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Prof.

Ruth Cecilia Enriquez Acevedo EXCELENCIA ACADÉMICA A SU SERVICIO

IMPERIALISMO EN EL SIGLO XX

FECHA: mayo del 2019. QUINTO DE SECUNDARIA - SEDE HUALLAYCO

PREGUNTA RETADORA
¿De qué manera los intereses de los que ostentan el poder y su búsqueda por conservarla
permite la vulneración de los derechos de los demás?

Propósito: Hoy vamos a analizar la ideología nacionalista y su relación con el proceso de


Unificación Italiana.
¿Qué evaluaremos?
ESCALA DE ESTIMACIÓN DE LAS ACTIVIDADES DE LA SESIÓN (20 puntos )
Indicador 1 Indicador 2 Indicador 3 Indicador 4 Indicador 5
Responde las Lee atentamente En equipos de tres leen Exponen sus Construye tres
preguntas la información atentamente la respuestas de conclusiones
previas sobre subraya las ideas información, subrayan manera clara y claras y precisas
lo que observó principales y las ideas principales y precisa en el tiemplo sobre el
en los videos y responde de luego completa el establecido Imperialismo
la lectura de la manera clara la siguiente organizador Europeo en China
información pregunta: ¿Cuáles utilizando las ideas de la en el siglo XX y
dada. fueron los lectura anterior “Imperialismo en
cambios elaborando por lo menos China de hoy”
producidos en 5 ideas
China en los
después de su
revolución?
4 3 2 1 4 3 2 1 4 3 2 1 4 3 2 1 4 3 2 1
SUMA DE LOS INDICADORES (TOTAL)

Actividad 1: Responde las preguntas sobre lo que observó en los vídeos además acerca de la
pre lectura de la información dada.

¿Qué sucede con estas personas?


¿De quién pudo haber sido la
responsabilidad de esta situación?
Prof. Ruth Cecilia Enriquez Acevedo EXCELENCIA ACADÉMICA A SU SERVICIO

Actividad 2: Lee atentamente la información subraya las ideas principales y responde


2 de manera clara la pregunta: ¿Cuáles fueron los cambios producidos en China en los
después de su revolución?

EL IMPERIALISMO CHINO
MARCELO ORTIZ
En octubre de 1917 triunfó la revolución rusa fracasada en 1989. También en octubre de 1949
triunfó la revolución china como corolario de la expansión del socialismo después de la II Guerra
Mundial, y una vez que ocho países europeos desde Polonia hasta Yugoslavia también proclamaron
la revolución del proletariado. Al 2013, con horizonte rojo revolucionario, la República Popular
China conmemora 64 años del triunfo que lideró Mao Tse Tung hasta su muerte el 9 de septiembre
de 1976. Los nuevos líderes de ese inmenso territorio con la población de 1 350 millones, cifra
cercana al 20% de la población del mundo, y su moderno imperialismo está basado en el
capitalismo monopólico privado de empresas extranjeras de varios países capitalistas. Estas desde
la década de los 80 del siglo XX llevaron inversiones y tecnología. Por eso los productos chinos
inundaron el mundo, a cambio de la quema de 3 000 millones de toneladas de carbón al año -más
que los EE.UU., Europa y el gigante 2 del mundo, la India- y de estar a la cabeza de la lista de
países emisores de CO2 y gases tóxicos que calientan la atmósfera. Mientras políticamente
aseguraron, a través del partido comunista en el control del poder, la estabilidad de sus inversiones
que ya llevan más de 30 años. Paralelamente a ese retorno a la propiedad privada que ha devenido
en una cúpula de jóvenes millonarios, el Estado se ha enriquecido al nivel de acumulación para
convertirse en prestamista, con altos intereses más allá del 7%, a países que requieren de créditos
urgentes a cambio de petróleo, a cuya cabeza se encuentra Venezuela con deudas cercanas a los
USD 40 000 millones a cambio de una entrega diaria de 640 000 barriles de petróleo, que subirán
porque el presidente Maduro -sucesor revolucionario de Chávez- recibió un préstamo de 5 000
millones hace pocos días. Ecuador también es deudor de China por cerca de 10 000 millones sin
que sus recursos petroleros sean del volumen gigante venezolano. Aquel imperialismo chino
modernizado desbordó la doctrina del clásico eslogan de "lucha contra el imperialismo" de hace
más de 100 años para ubicar a Inglaterra como el país que exportaba a sus colonias en Asia en
1949 el 54% de sus exportaciones, la mayor parte iba a la India, y a Egipto. La colonia sudafricana
con diamantes y oro. También tenían colonias Francia, Alemania, Italia, Holanda, Bélgica y España.
Su imperialismo no requirió ocupar militarmente otros países, como lo ejerció largo tiempo
Inglaterra y Francia en la etapa de expansión colonialista en ultramar, porque es suficiente garantía
el dominio del partido comunista que impide cualquier oposición, mantiene estricto control en la
prensa, y utiliza los sistemas de espionaje y tiene presos de conciencia, mientras enriquece al
Estado prestamista.

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Actividad 3:En equipos de tres leen atentamente la información siguiente subraya las
ideas principales y luego completa el siguiente organizador utilizando las ideas de la
lectura anterior elaborando por lo menos 5 ideas cada una en tarjetas meta plan
(REPRODUCE EN SU CUADERNO):

Actividad 4: Exponen sus respuestas de manera clara y precisa:


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3 CHINA
ANTES (SIGLO XX) DESPUES (SIGLO XXI)

China y el Imperialismo a finales


del siglo XIX y comienzos del siglo
XX
Esta es la historia de cómo el imperialismo
occidental terminó casi con la soberanía de un
Estado antaño todopoderoso durante el siglo
XIX, precipitando profundos cambios en aquel
país a principios del siguiente siglo. Estamos
hablando de China.

La intervención extranjera en China se


convirtió en un asunto conflictivo, tanto entre
las potencias imperialistas, como desde el
punto de vista chino. El país no desapareció,
pero importantes áreas del mismo dejaron, realmente, de estar bajo soberanía china.

El primer asalto a China fue protagonizado por los británicos. Gran Bretaña deseaba equilibrar sus
compras de té y seda chinos con la venta del opio que traía de la India. El gobierno chino prohibió
en el año 1839 la entrada de opio pero los ingleses decidieron seguir vendiéndolo. Este hecho
desembocó en las guerras del opio. El Tratado de Nanking de 1842, que puso fin a estos conflictos,
proporcionó a Gran Bretaña el enclave de Hong Kong y la apertura de doce puertos al comercio
exterior. El Tratado puso de manifiesto la debilidad del Imperio Chino ante las apetencias
occidentales.

El segundo asalto europeo a China se produjo a finales del siglo XIX, con el añadido del apetito
del nuevo imperialismo japonés. Los territorios adyacentes a China habían sido ya conquistados
por británicos, rusos y franceses. Ahora era el momento de imponer sus intereses sobre la propia
China. Los franceses estaban interesados en el sur, en la zona fronteriza con Tonkin. Los británicos
ansiaban el control de la cuenca del Yangtsé, desde sus posiciones en Hong Kong y Shangai. Por
su parte, Rusia deseaba Manchuria y poder avanzar hacia la península coreana, es decir, que sus
intereses se centraban en el norte de China. Por fin, Japón, el recién llegado al expansionismo
imperial gracias a su fuerte desarrollo económico propiciado por la Revolución Meiji, aspiraba al
control de Corea. Por esta razón, declaró la guerra a China en agosto de 1894. Este conflicto
demostró a las potencias europeas que Japón era ya una potencia militar de primer orden. Los
chinos fueron derrotados y se firmó el Tratado de Shimonoseki en abril de 1895, por el que
reconocían la independencia de Corea, cedían a Japón las islas de Formosa, las Pescadores y la
península de Liao-Tung, así como los derechos de extraterritorialidad y todos los privilegios de los
que gozaban las potencias europeas en China. El Tratado es fundamental en la historia
contemporánea del Lejano Oriente, ya que, puso de manifiesto a los europeos que Japón podía
arrebatarles lo que habían conseguido en la zona. La primera potencia que fue consciente de la
nueva situación fue Rusia, que no estaba dispuesta a ceder en Manchuria. El puerto de Port Arthur
era vital para sus intereses y consideraba que Japón se había ya convertido en un obstáculo para
la realización de los mismos. Así pues, Rusia, con el apoyo francés y alemán, obligó a Japón a
renunciar a la península de Liao-Tung.
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Contenido Japón por el momento, las potencias europeas aprovecharon la debilidad china para
4 exigirle nuevas concesiones. China, en realidad, casi dejó de ser un estado plenamente
independiente, para convertirse en un país repartido por áreas de influencia de las potencias
extranjeras. Rusia estableció su dominio sobre Manchuria, ocupando Port Arthur en marzo de 1898.
En 1899, los franceses se hicieron con su anhelada área en el sur de China: bahía de Kungsi-Chang
y las provincias de Hunan, Kueichou y Sechum. Alemania, por su parte, quiso intervenir en este
reparto de China, buscando una base naval. Aprovechó la muerte de dos misioneros alemanes
para ocupar la bahía de Kiao-Chou y exigir la cesión de las provincias de Shantung. Gran Bretaña
respondió a las expansiones rusa y alemana, que eran a las que más temía, ocupando Wehaiwei
y reivindicó toda la cuenca del Yangtsé.

Las potencias europeas crearon en las zonas que controlaron un sistema de derechos
semisoberanos de carácter colonial mediante el establecimiento de arrendamientos. La soberanía
china desapareció de estos territorios.

Todas estas injerencias provocaron reacciones de signo nacionalista, destacando la protagonizada


por reformadores radicales en el levantamiento de los Cien Días (1898) y la revuelta popular de
los boxers (1900-1901), duramente reprimidas. Los bóxers eran los miembros de la Sociedad de
los Puños Armoniosos, una organización secreta contraria a la presencia extranjera en China.
Contaban con el apoyo tácito del gobierno imperial chino. Atacaban a los cristianos y a los
trabajadores de los ferrocarriles de las compañías europeas, provocando que las potencias
comenzaran a tomar medidas. En Pekín, el 19 de junio de 1900, pusieron cerco a las legaciones
diplomáticas europeas hasta que una fuerza expedicionaria de seis Estados levantó el sitio en
agosto. Pero hubo más levantamientos en Shensi y Manchuria, obligando a los rusos a intervenir.
En 1901, el Protocolo de Pekín impuso a China el pago de indemnizaciones por los daños causados
a las potencias extranjeras en las insurrecciones y ataques a sus intereses, hecho que no hizo más
que espolear al creciente nacionalismo chino de tendencia republicana.

La situación de China desembocó en 1911 en una revolución que terminó con el imperio e instauró
una república. Las nuevas autoridades buscaron liberar a China de las injerencias extranjeras,
además de reconstruir el país.

Por Eduardo Montagut Contreras. Doctor en Historia Moderna y Contemporánea. @Montagut5

Actividad 5: Construye tres conclusiones claras y precisas sobre el Imperialismo Europeo en


China en el siglo XX y “Imperialismo en China de hoy”

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