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DEMANDA DE CAMBIO DE NOMBRE Y DE SEXO

EXPEDIENTE :
ESPECIALISTA :
ESCRITO : 01-2015
SUMILLA : Solicitud de cambio de
nombre y sexo.

SEÑOR (A) JUEZ (A) ESPECIALIZADO (A) EN LO CIVIL


XXXXXXXXXXXXXXXXX, con DNI XXXXXXXXXXXXXX,
con domicilio real en calle XXXXXXXXXXXXXXX, con
domicilio procesal en XXXXXXXXXXXXXXXXX; a Ud.,
respetuosamente, digo:
I. PETITORIO
La actora solicita el cambio de nombre y de sexo en los documentos de identificación (partida
de nacimiento y el documento nacional de identidad) a efectos que se le reconozca como
XXXXXXXXXXXy con sexo femenino y no como XXXXXXXXXXXXXXXXX y como sexo masculino
como actualmente figura en el Registro, por ser/una mujer transexual, en la medida que dicha
situación atenta contra su derecho a la identidad sexual y libre desarrollo de la personalidad.

II. FUNDAMENTOS DE HECHO


1. El solicitante ha recabado su acta de nacimiento de la Municipalidad Provincial de
Lambayeque, en donde se indica que XXXXXXXXXXXX, nació el 16 de noviembre del año 1982,
con sexo masculino, hijo de XXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, naturales de la ciudad de Lambayeque.
2. Del acta de nacimiento, se reafirma su nombre en basado en su género biológico masculino,
siendo el caso que a la actualidad es una persona de 30 años, inscrita en el Registro Civil bajo el
sexo masculino, abandonada al año de edad por su madre y desde entonces criada por sus
abuelos, a quienes consideró siempre sus padres.
3. Desde que tuvo uso de razón, sus comportamientos, forma de sentir y pensar fueron desde
el género femenino, lo que le significó continuos sufrimientos durante toda su vida (vida escolar,
trabajo y vida de relación). A todos estos sentimientos intolerantes, se sumó el rechazo de su
padre, quien nunca tuvo la intención de vivir y estar a su lado en su formación como persona
ni en la construcción de su feminidad. En algún momento recibió tratamientos de hormonas
masculinas que solo produjeron efectos colaterales como dolores de cabeza y náuseas.
Posteriormente, comenzó tomar estrógenos sin control ni receta médica, y a los 23 años adoptó,
en otra ciudad donde no la conocían, ropas femeninas.
4. Durante años trabaja en tareas pocos remuneradas y sin registro alguno a fin de no verse
frente a la obligación de brindar explicaciones referidas a aspectos íntimos de su persona. Tuvo

1
que dejar estudios en curso por no soportar burlas y así por ejemplo, realizó un curso de
enfermería sin retirar el título para no verse en la obligación de exhibir documento nacional de
identidad, lo cual ha sido motivo suficiente para solicitar el cambio de género en su Documento
Nacional de Identidad bajo los siguientes fundamentos de derecho.

III. FUNDAMENTOS DE DERECHO

A) Sobre el diagnóstico del transgenerismo

En lo que respecta a la identidad de género, cabe precisar que actualmente la Organización


Mundial de la Salud incluye dentro del rubro “Trastornos de la identidad sexual” (F64) de
su Manual de Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) al transexualismo y al
transvestismo no fetichista, con la siguiente especificación:

“F64 Trastornos de la identidad sexual

F64.0 Transexualismo
Consiste en el deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del sexo opuesto, que
suele acompañarse por sentimientos de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico
propio y de deseos de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que
el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido.

F64.1 Transvestismo no fetichista


Consiste en llevar ropas del sexo opuesto durante una parte de la propia existencia a fin
de disfrutar de la experiencia transitoria de pertenecer al sexo opuesto, pero sin ningún
deseo de llevar a cabo un cambio de sexo permanente y menos aún de ser sometido a
una intervención quirúrgica para ello”.

No obstante lo anterior, cabe señalar que la Asociación Psiquiátrica Americana (APA), desde
el 2012, no considera al transgenerismo y transexualismo per se como patologías o
transtornos mentales, no consignando dichas conductas en su “Manual Estadístico de
Diagnósticos de Trastornos Mentales” (DSM-5). En vez de ello, la APA señala que1:

“Un estado psicológico solo se considera un trastorno mental si causa angustia o


discapacidad. Muchas personas trans no experimentan su género como algo
angustiante ni como una discapacidad, lo cual implica que identificarse como
transgénero no constituye un trastorno mental. Para estas personas, el problema
fundamental radica en hallar recursos asequibles, como asesoramiento, terapia
hormonal, procedimientos médicos y el respaldo social necesarios para expresar
libremente su identidad de género y minimizar la discriminación. Muchos otros
obstáculos pueden conducir a la angustia, incluso a la falta de aceptación dentro de la
sociedad, experiencias directas o indirectas con la discriminación o la agresión sexual.
Estas experiencias pueden provocar ansiedad, depresión o trastornos relacionados, más
frecuentemente, en personas trans que en personas que no lo son”.

1 Según el Manual Estadístico de Diagnósticos de Trastornos Mentales conocido como DSM-5, la disforia de género
puede ser diagnosticada en personas que experimentan una incongruencia de género intensa y persistente. Algunos
sostienen que el diagnóstico patologiza inapropiadamente la incongruencia de género y debería ser eliminado. Otros
sostienen que es indispensable mantener el diagnóstico para garantizar el acceso a la atención. La Clasificación
Internacional de Enfermedades conocida como ICD está bajo revisión y puede haber cambios en su clasificación actual
frente a la incongruencia de género intensa y persistente denominada trastorno de identidad de género.
http://www.apa.org/topics/lgbt/brochure-personas-trans.pdf

2
De lo anterior, es posible concluir que al igual que ocurrió con la homosexualidad en su
momento, hoy por hoy no existe un consenso de parte de los entes técnicos autorizados de
la ciencia médica internacional respecto de la clasificación del trangenerismo y
transexualismo como enfermedades mentales.

Aunado a lo anterior, cabe precisar que el actual Manual de Clasificación Internacional de


Enfermedades (CIE-10) se encuentra en proceso de revisión con miras a la elaboración de
una nueva versión (CIE-11) para el año 2017, en el marco del cual, por cierto, se han
presentado diversas propuestas para la eliminación del transexualismo y del transvestismo
no fetichista de la clasificación de trastornos mentales.
Estas opiniones técnicas de organismos internacionales apoyan la idea de que no toda
incoherencia entre el sexo biológico de una persona y su identidad sexual psicológica puede
considerarse una patología, sino que la presencia de los elementos objetivos2 determinará
tal condición. Por otro lado, actualmente, al no considerarse una patología per se, tampoco
existe un tratamiento consensuado para cuando esta incoherencia llega a considerarse un
trastorno, sin embargo, existen documentos técnicos que señalan que en lo respecto al
trastorno de la identidad de género las acciones deben orientarse a procurar la aceptación
de la persona del género con el que se siente más identificada. En este sentido, la Guía
Clínica para el Diagnóstico y Tratamiento de los trastornos de Identidad de Género de la
Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición3 señala:
“La psicoterapia no es un requisito absolutamente necesario para el proceso
terapéutico, y dependerá de las necesidades individuales, estableciéndose objetivos
y duración. Se debe tratar al paciente de una forma global, prestando interés a
todos los aspectos, no sólo al problema de identidad de género. La psicoterapia no
intenta curar el TIG sino ayudar a la persona a sentirse mejor con su identidad y a
enfrentar otros problemas distintos, aclarando y aliviando conflictos.”
En este punto se debe tener en cuenta que el “tratamiento” ante los trastornos de
identidad de género no debe ser llevada mediante la limitación de sus derechos a la
identidad, libre desarrollo de la personalidad y mucho menos dignidad.
En el caso en concreto las opciones de respuesta por parte del Estado a través de su
ordenamiento vigente pueden ser identificadas en un número cerrado, pues en primer
lugar se encuentra la actual posibilidad de que una persona que se sienta identificada con
el sexo opuesto con el que biológicamente nació, desarrolle su proyecto de vida y ejercicio
de su derecho a la identidad a través de un procedimiento de cambio de nombre, que sí es
aceptado por nuestro ordenamiento jurídico4. Sin embargo, este ejercicio de derechos se
vería limitado a continuar con el sexo biológico en el Documento Nacional de Identidad
dado a que formalmente, la legislación vigente no permite tales cambios.

2 El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales establece la presencia de los siguientes elementos
para considerar el trastorno de la identidad de género como una patología:
“A. Identificación acusada y persistente con el otro sexo (no sólo el deseo de obtener las supuestas ventajas
relacionadas con las costumbres culturales).
B. Malestar persistente con el propio sexo o sentimiento de inadecuación con su rol.
C. La alteración no coexiste con una enfermedad intersexual. D. La alteración provoca malestar clínicamente
significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
3 Disponible en:
https://www.google.com.pe/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&ved=0CBsQFjAA&url=http%3A%2F%2
Fwww.carlaantonelli.com%2FGuia_clinica_SEEN.doc&ei=Jy3aVLq3FsmfNpqegKgN&usg=AFQjCNHdNtenx_Hd4vavn
W829d60sXdIcQ&sig2=0J5rM8v5qOIQO9OpS3aKVA&bvm=bv.85464276,d.eXY&cad=rja
4 Cfr. Tribunal Constitucional. STC 2273-2005- PHC/TC y Art. 29 del Código Civil.

3
Por otro lado, existe la posibilidad de que las personas trans puedan realizar el cambio tanto
de nombre como de sexo en los documentos que la identifican ante la sociedad. Este
cambio permitiría brindar las condiciones adecuadas de desarrollo de su proyecto de vida
pues si bien desde un punto de vista cromosómico no podrá concretar la similitud con el
sexo con el que se identifica, sí se habrá agotado las condiciones para garantizar los
derechos en mención.
Finalmente es necesario señalar que, bajo el respeto de la dignidad de las personas trans,
el Estado no puede definir, bajo criterios perfeccionistas, cuál debe ser el modo de
sobrellevar esta discordancia entre la identidad de género y el sexo biológico, en este
sentido, el tribunal Constitucional ha señalado que:
[el] moralismo legal o perfeccionismo, coacciona a la persona para que ésta,
supuestamente por su propio bien, se adecúe a un concreto ideal de vida o patrón
de excelencia humana, que la mayoría social considera moralmente virtuoso. Así,
tal como refiere Carlos S. Nino, “el perfeccionismo debe ser cuidadosamente
distinguido del paternalismo estatal, que no consiste en imponer ideales personales
o planes de vida, que los individuos no han elegido, sino en imponer a los individuos
conductas o cursos de acción que son aptos para que satisfagan sus preferencias
subjetivas y los planes de vida que han adoptado libremente5”
Así expuesto, independientemente de esta clasificación, lo cierto es que las diversas
manifestaciones de la identidad de género han sido motivo de diversas violaciones a los
derechos humanos de las personas transgeneristas, situación prohibida tanto por el
Derecho internacional de los derechos humanos, así como por el orden Constitucional
peruano.

Negar el cambio de género en el DNI de una persona trans implica obligarla a un modo de
vida que desarrollará con múltiples dificultades, las cuales terminarán objetivando a la
persona en un ideal de vida la cual no comparte.

B) Sobre el transgenerismo y su relación con el derecho a la identidad de las personas y el


libre desarrollo de su personalidad
El ser humano, sin importar su condición o rasgos distintos respecto a los demás comparte
un mismo ideal con todos los seres humanos: la dignidad. Este atributo es compartido por
todos y solo los seres humanos, el cual permite el reconocimiento de múltiples derechos,
cuyo ejercicio permite, a su vez, la estructuración de un proyecto de vida.
El proyecto de vida, a la luz de la jurisprudencia internacional, se asocia al concepto de
realización personal, que a su vez se sustenta en las opciones que el sujeto puede tener
para conducir su vida y alcanzar el destino que se propone6. De esta manera, no existe un
modelo único de vida o ideal correcto de un proyecto de vida, sino que será mediante el
ejercicio su autonomía moral que cada persona elaborará su propio proyecto de vida
siempre y cuando no vulnere el derecho de otras personas a ejercer sus propios proyectos
de vida. En este sentido, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de
1789 en su artículo 5° señala:
“Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. (…)” (artículo 1º);
“La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no perjudique a otro; por eso,
el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los

5Tribunal Constitucional. EXP. N° 00032-2010-PI/TC, fundamento jurídico 50.


6Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Loayza Tamayo, sentencia de reparaciones del 27 de noviembre
de 1998. Fundamento jurídico 45.

4
que garantizan a los demás miembros de la sociedad el goce de estos mismos
derechos. Tales límites solo pueden ser determinados por la ley” (artículo 4º); “La
ley solo tiene derecho a prohibir los actos perjudiciales para la sociedad. Nada que
no esté prohibido por la ley puede ser impedido, y nadie puede ser constreñido a
hacer algo que ésta no ordene”
El ejercicio de la autonomía moral encuentra su reconocimiento en el derecho al libre
desarrollo de la personalidad, derecho constitucional reconocido en el artículo 2°, inciso 1°
de la Constitución7, cuyo respeto incluye desmitificar conceptos respecto de lo que
individualmente pueda considerarse correcto o incorrecto , para dar lugar a respetar el
modo en el que se ejerce la misma.
El libre desarrollo de la personalidad es un derecho cuyo ejercicio es permanente en el
tiempo y cuya gradualidad de ejercicio se demuestra conforme el ser humano se va
desarrollando en sociedad, pues en una línea de tiempo, el crecimiento natural de todo ser
humano significa el involucrarse en diferentes actividades y planificar diversos prospectos
de vida.
En cuanto al ejercicio del libre desarrollo de la personalidad, el Tribunal Constitucional ha
precisado que esta libertad general derivada de la dignidad solo puede asumirse como
válidamente ejercida en la medida de que tal ejercicio no resulte violatorio de los derechos
fundamentales de otros seres humanos8.
Carlos Ghersi afirma que cada ser humano existe como hombre o como mujer y vive como
una persona de un género, sin embargo la determinación sexual se establece por diversos
elementos que van desde lo estrictamente genético y los caracteres exteriores; pasando
por lo fisiológico, como las hormonas sexuales y llegan a lo psicológico, lo social y lo
jurídico9.

La transexualidad es definida como "un síndrome caracterizado por el hecho que una
persona, que desde el punto de vista del genotipo y fenotipo, es clasificada legalmente
dentro de un determinado sexo, sin embargo tiene conciencia de pertenecer al sexo
opuesto, o mejor dicho de vivir a la manera que lo hacen los sujetos del género contrario.
El transexual tiene un profundo sentimiento de pertenecer al otro sexo, no obstante ser
una persona normal desde una perspectiva genética y morfológica"10.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, más concretamente el Grupo de


Trabajo sobre Transtornos de Identidad de Género, afirman que:

"Los y las transexuales tienen la convicción de pertenecer al sexo opuesto al que


nacieron, con una insatisfacción mantenida por sus propios caracteres sexuales
primarios y secundarios, con un profundo sentido de rechazo y un deseo manifiesto
de cambiarlos médica y quirúrgicamente. Desde la infancia su identidad mental es
distinta a su fenotipo genital. Son mujeres que se sienten "atrapadas" en el cuerpo
de un hombre, y hombres que se sienten "atrapados" en el cuerpo de una mujer;

7 Tribunal Constitucional. STC 2868-2004-PA, Fundamento Jurídico 14.


8 Tribunal Constitucional. Expediente N° 0032-2010-PI, Fundamento Jurídico 22.
9 Ver GHERST, Carlos A. “Derechos fundamentales de la Peruana Humana”. Edit. La Ley. Buenos Aires, Argentina 2004,

p. 165.
10 Ver PATTI Salvatore y WILL, Michael R. "Mutamento di sesso e tutella della persona". Cedain Padua; p. 12, citado

por FERNANDO SESSAREGO, Carlos "Nuevas Tendencias en el Derecho de las Personas”. Edit Universidad de Lima,
1990, p. 212.

5
sin transtornos psiquiátricos graves que distorsionen la percepción de la realidad,
que necesitan ser aceptados legalmente en el género elegido"11.

Por su parte, la Corte Europea de Derechos Humanos, aclara respecto al transexual como:
“Una persona que pertenece físicamente a un sexo pero que siente el pertenecer a otro, y
para acceder a una identidad más coherente y menos equívoca se somete a tratamientos
médicos o a procedimientos quirúrgicos, a fin de adaptar sus caracteres físicos a su
psiquísmo. Tales intervenciones nunca otorgan todos los caracteres del sexo opuesto al de
origen”12.

Para entender la situación de las personas transgeneristas, en cuanto a su libre desarrollo


de la personalidad y perfeccionamiento de su identidad, es necesario reconocer la
distinción entre el género y el sexo, pues mientras que el sexo es orientado al aspecto
biológico – cromosómico de las personas, la identidad de género es la vivencia interna e
individual del género tal como cada persona la siente profundamente, la cual podría
corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia
personal del cuerpo (que podría involucrar la modificación de la apariencia o la función
corporal a través de medios médicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que la misma
sea libremente escogida) y otras expresiones de género, incluyendo la vestimenta, el modo
de hablar y los modales13.

En el caso de la identidad de género, el libre desarrollo de la personalidad se consolida a


través del tiempo, en algunos casos reafirmando la identidad sexual biológica y en otros
casos separándose de esta. Se debe tener en cuenta que ambas formas de ejercicio de la
autonomía moral son legítimas, pues corresponden a un desarrollo biológico y social a
través del cual la persona se siente identificada y auto reconocida.

Sin embargo, en este proceso biológico social, las personas transgeneristas el desarrollo de
la identidad sexual biológica no coincide con la identidad de género, lo cual, dentro de un
entorno legal sin condiciones adecuadas para el ejercicio del proyecto de vida impide el
libre desarrollo de estas personas, pues encuentran obstáculos de carácter normativo para
realizar sus actividades comunes, quedando limitado también el ejercicio a libre desarrollo
de la personalidad, tal como lo ha señalado el Tribunal Constitucional14:

“[e]l derecho al libre desarrollo garantiza una libertad general de actuación del ser
humano en relación con cada esfera de desarrollo de la personalidad. Es decir, de
parcelas de libertad natural en determinados ámbitos de la vida, cuyo ejercicio y
reconocimiento se vinculan con el concepto constitucional de persona como ser
espiritual, dotada de autonomía y dignidad, y en su condición de miembro de una
comunidad de seres libres. (…). Tales espacios de libertad para la estructuración de la
vida personal y social constituyen ámbitos de libertad sustraídos a cualquier intervención
estatal que no sean razonables ni proporcionales para la salvaguarda y efectividad del
sistema de valores que la misma Constitución consagra.”

11 Ver www.symposion.com/ijt/soc-01/index.htm
12 Sentencia emitida por la Corte Europea de Derechos Huamanos: 2/1985/88/135, Rees vs The Unitek Kingdom,
Párrafo 38, 17/10/86.
13 Principios sobre la aplicación de la legislación internacional de derechos humanos en relación con la orientación

sexual y la identidad de género. Disponible en:


http://www.oas.org/dil/esp/orientacion_sexual_Principios_de_Yogyakarta_2006.pdf
14 STC 2868-2004-PA, fundamento jurídico 14.

6
En estos casos, tal como ha sostenido Carlos S. Nino15, una conducta debe estar exenta de
toda interferencia estatal cuando ella es susceptible de ser valorada por el ciudadano como
relevante a su plan de vida libremente elegido o asumido, y no implica un riesgo apreciable
de generar perjuicios relativamente serios a intereses legítimos de terceros, sin que pueda
incluirse entre tales intereses las meras preferencias de los demás acerca del modo de vida
que el ciudadano debería adoptar.

Finalmente, si bien la creación de disposiciones normativas que coadyuven al libre


desarrollo de estas personas corresponde al Poder Legislativo, la labor jurisdiccional no
puede dejar de administrar justicia por vacío o defecto de las normas16, sino que su labor
resulta importante para reivindicar los derechos afectados producto de inacciones
legislativas.

C) El reconocimiento legal del sexo social de las personas transgeneristas en relación con el
derecho a su identidad y libre desarrollo de su personalidad
Entre los derechos esenciales de la persona, ocupa un lugar primordial el derecho a la
identidad personal, la misma que está consagrado en el inciso 1) del artículo 22 de nuestra
Constitución Política, la que es como "(...) el conjunto de atributos y características, tanto
estáticos como dinámicos, que individualizan a la persona en sociedad. Se trata de todos
aquellos rasgos que hacen posible que cada cual sea "uno mismo" y "no otro". (...) En
síntesis - aclara el autor- "se puede decir que la identidad es el bagaje de características y
atributos que definen la "verdad personal" en que consiste cada persona"17.

En este mismo sentido el Tribunal Constitucional, se ha pronunciado sobre este derecho,


entendiéndolo como "el derecho que tiene todo individuo a ser reconocido estrictamente
por lo que es y por el modo cómo es. Vale decir, el derecho a ser individualizado conforme
a determinados rasgos distintivos, esencialmente de carácter objetivo (nombres,
seudónimos, registros, herencia genética, características corporales, etc.) y aquellos otros
que se derivan del propio desarrollo y comportamiento personal, más bien de carácter
subjetivo (ideología, identidad cultural, valores, reputación, etc.)18.

Por tanto, el derecho a la identidad es aquella prerrogativa de ser reconocido como uno
mismo y a ser percibido por los demás de acuerdo a dicha autopercepción individual; en
otras palabras, es el derecho a la proyección y reconocimiento de la autoconstrucción
personal19.

Ahora bien, conviene señalar, habiendo realizado supra la diferenciación entre sexo y
género, que en el ámbito legislativo se ha hecho un uso indistinto de ambos términos. En
esta línea, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos20, en un sentido
proteccionista, ha decantado que:

“Social y doctrinalmente se ha establecido una diferenciación entre el sexo y el género y


actualmente existe una tendencia a marcar esta distinción también en el lenguaje

15 Cfr. Nino, C. S., Ética y derechos humanos, Astrea, Buenos Aires, 2007, p. 441.
16 Constitución Política del Perú, Artículo 139, inciso 8.
17 Ver. AA. VV. “La Constitucional Comentada”. T-1 1era edic. Edit. Gaceta Jurídica. Lima, Perú; 2005; p. 20,
18 Tribunal Constitucional. Expediente No. 2273-2005-PHC/TC, fundamento jurídico 21.
19 Ver SIVERINO BAVIO, Paula. " El derecho a la identidad person al: manifestaciones y

perspectivas”. En AA.VV.\ "Los derechos fundamentales: Estudiosde los derechos constitucional desde las diversas
especialidades del Derecho. Edit. Gaceta Constitucional. Lima; Perú; 2010; p. 60.
20 Orientación sexual, identidad de género y expresión de género: algunos términos y estándares relevantes, punto

15. Disponible en http://scm.oas.org/pdfs/2012/CP28504S.pdf

7
legislativo. Sin embargo, a nivel internacional y con cierta uniformidad en el ámbito
doméstico, las categorías sexo y género han sido históricamente utilizadas en forma
intercambiable. Por lo tanto, en el caso de algunos tratados internacionales y demás
cuerpos normativos que al momento de su redacción no contemplaban la categoría
“género”, se interpreta que la categoría “sexo” comprende también la categoría
“género”, con el fin de asegurar el objeto útil de la protección jurídica integral.
En ese sentido, la referencia al cambio de sexo que se realiza en el presente documento
involucra, en estricto, un cambio en la identidad de género, la misma que se encuentra
comprendida dentro del “sexo” al que hace referencia los documentos de identidad de las
personas.

En esta línea, hoy en día, resulta de importancia reconocer al "sexo" tan igual como el
nombre, como un elemento que permite también identificar al ser humano y distinguirlo
de lo demás. En ese sentido el Tribunal Constitucional ha establecido en su Sentencia
0139-2013-PA/TC, fundamento 4, que “queda claro que el sexo forma parte de la identidad
de la persona y, como tal, debe quedar correctamente constatado en el Registro del Estado
Civil en donde se inscriben los nacimientos (cfr. artículo 44, inciso "a", de la Ley N° 26497,
Ley Orgánica del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, en adelante
LORENIEC)".

Lo cierto es que diversas organizaciones mundiales científicas autorizadas han entendido


que el sexo de la persona (y con ello, el género) está compuesto por diversos elementos y
no solamente el biológico o cromosómico. En efecto, actualmente y desde un enfoque
multidisciplinario, existe una posición que señala que el sexo es dinámico ya que se da
en el transcurso del desarrollo de la persona y no el del nacimiento, ello referido a la
peculiar actitud que asume la persona en sociedad (sexo social), a los hábitos y
comportamientos (sexo psicológico) los que pueden incluso diferir del sexo
cromosómico; lo que implica que el sexo es un todo, y que la autodeterminación de la
persona es lo que define el sexo de todo ser humano, la que debe coincidir con los
demás elementos que permiten identificarla como es el caso del pre nombre; por tanto
debe consignarse registralmente en los documentos de identidad dichos elementos reales,
ya que ambos sexo y nombre son parte de la identidad de toda persona21.

La propia jurisprudencia del Tribunal Constitucional se ha pronunciado en el sentido antes


expuesto:

"[El Sexo] Es la identificación que se asigna al recién nacido y que lo ubica en el


género masculino o femenino. El sexo está compuesto por diversos elementos:
cromosómico, gonadal, anatómico, psicológico, registral y social, los mismos que

21En su artículo "El cambio de sexo y el derecho a propósito de la reciente sentencia del Tribunal Constitucional
Peruano" en Revista Diálogo con la Jurisprudencia. Nº 100. Año 12. Edit. Gaceta Jurídica. Enero 2007, pág. 107. Entre
otros autores tenemos: NETTER, Frank H. "Sistema Reproductor". Tomo II. 2000, pág. 267.; LOPEZ, Félix "La
adquisición del rol y la identidad sexual: función de la familia" en Revista Infancia y Aprendizaje. 1984, elaborado
por la Universidad de Salamanca. España; pág. 65 — 75; QUIÑONES ESCAMEZ, Ana "Derecho Comunitario, Derechos
Fundamentales y denegación del cambio de sexo y apellidos: ¿Un orden público Europeo armonizador? (a propósito
de la SSTJCE, asunto K.B. y García Avello) en Revista de Derecho Comunitario Europeo. Año 8 Número 18 Mayo-
Agosto 2004; p. 519 — 522; CANO ONCALA (Guadalupe y Otros en "La Construcción de la identidad de género en
pacientes Transexuales: Gender Identity Construction in Transsecaul patients, en
http//documentación.aen.es/pdf/revista-aen/2004/revista-89/1a-construccion-de-la-identidad-de-genero-en-
pacientes-transexuales.
pdf; y FERNANDEZ SESSARGO, Carlos en AA.VV. "La Constitución Comentada" Tomo I. Edit. Gaceta Jurídica.
Lima, Perú, 2005, p. 022.

8
interactúan en el sujeto de tal forma que lo configuran. Al momento de nacer la
persona solo se toma en cuenta el sexo anatómico, ya que la personalidad del
recién nacido, que expresará su identidad, recién comenzará a desarrollarse"22.

Es así, concebido el sexo como una unidad biopsicosocial, ésta forma parte de la identidad
de la persona, siendo que de existir contradicciones entre el sexo cromosómico,
psicológico, físico y social (disforia de género), es la persona quién debe decidir libre y
voluntariamente a qué género desea pertenecer, es lo que se denomina el derecho de
autodeterminación sexual, siendo que corresponde al Estado la sociedad respetar dicha
decisión y reconocerlo a través del sistema jurídico (sexo legal).

C.1. La razón subyacente de la existencia del DNI y otros documentos de identidad


Entonces, queda a saber si la regla que prohíbe la adulteración de los nombres establecida
en el artículo 29 del Código Civil alcanza también al género de la persona, de alcanzarlo, si
esta medida resulta ser constitucionalmente válida o si su existencia restringe el goce de
derechos de manera desproporcionada. Para esto es necesario analizar lo que la doctrina
ha denominado la búsqueda de la razón subyacente de la norma.
Este planteamiento, iniciado por Frederick Schauer23 establece que toda regla jurídica
posee un conjunto de razones subyacentes que tarde o temprano generará el efecto de
sobre e infra inclusión con respecto a las consecuencias elegidas como relevantes por la
regla, esto es, que en determinados casos la regla actuará con mayor énfasis y restringiendo
su permeabilidad al máximo, mientras que en otros casos deberá ser un poco más abierta
o deberá verse superada por el caso en concreto, sin embargo en ambos casos la regla no
perderá su vigencia dentro del ordenamiento jurídico, pues esta se encuentra dirigida de
manera general tutelando bienes jurídicos valiosos en una sociedad.
En este sentido, sabemos que la existencia de criterios para regular la identificación de las
personas contenidos en determinados documentos existen por la necesidad de dejar
constancia documental de la existencia de una persona; en este sentido, el Tribunal
Constitucional ha definido que la partida de nacimiento, documento inicial de identificación
de una persona, es el documento a través de cual se acredita el hecho del nacimiento y, por
ende, la existencia de una persona. Con este asiento registral y sus certificaciones
correspondientes en los registros civiles se deja constancia del hecho inicial o determinante
de la existencia de una personalidad humana24.Es así que esos fines de identificación
constituyen una finalidad compartida de la partida de nacimiento y el Documento Nacional
de Identidad.
La partida de nacimiento es el primer documento que cumple los fines que la norma
estipula sobre la identificación de las personas25 en el que se consigna, entre otros datos,
los nombres del recién nacido y el sexo biológico del mismo. Esta inscripción se basa en el
análisis objetivo de la sexualidad biológica de la persona quien, al no poder manifestar
voluntad alguna en ese momento, debe ejercer el derecho a la identidad a través de lo que
la realidad demuestra. Algo similar ocurre con el pre nombre, pues este queda a la libre
elección de los padres.
Sin embargo, en ambos casos, nombre y género, la persona dentro del desarrollo biológico
y social puede encontrar discrepancias con la identidad consignada formalmente en los

22 Tribunal Constitucional. STC No. 2973-9005-PHC/TC, F.J. 15


23 Cfr. SCHAUER FREDERICK. Las reglas en juego: un examen filosófico de la toma de decisiones basada en las reglas
en el derecho y en la vida cotidiana. MARCIAL PONS, Barcelona: 2004.
24 STC 2273-2005- PHL/TC, fundamento jurídico 11.
25 Código Civil, Artículo 21.

9
documentos que la identifican, tal como lo ha señalado el Tribunal Constitucional26 al
establecer que el sexo del individuo:
“Es la identificación que se asigna al recién nacido y que lo ubica en el género
masculino o femenino. El sexo está compuesto por diversos elementos:
cromosómico, gonadal, anatómico, sicológico, registral y social, los mismos que
interactúan en el sujeto de tal forma que lo configuran. Al momento de nacer la
persona solo se toma en cuenta el sexo anatómico, ya que la personalidad del recién
nacido, que expresará su identidad, recién comenzará a desarrollarse.”
Esta modalidad de desarrollo de la identidad se debe a que los elementos que la conforman
no son únicamente los biológicos, sino un conjunto que determina a la persona como un
ser diferenciado de las demás personas e identificado consigo mismo, en este sentido, la
persona forma un proyecto de vida que guarda un sello único, irrepetible e intransferible
por lo que el llevarlo a cabo de línea la personalidad del ser, cómo es que la persona aparece
en el mundo exterior con sus características sociológicas, culturales, psicológicas y
espirituales que guardan relación con los valores que en ejercicio de su autonomía moral
profesa y defiende27.
Asimismo, existen otros documentos de identificación que derivan de la partida de
nacimiento que coadyuvan a consolidar la identidad de las personas, es así que en el Perú
el Documento Nacional de Identificación (DNI) confirma los datos adicionales para
identificar a las personas muchos de los cuales se ya se encuentran en la partida de
nacimiento. A partir de la emisión del DNI, la persona encuentra la posibilidad de
identificarse ante el resto de la sociedad como un sujeto de derechos y deberes, teniendo
el deber de actualizar algunos datos que puedan variar en su identificación en el transcurso
del tiempo. Es así que por ejemplo, si la persona contrae matrimonio deberá variar su
estado civil consignado en el DNI, si luego se divorcia deberá seguir el mismo trámite. Estos
cambios se realizan porque las circunstancias objetivas relevantes para la identificación de
una persona han variado, por ende el nuevo DNI debe responder ante tales cambios siendo
adaptado a la realidad.
Por otro lado existen circunstancias subjetivas que permiten los cambios en el DNI, pues en
el caso de los nombres la razón que motiva dichos cambios es eminentemente subjetiva28,
sin embargo, el ordenamiento jurídico lo permite pues, se entiende que el componente
subjetivo de la personalidad es tan relevante como los componentes objetivos.
Entonces, podemos señalar que las razones de los datos consignados en los documentos
de identificación tienen la finalidad de establecer un descripción de la persona como un ser
independiente de las demás y poder diferenciarlas unas de otras para efectos jurídicos,
podríamos apoyar a esta premisa que también existen razones de seguridad jurídica,
estadístico entre otras, sin embargo todas parten de una función de identificación, por
ende, podemos señalar que la razón subyacente de la norma es una finalidad de
identificación. Por ende, es necesario pasar a analizar si el cambio de género en el DNI por
parte de una persona transexual vulnera esta razón subyacente, esto nos permitirá saber
el grado de permeabilidad de la norma en razón del caso en concreto, para esto deberá ser

26 STC 2273-2005- PHL/TC, fundamento jurídico 15.


27 STC 00139-2013-PA/TC, Voto singular de los magistrados Eto Cruz y Mesía Ramírez, página 11.
28 Cambio o adición de nombre

Artículo 29.- Nadie puede cambiar su nombre ni hacerle adiciones, salvo por motivos justificados y mediante
autorización judicial, debidamente publicada e inscrita.
El cambio o adición del nombre alcanza, si fuere el caso, al cónyuge y a los hijos menores de edad.

10
analizado el grado de afectación de las personas que se encuentran en la obligación de
llevar un DNI sin posibilidad de modificación en cuanto al género.
C.2 El DNI sin adulteración en el género y sus efectos en el derecho a la identidad y el libre
desarrollo de la personalidad
En el caso de las personas trans, al existir una discordancia entre su identidad de género y
el sexo biológico es necesario determinar cuál debería primar respecto del otro y que
debería ser reconocido por el estado con fines de la identificación de la persona, este
análisis deberá tener en cuenta las razones de ambos lados a fin de visualizar la necesidad
de efectuar el cambio de sexo en el DNI bajo un criterio de proporcionalidad.
En primer lugar, una persona que se identifica con el sexo cromosómicamente opuesto y
que producto de ello se haya sometido a tratamientos orientados a acercarse físicamente
al sexo opuesto encontrará muchas trabas en el ejercicio de sus actividades diarias, pues,
al contar consignado el sexo cromosómico en su Documento Nacional de Identidad se verá
en la obligación no sólo de verse limitada en su derecho a la identidad desde una
perspectiva interna, sino que también, debido a la incoherencia entre la apariencia física y
lo consignado en el DNI, deberá explicar constantemente la razón por la que existe tal
discordancia, viéndose vulnerada su derecho a la intimidad pues con justa razón, ante
cualquier trámite a realizar en el que se requiera la muestra física del DNI, quien se
encargue de realizar la corroboración notará dicho aspecto, lo cual no sólo generará
solicitar las explicaciones del caso sino también podría frustrar el ejercicio del trámite
perjudicando gravemente a la persona.
En los últimos años, los organismos internacionales de protección de los derechos humanos
han documentado violaciones de los derechos humanos cometidas contra el colectivo
LGTBI en todo el mundo29. Así, el Sistema de Naciones Unidas ha señalado que las personas
con una orientación sexual o identidad de género diferente al modelo de sexualidad social
o moralmente aceptado por determinado ámbito de la población han sido históricamente
perseguidas y discriminadas, siendo común el uso de estereotipos en el trato hacia dicha
comunidad30
Este patrón histórico de violaciones de los derechos humanos de las personas LGTBI
persiste en la actualidad. Al respecto, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos ha señalado en su informe del año 2011, que en todas las regiones del
mundo hay personas que sufren violencia y discriminación debido a su orientación sexual

29 LGTBI: lesbianas, gays, transexuales, bisexuales, intersexuales. Para una revisión más exhaustiva de dichos
conceptos revisar: Principios de Yogyakarta y COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Orientación
sexual, identidad de género y expresión de género: algunos términos y estándares relevantes. Washington D.C., 2012.
30 NACIONES UNIDAS. Informe del Relator Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel

posible de salud física y mental, E/CN.4/2004/49, 16 de febrero de 2004, párr. 33 (“la discriminación y la
estigmatización siguen representando una grave amenaza contra la salud sexual y reproductiva de muchos grupos,
como […] las minorías sexuales”); Informe del Relator Especial sobre la cuestión de la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes, E/CN.4/2004/56, 23 de diciembre de 2003, párr. 64 (“Las actitudes y creencias
derivadas de mitos y miedos relacionados con el VIH/SIDA y la sexualidad contribuyen a la estigmatización y la
discriminación contra las minorías sexuales. Además, la percepción de que los miembros de estas minorías no
respetan las barreras sexuales o cuestionan los conceptos predominantes del papel atribuido a cada sexo parece
contribuir a su vulnerabilidad a la tortura como manera de ‘castigar’ su comportamiento no aceptado”); Relator
Especial sobre la independencia de los magistrados y abogados, Los derechos civiles y políticos, en particular las
cuestiones relacionadas con: la independencia del Poder Judicial, la administración de justicia, la impunidad, Misión
en Brasil, E/CN.4/2005/60/Add.3, 22 de febrero de 2005, párr. 28 (“Travestis, transexuales y homosexuales son
también con frecuencia víctimas de episodios de violencia y discriminación. Cuando recurren al sistema judicial, se
encuentran, a menudo, con los mismos prejuicios y estereotipos de la sociedad reproducidos allí”). Ver, también:
NACIONES UNIDAS. Informe Nacidos libres e iguales: Orientación sexual e identidad de género en las normas
internacionales de derechos humanos. HR/PUB/12/06. Nueva York - Ginebra, 2012.

11
o identidad de género. Esta afirmación ha sido reiterada en investigaciones por los
mecanismos de Naciones Unidas31.
Es así que, el exponer el antecedente biológico de la persona significa exponerla a un
escenario de burlas y situaciones de desprecio o discriminación, que aunque se encuentran
prohibidas por nuestro ordenamiento jurídico, no podría negarse la existencia de estos
actos32 y por ende la posibilidad a tal exposición de sus derechos teniendo en consideración
la realidad social. En este sentido la doctrina ha señalado que:
“Considerando las agresiones directas o indirectas que las personas de las
comunidades LGBTI pueden percibir hacia sí o su forma de vivir, a lo largo de su vida
la existencia de problemas reactivos psicosociales es bastante frecuente (…). Las
agresiones y manifestaciones de hostilidad más frecuentes incluyen situaciones
descritas como de desdén, desafecto, desapego, maltrato, inequidad,
discriminación, tratamiento degradante e indigno, persecución, tortura, y negación
de derechos”33.
Edmund Burke describió con gran claridad el nivel de aflicción que puede sufrir un ser
humano cuando ya no solo ve en el Estado, sino además en la mayoría de sus congéneres
la agresión psicológica o física:
“Estoy, en todo caso, seguro de que en una democracia la mayoría de los
ciudadanos son capaces de ejercer sobre la minoría la opresión más cruel (…). Esta
opresión ejercida sobre las minorías se extenderá a un número de individuos y será
ejercida con mucha más crueldad de la que se puede, de una manera general, temer
de la dominación de un solo cetro (…). [A]quellos que sufren bajo un príncipe cruel
tienen, por lo menos, para calmar el fuego de sus heridas, el bálsamo de la
comprensión de la humanidad (…), pero aquellos que sufren la opresión de las
multitudes están privados de todo consuelo externo. Parecen abandonados por la
humanidad, aplastados por la conjura de toda la especie humana”34
Por todo lo antes señalado anteriormente, podemos afirmar que los fines de identificación
que el DNI persigue no dependen exclusivamente de uno de sus componentes, o de la
rigidez del documento ante cualquier cambio, el ejemplo más cercano es que nuestra
legislación permite el cambio de nombre en dicho documento, esto también ejemplifica el
grado de permeabilidad que la norma posee pues la regla se ve superada ante razones
sustentables para el cambio. En este sentido, la casuística demuestra que las razones por
las cuales usualmente suele realizarse el cambio de nombre son porque encuentran en el
mismo una grave afectación personal, tal como el Tribunal Constitucional ha ejemplificado:
Por ejemplo, se puede decir que una persona tiene un motivo justificado para
realizar cambio de nombre cuando se le ha asignado uno extravagante o ridículo,
que sea móvil para la burla de terceras personas, con la consiguiente afectación de
su tranquilidad y bienestar.35

31 NACIONES UNIDAS. Informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: Leyes y
prácticas discriminatorias y actos de violencia cometidos contra personas por su orientación sexual e identidad de
género. A/HRC/19/41, 17 de noviembre de 2011.
32 Primera Encuesta Nacional en materia de Derechos Humanos, disponible en:
http://observatorioderechoshumanos.pe/
33 Cfr. Cáceres, C., Talavera, V., y Mazín, R., “Diversidad sexual, salud y ciudadanía”, en: Revista Peruana de Medicina

Experimental y Salud Pública, Volumen 30, 2013, p. 701.


34 Burke, E., Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Centro Estudios Constitucionales, Madrid, 1978, pp. 301-302.
35 STC 2273-2005- PHL/TC, fundamento jurídico 20.

12
Que una persona deje de llamarse de un modo no contraviene la razón subyacente de la
norma pues la identificación seguirá siendo posible a través de otros medios más objetivos
e idóneos para tales fines, como lo es el Código Único de Identificación, los apellidos, entre
otros. Lo mismo ocurrirá con el género pues para fines de identificación, el género no es
relevante como para que pueda establecerse como inmutable, sobre todo cuando existen
razones evidentes de una afectación de derechos de las personas que se ven afectadas por
tal inmutabilidad.
D) SOBRE LA OBLIGACIÓN DE TUTELAR EL DERECHO A LA IDENTIDAD (CONSTITUCIONAL Y
CONVENCIONAL)
Ante la situación en la que se encuentran las personas trans es necesario resaltar la
obligación que el Estado tiene con ellas dentro de los compromisos asumidos con los
ciudadanos y ciudadanas así como a través de la suscripción de instrumentos
internacionales, sumado a esto, el Tribunal Constitucional exige interpretar las reglas e
instituciones constitucionales conforme a los principios en ella reconocidos, en particular,
conforme a los derechos fundamentales36.
En primer lugar, la obligación de actuar reconociendo a las personas como seres dignos se
concibe como el fin supremo del Estado peruano37, este compromiso no se reduce a la
protección de la autonomía moral del ser humano, sino que ella es consecuencia del previo
reconocimiento de su condición de fin en sí mismo38. En este sentido, el trasfondo de la
dignidad perfecciona su expresión en la imposibilidad de instrumentalizar a las personas
bajo ideales propios o ideales que no se encuentren justificados, pues de otro modo se
anula su voluntad, convirtiéndola en objeto de valores propios no compartidos.
En este mismo sentido, el Tribunal Constitucional ha reconocido la importancia del
reconocimiento al derecho a la identidad identificándola como uno de los atributos
esenciales de la persona39:
Este Tribunal considera que entre los atributos esenciales de la persona, ocupa un
lugar primordial el derecho a la identidad consagrado en el inciso 1) del artículo 2º
de la Carta Magna, entendido como el derecho que tiene todo individuo a ser
reconocido estrictamente por lo que es y por el modo cómo es. Vale decir, el derecho
a ser individualizado conforme a determinados rasgos distintivos, esencialmente de
carácter objetivo (nombres, seudónimos, registros, herencia genética,
características corporales, etc.) y aquellos otros que se derivan del propio desarrollo
y comportamiento personal, más bien de carácter subjetivo (ideología, identidad
cultural, valores, reputación, etc.).
Este reconocimiento no significa únicamente un deber de no atentar contra el derecho a la
identidad de las personas, entendido como una prohibición de no hacer, sino que también
implica el realizar acciones que se encuentren orientadas a maximizar el goce de los
derechos fundamentales, así como sustraer las barreras legales que injustificadamente
impidan hacerlo40.

36 Cfr. Expediente N° 5854-2004-AA/TC.


37 Constitución Política del Perú:
Artículo 1.- La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado.
38 Tribunal Constitucional. EXP. N° 00032-2010-PI/TC, fundamento jurídico 53.
39 Tribunal Constitucional. EXP. N° 2273-2005-PHC/TC, fundamento jurídico 21.
40 DEFENSORÍA DEL PUEBLO: “La discriminación en el Perú. Problemática, normatividad y tareas pendientes”.

Documento de Trabajo Nº 2. Lima: 2007, p. 51 y ss.

13
Desde el ámbito de los compromisos internacionales asumidos por el Estado peruano
sabemos que existen instrumentos que cuentan con un alto grado de vinculación41 pues
detentan rango constitucional42. Dichos instrumentos internacionales sirven para
interpretar los derechos y libertades reconocidos por la Constitución43 y, en esta medida,
contribuyen en la determinación del contenido del parámetro de constitucionalidad en
materia de derechos y libertades44; así también existen otras declaraciones y
pronunciamientos provenientes de los órganos del sistema de protección universal de
derechos humanos y el sistema regional americano de protección de derechos humanos
quienes a la luz de los instrumentos ratificados por el Estado Peruano, evalúan el
cumplimiento de las disposiciones de cada tratado. Aunque estos pronunciamientos no
detenten la fuerza vinculante de los tratados, eso no significa que, como ya ha señalado el
Tribunal Constitucional, no cuenten con valor jurídico alguno45:
El contenido de la declaración no es de vinculación obligatoria, lo que no implica
que no tenga ningún efecto jurídico. Las declaraciones representan aquellas metas
y objetivos a los que la comunidad internacional se impone. Son lo que en el derecho
internacional se conoce como soft law, esto es, una guía que sin dejar de tener un
efecto jurídico, no termina por vincular obligatoriamente a los Estado,
representando su contenido un código de conducta sin que sean legalmente
vinculantes.
Los tratados son instrumentos que deberán ser interpretados y cumplidos bajo el principio
de buena fe46, por ende, los pronunciamientos de los organismos internacionales también
debe asimilarse del mismo modo, con lo cual su existencia es relevante en la interpretación
de los derechos fundamentales.
De esta manera, como ya se ha señalado, la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos47 ha señalado que si bien los tratados protegen el derecho a la identidad no sólo
debe entenderse que la identidad comprende el sexo cromosómico para su protección, sino
también a la identidad de género:
Social y doctrinalmente se ha establecido una diferenciación entre el sexo y el
género y actualmente existe una tendencia a marcar esta distinción también en el
lenguaje legislativo. Sin embargo, a nivel internacional y con cierta uniformidad en
el ámbito doméstico, las categorías sexo y género han sido históricamente
utilizadas en forma intercambiable. Por lo tanto, en el caso de algunos tratados
internacionales y demás cuerpos normativos que al momento de su redacción no
contemplaban la categoría “género”, se interpreta que la categoría “sexo”

41 Constitución Política:
Artículo 55.- Los tratados celebrados por el Estado y en vigor forman parte del derecho nacional.
42 EXP. N° 047-2004-AI/TC, fundamento jurídico 22 y Expediente Acumulado Nos 0025-2005-PI/TC y 0026-2005-PI/TC,

fundamento jurídico 76.


43 Constitución Política. Cuarta Disposición Final: “Las normas relativas a los derechos y a las libertades que la

Constitución reconoce se interpretan de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con los
tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú”.
44 TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia de 08 de noviembre de 2005, recaída en el Expediente N° 5854-2005-

AA/TC, FJ.23 y Sentencia del 19 de junio de 2007, recaída en el Expediente N° 00007-2007-PI/TC, FJ. 13-16.
45 EXP. N.° 0022-2009-PI/TC, fundamento jurídico 8.
46 Convención de Viena sobre el derecho de los tratados

Artículo 26: "Pacta sunt servanda". Todo tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena
fe.
47 Orientación sexual, identidad de género y expresión de género: algunos términos y estándares relevantes, punto

15. Disponible en http://scm.oas.org/pdfs/2012/CP28504S.pdf

14
comprende también la categoría “género”, con el fin de asegurar el objeto útil de la
protección jurídica integral.
De esta manera se entiende que los tratados que reconocen y protegen el derecho a la
identidad, también incluye la protección a la identidad de género.
Asimismo el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU ha
interpretado el término "otra condición" presente en el artículo 2.2 del Pacto Internacional
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, como motivo prohibido de discriminación,
incluye "la identidad de género48.
En este mismo sentido, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos ha expresado su preocupación por cómo la falta de reconocimiento legal de la
real identidad de género de las personas impacta en el ejercicio de otros derechos,
encontrando numerosas dificultades prácticas como pueden ser el acceso al empleo, la
vivienda, crédito o prestaciones sociales del Estado o cuando viajan al extranjero, entre
otras; llegando, en sus recomendaciones a los Estados miembros, a exhortar que:
“h) Faciliten el reconocimiento legal del género preferido por las personas trans y
dispongan lo necesario para que se vuelvan a expedir los documentos de identidad
pertinentes con el género y el nombre preferidos, sin conculcar otros derechos
humanos”49.
En el ámbito de la Organización de los Estados Americanos, en febrero de 2012, la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cuyas sentencias e interpretaciones vinculan al
Estado peruano50, determinó que la orientación sexual y la identidad de género son
categorías protegidas por la prohibición de discriminación establecida en la Convención
Americana sobre Derechos Humanos bajo el término “otra condición social” previsto en el
artículo 1.1 del mismo instrumento51. De esta forma, ha señalado lo siguiente:
“La Corte Interamericana deja establecido que la orientación sexual y la identidad
de género de las personas son categorías protegidas por la Convención. Por ello está
proscrita por la Convención cualquier norma, acto o práctica discriminatoria basada
en la orientación sexual de la persona. En consecuencia, ninguna norma, decisión o
práctica de derecho interno, sea por parte de autoridades estatales o por

48 Cfr. Observación General N° 20 (E/C.I2/GC/20, 2 de julio de 2009), disponible en: http://www.oas.org/dil/esp/CP-


CAJP-INF_166-12_esp.pdf
49 Informe "Leyes y prácticas discriminatorias y actos de violencia cometidos contra personas por su orientación sexual

e identidad de género" (A/FIRC/19/41, 17 de noviembre de 2011), disponible en: http://acnudh.org/2012/03/leyes-


y-practicas-discriminatorias-y-actos-de-violencia-cometidos-contra-personas-por-su-orientacion-sexual-e-identidad-
de-genero-informe-del-acnudh/
50 El Código Procesal Constitucional (CONGRESO DE LA REPÚBLICA. Ley Nº 28237. El Peruano: 31 de mayo de 2004),

en el artículo V de su Título Preliminar, hace referencia expresa al valor interpretativo de las sentencias emitidas por
los tribunales internacionales sobre derechos humanos, señalando que: “El contenido y alcances de los derechos
constitucionales protegidos por los procesos regulados en el presente Código deben interpretarse de conformidad
con la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos, así como de las decisiones
adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que el
Perú es Parte” (resaltado agregado). Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha precisado que “[l]a
vinculatoriedad de las sentencias de la CIDH no se agota en su parte resolutiva (la cual, ciertamente, alcanza sólo al
Estado que es parte en el proceso), sino que se extiende a su fundamentación o ratio decidendi, con el agregado de
que, por imperio de la CDFT de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del CPConst, en dicho ámbito la
sentencia resulta vinculante para todo poder público nacional, incluso en aquellos casos en los que el Estado peruano
no haya sido parte en el proceso” (TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Sentencia del 21 de julio de 2006, recaída en el
Expediente N° 2730-2008-AA/TC, F. J. 12).
51 CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS. Atala Riffo y Niñas Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas.

Sentencia de 24 de febrero de 2012. Serie C No. 239, párr. 84, 91, 93 y 95.

15
particulares, pueden disminuir o restringir, de modo alguno, los derechos de una
persona a partir de su orientación sexual.”52
Es así que el reconocimiento de la identidad de género no es una problemática reciente,
pues ha sido visualizado a nivel internacional por organismos internacionales quienes a la
luz de tratados internacionales ratificados por el Perú han verificado la situación en la que
las personas trans se encuentran. Por lo que el Estado ni órganos jurisdiccionales pueden
desconocer o permitir la restricción de los derechos de las personas basándose en dicho
criterio, a menos que cuenten con argumentos objetivos, razonables y proporcionales que
así lo justifiquen.
E) La protección jurisdiccional del derecho a la identidad como algo constitucionalmente
obligatorio
Todo órgano jurisdiccional tiene la obligación de garantizar los derechos protegidos por
nuestra constitución y todos aquellos que deriven de la dignidad de la persona, pues tal
como lo ha precisado el Tribunal Constitucional:
“[la] realización de la dignidad humana constituye una obligación jurídica, que no
se satisface en la mera técnica de positivización o declaración por el Derecho, sino
que lo poderes públicos y los particulares deben garantizar el goce de garantías y
niveles adecuados de protección a su ejercicio; y es que, la protección de la dignidad
es solo posible a través de una definición correcta del contenido de la garantía.
Sólo así, la dignidad humana es vinculante, en tanto concepto normativo que
compone el ámbito del Estado social y democrático del Derecho, aunque no
comparte la naturaleza claramente determinada de otros conceptos jurídicos –v.gr.
propiedad, libertad contractual, etc. – ello no puede llevarnos a colocarla,
únicamente, en el plano prejurídico o de constructo filosófico. Pues, en la dignidad
humana y desde ella, es posible establecerse un correlato entre el “deber ser” y el
“ser”, garantizando la plena realización de cada ser humano.”53
Aunque la naturaleza de la división de poderes otorga la potestad legislativa al Congreso de
la República para regular acciones civiles respecto de la identificación de las personas, es
también obligación del órgano jurisdiccional tutelar el derecho a la identidad como medio
de realización de las personas pues este deber deriva de nuestra Constitución y de los
instrumentos internacionales ratificados por el Perú, sobre todo cuando existe una grave
afectación de derechos fundamentales. Sumado a esto, declarar la superación de la norma
que regula el registro civil de las personas ante un caso en concreto en razón a las
circunstancias objetivas del caso no significa la afectación ni a la razón subyacente de la
norma ni afecta otros derechos, tal como sostiene Francisco Laporta: “cuando una acción
u omisión no dañe a otros, las normas jurídicas no pueden prohibirla o legítimamente
imponerla a nadie en contra su voluntad, y ello aunque su realización o no realización: a)
sea, en la opinión de otros, incluso en la opinión de la mayoría, moralmente adecuada, o b)
sea mejor para, o vaya a hacer más feliz, a quien la lleve a cabo”54.
La posibilidad del cambio de género en el Documento Nacional de Identidad no debe
entenderse como una responsabilidad única del Poder Legislativo, sino que también deberá
ser posible a raíz del presente caso por el órgano jurisdiccional competente, pues a la luz

52 Ibídem, párr. 91 y 93.


53 Tribunal Constitucional. EXP. N.° 2273-2005-PHC/TC fundamento jurídico 8.
54 Cfr. Laporta, F., Entre el Derecho y la Moral, Fontamara, México D. F., 1993, p. 48.

16
de una vulneración de los derechos constitucionales la magistratura tiene la potestad de
crear derecho, en palabras de Laporta:
En la jurisdicción constitucional si bien se crea Derecho, esta creación depende del
caso concreto. La creación jurisprudencia del Derecho es, en puridad, la respuesta
de un órgano judicial a un vacío normativo que requiere ser llenado para responder
a la controversia planteada por el demandante. No puede, por tanto, discutirse la
forma cómo se deben llenar otros vacíos normativos que no sean conducentes para
dar respuesta al caso concreto, sin que con ello no se afecten las competencias del
legislador encargado de regular de modo general y detallado una determinada
materia55.
Esta facultad jurisdiccional debe ser entendida como un deber de tutela de derechos que
tiene origen en nuestra Constitución, pues es necesario que en cuestión de tutela de
derechos los Jueces, a través de sus decisiones, constituyan un enlace fáctico entre la
sociedad y el poder legislativo, fortaleciendo el verdadero sentido de la democracia, en este
sentido, tal como fue concebido por A. Hamilton en su obra el Federalista:
No es admisible suponer que la Constitución haya podido tener la intención de
facultar a los representantes del pueblo para sustituir su voluntad a la de sus
electores. Es mucho más racional entender que los tribunales han sido concebidos
como un cuerpo intermedio entre el pueblo y la legislatura, con la finalidad, entre
otras varias, de mantener a esta última dentro de los límites asignados a su
autoridad. La interpretación de las leyes es propia y peculiarmente de la
incumbencia de los tribunales. Una constitución es de hecho una ley fundamental y
así debe ser considerada por los jueces. A ellos pertenece, por lo tanto, determinar
su significado, así como el de cualquier ley que provenga del cuerpo legislativo. Y si
ocurre que entre las dos hay una discrepancia, debe preferirse, como es natural,
aquella que posee fuerza obligatoria y validez superiores; en otras palabras debe
preferirse la Constitución a la ley ordinaria, la intención del pueblo a la de sus
mandatarios. Esta conclusión no supone de ningún modo la superioridad del poder
judicial sobre el legislativo. Sólo significa que el poder del pueblo es superior a
ambos y que donde la voluntad de la legislatura, declarada en sus leyes, se halla en
oposición con la del pueblo, declarada en la Constitución, los jueces deberán
gobernarse por la última de preferencia a las primeras. Deberán regularse por las
normas fundamentales antes que por las que no lo son.56
En este sentido, pese a encontrar limitado el derecho a la identidad, libre desarrollo de la
personalidad y dignidad por normas de carácter legal, existe el deber constitucional de ante
este caso en concreto preferir la norma constitucional y otorgar la tutela correspondiente.

POR TANTO:
Al Juzgado, pedimos admitir la presente demanda y declararla fundada en su oportunidad.

55STC 00139-2013-PA/TC, Voto singular de los magistrados Eto Cruz y Mesía Ramírez, página 24.
56HAMILTON, Alexander. “El Federalista LXXVIII El Departamento Judicial”. En HAMILTON, A., MADISON, J. y otro. El
Federalista. México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2010, pp. 332

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