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MÉXICO ¡CREO EN TI!

Ricardo López Méndez

I
VII
México, creo en ti México, creo en ti,
como en el vértice de un juramento. en tus cosechas de milagrerías
Tú hueles a tragedia, tierra mía, que sólo son deseo en las palabras.
y sin embargo ríes demasiado, Te consagras de auroras que te cantan
acaso porque sabes que la risa ¡y todo el bosque se te vuelve carne!,
es la envoltura de un dolor callado. ¡y todo el hombre se te vuelve selva!
II VIII
México, creo en ti, México, creo en ti,
sin que te represente en una forma porque nací de ti, como la flama
porque te llevo dentro, sin que sepa es compendio del fuego y de la brasa;
lo que tú eres en mí; pero presiento porque me puse a meditar que existes
que mucho te pareces a mi alma, en el sueño y materia que me forman
que sé que existe, pero no la veo. y en el delirio de escalar montañas.
III IX
México, creo en ti, México, creo en ti,
en el vuelo sutil de tus canciones porque escribes tu nombre con la equis,
que nacen porque sí, en la plegaria que algo tiene de cruz y de calvario;
que yo aprendí para llamarte Patria: porque el águila brava de tu escudo
algo que es mío en mí como tu sombra, se divierte jugando a los volados
que se tiende con vida sobre el mapa. con la vida y, a veces, con la muerte.
IV X
México, creo en ti, México, creo en ti,
en forma tal que tienes de mi amada como creo en los clavos que te sangran,
la promesa y el beso que son míos, en las espinas que hay en tu corona,
sin que sepa por qué se me entregaron: y en el mar que te aprieta la cintura
no sé si por ser bueno o por ser malo, para que tomes en la forma humana
o porque del perdón nazca el milagro. hechura de sirena en las espumas.
V XI
México, creo en ti México, creo en ti,
sin preocuparme el oro de tu entraña: porque si no creyera que eres mío
es bastante la vida de tu barro el propio corazón me lo gritara,
que refresca lo claro de las aguas, y te arrebataría con mis brazos
en el jarro que llora por los poros a todo intento de volverte ajeno
la opresión de la carne de tu raza. ¡sintiendo que a mí mismo me salvaba!
VI XII
México, creo en ti, México, creo en ti,
porque creyendo te me vuelves ansia porque eres el alto de mi marcha
y castidad y celo y esperanza. y el punto de partida de mi impulso.
Si yo conozco el cielo, es por tu cielo, ¡Mi credo, Patria, tiene que ser tuyo,
si conozco el dolor, es por tus lágrimas como la voz que salva y como el ancla...!
que están en mí aprendiendo a ser lloradas.

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