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La guía anticáncer: bases para empezar a

hacer cambios en tu alimentación


Cada vez más estudios demuestran que la alimentación tiene un papel importante en el
tratamiento del cáncer. La dieta es uno de los factores más fáciles de modificar ya sea desde
la prevención o la enfermedad.

Inicio › Cáncer 6 de julio 2015 | Actualizado el 7 de octubre 2016 por Jordina


Casademunt

Parte I: Alimentos sí, alimentos no

Parte II: Cocciones, conservaciones y hábitos saludables

Y aunque sepamos que cada persona es única y tiene unas necesidades individuales que se
deben trabajar de manera personalizada, hay unas recomendaciones básicas para todos
aquellos que buscamos mejorar nuestro estado de salud, tanto desde la prevención como
desde la enfermedad. Es lo que nosotros (el equipo de Khuab) recogemos en una guía que
llamamos “el ABC anticáncer”, unas bases para que todos puedan empezar a hacer cambios
en la dieta de manera sencilla y sin agobiarse.

Parte I: Alimentos sí, Alimentos no


Los alimentos que hay que evitar o moderar:
Azúcares y procesados

El azúcar es el alimento preferido para la célula tumoral. Ya hay varios estudios que
relacionan el consumo de alimentos ricos en azúcar o alimentos con un índice glicémico
alto y el cáncer. En este estudio se observó una relación entre el consumo de bebidas
azucaradas con un aumento significativo del riesgo de recurrencia del cáncer.

¿Qué azúcares debemos evitar?

El azúcar blanco refinado. También hay que prestar atención a los alimentos procesados en
los que abundan los azúcares enmascarados. Es muy importante leer las etiquetas:
maltodextrinas, glucosa, jarabe de maíz, dextrosa, maltosa, jarabe de glucosa, zumo
concentrado de fruta, etc. son azúcares añadidos que habrá que evitar. Si lo que queremos
es endulzar los platos, mejor optar por la estevia o especias como la canela y la vainilla que
ofrecen un toque dulce a los platos. Puntualmente se puede optar por azúcar de coco, azúcar
de panela o melaza de cereal.
Lácteos de vaca

Los lácteos de vaca (leche y derivados) contienen factor de crecimiento insulínico o IGF-1
(Insulin Growth Factor-1), una proteína que también sintetiza nuestro organismo y que se
ha comprobado que estimula el crecimiento de muchos tipos de células. En algunos
estudios se ha observado que este factor de crecimiento insulínico estimula el desarrollo de
tumores sensibles a las hormonas, y es por ello que recomendamos evitar el consumo sobre
todo de leche procesada de vacas estimuladas hormonalmente.

Opciones

Se puede optar por bebidas vegetales de arroz, avena, mijo (sin azúcares añadidos) y de vez
en cuando kéfir de cabra o de oveja y algún queso de cabra o de oveja.

Embutidos y carnes procesadas

Está demostrado que el consumo de embutidos aumenta el riesgo de cáncer.


Los alimentos recomendados

Alimentos ecológicos

Antes que nada, hay que priorizar el consumo de alimentos de procedencia ecológica. No
solo por su riqueza en nutrientes (hay más densidad), sino también para evitar el consumo
de restos de pesticidas.

De hecho, este pasado mes de septiembre la OMS confirmó la posible relación de los
pesticidas como el glifosato, el herbicida más utilizado en el mundo, con el riesgo de
cáncer. En la prestigiosa revista The Lancet Oncology se publicó un resumen del informe
de la IARC (International Agency for research on Cancer) en el que revisa la
carcinogenicidad de los productos conocidos como organofosforados. El glifosato es el
herbicida que más se produce en el mundo y que se utiliza tanto en la agricultura como en
la jardinería.
Vegetales verdes frescos, crudos y vivos para la comida y la cena

Son alimentos ricos en clorofila, componente importante para ayudar a oxigenar todos
nuestros tejidos y también es un gran depurativo natural. También interesa aumentar el
consumo de alimentos de la familia de las crucíferas como coles de Bruselas, repollo,
grelos, rábano, nabo… las crucíferas son ricas en isotiocianato, compuestos con
reconocidas propiedades anticáncer. Para conservar sus propiedades hay que cocinarlos
durante 4 minutos, y ponerlos en el agua cuando ya está hirviendo. Otra opción es
consumirlos en forma de germinados como es el germinado de brócoli.

Té verde

Es rico en epigalocatequina-3-galato o EGCG, un polifenol que se ha comprobado que


puede desactivar los genes críticos asociados al cáncer. Una buena recomendación es tomar
cada día té verde y dejarlo infusionar de 3 a 5 minutos.

Frutas ricas en flavonoides


Interesa incrementar el consumo de frutos rojos como moras, arándanos, fresas, así como
también granadas, cítricos y manzanas, ya que se ha comprobado que su contenido en
polifenoles regula múltiples vías del proceso de inflamación del cáncer.

En el caso de la granada, contiene un grupo de polifenoles, el elagitanino y la punicalagina.


La punicalagina representa el constituyente bioactivo responsable del más del 50 % de la
actividad antioxidante del zumo de granada.

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 Cáncer

La evidencia sugiere que la granada se dirige a un amplio espectro de genes y proteínas que
puede suprimir el crecimiento y progresión del cáncer.

Frutos secos y semillas oleaginosas

Elementos ricos en metionina, ácidos grasos esenciales antiinflamatorios y en minerales


como el zinc, el magnesio y el selenio (las nueces de Brasil son las más ricas en selenio). Es
interesante incorporar a tu alimentación y en la lista de la compra las nueces, las avellanas,
las almendras, el sésamo, las pipas girasol, las semillas de calabaza, el lino y la chía (estos
dos últimos mejor molidos).

Algas

Es interesante incorporar algas a tu dieta. Con solo una cucharada sopera de alga hidratada
ya es suficiente. La kombu y la wakame son las más interesantes si se quiere eliminar la
acumulación de metales pesados (gracias a su riqueza en ácido algínico) y que tenga un
efecto detoxificador en el organismo. Contienen una sustancia llamada fucoidan, un
polisacárido que favorece la apoptosis.
Setas

Incluye en la dieta las setas, ya sean el champiñón común o los shiitake, o el champiñón del
sol. Las setas son grandes moduladores del sistema inmunitario. Es decir, que no
incrementan o disminuyen la actividad defensiva del sistema sino que trabajan equilibrando
su respuesta. Esta propiedad de las setas surge porque tienen betaglucanos, unos prebióticos
que ayudan a mantener saludable el tracto intestinal y, por tanto, también el sistema
inmunitario.

Cereales integrales

Gluten y trigo común: desde el pan, a las bases de pizza, a alimentos procesados que
contienen trigo en su lista de ingredientes. Es una glucoproteína compuesta por gliadina y
glutenina. Encontramos gluten en el trigo común, la espelta, el kamut, la cebada y el
centeno. En la avena encontramos gluten pero solo la gliadina.

¿Por qué recomendamos reducir los alimentos con gluten, en especial el trigo común?
Principalmente porque se ha visto que un porcentaje elevado de la población no digiere
correctamente el gluten (aunque no sean celíacos), lo que provoca una situación de
inflamación y de permeabilidad en la entrada de compuestos tóxicos que hace aumentar el
riesgo de trastornos en la inmunidad. ¡Nos interesa tener el sistema inmunitario fuerte para
prevenir un cáncer!
Siempre será mejor apostar por el consumo de cereales como el arroz integral o mijo y
pseudocereales como la quínoa y el trigo sarraceno. En el caso de la espelta, el kamut, la
cebada y el centeno, aunque contengan gluten siempre serán mejores opciones que el trigo
común.

Como alternativas al pan convencional podemos optar por el pan de trigo sarraceno o pan
de arroz o hacer el pan en casa con otras harinas como es la harina de almendra o harina de
coco.

Sales y especies

Es muy interesante habituarse a cocinar con especias diariamente. La cúrcuma es la gran


protagonista en la ABC anticáncer, ya que se han estudiado mucho sus beneficios en la
prevención de esta enfermedad. Presenta curcumina, un polifenol con acción
antiinflamatoria, antioxidante, antiangiogénica y se utiliza como remedio medicinal en
muchas medicinas ancestrales. Siempre hay que tomarla conjuntamente con pimienta negra
para asegurar su acción en el organismo.

Moderad el consumo de sal o optad por sal marina sin refinar, o sal del Himalaya o
simplemente cocinad con agua de mar. También es una buena opción condimentar los
platos con sal de sésamo (sal marina sin refinar con sésamo molido) o sal de hierbas.
Alimentos fermentados

Ya que el intestino y la microbiota determinan la salud de nuestras defensas, hay que


aportar alimentos ricos en prebióticos que ayuden a favorecer una buena flora intestinal.
Los alimentos fermentados, como el miso, el chucrut u otras verduras fermentadas sin
pasteurizar, así como el té kombucha, deben estar presentes de forma diaria en nuestra
alimentación (en pequeña cantidad) porque ayudarán a conseguir una buena salud
intestinal.

Carnes ecológicas

Pollo, pavo, conejo. Elige carnes que hayan sido alimentadas con grano orgánico, ya que su
composición nutricional varía de una carne convencional alimentada con alimentos
modificados genéticamente. La carne siempre recomendamos acompañarla con un buen
plato de verdura o ensalada. En cuanto a las carnes rojas (ternera, cerdo, cordero),
recomendamos reducir su consumo (1 vez a la semana o cada 15 días), aunque sean
ecológicas, por su elevado contenido en hierro hemo, ya que tiene un efecto sobre la
formación de compuestos cancerígenos.
Pescado

Mejor escoger pescado salvaje y, en el caso del pescado azul, que sea pequeño como la
sardina, el boquerón o la caballa. Hay que evitar: el atún y el salmón por su alto contenido
en metales pesados.

Aceites vegetales vírgenes de extracción en frío

Damos mucha importancia a la calidad de los aceites vegetales. Para cocinar se debe optar
por el aceite de oliva virgen de extracción en frío y el aceite de coco virgen y, para aliñar,
aparte del aceite de oliva hay que ir variando con otros aceites vegetales como el de
sésamo, el de lino…

En resumen

Muchos pacientes, a la hora de hacer el cambio, se sienten perdidos y no saben dónde ir a


comprar ni cómo organizarse y cambiar sus hábitos en la cocina. Desde Khuab los
ayudamos en la gestión estratégica y práctica de toda esta información, para acompañarlos
en este nuevo camino y ayudarles a personalizar y canalizar la avalancha de información
que encuentran en Internet, revistas y libros. De esta manera el cambio de dieta se vive
mejor y sin estrés.

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