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Contenidos

 La lingüística diacrónica: objeto.


 Los sonidos de nuestra lengua: el fonema.

Actividad:
1) Lectura del programa.
2) Debate sobre el curso de ingreso
3) Exposición
4) Síntesis de conceptos.

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3) Exposición

¿Cuál es el objeto de la lingüística diacrónica?

“Estudiar y describir la relación entre los términos sucesivos que se sustituyen unos a otros en el tiempo”
asegura Saussure en su Curso de Lingüística General. (Tercera Parte, pág. 257)

Veamos un ejemplo: Hace por los menos cien años, en ocasión de algún bautismo, todavía era posible oír
en casi todas las iglesias católicas del mundo la siguiente oración dicha en latín:

In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti. Amen.

En nuestros días, esta oración latina ha sido sustituida por la oración que en español proclama:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

(Esta última palabra es del hebreo y significa “Así sea”.)

La lingüística diacrónica debe estudiar estas sustituciones y explicarlas, dando así cuenta de la evolución de
la lengua. Pero no siempre es fácil explicar la evolución de una lengua considerando una unidad de análisis
tan grande como puede ser la unidad que llamamos “oración”.

Para los lingüistas, una oración es, definida muy ampliamente, una agrupación (o relación) de palabras que
permite expresar un sentido que ninguna palabra por sí sola podría expresar completamente. Por esta
imposibilidad natural de la palabra, o bien por la necesidad de comunicarnos mejor y con mayor precisión,
hablamos mediante oraciones, no mediante palabras sueltas.

Pero como dije, si nuestra unidad de análisis, es decir, aquella unidad con la que vamos a estudiar la
evolución de la lengua sigue siendo la oración, nos toparemos con algunas preguntas sin respuesta. Por
ejemplo: ¿Ustedes creen que de una oración a otra, es decir, de la oración latina a la oración española, ha
habido, a través del tiempo, un cambio de sentido?

No, no lo hubo. La razón de esta quietud no se debe tanto a la naturaleza estable de las palabras como al
hecho, por un lado, de que estas palabras están escritas, en la Biblia, y, por el otro, al hecho, no menos
importante, de que el ritual en el que son dichas no sería tal si no se las dijera así. Si no fueran dichas así,
con el mismo sentido con el que, según La Biblia, Jesucristo, al resucitar, bautizó a sus apóstoles, no habría
“de hecho” bautismos en el mundo. A pesar de que el rito también necesita de una especie de sumersión
bajo el agua, si el cura dijera a los presentes: “Mojo la cara de este bebé con el agua bendita de esta pila”,
la gran mayoría de los presentes sentiría que al ritual le falta algo: la oración sagrada. ¿Pues, en nombre de
quién hace el cura lo que hace?

(Paréntesis cultural: Piensen que para el cristianismo, hasta tanto no se encuentra bautizado, el niño no
lleva nombre. El nombre es, originalmente, el nombre de Pila, es decir, otorgado por la “piedra de bautismo
que contiene agua”.

A pesar de que el sentido entre las oraciones no ha cambiado (ni tampoco, pensemos, lo ha hecho el
sentido del ritual por mucho tiempo que ha pasado), ¿Podríamos asegurar que la frase es la misma, es
decir, idéntica? ¿Acaso no han cambiado, si comparamos grosso modo una y otra oración, los sonidos que
cada palabra tiene?

Sí, estos sonidos han cambiado. Pero entonces, si lo que ha cambiado es el sonido de las palabras y no el
sentido completo de la oración. ¿Es adecuado tomar a la oración como unidad para analizar el cambio? O
conviene buscar otra unidad, por ejemplo, la palabra o, todavía, más, el sonido de las palabras?

Si tomamos a la palabra como unidad de análisis nos encontraremos de nuevo con la misma respuesta: Las
palabras han cambiado sus sonidos a lo largo del tiempo pero no sus sentidos.

Pero entonces ¿cómo es posible estudiar el cambio o la evolución de una lengua si no se recurre ni a la
oración ni a la palabra como unidad de análisis?

El estudio del cambio lingüístico debe comenzar por el estudio del cambio en la pronunciación de las
palabras. Lo anterior es semejante a decir que conviene comenzar el estudio de la evolución lingüística
considerando como unidad de análisis los sonidos de una lengua y su evolución.

Pero si queremos estudiar los sonidos de nuestra lengua y su cambio histórico conviene que nos
preguntamos: ¿Cuáles son los sonidos de nuestra lengua? ¿Siempre nuestra lengua ha tenido los mismos
sonidos?

….

Observemos una palabra escrita en aquella oración latina: “Filii”

¿Tenemos acaso en español alguna palabra que se escriba con doble i? Que yo sepa son muy pocas y
revelan, o bien que son palabras tomadas de otra lengua (Hawaii), o bien que son palabras creadas a partir
de dos palabras (antiinflamatorio, antiincendios, antiimperialista). De cualquier manera, rara vez, al
pronunciar estas palabras, pronunciamos primero una i y, luego, en otro tiempo, la otra.

En general, al pronunciar una palabra en español, no distinguimos las vocales: lo mismo vale una i que otra
i. Todavía más, si escribimos “Hawaii” con una i o con dos i- dejando de lado por el momento que esto
constituye una falta ortográfica- para los lectores del español, el significado de la palabra no cambia en
absoluto.

Pero en latín, esto no ocurre: las vocales sí se distinguen, tanto en la pronunciación como en la escritura.
Y se distinguen, precisamente, porque la presencia o ausencia de una u otra vocal transforma el
significado de la palabra, expresando una idea distinta de la que se quiere expresar.
Si los latinos distinguían algunos sonidos que a nosotros nos parecen totalmente iguales, entonces
podemos deducir de esto que los sonidos de nuestra lengua, heredera de la lengua latina, no han sido
siempre los que ahora tenemos y conocemos.

….

Recapitulando: Si la lingüística diacrónica estudia cómo un término ha sustituido a/ cambiado por/ otro
término dentro de una especie de sucesión o serie histórica, conviene estudiar estas sustituciones
comenzando por el análisis de las unidades más pequeñas. No ya unidades como la oración o la palabra,
unidades, ambas, que poseen cierta relación con la significación, es decir, con el sentido de lo dicho en una
oración o en una palabra (a saber: la oración tiene una relación con la significación más general, mientras
que la palabra, más específica). Repetimos, no conviene partir de unidades tan grandes, sino de unidades
menores. Y la menor unidad de una lengua son los sonidos de los cuales está compuesta.

….

¿De qué sonidos se compone hoy nuestra lengua?

Primeramente, hagamos una distinción que, aunque obvia resulta significativa: No todos los sonidos que
oímos son reconocidos por nosotros mismos como lingüísticos. Precisamente ahora, escucho el ruido de
un taladro trabajar a poca distancia de mí y no se me figura pensar que ese sonido es, acaso, un sonido que
pertenezca a una lengua, cualquiera sea ésta. La ciencia ficción, vale decir de paso, juega creativamente con
esta idea. Otro ejemplo, tal vez pueril pero ilustrativo de lo dicho anteriormente: los sonidos que oímos de
los animales, vagamente, puedan hacernos pensar en la existencia de un lenguaje animal desconocido e
incomprensible, pero, por lo general, estos sonidos no son considerados por nosotros como lingüísticos, a
pesar de que muchos de estos sonidos son imitables por el aparato fonador de los humanos (piensen en los
imitadores de aves). Todavía más, es posible que algunos sonidos de lenguas humanas, repetidos sin cesar
por animales (un loro, por ejemplo), no fueran reconocidos, a juzgar por una primera impresión, como
sonidos de lenguas propiamente humanas.

Pero dejemos en ese punto la especulación lingüística, pues es comprensible que el dominio de la
lingüística y de la lingüística diacrónica, sólo abarca los problemas relativos a las lenguas humanas.

Concentrémonos ahora en describir los sonidos de nuestra lengua y en comprender una noción útil que la
ciencia ha creado para sus indagaciones: la noción de fonema.

….

Respondan a la pregunta: ¿Si los animales tienen una lengua que les permite comunicarse, acaso tienen
abecedario?

Una propiedad fundamental de las lenguas humanas es que cada una constituye un sistema de unidades o
signos, cada uno de los cuales tiene un significado que lo diferencia de otros signos del mismo sistema,
que, a su vez, están compuestos por unidades menores que, consideradas en sí mismas, carecen de
significado propio.

Tomemos, de nuestra lengua, algunas unidades con significado. En este caso, palabras:

SOPA PASO SAPO


Cada una de estas unidades tiene una significación diferente. Pero todas se componen de los mismos
sonidos que, por sí mismos, no significan nada. El sonido /s/, el sonido /o/, el sonido /p/, el sonido /a/,
tomados individualmente, no tienen significación. Pero a pesar de no tener significado propio, sí pueden o
sí permiten distinguir significados. Si cambiamos, por ejemplo, el orden en que estos sonidos se colocan, el
significado cambiará.

Lo mismo sucede en otros casos:

PATO DATO GATO


Al cambiar el sonido inicial de la palabra “pato”, por otros sonidos presentes en nuestra lengua, /d/ y /g/,
cambia el significado de la palabra.

Recapitulando: Las palabras de nuestra lengua se componen de sonidos contrastivos llamados fonemas.
Los fonemas no poseen significación por sí mismos. Las diferentes lenguas del mundo difieren en sus
sonidos y en cuántos fonemas tienen pero, si consideramos el número de palabras que existen en las
lenguas, el número de fonemas presentes en cada una de ellas es pequeño. En español hay cinco fonemas
vocálicos y menos de veinte fonemas consonánticos (el número de fonemas exacto depende de la variedad
dialectal que consideremos).

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Siguiente tema: Sonidos y símbolos que los representan

Anexo clase anterior:

Quisiera decir algo que olvidé decir en la clase anterior. Aparte del fonema, es decir, de los sonidos
contrastivos, vocales y consosnantes, que permiten diferenciar significado, las lenguas humanas también
pueden recurrir a otros rasgos para diferenciar el sentido entre una y otra palabra. Estos rasgos,
prosódicos, son el acento y el tono. En el idioma chino mandarín, por ejemplo, los sonidos vocálicos tienen
4 tonos diferentes y una misma palabra puede cambiar su significado de acuerdo con esta entonación (más
alta o más baja, ascendente o descendente)

Primer tono: a Mā guión (como sacar la


lengua) sonido es alto siempre
………………………….. (alto) Segundo tono: a Má .tilde (como
preguntar ¿qué?) sonido sube
Vocal: a Tercer tono: a Mǎ .símbolo que baja y
sube. Se oye siempre bajo.
…………………………….(bajo) Cuarto tono: a Mà. tilde invertida.
(Como cuando llamamoa a alguien eyy-
eyy- aa-aa.)

La palabra china “ma”, pronunciada con 4 tonos diferentes tiene 4 significados distintos:

1) Mā: mamá 妈

2) Má: entumecimiento 麻

3) Mǎ: caballo 马
1) 4) Mà: insultar 骂
Este ejemplo del chino mandarín es paradigmático. En español, en cambio, el tono con que pronunciamos
una palabra no cambia su significado, es decir, el tono no es un elemento contrastivo. Pensemos en el tono
bajo de “MA” y el tono que inicia bajo y sigue alto ¿MA?. Lo que cambia es la funcionalidad del enunciado:
uno es una pregunta que interpela a la madre de quien habla y los demás parecerían ser meras
afirmaciones.

Pero si en español no es contrastivo el tono, sí lo es en, cambio, el acento. El acento permite reconocer
sentidos diferentes en las palabras. Este cambio de sentido en la palabra se nota muy claramente cuando
conjugamos algunos verbos, como en el siguiente trabalenguas:

- Yo paso, despacio, por el paso

Por el paso, él pasó despacio.

- ¿Qué pasó despacio?

El paso por el que yo paso.

Recapitulando: Existen otras rasgos, además de los sonidos contrastivos consonánticos y vocales
(fonemas), de establecer diferencias semánticas entre las palabras de una lengua. Algunas lenguas como el
Chino mandarín, reconocen en el tono un elemento contrastivo, mientras que otras, como el español,
encuentran un elementos contrastivo en el acento.

Sobre los sistemas de escritura:

La clase anterior habíamos dicho que nuestra lengua cuenta con sonidos que se distinguen unos de los
otros y que, aun cuando por sí solos no tienen significación alguna, sí permiten distinguir significados, por
ejemplo, en unidades mayores (morfemas o palabras). Este era el concepto de fonema.

Si esto es cierto estamos obligados a preguntarnos cuáles son los sonidos contrastivos de nuestra.
Aparentemente, para un oído entrenado, esta pregunta no presentaría problemas. A partir de una palabra
como la anterior, PATO, podemos ir sustituyendo el sonido inicial por otros que en nuestra lengua no son
idénticos a /p/ y así sabremos, aproximadamente, cuál es la respuesta a nuestra pregunta. Hagamos una
prueba:

Si /P/ato es reemplazable por /d/ato, también lo Mato


es por: Nato
Aato* Ñato
Bato Oato*
Cato* Pato
Dato Qato*
Eato* Rato
Fato* Sato*
Gato Tato
Hato* Uato*
Iato Vato*
Jato* Wato*
Kato* Yato*
Lato* Zato*
Esta simple cadena deductiva parecería tener pleno sentido para un hablante de español. ¿Verdad?¿A qué
instrumento hemos recurrido para identificar los sonidos contrastivos de nuestra lengua?

Correcto, al abecedario. Pero, pensemos, ¿por qué recurrir a este sistema de signos?...

Hablemos un poquito de los sistemas de escritura. Saussure nos cuenta, en los primeros capítulos de la
primera parte de su Curso de lingüística general, que los sistemas de escritura pueden ser clasificados en
dos tipos: los ideográficos y los fonéticos.

- Sistemas ideográficos: En dichos sistemas “la palabra estaá representada por un


signo uá nico ajeno a los sonidos de que se compone. Ese signo se refiere al conjunto
de la palabra y, de ahíá, indirectamente, a la idea (o logos) que expresa”(Saussure,
paá g 83). Piensen a modo de ejemplo en las palabras chinas que antes copiamos.

- Sistemas fonéticos: Estos sistemas aspiran a reproducir la serie de sonidos que se


suceden en las palabras. Las escrituras foneá ticas pueden ser silaá bicas( fenicio,
hebreo) o alfabeá ticas, es decir, basadas en los elementos irreductibles del habla
(griego, latíán, espanñ ol).

Veamos, entonces, si el español es nuestra lengua y si, además, para identificar los sonidos de nuestra
lengua hemos recurrido al abecedario español que todos conocemos, esto quiere decir que el abecedario
español es un sistema de escritura fonética.

En general, la escritura alfabética está basada en la posibilidad de identificar los sonidos contrastivos o
fonemas de un idioma. En una ortografía fonémica ideal, habría una relación de uno a uno entre fonema y
letra (grafía): cada letra representaría un fonema diferente y cada fonema se escribiría con una letra
diferente. Pero, en la práctica, esto no sucede, por varias razones. De esa falta de correspondencia nacen,
principalmente, los errores de ortografía escolares.

En la ortografía convencional del español hay una correspondencia casi perfecta en una dirección: de la
forma escrita a la pronunciación. Generalmente, salvo poquísimas excepciones, hay una sola manera de
leer (pronunciar) una secuencia de letras dada.

Cualquiera que haya aprendido el valor de las letras en español y el valor de su combinación puede
pronunciar correctamente un texto sin necesidad de conocer todas las palabras. Esto en inglés no sucede:
La letra “I” se pronuncia /ai/ en “I am Pedro”( piensen que “eye” se pronuncia de un modo similar/ai/),
pero se pronuncia /i/ en “hit de road”( si leemos “sea”, mar, pronunciaremos /si/).

La dirección contraria, de la pronunciación a la forma escrita, presenta ciertas dificultades. No siempre


escribimos una palabra como la pronunciamos. Y esto es así porque el mismo sonido o la misma
combinación de sonidos puede escribirse de varias maneras. Ejemplos escolares: “ai” por “hay”/ “estava”
por “estaba”, “bervo por verbo”/ “cansión” por “canción”/ “rasón por razón”/ “jente” por “gente”/

¿Pueden encontrar otros ejemplos?

Recapitulando: Si en la primera clase coincidimos en el hecho de que para estudiar la evolución de la


lengua es preciso mirar, primeramente, la evolución de los sonidos de la lengua estudiada, entonces, al
reconocer ahora que el alfabeto, a pesar de sus intenciones, no logra representar los sonidos contrastivos
de la lengua con fidelidad y exactitud, es necesario que pensemos en que necesitamos recurrir a otra
forma más exacta de representación de los sonidos del español.

Pero antes de adentrarnos más en este asunto observemos cuáles son las dificultades ortográficas que
pueden producirse cuando un hablante de español comienza a escribir. Todos tenemos de vez en cuando la
duda de cómo se escribe tal o cual palabra de nuestro idioma. Veamos entonces:
Partamos de una convención reconocida por todos los investigadores: cuando hablamos de fonemas, es
decir, sonidos contrastivos, indicaremos esto en el texto encerrando al fonema en cuestión entre barras, //.
Cuando hablemos de grafías o letras, las dibujaremos entre corchetes angulares < >.

 Fonemas que se representan ortográficamente con letras diferentes en contextos diferentes:

Fonema /k/
Letras : <q>, antes de /e/, e /i/………Ej.: <queso>
<k> en palabras técnicas (cultismos).Ej.: <kinesiólogo>< keroseno><kilogramo>
<c> en otros contextos
Fonema /g/
Letras: <gu> antes de /e/ e /i/. Ej.: <guerra>, <guiso>. La u que se agrega no suena.
<g> antes de /a/, /o/ y /u/. Ej.: <garra>,<gorra>, <gusano>
Diéresis en <ü> para indicar que la u suena antes de /i/ o /e/. Ej.: <agüita><Lingüística>
<Taragüí>, <vergüenza>.

Fonema /i/
Letras: <y> cuando es palabra que funciona como “conjunción”
<Rey> después de una vocal en diptongos finales de una palabra.

Fonema /r/(ˉ) (vibrante múltiple)


Letras: <sierra> en contextos intervocálicos
<roca> a inicio de palabra o precedida de l, n, s: <alrededor>, <Enrique> e <Israel>.

Fonema/r/(vibrante simple)
Letra: siempre <r>. Este fonema contrasta con el anterior en contextos intervocálicos.
<Pero> es diferente de <Perro>

Pero también existen fonemas que se escriben de modo diferente en contextos iguales, aunque en
diferentes palabras.

Fonema /x/
Letra: con <g>, <j> o <x>, antes de /e/ o /i/. Ej.:<gitano>, <Méjico>, < México>, <gente>, <ejemplo>
Letra: siempre con <j> antes de /a/, /o/ o /u/. Ej.: <José juega en el jardín>.

Fonema /b/
Letra: La ortografía distingue la b y la v, pero para la mayoría de los hispanohablantes no hay tal
distinción en la pronunciación. <Beso> y <vaso> comienzan con el mismo fonema.
Incluso en <conversar> y <combatir> tienen casi la misma secuencia fonológica y se escriben
diferente.

Fonema /y/:
En los tiempos que corre, muchos hispanohablantes (incluidos nosotros) no distinguen la
pronunciación de la letra <y> en <yeso>, de la pronunciación de la letra <ll> en <llegar>. Otros ejemplos:
<¡ya!> de <¡ella!>. Otro: <que algo se haya perdido> no se distingue de <lo que buscas se halla allí>.
Pero hace algún tiempo esta diferencia ortográfica representaba un fuerte contraste en la
pronunciación. Todavía hoy, en España y en algunas zonas de América se sigue sosteniendo esta diferencia
de pronunciación.

Fonema /s/ y /O/:


Letras: En partes de la península ibérica, se distingue en la pronunciación un fonema /s/, <saco>,
<sebo>, <sien> de un fonema/0/, <zapato>, <cebolla>, <cien>.
El fonema /0/ se representa con <c> en las secuencias <ce> y <ci>, pero con <z> en otros contextos.
Además hay <ze> y <zi> en palabras técnicas o cultas: < Zenón, enzima, Zinc>.
En Latinoamérica no existe el contraste entre estos dos fonemas. Por lo tanto, a veces, el fonema /s/
se escribe en un mismo contexto de diferentes maneras: <sapo> y <zapallo>. Este fenómeno se llama
SESEO.

Fenómeno del CECEO: Pronunciar con un sonido ciceante (/0/) el fonema representado por las
letras S, Z o C seguidas de /e/ o /i/. Este fenómeno se localiza en Andalucía (Sevilla). Especialmente entre
los españoles de etnia gitana. Ejemplo: En la serie Vis a Vis, una presa, gitana y oriunda de Sevilla,
pronuncia el nombre escrito de la cárcel, <Cruz del Sur > como /cru0 del 0ur/.

Ya hemos repasado los problemas que surgen debido a la falta total de correspondencia entre el alfabeto y
la pronunciación de las palabras de nuestra lengua. Como dijimos anteriormente, el alfabeto, a pesar de sus
intenciones, no logra representar los sonidos contrastivos de la lengua con fidelidad y exactitud. Es por ello
que se vuelve necesario recurrir a otra forma más exacta de representación de los sonidos del español.

Usaremos para ello el ALFABETO FONÉTICO diseñado por la Revista de Filología Española (R.F.E). Este
alfabeto tiene símbolos para representar los fonemas del español que, en ocasiones, concuerdan con los
símbolos del abecedario español, es decir, las letras, pero en otras ocasiones no hay tal concordancia.

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