridicidad, Estudios de
Derecho Penal, Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, Pág. 83
finalmente como causa aquella que aparece adecuada objetivamente previsible para
producir el resultado.
Finalmente es importante señalar que ésta teoría sostiene la necesidad de reconocer que
un fenómeno es siempre producto de la confluencia de una pluralidad de circunstancias,
sin cuya operación conjunta no pueda explicarse; más, se destaca la necesidad de
distinguir entre causa y condiciones, considerando no sólo es causa la condición que
resulta adecuada para producir el resultado, y la adecuación se afirma o se niega según
resulte previsible o no que tal factor pudiese ocasionar el resultado.
Jurisprudencia.
“La producción de fuego es causalmente adecuada, e independientemente de la
generación de factores concomitantes, para la producción del resultado fatal“.
(sentencia de la primera sala penal para Procesos con reos en cárcel del 29 de noviembre
del 2004, Exp-306-2004, fundamento vigésimo quinto).
conclusiones
La teoría de la causalidad adecuada, significa la desnaturalización del concepto de
causalidad negando la existencia de un vínculo causal donde este existe12. En un principio
se le confundió como una teoría de la causalidad. Actualmente, de acuerdo con los
criterios de las ciencias naturales, se afirma que no constituye una teoría de la causalidad.
En realidad, esta fórmula es una teoría de la imputación objetiva13, es decir de límite de
la responsabilidad sobre la base de le efectiva causalidad.
12
Gimbernat, 1981, pp. 139. Cf. Mezguer, 1946, I, pp.237.
13
Mir Puig, 2004, p. 253. Num. 46. Es un método de delimitación de la imputación objetiva (Vid
Jescheck, 1981, I, p. 388).
La responsabilidad penal así descansará sobre tres requisitos:
Esta teoría se construyó originalmente sobre la base de la teoría causal de la acción, cuyo
fundamento es que las causas lejanas ("causa remota") son "anuladas" posteriormente por
quien dolosamente causa el resultado ("causa próxima") y soluciona de esta forma el
problema de concurrencia de causas provenientes de diversos sujetos cuando se produce
un único resultado. Dicho de otra forma, la participación no dolosa en la realización
dolosa y autorresponsable del tipo penal es siempre impune, de modo que la segunda
actuación dolosa le quita a la primera actuación no dolosa su relevancia penal. Para estos
autores, el establecimiento de condiciones previas al resultado, de manera dolosa, no
implica la realización de un delito en autoría inmediata, sino que ello es sancionado, por
lo general como participación (Instigación o complicidad).
Por otro lado los conocimientos especiales (entrenamiento, formación especial) que
pueda tener el sujeto no han de tomarse en cuenta.
JURISPRUDENCIA
Así p.ej también puede faltar la imputación aunque el autor haya causado el resultado
pero esa causación se debe a la pura casualidad:
Dentro de ésta se tiene la denominada teoría de la interrupción del nexo causal que
sostiene que en determinados cursos causales acumulativos o irregulares la intervención
de un "factor externo" aunque se apoye en el curso causal anterior, conduce
inmediatamente al resultado, rompe el anterior curso causal; y por ello excluyen la
atribución del resultado al primer autor. Veamos un ejemplo: cuando una persona ha sido
herida fallece como consecuencia de una equivocada cirugía o bien porque se estrella la
ambulancia que lo transportaba hacia el hospital.
14
Ejecutoria Suprema del 25 de noviembre del 2004, recurso de nulidad 552-2004-Puno, considerando
tercero.
IV. CONCLUSIONES.
Castillo, F (2008) Derecho Penal. Parte general. Tomo I. 1ª era edición. Editorial Jurídica
Continental, San José, Costa Rica.
Enciclopedia Jurídica Básica, Madrid, Editorial Civitas, Volumen II, 1995.
Jakobs, G 2002). Los pormenores del tipo objetivo mediante la acción. En Imputación
objetiva y antijuridicidad. Estudios de Derecho Penal. Primera edición. Editorial Jurídica
Bolivariana.
Jescheck, H (2002). Causalidad e imputación objetiva. En Imputación objetiva y
antijuridicidad. Estudios de Derecho Penal. Primera edición. Editorial Jurídica
Bolivariana.
Mir Puig, S (2002) La parte objetiva del tipo doloso: relación de causalidad e imputación
objetiva. En Imputación objetiva y antijuridicidad. Estudios de Derecho Penal. Primera
edición. Editorial Jurídica Bolivariana.
Roxin, C (1976) Problemas básicos del Derecho Penal. Editorial Reus. Primera edición,
Madrid, España.
Vargas González, P Soto Arroyo, H (1998) Imputación objetiva. 1 era edición. Librería
Barrabas Distribuidor, San José, Costa Rica.