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Venezuela, 2019
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Teoría de los Cuatro Cerebros:
Por el Dr. José Azócar
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La mente humana siempre ha creído que existe un solo cerebro. Nada más
lejos de la realidad. Tanto animales mamíferos como humanos, poseemos no
uno, ni dos, ni tres cerebros. Asombrosamente poseemos cuatro. Sí, cuatro
cerebros a todo dar. El venezolano Neurocientífico Investigador José Azócar,
PhD, (2016), los ha denominado con los siguientes nombres según su
respectivo orden de aparición en la naturaleza bien sea por evolución o
creación: el Neurobiótico, el Neuroentérico, el Neuroencéfalo y el
Neurocardio. Para el mundo de la medicina, tanto en la salud física como la
mental, la no comprensión y aplicación en la praxis médica en cuanto
al diagnóstico, pronóstico, prevención y terapéutica de estos cuatros
cerebros nos lleva a pensar que la medicina ha venido cojeando desde
tiempos inmemorables hasta nuestros días. Y he aquí, amigo lector, lo
invitamos a seguir leyendo para que sea usted mismo quien dé su veredicto
final al respecto. Y si usted, amigo lector, es un profesional de la salud, y no
sabe de esto, pues dejará mucho qué pensar en su praxis médica a partir de
ahora mismo si ignora esta información que, aunque sencilla, sabemos puede
llevarlo a una verdadera medicina científica 100% precisa y demostrable en
todo momento, con su debido respeto. ¿Se atreve a descubrirlo?
Ahora bien, todo lo aquí expuesto, amigo lector, usted mismo puede
corroborarlo en el internet, si es de su interés, -porque entre el cielo y el
internet no hay nada oculto- vamos a mencionar y describir brevemente las
características más sobresalientes de cada uno de nuestros desconocidos
cuatros cerebros. Respire hondo que aquí vamos:
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El Neurobiótico: También conocido
como el “Cerebro Microbiótico”. Es
el cerebro más primitivo y a la vez el
más polémico de entre todos los
cerebros que aquí mencionaremos.
Es el menos conocido por la ciencia,
ya que se trata de un cerebro
mancomunado de microscópicos
seres vivos que están dentro, entre y
fuera de nosotros. Pareciera ajeno a
nosotros mismos, pero está más
involucrado con nuestras funciones
orgánicas de lo que mente humana
pueda llegar a imaginar. A este
cerebro lo constituyen todos los
microorganismos que viven en
simbiosis con nosotros (es decir, que
viven en armonía y cooperación con
nosotros). Entre ellos tenemos a los hongos, micobacterias, bacterias, y
aquellas reales biomoléculas identificadas, como virus o parte de ellos -
puesto que hay escasa evidencia científica verdadera de la existencia de la
mayoría de los virus que se nos mencionan. Nótese que curiosamente son
cuatro los microorganismos que existen y conforman el Neurobiótico, tal
como existen también cuatro cerebros y cuatro tipos de tejidos o
simplemente capas embrionarias: capa endodérmica, capa mesodérmica
cerebelosa, capa mesodérmica cerebral y capa ectodérmica, de lo que están
hecho cada uno de nuestros tejidos orgánicos. Esta red neurobiótica
constituida por microorganismos con autonomía propia interfiere en
cualquier función orgánica, y en conjunto constituye el cerebro más grande
del ser humano conformado en número de 10 microbios por cada célula de
nuestro cuerpo. Por ejemplo, si nuestro cuerpo tuviera 100 células en total,
entonces tendríamos 10 microbios por cada una de ellas en promedio. En
total sumaría 100x10=1000 microbios en un cuerpo de 100 células-
sorprendente, ¿verdad? -. Estamos hablando de billones de ellos que viven
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en simbiosis con nosotros. Su mayor concentración se
halla en los intestinos donde comparte lugar e
interacción neurobiológica con el cerebro intestinal (el
Neuroentérico). Todos ellos están estrechamente
relacionados con los “biofotones” (luz viva)
descubiertos por Alexander Gurwitsch (1874–1954)
que son microscópicas luces con vida propia que toda
planta, animal o humano posee en todo su cuerpo en
menor a mayor grado y se desplazan como unos
microorganismos vivientes según la dirección que le indique su naturaleza, y
que aún se sabe poco o nada de ellos, y en otros casos, se oculta su
verdadera naturaleza. Lo que sí se sabe es que mientras
más biofotones tenga un ser vivo más saludable es. Otra cosa de la que poco
se menciona es que algunos científicos concuerdan que estas misteriosas y
prometedoras “luces vivas” son las verdaderas “células madres arcaicas” del
principio del mundo vivo y esto lo comprobó el
genio médico Dr. Wilhelm Reich, quien los
denominara Biones (iones vivos). Al parecer, ellas
reaccionan, como todas las células, con el campo
electromagnético del corazón (el Neurocardio), y
que pueden transformarse en cualquier célula del
cuerpo y hasta en cualquier microbio que el
organismo necesite para cumplir una tarea
importante en nuestra salud. Hasta ahora son
pocas las pruebas que se tiene de esto.
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una capacidad muy arcaica tanto que, las
células más evolucionadas, “las
neuronas”, la comparten con otras que
están muy abajo en la escala filogenética
(evolutiva): las bacterias, que ni siquiera
tienen un núcleo definido como sí lo
tienen las neuronas. Básicamente ambos
tipos de células utilizan el mismo sistema para sus comunicaciones biológicas
y mancomunadas. Las bacterias que viven en comunidades, tales como las
que viven en simbiosis con nosotros, se comunican entre sí
bioeléctricamente, a través de proteínas llamadas "canales iónicos”, lo
mismo que las neuronas que conforman nuestros otros tres cerebros.
Estos canales iónicos son proteínas, compuesta especialmente
de glutamato, que atraviesan la membrana celular y permiten el paso
de iones para generar una corriente eléctrica con una información específica
que sólo ellas y las neuronas que conforman los otros tres cerebros pueden
codificar. Curiosamente el glutamato es usado por las neuronas como
neurotransmisor para comunicarse unas con otras.
Sin embargo, otros científicos sostienen que tanto los hongos, micobacterias,
bacterias y aquellas biopartículas denominadas virus, tienen una
comunicación y comportamiento igual o parecida. Todos los
microorganismos, en mancomunidad, que viven en simbiosis con nosotros
están sometidos a las leyes biopsíquicas, biofísicas, bioquímicas y biológicas
por igual; y en vista a que están sometidos a estas leyes, como en efectos
están sometidas los otros tres cerebros restantes, los microbios se han
ganado neurobiológicamente ser denominados nuestro Cerebro Microbiótico
o Neurobiótico con todas la de la ley. Inclusive, dentro de las 5 Leyes
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Biológicas descrita por el Dr. Hamer, específicamente la “Cuarta Ley”, es
exclusiva para ellos, y fue llamada así: “Sistema Ontogenético de los
Microbios”, en donde se aclara que la actuación de ellos en nuestro
organismo cuando enfermamos y entran en acción (conocido como
infección) no es para hacernos daño, como se cree en la medicina oficial, sino
para ayudarnos con el proceso curativo. No obstante, existen
microoorganismos Grampositivos y Gramnegativos, y generalmente los
Gramnegativos a veces se pasan de la raya en este proceso de curación y
tienden a provocar estragos muy desagradables para nuestra salud los cuales
hay que atender de inmediato.
Tipo de Amor: De los cuatro tipos de “amor” que existen (Eros, Storgé,
Philia y Ágape), aquí subyace el llamado amor “EROS”, que es el amor
erótico y pasional. Neurocriminológicamente hablando (ciencia que
estudia la mente criminal), es de éste de donde derivan las violaciones
y demás acciones afines. Sólo hay placer sin importar nada más, y se
debe complacer por la vía que sea posible. El tipo de “oxitocina”
(hormona del amor) que conlleva a este tipo de conducta, por poner
un ejemplo, es generada por ciertos microorganismos en nuestros
intestinos; de allí pasa a nuestro torrente sanguíneo, y como un
psicotrópico cualquiera, obraremos según la calidad de esta oxitocina
que, aunque igual químicamente hablando a las demás oxitocinas
producidas por los tres cerebros restantes, se diferencia por la
información y la energía con la que están hechas y cargadas
respectivamente.
Nivel de Conciencia: De los cuatro tipos de conciencia que existen,
aquí domina el “INCONSCIENTE”. Se caracteriza por ser una mente
bloqueada en todos los sentidos, es incoherente. Es una conciencia
muerta. Pueden matar sin remordimiento.
Estado de Acción Mental: la persona actúa por impulso, típico de una
mente “REACTIVA” por excelencia.
Plano Espiritual: La persona se encuentra en un plano de
“INFRAMUNDO”. Coloquialmente hablando, dan la sensación de estar
poseídos por entes demoníacos, como suele decir el vulgo.
Cuerpo Dominante: El cuerpo dominante aquí es conocido en la
psicología como el “EGO”, mejor conocido como los “YOES”. También
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recibe el nombre de “LEGIÓN”, porque son muchos. Cuánticamente
hablando, se trata de un cuerpo ilusorio, pero cobra vida gracias a
nosotros mismos, porque creemos que somos ese cuerpo ilusorio
llamado EGO, porque el “sistema” que gobierna este mundo nos lo
hace creer así. Aquí encaja cuánticamente la película que se llama la
MÁTRIX.
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orgánicas naturales. Pues el Neuroentérico se encarga de las funciones de
ellos tan igual o mejor que el Neuroencéfalo. Ésta es parte de su competencia
como cerebro autónomo. Todos estos órganos están conectados
neurológicamente y a merced del cerebro intestinal.
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Plano Espiritual: La persona se encuentra en un plano del “MUNDO
ANIMAL”. La persona vive para nacer, crecer, reproducirse y morir. Así
ven y viven la vida, literalmente como los animales.
Cuerpo Dominante: El cuerpo dominante aquí es el “BIOLÓGICO”,
mejor conocido como “CUERPO CARNAL”. También recibe el nombre
de “CUERPO FÍSICO”, porque es el que vemos y tocamos. En este tipo
de cuerpo es que se encuentra la ciencia que todos conocemos,
carente realmente de sentido crítico y natural de las cosas, donde no
se ven las cosas tal como se manifiestan sino como el científico
de conciencia intestinal quiere que se vea. No hay respeto por la
realidad imperante. La metodología y reglas que determinan cuándo
algo debe ser científico son tan burdas como el plano intestinal mismo
donde surgieron. Esta ciencia es puramente carnal. Es tan carnal, que si
no se observa ni se mide el fenómeno en estudio, de acuerdo a sus
criterios impuestos por otros que no quieren que de verdad
despertemos y pensemos, no puede ser reconocido como ciencia aun
cuando no les quede la menor duda de que se encuentran ante una
realidad irrefutable. Los científicos sujetos a esta ciencia carnal son
prejuiciosos, creídos, orgullosos, y se irritan ante una verdad
inminente. Igual no echarían por tierra aquello en lo que creen porque
lo dijo un científico reconocido que le han dado un premio Nobel y ha
salido en revistas y medios de comunicación científicas de alto
prestigio; todo hasta el punto mismo de defender la peor estupidez
nunca antes contada a cuesta de lo que sea. En fin, son manipulables y
flojos para pensar por cuenta propia. Se tornan lo más parecido a un
personaje cómico llamado Homero Simpson.
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El Neuroencéfalo: Mejor conocido por
todos como el “Cerebro”- puesto que la
mayoría piensa que es el único que
poseemos. El Cerebro Encefálico es el más
popular de todos los cerebros, el que casi
todos creen que es el único que existe, y
el más estudiado, por supuesto, por la
ciencia en todos sus estilos. A él se le
atribuye el centro control de todas las
órdenes de nuestras funciones orgánicas
porque de éste inervan (surgen)
embriológicamente todos nuestros demás
órganos, incluyendo el intestino (el
Neuroentérico) y el corazón (el
Neurocardio), según la ciencia de la
embriología. No obstante, cuando de mando y comando
neurobiológicamente se trata, se ha demostrado en numerosos estudios
científicos que el Neuroentérico y el Neurocardio tienen autonomía propia
indistintamente si inervan o no del Neuroencéfalo. Esto no suele suceder con
el resto de los demás órganos. La explicación lógica de este fenómeno es que
tanto el intestino como el corazón, al poseer neuronas como
el Neuroencéfalo mismo, se revelaron embriológicamente y sufrieron de una
rotación que les permite poseer semejante autonomía. De lo contrario,
el Cerebro Encefálico fuera el rey neurobiológico absoluto con mando y
comando de todo nuestro cuerpo. De no haber sido así, entonces qué
sentido biológico tiene que el intestino y el corazón posean una central
de neuronas como el encéfalo mismo. Si están allí, es por algo, y nada ni
nadie le quitarán su papel como “cerebro” en nuestro cuerpo. La
NATURALEZA así lo dictaminó, y no hay ni habrá teoría, hipótesis o cualquier
estudio tildado de científico, con o sin el consentimiento de nadie, que pueda
con las Leyes Bilógicas con las que se expresan en la NATURALEZA.
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El científico que mejor ha
acertado en los estudios sobre
este cerebro es el médico
alemán Dr. Ryke Geerd Hamer,
quien señaló con mucha
precisión, válido tanto para
animales como humanos, de
dónde en sí inervan
topográficamente del cerebro
encefálico cada tejido que
componen nuestro cuerpo. Más sorprendente aún, logró identificar y
enunciar las 5 Leyes Biológicas que rigen nuestra naturaleza orgánica, y la de
los animales y plantas; y por medio de ellas pudo identificar el origen de las
enfermedades para cada tejido orgánico con gran maestría, a tal punto, que
se cumple en todo momento queramos o no. Ley es Ley. Y las Leyes
Naturales, aunque no nos parezcan ni nos convengan en algunos momentos
de nuestras vidas, son indetenibles e irrefutables, a menos que seamos unos
dioses.
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Características Psicobiológicas Predominantes del Neuroencéfalo:
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Cuerpo Dominante: El cuerpo dominante aquí es el “PSÍQUICO”, mejor
conocido como “CUERPO PSÍQUICO” o “CUERPO BIOPSÍQUICO” porque
tiene vida (alma viviente). Biofísica o cuánticamente hablando, se trata
de un cuerpo en “imagen y semejanza” a nuestro cuerpo biológico, con
la salvedad de que está elaborado “subatómicamente” con materia
más sublime, de energía menos condensada, que no puede ser
apreciada por nuestros cinco sentidos. Funciona como un recipiente de
todo aquello que, aunque científicamente no puede observarse ni
medirse, desde el menos reconocido hasta el más brillante de los
científicos sabemos que hay cosas como el alma y el espíritu que de
alguna manera todos poseemos. Es como querer decir que el amor no
existe sólo porque no puede observarse ni medirse según las actuales
metodologías científicas. Sin embargo, nadie puede negar que ha
sentido amor en algún momento de su vida. En tal sentido, son los
hacedores de los criterios de la ciencia convencional quienes deben
amoldarse a observar lo inobservable y a medir lo inmedible, según
ellos. Es imperante tener una Ciencia con Alma y Espíritu para poder
entender mejor cualquier fenómeno de la naturaleza por insignificante
que sea.
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El Neurocardio: También
conocido como “Cerebro
Cardíaco” es, de entre
todos los cerebros, el más
pequeño, pero a la vez el
más inteligente y
prometedor de todos ellos.
Está compuesto de
aproximadamente 40 mil
neuronas y todas están
contenidas en el órgano del corazón. De aquí a su nombre: Neurocardio.
Tiene autonomía propia independientemente de que inerve -al igual que
el Cerebro Intestinal- del Neuroencéfalo. Esto es lo que se dice del corazón, y
de todos los demás órganos, con respecto al Cerebro Encefálico: “que el
corazón inerva del cerebro según sostiene la embriología actual. Pero, ¿hasta
dónde es verdad todo esto?
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Estado de Acción Mental: la persona actúa por “INTUICIÓN”, típico de
una mente “INTUITIVA”. Cree para ver, pero no ve para creer. Son esas
personas que tienen la capacidad de anticiparse a las cosas que van a
suceder.
Plano Espiritual: La persona se encuentra en el plano del “ESPÍRITU”.
La persona consigue sentido a su vida únicamente en el
plano espiritual. Lo terrenal no le importa en lo absoluto. Sabe que no
somos un espíritu animado por la carne, sino que somos un espíritu
encerrado en la carne que anima y da vida a nuestras vidas. Vive sin
estrés, ni distrés. Más bien llega al EUTRÉS, que es el estrés del
equilibrio y la armonía. Se enfrenta a lo peor del mundo (por ejemplo,
a la muerte) sin que éste le robe su paz interior en lo más mínimo.
Cuerpo Dominante: El cuerpo dominante aquí es el “ESPIRITUAL” o
“CUERPO ESPIRITUAL”. Biofísica o cuánticamente hablando, se trata de
un cuerpo en “imagen y semejanza” a eso que literalmente llamamos
DIOS, y está hecho de “nada de lo que exista en estos
multiuniversos” que ojo humano haya podido ver o imaginar. Es
energía por encima de la energía conocida. Es andrógina (sin sexo,
Padre-Madre e Hijo-Hija a la vez), es la respiración de la vida, es fuente
del sonido, es acción sin palabras y es energía creadora. A este tipo de
energía muchos estudiosos intuyen y concluyen que se llama AMOR,
específicamente el ÁGAPE -por cierto, desconocido para la gran
mayoría porque difícilmente llegan a amar incondicionalmente y
porque también les cuesta desprenderse de lo material. No puede ser
apreciada por nuestros cinco sentidos. Por ello carece de base
científica. Sólo se vive y se siente. Se experimenta dentro de uno
mismo. Esa es la comprobación científica - ¿lo comprende? -. Y es el
responsable de los inexplicables milagros médicos que todos escuchan
de alguien lejano o cercano, o que hemos experimentado en carne
propia. Y jamás entenderemos cómo pasa porque aún desconocemos
el poder curativo de nuestro cuarto cerebro, el más importante de
todos. Se encuentra alojado en nuestro corazón, usurpado por los
EGOS, confundida por nosotros con el ALMA, contenida en el Cuerpo
Biopsíquico y encerrada en la Cuerpo Biológico (la carne). Recipientes
tras recipientes. Salir de todos estos contenedores, que funcionan
como cárceles del espíritu, es a donde concluyen la gente de elevada
conciencia y espiritualidad se debe llegar. Y esto se logra cuando en el
ser humano predomine el Neurocardio o Conciencia Suprema. Aquí la
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ciencia carnal de nada vale. Mucho menos la aceptará. Mucho menos
la alcanzará.
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