La implementación de un sistema de gestión de calidad le permite a cualquier
organización, planear, ejecutar y controlar todas las actividades necesarias para así llegar a la obtención de sus objetivos, diseñando una serie de estrategias que le permitirá adoptar metodologías para los distintos procesos, apoyándose siempre en las mejores prácticas identificadas en cada una de sus áreas y estableciendo una prestación de servicio al cliente que satisfaga los requerimientos de este para así lograr una mayor eficacia de el sistema. En la actualidad la mayoría de las organizaciones han optado por implementar un sistema de gestión de calidad (SGC), a través de la prestación de servicios que se centran en las necesidades de los clientes y que cuentan con altos estándares de calidad, los cuales son medidos a través de los indicadores de satisfacción de los usuarios y con la información que arrojan los indicadores se logra un mayor control de los procesos productivos y se obtiene una mejora constate de estos y una mayor gestión de la calidad, sin dejar a un lado un aspecto muy importante sobre las quejas de los clientes: su existencia es un claro indicador de una baja satisfacción, pero su ausencia no implica necesariamente una elevada satisfacción del cliente, ya que también podría estar indicando que son inadecuados u obsoletos los métodos de comunicación entre el cliente y la empresa, o que las quejas se realizan pero no son registradas adecuadamente, o que simplemente el cliente insatisfecho, en silencio, cambia de proveedor, por tanto se hace necesario y fundamental que las organizaciones implementen excelentes métodos para conozcer de primera mano la opinión de sus clientes, lo que le permitirá posteriormente establecer acciones de mejora en la organización.