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Opción 1
*1 rebanada de pan tostado
*1 vaso de leche
*1 manzana, pera o plátano (puedes involucrar al menor y que decida la de su preferencia)
*1-2 huevos puedes prepáralos con jamón de pavo, frijoles etc.
Opción 2
*1 taza de fruta de manzana, pera o melón agregando media taza de yogurt
*1-2 quesadillas de tortilla de maíz con queso Oaxaca o 1-2 enfrijoladas
COLACION 1
Opción 1
*1 taza de uvas
½ sándwich de pechuga de pavo con queso panela, jitomate y lechuga
Opción 2
*2 guayabas o 2 galletas de avena o una palanqueta
*queso en cuadritos o dos rollitos de pechuga de pavo con queso
COMIDA
Opción 1
Sopa de verduras
½ taza de pasta
Fajitas de pollo
Zanahorias al vapor
1 taza de sandia
Opción 2
Sopa de granito de elote
2 albóndigas
Puré de papa
Ensalada de jícama
Gelatina
COLACION 2
Opción 1
Jugo
de fresas y leche de almendras
Opción 2
1 manzana o palanqueta
CENA
Opción 1
2 molletes
1 vaso de leche
Opción 2
1 sincronizada de tortilla de maíz
1 vaso de leche
Recuerda que puedes variar mucho el menú de tus hijos para que no se aburran y
preguntarles que se les antoja para incluirlos en su plan alimenticio
Espero que sea de ayuda esta guía
Pati Vargas
#ALaVidaSoloLePidoVida
11 de diciembre de 2013
Imagen: fivehanks
Para planificar la dieta de los niños que hacen deporte extraescolar debemos considerar dos
cuestiones importantes: los peques requieren más energía calórica que los adolescentes
y adultos deportistas porque utilizan más grasa, y menos carbohidratos durante una sesión
prolongada de ejercicios. A esto se suma que en su dieta deben estar presentes todos los
nutrientes de una dieta equilibrada sin excusas (las proteínas, los carbohidratos, los minerales,
las vitaminas, las grasas, la fibra y el agua), por lo que habrá que esforzarse en educar en los
mejores hábitos dietéticos. En este artículo vamos a repasar la alimentación saludable,
ofrecer algunos trucos para ponerla en práctica con mayor rigor y definir cómo han de
comer los pequeños deportistas antes de una competición o un partido.
El doctor explicó que se trata de una cuestión de desgaste. La coordinación -o, para ser más
precisos, la falta de coordinación- de los movimientos de un niño le lleva a multiplicar la
contracción muscular, con lo que requiere casi un 30% más de energía por kilogramo de masa
corporal para realizar ejercicios. De igual modo, durante actividades cortas e intensas los
niños parecen depender más del metabolismo aeróbico (la grasa es la fuente más
predominante de energía) que del metabolismo energético anaeróbico (en el que el glucógeno
muscular, o reserva de hidratos de carbono, es la fuente de energía principal).
¿Cómo poner en práctica este conocimiento? El primer paso es tomar conciencia de que los
niños que realizan deporte de manera habitual precisan ingerir más calorías o, lo que es igual,
más energía. La mejor fórmula es convertir en aliadas a las grasas. Para ello hay que
descartar por completo las grasas trans y elegir las más sanas. En términos generales, es
optar a diario por las siguientes sugerencias:
Frutos secos en pequeñas dosis (3-4 nueces, 6 avellanas o almendras...) y semillas (como
pipas de girasol o de calabaza) machacadas y añadidas a ensaladas, cremas y purés.
Aguacate o guacamole untado en las tostadas, o acompañado de colines para untar a modo
de almuerzo o merienda...
Pescado azul. Se puede batir con queso fresco o tofu y convertirlo en paté de atún (se
prescindiría del tabasco y la nata de la receta), de sardinas o de anchoas...
Aceite de oliva virgen extra como condimento y aderezo de las comidas.
En paralelo, olvidar la bollería industrial (mejor sustituir por bocadillos caseros), limitar los
embutidos (hay infinidad de alternativas saladas mucho más saludables para rellenar el pan
del bocadillo) y los patés más concentrados en grasas saturadas.
Además de buscar la hidratación a través del consumo de agua y de frutas frescas (¡no olvidar
una pieza en el desayuno o en el almuerzo!), hay que incluirlo en meriendas, comidas y cenas.
Las sugerencias son múltiples, coloridas, sabrosas y fáciles de hacer: zumos naturales,
gelatinas sin azucarar -se puede usar el agar-agar como espesante para elaborar una
deliciosa macedonia de frutas-, sopas calientes o sopas frías.
Una opción para relacionar hidratación y deporte es incluir en la mochila de deporte una
botellita de agua, o agua con un poco de zumo natural y una pizca de sal para que tenga
mejor sabor, y que cojan el hábito de tomársela a lo largo de los entrenamientos, durante el
ejercicio y después de este. La meta de vaciar la botella ayuda a adquirir el hábito. Lo óptimo
es lograr que beban líquido cada 15 o 20 minutos aunque no tengan sed. No se debe caer en
la tentación de iniciar a los niños a tomar bebidas para deportistas ni bebidas energéticas,
dado que contienen una cantidad desmesurada e innecesaria de azúcares, lo que les induce a
los niños a adquirir un mal hábito y un gusto demasiado marcado por el sabor dulce.
De los minerales, calcio y hierro
Los niños están creciendo. Sus huesos y sus músculos necesitan minerales que refuercen su
desarrollo. En el caso de los deportistas, someter el cuerpo a esfuerzos habituales exige una
atención especial a evitar la falta de hierro y calcio. El déficit del primero supera el 15% de
la población infantil y los pediatras advierten de que provoca dificultades de concentración,
ansiedad y estrés.
Hierro. Ternera, potro, jamón serrano de calidad; en pescado y marisco, mejillones, verduras
de hoja verde, legumbres, cereales integrales, frutos secos y semillas, y frutas (ricas en
vitamina C que favorecen el aprovechamiento orgánico del hierro de los vegetales),
favorecen la nutrición orgánica de este mineral. No es preciso suplementar, salvo si lo indica
el pediatra, pero sí en una dieta se priorizarán estos alimentos saludables.
Calcio. Este mineral es el principal alimento para los huesos -junto con otros no menos
importantes, como magnesio y fósforo-, y está presente en un grupo amplio de alimentos.
Los lácteos (leche yogur, cuajada, queso, etc.) no han de contemplarse como fuente única o
exclusiva, por lo que estar atento al calcio no es sinónimo de incurrir en el consumo de
mucha leche y derivados. Conviene optar por añadir a las recetas frutos secos y semillas y
consumir más integrales (si los niños se inician con el arroz integral y la pasta, no distinguen
la diferencia con los refinados, y se están nutriendo mejor). Verduras de hoja verde y
legumbres también son buena fuente de calcio.
Después del ejercicio hay que reponer energía y agua. En los primeros 15 minutos, justo después
de terminar el partido o la competición, beber agua, y optar por fruta. Para la comida, hidratos y
proteínas, o dicho de otra forma, un buen plato de pasta o arroz, un yogur y un plátano. Y por
supuesto, hidratarse bien. Agua, agua y agua.