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“PROBLEMAS ESTILISTICOS DEL JOVEN COMPOSITOR EN AMERICA Y EN CHILE SEGUNDA PARTE por Roberto Falabella A. La miisica joven latinoamericana, En Lineas generales, la joven musica latinoamericana puede divi- dirse en tres grandes grupos: el que explota nuestra musica autéctona con recursos neorroménticos; otro que sigue una corriente neoclisica sin preocupacién folklérica y un tercero que intenta emular las ten- dencias mas avanzadas de la musica europea, especialmente alemana (casi siempre con un retraso de diez o veinte afios). La primera de estas corrientes muestra, a su vez, dos direcciones: la que yo Iamarfa “folklorismo infantil” (pintoresco) y otra que ya no se conforma con el folklorismo meramente descriptivo. El folkloris- mo infantil es aquel que trata de encuadrar nuestra musica autéctona en moldes correspondientes a los postulados estéticos del nacionalismo europeo del siglo XIX y se practica en aquellos paises donde la fuerza- del folklore no est4 equilibrada con una técnica musical adecuada. La tendencia mds profunda se deja sentir especialmente entre algunos jéve- nes miisicos venezolanos, que han Hegado a equilibrar con cierta fluidez los conceptos de contenido y forma. Su causa reside en la fuerte tradi- cién de la misica culta venezolana iniciada por el padre José Angel Lamas (1775-1814) y en el gran acervo folklérico de ese pais que, con su mezcla indigena, negra y espafiola, es una fuerza viva dentro de su cultura. La corriente neocldsica sin preocupacién folklérica tiene su asien- to, de preferencia, en aquellos paises que presentan una evolucién mu- sical atrasada y donde por diversas razones los compositores no han tra- tado de incorporar el folklore de su pais a su lenguaje. En este grupo pueden citarse los compésitores cubanos y uruguayos que, a pesar de la ubicacién favorable de sus respectivos paises para recibir influencias culturales de toda especie, s6lo han Iegado a un lenguaje que oscila en- * 7 8 Revista Musical Chilena / Roberto Falabella —_ <> ————OOOornrnvrn tre el poematismo lisztiano-wagneriano y el cultivo de las formas puras con armonias francesas. Por ultimo, el grupo con tendencias “avanzadas” se sitia preferen- temente en las areas de las capitales de Argentina y Chile y algunas ciudades del Brasil, como Sao Paulo y Rio de Janeiro, que cultural- mente son las més cosmopolitas de América Latina. En el caso de Argentina y Chile la explicacién de esto radica en el adelanto industrial de estos paises que ha creado una burguesia muy poderosa, directora de la vida cultural, con toda Ja secuela de cosmo- politismo que ello implica. Ademés, la débil influencia etnolégica de la raza indigena y la gran inmigracién europea, especialmente italiana y alemana, han modelado una psicologia diferente de 1a del resto del continente. Esto aclara, en parte, el gusto. de la clase obrera chilena por la musica afrocubana y afrobrasilefia y, especialmente, por la meji- cana y argentina. En Argentina, el proletariado es adicto a la forma urbana de su folklore: el tango. Sin embargo, tanto en uno como en otro pais, el folklore campesino ha entrado en lucha con el cosmopo- litismo a través de divulgadores como Atahualpa Yupanqui, Eduardo Fal y los hermanos Avalos en Argentina y Margot Loyola y Violeta Parra en Chile. Pero la lucha es, hasta ahora, desigual, debido a los me- dios de que disponen ambos bandos. El cosmopolitismo es apoyado fuertemente por las casas grabadoras de discos y, como consecuencia de esto, por las radioemisoras, especialmente en Chile. El folklore cam- pesino tiene su propulsor més decidido en los circulos intelectuales bur- gueses progresistas, de los que surgen la mayoria de sus cultores actuales. En Argentina el cosmopolitanismo en musica culta Ilega a su extre- mo més agudo con el grupo encabezado. por Juan Carlos Paz. Este gru- Po, que no se cansa de lanzar diatribas contra el aprovechamiento del folklore, se coloca en una posicién antifuncional, dado el actual estado cultural de Argentina. La escasa difusién del folklore en el pueblo urbano, no autoriza para afirmar la necesidad de seguir corrientes es- téticas mds extrafias atin en aquél, como son, por ejemplo, 1a dodecafo- nia o el microtonalismo. En ultima instancia esto significa escapismo y miedo a la espontaneidad que se traduce en buscar y rebuscar medios expresivos cada vez mas desligados de toda emocién directa. Un ejemplo tipico de este desarraigo de Ja cultura nacional es el joven compositor argentino Claudio Guidi Drei, quien se siente més identificado con el ambiente musical europeo, especialmente italiano, que con el argentino, Ademis, este misico practica un atonalismo libre, caracteristico de la época atonal de Schénberg (1907-1928), ya anticuado. * 738% Problemas eatilisticos del joven compositor | Revista Musical Chilena En Brasil, el grupo de miusicos de avanzada es dirigido por el jo- ven miisico alemdn Koellreuter. Del grupo “Musica Viva", fundado por él, surgieron compositores dodecafénicos como Guerra Peixe y Claudio Santoro, que posteriormente abandonaron aquellas prdcticas para hacer una musica ‘mds arraigada a la cultura de su pafs. También conviene destacar en la practica dodecafénica a Edino Krieger (1928), que estudié con Aaron Copland y que ha compuesto especialmente musica de cémara, tan cara a los gustos dodecafénicos. La tendencia nacionalista brasilefia est4 representada preferente- mente por los compositores de la generacién anterior, como Camargo Guarneri y Heitor Villalobos. Parece que ha habido un retroceso en la joven generacién musical brasilefia que tiende, quiza por curiosidad, a experimentar con las modernas escuelas europeas. Esto también pue- de tener su causa en una especie de atosigamiento folklérico. Sin em- bargo, al seguir actuando la fuerte personalidad de Villalobos, es dable suponer que este estancamiento en la busqueda de una musica nacio- nal sera transitorio. Ademds, la musica brasilefia no puede marchar, en mi opinién, contra las corrientes culturales de su pais, que en pintura ha Hegado con Portinari a una exacta correspopdencia entre una téc- nica universal y un contenido autéctono. En literatura podemos obser- var el mismo hecho en el gran ntimero de novelistas que, como José Lihns Do Rego y Jorge Amado, han Iegado a un grado muy alto de identificacién con su medio, En Uruguay, como ya dije mas arriba, casi no hay preocupacién por Jas tendencias avanzadas. Allf, los musi- cos se inclinan hacia un estilo neocldsico con leves tintes nacionalis- tas. Este estado de la musica uruguaya se ilustra adecuadamente con Ja figura de Héctor Tosar (1928), quien une al estilo neocldsico una gran fuerza expresiva, aunque un tanto recargada, facil de observar en la segunda sinfonia para cuerdas. Cuba presenta un panorama similar al de Uruguay: las tendencias modernas no han tenido resonancia. Pero no hay que olvidar que exis- ten en’ La Habana pequefios grupos adscritos a la dodecafonia, que re- presentan las inquietudes de algunos misicos jévenes. Con la Hegada de José Ardévol a Cuba en 1930, procedente de Espafia, se acentiia el estilo neoclisico en este pais, con alguna inquie- tud por el aprovechamiento del folklore, especialmente el negro. La influencia de la musica culta, especialmente de Albéniz y Granados, ha sido grande en Cuba; bdstenos recordar a Lecuona. De esta linea sale Julian Orbén (1925), discipulo de Ardévol, quien posee un exu- * 79 *

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