Tutorar, tutorear o tutorizar.Tutoradas, tutoreadas o tutorizadas.
A propósito de la amable observación que me hace el Doctor Oleary Sánchez
acerca del inadecuado uso del término “Tutoradas” en lugar de “Tutorizadas”; observación que agradezco, pues entiendo que lo hace con la mejor intención y preocupado por el correcto uso del idioma, sobre todo en un contexto académico donde se desarrollan tareas relacionadas con la “tutoría” en el proceso de elaboración de Trabajos Especiales de Grado (TEG) y Tesis Doctorales (TD). Al respecto diría, que el uso de estos términos en el castellano doméstico institucional constituye un ejemplo de la diversidad de criterios que emergen, particularmente, en el caso de la tutoría antes mencionada, en las distintas instituciones de educación superior venezolanas. Para resolver el asunto en cuestión es necesario, en primer lugar, tener claro qué o quién es objeto de “tutoría”. Sobre el particular el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) indica que “Tutor”, en una primera acepción, es la persona que ejerce tutela; en una segunda acepción, es la persona que ejerce las funciones señaladas en la legislación antigua al curador; y en una tercera acepción, es la persona encargada de orientar a los alumnos de un curso o asignatura. Y “Tutoría” según el mismo diccionario, es el ejercicio de la tutela, autoridad del tutor o ejercicio del cargo de tutor. De lo anterior se entiende, que la tutoría se ejerce sobre una persona en relación con un proceso determinado, que para el presente caso consiste en la elaboración de un TEG o una TD; por lo tanto, el tutor ejerce la tutela, el cuidado y la orientación; es decir, la tutoría, sobre un persona que se encuentra realizando un proceso de investigación, cuya expresión escrita es un TEG o una TD. En relación con los verbos “Tutorar”, “Tutorear” y “Tutorizar” es importante señalar que el único de ellos reflejado en el DRAE hasta mayo del 2012 era el verbo “Tutorar”, con el significado de poner tutores o rodrigones a las plantas para mantenerlas derechas. Este verbo en una interpretación amplia y extensiva se ha aplicado tradicionalmente en los procesos de asesoría y orientación a los investigadores obligados a presentar TEG y TD. No fue sino hasta junio del 2012 cuando se incorporó el verbo “Tutorizar” al DRAE con el significado de ejercer una tutoría (sobre los alumnos de un curso o asignatura). En este ejercicio el profesor atiende a las características de cada alumno que tutoriza. Según esto estamos en presencia de un acto esencialmente pedagógico, y no ante la asesoría de un TEG o una TD, cuyas actividades se desarrollan bajo principios andragógicos de horizontalidad, sinergia, libertad reflexiva y analítica; y en consecuencia el término “Tutorizar” es poco aplicable para este proceso ubicado en un nivel educativo donde no hay solo aprendizaje, sino fundamentalmente construcción de la ciencia, lo que requiere orientaciones de otra naturaleza. Sin embargo, el término ha venido siendo utilizado en muchas instituciones y por muchos tutores para referirse a la acción de orientar y acompañar a quienes realizan estudios de especialidad, maestría y doctorado, en la tarea de elaborar su TEG o su TD. Esta práctica en lugar de invalidar o sustituir el uso del verbo clásico “Tutorar”, construido con el sustantivo “Tutor”, a manera de radical, y la desinencia de los verbos terminados en “ar”, que tradicionalmente se ha venido aplicando para significar el ejercicio de la tutoría en procesos de investigación, lo que hace es confirmar, por una parte, el aporte que representa la diversidad de criterios y usos distintos de la lengua, en su natural evolución; y por otra, el principio del lenguaje como una entidad dinámica, cuya formación se debe más al uso que a la regla, tal como lo expresa Ángel Rosenblat en su obra “Buenas y malas palabras”. Este fenómeno de la diversidad de criterios en el uso de los verbos “Tutorar”, “Tutorear” y “Tutorizar” se evidencia, por ejemplo, en las Normas Para la Elaboración del Trabajo Especial de Grado de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), que en su artículo 3 señala: “El Trabajo Especial de Grado puede ser desarrollado bajo dos modalidades, Tutorizado o no Tutorizado”; Mientras que el Doctor Magín Orlando Rodríguez Pérez, quien fuera profesor de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) publicó en el año 2001 un libro cuyo título es “Estrategia exitosa para tutorear investigaciones”. De igual forma el Doctor Freddy Aquino, profesor de la UNESR y de la UPEL, en su libro “Sistema de Tutoría en la Investigación Social” utiliza el término “Tutorar” para designar la asesoría, el acompañamiento y seguimiento de los tutores a quienes realizan estudios de postgrado en esas universidades. Seguramente veremos en un futuro cercano, que también el verbo “Tutorear” será aceptado por la Real Academia de la Lengua Española debido al uso frecuente del vocablo y tendremos entonces tres palabras sinónimas. Como podrán darse cuenta, no hay tal error en la utilización de la palabra “tutoradas” que aparece en mi artículo publicado por este mismo medio bajo el título “La última palabra”, pues esta no es más que un participio femenino plural derivado del clásico verbo “Tutorar”. No obstante debo admitir que los distintos criterios sobre este asunto, generan confusión entre tutores e investigadores, que debe ser disipada mediante análisis y posiciones bien fundadas.