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Papers 2012, 97/4  829-847

En los límites de la exclusión social.


Inmigración y sinhogarismo en España
Mª Rosario Hildegard Sánchez Morales
Universidad Nacional de Educación a Distancia. Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales
msanchez©poli.uned.es

Recibido: 23-05-2011
Aceptado: 23-11-2011

Resumen

La cuestión migratoria es uno de los fenómenos que tiene mayor relevancia a principios
del siglo xxi. España, históricamente emisora de emigrantes, se ha convertido, en menos
de una década, en un país de destino que ha ido acogiendo a personas procedentes de áreas
geográficas y culturales muy alejadas de nuestras tradiciones. En los dos últimos años, la
población inmigrante está sufriendo especialmente los efectos de la crisis económica, con
lo que se ha puesto de manifiesto su extrema vulnerabilidad social. Uno de los efectos más
significativos ha sido su reciente incorporación al colectivo de personas «sin hogar», al
tiempo que otros no consiguieron, a lo largo de los años, normalizar sus vidas en nuestra
sociedad y fueron derivando hacia la exclusión social más extrema. Vamos a ofrecer los
resultados obtenidos en una investigación sobre «sinhogarismo» iniciada en el año 1998
con continuidad por el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales (GETS) de la UNED,
además, incluimos algunos datos obtenidos en el Quinto recuento nocturno sobre personas
«sin hogar» realizado en la ciudad de Madrid en el año 2010 e informaciones de memorias
de actividad de recursos dispuestos por toda la geografía española para atender a sus nece-
sidades. Las principales conclusiones de este texto son que la internacionalización de la
exclusión social extrema en España es una realidad y se prevé que esta problemática puede
incrementarse en los próximos años.
Palabras clave: inmigración; exclusión social; personas sin techo.

Abstract. On the boundaries of social exclusion: Immigration and homelessness in Spain

Immigration is one of the most important phenomena occurring in the early 21st century.
In less than one decade, Spain has gone from being a sender of emigrants to become a
major destination for immigrants, receiving people from geographical areas and cultural
backgrounds that differ greatly from our traditions. In the last two years, the immigrant
population has most suffered the effects of the economic crisis, revealing their extreme
social vulnerability. The most significant of these effects has been the rise in homelessness
among immigrants and the fact that many immigrants have been unable to normalize their
situation in Spanish society and suffer extreme social exclusion. In this paper, we show
the results obtained in an ongoing investigation on homelessness that was first begun in
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1998 by the Study Group on Social Trends (GETS) of the National Distance University
(UNED). We also provide data from the Fifth Inventory on the Homeless conducted in
Madrid in 2010, and information from reports on the resources available throughout
Spain to attend to the needs of homeless people. The principal conclusions are that the
internationalization of extreme social exclusion is a reality in Spain and that this problem
is likely to worsen in coming years.
Keywords: immigration; social exclusion; homeless.

Sumario
Introducción Factores de vulnerabilidad y exclusión
La inmigración en España social entre los inmigrantes «sin hogar»
Inmigración y exclusión social La población inmigrante en situación
de exclusión social extrema
Inmigrantes «sin hogar» versus
inmigrantes «sin techo» Referencias bibliográficas

Introducción
La cuestión migratoria se ha convertido en uno de los fenómenos de mayor
relevancia a principios del siglo xxi. Desde Europa, pasando por América
y Asia, nos enfrentamos a un proceso migratorio de alcance planetario de
gran complejidad. Según Naciones Unidas (United Nations, 2009), existen
213.943.812 millones de migrantes internacionales. Además, el número de
inmigrantes se ha duplicado en los últimos veinticinco años y más de la mitad
se ha dirigido hacia Europa y América del Norte.
El modelo migratorio actual no se ajusta a las motivaciones vivenciales
de los ciudadanos de otros momentos históricos. Las imágenes de principios
del siglo xx, recogidas en los documentales históricos de la época, en los que
se observa a familias europeas esperando en las dependencias de puertos nor-
teamericanos para entrar para siempre en el que ya sería su país por generacio-
nes1, han dejado paso, en nuestro siglo, a imágenes distintas. Desde comienzos
del siglo xxi, los medios de comunicación internacionales nos muestran una
realidad migratoria vinculada a otra realidad.
El hambre, las guerras, la enfermedad, las desigualdades, la pobreza, la
inseguridad política, en definitiva, la falta de expectativas de futuro son las
causas fundamentales subyacentes a los procesos migratorios de nuestros días2.
Según el último Informe de desarrollo humano (PNUD, 2011), de un total de

1. Para entender la naturaleza de los procesos migratorios de principios del siglo xx, resulta
muy ilustrativa la clásica obra de William I. Thomas y Florian Znaniecki, El campesino
polaco en Europa y América (Thomas y Znaniecki, 2004).
2. Para contextualizar en profundidad el tema y adentrarse en los efectos de la inmigración
en los países de recepción, véase José Félix Tezanos (2007), Carlota Solé y Emilio Reyneri
(2001) y José Félix Tezanos y Alfonso Guerra (ed.) (2008).
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109 países analizados, se estima que cerca de 1.700 millones de personas, es


decir, un tercio de su población, han sufrido pobreza multidimensional durante
2000 y 20103. Además, existen unos 215 millones de niños, con edades com-
prendidas entre los cinco y los diecisiete años, que están trabajando, de entre
los cuáles 115 millones desempeñan actividades laborales de alta peligrosidad
(OIT, 2011). Por último, consignar que, según la FAO, el número de personas
hambrientas ascendió en 2010 a 925 millones. No existen datos elaborados
relativos al año 2011 (FAO, 2011).
Considerando estas circunstancias, en situación extrema se encuentra el
continente africano y Asia, pero también se observan importantes carencias
en América del Sur y Central.

La inmigración en España
España, históricamente emisora de emigrantes, se ha convertido en una déca-
da en un país receptor, hasta tal punto que, tras los Estados Unidos, fue el
segundo que más inmigrantes recibió en números absolutos en el año 2004

Tabla 1. Evolución de la población extranjera censada en España


Año Extranjeros censados % del total de población
1981 198.043 0,52%
1986 241.971 0,63%
1991 360.655 0,91%
1996 542.314 1,37%
1998 637.085 1,60%
2000 923.879 2,28%
2001 1.370.657 3,33%
2002 1.977.657 4,73%
2003 2.664.168 6,24%
2004 3.034.326 7,02%
2005 3.730.610 8,46%
2006 4.144.166 9,27%
2007 4.519.554 9,93%
2008 5.268.762 11,41%
2009 5.648.671 12,80%
2010 5.730.667 12,22%
Fuente: INE, padrones municipales de varios años.

3. El índice de pobreza multidimensional complementa a los índices basados en medidas


monetarias y toma en consideración las privaciones que experimentan las personas pobres,
así como el marco en que éstas tienen lugar. Los componentes del índice de pobreza mul-
tidimensional son: salud (nutrición y mortalidad infantil), educación (años de instrucción,
matriculación escolar) y niveles de vida (combustible para cocinar, saneamiento, agua,
electricidad, piso y bienes).
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(Izquierdo, 2007: 77-100; Carrasco e Izquierdo, 2005: 92-122; López de


Lera e Izquierdo, 2000: 181-200). La población extranjera se ha cuadri-
plicado en lo que va del siglo xxi. En el año 2001, los extranjeros censados
ascendieron a 360.655; en 2010, la cifra de extranjeros fue de 5.730.667
personas (12,22% del total de la población) (véase la tabla 1), si bien en 2011
se ha producido por primera vez una disminución en el número de efectivos
(–0,3%) (INE, 2011c).
Dos son, fundamentalmente, las zonas geográficas de procedencia de los
inmigrantes que han venido en la última década a nuestro país: Europa Orien-
tal y Latinoamérica (véase la tabla 2).
Los procedentes de Europa Oriental son, en estos momentos, básicamente
ciudadanos de Rumanía (15,1%), la colonia extranjera más numerosa desde
hace varios años en nuestro país (INE, 2011). El grueso de inmigrantes de los
países latinoamericanos proviene de Ecuador (6,3%) y de Colombia (4,7%)4
(INE, 2011c).
La tercera zona geográfica exportadora de emigrantes a escala mundial es
África subsahariana, aunque su presencia en nuestras fronteras resulte cuan-
titativamente minoritaria. Ahora bien, España se ha convertido en un país de
acogida, por ser la puerta de Europa para estos jóvenes, aunque se observa en
los dos últimos años un aminoramiento de las llegadas de cayucos y pateras
(véase la tabla 2).
Hay una cuarta zona de salida de población inmigrante en la actualidad
en el mundo, es la de Asia, cuya incidencia estadística en nuestro país es poco
significativa, salvo la colonia china (2,9%) y la pakistaní (1,2%)5 (INE, 2011c).
De forma que los datos revelan que España se ha convertido, en pocos
años, en un país de destino que ha ido acogiendo a personas procedentes

Tabla 2. Población extranjera en España por grupos de países (2011)


Países de origen Población % respecto al total de inmigrantes en España
EU-27 2.392.491 41,7%
Resto Europa 234.760 4,1%
África 1.078.899 18,8%
América del Norte 54.547 0,9%
América Central y Caribe 206.329 3,6%
América del Sur 1.418.751 24,8%
Asia 341.886 6%
Fuente: elaboración propia a partir del INE, Padrón municipal, 4 de abril de 2011.

4. En el año 2010, los mayores decrecimientos en términos absolutos se han producido entre
los ciudadanos de Ecuador (–40.510 ) y de Colombia (–20.868).
5. Precisamente, los mayores incrementos relativos entre las nacionalidades con mayor número
de empadronados corresponden a ciudadanos de Pakistán (22,8%) y China (5,0%) (INE,
2011 c).
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de áreas geográficas y culturales diversas. La historia nos demuestra que los


principios de siglo son etapas de grandes cambios sociales. El siglo xxi se
anticipa lleno de extraordinarios avances científico-tecnológicos6, junto a
ello, millones de personas se han visto en la necesidad de salir de sus países,
si bien su integración (Noya e Izquierdo, 1999: 19-42) en los países recepto-
res no siempre se alcanza. En los dos últimos años, la población inmigrante
asentada en nuestro país está sufriendo especialmente los efectos de la crisis,
y se ha puesto de manifiesto su extrema vulnerabilidad en fases económicas
de recesión como la actual. Algunos de ellos se están incorporando al mundo
de las personas «sin hogar». A este perfil hay que añadir el de los inmigrantes
que no consiguieron normalizar sus vidas en nuestra sociedad a lo largo de los
años y fueron derivando su existencia hacia la exclusión social más extrema.
La red de atención a personas «sin hogar» en España pone de manifiesto los
déficits de integración de la población inmigrante., de forma que las naciona-
lidades de los allí atendidos se corresponden, básicamente, con las principales
nacionalidades de procedencia.
En orden a profundizar en este tema, en el presente texto vamos a ofrecer
los resultados obtenidos en una investigación sobre sinhogarismo iniciada
en el año 1998 con continuidad por el Grupo de Estudio sobre Tendencias
Sociales (GETS) de la UNED, que, hasta la fecha, ha realizado 135 entre-
vistas a informantes clave en diversas ciudades españolas (Madrid, Granada
y Barcelona), así como dos grupos de discusión con personas «sin hogar»
que residían en albergues y dos grupos de discusión con voluntarios que
atienden en esta población. Se han realizado 80 entrevistas a personas «sin
hogar», tanto en la calle como en centros de acogida en Madrid y Barcelona,
25 a mujeres y 55 a varones7. Se ha incorporado, además, la variable edad y
origen, españoles (40 entrevistas) versus extranjeros (40 entrevistas). Por otro
lado, se ha entrevistado a un total de 50 profesionales, tanto en Madrid como
en Barcelona y Granada, cuyo trabajo está directamente relacionado con la
gestión pública de programas de atención para esta población, así como a
responsables de centros de acogida, albergues y a voluntarios de ONGs que
colaboran con programas de atención para esta población. Además, se ha
consultado a un total de 5 académicos especializados en el tema, que, a largo
de década y media de investigación, han ido aportando diversas informacio-
nes sobre esta realidad cambiante.
Las citas literales de los entrevistados y de los participantes en los grupos
de discusión se recogen en el texto entre comillas. Asimismo, ofreceremos

6. Para profundizar en el ámbito de las tendencias científico-tecnológicas, véase GETS (1997,


2003, 2006).
7. En su mayor parte, las personas «sin hogar» son varones. El abanico porcentual de mujeres,
según diversos estudios realizados en España, se sitúa entre el 9% y el 16%. Para profundi-
zar en este tema, véase Cabrera (2000), Sánchez Morales (1999: 166-172), Luque Salceda
(2003: 249-264) y EDIS (2004: 7-11) . En orden a esta realidad, en el presente texto nos
hemos centrado en mostrar el sinhogarismo teniendo en cuenta que se trata de un fenómeno
masculinizado.
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algunos datos obtenidos en el Quinto recuento nocturno sobre personas «sin


hogar» realizado en la ciudad de Madrid el 24 de febrero del año 20108, así
como de algunos dispositivos para personas «sin hogar» dispuestos por toda
la geografía española.

Inmigración y exclusión social


La mayoría de los inmigrantes, a su llegada a nuestro país, se han encontra-
do en una situación de alto riesgo social. Variables tan elementales como ser
blanco o negro, cristiano o musulmán, mujer u hombre han condicionado
sus posibilidades de normalización. Si a lo anterior añadimos, en buena parte
de los casos, la desorientación en las primeras fases al arribar, su situación de
sin papeles, las dificultades de acceso al trabajo y a viviendas dignas, su posible
falta de redes sociales de apoyo, el desconocimiento del idioma, de los modos
de vida, el racismo biológico-cultural al que han podido verse sometidos, así
como la insuficiencia de recursos de atención adecuados a sus necesidades, sus
comienzos fueron particularmente difíciles.
Estas circunstancias han sido especialmente consignables entre los jóvenes
que proceden del África subsahariana, cuyo perfil sociológico a su llegada obe-
dece al de varones jóvenes9, muchos de los cuales, al llegar a nuestro país «[...]
se dan cuenta del error que han cometido y piensan que si hubieran sabido
de antemano lo que pasarían en la patera, que dormirían en la calle [...] no
hubieran venido [...] De hecho, hay gente que pide si se les puede pagar el
billete para regresar [...]». Es decir, se ha generado una bolsa de exclusión social
integrada por población inmigrante, una de cuyas derivaciones es la cada vez
mayor presencia de extranjeros que han hecho de la calle y de los recursos de
atención para población «sin hogar» sus espacios de vida. Se han convertido
en personas desarraigadas, solitarias, sin expectativas de futuro y con una pro-
blemática profunda de desestructuración personal.
Para observarlo, basta con pasear por ciudades como Madrid o Barcelona,
principales polos de atracción de los inmigrantes en España (INE, 2011c).
Estas urbes se han convertido en espacios públicos de especial interés socioló-
gico para los ciudadanos y estudiosos de la inmigración y la exclusión social.
Frecuentar determinadas zonas de estas ciudades es un ejercicio que permite
comprender in situ el alcance del fenómeno migratorio y su vinculación con
8. Estos recuentos se han organizado a instancia del Foro Técnico Local sobre Personas Sin
Hogar en Madrid, creado por el alcalde Alberto Ruíz Gallardón, con fecha de 28 de diciem-
bre de 2004. Se formalizó el Programa de Investigación Permanente sobre el sinhogarismo
en el municipio de Madrid, coordinado por el profesor Pedro Cabrera, el profesor Manuel
Muñoz y la profesora Mª Rosario Sánchez Morales. Entre las diversas actividades que ha
organizado, se cuenta la realización, desde el año 2006, de cinco recuentos nocturnos sobre
personas «sin hogar».
9. Por hacernos una idea de la envergadura del problema, según datos ofrecidos en el Informe
de desarrollo humano de 2009, se calcula que más de 3.000 personas fallecieron ahogadas
entre 1997 y 2005 en el estrecho de Gibraltar mientras intentaban llegar ilegalmente a
Europa en embarcaciones precarias (PNUD, 2009: 12).
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la exclusión social10.
Casos que ilustran este binomio en sus diversas gradaciones son, por ejem-
plo, los jóvenes subsaharianos dedicados a la venta del top manta, que se rela-
cionan con sus compatriotas y no se observa en ellos deterioro mental o físico,
pero también comienzan a ser habituales, en plazas y lugares públicos de gran-
des ciudades españolas, grupos de extranjeros que, por su aspecto desaliñado,
por tener determinadas adicciones y por cómo se muestran públicamente, se
encuentran inmersos en procesos de exclusión social.
La pregunta de investigación, hilo conductor de este artículo, es: «¿A qué
obedece el fenómeno de la internacionalización del sinhogarismo?». A partir de
esta cuestión, los objetivos que nos hemos planteado son: exponer la nomen-
clatura utilizada para señalizar a estas personas, mostrar los principales factores
exclusógenos que se observan en los itinerarios vitales de los inmigrantes que
acaban en situación de sinhogarismo, ofrecer datos que verifiquen la internacio-
nalización de este fenómeno en nuestro país y trazar algunas pinceladas sobre
su futuro previsible, teniendo en cuenta la percepción de las propias personas
«sin hogar» y de la opinión pública española.

Inmigrantes «sin hogar» versus inmigrantes «sin techo»


En los trabajos del GETS, utilizamos la terminología de persona «sin
hogar», diferenciándola de la persona «sin techo», por entender que es la
conceptualización que mejor se acerca a las vidas y al desarraigo social que
caracteriza a los seres humanos que se desenvuelven dentro de la exclusión
social extrema.
En la bibliografía especializada, se emplean indistintamente los conceptos
de persona «sin hogar» o persona «sin techo» «[...] para referirse a los ciuda-
danos que se han ido quedando fuera de las oportunidades vitales que defi-
nen una ciudadanía social plena en las sociedades de nuestros días» (Tezanos,
1998: 11). También términos como los de «mendigo», «vagabundo», «indi-
gente» y «transeúnte» suelen ser manejados por los medios de comunicación e
incluso por los profesionales de Servicios Sociales para referirse a fenómenos
sociológicos que responden a otras realidades.
Los conceptos de persona «sin techo» y persona «sin hogar» comparten la
perspectiva de tratarse del grupo social que vive sin un techo. Pero una com-
prensión de su problemática obliga a ir más allá de la exclusión que padecen,
en el sentido de la falta de un espacio físico digno en el que vivir11. Bajo este

10. De igual modo, en Europa, la internacionalización del sinhogarismo es una realidad, tal
como se refleja en las publicaciones de FEANTSA (2010, 2004) y Edgar, Doherty y Meert
(2004).
11. La European Federation of National Organisations Working with the Homeless (FEANT-
SA) establece una tipología europea de las personas sin hogar y la exclusión residencial:
a) Estar sin techo (roofless):
1. Vivir en un espacio público (sin domicilio).
2. Pernoctar en un albergue y/o forzado a pasar el resto del día en un espacio público.
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abanico, se esconden diversas opciones, desde la de aquellos que se encuen-


tran literalmente en la calle, hasta las variantes de precariedad residencial, es
decir, el chabolismo o el hacinamiento en el que viven muchos inmigrantes.
Dicho fenómeno afecta a unas veinticinco mil personas en España, de las cuales
aproximadamente diez mil viven literalmente en la calle.
Iniciarse en el sinhogarismo conlleva la vivencia de un proceso progresivo de
pérdida del nicho afectivo, social y personal en el que desarrollarse y proyectar-
se como seres humanos. Además, estas personas van perdiendo la motivación,
la autoestima, y no disfrutan plenamente de derechos sociales, máxime en el
caso de los inmigrantes «sin papeles». Queremos destacar las carencias y el défi-
cit que pueden llegar a padecer en el plano convivencial, relacional, familiar,
personal, asistencial y cultural, que, en último término, puede conducirles al
desarraigo y a la indigencia social.
Las personas «sin hogar» son personas «sin techo», no tienen un espacio donde
vivir, pero ese no es su único problema. Sin embargo, los «sin techo» no son nece-
sariamente personas «sin hogar». Esta reflexión es especialmente pertinente a la
hora de hacer un análisis sobre los inmigrantes a su llegada a nuestro país y que
no cuentan con redes sociales de apoyo. Ha sido un perfil habitual en los recursos
de atención para población «sin hogar» dispuestos por la geografía española. En
un sentido amplio, todos los inmigrantes, en mayor o menor medida, encuentran
dificultades a la hora de acceder a lugares en los que poder vivir dignamente. Son,
en definitiva, personas «sin techo», pero no necesariamente personas «sin hogar».
Dentro del fenómeno del sintechismo entre los inmigrantes, cabe establecer
tipologías, desde aquellos que viven literalmente en la calle o recurren a los
albergues, los centros de acogida o los dispositivos de alojamiento de emergen-
cia, hasta los que viven en infraviviendas, bajo condiciones de hacinamiento o
en casa de amigos o familiares. Pero, además, comienzan a detectarse extran-
jeros en situación de sinhogarismo crónico.

b) Estar sin vivienda (houseless):


3. Estancia en centros de servicios o refugios (hostales para «sin techo» que permiten
diferentes modelos de estancia).
4. Vivir en refugios para mujeres.
5. Vivir en alojamientos temporales reservados a los inmigrantes y a los demandantes
de asilo.
6. Vivir en instituciones: prisiones, centros de atención sanitaria, hospitales sin tener a
donde ir, etc.
7. Vivir en alojamientos de apoyo (sin contrato de arrendamiento).
c) Vivienda insegura (insecure housing):
8. Vivir en una vivienda sin título legal (vivir temporalmente con familiares o amigos
de forma involuntaria, vivir en una vivienda sin contrato de arrendamiento —se
excluyen los ocupas—, etc.).
9. Notificación legal de abandono de la vivienda.
10. Vivir bajo la amenaza de violencia por parte de la familia o de la pareja.
d) Vivienda inadecuada:
11. Vivir en una estructura temporal o chabola.
12. Vivir en una vivienda no apropiada según la legislación estatal.
13. Vivir en una vivienda masificada.
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Así las cosas, visitar, por ejemplo, los dispositivos de atención de la Campa-
ña Municipal contra el Frío de la ciudad de Madrid en una noche cualquiera
de invierno permite comprender la diferencia entre el «sin hogar» y el «sin
techo». El joven inmigrante, con aspecto saludable y aseado, vestido correc-
tamente, que se comunica con sus compatriotas, que acude en compañía de
amigos y a primera hora de la mañana se arregla, desayuna y sale a buscar
trabajo no es asimilable con el «sin hogar» que también acude a este mismo
lugar. El «sin hogar» responde al perfil de una persona desestructurada, con
un aspecto deteriorado e incluso sucio, mal vestido, con mala salud, algunos
también con problemas de consumo de alcohol o sustancias psicoactivas, que
sufren dificultades de comunicación, que no tienen prisa por irse y pasan el día
deambulando de un lugar a otro. En estos tres últimos años, a consecuencia
de la crisis económica, que ha afectado con especial dureza a los inmigrantes12,
se observa un cambio en el perfil de los usuarios de estos recursos. Son mayo-
ritariamente extranjeros, con un nivel de desestructuración y desarraigo muy
acusados. Muchos de ellos se han convertido, en definitiva, en personas «sin
hogar», en el sentido profundo del término.
Una presentación de estas características nos sitúa en el marco analítico
de los estudios de exclusión social, que enfoca los itinerarios de vida de los
individuos y colectivos más vulnerabilizados en las sociedades más avanzadas
en términos procesuales, asociados a la interconexión de una multiplicidad de
factores (Tezanos, 2001: 140-147).

Factores de vulnerabilidad y exclusión social entre los inmigrantes


«sin hogar»
La vulnerabilidad en la que se han encontrado la mayoría de los inmigrantes
que han venido a nuestro país ha sido determinante en sus procesos hacia la
exclusión social. Procesos vinculados a la interrelación de factores estructurales,
familiares i/o relacionales, personales y culturales, en el sentido de una progre-
siva fragilización de sus anclajes sociales. Tras experiencias vitales marcadas por
la vivencia de sucesos traumáticos (Muñoz, Vázquez y Vázquez, 2003: 19)13,
algunos acaban en una situación de sinhogarismo, con pocas posibilidades de
autonomización personal, si bien existen diversos grados de desarraigo y des-
estructuración personal. Es necesario plantear este matiz, pues, en función de
las características personales de cada individuo, se articulan los mecanismos
de intervención, que pueden ir desde la prevención, en las primeras fases de

12. Según datos de la Encuesta de población activa del primer trimestre de 2012, la tasa de paro
entre la población extranjera es casi 15 puntos superior de la que tienen las personas de
nacionalidad española.
13. Existen algunos estudios que demuestran que las personas «sin hogar» padecen un número
más elevado de experiencias traumáticas que las personas que viven en situación de nor-
malidad. En una investigación realizada en Madrid hace unos años, se demostró que las
personas «sin hogar» sufren, a lo largo de su vida, una media de nueve sucesos estresantes.
Véase Muñoz, Vázquez y Vázquez (2003: 19).
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desarraigo, hasta la reducción de daños en procesos de acompañamiento social,


cuando ya se encuentran en un nivel avanzado de exclusión social.
En concreto, ¿qué variables y factores pueden convertir a un joven inmi-
grante, sano, con ilusiones y expectativas de futuro en una persona «sin hogar»
crónica? Resultan ilustrativas las palabras de un profesional consultado por el
GETS, quien planteaba que «[...] muchos inmigrantes llegan aquí engañados
por las mafias que les traen y que les cobran hasta trescientos euros al mes [...],
llegan con un estado físico, moral y mental relativamente bueno [...] pero se
encuentran con lo que se encuentran [...] Y luego viene el deterioro, viene
ese bajón de venir y no poder acceder a trabajos, a viviendas [...], no pueden
arreglar los papeles [...] están y duermen en la calle [...] Y entonces muchos
empiezan a entrar en depresión […], pues el proceso de continuar en esa
situación sí puede afectar a esa persona a deteriorarse [...] y, pasado el tiempo,
se convierten en personas «sin hogar». Es por estas circunstancias por las que
consideran que hubieran necesitado «[…] un apoyo de acogida, de orientación
[...] y si no se ofrece se corre el riesgo de que la persona se vaya deteriorando
y pueda convertirse en un desarraigado, en una persona “sin hogar”. Esta ha
sido una de las vías de entrada al sinhogarismo entre la población inmigrante»
(Bosch-Meda, 2010: 139-154).
Los datos revelan que la zona geográfica de procedencia ha condicionado,
en buena medida, las posibilidades de normalización i/o integración en la
sociedad española14.
La inmigración latinoamericana es, en principio, la que ha tenido mayores
posibilidades de integración en la sociedad española, a pesar de que emigrar sea
en sí mismo un suceso estresante. Se decidieron por venir a un país en donde
conocían el idioma y culturalmente se podían desenvolver. Muchos de ellos,
cuando llegaron a España, disponían de redes sociales de apoyo y tuvieron opor-
tunidades laborales15. Resultó más complicada la normalización para los primeros
de una familia o de un grupo de amigos. Los locutorios públicos, como espacios
de comunicación transoceánicos y de contacto con compatriotas, han cumplido
una función social de integración digna de aprecio. También los negocios étnicos
han permitido que compartieran experiencias y mantuvieran vivas las relaciones
personales y sus rasgos identitarios16.
Para los procedentes del África subsahariana, la situación de partida fue más
compleja y la realidad es que no han tenido oportunidad de integrarse en la
sociedad española. El denominador común entre la población inmigrante africana
«[...] es que deciden salir de su país porque allí no pueden vivir, sea por guerra,
por violencia, por persecución, por situación de hambruna». Los viajes suelen ser
una experiencia negativa, pues «[...] hay gente que les puede llevar meses y años

14. Muy ilustrativas resultan en este sentido las publicaciones de Lurbe y Solé (2006) y Caval-
canti (2008).
15. Una encuesta realizada en el año 2007 por el GETS en los inicios de la crisis económica puso
de manifiesto que, entre los latinoamericanos, la tasa de paro ascendía al 14%, a diferencia
de lo que sucedía con los africanos (27,5%) (GETS, 2008: 59-60).
16. Véase el trabajo de Solé y Parella (2005).
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el llegar a España» y pueden verse obligados a vivir experiencias límite. Tras la


vivencia de sucesos tan estresantes, como puede ser ver morir en el desierto o en
cayucos a compañeros de viaje, se han de enfrentar a una realidad que no era la
que imaginaban. Algunos contaban con redes de apoyo, pero tuvieron dificul-
tades de acceder a trabajos, a viviendas. Por otro lado, la comunicación con sus
familiares en sus países no ha sido fácil. Lo que ha sucedido es que, con el tiempo,
muchos perdieron el contacto. Otros factores que jugaron en su contra fueron
su bajo nivel de estudios17, su desconocimiento del idioma, de las costumbres y
el choque cultural al que se enfrentaron en las primeras fases de su llegada. No
obstante, muchos «salieron adelante» a través de trabajos en sectores ocupacio-
nales como la agricultura, la construcción, los servicios y el comercio ambulante,
caracterizados por bajos salarios y condiciones laborales precarias18.
En lo que se refiere a la emigración de las personas que proceden de los anti-
guos Países del Este, muchas de ellas salieron en situación de fuerte empobreci-
miento. En general, los varones disponían de cualificación laboral19 (a excepción
de los rumanos), tamibén de estudios y, a pesar de que desconocían el idioma y
procedían de culturas disimilares a la nuestra, se iniciaron más satisfactoriamente
en nuestro país. Por otro lado, disfrutaban de mayores facilidades para comuni-
carse con sus familiares. Asimismo, contaban con redes de apoyo a su llegada y
con espacios vivenciales, como los locutorios y las tiendas étnicas. Las mujeres
trabajan, generalmente, en el servicio doméstico, y la coadaptación entre éstas y
las familias españolas ha sido pausada. Estas mejores facilidades de partida para
su integración no han sido eximentes para que, entre las personas que acuden a
los recursos para población «sin hogar», haya hombres y mujeres procedentes de
estos países. No en vano, en el último año, la rumana es la nacionalidad principal
de los usuarios de estos dispositivos.
Algunos iniciaron su exclusión más extrema en España, otros partían de
una situación problematizada en sus lugares de origen. Se ha detectado un
fenómeno de exportación del sinhogarismo entre los inmigrantes procedentes
de la Europa Oriental.
En este sentido, cabe diferenciar entre los inmigrantes diversas situaciones
de partida en sus países de origen, que pueden condicionar su normalización
en sociedades receptoras como la española (véase la tabla 3).
En cualquier caso, tanto si nos centramos en los inmigrantes procedentes de
Latinoamérica, del continente africano o de la esfera de los países del antiguo

17. Según la Encuesta nacional de inmigrantes, los inmigrantes con menor nivel de estudios son
los procedentes de África. Casi la mitad de los inmigrantes de este origen no tienen estudios
o han alcanzado un nivel de educación primaria (INE, 2008).
18. En la precitada encuesta del GETS de 2007, se puso de manifiesto que el paro ha afectado
particularmente a los africanos en comparación con el resto de extranjeros (27,5%). Este
dato puso de manifiesto la existencia de una discriminación cultural en el mercado laboral
de nuestro país hacia un grupo concreto de inmigrantes (GETS, 2008: 59-60).
19. Esa mayor cualificación tuvo su reflejo en que la tasa de paro entre los ciudadanos proce-
dentes de los países europeos no miembros de la Unión Europea de los 15 ascendiera, en
2007, al 16%, lejos de las circunstancias de los africanos (GETS, 2008: 59-60).
840  Papers 2012, 97/4 Mª Rosario Hildegard Sánchez Morales

Tabla 3. Diversas situaciones vitales de los inmigrantes en sus países de origen y posibles
fases vitales en los países receptores
Situación vital en Primera fase vital a la llegada Segunda fase vital Tercera fase vital en
el país de origen al país receptor en el país receptor el país receptor
Normalizada Vulnerabilidad Exclusión Exclusión extrema
(sintechismo) (fase avanzada) sinhogarismo
Normalizada Exclusión Exclusión Exclusión extrema
(fase leve) (fase avanzada) sinhogarismo
Normalizada Vulnerabilidad Pseudonormalización Normalización y/o
(sintechismo) integración
Vulnerabilizada Vulnerabilidad Exclusión Exclusión extrema
(sintechismo) (fase avanzada) sinhogarismo
Vulnerabilizada Exclusión Exclusión Exclusión extrema
(fase leve) (fase avanzada) Sinhogarismo
Vulnerabilizada Vulnerabilidad Pseudonormalización Normalización y/o
(sintechismo) integración
Exclusión Vulnerabilidad Exclusión Exclusión extrema
(sintechismo) (fase avanzada) sinhogarismo
Exclusión Exclusión Exclusión Exclusión extrema
(fase avanzada) (fase avanzada) sinhogarismo
Exclusión Exclusión extrema Exclusión extrema Exclusión extrema
extrema sinhogarismo sinhogarismo sinhogarismo
(sinhogarismo)
Fuente: elaboración propia.

Bloque del Este, hay personas que, aunque en su mayor parte reiniciaron sus
vidas en nuestro país con gran precariedad, «salieron adelante». Los factores
exclusógenos que convierten a un inmigrante económico en un «sin hogar», en
el sentido más extremo, son de orden estructural (ilegalidad jurídica adminis-
trativa, política laboral, política de vivienda, política educativa20 , insuficiencia
de recursos sociales, política de inmigración, etc.); de naturaleza familiar o
relacional (falta de redes sociales y/o familiares de apoyo, etc.); personal (per-
sonalidad, género, edad, raza, nacionalidad, idioma, aptitudes personales, falta
de habilidades sociales, descualificación laboral, problemas de salud física y/o
mental, trastornos de vida, déficits emocionales, estructura motivacional débil,
autoestima baja, etc.), y cultural (choque cultural, «racismo social» (Tezanos y
Tezanos, 2003: 230-232) y biológico21, etc.).
Los resultados del Quinto recuento nocturno de personas «sin hogar» realiza-
do en la ciudad de Madrid el 24 de febrero de 2010 ponen de manifiesto, en

20. Véase Cachón (2003).


21. Merece especial reconocimiento la creación por el Real Decreto 490/1995, de 7 de abril, del
Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, dependiente de la Secretaría de Estado
de Emigración e Inmigración (Ministerio de Trabajo e Inmigración).
En los límites de la exclusión social. Inmigración y sinhogarismo en España Papers 2012, 97/4  841

Gráfico 1. Motivos para verse en la calle según los inmigrantes «sin hogar»

Falta de trabajo 48,3

Falta de papeles 15

Falta de dinero 14,4

Alcohol 5,6

Otra 5,6

Ruptura afectiva 3,3

Voluntariamente 2,8

Enfermedad 1,7

0 10 20 30 40 50 60

Fuente: Ayuntamiento de Madrid, Quinto recuento nocturno sobre personas «sin hogar», 2010.

boca de los inmigrantes «sin hogar» que fueron entrevistados aquella noche,
los motivos que les condujeron a su situación (gráfico 1). Como podemos
observar, factores estructurales como la falta de trabajo o su situación de «sin
papeles» son claves a la hora de entender sus itinerarios vitales, en relación
con lo anterior, su pobreza en términos económicos, así como condicionantes
vinculados con rupturas afectivas22 y problemáticas de orden personal, como
el consumo de alcohol o padecer algún tipo de enfermedad.

La población inmigrante en situación de exclusión social extrema


Estimar el número de inmigrantes en situación de exclusión extrema en España
es muy difícil, dada la ilegalidad administrativa en la que vive un sector de ellos,
que, según cálculos de Naciones Unidas, supone aproximadamente el 10%
del total de los empadronados en España (aproximadamente, unas 573.000
personas) (PNUD, 2009).
A este último caso corresponde, básicamente, el perfil del inmigrante «sin
techo» / «sin hogar», si bien desde hace varios años se detecta un progresivo
incremento de los casos de personas que tuvieron vidas normalizadas en España.
Son mayoritariamente varones jóvenes y de mediana edad (véase el grá-
fico 2), aunque cada vez hay una mayor presencia de mujeres, menores no
acompañados, personas mayores y en edad de jubilación. Analizar las memorias
de actividad de algunos dispositivos para población «sin hogar» dispuestos por
diversos puntos de la geografía española permite observar la tendencia de los
últimos años, así como su perfil sociodemográfico.

22. De hecho, el 64,10% de los inmigrantes «sin hogar» entrevistados en el Quinto recuento
nocturno sobre personas «sin hogar» estaban solteros, divorciados, viudos o separados.
842  Papers 2012, 97/4 Mª Rosario Hildegard Sánchez Morales

Gráfico 2. Edades los inmigrantes «sin hogar»


0,31 0,1
Menos de 20 años

22,7 20,6 De 20 a 29 años

De 30 a 39 años

De 40 a 49 años
21,6
30,9
De 50 a 59 años

De 60 años y más

Fuente: Ayuntamiento de Madrid, Quinto recuento nocturno sobre personas «sin hogar», 2010.

En el año 1996, un 8% de las personas «sin hogar» eran extranjeras; en


2002, la cifra se elevó al 30% (Cabrera y Malgesini, 2002). Según la Encuesta
sobre las personas sin hogar 2005, realizada por el Instituto Nacional de Esta-
dística (INE, 2005), el 48,2% de los usuarios que acudían a los recursos de
atención para esta población eran extranjeros. El grupo mayoritario era el de
los africanos (43,6%), seguido del de los europeos (37,5%) y el de los ameri-
canos (14,0%).
En los cinco recuentos sobre personas sin hogar realizados anualmente en
la ciudad de Madrid desde el año 2006 hasta el 2010, el abanico porcentual
de inmigrantes «sin hogar» ha oscilado entre el 48% y el 55%. También en
Madrid, según los datos de la Campaña Municipal contra el Frío 2010-2011, el
porcentaje de extranjeros atendidos en estos recursos sobrepasó el 65% (Ayun-
tamiento de Madrid, 2011)23. Son, fundamentalmente, varones, procedentes
del área comunitaria (por la fuerte presencia de rumanos), y cada vez hay un
mayor número de mujeres solas, de mujeres con hijos, de jóvenes, de menores
no acompañados y de familias completas.
Los países de origen han variado a lo largo de los años. A principios de
la década de 1990, en plena crisis de los Balcanes, hubo un número con-
siderable de croatas. En los últimos años, se ha detectado un aumento de
ciudadanos de la antigua Europa del Este (Rumanía24, Bulgaria, Polonia y
Ucrania) y, de un modo constante, se han ido incrementando los marro-
quíes y los subsaharianos. En menor medida, hay europeos (portugueses,
alemanes y franceses) y latinoamericanos (ecuatorianos, peruanos, cubanos y

23. En el dispositivo alternativo de la Campaña contra el Frío 2010-2011 de Madrid, el 70,55%


de los usuarios fueron extranjeros. (Ayuntamiento de Madrid, 2011).
24. Desde hace varios años, la nacionalidad con mayor presencia entre los inmigrantes que
acuden, por ejemplo, a los recursos de la Campaña contra el Frio de Madrid es precisamente
la de los rumanos. En el Quinto recuento nocturno sobre personas «sin hogar» cerca del 30%
de las personas entrevistadas fueron de dicha procedencia.
En los límites de la exclusión social. Inmigración y sinhogarismo en España Papers 2012, 97/4  843

Grafico 3. Campaña Municipal contra el Frío de Madrid. Pabellones Casa de Campo. Datos
comparativos de atención. Varios años
80%
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%

12
9

0
4

01
99

00

00

00

00

00

00

00

00

00

01
00

20
-2
-1

-2

-2

-2

-2

-2

-2

-2

-2

-2

-2
-2

-
10

11
98

99

00

01

02

04

05

06

07

08

09
03

20

20
19

19

20

20

20

20

20

20

20

20

20
20

Españoles Extranjeros

Fuente: Ayuntamiento de Madrid, Campaña Municipal contra el Frío, varios años.

colombianos). Con una anecdótica presencia, tambien encontramos asiáticos


y personas de Oceanía.
Pedro Cabrera y Graciela Malgesini plantearon, en el precitado trabajo del
año 2002, que, del total de inmigrantes que acudían en España a los servicios
de atención para personas «sin hogar», los no comunitarios eran los mayori-
tarios, existía una limitada presencia de personas de la Unión Europea (sobre
todo de Portugal) y un 8% de subsaharianos. Por nacionalidades e importancia
numérica, encontrábamos marroquíes, ecuatorianos, portugueses, rumanos,
colombianos, argelinos, búlgaros y ucranianos (Cabrera y Malgesini, 2002:
50-51).
Transcurrida una década desde la presentación de estos datos, se observan
ciertos cambios de tendencia, al observar los resultados de la Encuesta sobre las
personas sin hogar 2005, así como las memorias de actividad de los últimos trece
años de la Campaña Municipal contra el Frío de la ciudad de Madrid (véase
el gráfico 3), y las de los últimos once años de los albergues para varones San
Juan de Dios de Madrid, Barcelona y Valencia (véase el gráfico 4).
Como podemos observar, salvo en la Campaña Municipal contra el Frío
2000-2001 de Madrid, la población atendida ha sido mayoritariamente extran-
jera. Las campañas de los años posteriores han confirmado que este programa
de atención para población «sin hogar» se ha convertido en un recurso al que
acuden mayoritariamente extranjeros, fundamentalmente hasta la Campaña
del año 2008-2009 para ciudadanos no comunitarios. A partir de esa fecha,
como consecuencia de la incorporación de Rumanía a la Unión Europea, se
produce un cambio de tendencia, puesto que se convierten en dispositivos a los
que acuden fundamentalmente inmigrantes procedentes del área comunitaria,
en su mayor parte procedentes de este país.
844  Papers 2012, 97/4 Mª Rosario Hildegard Sánchez Morales

Grafico 4. Campaña Municipal contra el Frío de Madrid. Pabellones Casa de Campo. Datos
comparativos de atención. Varios años
70%

60%

50%

40%
Españoles
30%
Comunitarios
20%
No comunitarios
10%

0%
9

0
5
4

6
/9

/0

/0

/0

/0

/0

/0

/1
/0
/0

/0
98

99

00

01

02

06

07

09
04
03

05
19

19

20

20

20

20

20

20
20
20

20

1998/99 1999/00 2000/01 2001/02 2002/03 2003/04 2004/5 2005/06 2006/07 2007/08 2009/10
Españoles 45% 44% 66% 29% 32% 33% 48% 53% 34,15% 35,22% 32,77%
Comunitarios 7,78% 7% 9,90% 5% 4% 3% 4% 7% 2,83% 44,47% 46,44%
No comunitarios 46,84% 49% 23,70% 66% 64% 65% 48% 40,00% 63,01% 20,31% 20,79%

Fuente: Ayuntamiento de Madrid, Campaña Municipal contra el Frío, varios años.


* No están disponibles los datos relativos a la Campaña Municipal contra el Frío 2010-2011.

En los albergues San Juan de Dios de Madrid, Barcelona y Valencia, tal


como se desprende de las memorias de actividad de los últimos once años,
encontramos una presencia muy significativa de extranjeros (véase el gráfico 5).
En Madrid, en el año 2003, los extranjeros superaron a los usuarios de nacio-
nalidad española. En Barcelona son también mayoría, aunque se ha ido pro-
duciendo un cierto descenso. En el año 2004, en Valencia, se da un cambio de
orientación en la tendencia, pues, tras tres años en los que los usuarios fueron
mayoritariamente extranjeros, la presencia de personas nacidas en España pasa
al primer lugar. Sin embargo, en el año 2005, se produce en los tres albergues
un aumento de extranjeros y resulta especialmente significativo en el caso del
de Barcelona. A lo largo de estos años y para estos tres albergues, se confirma
que se trata de varones de entre 20 y 39 años y, desde hace varios años, acuden
a ellos una mayoría de ciudadanos comunitarios (por la presencia de rumanos,
polacos y búlgaros), seguidos de los no comunitarios (africanos y americanos).
A la luz de lo expuesto, cabe plantear que la internacionalización de la
exclusión social extrema en España es una realidad. El fenómeno se dispara
a finales de la década de 1990. En los últimos años, se detecta, en las calles
de las principales ciudades españolas y en los recursos de atención para esta
población, un creciente número de extranjeros que, por su problemática, son
personas «sin hogar» crónicas. Respecto al futuro de este fenómeno sociológico,
no es fácil precisar hipótesis de futuro rigurosas y contrastadas, habida cuenta
de los elementos estructurales que intervienen en su evolución.
En los límites de la exclusión social. Inmigración y sinhogarismo en España Papers 2012, 97/4  845

Sobre lo que no parece haya dudas es que en los últimos años ha aumenta-
do, en general, la población «sin hogar» en nuestro país, tal como apuntaron
en febrero de 2010 las personas entrevistadas en el Quinto recuento nocturno
sobre personas «sin hogar», así como la opinión pública española consultada
en la Encuesta de Tendencias Sociales 2010 del GETS (véanse los gráficos 6 y
7). Resulta destacable que al 43,19% de los entrevistados en dicha encuesta
le incomodaba la presencia de personas «sin hogar» en la ciudad o municipio
donde pasaba el día habitualmente, sin embargo, en su mayor parte (69,49)
estimaba que las autoridades deberían apoyar y ayudar en todo lo que se pueda
a estas personas, frente a un escueto 1,50% que planteaba que era necesario
obligarlas a retirarse de la calle, incluso por la fuerza (GETS, 2010).

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