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El marco teórico general elegido para realizar el siguiente trabajo de

interpretación semiótica, está dado por el autor Clifford Geertz, en su libro La


interpretación de las culturas a través del concepto de “ descripción densa” como el
esfuerzo que realiza el interpretante para desentrañar estructuras significativas. Es a
partir de la necesidad de dar respuestas a un fenómeno social y cultural - la
adquisición en cantidad, de libros objetos que sirven para aparentar, para
representar, como también la posesión de ciertos libros de autor, pertenecientes a
una cultura dominante y hegemónica que el portador nunca leerá, pero que no
podrá prescindir de tenerlos en su biblioteca, si quiere ser parte de una cultura de
élite- que nos proponemos rastrear las significaciones que están por debajo de este
fenómeno.
En principio diremos que existe una concepción iluminista de la cultura, que
relaciona el tener/poseer libros con “tener más cultura” y esto se establece como el
punto de partida y lo que subyace a la interpretación de nuestro problema teórico
planteado anteriormente.
Partimos de la necesidad de jerarquizar niveles o capas que puedan mostrarnos las
condiciones de producción, recepción y significación de nuestro problema
planteado. Realizamos este análisis desde un nivel inevitable, e ineludible, que es el
que nos refiere a nosotros/as, autores de este texto, como inmersos dentro de una
cultura que en su entramado nos teje como sujetos: blancos, occidentales, obreros
calificados,etc. Esto no es menor, ya que, a partir de allí fundamentamos todas
nuestras interpretaciones, el planteamiento del problema es desde nuestro lugar en
esta cultura, miramos desde allí, y desde ahí reflexionamos.
El fenómeno que se hace concreto y visible en nuestras prácticas cotidianas
pero permanece oculto, ya que es aquello de lo que no se habla, no se dice y que
transcurre en la esfera individual, es la práctica esnobista de “tener ciertos libros
para ser”. Poseer tomos de autores reconocidos, libros de tapa dura y extensos,
como bien podrían ser: El Quijote de Miguel de Cervantes, el Ulyses de Joyce o La
Divina comedia de Dante Alighieri, conlleva y representa todo un sin fin de
connotaciones “positivas”. ¿Cuántos/as de nosotros/as tenemos libros en nuestra
biblioteca que pertenecen a ese canon de buen lector pero que sin embargo, nunca
leeremos, por extensos, por difíciles, por inaccesibles?
Siguiendo esta línea de pensamiento, se nos presentan varias contradicciones,
varias preguntas. ¿Es verdad que tener muchos libros en la biblioteca de una casa
potencia o sugiere buenos lectores? ¿La cantidad de libros, es decir tener 50, 100 o
1000 es directamente proporcional a generar hábitos de lectura? ¿Qué pasa en una
familia donde hay muchos libros pero la lectura no es un hábito? Pareciera que el
sólo hecho de que haya libros en nuestra biblioteca hogareña induce a la actividad
lectora. No tenemos respuestas a esta pregunta, sólo interrogantes que nos
generan incertidumbres y que queremos compartir. Cuando en la planilla de
inscripción a la escolaridad estatal primaria se pregunta por la cantidad de libros que
hay en una biblioteca (ver anexo) nosotros/as nos preguntamos. ¿Qué hace la
institución educativa con esa respuesta?¿ Por qué quiere saber cantidad más o
menos exacta?
Este fenómeno “naturalizado” de tener libros como forma de poseer más
conocimientos no es más que una fijación cultural creada por nosotros/as hombres y
mujeres. Asimismo, hemos encontrado al calor de estas reflexiones un ejemplo
extremo, que atravesado por el lente globalizador del capitalismo, logra un resultado
casi lógico, esperable.
Los Simuladores
Particularmente analizamos un hecho singular y social,en tanto práctica
extendida, que lleva muchos años en Argentina; la venta y/o alquiler de libros por
metro. Existe todo un mercado de libros antiguos con temas e idiomas varios;
jurisprudencia, contabilidad, congresos, enciclopedias, medicina, etc. Escritos en
francés, inglés, español o alemán, sin valor ni utilidad como material de consulta.
Entre ellos, resaltan especialmente por sus encuadernaciones recorridas por vetas
de colores, libros franceses del siglo XIX, las antiguas ediciones alemanas e
inglesas confeccionadas con cuero de calidad y bellas letras góticas en dorado,
ediciones en cuero blanco, menos populares ya que se ensucian con facilidad
(aunque libros polvorientos o sucios brindan una cierta elegancia) y por último no
podemos dejar de mencionar la sobriedad de los ejemplares jurídicos, con sus
lomos en tonos mesurados, rojos, azules y verdes, que dan un carácter más
solemne a la biblioteca. Asimismo existe también la oferta en ediciones de tapa
blanda para la venta por metro, son más económicas y presentan una terminación
más contemporánea. La finalidad de este comercio tiene diversas motivaciones;
llenar espacios en una biblioteca personal, despacho contable o legal, rellenos de
inventario, formar parte de la escenografía de una obra teatral o simplemente como
ornamento decorativo.
Indaguemos en la significación del libro en el marco de esta práctica. La posesión
de una biblioteca completa con múltiples volúmenes de colección, no sólo otorga por
sí misma una percepción positiva del espacio al cual se destinan, ya sea un
consultorio, despacho legal o contable, u oficina ejecutiva, sino que crea el ambiente
con la intencionalidad de impresionar de manera favorable al público que asiste a
una reunión o consulta. Una página web de decoración así lo aconseja; “Un estante Commented [1]: El Studium es el significado
universal, intimamente ligado al aspecto cultural y
lleno de libros bien cuidados puede ayudarte a generar la impresión de que eres social de la persona que la percibe. El punctum es
personal, juega más en el terreno del inconsciente, no
inteligente y ordenado, lo que sin duda es algo que quieres que tus clientes es intencional, depende del espectador. “Es ese azar
que en ella me despunta”. “Surge de la escena como
piensen.”1 una flecha que viene a clavarse”. Elsa mirando la
ventana en el cuadro de JP Castel puede ser un
Aquí, esta suerte de “puesta en escena” actúa en términos de punctum, ya que ekjemplo de punctum? El Studium, como valor
universal, influye en nuestro punctum, aunque no lo
origina las asociaciones subjetivas que el conjunto libros-despacho legal activan en determina verdad? corregime si voy bien o descarrilé
como el Roca
el visitante. Este presume que tales obras han sido leídas, su idea del profesional
Commented [2]: La nota al pie es provisoria, la puse a
culto e instruido, e incluso su formación, se vincula directamente al número y efectos de no olvidar la fuente. En normas APA me
tengo que fijar bien como se cita la webgrafia.
volumen de los ejemplares que pueblan esa biblioteca. Es decir, el valor asignado
culturalmente a esos libros, inconscientemente eleva la consideración que un
individuo conjetura del profesional en cuestión, ya que le otorgan cierto sello de
distinción, de erudición. Entonces el valor de libro pasa por lo que representa, por
su peso simbólico, su trascendencia en la sociedad.
De igual modo existen editoriales que realizan a pedido colecciones simuladas de
grandes autores, los llamados “fake books” se consiguen a pedido y el comprador
puede elegir entre autores como Dickens, Shakespeare, Dostoievsky, etc. El libro se
fabrica con especial acento en su encuadernación, imitando un estilo vintage, con
materiales nobles, atendiendo al tamaño solicitado y las páginas interiores
generalmente en blanco. Nos preguntamos ¿Por qué alguien compraría una
colección de libros falsos? Sólo por el hecho de poseerla en los estantes de su
biblioteca, sólo para aparentar.
Por otra parte, analicemos el caso del alquiler de estos ejemplares para reuniones
extraordinarias, firmas de contrato o fotografías institucionales. Estas transacciones
dan cuenta del peso sociocultural de esta práctica. El libro utilizado como golpe de
efecto en una sociedad que le adjudica a la imagen un valor superlativo,
esencialmente cuando hay factores económicos de por medio, aparentar de este
modo, es decir, manifestar como real algo que no lo es, se utiliza más como una

1 https://legis.pe/consejos-decorar-despacho-juridico-fotos-ideas/
técnica de manipulación que como estrategia publicitaria, porque el artilugio se basa
en ese paradigma, creencia, idea, etc. que la sociedad ha estructurado como valor
agregado al profesional propietario de tales obras, que así logra embaucarlo con
una realidad falsificada. El individuo permite que apariencias, estereotipos,
prejuicios, paradigmas sociales, etc., lo guíen y muchas veces, aun sabiendo que es
erróneo, lo hace sin importar su grado de educación o inteligencia.

El conjunto de libros en este contexto apelan, como señala Verón, “...con cierta
solemnidad al respeto del lector”.2 En efecto, culturalmente arraigado en el
inconsciente colectivo, está enquistada la hipótesis que bien podríamos resumir en
el siguiente axioma; “A más libros, más sabiduría”

En el ámbito doméstico, el libro como bien cultural, resignifica su propósito enfocado


a fines decorativos, el contenido es relegado a un segundo plano por cualidades
como su forma, una presentación cuidada, volumen, material con el cual está
fabricado, etc. Existe un mercado de lomos de libros falsos, muebles realizados con
estos materiales, contenedores, puertas falsas que simulan bibliotecas, etc.

Verón señala que quedan “algunos vestigios de la lectura en voz alta (...) y que “Se
trata de fenómenos culturalmente marginales y la lectura en voz alta de la madre
(que le lee a su hijo un cuento antes de dormir) desaparece en cuanto el niño
aprende a leer, que en nuestro mundo actual es en silencio”3 Sin embargo podemos
hablar de un cierto auge de un formato de libro que gana adeptos, especialmente
entre los jóvenes; el audiolibro. La tecnología actual lo pone fácilmente al alcance de
un click, como ocurre con el pdf, epub, etc. No sólo entre los jóvenes, el mercado
del audiolibro crece por su practicidad, entre personas adultas, que lo pueden
escuchar en el auto mientras conducen o en el hogar mientras realizan otra tarea.
Adolescentes y jóvenes los portan en sus celulares y los escuchan con auriculares.

2
Verón, Eliseo. Esto no es un libro. 1999. 1º edición. Gedisa editorial. Buenos Aires. Argentina.
Página 25.
3
Verón, Eliseo. Esto no es un libro. 1999. 1º edición. Gedisa editorial. Buenos aires. Argentina.
Página 26.
La voz leyendo se revaloriza más allá de ese marco institucional de la escuela al
que hace referencia Verón.

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