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“La lógica no puede cuestionarse a sí mis-

ma con sus propios parámetros, y esa es la


La esencia de la razón de Max Stirner
paradoja lógica; cualquier cosa puede ser
ilógica para la lógica menos la lógica mis-
ma. Lo curioso de la lógica es que es un
elemento jurídico, y por tanto está prees-
tablecida, como todo elemento jurídico; y
en el establecimiento previo de esta ley
justamente se encuentra la prohibición del
propio cuestionamiento, lo que en el ámbi-
to de la psicología social se podría inter-
pretar como el tabú del mea culpa. Por eso
una lógica establecida por la Iglesia, por
el Estado o por las Naciones Unidas, con
la biblia, la constitución o la declaración
universal de derechos humanos como sus
respectivos instrumentos, es incuestiona-
ble desde el punto de vista lógico, que,
paradójica y lamentablemente, es entonces
el único punto de vista posible.” (Bi Lee)
En el año 1844 en la ciudad de Berlín,
Johann Kaspar Schmidt, conocido por sus
escritos como Max Stirner, un profesor
secundario estudiante de filosofía, filolo-
gía y religión, publica “El único y su propie-
dad”, texto fundamental de su pensamien-
to, en el que cuestiona los valores sagra-
dos con que nos educan y la obediencia a
la que estamos acostumbrados a someter-
nos dentro y fuera de los sistemas educati-
vos. El libro es inmediatamente censurado
y Stirner nunca volvió a poder enseñarle
nada a ningún menor de edad en una insti-
tución. Más tarde el Ministerio del Interior
levantaría la censura por considerarlo un
texto “demasiado absurdo para ser peli-
groso”, aunque el autor no volvió a en-
contrar editor que se atreviera a publicar
sus siguientes investigaciones. Hoy día este
material sigue al margen del currículo
oficial de escuelas y universidades.

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[10]
Y alrededor del altar se levanta una iglesia, «Cómo tocan las campanillas los curas.
y esa iglesia se agranda, y sus murallas se Lo hacen sólo / para que la gente venga y
apartan cada día más. Lo que cubre la som- parlotee. / No me insulten a los curas; ellos
bra de sus bóvedas es sagrado, inaccesible a saben lo que el hombre / necesita: ser feliz
tus deseos, librado de tus ataques. Con el parloteando todos lo días». [De los Epigra-
estómago vacío, rondas al pie de esas mura- mas Venecianos, de Goethe (N.R.).]
llas, buscando algunos restos de lo profano [11]
Stirner adelanta aquí un tema central del
Extractos del libro para apagar el hambre, y los círculos de tu existencialismo del Siglo 20, la crítica a la
“El único y su propiedad” carrera se ensanchan sin cesar. concepción del hombre como una esencia an-
de Max Stirner (1844) Pronto esa Iglesia cubrirá la Tierra entera, y terior a la existencia. Ver El existencialismo es
serás rechazado hasta los límites más leja- un humanismo, de J. P. Sartre (N.R.).
En la traducción del alemán al español nos; un paso más y el mundo de lo sagrado [12]
Stirner critica lo que en el Siglo 20 tanto
de Pedro González Blanco (1905) habrá vencido y te hundirás en el abismo. S. Freud como C. Levi-Strauss considerarán la
¡Valor, entonces, paria, porque todavía que- regla fundamental de las sociedades (N.R.).
Corregidos de la versión en inglés da tiempo! ¡Deja de vagar, gritando de ham- [13]
Pierre Joseph Proudhon, De la creation de
de Wolfi Landstreicher (2017) bre, a través de los campos segados de lo l’Ordre dans l’Humanité ou Principes de orga-
profano, arriésgalo todo y arrójate forzan- nisation politique, Paris y Besançon, 1843, p.
do las puertas en el corazón mismo del san- 38. [De la creación del orden en la humanidad
tuario! ¡Si destruyes lo sagrado, lo habrás o principios de organización política, Sempere
Indice convertido en Tu propiedad! y cia. Valencia, s.f. Un texto del que
Proudhon unos años después de haberlo es-
crito, en su Filosofía del Progreso, renegará
La causa del único 3 Referencias (N.R.).]
La vida de una persona 4 [14]
Ludwig Feuerbach, Vorläufige Thesen zur
[1]
Los antiguos y los modernos 7 Espíritu es la traducción más aceptable del Reformation der Philosophie, Zurich y Wintert-
término alemán Geist, que refiere a la noción hur, 1843, tomo 2, p. 64. [Tesis provisionales
Lo propio del espíritu 13 de Idea o Idea Absoluta y que es tomada por para la reforma de la filosofía / Principios de
Los poseídos de la verdad 16 Stirner de la filosofía de Hegel. En este libro la filosofía del futuro, Hyspamerica, Buenos
Los fantasmas superiores 18 es utilizada para referirse a la razón, la ra- Aires, 1984]
cionalidad, las ideas, etc. y se enfrenta tanto [15]
Ludwig Feuerbach, op. cit., p. 402.
La piedad o la moralidad 20
a la noción de mundo «material» o «natural» [16]
El humanismo y su desinterés 24 como a la de «Unico» o «Yo» (N.R.). Op. cit., p. 403.
[17]
La conciencia de lo sagrado 27 [2]
Palabra griega relacionada con la filoso- Op. cit., p. 403.
[18]
El sacrificio del sacerdocio 29 fía epicúrea. Es un estado anímico en el que se Op. cit., p. 406.
disciplinan las pasiones y que permite alcan- [19]
Op. cit., p. 408.
La reforma de la jerarquía 32
zar una cierta tranquilidad de espíritu y liber- [20]
La destrucción de las leyes 36 tad respecto de las cosas del mundo —tanto Gobierno (N.R.).
[21]
del hombre como de la naturaleza— (N.R.). Rousseau, los filántropos y otros acusa-
Referencias 39 [3] ron a la cultura y a la inteligencia, pero olvi-
Hebreos 11,13.
[4] daron que esta se encuentra en todos los
Marcos 10,29. cristianos y no sólo en los cultos y refina-
[5]
Palabra griega que describe una buena si- dos.
Edición tuación material (N.R.). [22]
Friedrich von Schiller, Die Worte des Glau-
Rene Mostrenco [6]
Mantra védico. Stirner alude aquí al canto bens [Palabras de la Fe], 1798 (N.R.).
entonado por los hinduistas y budistas du- [23]
Juan 2,4.
www.elbozaldelalogica.blogspot.com rante la meditación (N.R.). [24]
El Bozal de la Lógica (Facebook) [7] Mateo 10,35.
Ludwig Feuerbach, Das wesen des Christen- [25]
tums, 2a ed. aumentada, Leipzig, 1843. [La esen- Ludwig Feuerbach, Das wesen des Christen-
cia del cristianismo, ed. Claridad, Buenos Ai- tums, p. 403.
[26]
res, 2006] Mateo 11,27 (N.R.).
[8] [27]
Op. cit., p. 402. Lucas 17,6 (N.R.).
[9] [28]
Romanos 8,9; Corintios 3,16; Job 20,22 y Marcos 9,23.
otros numerosos pasajes.
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A la larga y después de muchas transforma- lo humano, la Iglesia con el Estado y el fiel La causa del único defender como nuestros, qué causa defiende?
ciones, el Espíritu Santo se ha convertido en con el sabio; o, en general, los dogmas tos- ¿La de otro? ¿Una superior?
la idea absoluta, la cual a su vez, dividiéndo- cos y los aforismos anticuados por concep- ¿Qué causa es la que debo defender? Antes que No. La humanidad no se ve más que a sí misma,
se y subdividiéndose, dio origen a las diversas tos reales y leyes eternas. nada la buena causa, la causa de Dios, de la la humanidad no tiene otro objeto que la
ideas de filantropía, de buen sentido, de vir- verdad, de la libertad, de la humanidad, de la humanidad; su causa es ella misma. Con tal
tud cívica, etc. Hoy no reina nada en el mundo que no sea el que ella se desarrolle no le importa que mue-
justicia; luego la de mi pueblo, la de mi gober-
Espíritu. Una innumerable cantidad de ideas ran los individuos y los pueblos; saca de ellos
nante, la de mi patria; más tarde será la del
Pero ¿puedo llamar a la idea Mi propiedad zumban en todos sentidos en las cabezas; y lo que puede sacar, y cuando han cumplido la
Espíritu[1] y miles más después.
cuando es la idea de la humanidad y puedo ¿qué hacen los que quieren avanzar? ¡Niegan tarea que les reclamaba, los echa al cesto de
considerar al Espíritu como superado, cuan- esas ideas para poner otras en su lugar! Unicamente mi causa no puede ser nunca mi papeles inservibles de la historia.
do debo servirle y sacrificarme por él? Ellos dicen: causa.
¿La causa que defiende la humanidad, no es
La antigüedad, al declinar, no consiguió ha- se forman una idea falsa del Derecho, del «Vergüenza del egoísta que no piensa más puramente egoísta?
cer del mundo su propiedad sino una vez des- Estado, del Hombre, de la libertad, de la que en sí mismo».
truida su supremacía y su divinidad y al haber verdad, del honor, etc., la idea que hay Es inútil que siga y demuestre cómo cada una
reconocido su vanidad y su impotencia. que formarse del Derecho, etc., es en ¿Pero esos cuyos intereses son sagrados, esos de esas cosas, Dios, Humanidad, etc., se preo-
realidad una que proponemos nosotros. por quienes debemos trabajar, sacrificarnos y cupan sólo de su bien y no del nuestro. Revi-
Mi actitud frente al Espíritu es idéntica: si lo entusiasmarnos, cómo entienden su causa? sen a los demás y vean por ustedes mismos si
Así va creciendo la confusión de las ideas.
reduzco a un fantasma y rebajo el poder que la Verdad, la Libertad, la Justicia, etc., se
ejerce sobre mí al rango de una ilusión, no Ustedes que saben de Dios tantas y tan pro-
La historia del mundo fue cruel para noso- preocupan de ustedes para otra cosa que no
parecerá ya ni santo, ni sagrado, ni divino, y fundas cosas; ustedes que durante siglos
tros, y el Espíritu conquistó un poder enor- sea pedirles su entusiasmo y sus servicios.
yo lo usaré a él en vez de que él me use, como «exploraron las profundidades de la divini-
me. Tienes que respetar mis miserables zapa- dad» y penetraron con sus miradas hasta lo
me sirvo de la Naturaleza, a mi gusto y sin el tos, que podrían proteger tus pies desnudos, Que sean servidores dedicados, que les rindan
menor escrúpulo. profundo de su corazón, ¿pueden decirme có- homenaje, eso es todo lo que les piden.
debes respetar mi sal, gracias a la cual tus mo entiende Dios la «causa divina» que debe-
papas estarían menos insípidas, y mi magnífica mos servir nosotros? Miren a un pueblo redimido por nobles patrio-
La «naturaleza de las cosas», la noción de carroza, cuya posesión te pondría para siem- tas; los patriotas caen en la batalla o revien-
las relaciones, deben guiarme: la naturaleza pre al abrigo de la necesidad; no puedes alar- Y ya que tampoco nos ocultan los designios tan de hambre y de miseria; ¿qué dice el pue-
de las cosas enseña cómo debo portarme con gar la mano hacia todo ello. Todas esas co- del Señor. ¿Qué quiere? ¿Qué persigue? blo?
ellas; la noción de las relaciones, me enseña sas, y muchas otras más, te son ajenas, y el ¿Abrazó, como a nosotros se nos pide, una
a obtener conclusiones. ¡Como si la idea de causa ajena y se ha hecho el campeón de la ¡Abonado con sus cadáveres se hace
hombre debe reconocerlas como tales; debe «floreciente»!
una cosa existiese por sí misma! tenerlas por intangibles e inaccesibles, hon- verdad y del amor?
rarlas, respetarlas, ¡desgraciado de él si Este absurdo indigna; nos enseñan que siendo Mueren los individuos «por la gran causa del
¡Como si la relación que yo concibo no fuese pueblo», que se conforma con dedicarles al-
estira la mano hacia ellas, a eso lo llama- Dios todo amor y toda verdad, las causas del
única, por el hecho de que yo, que la pienso, guna que otra lamentable frase de reconoci-
mos tener las uñas largas! amor y de la verdad se confunden con la suya
soy único! ¿Qué importa el nombre que le den miento y se guarda para sí todo el provecho.
y le son consustanciales. Les repugna admitir
los demás? ¿Qué nos queda? Bien poca cosa. ¡Si se podría Eso me parece un egoísmo demasiado lucrati-
que Dios pueda, como nosotros, hacer suya la
Pero al igual que se separó la esencia del decir que nada! Todo se nos quita, y no pode- causa de otro. vo.
hombre del hombre real, y que se lo juzga de mos intentar nada de lo que no nos fue dado; «¿Pero abrazaría Dios la causa de la verdad si Pero vean al sultán que cuida tan tiernamen-
acuerdo a aquélla, así también se separó al si vivimos, no es más que por la clemencia del no fuera la suya?» te a «los suyos». ¿No es la imagen de la más
hombre real de sus actos, a los que se aplica donante, que nos dio esa gracia. Ni siquiera
como criterio la dignidad humana. nos permiten recoger un alfiler sin pedir per- Dios no se ocupa más que de su causa, porque pura abnegación, y no es su vida un constante
miso antes, y si no somos autorizados para al ser él todo en todo, todo es su causa. Pero sacrificio? ¡Sí, por «los suyos»!
Las ideas deben decidir sobre todo; son ideas
ello. ¿Y autorizados por quién? ¡Por el respe- nosotros no somos todo en todo, y nuestra ¿Se quiere hacer un ensayo? Que se muestre
las que gobiernan la vida, son ideas las que
to! Sólo cuando él te haya otorgado la pro- causa es bien mezquina, bien despreciable; por que no se es «el suyo», sino «el tuyo», que se
reinan. Este es el mundo religioso al que He-
piedad de ese alfiler, podremos bajarnos y eso debemos servir a una «causa superior». rechace su egoísmo y será uno perseguido,
gel dio una expresión sistemática poniendo
un método en el absurdo, apoyando sobre tomarlo. Más claro: Dios no se preocupa más que de lo encarcelado, torturado.
las leyes de la lógica los cimientos profun- Más todavía, no podremos tener ningún pen- suyo, no se ocupa más que de sí mismo, no El sultán no basa su causa más que en sí mis-
dos de todo su edificio dogmático. samiento, pronunciar ninguna sílaba, efec- piensa en nadie más que en sí mismo y no se fija mo; es todo en todo, es el único, y no tolera a
tuar ningún acto que tenga en nosotros su más que en sí mismo; ¡pobre del que contradi- nadie que no sea uno de «los suyos».
Las ideas nos imponen la ley, y el hombre
sanción, en lugar de recibirla de la morali- ga sus mandatos!
real, es decir, Yo, estoy forzado a vivir según
esas leyes de la lógica. ¿Puede haber una do- dad, de la razón o de la humanidad. ¡Feliz No sirve a nada superior y no trata más que ¿No les dicen nada estos ejemplos? ¿No les
minación peor? […] ingenuidad la del hombre ávido, con qué de satisfacerse. La causa que defiende es úni- hacen pensar que un egoísta tiene razón? Yo,
crueldad la gente intentó inmolarlo sobre el camente la suya. Dios es un ególatra. al menos, aprendo de ellos, y en vez de conti-
El liberalismo no hizo más que poner otras altar de la fuerza! nuar sirviendo con desinterés a esos grandes
ideas sobre la mesa: reemplazó lo divino con ¿Y la humanidad, cuyos intereses debemos egoístas, seré yo mismo el egoísta.

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Dios y la humanidad basaron su causa sobre dades de los otros, los hijos la de los pa- asombra de nada y al que el derrumbamiento es la Teología, la ciencia de Dios.
nada, sobre nada más que ellos mismos. Yo dres, los padres las de los hijos, el que no da del mundo no hubiera podido conmover, vino
basaré, entonces, mi causa sobre mí; los golpes los recibe. a desbordarse irresistiblemente, distendido Los paganos […], habían acabado con el
soy, como Dios, la negación de todo lo de- por los gases (espíritus, gas, vapor) nacidos mundo: desde ahora se trata de acabar consi-
más, soy todo para mí, soy el único. Para alcanzar la liberación, en la infancia en su interior; y cuando los choques mecáni- go mismo, con el Espíritu, y de negar el Espíri-
tratamos de penetrar las cosas o de «ir de- cos venidos de fuera llegaron a ser impoten- tu, es decir, de negar a Dios.
Si Dios y la Humanidad son poderosos con lo trás» de ellas; para eso espiamos su parte tes contra él, las reacciones químicas, excita-
que contienen, hasta el punto de que para débil (en esto los niños tienen un instinto que das en su interior, entraron en juego y empe- Durante cerca de dos mil años nos hemos
ellos mismos todo está en todo, yo advierto no los engaña); zaron a ejercer su maravillosa acción. esforzado en conquistar al Espíritu Santo, y
que me falta a mí mucho menos todavía, y nos gusta romper lo que encontramos a poco a poco hemos desgarrado algunos jiro-
que no tengo que quejarme de mi «futilidad». mano, revisar los rincones prohibidos, explo- La historia antigua se cierra virtualmente el nes de la santidad y los hemos pisoteado,
rar todo lo que se oculta a nuestras mira- día en que Yo consigo hacer del mundo mi pero el formidable adversario se levanta
Yo no soy nada en el sentido de vacío, pero propiedad. Mi padre me ha puesto todas las siempre de nuevo bajo otras formas u otros
soy la nada creadora, la nada de la que saco das; ensayamos nuestras fuerzas.
cosas en mis manos.[26] El mundo deja de nombres.
todo. Y, descubierto al fin el secreto, nos sentimos aplastarme con su poder, ya no es inaccesi-
seguros de nosotros mismos; y si, por ejem- El Espíritu no dejó todavía de ser divino, san-
ble, sagrado, divino, etc.; los dioses han to, sagrado. Hace mucho tiempo, en realidad,
¡Fuera entonces toda causa que no sea ente- plo, llegamos a convencernos de que el palo muerto y yo trato al mundo tan a mi gusto, que no aletea por encima de nuestras cabe-
ra y exclusivamente la mía! no puede contra nuestra obstinación, ya no que sólo de mí dependería hacer milagros, zas como una paloma; hace mucho tiempo
Mi causa, me dirán, debería ser, al menos, la le tenemos miedo, lo hemos superado. que son obras del espíritu: yo podría derri-
¡Detrás de los golpes se levantan, más pode- que no desciende sólo sobre los elegidos; se
«buena causa». ¿Qué es lo bueno, qué es lo bar montañas, ordenar a esa morera que se deja atrapar también por los laicos, etc.;
malo? Yo mismo soy mi causa, y no soy ni rosos que ellos, nuestra audacia y nuestra desarraigase y fuese a arrojarse al mar[27], y
obstinada libertad! pero en cuanto Espíritu de la humanidad, es
bueno ni malo; esas no son, para mí, más que todo lo que es posible, es decir, pensable. decir, Espíritu del Hombre, permanece para
palabras. Nos deslizamos poco a poco a través de todo Todas las cosas son posibles al que cree.[28] cada uno de nosotros como un Espíritu
lo inquietante, a través de la fuerza temible Yo soy el señor del mundo, la gloria está en ajeno, muy lejos de ser una propiedad de la
Lo divino mira a Dios, lo humano mira al del látigo, a través del rostro enojado de Mí. El mundo se ha hecho prosaico, porque lo que podamos disponer según nuestro antojo.
hombre. Mi causa no es divina ni humana, no nuestro padre, y detrás de todo descubrimos divino desapareció de él: es mi propiedad y yo
es ni lo verdadero, ni lo bueno, ni lo justo, ni nuestra ataraxia[2] y ya nada nos incomoda, Mientras, no obstante, ocurrió un hecho que
la uso como me convenga, es decir, como
lo libre, es lo mío, no es general, sino única, ya nada nos espanta; tenemos conciencia de influyó visiblemente el desarrollo de la his-
convenga al Espíritu.
como yo soy único. nuestro poder de resistir y vencer, descubri- toria post-cristiana: el afán de convertir el
mos que nada puede violentarnos. Lo que Con la ascensión del Yo a poseedor del mun- Espíritu Santo en humano, aproximarlo a los
Nada está por encima de mí.
nos inspiraba miedo y respeto, en lugar de do, el egoísmo consigue su primera victoria, y hombres, o aproximar los hombres a él. Por
intimidarnos nos alienta: detrás del rudo una victoria decisiva; ha vencido al mundo y ello ha sido concebido finalmente como el
La vida de una persona mandato de los superiores y de los padres, se lo ha suprimido, confiscando en su beneficio Espíritu de la Humanidad, y nos parece más
levanta más obstinada nuestra voluntad, la obra de una larga serie de siglos. fácil, más familiar y asequible bajo sus diver-
más rápida nuestra astucia. Cuando más sos nombres de idea de la Humanidad, Género
En cuanto el hombre despierta a la vida, in- ¡La primera propiedad, el primer trono, está Humano, Humanismo, filantropía, etc.
aprendemos a conocernos, más nos reímos de
tenta encontrarse y conquistarse a sí mismo conquistado!
lo que considerábamos insuperable.
en medio del caos en que rueda confundido ¿No se debería pensar que hoy cada uno puede
con todo lo demás. Pero, ¿qué son nuestra destreza, nuestro poseer el Espíritu Santo, interpretar la Idea
Pero el señor del mundo no es todavía señor
valor, nuestra audacia, sino el espíritu? de la Humanidad y realizar en sí el Género
de sus pensamientos, de sus sentimientos y de
Pero el niño sólo puede afirmar a cada paso su voluntad; no es el señor y propietario del Humano?
su dependencia. Durante largo tiempo escapamos a una lu-
cha cansadora y triste: la lucha contra la Espíritu, porque el Espíritu es todavía sagra-
do, es el Espíritu Santo. No, el Espíritu no ha perdido ni su santidad,
Porque si cada cosa se preocupa por sí mis- razón. Lo mejor de la infancia pasa sin que ni su inviolabilidad, no nos es accesible y no
ma, al mismo tiempo, choca con las demás, y tengamos que pelear contra la razón. No El cristianismo, que ha negado el mundo, no es nuestra propiedad, porque el Espíritu de la
la lucha por la autonomía y la supremacía es nos preocupamos de ella, no nos mezclamos puede negar a Dios. La lucha de la antigüedad Humanidad no es mi Espíritu. Puede ser mi
inevitable. con ella, ni admitimos ninguna razón. era una lucha contra el mundo, el combate ideal, y en cuanto yo lo pienso, lo puedo lla-
Que nos quieran convencer nos parece enton- de la Edad Media fue un combate contra sí mar mío; el pensamiento de la humanidad es
Vencer o ser vencido, no hay otra alternati- ces un absurdo: somos sordos a las buenas mismo, contra el Espíritu. El enemigo de los mi propiedad y lo pruebo bastante por el so-
va. El vencedor será el amo, el vencido será razones y a los argumentos sólidos, reaccio- antiguos había sido exterior; el de los cristia- lo hecho de que yo hago de él lo que quiero y
el esclavo. Uno disfrutará de la soberanía y namos solamente a las caricias y los casti- nos fue interior, y el campo de batalla en el le doy hoy una forma y mañana otra.
de los «derechos del señor» y el otro cumpli- gos. que llegaron a las manos fue la intimidad de
su pensamiento, de su conciencia. Nos representamos el Espíritu bajo los aspec-
rá con respeto sus «deberes de súbdito». tos más diversos, pero es, sin embargo, un
Más tarde comienza el difícil combate contra fideicomiso que no puedo enajenar ni tampo-
Pero los enemigos no bajan las armas; cada la razón y con él se abre una nueva fase de Toda la sabiduría de los antiguos es la Cos-
uno permanece al acecho, espiando las debili- mología, toda la sabiduría de los modernos co puedo suprimir.

4 37
sagrado en el sentido protestante, sagrado compatible con el estado eclesiástico, y ha nuestra vida. De niños habíamos vivido sin el niño, por el contrario, aunque comprenda
por esencia, un lazo sagrado. privado al clero de las alegrías de la familia; meditar. bien el encadenamiento de los hechos, es inca-
Lo mismo sucede con el Estado: en otro tiem- el matrimonio y la familia, aun bendecidos, paz de sacar de ellos ideas, espíritu; y amon-
po el Papa consagraba al Estado y a sus prín- siguen siendo mundanos. Con el espíritu nos conocemos a nosotros tona los conocimientos que adquiere sin
cipes, bendiciéndolos; hoy el Estado, la Ma- La Iglesia protestante, al contrario, tenien- mismos, y él es el primer nombre bajo el cual seguir un plan a priori, sin sujetarse a un
jestad, son por sí mismos sagrados, sin que do el matrimonio y los lazos de la familia des-divinizamos lo divino, es decir, el objeto método teórico; en resumen, sin buscar ideas.
previamente la mano del sacerdote haya teni- por sagrados, hace abstracción de lo que de nuestras inquietudes, nuestros fantas-
do que extenderse sobre ellos. tienen de mundano, y no ve nada en ellos que mas, «los poderes superiores». En la niñez tenía que superar las leyes del
no pueda convenir a sus sacerdotes. Nada se impone desde entonces a nuestro mundo; ahora, ante cualquier cosa que se
En suma, el orden de la Naturaleza, o dere- proponga, choca con una objeción del espíri-
cho natural, ha sido santificado bajo el nom- respeto; estamos llenos del juvenil senti-
[…] Así el luterano Hegel (él mismo declara miento de nuestra fuerza, y el mundo pierde tu.
bre de «orden divino». […] ¿Y qué es Feuer-
bach, sino un protestante ilustrado, cuando en algún lugar que quiere permanecer lute- ante nuestros ojos todo interés, porque nos «¡Esto no es razonable, no es cristiano,
declara sagradas todas las relaciones mora- rano) ha venido a identificar completamente sentimos superiores a él, nos sentimos espíri- no es patriótico!»
les, no en verdad como conformes a la vo- el orden natural con el orden lógico. En tu. nos grita la conciencia; y nos abstenemos.
luntad divina, sino en razón del espíritu que todo está la razón, es decir, el Espíritu San- Notamos que, hasta entonces, habíamos mi-
to; «lo real es racional», y lo real es, de he- No tememos al poder vengador de las Eumé-
habita en ellas? rado al mundo sin verlo, que no lo habíamos nides, ni a la cólera de Poseidón, ni a Dios que
cho, todo, en atención a que en toda cosa, contemplado nunca con los ojos del espíritu.
«El matrimonio —naturalmente, en cuan- por ejemplo, en cada mentira, se puede descu- ve las cosas ocultas, ni al castigo paterno:
to unión libre en el amor— es sagrado brir verdad: no hay mentira absoluta, mal tememos a la Conciencia.
Ensayamos sobre las fuerzas de la naturale-
por sí mismo, por su naturaleza misma de absoluto, etc. za nuestras primeras fuerzas. Los padres se Somos, desde entonces, «los servidores de
contrato. El matrimonio no es religioso
nos imponen como fuerzas naturales; más nuestros pensamientos»; obedecemos sus
más que cuando es verdadero y responde Los protestantes, casi solos, han producido tarde pensamos que se debe abandonar padre órdenes como en otros tiempos obedecimos
a su esencia, que es el amor. Lo mismo las «grandes obras del espíritu», porque y madre para romper todo poder natural. las paternas o las de otros hombres. Son
ocurre con todas las relaciones del mun- ellos solos son los verdaderos apóstoles Llega un día en que el lazo se rompe. Para el ellas (ideas, representaciones, creencias) las
do moral; no son morales, no tienen va- del espíritu. hombre que piensa, es decir para el hombre que reemplazan a los mandatos paternos y
lor bajo el punto de vista de la morali-
«espiritual», la familia no es un poder natu- las que gobiernan nuestra vida.
dad, sino cuando son por sí mismas reli-
La destrucción de las leyes ral y debe renunciar a los padres, los herma-
giosas. No hay verdadera amistad más De niños ya pensábamos; pero nuestros pen-
nos, etc. Si éstos «renacen» en lo sucesivo
que allí donde los límites de la amistad samientos entonces no eran incorpóreos,
como potencias espirituales y racionales,
son religiosamente observados con tan- ¡Qué limitado es el imperio del hombre! Debe abstractos, absolutos, no eran nada más
esas potencias nuevas no son, de ningún mo-
tos escrúpulos como el creyente pone en dejar al sol seguir su camino, al mar levan- que un puro mundo de pensamientos; no eran
do, lo que eran antes.
defender la dignidad de su Dios. Sagrados tar las olas, a la montaña elevarse hacia el pensamientos lógicos.
son y deben sernos la amistad, la propie- cielo. Se ve impotente ante lo indomable. Y no sólo es el yugo de los padres lo que se
dad, el matrimonio, los bienes de cada ¿Puede defenderse de la sensación de impoten- sacude el joven, es toda autoridad humana; Sólo teníamos los pensamientos que nos
hombre, pero sagrados en sí mismos y por cia frente a este mundo titánico? El mundo es los hombres ya no son un obstáculo ante el inspiraban los acontecimientos y las cosas;
sí mismos».[25] la ley inquebrantable a la que el hombre que es preciso detenerse, porque «hay que pensábamos que una cosa determinada era de
tiene que someterse, la ley que determina su obedecer a Dios antes que a los hombres». tal o cual naturaleza. Pensábamos que «es
Es ese un punto esencial sobre el cual quiero Dios quien ha creado este mundo que vemos»;
destino.
insistir. Según el catolicismo, lo mundano, lo El nuevo punto de vista en que se coloca es el pero nuestro pensamiento no iba más lejos,
secular, puede, sí, ser consagrado o santifi- ¿Cuál fue el objetivo de los esfuerzos de la «celestial», y visto desde esa altura, todo lo no «escrutábamos las profundidades mismas
cado, pero no es santo sin esa bendición sa- humanidad precristiana? Defenderse de los «terrestre» retrocede, se empequeñece y se de la divinidad».
cerdotal; según el protestantismo, por el golpes de la suerte y escapar a sus designios. borra en una lejana bruma de desprecio. Decíamos «esto es verdadero, esto es la ver-
contrario, lo temporal es santo por sí mis- Los estoicos lo consiguieron mediante la dad»; pero sin indagar lo verdadero en sí, la
mo, por el hecho de su sola existencia. apatía, considerando como indiferentes los De ahí el cambio radical en la orientación verdad en sí, sin preguntarnos si «Dios es la
ataques de la naturaleza, y no dejándose intelectual del joven y el cuidado exclusivo verdad». Poco nos importaban «las profundi-
[…] de lo espiritual, en tanto que el niño, que no
afectar por ellos. […] dades de la divinidad», ni cuál fuese la
se sentía aún espíritu, quedaba limitado a la «verdad».
Si el protestante se esfuerza en descubrir
La impasibilidad de espíritu del sabio, por la letra de los libros. Pilato no se detiene en cuestiones de pura
alguna santidad en todo lo que toca a los
que el mundo antiguo prepara su ruina, reci- El joven ya no se adhiere a las cosas, sino lógica (o, en otros términos, de pura teolo-
sentidos, a la materia, para no fijarse ya
bió una sacudida interior, que ni la ataraxia, que procura aprehender los pensamientos gía) como «¿qué es la verdad?», y sin embar-
después más que en su lado sagrado, el cató-
ni el estoicismo pudieron proteger. que esas cosas encubren; así, por ejemplo, go, llegada la ocasión, no vacila en distin-
lico relega lo «material» a un dominio aparte
donde conserva, como todo el resto de la El Espíritu, a salvo de la influencia del mun- cesa de acumular confusamente en su cabeza guir «lo que hay de verdadero y lo que hay de
naturaleza, su valor propio. do, insensible a sus golpes, elevado por enci- los hechos y las fechas de la historia, para falso en un asunto», es decir, si tal cosa par-
ma de sus ataques, ese Espíritu que ya no se esforzarse en penetrar en su espíritu; ticular es verdadera.
La Iglesia católica juzgó el matrimonio in-
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Todo pensamiento inseparable de un objeto cumplidas, irrealizadas: no se tiene más que porque la familia es una noción sagrada que y el protestante es concienzudo; es el rasgo
no es todavía más que un pensamiento abso- un ideal. el individuo no puede ofender. más saliente de su carácter.
luto. Y esta familia, así hecha interior e inmaterial,
Pero desde que se ama el «pellejo» (lo que convertida en pensamiento y representación, El protestantismo ha organizado propiamen-
No hay para el joven mayor placer que des- sucede ordinariamente en la edad madura) y pasa a ser cosa «Sacrosanta»; su despotismo te en el hombre un verdadero servicio de
cubrir y apropiarse del pensamiento puro; la se experimenta placer en ser tal como uno es, se centuplica. Para que el despotismo de la «policía oculta». El espía, el vigilante
verdad, la libertad, la humanidad, el hombre, con vivir su vida, cesa de perseguir el ideal familia fuese verdaderamente roto, sería «conciencia», vigila cada movimiento del espí-
etc.; para apegarse a un interés personal, egoísta, preciso que esa familia ideal se convirtiese, ritu y todo gesto; todo pensamiento es a sus
esos astros brillantes que alumbran el mun- es decir, a un interés no sólo del espíritu, desde luego, en una nada. ojos un «asunto de conciencia», es decir un
do de las ideas, iluminan y exaltan las almas sino a la satisfacción de todo el individuo, asunto de policía.
Las frases cristianas: «¿Mujer, qué tengo yo
juveniles. y el interés viene a ser, desde entonces, verda- que hacer contigo?»[23] «Yo he venido para Los «instintos naturales» y la «concien-
deramente interesado. sublevar al hijo contra su padre y a la hija cia» (canalla interior y policía interior), es lo
Pero una vez reconocido el espíritu como que forma al protestante. La «sabiduría de la
Comparen, entonces, al hombre maduro con contra su madre»[24], y otras semejantes,
esencial, aparece una diferencia: el espíritu Biblia» (en lugar de la católica «sabiduría de
el hombre joven. ¿No les parece más duro, deben entenderse como una apelación a la
puede ser rico o pobre; y nos esforzamos, la Iglesia») pasó por sagrada, y ese sentimien-
más egoísta, menos generoso? familia celeste, la verdadera familia. El Esta-
entonces, en hacernos ricos de espíritu; el to, esa convicción de que la palabra bíblica
do no dice otra cosa cuando exige que en
espíritu quiere extenderse, fundar su reino, ¡Sin duda! ¿Es por eso más malo? No; lo que es santa, se llama conciencia. La santidad
todo conflicto entre la familia y él se obedez-
reino que no es de este mundo, sino de mucho pasa es que se ha hecho más positivo, más tiene así un trono en el corazón de cada uno.
can sus órdenes, las del Estado.
más allá; así aspira a resumir en sí todo espi- «práctico». Si uno no se libera de la conciencia, de la idea
ritualismo. El punto principal es que hace de sí el centro Pasa con la moralidad como con la familia. de lo santo o de lo sagrado, puede, sí, obrar
Aún espíritu como soy, no soy espíritu perfec- de todo, cosa que no hace el joven, distraído Muchos que no se dejan ya contener por la contra la conciencia, pero no independiente-
to y debo empezar por buscar ese espíritu por un montón de cosas que no son él: moral, tendrían gran trabajo en desembara- mente de la conciencia; será uno inmoral,
perfecto. dios, la patria y otros pretextos de zarse del concepto «Moralidad». La morali- pero no amoral.
«entusiasmo». dad es la idea de la moral, su fuerza espiri-
Yo, que hace no mucho me había reconocido tual, su poder sobre las conciencias; la mo- El católico puede ir en paz desde el momento
en el espíritu, me pierdo de nuevo, penetrado El hombre se descubre así por segunda vez. El ral, por el contrario, es demasiado material en que ha cumplido los «mandamientos»; el
por mi inanidad, me humillo ante el espíritu joven había advertido su espiritualidad y se para dominar al espíritu y no puede encade- protestante busca la perfección. El católico
perfecto, reconociendo que no está en mí, había extraviado después en la investigación nar a un hombre «espiritual» o a un sedicente no es más que un laico, en tanto que todo
sino más allá de mí. del espíritu universal y perfecto, del Espíritu «librepensador». protestante es él mismo un sacerdote. Esta
Santo, del Hombre, de la Humanidad, en una Por más que haga el protestante, la «Santa clerecía universal, esta ascensión de todos
Todo depende del espíritu; ¿pero todo espíritu palabra, de todos los ideales. al sacerdocio, es el progreso, y también la
es «correcto»? El espíritu bueno y verdadero Escritura», la «palabra de Dios», le sigue
siendo sagrada. Aquel para quien no es ya maldición, realizada por la Reforma sobre la
es el ideal de espíritu, el «Espíritu Santo». No El hombre se recobra y vuelve a encontrar
«sagrada», ha cesado de ser un protestante. Edad Media, esto es, la realización de lo espi-
es ni el mío ni el tuyo, es un espíritu ideal, su espíritu encarnado en él, hecho carne.
Debe, al mismo tiempo, tener por sagrado ritual.
superior: es «Dios». «Dios es el espíritu». […]
Un niño no desea ni ideas ni pensamientos; un todo lo que es ordenado por ella, la autori-
[…]
El hombre ya maduro difiere del joven en que joven no persigue más que intereses espiritua- dad instituida por Dios, etc. Todo eso perma-
toma el mundo como es, sin ver por todas les; los intereses del hombre, en cambio, son nece para él intangible, «por encima de toda Se alaba el protestantismo por haber devuel-
partes males que corregir, entuertos que materiales, personales y egoístas. especie de duda», y, por consiguiente (siendo to importancia a lo temporal, como, por
enderezar, y sin pretender moldearlo a su la duda por excelencia lo propio del hombre), ejemplo, al matrimonio, al Estado, etc. Pero,
ideal. En él se fortifica la opinión de que uno Cuando el niño no tiene ningún objeto en que por encima de sí mismo. en realidad, lo temporal en cuanto tempo-
debe obrar en el mundo, según su interés y no ocuparse, se aburre, porque no sabe todavía
ral, lo profano, le es mucho más indiferente
según su ideal. ocuparse de sí mismo. El que no puede desatarse de ello, cree, por-
aún que al catolicismo;
El joven, al contrario, se cansa pronto de que creer significa estar ligado.
no sólo el católico deja subsistir al mundo
En tanto que uno no ve en sí más que el espíri- los objetos, porque de esos objetos salen Por el hecho de que por el protestantismo la
profano, sino que no se priva de gustar los
tu y pone todo su mérito en ser espíritu, no para él pensamientos, y él, ante todo, se in- fe se ha hecho más interior, la servidumbre
goces mundanos, en tanto que el protestan-
cuesta nada arriesgar la vida, lo teresa en los sueños, en lo que espiritual- igualmente se ha hecho más interior; ha
te, cuando razona y es consecuente, trabaja
«corporal», por una insignificancia de amor mente le ocupa: «su espíritu está ocupado». atraído uno a sí, se ha apropiado de todo lo
en aniquilar lo temporal por el solo hecho
propio; que había de santidad en los objetos, ha im-
En todo lo que no es espiritual el joven no ve de que lo santifica.
y como no tiene uno más que pensamientos, pregnado sus pensamientos y sus actos, se ha
más que «futilidades». Si se le ocurre tomar hecho asuntos de conciencia y se ha trazado Así, el matrimonio ha perdido su ingenuidad
ideas que espera ver realizadas algún día,
en serio las más insignificantes niñerías (por deberes sagrados. natural haciéndose sagrado, no sagrado
cuando haya encontrado su camino, hallado
ejemplo, las ceremonias de la vida universita- como lo hace el sacramento católico, que
una salida a su actividad, esos pensamientos, Así, todo aquello de que la conciencia del
ria), es porque se apoderan de su espíritu, es implica que es en sí mismo profano y sólo
esas ideas permanecen provisionalmente in- protestante no puede liberarse le es sagrado,
decir, porque ve en ellas símbolos. recibe de la Iglesia su consagración, sino
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habían descubierto aquellos «cerebros lúci- No hubo ningún escrúpulo en sublevarse Yo me he colocado detrás de las cosas, y he nó con su propias manos el sábado de sus
dos» que se llamaban Bacon y Hume. Los in- contra el estado de cosas existente y derri- descubierto mi espíritu; igualmente más tarde padres para santificar su domingo, y que
gleses no han sabido magnificar la ingenui- bar las leyes reinantes cuando se tomó la me encuentro detrás de los pensamientos, y interrumpió el curso del tiempo para iniciar
dad del alma de los niños y elevarse a la resolución de no dejarse ya imponer por lo me siento su creador y su poseedor. una era nueva;
significación filosófica; no han sabido hacer actual y lo palpable; pero, ¿quién se habría A la edad de las visiones, mis pensamientos nosotros lo conocemos y sabemos que fue
con almas de niños, filósofos. permitido pecar contra la idea del Estado y proyectaban sombra sobre mi cerebro, como cristiano.
Eso equivale a decir que su filosofía fue inca- no someterse a la idea de la Ley? el árbol sobre el suelo que lo nutre; Pero, ¿permanece él mismo eternamente jo-
paz de hacerse una filosofía teológica, una se cernían a mí alrededor ensueños febriles, y ven, es todavía hoy él, «moderno», o le llegó
teología; y, sin embargo, sólo como teología Se permaneció «ciudadano», se permaneció
hombre «legal», leal; se creyó uno tanto más me estremecían con su espantoso poder. su turno de envejecer, a él, que hizo enveje-
puede alcanzar la filosofía el término de su cer a los «antiguos»?
evolución. Sobre el campo de batalla de la legal cuanto se abolían más racionalista- Los pensamientos mismos se habían revestido
teología exhalará su último suspiro. Bacon mente las viejas leyes, cojas, para rendir de una forma corporal, y si veía a esos fan-
homenaje al «espíritu de la ley». En suma, los tasmas, se llamaban Dios, el Emperador, el Fueron los antiguos mismos los que procrea-
no estudió las cuestiones teológicas. ron al hombre moderno que debía suplantar-
objetos no habían hecho más que transfor- Papa, la Patria, etc.
marse, sin perder nada de su poder y su sobe- los: examinemos esta génesis.
El objeto del conocimiento es la vida. El pen- Hoy destruyo esas vaguedades engañosas,
samiento alemán, más que cualquier otro, ranía, y se permaneció poseído; se vivió en la entro en posesión de mis pensamientos, y di- «Para los antiguos —dice Feuerbach— el
procura alcanzar los comienzos y las fuen- reflexión, hubo siempre un objeto en el cual go: mundo era una verdad».
tes de la vida, y no ve la vida más que en el se reflexionó, que se respetó y ante el cual se
sintió uno lleno de admiración y de temor. Yo sólo tengo un cuerpo y soy alguien. No Pero se olvidaba de añadir: «una verdad cuya
conocimiento mismo. veo ya en el mundo más que lo que él es para falsedad buscaron y llegaron a penetrar».
El cojito ergo sum, de Descartes, significa: no No se había hecho más que transmutar las mí; es mío, es mi propiedad. Yo lo refiero todo
cosas en imágenes o en representaciones de Se reconoce pronto el origen de estas pala-
se vive más que si se piensa. Vida pensadora a mí.
las cosas, en ideas, en conceptos; y se les bras de Feuerbach; se relacionan con las
significa «vida espiritual». El espíritu sólo No hace mucho era espíritu, y el mundo era a
estuvo más íntima e indisolublemente ligado. cristianas cuando hablan de «este mundo
vive, su vida es la verdadera vida. Lo mismo mis ojos digno sólo de desprecio; hoy soy yo, vano y perecedero».
en cuanto a la Naturaleza: sus «leyes eter- No es difícil, por ejemplo, sustraerse a las soy propietario, y rechazo esos espíritus o
nas», el espíritu o la razón de la Naturaleza, órdenes de los padres, cerrar los oídos a los Jamás el cristiano pudo convencerse de la
esas ideas cuya vanidad he medido.
son toda su verdadera vida. En el hombre consejos de los tíos y de las tías, y a los rue- vanidad de la palabra divina; cree en su eter-
como en la Naturaleza, sólo el pensamiento gos de los hermanos y de las hermanas; pero, Todo eso no tiene sobre mí más poder que el na e inquebrantable veracidad, cuyo triunfo
vive, todo lo demás está muerto. la obediencia así despedida, se refugia en la que las «fuerzas de la tierra» tienen sobre el sólo pueden hacer más brillante profundas
conciencia; cuanto menos se pliega uno a las espíritu. meditaciones;
La historia del espíritu conduce necesaria-
mente a esta abstracción, a la vida de las exigencias de los suyos, porque racionalmen- El niño era realista, ocupado por las cosas los antiguos, en cambio, estaban penetrados
generalidades abstractas o de lo no viviente. te y en nombre de su propia razón las juzga de este mundo, hasta que llegó poco a poco a del sentimiento de que el mundo y las leyes
Dios, que es espíritu, sólo está vivo; nada vive irrazonables, tanto más escrupulosamente penetrarlas. El joven es idealista, ocupado del mundo (lazos de sangre, por ejemplo)
más que el fantasma. se adhiere, en desquite, a la piedad filial, al en sus pensamientos, hasta el día en que lle- eran la verdad, verdad ante la cual debía
amor de la familia: no se perdonaría uno ya gará a ser hombre egoísta que no persigue a inclinarse su impotencia.
¿Cómo se puede sostener que la filosofía el ofender la idea que se ha formado del través de las cosas y de los pensamientos
Precisamente lo que los antiguos habían
moderna y la época moderna han llegado a amor familiar y de los deberes que impone. más que la felicidad de su corazón, y pone
considerado de más alto precio, los cristia-
la libertad, cuando no nos libran del yugo de Liberados de nuestra dependencia para con la por encima de todo su interés personal.
nos lo rechazaron como cosa sin valor;
la objetividad? ¿Acaso me habré librado de un familia existente, caemos bajo la dependencia
más estrecha de la idea de la familia; el espíri- lo que los unos habían proclamado verdade-
déspota, cuando en lugar de temerlo perso-
tu de familia se apodera de nosotros y nos Los antiguos y los modernos ro, los otros envilecieron como una mentira;
nalmente me pongo a temer todo ataque a la
veneración que imagino que le debo? Ahí, sin domina. la idea tan exaltada de patria pierde su im-
embargo, estamos actualmente. La familia compuesta de Hans y de Petra, etc., Puesto que la costumbre ha rotulado a portancia, y los cristianos deben mirarse
no hace más que trasponerse en nosotros, nuestros abuelos anteriores a Cristo lla- «(…) confesando que eran extranjeros y
El pensamiento moderno no ha hecho más
interiorizarse, si se quiere; permanece siempre mándolos «antiguos», no discutiremos que, peregrinos sobre la tierra»[3]; el entierro de
que transformar los objetos existentes, el
la «familia», pero se le aplica el antiguo pre- comparados con nosotros, gente de experien- los muertos, ese deber sagrado que inspiró
déspota real, etc., en objetos imaginarios, es
cepto: «vale más obedecer a Dios que a los cia, sean unos niños; una obra maestra, la Antígona de Sófocles,
decir, en ideas. ¿Y qué se hace del antiguo
hombres», precepto que, en el caso presente, no parece más que una miseria
respeto frente a esas ideas? ¿Desaparece? Al preferimos inclinarnos ante ellos como an-
contrario, no hace más que redoblar de fer- se traduce así: cianos padres. («Dejad a los muertos que entierren a sus
vor. yo no puedo, en verdad, doblegarme a sus muertos»);
¿Pero cómo pudieron envejecer, y quién con
Se han burlado de Dios y del diablo bajo su absurdas exigencias, pero ustedes son mi su pretendida novedad llegó a suplantarlos? la indisolubilidad de los lazos de familia se
forma grosera y vulgarmente real de otros «familia» y como tales quedan siendo, a convierte en una preocupación de la que es
tiempos, pero no ha sido más que para tomar pesar de todo, el objeto de mi amor y de mi Nosotros lo conocemos, es el innovador, el preciso deshacerse[4] y así sucesivamente.
tanto más en serio su noción abstracta. […] solicitud, revolucionario, el heredero impío que profa-

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Vemos, entonces, que aquello que los anti- no formen únicamente su inteligencia, ritu o, lo que viene a ser lo mismo, la liber- razón, y todo es espíritu, porque todo es
guos tuvieron por verdad, era exactamente formen también su vuestro corazón. tad del espíritu, ha sido tan extensa y tan razonable: la Naturaleza entera, tanto co-
lo contrario de lo que pasó por verdad a los Esto es lo que hizo Sócrates. Si el corazón, omnipotente como desde la Reforma, puesto mo las opiniones de los hombres, hasta las
ojos de los modernos; en efecto, se libera de sus aspiraciones natu- que, lejos de romper con el arte, el Estado y más absurdas, contienen razón, «se debe ha-
los unos creyeron en lo natural, los otros rales; si quedase lleno de su contenido for- la ciencia, el principio religioso no ha hecho cer servir todo para su mejor fin», es decir,
en lo espiritual; los unos en las cosas y en tuito, de impulsos desordenados sometidos a más que penetrarlos, quitarles lo que les para el triunfo de la razón.
las leyes de la tierra, los otros en las del todas las influencias exteriores, no sería quedaba de secular, para llevarlos al «reino
cielo (la patria celestial, «la Jerusalén de más que el foco de las codicias más diversas, del espíritu» y volverlos religiosos. El dubitare cartesiano implica el juicio de que
allá arriba», etc.). y ocurriría fatalmente que la inteligencia sólo el cogitare, el pensar, el espíritu, es. ¡Es
libre, esclavizada a un «mal corazón», se Se ha comparado, no sin razón, a Lutero con una ruptura completa con el sentido
Dado que el pensamiento moderno no fue Descartes, y al «el que cree, es un dios» con «común», que concede una realidad a los
más que la ultimación y el producto del pen- prestaría a realizar todo lo que deseara la
maldad. el «pienso, luego soy» (cogito, ergo sum). objetos, independientemente de sus relacio-
samiento antiguo, queda por examinar cómo nes con la razón!
fue posible tal metamorfosis. El cielo del hombre es el pensar, el espíritu.
Por eso, Sócrates dice que no basta emplear Todo puede serle cercenado, salvo el pensa- Sólo el espíritu, el pensamiento, existen. Tal
Fueron los antiguos mismos los que acaba- en toda circunstancia la inteligencia, sino miento, salvo la fe. Se puede destruir una fe es el principio de la filosofía moderna, que es
ron por hacer de su verdad una mentira. que lo que importa es saber a qué objeto determinada, como la fe en Zeus, Astarté, el principio cristiano en toda su pureza. Des-
debe aplicarse. Jehová, Alá, etc.; pero la fe misma es indes- cartes separaba claramente el cuerpo del
Remontémonos a los más hermosos tiempos tructible. Pensar es ser libre. espíritu; y «es el espíritu el que se fabrica un
de la antigüedad, al siglo de Pericles: enton- Hoy diríamos que ese objeto debe ser el
«bien»; pero perseguir el bien es ser moral; Aquello de lo que tengo necesidad, aquello cuerpo», dice Goethe.
ces fue cuando empezó la sofística y Grecia
jugó con lo que había sido para ella, hasta Sócrates es, entonces, el fundador de la éti- de lo que tengo hambre, no lo espero ya de
ninguna gracia, ni de la Virgen María, ni de la Pero esta misma filosofía, filosofía comple-
entonces, el objeto de las más graves medita- ca. tamente cristiana, no se aparta de lo razona-
ciones. intercesión de los Santos, ni de la Iglesia, que
ata y desata, sino que me lo dispenso yo mis- ble; así se vuelve contra lo «puro subjetivo»,
El principio de la sofística conducía a admitir contra los caprichos, las casualidades, lo
Los padres habían estado demasiado tiempo para el hombre más ciegamente esclavo de mo. En suma, mi ser (el sum) es una vida en el
cielo del pensamiento, del espíritu; es un cogi- arbitrario, etc.; quiere que lo divino se haga
encorvados bajo el yugo inexorable de las sus pasiones la posibilidad de ser un sofista visible en todo, que todo conocimiento sea
realidades, para que estas duras experiencias temible, capaz, gracias al poder de su espíri- tare.
un reconocimiento de Dios y que el hombre
no enseñaran a sus descendientes a conocer- tu, de ordenar y moldear todo al gusto de su Yo mismo no soy nada más que espíritu: espíri- contemple a Dios por todas partes; pero no
se. grosero corazón. tu que piensa, dice Descartes; espíritu creyen- hay jamás Dios sin su diablo.
Con una audaz seguridad lanzan los sofistas ¿Cuál es la acción en cuyo favor no se te, dice Lutero. Yo no soy lo que es mi cuerpo;
su grito alentador: pueden invocar «buenas razones»? ¿No es mi carne puede ser atormentada de codicias y No se da el título de filósofo al que, con los
todo defendible? de pasiones. Yo no soy mi carne, pero soy ojos bien abiertos a las cosas del mundo y la
«¡No te dejes imponer!», […] «usa en toda
espíritu, nada más que espíritu. mirada clara y segura, expone sobre el mun-
ocasión la inteligencia, la sutileza, la
ingeniosidad de tu espíritu; gracias a una Por eso Sócrates agrega: do un juicio recto, si no ve en el mundo más
Este pensamiento atraviesa toda la historia que exactamente el mundo, en los objetos
inteligencia sólida y bien ejercitada es «Para que se pueda apreciar su sabiduría,
de la Reforma hasta nuestros días. más que los solos objetos; en suma, si ve
como se vive mejor en el mundo, como se necesita tener un corazón puro».
mejor se asegura la suerte, la mejor vi- prosaicamente todo como es. Sólo es un filó-
Entonces comienza el segundo período de Sólo desde Descartes, la filosofía moderna
da». sofo aquel que ve, muestra y demuestra en el
liberación del pensamiento griego, el período se ha aplicado seriamente a sacar todas sus mundo el cielo, en lo terrestre lo suprate-
Reconocen, pues, en el espíritu la verdadera de la pureza del corazón. El primero acaba conclusiones de las premisas cristianas, ha- rrestre y en lo humano lo divino:
arma del hombre contra el mundo; es lo que con los sofistas, cuando proclamaron el ciendo del conocimiento científico el único
les hace apreciar tanto la flexibilidad dialéc- poder ilimitado de la inteligencia. conocimiento verdadero y válido. Por eso «Lo que no ve la inteligencia de los inteli-
tica, la destreza oratoria, el arte de la con- Pero el corazón toma siempre el partido del empieza por la duda absoluta, el dubitare, gentes, lo ve en su sencillez un alma de
troversia. mundo; es su servidor, y está siempre agitado por la humillación del saber vulgar y la ne- niño».[22]
Proclaman que es preciso en toda ocasión por pasiones terrestres. gación de todo lo que no está legitimado por
recurrir al espíritu; pero están bien lejos aún el espíritu, por el pensamiento. Y es esta alma de niño, estos ojos para lo
Aquel fue el tiempo de la educación del cora-
de santificarlo, porque este último no es zón. Pero, ¿qué educación conviene al cora- Ella no cuenta para nada con la Naturaleza, divino, lo que hace, ante todo, al filósofo.
para ellos más que un arma, un medio: lo que zón? La inteligencia ha llegado a burlarse de las opiniones de los hombres y el consenti- Los demás sólo tienen un sentido «común»;
son para los niños la astucia y la audacia. todo el contenido del espíritu, del que ella es miento general; no tiene reposo, en tanto que él, que ve y sabe expresar lo divino, tiene una
El espíritu es para ellos la inteligencia, la tan sólo una parte, y eso amenaza también al no ha puesto en todo a la razón y en tanto conciencia «científica».
infalible razón. corazón: que no puede decir: Por esa razón se ha excluido a Bacon del
ante él pronto va a hundirse todo lo que «Lo real es lo racional, y sólo lo racio- reino de los filósofos; y todo lo que se lla-
Hoy esta educación intelectual la juzgaría- pertenece al mundo, y familia, patria, todo nal es real». ma filosofía inglesa no parece, por otra par-
mos incompleta, unilateral, y se añadiría: será abandonado por él, es decir, por la feli- Ha llegado así al triunfo del espíritu o de la te, haber pasado, en lo sucesivo, de lo que

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bien educado es aquel a quien los buenos la mente de nadie preguntarse seriamente si cidad, por la felicidad del corazón. mismo todo en todo;
principios le han sido enseñados, inculcados, no sería, quizá, necesario, antes de poseer la ya no es más que para él mismo, es espíritu
apuntados y embutidos a fuerza de golpes o verdad, ser uno mismo verdadero. Ese tiempo La experiencia diaria enseña que el corazón para el espíritu, o más claramente, no se ocu-
sermones. fue la Edad Media. late y latirá todavía durante muchos años pa más que de lo espiritual.
Se figuraron poder comprender lo abstrac- por la razón. De igual modo, por más que la
Si eso les parece tonto, los buenos gritarán to, lo inmaterial, por medio de la conciencia inteligencia se hubiese hecho completamente […]
retorciéndose las manos de desesperación: común; de esa conciencia que no tiene imperio dueña de las antiguas fuerzas, faltaba toda-
«¡Pero, por amor de Dios, si no damos más que sobre los objetos, es decir, sobre lo vía, para que no tuvieran más influencia so- Los antiguos tendieron hacia el espíritu y se
buenos principios a nuestros hijos, se sensible y lo material. […] bre el hombre, expulsarlas del corazón, don- esforzaron en llegar a la espiritualidad.
arrojarán directamente al abismo del de reinaban sin disputa.
Lutero, con quien acaba lo que se llama la Pero el hombre que quiere ser activo como
pecado y se harán unos pillastres!» Edad Media, fue el primero en comprender Esta guerra fue declarada por Sócrates, y la espíritu, será arrastrado a tareas muy distin-
¡Más despacio, profetas de desgracias! que si el hombre quiere abrazar la verdad, paz no se firmó hasta el día en que se extin- tas de las que pudo trazarse de antemano, a
«Malos» en el sentido que ustedes le dan, debe empezar por hacerse distinto del que es, guió el mundo antiguo. tareas que pondrán en acción el espíritu y no
ciertamente que lo llegarán a ser; pero ese y por llegar a ser tan verdadero como la sólo la inteligencia práctica, el ingenio, que
sentido es, precisamente, un sentido pésimo. Con Sócrates comienza el examen del cora- es sólo capaz de hacerse dueño de las cosas.
verdad. El que posee ya la verdad entre sus
Los descarados no se dejarán ya imponer por zón y todo su contenido va a ser juzgado.
creencias, puede tener parte en ella; es decir, El espíritu persigue únicamente lo espiritual y
sus charlatanerías y lamentaciones, ni simpa- Los últimos, los supremos esfuerzos de los
que no es accesible más que al creyente, y busca en todo sus propias huellas:
tizarán ya con todos los absurdos que les antiguos, condujeron a rechazar todo el
sólo el creyente puede explorar sus profun- para el espíritu creyente «toda cosa procede
hacen delirar y chochear desde tiempo inme- contenido del corazón y a dejarlo latir va-
didades. […] de Dios», y no le interesa sino porque este
morial: abolirán el derecho de sucesión, cío: esa fue la obra de los escépticos.
Aquel cuyo pensamiento no alcanza más que origen divino se muestra en ella;
rehusando las tonterías que les han legado Así fue atacada aquella pureza del corazón,
lo sensible, lo positivo, lo concreto, no al espíritu filosófico todo le parece marcado
sus padres, y extirparan el pecado original. que en tiempos de los sofistas había llegado
aprehenderá tampoco de la verdad más que por el sello de la razón, y no le interesa más
Si les dicen: «¡Inclínate ante el Ser Supremo!», a oponerse a la inteligencia.
su apariencia concreta; pues bien: la verdad que si puede descubrir allí la razón; es decir,
responderán: es espíritu, fundamentalmente inmaterial, y El resultado de la cultura sofística es este: el contenido espiritual.
«¡Si quiere doblegarnos, que venga él es, por consiguiente, del imperio de la la inteligencia no se detiene ante nada;
mismo y lo haga, porque nosotros no nos «conciencia superior», y no de la que «no está No poseían los antiguos este espíritu que no
abierta más que a las cosas de la tierra». el de la educación escéptica: el corazón no se
inclinamos por nuestro gusto!» se aplica a nada no espiritual, a ninguna co-
deja conmover por nada.
Y si los amenazan con su cólera y sus casti- sa, sino únicamente al ser que existe por de-
Lutero saca a la luz ese principio de que, sien- trás y por encima de las cosas, a los pensa-
gos, será como si los amenazaran con el cu- do la verdad pensamiento, no existe más que Durante tanto tiempo como permanece atra-
co. Cuando no consigan ya inculcarles el pado por el movimiento del mundo y confun- mientos.
para el hombre que piensa. Y eso equivale a
miedo a los aparecidos, el reinado de los decir que el hombre debe simplemente colo- dido por sus relaciones con él —y permanece Pero luchaban por adquirirlo, lo deseaban
aparecidos tocará a su fin, y los cuentos de carse, en lo sucesivo, en un punto de vista así hasta el fin de la antigüedad, porque su ardientemente, y por eso mismo lo afilaban
nodrizas no encontraran ya crédito. diferente, en el punto de vista celeste, creyen- corazón luchó hasta entonces para librarse en silencio para volverlo contra su podero-
te, científico, en el punto de vista del pensar del mundo— no es todavía espíritu; el espíri- so enemigo, el mundo de los sentidos (que,
Pero, ¿no son una vez más los liberales los tu es, en efecto, inmaterial, sin relaciones por otra parte, no se había hecho aún sensi-
frente a su objeto, el pensamiento, o del espí-
que insisten sobre la buena educación y sobre con el mundo; ble para ellos, porque Jehová y los dioses
ritu frente al espíritu. El igual sólo reconoce
la necesidad de mejorar la instrucción públi- del paganismo estaban bien lejos de la no-
al igual. […] no existen para él ni la naturaleza ni las
ca? ¿Cómo, por otra parte, su liberalismo, su ción de «Dios es espíritu», y la patria
leyes de la naturaleza, sino únicamente la-
«libertad en los límites de la ley», podría Habiendo el protestantismo abatido la jerar- «celestial» no había reemplazado todavía a
zos espirituales.
realizarse sin el socorro de la disciplina? quía de la Edad Media, pudo arraigarse la la patria sensible);
Por esto el hombre tuvo que llegar a ser tan
Si la educación, tal cual ellos la entienden, opinión de que toda jerarquía, la jerarquía esperándolo, oponían a este mundo sensible
indiferente y estar apartado de todo, como
no reposa precisamente sobre el temor de en general, había sido destruida por él; y no su sentido práctico, su sagacidad. […]
lo había hecho la formación escéptica, así de
Dios, apela, en cambio, más enérgicamente al se pudo advertir que había sido justamente indiferente frente al mundo, para que su
respeto humano, es decir, al temor del Hom- una «Reforma», es decir, la renovación de la El ingenio y la profundidad de los antiguos
derrumbamiento no pudiera conmoverlo,
bre, y encargan a la disciplina inspirar «el jerarquía envejecida. están tan alejados del espíritu y de la espiri-
antes de poder sentirse independiente del
entusiasmo por la verdadera misión huma- Esta jerarquía de la Edad Media era enfermi- tualidad del mundo cristiano como la tierra
mundo, es decir, sentirse espíritu.
na». za y débil, porque se había visto obligada a lo está del cielo.
El hombre debe a la obra de gigantes de los
tolerar en torno de ella toda la barbarie de antiguos el saber que es un ser sin unión con
los profanos; fue precisa la Reforma para Las cosas de este mundo no conmueven ni
La reforma de la jerarquía el mundo, un espíritu. angustian al que se siente un espíritu libre;
templar las fuerzas de la jerarquía y darle
todo su inflexible rigor. Cuando todas las preocupaciones terrenales no le preocupan, porque sería preciso, para
Durante largo tiempo se contentaron con la que continuase sintiendo su peso, que fuese
[…] pienso que nunca la dominación del espí- lo han abandonado, el hombre es para él
ilusión de poseer la verdad, sin que llegase a limitado y que les diera todavía alguna im-
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portancia, esto es, que siguiera preocupado pensamiento. Se pueden prestar al hombre los atributos ¿No prueba eso que todas esas ideas eran
por su «amada vida». más diversos; si parece que el primero, el más impotentes para abrazar mi voluntad entera
El que se dedica exclusivamente a saberse y No se crea, sin embargo, que los antiguos esencial de sus atributos es la piedad, el sa- y satisfacerla? Eran y han permanecido para
sentirse espíritu puro, se preocupa poco de vivieran sin pensar; eso sería tan falso como cerdocio religioso se eleva; si parece que la mí enemigas, aunque esta enemistad se haya
los acontecimientos desagradables que pue- imaginarse al hombre espiritual sin vivir. moralidad le es ante todo necesaria, el sa- disimulado largo tiempo. ¿Sucederá lo mismo
dan sucederle, y no piensa de ningún modo en Los antiguos tenían sus pensamientos sobre cerdocio moral alza la cabeza. con la individualidad? ¿No es, ella también,
cómo organizarse para tener una vida libre y todo, sobre el mundo, sobre el hombre, so- Los espíritus jerárquicos de nuestros días más que un ensayo de conciliación?
agradable. bre los dioses, etc., y mostraban gran interés querrían hacer de todo una «religión»; tene- A cualquier principio que me haya dirigido, al
Las incomodidades de la vida sujeta a las en hacerse conscientes de todo esto. mos ya una «religión de la libertad», una de la razón, por ejemplo, me he visto siempre,
cosas no lo afectan, porque no vive más que Pero lo que no conocían era el pensamiento, «religión de la igualdad», etc., y ellos están finalmente, obligado a rechazarlo. ¿O puedo
por el espíritu, y de alimentos completamente aunque pensaran en toda clase de cosas y en vías de hacer una «causa sagrada» de to- de veras ser perpetuamente razonable y arre-
espirituales. pudieran ser «atormentados con sus pensa- das las ideas; glármelas en todas las cosas de mi vida por
mientos». oiremos un día hablar de una religión de la la razón? Puedo esforzarme en ser razona-
Sin duda, como el primer animal, pero casi sin ble, puedo amar la razón como puedo amar a
darse cuenta, bebe, come, y cuando el pasto Recuerden la frase del Evangelio: burguesía, de la política, de la publicidad, de
la libertad de la prensa, del tribunal supe- Dios o a cualquiera otra idea. Puedo ser filó-
le falta su cuerpo muere; «Mis pensamientos no son sus pensamien- sofo, ser el amante de la sabiduría, como soy
rior, etc.
pero como espíritu sabe que es inmortal, y tos; así como el cielo está más alto que el adorador de Dios. Pero el objeto de mi
sus ojos se cierran en medio de una medita- la tierra, mis pensamientos son más ele- Dicho esto, ¿qué es, pues, el «desinterés»? Ser amor y de mis aspiraciones no existe más que
ción o de una plegaria. vados que los suyos»; […] desinteresado es no tener más que un interés en mi espíritu, en mi imaginación, en mi pensa-
Toda su vida se limita a sus relaciones con lo ideal, ante el cual se borra toda considera- miento; está en mi corazón, en mi cerebro;
¿Qué busca, entonces, la antigüedad? La ver- está en mí, como mi corazón está en mí; pero
espiritual: él piensa, el resto no es nada; ción hacia las personas de carne y hueso.
dadera alegría, la alegría de vivir, que termi- no es yo, y yo no soy él.
cualquiera sea la dirección que tome su acti- nará siendo la «verdadera vida». El orgullo del hombre práctico se subleva
vidad en los dominios del espíritu, plegaria, contra esta manera de ver. Pero desde hace Lo que se entiende bajo el nombre de influen-
contemplación o especulación filosófica, El poeta griego Simónides canta: miles de años se ha trabajado tan bien en cia moral es muy especialmente de la perte-
siempre sus esfuerzos se realizan bajo la «para el hombre mortal, el más noble e domarlo, que hoy debe encorvar su cabeza nencia de los espíritus sacerdotales.
forma de un pensamiento, importante de los bienes es la salud; el rebelde y «adorar la potencia superior»; el
y por eso Descartes, cuando llegó a entender segundo, la belleza; el tercero, la rique- sacerdote ha vencido. […] La influencia moral comienza donde comien-
completamente esta verdad, pudo decir: za adquirida sin fraude; el cuarto, es za la humillación; no es más que esta humi-
«pienso, luego soy». ¿Cómo sucede, pues, que el egoísmo de los llación misma, bajo la cual el orgullo, for-
disfrutar de esos bienes en compañía de
que confiesan y consultan en todo tiempo su zado a doblarse o romperse, deja el puesto a
Eso significa que mi pensamiento es mi ser y mi amigos jóvenes».
interés personal, sucumbe fatalmente ante la sumisión.
vida, que no tengo otra vida más que mi vida Esos son los bienes de la vida, las alegrías de un interés sacerdotal o pedagógico? Su per-
espiritual, ni otra existencia más que mi exis- la vida. sona les parece a ellos mismos demasiado Cuando yo grito a alguno que se aleje de una
tencia en tanto espíritu, en fin, que soy abso- ¿Y qué otra cosa buscaba Diógenes de Sínope, débil, demasiado insignificante (lo es, en efec- roca que va a volar, no ejerzo por esa adver-
lutamente espíritu y nada más que espíritu. sino esa verdadera alegría de vivir que creyó to), para osar pretenderlo todo y poder rea- tencia ninguna influencia moral. Si digo al
[…] encontrar en la más estricta miseria? ¿Qué lizarse enteramente. niño: «tendrás hambre si no quieres comer de
¡Con los antiguos era muy distinto! otra cosa buscaba Aristipo? lo que está en la mesa», no hay ahí tampoco
Lo que prueba que es ciertamente así, es que nada que se parezca a la «influencia moral».
Por enérgicos, por viriles que se mostraran Lo que buscaban todos era el tranquilo e se dividen ellos mismos en dos personas, una Pero si le digo: «Hay que orar, honrar padre
frente a la potencia de las cosas, no podían imperturbable deseo de vivir, era la sereni- eterna y otra temporal, y no favorecen ja- y madre, respetar el crucifijo, decir la ver-
hacer más que reconocer esta potencia, y su dad. más sino a una con exclusión de la otra: el dad, etc., porque eso es humano, porque tal
poder se limitaba a proteger todo lo posible domingo a la eterna, el resto de la semana a es el deber del hombre, o mejor todavía, la
su vida contra ella. Los estoicos quieren realizar el ideal de la la temporal; a la primera en la oración, a la voluntad de Dios», habré ejercido sobre él
Sólo muy tarde reconocieron que su sabiduría en la vida, ser hombres para saber segunda en el trabajo. Llevan al sacerdote una acción moral.
«verdadera vida» no era la que participaba de vivir. Este ideal lo encuentran en el desprecio en ellos, y por esto jamás se hallan en paz; se
del mundo, en una vida inmóvil y estancada, oyen interiormente predicar cada domingo. Gracias a esta pedagogía moral, el hombre se
las luchas del mundo, sino la vida penetra de la misión del hombre, se hace hu-
«espiritual», «que se desvía de las cosas»; aislada y desnuda, sin expansión, sin relacio-
nes cordiales con el mundo. ¡Cuánto han trabajado y meditado los hom- milde y obediente y somete su voluntad a una
y el día que lo advirtieron, se convirtieron en bres para llegar a conciliar este dualismo de voluntad extraña que le es impuesta como la
cristianos, en «modernos» e innovadores El estoico vive, pero para él todo lo demás regla y la ley; debe inclinarse ante una supe-
está muerto. su esencia! Han amontonado idea sobre idea,
frente al mundo antiguo. principio sobre principio, sistema sobre siste- rioridad: humillación voluntaria.
La vida espiritual, ajena a las cosas de aquí Los epicúreos, al contrario, desean una vida ma, y, a la larga, nada ha llegado a resolver «El que se humilla será ensalzado».
abajo, ya no tiene sus raíces en la naturale- activa. la contradicción que encierra el hombre Sí, sí, es bueno exhortar a los niños a la pie-
za, «no se alimenta más que de pensamien- «temporal», «el egoísta». dad, a la devoción, a la honradez. El hombre
tos», y no es, entonces, ya la «vida», sino el Los antiguos aspiran al vivir bien […], a la

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La vocación del sacerdote lo llama a vivir robo y lo coloca en la clase de los eudaimonta[5], al bienestar bajo todas sus Todas nuestras relaciones con él, no tienen
exclusivamente para la idea, a no obrar sino «crímenes». formas. «ni valor ni verdad». Las sensaciones y los
en atención a la idea, a la buena causa; El problema que se presenta ahora es este: en Demócrito, por ejemplo, elogia la paz del pensamientos que sacamos del mundo no
así el pueblo siente cuan mal cae en las gen- el supuesto de que un crimen no causara el corazón del «que desliza sus días en el repo- contienen, dice Timón, «ninguna verdad».
tes del clero descubrir un orgullo mundano, menor perjuicio ni a mí, ni a cualquiera que so, lejos de las agitaciones y los miedos». «¿Qué es la verdad?» —exclama Pilato. La
no ser insensibles a la buena mesa, entregar- me interese, debería, sin embargo, desplegar doctrina de Pirrón nos enseña que el mundo
se a placeres como el baile y el juego; en una todo mi celo en combatirlo. ¿Por qué? Por- El piensa, entonces, en atravesar la vida sin no es ni bueno ni malo, ni hermoso ni feo,
palabra, interesarse en lo que no es un inte- que la moralidad me inspira, porque estoy cuidados, preservándose de todos los azares etc., sino que esos son simples predicados que
rés «sagrado». lleno de la idea de moralidad y debo oponer- del mundo. Como no puede desprenderse del le atribuimos.
me a todo lo que la hiere. mundo, puesto que toda su actividad está «Una cosa no es ni buena ni mala en sí: es
[…] Porque el robo le parece a priori abominable, vuelta hacia este esfuerzo, se limita a recha- el hombre el que la juzga de un modo o de
Proudhon cree deshonrar la propiedad di- zarlo, otro».
No nos faltan catálogos de esas ideas sagra- pero no lo destruye (porque, para que exista
ciendo que «la propiedad es el robo». A los Dice Timón. No hay otra actitud posible fren-
das, una o varias de las cuales debe mirar el algo que rechazar, es preciso que lo rechaza-
ojos de los sacerdotes, el robo es siempre un te al mundo que la ataraxia (la indiferencia)
hombre como su misión. Familia, patria, cien- ble y lo rechazado se mantengan), y alcanza,
crimen, o cuando menos un delito. y la afasia (el silencio, o, en otros términos,
cia, etcétera, pueden encontrar en mí un ser- cuando mucho, un grado de liberación ape-
vidor fiel para cumplir sus deberes. el aislamiento interior).
Aquí acaba el interés personal. Esa persona nas distante en el grado al que suelen alcan-
determinada que ha robado la canasta del zar los tiranizados por el mundo. No hay en el mundo «ninguna otra verdad
Chocamos aquí con el antiguo error del que aprender»: las cosas se contradicen,
vendedor me es a mí, personalmente, por com- Aunque llegue a matar en sí el último resto
mundo, que no ha aprendido aún a pasarse nuestros pensamientos sobre ellas no tienen
pleto indiferente; lo que me interesa es única- de sensibilidad por las cosas terrestres, que
sin sacerdocio; ningún criterio (una cosa que es buena para
mente el ladrón, la especie de que esa perso- revela el monótono cuchicheo de la palabra
vivir y obrar para una idea, es siempre, aun na es un ejemplar. uno, resulta mala para el otro);
«Brahm»[6], nada, sin embargo, lo separa
para el hombre, una vocación; y por la fideli- se abandona entonces toda investigación
Ladrón y Hombre son en mi espíritu dos térmi- esencialmente del hombre de los sentidos,
dad con la que se consagra a ella, se mide su sobre la «verdad»; y sólo queda el hombre
nos inconciliables, porque uno no es verda- del hombre material.
valor humano. sin capacidad de conocimiento, el hombre que
deramente Hombre cuando es ladrón; roban-
do envilece en sí al hombre o a «la humani- El estoicismo, la virtud viril misma, no tiene no encuentra nada que conocer en el mundo;
[…] y este hombre deja al mundo vacío de verdad
dad». otra razón de ser que la necesidad de afir-
marse frente al mundo; y no se preocupa por él.
El vendedor de arenques que pregona en este Salimos del interés personal para caer en la
momento su mercancía bajo mi ventana, tiene filantropía. Esta es generalmente tan mal la ética de los estoicos (su única ciencia, ya Así sometió la Antigüedad al mundo de las
un interés personal en venderla bien, y aun- comprendida que se cree ver en ella un amor que no pueden decir otra cosa del espíritu cosas, el orden de la Naturaleza, y del Uni-
que su mujer haga votos por la prosperidad por los hombres, por cada individuo en parti- más que cómo debe comportarse frente al verso;
de su pequeño comercio, su interés no deja de cular, cuando no es más que el amor del mundo; y de la naturaleza —física— sólo
ser completamente personal. Hombre, del concepto abstracto e irreal, del que el hombre sabio debe oponerse a ella) no pero este orden —o las cosas de este mun-
fantasma. […] es una doctrina del espíritu, sino una doctri- do— incluye no sólo las leyes de la natura-
Pero si un ladrón le roba la canasta, inme- leza, sino también todas las relaciones en
diatamente va a despertarse el interés de na del desprecio del mundo y de la afirma-
No le hablen de solicitud por mí, por ti, por ción de sí misma frente al mundo; que la naturaleza coloca al hombre: la fami-
varios, del gran número, de toda la ciudad, lia, la comunidad y todo lo que se llama
de todo el país, en suma, de todos los que nosotros; eso entra en el capítulo del «amor y esta doctrina se expresa en «la impasibili-
mundano». La filantropía es un amor celeste, «lazos naturales».
aborrecen el robo; dad y en la calma en la vida», es decir, en la
espiritual, clerical. Lo que necesita es hacer pura virtud romana. Con el mundo del espíritu comienza el cristia-
la persona de nuestro vendedor pasa a se- florecer en nosotros al Hombre, aun cuando nismo.
gundo término y se borra ante la categoría nosotros, pobres diablos, tuviéramos que Los romanos tampoco pasaron de ésta sabi- El hombre que se mantiene en armas frente al
de «robado». reventar. […] duría en la vida (Horacio, Cicerón, etc.). mundo, es el antiguo, el pagano […];
Todavía aquí, todo se reduce en definitiva a
un interés personal; si todos los que compa- Hombre, Justicia, son ideas, fantasmas, a el hombre que no se guía más que por su
La prosperidad epicúrea (bedoné) no es más
decen el infortunio del robado creen que cuyo amor todo debe ser sacrificado; por lo «alegría de corazón», su compasión, su sim-
que el saber vivir estoico, pero más refinado,
deben aplaudir el castigo del ladrón, es por- demás, el hombre es el sacerdote de todos patía, su espíritu, es el moderno, el cristiano.
más engañoso; los epicúreos enseñan simple-
que si el robo quedara impune, podría gene- los sacrificios. mente otra conducta en el mundo, nos acon- Los antiguos trabajaron para someter al
ralizarse y todos podrían a su vez ser las sejan usar el ingenio para no chocar con él;
El que medita en el Hombre pierde de vista a mundo y se esforzaron en liberar al hombre
víctimas. es necesario engañar al mundo, porque es
las personas a medida que se extiende su me- de las pesadas cadenas de su dependencia de
Muchos, sin embargo, no tienen conciencia de nuestro enemigo. aquello que no era él; llegaron así a la diso-
ditación; nada en pleno interés sagrado,
tal cálculo, y con frecuencia se oye decir que lución del Estado y a la preponderancia de
ideal. El Hombre no es una persona, sino un
el ladrón es un «criminal». Tenemos ante La separación definitiva con el mundo fue todo lo «privado». Cosa pública, familia, etc.,
ideal, un fantasma.
nosotros un fallo ejecutorio que califica el consumada por los escépticos. en tanto lazos naturales, se convierten en

30 11
molestos obstáculos que impiden mi libertad que una cordialidad vacía: El hombre, desde entonces, no crea ya, apren- Hemos sido jerárquicos hasta ahora, oprimi-
espiritual. el amor genérico por los hombres, el amor de (estudia, examina, etc.); es decir, que toda dos por quienes se apoyan en pensamientos.
del Hombre, la «conciencia». su actividad se concentra sobre un objeto Los pensamientos son lo sagrado.
[…] inmutable, en el cual se hunde sin retorno
El cristianismo llega así al término de su sobre sí mismo. Pero a cada instante el culto choca con el
Ya dijimos que «para los antiguos el mundo evolución, porque se ha desnudado, atrofia- inculto, y a la inversa, no sólo entre dos
Llegará a conocerlo, a profundizarlo, a de-
era una verdad»; podemos decir ahora: «para do y vaciado. personas, sino en un solo y mismo hombre.
mostrarlo; pero no puede, y no intentará,
los modernos el espíritu era una verdad», Porque ningún culto es tan culto que no
El corazón ya no tiene nada que no lo rebele, analizarlo y destruirlo.
pero debe añadirse, como antes: «una verdad a menos que inconscientemente lo deje en- encuentre algún placer en las cosas, portán-
Que «El hombre debe ser religioso», es algo
cuya falsedad buscaron y llegaron a pene- trar; somete a una crítica mortal a todo lo dose en ese caso como un inculto, y ningún
que no está en discusión; toda la cuestión
trar». que pretenda conmoverlo (a no ser, como inculto carece totalmente de pensamientos.
está en saber cómo se llegará a ser religioso,
antes, de modo inconsciente o tomado por cuál es el verdadero sentido de la religiosi- Hegel pone en evidencia la ardiente ansiedad
El cristianismo sigue el camino que había
sorpresa), no tiene piedad. No es capaz de dad, etc. por las cosas en el hombre precisamente más
tomado la antigüedad: encorvado durante
amar. Muy distinto es si se pone de nuevo en cues- culto, y su rechazo de toda teoría hueca. De
toda la edad media bajo la disciplina de los
¿Y qué podría amar en los hombres? Todos tión el axioma mismo y si se duda de él con este modo la realidad, el mundo de las co-
dogmas cristianos, en el siglo anterior a la
son «egoístas», ninguno es verdaderamente riesgo de tener, finalmente, que rechazarlo. sas, debe corresponder completamente al
Reforma, se hace sofista y juega heréticamen-
el hombre, el espíritu puro; el cristiano no pensamiento, y no puede haber ningún concep-
te con todos los fundamentos de la fe. La moralidad es también una de esas concep-
ama a nadie más que al espíritu, pero, ¿dónde to sin realidad.
Sobre todo en Italia y en la corte de Roma se ciones sagradas; «se debe ser moral»; ¿cómo
está el espíritu puro? ser moral? ¿cuál es la verdadera manera de Eso es lo que ha hecho llamar objetivo al
decía:
serlo? Uno no se arriesga a preguntar si, por sistema de Hegel, por encima de toda otra
el espíritu puede divertirse, mientras el Amar al hombre en carne y hueso no sería ya doctrina, porque el pensamiento y el objeto,
corazón permanezca cristiano. ejemplo, la moralidad misma no sería una
un amor «espiritual», sería una traición al lo ideal y lo real celebraban en él su unión.
ilusión, un espejismo, ella queda, por encima
amor «puro», al «interés teórico». Este sistema no es sin embargo, más que el
En las épocas previas a la Reforma estaban de toda duda, inmutable.
Porque no debe confundirse con el amor momento culminante del pensamiento, su
tan acostumbrados a las discusiones sutiles, Y así se suben todas las gradas del templo,
puro esa cordialidad que estrecha amistosa- despotismo más extremo, su poder absoluto;
que el Papa —y casi todos con él— creyeron desde el «santo» hasta el «santo de los san-
mente la mano, porque es precisamente lo es el triunfo del Espíritu y con El el triunfo
que la entrada de Lutero en escena no era tos».
contrario; no se entrega con sinceridad a de la filosofía. La filosofía no puede elevarse
más que una «pelea de frailes».
nadie, no es más que una simpatía completa- Los hombres se dividen en dos clases, los más alto, pues su culminación es la omnipo-
El humanismo corresponde a la sofística, y mente teórica, un interés que se fija en el tencia del Espíritu, su absolutismo.[21]
así como en tiempos de los sofistas que la cultos y los incultos. Los primeros, en la
hombre como Hombre, no como persona. medida en que eran dignos de su nombre, se
vida griega alcanzó su máxima expansión (en Los hombres espirituales se han metido algo
La persona rechaza este amor porque es ocupaban con los pensamientos, con el Espíri-
el siglo de Perícles), del mismo modo, en tiem- en la cabeza que debe ser realizado. Tienen
egoísta, porque ella no es el Hombre, es de- tu, y como durante la era post-cristiana, que
pos del humanismo, que se podría llamar las nociones de Amor, de Bien, etc. que desea-
cir, la idea en que se puede fijar el interés tuvo el pensamiento por principio, eran los
también la época del maquiavelismo, fue un rían ver realizadas.
teórico. amos, exigieron de todos la más respetuosa
momento culminante de la historia de la
Los hombres de carne y hueso, como noso- sumisión a los pensamientos reconocidos por Quieren, en efecto, fundar sobre la tierra un
civilización (la imprenta, el Nuevo Mundo,
tros, no dan otra cosa al amor puro, a la ellos. reino, en el que nadie actuará más por inte-
etc.).
pura teoría, más que un objeto de crítica, de Estado, Emperador, Iglesia, Dios, Moralidad, rés egoísta, sino por Amor. El Amor debe
El corazón estaba en aquel momento bien dominar.
burla y de completo desprecio; Orden, etc., son pensamientos o espíritus que
lejos aún de querer liberarse de su conteni-
do cristiano. para ellos, como para los sacerdotes fanáti- únicamente existen para el Espíritu. Un ser
cos, las personas no son más que «basura», o simplemente vivo, un animal, se preocupa por El sacrificio del sacerdocio
Pero la Reforma se tomó, como lo había he- algo peor. ellos tan poco como un niño.
cho Sócrates, el corazón en serio, y los cora- Pero los incultos no son en realidad más que
Llegados a esta cumbre del amor desintere- El que vive para una gran idea, para una bue-
zones, desde ese día, han dejado, visiblemente, niños y el que no piensa más que en satisfacer
sado, debemos aceptar que ese espíritu que na causa, para una doctrina, un sistema, una
de ser cristianos. las necesidades de su vida, es indiferente a
inspira el amor exclusivo del cristiano, no es misión sublime, no debe dejarse rozar por
Desde el momento en que se empezaba con todos los fantasmas;
nada o es un engaño. ninguna codicia terrestre, debe despojarse de
Lutero a discutir el lugar que debía ocupar pero por otra parte, al carecer de fuerza todo interés egoísta.
el corazón, empezó a aliviarse la Reforma de […] contra ellos, acaba por ser dominado por
Esto nos eleva a la noción del sacerdocio, al
la pesada carga de los sentimientos cristia- pensamientos y caer bajo su poder. Ese es el
que también se podría, teniendo en cuenta su
nos. Aceptemos la herencia que nos han deja- sentido de la jerarquía.
papel pedagógico, calificar de dominismo,
Día a día menos cristiano, el corazón perdió do los antiguos e intentemos, como obre- porque un ideal no es más que un dominismo o
lo que lo había llenado y ocupado hasta ros laboriosos, sacar de ella todo lo que ¡La jerarquía es la dominación del pensamien-
to, el dominio del Espíritu! docentismo.
entonces, tanto que al fin no le quedó más se pueda sacar. La tierra yace despreciada

12 29
mientos irrespetuosos; lo que debemos pen- más autorizada, mejor que uno mismo; a nuestros pies, muy por debajo de noso- espiritual.
sar de él y lo que debemos sentir está traza- en otros términos, es preciso que uno sienta tros y de nuestro cielo; Pero la actividad del espíritu que explora
do y prescrito de antemano. cernirse sobre su cabeza un poder extraño, y sus brazos poderosos ya no nos oprimen; «las profundidades mismas de la divinidad» es
que no sólo se experimente ese poder, sino olvidamos su aliento embriagador; por la teología.
Ese es el sentido de lo que se llama cura[20] de que se le reconozca formalmente, se le acep- seductora que sea, sólo puede perder a
almas; mi alma y mi espíritu deben estar mol- Si los antiguos no produjeron más que una
te, se someta uno a él, se entregue uno a él nuestros «sentidos», y como no somos cosmología, los modernos no pasaron jamás
deados según lo que conviene a los demás y atado de pies y manos (resignación, humil- nada más que espíritu, no puede engañar-
no según lo que pueda convenirme a mí mis- de la teología.
dad, sumisión, obediencia, etc.) nos.
mo. Más adelante veremos que las más recientes
Aquí desfilan como otros tantos fantasmas, Una vez penetradas las cosas, el espíritu rebeliones contra Dios, no son sino las últi-
¡Cuánto esfuerzo le cuesta a uno adquirir un toda la colección de las «virtudes cristia- está por encima de ellas; está libre de sus mas convulsiones de esa «teología»; son insu-
sentimiento propio y reírse en la cara del que nas». brazos y queda liberado en el «más allá». rrecciones teológicas.
espere de nosotros una mirada santa y una Así habla la «libertad espiritual».
actitud respetuosa ante sus discursos! Lo que inspira respeto o veneración, merece
ser llamado sagrado; ustedes mismos sienten Para el espíritu, al que largos esfuerzos han Lo propio del espíritu
Lo que nos es dado nos es ajeno, no nos per- un «santo terror» cuando hablan de ello. liberado del mundo, al espíritu sin mundo, no
tenece como propio y por eso es sagrado y Y un estremecimiento análogo les provoca lo le queda ya, perdidos el mundo y la materia,
nos resulta difícil despojarnos de la santa Mi indestructible firmeza en la adversidad, mi
contrario de lo sagrado (el cadalso, el cri- más que el espíritu y lo espiritual.
emoción que nos inspira. inflexibilidad y mi audacia, ¿son ya el Espíritu,
men, etcétera), porque eso también encubre
Sin embargo, al hacerse esencialmente dife- en la plena acepción de la palabra, ya que no
un «algo» inquietante, ajeno y extraño.
[…] rente e independiente del mundo, el espíritu puede el mundo nada contra ellas? Si fuera
«¡Si no hubiese nada sagrado para el hom- no hizo más que alejarse de él, sin poder, en así, el Espíritu estaría todavía en oposición
Ante lo que es sagrado, pierde uno todo sen- bre, estaría abierta de par en par la puer- realidad, eliminarlo; con el mundo y todo su poder se limitaría a
timiento de su poder; se siente uno impotente ta al capricho, a lo arbitrario y a una no someterse a él.
así, este mundo le opone, desde el descrédito
y se humilla. subjetividad ilimitada!» ¡No! En tanto que no se ocupa exclusivamen-
en que ha caído, obstáculos constantes; y el
Nada, sin embargo, es por sí mismo sagrado; El temor es, ciertamente, un comienzo; puede espíritu, que sólo conoce lo espiritual, está te de sí mismo, en tanto que no tiene única-
yo sólo consagro; lo que canoniza es mi pen- uno bien hacerse temer del hombre más gro- condenado a arrastrar eternamente el deseo mente que hacer con su mundo, con el mundo
samiento, mi juicio, mis genuflexiones; en una sero, y eso es ya un dique que oponer a su melancólico de espiritualizar al mundo, de espiritual, lo espiritual no es todavía el
palabra, mi conciencia. insolencia. Pero en el fondo de todo temor se salvarlo. «Espíritu libre»; si no solamente el «Espíritu
cobija siempre la tentativa de liberarse del de este mundo», encadenado a este mundo.
Es sagrado lo que es inaccesible al egoísta, Por ello, como un joven, se ocupa en planes
objeto de este temor por sutileza, astucia, de redención, en proyectos para mejorar el El Espíritu no es Espíritu libre, es decir, real-
lo que está sustraído a sus ataques, fuera de engaño, etcétera. mente Espíritu, más que en el mundo que le es
su poder, es decir, por encima de él; en una mundo que forma.
Algo muy diferente ocurre con la venera- propio; aquí abajo, en este mundo terrenal es
palabra, sagrado es todo asunto de concien- siempre un extraño. Sólo en un mundo espiri-
ción: venerar, no es solamente temer, es, ade- Los antiguos, como vimos, eran esclavos de
cia. tual el Espíritu se completa y toma posesión
más, honrar; el objeto del miedo se convierte lo terreno; se inclinaban ante el orden natu-
«Es para mí un asunto de conciencia», no sig- en una potencia interior a la que yo no puedo ral de las cosas, pero preguntándose siempre de sí […].
nifica nada más que «yo tengo eso por sagra- sustraerme; lo que yo honro me toma, me si no existía forma de esquivar esta servidum-
do». bre; Pero ¿dónde encontrará ese dominio espiri-
liga, me posee; el respeto con el que pago me
tual? ¿Dónde sino en sí mismo? El tiene que
pone completamente en su poder y no me deja cuando finalmente se fatigaron con sus
Para los niños pequeños, como para los ani- mostrarse y las palabras que expresa, las
liberarme; me adhiero a ello con toda la constantes intentos de rebelión y de sus últi-
males, nada es sagrado, porque para elevar- revelaciones en las que se manifiesta, ésas
energía de la fe, creo. El objeto de mi temor y mos suspiros, nació el Dios, el «vencedor del
se a nociones de ese género la inteligencia son su mundo.
yo, somos uno; «no soy yo el que vivo, sino mundo».
debe haberse desarrollado bastante como que lo que yo respeto vive en mí». Como el soñador no vive sino en el mundo
para ser capaz de distinciones tales como Toda la actividad de su pensamiento había fantástico que crea su imaginación, […] así
«bueno y malo, permitido y prohibido», etc.; Además, siendo el espíritu infinito, nada para sido dirigida hacia el conocimiento del mun- el Espíritu debe crear «su» mundo de espíri-
él puede tener fin, queda forzosamente esta- do; no había sido más que un largo esfuerzo
sólo es en ese grado de reflexión o de com- tus. Y mientras no lo cree, no es Espíritu; en
cionario: teme las decadencias, las disolucio- para penetrarlo y superarlo.
prensión, grado al que corresponde precisa- ellos se reconoce como su creador; él vive en
nes, la vejez y la muerte, no sabe ya deshacer-
mente el punto de vista de la religión, cuando ¿Qué hizo el pensamiento durante los siglos ellos, ellos son su mundo.
se de su niño Jesús; sus ojos, que el eterno
el temor natural puede dar lugar a la vene- que siguieron? ¿Qué es lo que los modernos
deslumbra, se hacen incapaces de reconocer ¿Qué es, entonces, el Espíritu? El Espíritu es el
ración (ésta no natural, porque no tiene intentaron penetrar?
la grandeza propia de las cosas que pasan. creador de un mundo espiritual. Se reconoce
raíces más que en el pensamiento), y al No el mundo, porque esto ya lo habían hecho
«terror sagrado». El objeto de temor, convertido en objeto de su presencia en nosotros sólo cuando se
los antiguos; pero sí el Dios que estos últi-
culto, es en adelante inviolable. El respeto se comprueba que nos hemos apropiado de algo
Es preciso para eso que uno tenga alguna mos les dejaron, el dios que «es espíritu»
hace eterno, el objeto del respeto se hace espiritual, es decir, de pensamientos:
cosa exterior a sí, más poderosa, más grande, todo aquello relacionado con el espíritu, lo
dios.
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que estos pensamientos nos hayan sido suge- Cualquiera que sea tu ateísmo compartes carne, se comprende enteramente; y sólo Que exista un absoluto y que ese absoluto
ridos, poco importa, con tal que nosotros con los creyentes en la inmortalidad su pa- cuando se comprende enteramente, es inteli- pueda ser percibido, sentido y pensado, es un
les hayamos dado vida. Pues, de niños, los sión contra el egoísmo. gente o razonable. artículo de fe para los que consagran sus
pensamientos más edificantes carecían de El cristiano no ve la miseria de su naturaleza veladas a penetrarlo y definirlo.
toda eficacia en la medida en que no podía- Entonces, ¿qué entiendes por «egoísta»? Un esclavizada, la «humildad» es su vida; por eso El sentimiento de lo absoluto es para ellos
mos recrearlos en Nosotros. hombre que en lugar de vivir para una idea, no murmura contra la iniquidad cuando su algo dado, el texto sobre el cual toda su
Así, también el Espíritu no existe más que es decir, para alguna cosa espiritual, y sacri- persona es víctima de ella: se cree satisfecho actividad se limita a bordar las cosas más
cuando crea algo espiritual y su existencia ficar a esta idea su interés personal, sirve, al con la «libertad espiritual». diversas. […]
resulta de su unión con lo espiritual, crea- contrario, a este último.
Pero si la carne levanta la voz, y si su tono
ción suya. Un buen patriota, por ejemplo, lleva su es como debe serlo, «apasionado», «incon- La diferencia existe, entonces, entre los senti-
ofrenda al altar de la patria, y que la patria veniente», «mal intencionado», «malicioso», mientos que nos son dados y aquellos que
En sus obras lo reconocemos, entonces ¿qué sea una pura idea no ofrece duda alguna, etcétera, el cristiano cree oír voces diabóli- las circunstancias exteriores nos sugieren.
son esas obras? Las obras, los hijos del Espí- porque no hay ni patria ni patriotismo para cas, voces contra el espíritu (porque la de- Estos últimos son propios, son egoístas, por-
ritu, son otros Espíritus, otros fantasmas. los animales o para los niños, carentes toda- cencia, la ausencia de pasión, las buenas in- que no nos han sido inculcados e impuestos
vía de espíritu. tenciones, etc., son espíritu); truena contra en cuanto sentimientos; los primeros, por el
[…] El que no da muestras de patriotismo, apare- contrario, nos fueron dados, los cuidamos
ellas, y con razón: no sería cristiano si las
ce frente a la patria como egoísta. […] escuchara sin sublevarse. como una herencia, los cultivamos y nos
Si alguien te dijera que eres todo Espíritu, te
No obedeciendo más que a la moralidad, es- poseen.
tocarías y no le creerías, pero responderías: Ese es el motivo de tu desprecio por el egoís-
tigmatiza la inmoralidad; no obedeciendo ¿Quién no se ha dado cuenta, consciente o
«Tengo, realmente, Espíritu; sin embargo, ta, porque él subordina lo espiritual a lo
más que a la legalidad, amordaza, ahoga la inconscientemente, de que toda nuestra edu-
no existo únicamente como Espíritu: soy personal, y sólo piensa en sí mismo, cuando
voz de la anarquía; el espíritu de moralidad y cación consiste en injertar en nuestro cere-
un hombre de carne y hueso». preferirías verle actuar por el amor de una
de legalidad, señor inflexible e inexorable, lo bro ciertos sentimientos en lugar de dejar-
Además, siempre te distinguirías de tu idea. Lo que los distingue es que mientras tú nos a nosotros mismos su elaboración, cual-
tiene cautivo.
«espíritu». Pero —contesta el otro— es tu pones por encima de todo a tu Espíritu, él quiera que fuese su resultado?
destino, aunque seas todavía el prisionero de pone por encima de todo a sí mismo; en otros Eso es lo que llaman la «realeza del espíri-
términos, que tú divides tu persona y colocas tu», y es al mismo tiempo el punto de apoyo Cuando oímos el nombre de Dios, debemos
un cuerpo, llegar a ser algún día «espíritu
tu «propio yo» —el espíritu— en soberano del espíritu. experimentar temor, cuando se pronuncia
bienaventurado»; y si puedes imaginarte el
del resto —que no tiene valor—, mientras ante nosotros el nombre de Su Majestad el
aspecto futuro de ese Espíritu, es igualmente
que él no quiere saber nada de esa división y Príncipe, debemos sentirnos penetrados de
cierto que en la muerte abandonarás ese La conciencia de lo sagrado
persigue, según su placer, sus propios intere- respeto, de veneración y de sumisión, si se nos
cuerpo, y que lo que guardes para la eterni-
ses, tanto espirituales como materiales. habla de moralidad, debemos entender algu-
dad será tu Espíritu.
Si opongo la espontaneidad de la inspiración na cosa inviolable, si se nos habla del mal o
Por consiguiente, lo que tienes de verdadero Crees no levantarte más que contra los que de los malvados, no podemos evitar temblar,
no conciben ningún interés espiritual, pero de a la pasividad de la sugestión y lo que nos es
y de eterno, es el Espíritu; el cuerpo no es más y así sucesivamente.
hecho persigues a todos los que no conside- propio a lo que nos es dado, no estaría bien
que tu morada en este mundo, morada que
ran esos intereses espirituales como los responderme que, dependiendo todo de todo, Esos sentimientos son obligatorios y quien,
puedes abandonar y quizá cambiar por otra.
«verdaderos y supremos» intereses. Llevas y formando el Universo un todo solidario, por ejemplo, se divierta con el relato de las
¡Ahora estas convencido! Por el momento, en tan lejos tu actitud de caballero, siervo de nada de lo que somos o de lo que tenemos hazañas de malvados, debería ser azotado y
realidad no eres un puro Espíritu, pero cuan- este ideal, que llegas a decir que es la única está, por consiguiente, aislado, sino que nos castigado para dirigirlo por el buen camino.
do hayas emigrado de este cuerpo mortal, belleza existente en el mundo. No es para ti viene de las influencias que nos rodean y, en Rellenos de sentimientos ajenos, llegamos a
podrás salir del paso sin él; para quien vives, sino para tu Espíritu y para resumen, nos es dado. la mayoría de edad y podemos ser emancipa-
lo que es del Espíritu, es decir, para las Ideas. La objeción resultaría falsa, porque hay una dos. Nuestro equipo consiste en sentimientos
así, es necesario que tomes tus precauciones elevados, pensamientos sublimes, máximas
y que cuides a tiempo tu yo real: gran diferencia entre los sentimientos y los
Puesto que el Espíritu no existe sino en tanto pensamientos que me son sugeridos por lo edificantes, principios eternos, etc.
¿De qué le servirá al hombre conquistar que creador espiritual, intentemos, enton- ajeno y los sentimientos y los pensamientos Los jóvenes son mayores cuando murmuran
el universo, si con ello daña su alma? ces, descubrir su primera creación. De ésta se que me son dados, porque Dios, Inmortali- como los viejos; se les empuja a las escuelas
sigue, naturalmente, una generación indefini- dad, Libertad, Humanidad, pertenecen a estos para que en ellas aprendan los viejos estribi-
Pero dudas graves han aparecido en el trans- da de creaciones; últimos: se nos inculcan desde la infancia y llos, y cuando los saben de memoria llega la
curso del tiempo contra los dogmas cristia- hunden sus raíces en nosotros más o menos hora de la emancipación.
nos, y te han despojado de tu fe en la inmor- como en el mito, bastó que los primeros hu-
manos fuesen creados para que la raza se profundamente.
talidad de tu espíritu, No nos está permitido experimentar, con ca-
multiplicase espontáneamente. Esta primera Pero, ya nos gobiernen sin que lo advirta-
pero una cosa sigue en pie: estás siempre fir- creación debe originarse de la «nada», es mos, o crezcan y se hagan el punto de partida da objeto y con cada nombre que se presen-
memente convencido de que el Espíritu es lo decir, que el Espíritu, para realizarla no dis- de sistemas o de obras de arte, no dejan de tan a nosotros, el primer sentimiento que
mejor que tienes y que lo espiritual tiene más pone más que de sí mismo; más aún, ni siquie- ser sentimientos dados y no sugeridos, por- sobrevenga; el nombre de Dios no debe des-
ventaja que todo lo demás. ra dispone todavía de él, pero debe crearse. que creemos en ellos, y se nos imponen. pertar en nosotros imágenes risibles o senti-

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¿No existe el desinterés, ni puede encontrarse Sobre el cielo se apoya uno para conmover la El Espíritu es, entonces, él mismo, su primera De eso también se deduce la base totalmente
jamás? ¡Al contrario, nada es más común! tierra, y desde el cielo se inclina para contem- creación. teológica sobre la que Feuerbach[7] constru-
Incluso se podría llamar al desinterés un plar las agitaciones terrestres y despreciar- Por místico que esto parezca, en realidad se ye la solución liberadora que quiere hacer-
artículo de moda del mundo civilizado y se le las. trata de una experiencia cotidiana. ¿Se es nos aceptar. El nos dice:
tiene por tan necesario que, si resulta dema- Asegurarse el cielo, asegurarse sólidamente pensador antes de haber pensado? Sólo por En otro tiempo ignoramos nuestra esen-
siado caro, se le intenta dar un brillo falso, y para siempre el punto de apoyo celeste, el hecho de crear el primer pensamiento, se cia, y por ello la buscamos en el más allá;
aparentarlo. ¡cuánto ha penado por eso la dolorosa e crea el pensador, porque no se piensa en tan- pero ahora, que comprendemos que Dios
¿Dónde empieza el desinterés? Precisamente en incansable humanidad! to que no se ha tenido un pensamiento. ¿No es no es más que nuestra esencia humana,
el instante en que un objetivo deja de ser cantar lo que te hace cantor, hablar lo que tenemos que reconocer esta última como
nuestro objetivo y nuestra propiedad y en El cristianismo se ha propuesto librarnos del te hace un hablante? Igualmente es la prime- nuestra y trasladarla nuevamente del
que dejamos de disponer de él a nuestro gus- determinismo de la naturaleza y de la fatali- ra producción espiritual lo que hace de Ti un otro mundo a este mundo.
to, como propietarios, cuando ese objetivo se dad de los apetitos. Su objeto era, pues, que Espíritu. A ese Dios que es espíritu, Feuerbach lo llama
convierte en un objeto fijo o una idea obsesi- el hombre no se dejase ya determinar por sus «nuestra esencia». ¿Podemos aceptar esa
va y comienza a inspirarnos, a entusiasmar- deseos y sus pasiones, lo que no implica que Si te distingues del pensador y del cantor, división entre «nuestra esencia» y nosotros,
nos, a fanatizarnos; en resumen, cuando se el hombre no deba tener deseos, pasiones, deberías distinguirte igualmente del Espíritu y admitir nuestra división entre en un yo
convierte en nuestro dueño. etc., sino que no debe dejarse poseer por y sentirte claramente algo distinto que el esencial y uno que no lo es?
No se es desinteresado mientras se tiene el ellos, que no deben ser en su vida factores Espíritu. Así como el yo pensante pierde fácil-
fijos, incoercibles e ineludibles. mente la vista y el oído en su entusiasmo por ¿No nos condenamos de este modo a vernos
objetivo dominado; se llega a serlo cuando de nuevo desterrados de nosotros mismos?
se grita, como los poseídos: Pero lo que el cristianismo (la religión) ha pensar, así también el entusiasmo espiritual
maquinado contra los apetitos, ¿no estaría- te domina y ahora aspiras con todas tus
Yo soy así, no puedo evitarlo. fuerzas a hacerte todo Espíritu y a fundirte ¿Qué ganamos al convertir lo divino exterior
mos en el derecho de resolverlo contra el en un divino interior? ¿Somos nosotros lo
Se tiene un interés sagrado cuando se tiene espíritu (pensamientos, representaciones, en el Espíritu.
por él una preocupación sagrada. que está en nosotros? No más que lo que
ideas, creencia, etcétera), por el cual preten- El Espíritu es tu ideal, lo inaccesible, el más está fuera de nosotros.
de que seamos determinados? ¿No podríamos allá; tú llamas al espíritu Dios: «¡Dios es el
Yo no soy desinteresado mientras el objetivo exigir que el espíritu, las representaciones, espíritu!» Te domina el fanatismo contra to- Precisamente porque no somos el espíritu
sea mío, en tanto lo ponga perpetuamente en las ideas, no pudiesen ya determinarnos, ce- do lo que no es espíritu, y te enfureces con- que está en nosotros, estamos obligados a
cuestión en lugar de convertirme en el ins- saran de ser fijas y fuera de alcance, o, dicho tra lo que no tienes de espiritual. En lugar de buscar ese espíritu fuera de nosotros: no
trumento ciego de su cumplimiento. de otro modo, «sagradas»? decir: «Yo soy más que espíritu», dices con podemos darle otra existencia que la que
No por esto mi preocupación tiene que ser culpa: está fuera de nosotros, más allá de noso-
Eso tendría por efecto libertarnos del espíri- tros, en el «más allá».
menor que la del más fanático, pero ante mi tu, desligarnos del yugo de las representa- «Yo soy menos que Espíritu. El espíritu, el
objetivo soy frío, incrédulo, su enemigo acé- ciones y de las ideas. puro espíritu no puedo más que imaginar-
rrimo, sigo siendo su juez, porque soy su pro- Feuerbach se aferra como desesperado a
El cristianismo decía: «Tenemos, sí, apetitos, lo, pero yo no lo soy, es otro, y a ese otro todo el contenido del cristianismo, no para
pietario. lo llamo Dios».
pero esos apetitos no deben poseernos». No- echarlo abajo, sino para apoderarse de él,
El desinterés crece allí donde reina la obse- sotros le respondemos: «Debemos, sí, poseer para arrancar del cielo, en un último esfuer-
un espíritu, pero el espíritu no debe poseer- El espíritu, para existir como puro espíritu, zo, ese ideal tan deseado, pero nunca alcan-
sión, tanto en las posesiones del diablo como debe ser, necesariamente, un más allá; por-
en las del buen Espíritu; en el primero, vicio, nos». zado, y guardarlo eternamente para él.
que como yo no lo soy, entonces tiene que
locura, etc.; en el segundo, resignación, hu- Si esta última frase no ofrece desde luego un ser fuera de mí. ¿No es eso un supremo esfuerzo, una acción
mildad, etc. sentido satisfactorio, que se reflexione so- desesperada sobre la vida y la muerte, y no es
bre el caso de aquel en quien, por ejemplo, un Y en tanto que ningún ser humano puede al mismo tiempo la última convulsión del
[…] pensamiento se convierte en «máxima», de tal abarcar completamente la noción de espíritu cristiano sediento del más allá?
modo, que se hace prisionero a sí mismo; no «espíritu», el espíritu puro, el espíritu en sí,
sólo puede estar fuera de los hombres, más ¡El héroe no intenta llegar al cielo, sino
«Axioma, principio, punto de apoyo moral», es ya él el que posee la máxima, es más bien
allá del mundo humano, en un mundo no atraerlo a él, forzarlo a hacerse terrestre!
distintas formas bajo las que se expresa la ella la que lo posee. Y él, en cambio, posee en
terrenal, sino celestial. ¿Y qué grita el mundo entero desde ese día?
idea fija. esa máxima un «sólido punto de apoyo». ¿Qué es lo que se reclama, consciente o in-
Arquímedes pedía para levantar la tierra un Las lecciones del catecismo se convierten conscientemente? ¡Que este mundo es el que
Esta discordia entre el yo y el espíritu, por-
punto de apoyo fuera de ella. Es ese punto de poco a poco, sin que uno lo advierta, en axio- importa, que el cielo venga a la tierra y que
que «yo» y «espíritu» no son dos nombres que
apoyo el que los hombres han buscado sin mas que no permiten ya la menor duda; sus se pueda disfrutar aquí mismo!
se den a una misma cosa, sino dos nombres
cesar y que cada cual ha tomado donde lo ha pensamientos o su espíritu vienen a ser omni- diferentes para dos cosas diferentes, dado
encontrado y como lo ha encontrado. potentes, y ninguna protesta de la carne pre- […] «el ser del hombre es para el hombre
que yo no soy el espíritu y el espíritu no soy
Este punto de apoyo extraño es el mundo del valecerá ya contra ellos. yo, eso sólo basta para demostrar completa- el ser supremo. A este ser supremo la
espíritu, el mundo de las ideas, de los pensa- mente, de manera tautológica, la necesidad religión lo llama Dios, y hace de él un ser
No puedo, sin embargo, sino por la carne,
mientos, de los conceptos, de las esencias, de que el espíritu habite en el más allá, es objetivo; pero se trata en realidad del
sacudir la tiranía del espíritu, porque sólo
etc., es el cielo. decir, que sea Dios. propio ser del hombre;
cuando un hombre comprende también su
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y estamos en un punto de inflexión de la na su marcha por los cielos, un Espíritu su- «El matrimonio es por sí mismo sagrado; al hombre, y en realidad ama a Dios».[19]
Historia Universal, porque desde ahora, blime sopla hacia abajo desde la cima de los lo mismo todas las relaciones de la vida ¿Pero sucede de otro modo con el amor mo-
para el hombre, no es Dios, sino el Hombre montes, el Espíritu de la melancolía y del moral; la amistad, la propiedad, el matri- ral? ¿Se fija en el hombre, en tal o cual hom-
el que encarna la divinidad».[8] deseo murmura bajo las aguas y desde los monio, los bienes de cada cual, son y de- bre en particular, por amor a él, a ese hom-
hombres hablan millones de Espíritus. ben ser sagrados en ellos y por ellos bre, o por amor a la moralidad, al Hombre en
Nosotros respondemos: el Ser Supremo es el Que los montes se hundan en el abismo, que mismos».[16] general, y, en definitiva —puesto que Homo
ser o la esencia del hombre, de acuerdo; pero se marchiten las flores y las estrellas se ¿Es un sacerdote el que habla? ¿Cuál es su homini Deus— por amor de Dios?
precisamente porque esta esencia suprema es reduzcan a polvo, que mueran los hombres. Dios? ¡El Hombre! ¿Qué es lo divino? ¡Es lo
su «esencia» y no él mismo, es totalmente ¿Qué sobrevive a la ruina de esos cuerpos humano! La manía se manifiesta aún bajo otra multi-
indiferente que la veamos fuera de él y la visibles? ¡El Espíritu, el «invisible», que es tud de formas; es necesario enumerar aquí
llamemos «Dios», o que la veamos dentro y El predicado no hizo más, en definitiva, que
eterno! tomar el lugar del sujeto; la proposición algunas.
lo llamemos «la esencia del hombre» u
«Hombre». «Dios es el amor» se convierte en «el amor es
Sí, todo en este mundo está encantado. Más Imaginan decir una gran cosa quienes supo-
divino»; si se sigue aplicando el procedimien-
Yo no soy ni Dios ni el hombre, yo no soy ni la aún, este mundo mismo está encantado, más- nen el desinterés en el corazón del hombre.
to: «Dios se ha hecho hombre», da: «el hombre
esencia suprema ni mi esencia, y en el fondo, cara engañosa, es la forma errante de un ¿Qué entienden por eso? Alguna cosa muy
se ha hecho Dios», etc… —y ahí se tiene una
da lo mismo que conciba la esencia fuera o Espíritu, es un fantasma. ¿Qué es un fantas- cercana a la negación de sí. ¿De sí? ¿De quién,
nueva religión.
dentro de mí. ma sino un cuerpo aparente pero un espíritu entonces? ¿Quién será el negado y qué interés
real? «Todos los fenómenos de la vida moral habrá abandonado?
Más aún; siempre se concibió la esencia supre- que constituyen las costumbres, no son
ma en este doble más allá, trascendencia Así es el mundo, vano, nulo, una ilusoria Parece que debes ser tú. ¿Y a favor de quién
morales, no toman una significación mo-
interior y trascendencia exterior; porque, apariencia sin otra realidad que el Espíritu. se te recomienda esa abnegación desinteresa-
ral más que si tienen en sí mismos (sin que
según la doctrina cristiana, el «espíritu de Es la apariencia corpórea de un Espíritu. da? De nuevo, en tu provecho, en tu beneficio,
la bendición del sacerdote los consagre)
Dios» es también «nuestro espíritu» y «habita simplemente a condición de perseguir por
un valor religioso».[17]
en nosotros».[9] Vive en el cielo y vive en no- Se mira alrededor y en la lejanía, por todas desinterés tu interés verdadero.
sotros; nosotros no somos más que su mo- partes nos rodea un mundo de fantasmas, El sentido de la proposición de Feuerbach, «la
rada. estamos asediados por visiones. Todo lo que teología es una antropología», se precisa y se Debes beneficiarte a ti, pero no buscar tu
se nos aparece no es más que el reflejo del reduce a: «la religión debe ser una ética, la beneficio.
Si Feuerbach destruye su morada celestial, y ética es la única religión».
lo obliga a venir a instalarse en nosotros espíritu que lo habita, una aparición espec-
tral; el mundo entero no es más que una Se consideran bienhechores de la humanidad
con todas sus pertenencias, nos veremos, Feuerbach se contenta con poner al revés el a quienes, como Francke, el creador de las
nosotros, en tanto su alojamiento terres- fantasmagoría, tras la cual se agita el Espíri-
tu. Vemos espíritus. orden del predicado y del sujeto […]. Como casas de huérfanos, u O’Connell, el infatiga-
tre, singularmente atestados. él mismo lo dice: ble defensor de la causa irlandesa, llevan a
¿Pretendes compararte con los antiguos, que «El amor no es sagrado (y no ha pasado cabo actos que parecen desinteresados.
Los poseídos de la verdad veían dioses por todas partes? Los dioses, mi nunca por sagrado a los ojos de los hom- De la misma manera se considera al fanático,
querido Moderno, no son Espíritus; los dio- bres), porque es un predicado de Dios, como San Bonifacio, que expone su vida por
ses no reducen el mundo a una apariencia y pero es un predicado de Dios porque es la conversión de los paganos; a Robespierre,
Los creyentes sinceros y padres de la Iglesia no lo espiritualizan. por sí mismo y para sí mismo divino».[18] que todo lo sacrifica a la virtud, o a Korner,
no sospechaban que, con la fe en los espec- que muere por su Dios, su rey y su patria. Su
¿Por qué, pues, no declara la guerra a los
tros, desaparecía, también, la base misma de A tus ojos, el mundo entero está espirituali- desinterés es algo admitido.
predicados mismos, al amor y a toda sacro-
la religión, y que, desde ese instante, ella zado, ha venido a ser un enigmático fantas-
santidad? ¿Cómo puede vanagloriarse de Por ello, los adversarios de O’Connell, por
permanecería flotando en el aire. ma, por eso no te sorprende tampoco hallar
apartar a los hombres de Dios si les deja lo ejemplo, se esforzaban en presentarlo como
Quien no cree en ningún fantasma, tiene que en ti más que un fantasma.
divino? un hombre codicioso (a lo que su fortuna
ser consecuente consigo mismo para que su daba alguna verosimilitud); porque sabían
¿No se aparece tu espíritu a tu cuerpo y no es Y si, como dice, lo esencial para ellos no ha
incredulidad le conduzca a advertir que de- bien que si llegaban a hacer sospechoso su
él lo verdadero, lo real, mientras que tu sido nunca Dios, sino sólo sus predicados,
trás de las cosas no se oculta ningún ser desinterés, les sería fácil quitarle sus parti-
cuerpo es una mera apariencia, algo perece- ¿para qué quitarles la palabra si se les deja
separado, ningún fantasma o —tomando darios.
dero y carente de valor? ¿No somos todos la cosa?
una palabra que en sentido ingenuo se consi-
dera sinónima— ningún «Espíritu». espectros, pobres seres atormentados que Proclama, por otra parte, que su objeto es
esperan la redención? ¿No somos Espíritus? Todo lo que podían probar era que O’Con-
«destruir una ilusión» […] «que ha fal- nell tenía otro objetivo que el que confesa-
¡Existen Espíritus! Contempla el mundo que te seado tanto al hombre, que el amor mis- ba. Pero ya buscase una ventaja pecuniaria o
rodea, y dime si detrás de todo, no se adivina Desde que el Espíritu apareció en el mundo,
desde que «el Verbo se ha hecho carne», ese mo, su sentimiento más íntimo y más ver- a la libertad de su pueblo, es en todo caso
un Espíritu. dadero, ha venido a ser, por el hecho de la evidente que perseguía un objetivo; en un
mundo espiritualizado no es más que una
A través de la flor, la hermosa flor, te habla casa encantada, un fantasma. religiosidad, vano e ilusorio, ya que el caso como en el otro tenía un interés egoís-
el Espíritu Creador que le dio su bella forma, amor religioso no ama al hombre sino por ta; sólo ocurrió que su interés nacional tam-
las estrellas anuncian al Espíritu que orde- Se tiene un espíritu porque se tienen pensa- amor de Dios; es decir, ama, en apariencia, bién era útil a otros, un interés general.
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primero su forma en el liberalismo, del que otros como libertad, humanidad, conciencia, mientos. Pero ¿qué son esos pensamientos? — ra, sin embargo, como el ser supremo; no
la «burguesía constitucional» es la primera etc., contentándose con añadir, cuando más, Seres espirituales— ¿No son, entonces, co- sirve más que a sí mismo, creyendo servir a un
expresión histórica y eclipsó a las potencias el epíteto «libre». La moral se hace «moral sas? No, sino el Espíritu de las cosas, lo que ser superior y que no conociendo nada supe-
religiosas propiamente dichas. […] libre», como el Estado burgués, aunque tras- tienen de más íntimo, de más esencial, su Idea. rior a sí mismo, sueña, sin embargo, con algu-
Al no derivar ya la moralidad simplemente de tornado de arriba abajo, viene a ser «Estado Lo que piensas, ¿no es simplemente tu pensa- na cosa superior.
la piedad, sino teniendo sus raíces propias, el libre» o aun «Sociedad libre», sin dejar de ser miento? Al contrario, es lo que hay de más En resumen, es el egoísta que quisiera no ser
principio de la moral no se deriva de los man- una la moral y el otro el Estado. real, lo propiamente verdadero en el mundo: egoísta, que se humilla y que combate su
damientos divinos, sino de las leyes de la es la verdad misma. Cuando pienso correcta- egoísmo, pero que no se humilla más que
razón; Siendo la moral en adelante puramente hu- mente, pienso la «verdad». para ser elevado, es decir, para satisfacer su
mana y completamente separada de la reli- egoísmo. No quiere ser egoísta, y por eso
para que aquellos mandamientos mantengan gión, de la que históricamente ha salido, na- Es cierto, puedo engañarme acerca de la Ver-
su validez, se necesita primero que su valor dad, puedo no comprenderla, pero cuando mi busca en el cielo y la tierra algún ser supe-
da se opone a que se convierta ella misma rior al que pueda ofrecer sus servicios y sus
haya sido comprobado por la razón y que sea una religión. comprensión es verdadera, el objeto de mi
apoyado por ella. comprensión es la «verdad». sacrificios. Pero, por más que se esfuerza y
En efecto: la religión no difiere de la moral, mortifica, no lo hace en definitiva más que
Las leyes de la razón son la expresión del sino por cuanto nuestras relaciones con el ¿De este modo, entonces, quieres conocer la por amor a sí mismo y el egoísmo, el odioso
hombre mismo, para que el Hombre sea racio- mundo de los hombres están reguladas y Verdad? egoísmo no se separa de él. He aquí por qué
nal y la esencia del Hombre implique necesa- santificadas por nuestras relaciones con un La Verdad es sagrada para mí. Puede suce- lo llamo egoísta involuntario.
riamente esas leyes. ser sobrehumano, y no obramos más que por der que encuentre una verdad imperfecta
Piedad y moralidad difieren en que la primera «amor de Dios». que tenga que reemplazar por otra me- Todos sus esfuerzos y todas sus preocupacio-
reconoce a Dios y la segunda al hombre por Pero tiene que admitirse que «el Hombre es jor, pero no puedo suprimir la Verdad. Yo nes para separarse de sí mismo no son más
legisladores. para el hombre el ser supremo», y toda dife- creo en la Verdad y por eso la busco; pues que el esfuerzo mal comprendido de disolver-
rencia se borra, la moral deja su rango nada la supera y es eterna. se a sí mismo.
El humanismo y su desinterés subalterno, se completa, se hace absoluta y Si estás encadenado a lo que hiciste en el
se convierte en religión. ¡Sagrada y eterna, la Verdad es lo Sagrado y pasado y si tienes que parlotear por lo que
lo Eterno! Pero tú, que te llenas de esa santi- hiciste ayer, no puedes transformarte a ti
El Hombre, ser superior, hasta aquí subordi- dad y haces de ella tu guía, serás santificado.
Desde un aspecto muy diferente se ve la mo- nado a un Ser Supremo, se eleva a la altura mismo en cada instante.[10] Entonces te sien-
ral cuando, consciente de su dignidad, toma Lo sagrado no se manifiesta jamás a tus sen- tes atrapado por las cadenas de la esclavi-
absoluta, y nosotros somos en nuestras tidos; y por ello nunca descubres su huella.
por única regla su principio, la esencia huma- relaciones con El lo que somos a los pies de tud y paralizado. Por esto, en cada instante
na o «el hombre». No se revela más que a tu fe, o más precisa- de tu existencia brilla un instante futuro que
un ser supremo, religiosos. mente, a tu espíritu, porque ella misma es
Los que llegan a colocar decididamente el te llama, y tú, en tu desarrollo, te separas
Moralidad y piedad se vuelven así tan perfec- algo espiritual, un Espíritu; es Espíritu para de ti, de tu Yo actual. Lo que Tú eres en cada
problema en ese terreno rompen para siempre tamente sinónimas como en los comienzos el Espíritu.
con la religión; no hay ya lugar para su Dios instante es tu propia creación y no debes se-
del Cristianismo. Si lo sagrado no es ya pararte de esta creación, tú, su creador. Eres
cerca de su Hombre; «santo» sino «humano», es simplemente por- No se suprime lo Sagrado con tanta facilidad
un ser superior a ti mismo, tú que te superas
además, como prescinden del Estado, aniqui- que el Ser Supremo ha cambiado, y el hombre como parecen creerlo muchos que todavía
a ti mismo.[11]
lan al mismo tiempo toda «moralidad» proce- ha tomado el puesto de Dios. rechazan esta palabra impropia. Cualquiera
dente del solo Estado, y se privan, por consi- que sea el punto de vista bajo el que se me Como egoísta involuntario, ignoras que eres
La victoria de la moralidad conduce simple- el que es superior a ti, es decir, que no eres
guiente, de invocar nunca ni aun su nombre. mente a un cambio de dinastía. acuse de egoísmo, se sobreentiende siempre
que se tiene en mente a algún Otro al que Yo meramente una criatura, sino, a su vez, Tu
La que estos críticos designan con el nombre
debería servir antes que a mí mismo, a quien creador. Por ello, el ser superior es para ti
de moralidad se aparta definitivamente de la Destruida la fe, Feuerbach cree encontrar un
yo debería considerar más importante que a un ser extraño. Todo ser superior, como la
moral llamada «burguesa o política», y debe asilo en el amor.
todo lo demás; en resumen, un «algo» en el Verdad, la Humanidad, etc., es un ser que
parecer a los hombres de Estado y a los bur- «La primera y la suprema ley debe ser el que hallaría mi bien, una cosa «sagrada». está por encima de nosotros.
gueses un «libertinaje desenfrenado». amor del hombre por el hombre. Homo
homini Deus est; tal es la máxima práctica Que ese «algo sagrado» sea, por otra parte, La ajenidad es una característica de lo
Sin embargo, esta nueva concepción de la más elevada; por ella está cambiada la tan humano como se quiera, que sea lo hu- «Sagrado». En todo lo sagrado existe algo
moralidad no tiene nada de nuevo e inédito; faz del mundo».[15] mano mismo, no quita nada de su carácter, misterioso, o sea, extraño, algo que nos in-
no hace más que adaptarse al progreso reali- como mucho se convierte ese sagrado supra-
Pero no ha cambiado, propiamente hablando, comoda.
zado en la «pureza del principio». terrenal en un sagrado terrenal, de divino a
más que el Dios, Deus; el amor permanece; se humano. Lo que para mí es sagrado, no me es «propio»
Este último, lavado de la mancha de adulte- adoraba al dios sobrehumano, se adora aho- y si, por ejemplo, la propiedad de otro no me
rio con el principio religioso, se precisa y al- ra al dios humano, al Homo qui est Deus. Lo sagrado existe sólo para el egoísta que fuera sagrada, la consideraría mía y me la
canza su plena expansión, convirtiéndose en
El Hombre es para mí sagrado, y todo lo que no se reconoce como tal, para el egoísta apropiaría en cuanto tuviera la mejor oca-
«la humanidad».
es «verdaderamente humano» es para mí sa- involuntario. Me refiero al que, incapaz de sión.
Por ello no hay que extrañarse de ver con- grado. traspasar los límites de su yo, no lo conside- Por el contrario, si el rostro del emperador
servar ese nombre de moralidad al lado de
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chino fuese sagrado para mí, por ello sería so adopta una apariencia más seductora, al cielo y haberlo arrebatado a la trascenden- no es nuestro espíritu, es el espíritu absolu-
extraño a mis ojos y bajaría la mirada ante parecer más natural y mundano, ya que con- cia no justifica en modo alguno sus preten- to.
su presencia. siste en, nada más y nada menos, en cada siones de una victoria definitiva, en tanto que Así, la verdadera traducción afirmativa de la
hombre físico y también en la «humanidad» y no se haga más que rechazarlo dentro del palabra religión sería «la libertad espiri-
¿Por qué no considero sagrada una verdad en «todos los hombres». De este modo lo corazón humano y dotarlo de una indes- tual».
matemática, indiscutible, que podría llamar- espectral de un espíritu con un cuerpo imagi- arraigable inmanencia. Desde ahora se dice:
se eterna, en el sentido habitual de la pala- nario, se ha convertido en algo compacto y ¡lo divino es lo verdaderamente humano! Aquel cuyo espíritu es libre, es por eso mismo
bra? Porque no es revelada, no es la revela- popular. religioso, como el que da rienda suelta a sus
ción de un ser superior. Entender únicamente Quienes rehúsan ver en el cristianismo el apetitos es sensual; al primero lo ata el espí-
por reveladas las verdades religiosas, sería Sagrada es, entonces, la más alta de las fundamento del Estado y que se sublevan ritu, al segundo, la carne.
absolutamente erróneo, sería desconocer esencias y todo aquello en lo cual se revela contra toda fórmula tal como Estado cris- Enlace, dependencia, religio, eso es la religión
por completo el significado del concepto o se manifiesta a sí misma, y también sagra- tiano, cristianismo de Estado, etc., no se can- con respecto a mí; yo estoy ligado; libertad,
«ser superior». dos los que reconocen a ese ser supremo en san de repetir que la moralidad es «la base de esa es la religión con respecto al espíritu; él
Los ateos se ríen de ese ser superior al que se su propio ser, es decir, en sus manifestacio- la vida social y del Estado». es libre, goza de la libertad espiritual.
rinde culto bajo el nombre de «altísimo» o nes. ¡Como si el reinado de la moralidad no fuese ¡Cuántos conocen, por haberlo sufrido, el
«être suprême» y reducen a polvo, una tras Lo que es sagrado santifica a su vez a su ado- la dominación absoluta de lo sagrado, una mal que puede hacernos el abandonarnos a
otra, todas las pruebas de su existencia, sin rador, quien por su culto se convierte él jerarquía! nuestros sentidos, a nuestras pasiones!
notar que ellos mismos obedecen así a su mismo en sagrado; y del mismo modo santifi- Pero lo que no se quiere ver es que el Espíritu
necesidad de un ser superior y que no destru- ca todo lo que hace: santo comercio, santos Respecto de esto puede recordarse el intento Puro, la radiante espiritualidad, el entusias-
yen al antiguo sino para dejar lugar a otro pensamientos, santas acciones, santas aspi- de explicación que se quiso oponer a la anti- mo por los ideales, puede hundirnos en una
nuevo. raciones, etc. gua doctrina de los teólogos. Según estos angustia mayor que lo que lo haría la más
¿No es el «Hombre» una esencia más elevada últimos, bastaría con la fe para aprehender negra maldad. Y esto es imposible notarlo a
que el individuo? ¿Y las verdades, derechos e El objeto que debe ser honrado como ser las verdades religiosas, Dios se revelaría menos que se sea conscientemente egoísta.
ideas que se deducen de su concepto no debe- supremo, ya se sabe que no puede ser discuti- sólo a los creyentes; lo que es lo mismo que
rían ser veneradas y mantenidas como sagra- do con sentido, a menos que los adversarios decir que sólo el corazón, el sentimiento y la Reimarus, y todos los que como él demostra-
das, en tanto revelaciones de este concepto? más encarnizados estén de acuerdo sobre un fantasía devota son religiosos. ron que nuestra razón, tanto como nuestro
punto esencial, y admitan la existencia de un A esta afirmación se le respondió que la corazón, etc., conducen a Dios, mostraron al
Porque, aunque elimináramos una y otra vez Ser Supremo al que se dirigen nuestro culto
las verdades manifestadas por este concep- «inteligencia natural», la razón humana, son mismo tiempo que estamos total y completa-
y nuestros sacrificios. igualmente aptas para conocer a Dios mente poseídos.
to, esto sólo pondría de manifiesto una falta
de comprensión de parte nuestra, sin afectar Si uno sonriera compasivo ante la lucha por (extraña pretensión de la razón, dicho sea de
«el ser supremo», tal como el cristiano ante paso, el querer rivalizar en fantasía con la Seguramente perjudicaron a los teólogos,
por ello a este concepto, ni desacralizar
la discusión entre un chiíta y un sunita, o fantasía misma). quitándoles el monopolio de la iluminación
aquellas verdades que «justamente» deben
entre un brahmán y un budista, será porque En este sentido escribió Reimarus sus Principa- religiosa; pero no por esto dejaron de ensan-
ser vistas como sus revelaciones.
para él la hipótesis de un Ser Supremo es nu- les verdades de la Religión Natural. Consideró char otro tanto los dominios de la religión y
«El hombre» está por encima de cada indivi- la, y toda disputa al respecto inútil. de la libertad espiritual.
duo; y, aun así, a pesar de ser su esencia, no al hombre, en su totalidad, tendiendo a la
Ya sea el Ser Supremo el Dios único en tres religión por todas sus facultades: corazón, En efecto, si por espíritu se entiende no sola-
es de hecho su esencia (que debería ser única,
personas, el Dios de Lutero, el «être su- sentimiento, inteligencia, razón, sentir, sa- mente el sentimiento o la fe, sino todas las
como el único), sino una más general y más
prême» del deísta, o el «Hombre», todo es lo ber, querer; todo en el hombre le pareció manifestaciones del espíritu, inteligencia,
elevada, si es, para los ateos, «el ser supre-
mismo para el que niega directamente al Ser religioso. ¡Hegel mostró bien que incluso la razón y pensamiento en general; y si se le
mo».
Supremo. filosofía es religiosa! permite, en tanto que inteligencia, participar
Y, así como las revelaciones de Dios no fue- de las verdades espirituales y celestiales; en
ron escritas por él, con su propia mano, sino Ustedes, los que sirven a un ser supremo, ¿Y no se adorna todo hoy en día con el nom-
cualquiera que sea, son gente piadosa, tanto bre de religión? La «religión del amor», la ese caso es el espíritu entero el que se eleva a
hechas públicas a través de «los instrumen- la pura espiritualidad y es libre.
tos del Señor», así, el nuevo «ser supremo» el ateo más frenético como el más ferviente «religión de la libertad», la «religión políti-
no escribe sus revelaciones por sí mismo, sino cristiano. ca», en resumen, todo entusiasmo. Y así es, de
Partiendo de estas premisas la moralidad
a través de «hombres verdaderos». hecho.
estaba autorizada a enfrentarse absoluta-
Pero el nuevo ser deja ver, de hecho, una idea Los fantasmas superiores Hoy todavía utilizamos esa palabra de origen mente con la piedad.
más espiritual que el viejo dios; ya que este latino «religión», que por su etimología ex- Esta oposición nació, revolucionariamente,
último se presentó con una especie de figura presa la idea de lazo. Y atados estamos, en bajo la forma de un odio ardiente contra
o cuerpo, mientras que el nuevo, en cambio El ser enigmático e incomprensible que encan- todo lo que pareciera un mandato (orden,
efecto, y así permaneceremos en tanto que
recibe una espiritualidad perfecta y no se le ta y perturba al universo, es el fantasma decreto, etc.) y contra la odiada persona del
estemos impregnados de religión.
atribuye ningún tipo de cuerpo material. misterioso que llamamos Ser Supremo. Pene- «señor absoluto».
trar ese fantasma, comprenderlo, descubrir ¿Pero el espíritu también está atado? Al con-
Sin embargo, no le falta corporeidad, e inclu- la realidad que existe en él (probar la exis- trario, el espíritu es libre; es el único dueño, Se afirmó luego como doctrina y encontró

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no tiene que mezclarse en sus relaciones, ser mortalmente herida, en tanto que se limi- tencia de Dios) es la tarea a la que los hom- Esencias, es lo propio de la religión; su reino
¿y qué sería de la pureza de las costum- ten a criticar su esencia sobrenatural, y que bres se han dedicado durante siglos. Se han es un reino de Esencias, de fantasmas, de es-
bres? ella apela en última instancia, al Espíritu torturado en la empresa imposible y atroz pectros.
(porque Dios es el Espíritu), habremos hecho […] de convertir el fantasma en un no-
¡Santidad divina!, gritan los celosos defenso- ver lo suficiente su acuerdo final con la mo- fantasma, lo no-real en real, el Espíritu en La obsesión de hacer palpable el fantasma, o
res de la fe. ¡Virtud sagrada!, gritan los ralidad para que nos sea permitido dejarles una persona corporal —con esto se ator- de realizar el absurdo, ha llevado a producir
apóstoles de la moral. en su interminable discusión. mentaron a sí mismos hasta la muerte. Tras un fantasma corporal, un fantasma o un
Ya se hable de la religión o de la moral, se el mundo existente buscaron la cosa en sí, el espíritu provisto de un cuerpo real, un fan-
Los que se mueven por intereses sagrados se tasma hecho carne.
trata siempre de un Ser Supremo; que este Ser ser, la esencia. Tras las cosas buscaron la
parecen muy poco. ¡Cuánto se diferencian los
Supremo sea sobrehumano o humano, poco no-cosa. ¡Cuánto se han martirizado los grandes ge-
ortodoxos estrictos o los viejos creyentes
de los combatientes por la verdad, la luz y el me importa; es en todo caso un ser superior a nios del cristianismo para aprehender esa
mí, un «supermío». Cuando se examina a fondo el menor fenó- apariencia fantasmagórica!
derecho, de los Filaletos, de los amigos de la meno, buscando su esencia, se descubre en
luz, etc.! Y, sin embargo, nada esencial, fun- Ya se trate la esencia humana o el Hombre, ella frecuentemente otra cosa muy distinta a Pero, a pesar de sus esfuerzos, la contradic-
damental, los separa. no habrá hecho más que dejar la piel de rep- su ser aparente. Un corazón mentiroso, dis- ción de dos naturalezas sigue siendo irreduc-
Si se ataca a tal o cual de las viejas verdades til de la vieja religión para revestir una nue- cursos pomposos y pensamientos mezquinos, tible: por un lado la divina, por el otro, la
tradicionales (el milagro, el derecho divino), va piel religiosa. etc. humana; de una parte el fantasma, de la otra
los más ilustrados aplauden y los viejos el cuerpo sensible; así se mantiene el más
Feuerbach nos enseña que desde el momento Y por lo mismo que se hace resaltar la esen- extraordinario de los fantasmas: una cosa
creyentes son los únicos que se lamentan. cia, se reduce lo aparente, hasta entonces
Pero si se ataca a la verdad misma, inmediata- en que uno invierte la filosofía especulativa, que no es una cosa.
es decir, que se hace sistemáticamente del mal comprendido, a una mera apariencia, un
mente todos se vuelven creyentes o se nos engaño. La esencia de este mundo, tan atrac- Quien se martirizaba el alma no era todavía
vienen encima. predicado el sujeto, y recíprocamente del un Espíritu; y ningún chamán de los que se
sujeto el objeto y el principio, se posee la tiva y espléndida, es, para el que busca en sus
Lo mismo ocurre con las cosas de la moral: profundidades, la vanidad, la vanidad es la torturan hasta el delirio furioso y el frenesí
verdad desnuda y sin velos.[14] para exorcizar un espíritu, ha experimentado
los creyentes son intolerantes, los cerebros esencia del mundo […].
ilustrados, se precian de ser más laxos; pero Sin duda, abandonando así el punto de vista las angustias que esa apariencia inaprensible
estrecho de la religión, abandonamos al Dios Ahora, quien es religioso no se ocupa de la produjo a los cristianos.
si a alguno se le ocurre tocar a la moral apariencia engañosa, de los vanos fenóme-
misma, todos hacen inmediatamente causa que en este punto de vista es sujeto; pero no
hacemos más que trocarlo por la otra faz nos, sino que busca la Esencia y cuando tiene Fue Cristo quien sacó a luz esta verdad: que
común contra él. Verdad, moral, derecho, esa Esencia, tiene la Verdad.
son y deben permanecer sagrados. del punto de vista religioso: lo moral. el verdadero Espíritu, el fantasma por exce-
No decimos ya, por ejemplo, Dios es el amor, lencia es el hombre. El Espíritu corpóreo es el
Lo que se halla de censurable en el cristianis- Las Esencias que se manifiestan bajo ciertos hombre, su propia esencia y lo aparente de su
mo, sólo puede haberse introducido en él pero sí que el amor es divino; e incluso si re- aspectos son las malas Esencias, las que se
emplazamos el predicado divino por su equi- esencia, a su vez, su existencia y su ser.
equívocamente, y no es cristianismo, dicen manifiestan bajo otros son las buenas.
los más liberales; el cristianismo debe que- valente sagrado permanecemos siempre en el Desde entonces el hombre, en general, no
punto de partida; no hemos dado ni un paso. La Esencia del sentimiento humano, por ejem- huye de los espectros que están fuera de él,
dar por encima de toda discusión, es la base plo, es el Amor; la Esencia de la voluntad
inmutable que nadie puede conmover. El amor sigue siendo para el hombre igual- sino de él mismo; es para sí mismo un objeto
humana, el Bien; la Esencia del pensamiento de espanto.
El herético contra la creencia pura no está mente el bien, aquello que lo diviniza, que lo es lo Verdadero, etc.
ya expuesto, es cierto, a la persecución de hace respetable, su verdadera humanidad (lo En el fondo de su pecho habita el Espíritu del
otros tiempos, pero ésta se ha vuelto contra que hace de él un hombre). O, para expresar- Lo que al principio se considera existencia, Pecado; el pensamiento más suave (y este
el herético que roza la moral pura. nos más exactamente, el amor es lo que hay como el mundo y lo que a él se refiere, apare- pensamiento mismo es un Espíritu) puede ser
de verdaderamente humano en el hombre y lo ce ahora como una pura ilusión, y lo que un diablo, etc. El fantasma se ha corporifica-
Desde hace un siglo, la piedad ha sufrido tan- que hay en él de inhumano es el egoísta sin existe verdaderamente es la Esencia, cuyo do, el Dios se ha hecho hombre, pero el hom-
tos asaltos, ha oído tan a menudo reprochar amor. reino se llena de dioses, de espíritus y de de- bre se convierte en el aterrador fantasma
a su esencia sobrehumana el ser simplemente Pero precisamente todo lo que el cristianis- monios, es decir, de buenas y de malas esen- que él mismo persigue, trata de conjurar,
inhumana, que no dan tentaciones de atacar- mo, y con él la filosofía especulativa, es de- cias. averiguar, transformar en realidad y en ver-
la. Y, sin embargo, si se han presentado ad- cir, la teología, nos presenta como el bien, bo; el hombre es Espíritu.
Desde entonces, este mundo invertido, el
versarios para combatirla, fue, casi siempre, no es en realidad el Bien (o, lo que viene a ser mundo de las Esencias, es el único que existe Que el cuerpo se reseque, con tal que el Espí-
en nombre de la moral misma, para destro- lo mismo, no es más que el bien); verdaderamente. El corazón humano puede ritu se salve. Todo depende del Espíritu y to-
nar al ser supremo. de modo que esta transmutación del predica- carecer de amor, pero su esencia existe: el da la atención se centra en la salvación del
Así, Proudhon[13] no duda en decir: do en sujeto no hace sino afirmar más sólida- Dios que es el Amor; el pensamiento humano Espíritu o del alma. […]
«Los hombres están destinados a vivir sin mente todavía el ser cristiano (el predicado puede extraviarse en el error, pero su esen-
cia, la Verdad, no por ello existe menos: Dios Tú no eres para mí un ser superior, y yo no lo
religión, pero la moral es eterna y abso- mismo contiene ya la esencia).
es la verdad. soy para ti. Puede suceder sin embargo, que
luta». […] El Dios y lo divino me atrapan más indisolu- cada uno de nosotros oculte un ser superior
Si mostramos que la religión está lejos de blemente aún. Haber desalojado al Dios de su que exija de nosotros un respeto mutuo. Así,
No conocer y no reconocer más que a las
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para tomar como ejemplo lo que hay en no- sas. ¡Fantasmas en todos los rincones! gués se imagine que está llamado por su des- las personas cultas, porque la cultura de un
sotros de más general, en nosotros vive «el tino a ser buen cristiano, fiel protestante, hombre está en relación con el interés que
Hombre». Este sería el lugar de hacer desfilar a esos ciudadano leal, hombre virtuoso, es exacta- adquiere por las cosas del Espíritu, y este
Si yo no viese al Hombre en Ti, ¿qué te tendría fantasmas, pero tendremos ocasión más ade- mente la misma idea fija. El que no se ha interés espiritual, si es fuerte, no es ni puede
que respetar? En verdad, tú no eres el hom- lante de evocarlos de nuevo, para verlos arriesgado jamás a no ser ni buen cristiano, ser menos que fanatismo; es un interés faná-
bre, no eres su verdadera y adecuada figura, desvanecerse ante el egoísmo. Podemos, pues, ni fiel protestante, ni ciudadano leal, ni hom- tico por lo que es sagrado (fanum). […]
no eres más que la envoltura perecedera que limitarnos a citar algunos como ejemplo bre virtuoso, está atrapado y confundido en Que se pregunte cómo se conduce hoy un
el Hombre presenta por algunas horas, y que para poner de manifiesto la actitud que adop- la fe, en la virtud, etc. hombre moral que cree haber acabado con
puede abandonar sin dejar de ser él mismo. tamos hacia ellos. Así como los escolásticos no filosofaban Dios, y que rechaza el cristianismo como al-
Sin embargo, ese ser general y superior, vive Sagrado ante todo es el Espíritu Santo; lue- más que dentro de los límites de la fe de la go gastado. Que se le pregunte si alguna vez
por el momento en ti. Así me apareces tú go, la Verdad, el Rey, la Ley, el Bien, la Majes- Iglesia, (y el Papa Benedicto XIV escribió volu- se le ha ocurrido poner en duda que las rela-
(cuya forma pasajera ha revestido un Espíri- tad, el Honor, el Orden, la Patria, etc. minosos tomos dentro de los límites de la ciones carnales entre hermano y hermana
tu inmortal). Tú en quien un Espíritu se mani- superstición papista), sin que la menor duda sean incesto, que la monogamia sea la verda-
fiesta sin estar ligado ni a tu cuerpo ni a esta desflorase su creencia; así también, los escri- dera ley del matrimonio, que la piedad sea un
La piedad o la moralidad tores amontonan volúmenes sobre volúme- deber sagrado, etc.
forma de aparición, como un fantasma. Por
ello no te considero como un ser superior y nes tratando del Estado, sin poner jamás en Se sentirá lleno de un virtuoso horror por
no respeto en ti más que el ser superior que ¡Hombre, tu cerebro está desquiciado! ¡Tienes tela de juicio la idea fija del Estado; la idea de que pudiese tratar a su hermana
albergas, es decir, el Hombre. alucinaciones! Te imaginas grandes cosas y te y nuestros periódicos rebosan de política, como mujer, etc. ¿Y de dónde proviene ese
Los antiguos no tenían, desde este punto de forjas todo un mundo de divinidades que porque están poseídos por la ilusión de que horror? De que cree en una ley moral. Esta fe
vista, ningún respeto para sus esclavos, por- existe para ti, un reino de Espíritus al que el hombre está hecho para ser un «zoón polí- está sólidamente anclada en él.
que no los consideraban como el ser supe- estás destinado, un Ideal que te llama. tikon». Cualquiera que sea la vivacidad con que se
rior que honramos hoy con el nombre de ¡Tienes la idea fija! Y los súbditos vegetan en su servidumbre, las levanta contra la piedad de los cristianos, él
Hombre. Para remediarlo, ellos descubrían personas virtuosas en la virtud, los libera- es igualmente cristiano en cuanto a la mora-
en los demás otros fantasmas, otros espíri- […] ¿A qué se llama, en efecto, una idea fija? les en «la humanidad», sin atacar jamás su lidad. Por su lado moral, el cristianismo lo
tus. El Pueblo es un ser superior al individuo, A una idea a la que está sometido el hombre. idea obsesiva con el escalpelo de la crítica. tiene encadenado, y encadenado en la fe.
es el Espíritu del pueblo. A este Espíritu hon- Si se reconoce tal idea como una locura, se
encerrará a su esclavo en un manicomio. Esos ídolos permanecen inquebrantables La monogamia debe ser algo sagrado, y el
raban los antiguos y el individuo no tenía sobre sus anchos pies, como las manías de un bigamo será castigado como un criminal; el
más importancia para ellos que la de estar a Pero ¿qué son la verdad religiosa, de la que loco, y el que los pone en duda juega con los que se entregue al incesto, cargará con el
su servicio o al de un Espíritu semejante: el no puede dudarse, la majestad (la del pue- vasos sagrados del altar. Digámoslo una vez peso de su crimen.[12] […] Incesto, monogamia,
Espíritu de Familia. blo, por ejemplo), que no puede atacarse (se más: ¡Una idea obsesiva es lo verdaderamente ¿no son otros tantos dogmas?
Por amor a este ser superior, al Pueblo, se cometería entonces un delito de lesa majes- sagrado!
tad), la virtud, a la que el censor de la mora- Que se lo trate de rozar y se descubrirá en
concedía algún valor a cada ciudadano. Del este hombre moral el fondo de un inquisidor
mismo modo que tú estás santificado a nues- lidad no tolera el menor ataque? ¿No son ¿Tropezamos siempre con poseídos del diablo,
otras tantas ideas obsesivas? que envidiarían Krummacher o Felipe II. Estos
tros ojos por el Hombre que se manifiesta en o encontramos también usualmente poseídos defendían la autoridad religiosa de la Igle-
ti como un fantasma, así también se estaba en ¿Y qué es, por ejemplo, ese loco palabrerío de especies contrarias, poseídos por el Bien, sia, él defiende la autoridad moral del Esta-
aquel tiempo santificado por tal o cual otro que llena la mayor parte de nuestros periódi- la Virtud, la Moral, la Ley o cualquier otro do, las leyes morales sobre las que el Estado
ser superior: el Pueblo, la Familia, etc. cos, sino el lenguaje de locos, a quienes he- principio? reposa;
Si yo te doy atenciones y cuidados, es porque chiza una idea obsesiva de legalidad, de mora- Las posesiones diabólicas no son las únicas:
lidad, de cristianismo, etc., locos que no pa- tanto uno como el otro condenan en nombre
te quiero, es porque encuentro en ti el ali- si el diablo nos tira por una manga, Dios nos de artículos de fe: a cualquiera que actúe de
mento de mi corazón, la satisfacción de mi recen estar libres más que por el tamaño del tira por la otra, por un lado la tentación,
patio en que tienen sus recreos? modo perjudicial para la fe que ellos defien-
deseo; si te amo, no es por amor a un ser su- por otro la gracia, pero cualquiera que sea den se le aplicará la deshonra debida a su
perior de quien seas la encarnación consa- Que se intente convencer a tal loco acerca la que opere, los poseídos no están menos crimen y se le enviará a pudrirse en una casa
grada, no es porque vea en ti a un fantasma y de su manía e inmediatamente habrá que pro- encarnizados en su opinión. de corrección, en el fondo de un calabozo. La
adivine un Espíritu; Te amo por el goce; es a ti tegerse el espinazo contra su maldad; […] creencia moral no es menos fanática que la
a quien amo porque tu esencia no es nada Roban primero las armas, roban la libertad ¿La palabra «posesión» es desagradable? Di-
religiosa.
superior, no es ni más elevado ni más general de palabra y luego se arrojan sobre noso- gámosle obsesión. O bien, ya que es el Espíritu
que tú; es única como tú mismo, porque tú lo el que los posee y les sugiere todo, llámesele ¿Y se llama libertad de conciencia a que un
tros con las uñas. Cada día muestra mejor la hermano y una hermana sean arrojados a
eres. cobardía y la rabia de esos maniáticos, y el inspiración, entusiasmo.
una prisión en nombre de un principio que su
pueblo imbécil les regala sus aplausos. […] Yo agrego que el entusiasmo en su plenitud,
No sólo el hombre es un fantasma; todo está conciencia había rechazado?
Que un pobre loco alimente en su celda la porque no puede tratarse de entusiasmo po-
hechizado. El ser superior, el Espíritu que se bre o a medias, se llama fanatismo. —¡Pero daban un ejemplo detestable!—
agita en todas las cosas, no está ligado a ilusión de que es Dios Padre, el Emperador
del Japón o el Espíritu Santo, o un buen bur- Claro que sí, porque podía suceder que otros
nada y no hace más que aparecer en las co- El «fanatismo» es particularmente propio de descubrieran, gracias a ellos, que el Estado

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