Está en la página 1de 8

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la educación Universitaria


Ministerio del Poder Popular para el Progreso Social del Trabajo

Instituto Venezolano de los Seguros Sociales “May Hamilton”


Programa Nacional de Formación de Terapia Ocupacional
Trayecto II sección A

DESARROLLO DE LA EPIDEMIOLOGIAY SABERES Y PRÁCTICAS

Docente: Autor(es):

Jorge Páez Bárbara Amundarain C.I:27.235.158

Maira Torres C.I:26.478.797

Vanessa Romero C.I:26469480

CARACAS, MAYO/ 2019


La epidemiologia es aquella rama de la medicina que estudia el desarrollo epidémico y la
incidencia de las enfermedades infecciosas en la población, Con esto entendemos que su
propósito es el describir y explicar la dinámica de la salud poblacional, permitiendo intervenir
en su curso natural. La epidemiología logra estos propósitos al investigar la distribución,
frecuencia y determinantes de las condiciones de salud en las poblaciones humanas así como
las modalidades y el impacto de las respuestas sociales instauradas para atenderlas. Los
estudios epidemiológicos incluyen todos aquellos eventos relacionados directa o
indirectamente con la salud, comprendiendo este concepto en forma amplia.

Para hablar sobre el desarrollo histórico de la epidemiología, podemos empezar por el origen
de este término; la palabra epidemiología, la cual surge de los términos griegos “epi”
(encima), “demos” (pueblo) y “logos” (estudio), etimológicamente significa el estudio de
“lo que está sobre las poblaciones”. La primera referencia propiamente médica de un término
análogo se encuentra en Hipócrates (460-385 a.C.), quien usó las expresiones “epidémico” y
“endémico” para referirse a los padecimientos según fueran o no propios de determinado
lugar.

Pero debemos tomar en cuenta que la transición de la epidemiologia en una ciencia no ocurrió
en un corto periodo, de hecho, este cambio tardo varios siglos; aunque aún hoy, es vista como
una ciencia joven. A principios del siglo XX el epidemiólogo inglés Clifford Allchin Gill
comentaba que esta disciplina, a pesar de su antigua ascendencia, se hallaba aún en la
infancia. Como muestra de ello, afirmaba que los escasos logros obtenidos por la disciplina
en los últimos 50 años no le permitían reclamar un lugar entre las ciencias exactas; que apenas
si tenía alguna literatura especializada.

Las plagas, pestes y epidemias, han sido estudiadas a lo largo de los años como fenómeno
poblacional, dado es el caso de El Papiro de Erbes, que menciona fiebres pestilente que
culminaron con gran parte de la población que se localizaba en los límites del Nilo alrededor
del año 2000 a.C, siendo el escrito más antiguo de padecimiento colectivo hasta la fecha. La
aparición de plagas a lo largo de la historia también fue registrada en la mayoría de los libros
sagrados, como en la Biblia, el Talmud y el Corán, que además de esto, contienen las primeras
normas para prevenir las enfermedades contagiosas, como el lavado de manos y alimentos,
la circuncisión, el aislamiento de enfermos y la inhumación o cremación de los cadáveres.

Pensadores y escritores tanto griegos como latinos de la antigüedad hicieron referencia del
surgimiento de las llamadas pestilencias, uno de los textos más llamativos fue el de la plaga
de Atenas, que asoló esta ciudad durante la Guerra del Peloponeso en el año 430 a.C. y que
Tucídides relata vivamente. Una característica resaltante en estas descripciones es que dejan
en claro que gran parte de la población creía firmemente que muchos padecimientos eran
contagiosos, a aunque los médicos de la época pusieran escasa atención en el concepto de
contagio.Más adelante, En el siglo XIV la aparición de la pandemia de peste bubónica o
peste negra que azotó a Europa, finalmente produjo la aceptación del término “epidemia”,
para referirse a la presentación de un número inesperado de casos de enfermedad.

El intento por descubrir el origen y desarrollo de las enfermedades dieron como resultado la
creación de diversas obras médicas durante los siglos posteriores al Renacimiento. En 1546,
el medico Girolamo Fracastoro publicó su libro, “De contagione et contagiosis morbis et
eorum curatione”, en donde se, por primera vez las enfermedades que en ese momento podían
calificarse como contagiosas, entre estas estaban la sarna, lepra, tisis, rabia, erisipela, viruela,
etc. Siendo el primero en establecer claramente el concepto de enfermedad contagiosa, en
proponer una forme secundaria de contagio a la transmisión de lo que denominó “seminaria
contagiorum”, y en establecer tres formas posibles de infección.

Estas formas posibles de infección establecidas por Francato son: por contacto directo (como
la rabia y la lepra), por medio de fomites transportando los seminaria prima (como las ropas
de los enfermos), y por inspiración del aire o miasmas infectados. Además, este médico
italiano también se encargó de establecer en forma precisa las diferencias, entre los conceptos
de infección, como causa, y de epidemia, como consecuencia. En 1580, el médico francés
Guillaume de Baillou publicó el libro “Epidemiorum” el cual contenía la relación completa
de las epidemias de sarampión, difteria y peste bubónica aparecidas en Europa entre 1570 y
1579, sus características y modos en los cuales se propagaban. Los trabajos realizados por
Baillou tuvieron un importante impacto en la práctica médica de todo el siglo XVII.

El surgimiento de las estadísticas sanitarias se encontró con un increíble avance en las


ciencias naturales y que se reflejó en las delicadas descripciones clínicas de la disentería, la
malaria, la viruela, la gota, la sífilis y la tuberculosis; las cuales fueron escritas entre 1650 y
1676 por el inglés Thomas Sydenham. Sus trabajos resultaron fundamentales para el
reconocimiento de estas patologías como entidades distintas y dieron origen al sistema actual
de clasificación de enfermedades. En su libro “Observationes medicae”, Sydenham
declaraba, que si la mayoría de las enfermedades podían ser agrupadas siguiendo criterios de
“unidad biológica” también era posible reducirlas a unos cuantos tipos. Cosa que hacen los
botánicos en sus libros sobre las plantas.

Las propuestas clasificatorias ideadas por Sydenham se hallaron fortalecidas casi de


inmediato, cuando su coterráneo John Graunt analizó, en 1662, los reportes semanales de
nacimientos y muertes observados en la ciudad de Londres y el poblado de Hampshire
durante los 59 años previos, identificando un patrón constante en las causas de muerte y
diferencias entre las zonas rurales y urbanas. Además Graunt, disponiendo de poca
información logró inferir que regularmente nacían más hombres que mujeres, que había una
clara variación estacional en la ocurrencia de las muertes y que 36% de los nacidos vivos
morirían antes de cumplir los seis años.
Por la misma época, el economista William Petty, publicó trabajos relacionados con los
patrones de mortalidad, natalidad y enfermedad entre la población inglesa, y propuso por
primera vez. Los trabajos de Graunt y Petty resultaron fundamentales para establecer los
sistemas de recolección y organización de la información que los epidemiólogos actuales
usan para desarrollar sus observaciones, y años más tarde, los estudios de enfermedad
poblacional realizados bajo estos métodos resultaron en la elaboración de diversa “leyes de
la enfermedad”, las cuales originalmente hacían referencia se a la probabilidad de enfermar
a determinada edad, a la probabilidad de permanecer enfermo durante un número específico
de días y a la probabilidad de fallecer por determinadas causas de enfermedad.

Sin embargo, estas tablas, derivan directamente de las acciones desarrolladas por las
compañías aseguradoras para fijar adecuadamente los precios de los seguros de vida,
comunes en Inglaterra y Gales desde mediados del siglo XVII. Entre los más famosos
constructores de tablas de vida para las compañías aseguradoras se encuentran: el astrónomo
británico Edmund Halley, descubridor del cometa que lleva su nombre y que en 1687
sufragara los gastos de publicación de su amigo Isaac Newton; y el periodista Daniel Defoe,
autor de “Diario del año de la peste”, el cual fue un relato extraordinario sobre la epidemia
londinense de 1665.

El proceso matemático que condujo a la elaboración de “leyes de la enfermedad” inició, sin


embargo, con el análisis de la distribución de los nacimientos. En el año 1710, el médico y
escritor escocés John Arbuthnot, continuando los trabajos de Graunt y Petty, demostró que
la razón de nacimientos entre varones y mujeres era siempre de 13 a 12, independientemente
de la sociedad y el país en el que se estudiaran. Para Arbuthnot, esta regularidad no era un
producto que ocurría al azar, y tenía que ser una “disposición divina” dirigida a balancear el
exceso de muertes masculinas debidas a la violencia y la guerra.

Siguiendo los métodos de enumeración planteados por Graunt, Petty y Arbuthnot, el


sacerdote alemán J.P. Sussmilch redactó diversos tratados entre 1741 y 1775. Para Sussmilch,
la regularidad que se hallaba en el volumen de nacimientos por sexo, era una “ley estadística”
y debían existir leyes parecidas a esa, lo suficientemente competentes para explicar el
desarrollo de toda la sociedad. Prontamente surgió la idea de una “ley de mortalidad” y luego
de esto, surge la teoría de que habría leyes para todas las desviaciones sociales, como el
suicidio, el crimen, la vagancia, la locura y, naturalmente, la enfermedad.

Por otra parte, en el siglo XIX, se habían publicado trabajos que hacían empleo de la
enumeración estadística. Uno de ellos, fue un trabajo de James Lind, publicado en 1747,
donde realizó un trabajo que demostró los causantes de la enfermedad llamada escorbuto,
llegando a la conclusion de que dicha enfermedad era producida por el deficiente consumo
de cítricos, mientras que Daniel Bernoulli en el año 1760 realizó un trabajo afirmando que la
variolación era la solución para la viruela.
Sin embargo, el representante de los estudios sobre la regularidad estadística, más destacado
del siglo XIX fue el astrónomo, matemático y sociólogo belga Adolphe Quetelet, quien se
basó en los estudios realizados por Poisson y Laplace para identificar los valores promedio
de diversos fenómenos biológicos y sociales. Como resultado, Quetelet transformó
cantidades físicas conocidas en propiedades ideales que seguían comportamientos regulares,
con esto, inauguró los conceptos de término medio y normalidad biológica, categorías usadas
frecuentemente durante la inferencia epidemiológica.

El modelo de causalidad de Frank Bird se caracteriza por su insistencia, casi obsesiva, en


encontrar el origen de los accidentes. De ahí que el modelo en sí se haya construido sobre la
base de la pregunta “¿por qué?”, que se vuelve a repetir y a repetir en cuanto se tiene la
respuesta a la pregunta anterior. La epidemiologia basándose en las otras ciencias adopto este
modelo, por lo que gracias a eso se comenzó a utilizar como método de estudio para
enfermedades infecciosa. Con el pasar de los años esta empezó a abrir su campo hasta que se
consideró un fenómeno para grandes masas, lo que conllevo a que se incluyeran técnicas
estadísticas avanzadas incluyendo en el estudio los fenómenos aleatorios y estocásticos, de
la teoría de la probabilidad.

En el siglo XX el mundo y la medicina descubrieron que no podían eliminarse todas las


enfermedades a base de antibióticos y vacunas, volvió a replantearse el modelo dominante
de entender el origen de las enfermedades. Unos optaron por reelaborar el modelo a partir de
una epidemiología que considera la enfermedad como resultado de la suma de factores de
riesgo individuales, universales y desconectados del entorno social y las condiciones de vida
(se agruparían alrededor de la llamada “teoría de la caja negra”).
Y otros, se empeñaran en demostrar que tampoco las enfermedades crónicas (como la
diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, la cirrosis hepática, el cáncer,
las enfermedades mentales, etc.) se distribuyen aleatoriamente entre las clases sociales.
Partiendo de la herencia de la Medicina Social, desarrollada en la primera mitad del siglo
XX, surge una nueva corriente de epidemiólogos sociales, que, a partir de la crítica de la
epidemiología dominante, exploran diferentes aproximaciones teóricas y metodológicas
Algunas desde la misma base conceptual y metodológica positivista-cuantitativa, otras
buscando un mestizaje con las ciencias sociales. La red de causalidad es un término clave
en epidemiología, el estudio de los resultados de la distribución de la salud en una población
determinada. El modelo de red muestra que las enfermedades no son propagadas al azar en
ningún grupo, pero que aislar cómo están distribuidas requiere el estudio de muchos factores.
Cuando hablamos de "riesgo" como objeto de conocimiento de la ciencia epidemiológica,
es con el objetivo de sistematizar sus aspectos lingüísticos, epistemológicos y metodológicos,
compilando para ello contribuciones anteriores de los autores. En primer lugar, los sentidos
del término "riesgo" son analizados desde un punto de vista etimológico y semántico,
evaluando su utilización en la constitución de discursos sociales comunes. En segundo lugar,
el concepto epidemiológico de riesgo es enfocado desde una perspectiva hermenéutica,
explicitando los ejes epistemológicos y los elementos conceptuales involucrados en la
construcción del discurso epidemiológico. En tercer lugar, se discuten correlaciones teóricas,
metodológicas y políticas entre el objeto riesgo, conceptos de salud y teorías críticas de la
sociedad, apuntando a una evaluación de perspectivas y desafíos para futuros desarrollos del
campo científico de la epidemiología.

El objetivo como los métodos de estudio de la epidemiología se han modificado a lo largo


de los años. Comenzando con el estudio de las plagas, para luego explicar la dinámica de la
salud poblacional, estudiando sus elementos, las fuerzas que la gobiernan y generando ideas
para realizar acciones para intervenir en su desarrollo.

La nueva epidemiología tiene como propósitos, la descripción de las condiciones de salud


de la población y la explicación de las causas de enfermedad poblacional, la predicción del
volumen de enfermedades que ocurrirá, así como su distribución al interior de los
subgrupos de la población, y por último la prolongación de la vida sana mediante
el control de las enfermedades en la población afectada y la prevención de nuevos casos
entre la que está en riesgo. Además también busca generar maneras adecuadas y detallistas
para realizar las tareas.

Epidemiologia, saberes y prácticas: un análisis crítico

La epidemiología es una disciplina científica que estudia la distribución, la frecuencia, los


determinantes, las predicciones y el control de los factores relacionados con la salud y con
las distintas enfermedades existentes en poblaciones humanas específicas.

La epidemiología que, en sentido estricto, podría denominarse epidemiología humana- ocupa


un lugar especial en la intersección entre las ciencias biomédicas y las ciencias sociales, e
integra los métodos y principios de estas ciencias para estudiar la salud y controlar las
enfermedades en grupos humanos bien definidos, determinantes de enfermedades en
poblaciones humanas, los modelos causales en epidemiología son los sistemas conceptuales
y teóricos sobre los cuales se ha estructurado la investigación y el desarrollo de la
Epidemiología como ciencia mediante éstos se ha abordado el estudio del objeto disciplinar
de la epidemiología durante la historia de la Epidemiología, dos modelos han imperado en
diferentes momentos de la historia.

Éstos se han relacionado con el paradigma de salud dominante, los intereses políticos y
económicos de la clase dominante, y la configuración y problemáticas de salud específicas
para cada momento histórico, Hasta ahora la epidemiología ha tenido que vencer importantes
limitaciones a la hora de hacer extensivo su campo de actuación a exposiciones poco
convencionales o nuevas.

La revolución tecnológica de las últimas décadas ha producido


nuevos valores de utilidad incuestionable informática, telecomunicaciones, procesos produ
ctivos - que son fuente, al mismo tiempo, de nuevas exposiciones de naturaleza desconocida
para la salud. Pero ahora los avances técnicos permiten también, si se desea, realizar un
acúmulo ordenado de información que permita monitorizar tanto las nuevas exposiciones
como las formas -nuevas o viejas- de enfermar.

Es el momento de utilizar estos avances, de forma integrada, para el progreso social, Si cada
empresa de investigación necesita revisar permanentemente sus supuestos teóricos y su
propio objeto de estudio, es evidente que, en el caso de la Epidemiología, estas demandas
también deben estar presentes en el interés por un diálogo transdisciplinario, tal como
requiere el estudio del proceso salud-enfermedad, En las ciencias sociales y la reflexión
filosófica, el problema de la causalidad social ha sido siempre polémico y complejo. Ante la
dificultad de aplicar las leyes de la naturaleza a la esfera social, orientada desde intereses y
conductas en permanente confrontación y cambio, Kant, por ejemplo, señalaba la pertinencia
de evaluar las acciones sociales desde imperativos éticos.

La causalidad social es desde entonces más cercana a una preocupación por las "finalidades",
pese a que en su descripción, por lo menos en el siglo xix, acoja el modelo evolutivo
desarrollado por la biología. La verdad histórica de Hegel así como la dialéctica del conflicto
descrita por Marx, son tributarias de esa forma de pensar. La epidemiología actual exige
avances técnicos también en la medición de las nuevas exposiciones,
reclama inversiones suficientes en investigación epidemiológica de los nuevos riesgos y
defiende, junto a las organizaciones de consumidores, el derecho de los ciudadanos a elegir
libre e informada mente sus alimentos, su entorno, las exposiciones a las que voluntariamente
se somete. Todo estudio epidemiológico está sujeto a un cierto margen de error, por lo que
será muy importante conocer cuáles son sus fuentes principales y los diferentes
procedimientos que pueden ser utilizados para minimizar su impacto en los resultados. Los
errores se pueden clasificar en dos grandes tipos: los errores no aleatorios o sistemáticos y
los errores aleatorios (no sistemáticos); ambos tipos de error, de no controlarse
adecuadamente, pueden comprometer la validez del estudio.

El error aleatorio (no sistemático) ocurre cuando las mediciones repetidas, ya sean en un
mismo sujeto o en diferentes miembros de la población en estudio, varían de manera no
predecible, mientras que el error sistemático (no aleatorio) ocurre cuando estas medidas
varían de manera predecible y, por lo tanto, se tiende a sobre o subestimar el valor verdadero
en medidas repetidas. La analogía que se utiliza para describir ambos conceptos es la práctica
de "tiro al blanco" donde el punto medio del objetivo es el valor verdadero en la población
blanco y los "disparos" son las diferentes mediciones que se realizan en la población en
estudio para estimar dicho valor verdadero.

Un buen tirador cuya arma no está bien calibrada apuntará al blanco equivocado, podrá ser
muy preciso (todos los disparos dan en el mismo lugar), pero ninguno de ellos da en el blanco
correcto.
Esto corresponde al error sistemático. Por otra parte, un tirador con mano temblorosa, pero
con un arma bien calibrada, estará apuntando al blanco correcto aun cuando sus disparos no
den en el punto medio del blanco seleccionado.

Se puede aplicar la analogía descrita en el contexto de un estudio epidemiológico cuyo


principal objetivo es determinar las concentraciones de plomo en sangre en la población
general. Suponga que en este estudio participan cuatro laboratorios y un laboratorio de
referencia en el cual se repite un cierto porcentaje de las determinaciones de plomo.

Los estudios de casos y controles son particularmente susceptibles a este tipo de sesgo ya que
en la mayoría de sus aplicaciones se trata de estudios retrospectivos. En el contexto de este
tipo de estudios, cualquier factor que influya sobre la probabilidad de selección, ya sea como
caso o control, y que a su vez esté relacionado con la exposición en estudio, será una posible
fuente de sesgo de selección.

La epidemiología actual sabe comunicar los riesgos a la población de una forma clara,
incluyendo el saber comunicar la incertidumbre y el desconocimiento. Son nuevos retos para
un nuevo tiempo y la epidemiología actual ha de mostrar su liderazgo e iniciativa.

También podría gustarte