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MARCO NORMATIVO
Código Civil: arts. 235, 472, 474, 475, 481, 483, 487, 1989 al 1992 y 2001 incs. 1, 4 y
5.
Si bien el término alimento proviene del latín alimentum que significa comida, y no
obstante que dicho término es sinónimo de aquello “comestible”, no se debe restringir
a ello la envergadura de dicha institución familiar, en tanto que su concepto es por
naturaleza jurídica mucho más amplio, dado que como refiere el artículo 472 del
Código Civil, se entiende por alimentos lo que es indispensable para el sustento,
habitación, vestido y asistencia médica, según la situación y posibilidades de la
familia; siendo que cuando el alimentista es menor de edad, los alimentos
comprenden también su educación, instrucción y capacitación para el trabajo. A
ello debemos agregar lo previsto por el artículo 92 del Código de los Niños y
Adolescentes que establece que se considera alimentos lo necesario para el
sustento, habitación, vestido, educación, instrucción y capacitación para el
trabajo, asistencia médica y recreación del niño o del adolescente. También los
gastos del embarazo de la madre desde la concepción hasta la etapa de
posparto.
Al respecto, Héctor Cornejo Chávez sostiene que: “Por regla general, los alimentos –
del latín alimentum, alo; nutrir– comprenden todo lo necesario para el sustento,
habitación, vestido, y asistencia médica del alimentista, según su rango y condición
social (alimentos congruos). Excepcionalmente, pueden restringirse a lo estrictamente
requerido para la subsistencia (alimentos necesarios); o, a la inversa, extenderse a lo
que demande la educación e instrucción profesional del alimentista (como ocurre
cuando se trata de menores)”[2].
Como resulta evidente, dada la naturaleza jurídica del derecho alimentario, aquel tiene
ciertas particularidades que lo diferencian de otras obligaciones o acreencias, siendo
por ello que posee características propias, algunas de ellas referidas en el artículo 487
del Código Civil, que establece que el derecho de pedir alimentos es intrasmisible,
irrenunciable, intransigible e incompensable. Resulta claro que estas no son las
únicas características del derecho alimentario, toda vez que también lo son el carácter
personalísimo (intuito personae) y la imprescriptibilidad del derecho a ejercer la
acción de demandar alimentos mientras que le asista el derecho y se demuestre
estado de necesidad.
“El solo nacimiento de una persona le otorga titularidad sobre los derechos que le
corresponden, conforme lo estipula el artículo 1 del Código Civil, sin que sea requisito
para gozar de ellos la inscripción del nacimiento. Por tanto, la accionante que a
nombre de un menor (que no cuente con partida pero sí con certificado de
nacimiento) demanda derechos de alimentos, no puede ser privada de accionar
ante el órgano jurisdiccional, a efectos de hacerlos valer”[4] (resaltado agregado).
En efecto, “en toda medida concerniente al niño y al adolescente que adopte el Estado
a través de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, del Ministerio Público, los
gobiernos regionales, gobiernos locales y sus demás instituciones, así como en la
acción de la sociedad, se considerará el Principio del Interés Superior del Niño y del
Adolescente y el respeto a sus derechos”, tal y como lo establece el artículo IX del
Título Preliminar del Código de los Niños y Adolescentes, en concordancia con lo
dispuesto por el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño[8].
Dicho esto, el Principio de Interés Superior del Niño y Adolescente constituye aquel
valor especial y prioritario, según el cual los derechos fundamentales de los menores
de edad, e incluso –básicamente– su dignidad de persona y ser humano, tiene fuerza
normativa superior no solo en lo que respecta a la elaboración de normas (que
cautelen debidamente sus derechos), sino en la aplicación de las mismas.
Ahora bien, hasta el 5 de abril de 2014, la prescripción de las acciones que provienen
de pensiones alimenticias se encontraba regulada por lo previsto en el siguiente texto
normativo:
“Código Civil
(…)
“De acuerdo con lo que prescribe el artículo 1991 del Código Civil, el derecho de
prescribir es un derecho subjetivo que se funda en el orden público, en el interés
social; pero cuando la prescripción ha sido ya adquirida solo da lugar a un interés
privado y este permite su renuncia de pare de aquel en cuyo provecho la prescripción
se ha cumplido”[15] (resaltado agregado).
“Cuando una norma especial establece un plazo para la extinción de una acción
específica, se extenderá que este plazo es de prescripción, ya que, de acuerdo a
la norma del artículo 1989 del Código Civil, la prescripción extingue la acción mas
no el derecho”[16] (resaltado agregado).
“Código Civil
(…)
Si bien el objeto de tal excesiva ampliación se debe en parte al hecho de que quien
ejerce la defensa del derecho alimentario de los menores, en pleno ejercicio de la
patria potestad que ostenta, es uno de los progenitores (la madre o padre,
dependiendo de quien tenga la tenencia) y no el titular del derecho en sí (el propio
menor), lo que podría importar un descuido en el cobro efectivo de la acreencia
alimentaria; no por ello, considero, debe mantenerse incierta por tanto tiempo una
prestación que –reitero– por el excesivo transcurso del tiempo evidenciaría una
ausencia de estado de necesidad, requisito indispensable para el otorgamiento
del derecho asistencial de conformidad con lo previsto por el artículo 481 del
Código Civil. En tal sentido, si lo que se pretendía era brindar la mayor cobertura y
protección en el tiempo a la pensión alimentaria devengada, se debió extender el plazo
de prescripción a los diez (10) años, y ampliar en ese sentido el inciso 1 del artículo
2001 del Código Civil.
2. En segundo lugar, el plazo de prescripción previsto en el inciso 5 del artículo materia
de comentario, resulta ser el plazo aplicable a toda acción que provenga de pensión
alimenticia. Es decir, de ser el caso que se pretende cuestionar cualquier tema de
carácter prescriptorio vinculado al referido derecho alimentario, corresponde aplicar el
plazo específico previsto en el inciso 5 y no el plazo prescriptorio previsto en el inciso 1
del artículo 2001 del Código Civil, como lo es el plazo de diez años correspondiente a
la “acción que nace de una ejecutoria”. Reitero: Ello no solo por el carácter de
prestación continuada en el tiempo de la obligación alimentaria, a razón de una
prestación mensual (pago de pensiones mensuales), sino que existe expresamente
una norma que regula los plazos de prescripción para el caso de “la acción que
proviene de pensión alimenticia, como lo es la prevista en el inciso 5 del referido
artículo”.
De igual forma el referido jurista sostiene que: “También manda el artículo 103 de la
Constitución, que: ‘La Ley (…) no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos
supuestos, en materia penal cuando favorece al reo’. Debemos entender nuevamente
en este caso que la norma general (y no solo la ley) es la que no se aplica
retroactivamente. Recordemos que la aplicación retroactiva ocurre cuando
pretendemos aplicar el mandato de esa norma a un hecho que ocurrió antes de su
entrada en vigencia”[21].
Dicho esto corresponde concluir que el excesivo –según mi punto de vista– nuevo
plazo de prescripción es aplicable a las pensiones que se devenguen después de
entrada en vigencia del nuevo plazo y no antes, siendo que aquellas que ya
cumplieron el plazo de prescripción pasado (de dos años) resultan fuera del ámbito de
aplicación del nuevo plazo prescriptorio, y de igual forma lo hicieron (a mi criterio) las
pensiones devengadas hasta antes de la entrada en vigencia de la Ley N° 30179.
* Abogada por la Universidad de Lima. Asociada del Estudio Fernández, Heraud &
Sánchez en el área de Derecho de Familia.
[1] CORNEJO CHÁVEZ, Héctor. Derecho Familia peruano. 10ª edición, Gaceta
Jurídica, Lima, abril de 1999, pp. 568 y 569.
[2] JOSSERANS, Louis. Derecho Civil. Vol. 2, Tomo I, Jurídica Europa América, Bueno
Aires, 1952, p. 303.
Artículo 3.-
1. En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas
o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los
órganos legislativos, una consideración primordial que se atenderá será el interés
superior del niño.
[10] Inciso modificado por el artículo único de la Ley N° 30179, publicada el 6 abril de
2014.
Artículo 103.- Pueden expedirse leyes especiales porque así lo exige la naturaleza de
las cosas, pero no por razón de las diferencias de las personas. La ley, desde su
entrada en vigencia, se aplica a las consecuencias de las relaciones y situaciones
jurídicas existentes y no tiene fuerza ni efectos retroactivos; salvo, en ambos
supuestos, en materia penal cuando favorece al reo. La ley se deroga solo por otra ley.
También queda sin efecto por sentencia que declara su inconstitucionalidad. La
Constitución no ampara el abuso del derecho.