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Sociologia Fisher Joseph PDF
Sociologia Fisher Joseph PDF
Pic'hter
SOCIOLOGÍA
NOVENA EDICIÓN REVISADA
Incluso en una sociedad progresiva y cam-
biante, los principios básicos de la ciencia
sociológica son siempre los mismos y un
autor debe tener razones poderosas para
revisar un texto que ya se ha revelado útil
y ha prestado buenos servicios. La amplia
difusión que la Sociología de J.H. FICHER
ha alcanzado en numerosos países no es
razón de poco peso para que su autor se
vea obligado a mejorar un texto que, des-
de su primera edición, ha demostrado su
utilidad y sentido. Con la experiencia obte-
nida por el autor en la enseñanza con este
texto, la nueva edición del manual prome-
te ser mucho más útil al estudiante y al
profesor que las ediciones anteriores.
La primera parte del libro comienza con
la unidad más elemental de la sociedad, la
persona social, y se extiende luego a la más
amplia colectividad, la sociedad global. La
segunda parte comienza con el componente
básico de la cultura, una combinación re-
visada de las pautas de conducta abiertas
y conceptuales, y se extiende hasta la cul-
tura total. La tercera parte analiza la forma
en que la sociedad y la cultura, y sus com-
ponentes, están ineludiblemente entrelaza-
dos en el sistema sociocultural.
De esta suerte, la Sociología se distingue
como un tratado sistemático en un marco
conceptual. Se estudian todos los conceptos
básicos, que abarcan desde la persona so-
cial hasta la colectividad más amplia, de
tal forma, que el lector percibe el sistema
como un todo integral.
J.H. FICH1ER es profesor ordinario en
la Harvard Divinity SchooI. Durante años
ha sido jefe del departamento de sociología
de la Loyola University de Nueva Orleans;
ha dado cursos monográficos en las u,níver-
sidades de Münster y Santiago de Chile y
ha profesado sociología en las universida-
des de Notre Dame (BE.UU.) y Chicago.
SOCIOLOGÍA
BIBLIOTECA HERDER
SECCIÓN DE CIENCIAS SOCIALES
VOLUMEN 55
SOCIOLOGÍA
Por JOSEPH H. PICHTER
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1974
JOSEPH H. FICHTER
r
SOCIOLOGIA
NOVENA EDICIÓN REVISADA
BARCELONA
EDITORIAL HERDER
1974
Versi6n eastelhlna de ALEJANDRO ESTEBAN LATOR Ros, de la obra de JOSEPH H. F¡CHTER,
Socio[ogy. Tb.e University of Chic.ago Press 91971
NOTA. EDITORIAL . 14
1. LA PERSONA SOCIAL . 35
Definición de la persona - La persona social - Naturaleza
y crianza - Criatura y Creador - Socialización - El
cuadro social de referencia - Aprendizaje social - Obs-
táculos de la socialización normal - Agentes de socializa-
ción - Individualización - La personalidad social
La socialización americana y la persona social . 48
1. Los nmos mimados~ 2. Estandardización e individualis-
mo. 3. La adaptable personalidad norteamericana. 4. La
neurótica personalidad norteamericana. 5. El americano vio~
lento - Bibliografia
m. CATEGORÍAS y CONGLOMERADOS 83
Tipos de categorías - Utilidad de las categorías Cate-
gorías y estratificación - Las principales combinaciones de
criterios - Definición de los conglomerados - Principa-
les formas de conglomerados - La persona y el conglo-
merado
Algunos conglomerados y categoJ"Ías norteamericanas . 96
1: Conciencia de clase de los norteamericanos. 2. Trata-
miento desigual de las categorías sociales. 3. Ausencia de
movimientos de masas en Norteamérica. 4. Las manifes-
taciones como conglomerad'os sociales. 5, La población
como categoría - Bibliografía
v. CoMUNIDADES. 131
La pérdida de la comunidad - Valor de la reunión - Re-
laciones comunitarias - Estructuras de la comunidad -
El factor económico - El factor étnico - El factor reli-
gioso - Comunidades substitutivas
Variaciones de la vida de comunidad en Estados Unidos. 141
1. La comunidad rural. 2. La comunidad dormitorio. 3. La
comunidad étnica. 4. La Iglesia comunitaria. 5. Programas
de acción comunitaria - Bibliografía
índice 7
X. INSTITUCIONES 247
Definición de la institución Institución y grupo - Las
funciones de las instituciones - Universalidad y variabilidad
de las instituciones - Clasificación de las instituciones -
Red de instituciones - Instituciones y sanciones sociales -
El sistema institucional como cultura total
Aspectos de las instituciones norteamericanas . 258
1. La institución axial. 2. La cambiante institución matri-
monial. 3. Aspectos de la institución politica. 4. Progreso
de la institucionalización. 5. Inconsecuencias institucionales
- Bibliografía
Personas.------,------_
Grupos --------t-----l~lnstituciones
stciedad CUIIJa
JOSEPH H. FIeHTBR
Nota editorial: Las razones que el profesor Fichter expone como jus-
tificación de las notas sobre sociología norteamericana que siguen a cada
capitulo, no son totalmente válidas para el lector español. De ahí que algu-
nas traducciones de esta obra a idiomas extranjeros las supriman. Sin
embargo, hemos creído de interés el conservarlas, pues además de ofrecer
un viviente ejemplo de cómo se aplican en la práctica los conceptos teóricos
que se acaban de exponer, poseen un elevado valor intrínseco como auto-
rizada visión del actual estado de la sociedad norteamericana, con su com-
pleja problemática y su vertiginoso dinamismo.
Introducción
¿QUÉ ES SOCIOLOGíA?
El contenido de la sociología.
Fichter, 2
18 ¿Qué es sociología?
El marco conceptual.
¿Existen valores?
BIBLIOGRAFlA
I
I
I
I
I
I
I
I
Parte primera
PERSONA Y SOCIEDAD
Fichter, '3
1
LA PERSONA SOCIAL
Definición de la persona.
La persona sodal.
Naturaleza y crianza.
Criatura y creador.
Socialización.
Las formas de vida que ha aprendido, las ideas que profesa. los
valores que atesora, en su origen esto viene en cierto modo del ex~
terior. Son los resultados, los productos, los materiales del proceso de
socialización. La persona tiende a hacer nuevas experiencias y a inter-
pretar los acontecimientos corrientes a la luz de sus experiencias an-
teriores. En cierto sentido, tiende a pensar y a obrar conforme al grado
de conformidad que ha alcanzado.
El cuadro social de referencia tiene como contenido las experien-
cias sociales del individuo. Éstas son los puntos estratégicos desde los
cuales mira al mundo; son los puntos de referencia y de comparación
en relación con los cuales forma sus opiniones y juicios y en confor-
midad con los cuales se comporta, con frecuencia sin reflexión cons~
ciente. Éste es el depósito en que la persona encuentra rápidamente
los modelos para su comportamiento en las situaciones corrientes y
diarias de la vida social. Y es también el depósito en el que va a bus~
car las semejanzas con el pasado para afrontar una nueva situación.
Las experiencias de la vida que forman el cuadro social de refe~
rencía pueden analizarse esquemáticamente en tres niveles. a) El que es
común a todos los seres humanos, los elementos sociológicos que se
hallan en todas partes: pautas de comportamiento, relaciones huma-
nas, status y rol, instituciones, etc. b) Cada persona, sin embargo,
experimenta estas cosas a través de su propia personalidad en una
forma que no puede compartir ninguna otra persona. e) La experien-
cia se encuentra especificada por la cultura y la sociedad en que ocu~
rre. De este modo, el cuadro social de referencia es universal, único,
y cultural al mismo tiempo.
Estos tres aspectos de la experiencia social se pueden demostrar
con numerosos ejemplos. La amistad y el grupo primario pueden
hallarse dondequiera que los seres humanos viven en sociedad; pero
cada persona experimenta la amistad en una forma única, que no se
reproduce nunca exactamente, en este tiempo y en este lugar, con
estas personas particulares. La forma de demostrar y simbolizar la
amistad difiere de una sociedad a otra. En una sociedad, los amigos
varones adultos se saludan con un beso en la mejilla, en otra sociedad
con un abrazo y en otra con un apretón de manos.
Aprendizaie social.
Agentes de socialización.
Individualización.
La personalidad social.
Fichter. 4
50 l. La persona social
2. Estandardización e individualismo.
los Estados Unidos, ha sido objeto de análisis tanto para los sociólogos
como para los comentaristas. Algunos de estos análisis son tentativas se-
fias y científicas, otros son sencillamente caricaturas desfiguradas e im-
presionistas. La personalidad social de los norteamericanos no puede ser
una cuestión estadística, de puros números precisables con exactitud. Gene-
ralmente. caso que tenga algún valor1 se fijan en un tipo norteamericano
de determinada condición, como el ciudadano de clase superior a la media
y de raza blanca.
Prescindiendo de cualquier otra característica de este individuo típico,
la ciencia está de acuerdo en fijarse en su adaptabilidad. Es una deducción
lógica del enorme dinamismo de la sociedad y de la cultura norteamericana,
y una generalización basada en la observación directa y empírica. Las
oportunidades son tan numerosas, los inventos tan frecuentes, las aspiracio-
nes tan optimistas que el norteamericano se ve como forzado a adaptarse
a una situación que cambia constantemente. Esta prontitud para cambiar de
rumbo incluida en el término «adaptabilidad», es la tendencia central de la
personalidad tipicamente norteamericana.
a) Se dice a menudo que la influencia del pasado, la presencia de una
historia larga y consagrada son la causa de la estabilidad de una sociedad
y de sus elementos sociales. Es absurdo creer que los Estados Unidos no
tienen tradiciones o que éstas no ejercen influjo en nuestra población. Lo
cierto es que uno de nuestros más importantes legados culturales es la
tradición de cambio y de propensión al cambio. Esto se ha asimilado
como un valor muy elevado y se refleja en la adaptabilidad de la persona.
b) La influencia del futuro no es una influencia opuesta o contraria
a la del pasado. La insistencia del norteamericano en el progreso es un
elemento constitutivo del cuerpo de valores sociales que se extiende a lo
largo de su historia. Ni el progreso ni el deseo de progreso parece amor-
tiguarse en nuestra sociedad. En este sentido, el norteamericano posee una
personalidad «orientada hacia el futuro» y la adaptación a las situaciones
futuras, previstas o no, es un ingrediente básico de su carácter.
e) La confianza en sí mismo es una virtud recomendada con insisten-
cia e inculcada a la juventud norteamericana. Que no quiere decir rígido
aislamiento, como el lobo solitario o el capitán de su propia alma y
destino. Es sencillamente la confianza que tiene el norteamericano en que
puede escalar la pendiente, en que tiene que hallar en sí mismo los re-
cursos necesarios para responder a todos los estímulos, o por 10 menos a
los que él cree que merecen la pena.
d) La confianza del norteamericano en los otros es una expresión de
la confianza en sí mismo, más bien que un sentimiento de desamparo y
de subordinación a los demás. El norteamericano siente que debe ser acepta-
La adaptable personalidad norteamericana 53
do por cualquiera y en cualquier parte. que puede contar con que los otros
le apreciarán o por lo menos le tolerarán. El típico norteamericano cuenta
con una gran dosis de comprensión por parte de los demás. sin necesidad
de filosofar ni de explicarse los motivos de esta convicción.
e) La necesidad de aprobación se expresa probablemente con más fran-
queza y más ampliamente entre los norteamericanos que en otros países.
La personalidad norteamericana es expanSiva en este sentido; desea la
aprobación y el aprecio del mayor número posible de personas ademas
de la familia y de los íntimos amigos. Desea ser considerado como un
«buen tipo», pero no que se le tome por ({un primo».
f) La movilidad de las personas en la sociedad norteamericana con-
tribuye al desarrollo de la adaptabilidad personal. Nos referimos no sólo
a la movilidad social, sino incluso al movimiento físico y al cambio de
residencia de los individuos y de las familias. Se calcula que una familia
urbana cambia de residencia tres veces en diez años. En la esfera del
empleo el cambio de actividad es un fenómeno social {mico por su fre-
cuencia y su extensión. Sólo la cantidad de viajes que emprenden los
norteamericanos por placer o por negocios ha hecho de los Estados Unidos
una nación sobre ruedas y con alas.
Un análisis de este género no pretende ahondar en los motivos internos
que tienen los norteamericanos para este constante proceso de adaptación.
Podernos, sin embargo, decir que las actitudes y valoraciones adoptadas por
las personas tienden a conformarse con las manifestaciones exteriores de
comportamiento. La personalidad norteamericana tiene que adaptarse a
estos factores sociales y culturales. Debe afrontar la situación social en
que vive.
Todo estudio sobre la adaptabilidad de la persona debe implicar la
importante cuestión de si la persona social es un medio Q un fin en si.
Si la persona social es el centro de la sociedad, la trascendente unidad
física irreducible del grupo, parece que habría que esperar que las insti-
tuciones y los valores se adaptaran a ella y no viceversa. Se trata proba-
blemente de una cuestión demasiado simplificada, a la que no se puede
responder plenamente en esta forma por la compleja relación que hay
entre el individuo y la sociedad.
Las necesidades sociales básicas son las mismas en todas partes~ pero
varían los modos de satisfacerlas. Las personas tienden a desarrollar el
género de cultura que les conviene, así como la cultura tiende a desarrollar
el género de personas que sean capaces de utilizarla mejor. Una cultura
dinámica ha de ser utilizada por gente dinámica. Las personas adaptables
quieren tener una sociedad adaptable. En una palabra, la adaptabilidad
es una característica central tanto de la personalidad como de la sociedad
y de la cultura norteamericanas.
54 l. La persona social
5. El americano violento
Uno de los centros de interés para las ciencias sociales ha sido el ma-
nifiesto incremento en la cantidad de comportamientos violentos dentro de
la sociedad norteamericana. A 10 largo de las dos últimas décadas las esta-
disticas del FBI han registrado un incremento casi constante en la tasa
anual de crímenes contra personas, y los medios de jnformaci6n refieren
con no poca frecuencia acciones violentas de individuos y de bandas, y
también de la turba destructiva por las calles de la ciudad. Un clamor
público ha surgido como reacción a tales eventos pidiendo la restauración
de la ley y el orden en nuestra sociedad.
La gran mayoría de norteamericanos se opone a esta violencia, se siente
amenazada y no se encuentra personalmente implicada en ella. Trátase sin
embargo de un fenómeno bastante vasto como pata interrogarse sobre sus
causas. ¿Cómo consiguen los violentos salirse con la suya? ¿Se trata quizás
de una característica de la personalidad norteamericana, inhibida por la
mayoría, pero expresada por algunos? Dado que la personalidad se socia-
liza en el seno de la cultura, ¿habrá que traer a colación factores históri-
cos y sociológicos para dar cuenta de los estadounidenses violentos?
Las observaciones que a continuación se exponen pretenden ofrecer una
perspectiva más amplia sobre el terreno cultural de donde emerge el norte-
americano violento.
a) Los Estados Unidos son un país joven que de alguna manera parece
reacio a asumir la madurez de las pautas de conducta civilizadas. Una ma-
nifiesta nostalgia perdura de la perdida frontera y de los hombres rudos
y violentos que exploraron las tierras abiertas y desconocidas. Este país ha
padecido en verdad mucha violencia: la extirpación de los indios, la bruta-
lidad del sistema esc1avista~ la Guerra Civil fratricida~ los disturbios por
causa de huelgas laborales, la guerra entre bandas y el crimen organizado,
y más recientemente una serie de pronunciamientos estudiantiles.
El americano violento 57
BIBLIOGRAFíA
COOLEY, CHARLES HORTON, Human Nature and the Social Order, Free
Press, Glencoe 1956.
GOFFMAN, ERVING, The Presentation 01 Sel! in Everyday Lile, Doubleday,
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MURPHY, GARDNER, Personality: A BiosociaZ Approach lo Origins a1ld
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SHIBUTANI, TAMOTSU, Society and Personality: An lnteractionist Approach
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WILLIAMS, ROBIN, American Society - A Sociological Interpretation, Knopf,
Nueva York 1961.
BENNIS, WARR'EN y SLATER, PHILIP, The Temporary Society, Harper &
Row, Nueva York 1968.
ti
STATUS SOCIAL
esta pregunta hay que analizar el origen del status social. Los soció-
logos distinguen dos modos principales de obtenerlo.
La adscripción de un status supone el hecho de que la sociedad
aplica al individuo ciertos criterios valorativos sin intervención de
aquél. El ejemplo más claro es el criterio del abolengo: no depende
lo más mínimo de la persona el haber nacido en una familia italiana
o irlandesa, de estirpe regia o de campesinos, de raza negra o blanca.
Aunque es cierto que en definitiva todo status es adscrito al indi-
viduo por su sociedad, nos referimos aquí únicamente a aquellas ca-
racterísticas que están, por ]0 menos en su origen. totalmente fuera
del control del individuo.
El logro definitivo de un status social depende de la evaluación
que socialmente se hace de los resultados obtenidos por los esfuer-
zos hechos por el individuo. Este proceso actúa en dos direcciones.
Un hombre de ciencia eminente, con su obra, no sólo realza su
propio prestigio social, sino que, por reflejo, honra y prestigia a su pro-
fesión. Si la realeza, como criterio ancestral, pierde prestigio social
en un determinado país, es posible que un rey verdaderamente eficiente
y afortunado realce con sus propias acciones el valor social de la
realeza. La persona no es un mero recipiente pasivo colocado en un
status social. Su propio comportamiento eleva o rebaja su status.
Los sociólogos hablan a veces de «asunción de status» refirién-
dose a la elección voluntaria del individuo que entra en un status
nuevo. Una persona puede elegir como profesión la jurisprudencia en
lugar de la carpintería; puede optar por casarse o por quedarse sol-
tero, puede casarse con una persona de la «alta sociedad», tener des-
cendencia, aceptar un cargo politico, una cartera de ministro, hacerse
misionero. Todos éstos son ejemplos de asunción voluntaria de sta-
tus, que va ligada a la aceptación de nuevas funciones sociales. Pero
conviene recordar que todas estas actividades requieren cierta pre-
paración y en este sentido se trata más de un logro que de una mera
asunción.
Hay que notar también que los caminos por los que un individuo
llega a un status social se interfieren y se entrecruzan con los otros.
Las personas ni están completa y pasivamente a merced del juicio de
la sociedad ni son tampoco total y activamente los creadores de su
propio status social. En último análisis, el status social depende no
de 10 que uno hace, o de lo que uno es o cree que es, sino de 10
que los otros miembros de la sociedad piensan que uno es.
Una persona puede trabajar con mucha aplicación en una posi-
ción considerada inferior sin lograr nunca modificar notablemente
Determinantes del status 61
Tipos de status.
Fichler, 5
66 II. Status social
Status clave.
El puesto en la vida.
Status y estratificación.
una clientela de mujeres inventando los «dia de las señoras» en los locales
de baile o estableciendo tarifas reducidas en los clubs femeninos.
fJ Desde otro punto de vista~ la elevación del status de la mujer suele
manifestarse en el hecho de que las mujeres son a menudo un símbolo
de la movilidad social masculina. Es un hecho corriente en la historia
que los hombres que prosperan hagan ostentación de su status adornando
y exhibiendo a sus esposas, pero esto ha alcanzado en la sociedad norte-
americana unas proporciones sin precedentes. El varón desea que su mujer
«tenga lo mejor», y el resultado es una curiosa mezcla de presión social,
movilidad ascendente l nuevos símbolos (de status~ deseo de confort y res-
puesta a la publicidad. El vestido, los utensilios domésticos, los automóviles,
la participación femenina en banquetes y en clubs sociales son no sólo
demostraciones de la elevación del status femenino l sino al mismo tiempo
reflejo del puesto que el cabeza de familia ocupa en la vida.
del status social de los negros no es una prueba de cambio en los cri-
terios conforme a los cuales se juzga el status. Estos criterios son univer~
sales en toda sociedad; lo que cambia es la atención especial que se presta
a uno u otro criterio. Ha habido un proceso de causalidad recíproca. Se
ha modificado la evaluacíón social del negro por causa del logro de un
status por los negros mismos, y al mismo tiempo este logro ha sido po-
sible debido a la adscripción de un status por parte de los blancos. En
otras palabras, la explicación completa no es que «el negro se ha elevado
por sus propjas fuerzas» ni que <<los blancos han modificado su actitud
para con los negros».
El rasgo más dramático del presen~e análisis es la subversión de valores
- unida a la nueva terminología - instigada por los Musulmanes Negros,
promovida por los nacionalistas negros, y que gana fuerza popular en el
movimiento del Poder Negro. Es como si se hubiera establecido una iden-
tidad cultural de nuevo cuño en el repudio de las normas y criterios blancos
de status social. Para esta gente está pasado de moda hablar en Estados
Unidos - tal como se venía haciendo - de negroes y confiar en el mo-
vimiento para los derechos civiles.
Las siguientes observaciones indican el modo en que se distingue actual-
mente el status de black del de negroe *.
a) El popular slogan black is beautiful no se refiere únicamente al
color de la piel, las características físicas, y el peinado «natural». Se refiere
también a la manera africana de vestirse, a los tipos de música caracterís-
ticos, e incluso a la cocina souZ, que no se originó en el África sino en las
regiones rurales del Sur de los Estados Unidos. El principio básico es el
rechazo de los estándares culturales «caucásicos», que los defensores del
movimiento negro consideran «decadentes».
b) Los líderes negros observan a menudo que nadie en Estados Uni-
dos es un norteamericano genuino y que hace faIta identificarse cultural-
mente mediante el reconocimiento del abolengo étnico. Debería recono-
cerse a los afro-americanos como distintos de los polaco-americanos o de
los ítalo-americanos. Con estos gruposl los negros tendrían que disponer
de una segunda lengua y a prender el swahili.
e) La sustitución radical de status se inicia en parte en el radicalismo
religioso de los Musulmanes Negros, que no sólo rechazan el cristianismo
sino también los más altos valores de la civílízacíón occidental. La influen-
cia de este radicalismo se muestra también en los llamados grupúsculos
negros en las distintas sectas cristianas. Semejantes grupos no se separan
necesariamente de la secta madrel sino que buscan más poder e influencia
dentro de ella. Además, exigen de las iglesias ctistianas millones de dólares
a título de «reparaciÓn» por los pecados históricos que las generaciones de
cristianos blancos cometieron contra los negros norteamericanos.
* Nota del traductor: la palabra negroe tiene en los Estados Unidos connotaciones
racistas y discriminatorias; con ella se designaba al esclavo. El término black se ill!rodujo
como eufemismo, y ha sido adoptado por todos los anti-discriminacionistas.
El cambiante status de los negros norteamericanos 77
BIBLIOGRAFíA
Fichler,6
III
CATEGORÍAS Y CONGLOMERADOS
sonas que en cierto modo están juntas. En una categor1a social las
personas están juntas no en una realidad física, exterlor l sino en el
juicio del observador que descubre en ellas unas características comu-
nes. Un conglomerado social, en cambio, no depende en su unidad
de la construcción mental del observador. El conglomerado social es
una reunión o pluralidad de personas que se hallan en proximidad
física, pero sin comunicación recíproca.
Un equipo de fútbol es un grUpO social; la multitud que asiste
al juego es un conglomerado; la. totalidad de los aficionados al fútbol
en el país constituye una categoría. Este ejemplo muestra cómo el
grupo difiere al mismo tiempo de la categoría y del conglomerado
porque entraña distintos grados de interacción, comunicación y rela-
ciones sociales. Desde este punto de vista el conglomerado debe COD-
cebirse como algo intermediQ entre la categoría y el grupo. En la
categoría las personas no están presentes físicamente unas a otras; en
el grupo las personas tienen relaciones sociales estables.
Tipos de categorías.
Categorías y estratificación.
La persona y el conglomerado.
Fichter, 7
98 IIJ. Categorías y conglomerados
que tiene en casa. Se les pregunta sobre el grado de educación que han
tenido y la escolaridad de sus hijos.
e) El valor sociológico de los datos censales aumenta con el grado de
elaboración de las categorías. Ejemplo típico es la distinción entre catego-
rías de edad. Entre los que tienen catorce años O' más, la mayoría trabaja,
hay más varones que mujeres. y se hallan distribuidos en muchas ocupa-
ciones y en una escala de ingresos anuales. Pero muchos de ellos no se
cuentan entre la fuerza de trabajo. y entre ellos muchos están retirados, o
estudian, y la mayoría de mujeres se dedica a sus labores. La mayoría de
los que forman la categoría que va de los cinco a los trece años va al cole-
gio. Una tercera categoría es la de los que se encuentran en edad preesco-
lar, y constituye un índice muy valioso del crecimiento demográfico.
d) Si no fuera por los datos del censo tendríamos enormes dificultades
al estudiar las migraciones internas de los norteamericanos. En los sucesivos
recuentos censales hemos podido medir el éxodo desde las áreas rurales y
el crecimiento de los suburbios; hemos observado cuáles son las grandes
ciudades que crecen y cuáles las que disminuyen en población. Luego puede
contestarse a preguntas sociológicas significativas. ¿Por qué esta gente se
movió de esta y no de otras maneras? ¿Qué clase de gente se trasladó. qué
edad tenía, qué sexo, ocupación y raza? ¿Qué efectos tuvo la migración
en la estructura social de los lugares a donde y de donde procedía?
e) La presentación más conocida de lós datos del censo es la pirámide
de población que compara los varones y las hembras en cada uno de los
estratos de cinco años de los contingentes de edad. Esto resulta especial-
mente valioso cuando se establecen extensas comparaciones~ desde un año
censal a otro, de los nacidos fuera y los nativos, negros y blancos, rurales
y urbanos. y muchos otros segmentos de población. Puede deducirse de
ello la diferencia entre los sexos respecto al índice de mortalidad~ y permite
plantearse las razones de los contingentes <<vacíos».
f) La única manera de conocer categorías exclusivas y precisas es por
el aburrido procedimiento de contar a la gente, y a esto se dedica el insti-
tuto de estadística. La cuestión de la fiabilidad se plantea a menudo porque
el censo decenal pregunta algunos puntos en una muestra del 25 por ciento
de los hogares, y garantiza una fuerte probabilidad en vez de una completa
exactitud en estas cuestiones. En una población cambiante es importante
conocer 10 que está ocurriendo durante los períodos de diez años entre
recuentos censales. El Current Population Survey resuelve este problema
con sus muestreos periódicos de treinta y cinco mil hogares a propósito
de cuestiones relevantes.
El valor sociológico de las categorías censales reside en las cuestiones
que levantan y en la ayuda que proporcionan a la verificación de hipótesis.
El hecho estadístico de la disminución de los índices de natalidad y mor-
talidad obliga al sociólogo a preguntarse por qué ocurre esto y qué efecto
tiene sobre la sociedad estadounidense. Los cambios de ocupación y de nivel
de ingresos exigen explicaci.ón. La tabulación de los datos censales ha me-
106 m. Categorías y conglomerados
BIBLIOGRAFíA
GRUPOS Y ASOCIACIONES
Esto no quiere decir que cada miembro debe ser conocido personal-
mente por cualquier otro miembro o por los que no 10 son. Las so-
ciedades secretas, las logias y las confraternidades tienen existencia
reconocible, aunque la pertenencia a ellas puede ser exclusiva y oculta.
En una gran ciudad son tan numerosos los grupos, que ningún indivi-
duo puede tener un conocimiento personal de cada uno de ellos; pero
son conocibles, es decir, es posible dar con ellos.
b) El grupo posee una estructura social en cuanto que cada parte
o persona tiene una posición con respecto a las posiciones de los otros.
¡La estratificación social o la jerarquía de los status sociales se hallan
presente incluso en los grupos más pequeños y exentos de formalidades.
Siempre hay por lo menos un vestigio de subordinación o de superiori-
dad hasta en los grupos más igualitarios.
e) Los diferentes miembros cumplen sus roles sociales en el grupo.
Esto es lo que significa la participación en el grupo, y éste es el aspec-
to en el cual se estudia la participación .. Cuando los miembros cesan de
desempeñar sus funciones, cesa de existir el grupo. Un grupo en el que
no haya acción personal de una forma determinada es impensable
sociológicamente.
d) Las relaciones reciprocas son esenciales para el mantenimiento
del grupo. En otras palabras. debe haber contacto y comunicación en-
tre sus miembros. No existe ningún proceso social unívoco. Debe exis-
tir un mutuo o recíproco proceso, aun cuando en un tiempo deter-
minado sea sólo entre dos personas del grupo.
e) Todo grupo tiene sus normas de comportamiento que influyen
en la manera de desempeñar sus funciones. No es necesario que sean
reglas o estatutos escritos o una constitución; ordinariamente son
ciertas costumbres que todos los miembros comprenden y observan.
Todo individuo necesariamente modifica su comportamiento cuando y
porque pertenecen a un grupo determinado.
f) Los miembros del grupo tienen ciertos intereses y valores co-
munes que algunas veces pueden ser estudiados cuidadosamente. En
otros casos pueden estar sólo vagamente definidos, pero que están
siempre presentes se ve por el hecho de que un conflicto de valores
supone casi invariablemente la escisión del grupo.
g) La actividad del grupo, y aun su misma existencia, debe diri~
girse a una o varias finalidades sociales. Dicho de otro modo, todos los
grupos tienen en cierta medida un propósito. Ésta ha de ser la con-
creta respuesta al porqué y para qué de la existencia del grupo.
h) Un grupo debe tener una permanencia relativa, ~s de,cir, una
duración determinable durante un período de tiempo. Ésta es una de
Reclutamiento del grupo' 109
res exigencias a sus miembros hasta los que les imponen menos j o se-
gún sus relaciones recíprocas, desde los que mantienen una comuni-
cación más frecuente e íntima entre sus miembros hasta los grupos
en que dicha comunicación es menor. Los grupos pueden clasificar
también según los estándares de comportamiento que se esperan de
sus miembros; según los valores sociales que comparten; o según los
objetivos sociales hacia los que orientan sus actividades.
Otra clasificación sociológica se establece a menudo en la amplia
distinción entre el grupo interior y el exterior. Tal como los mismos
términos indican, el grupo interior está formado por los que están con
nosotros, mientras que el grupo exterior está integrado por los que nos
son extraños. Esta distinción es significativa para la tribu primitiva ais-
lada, la pandilla juvenil urbana, el pequeño y exclusivo club de provin-
cias ; para tales grupos todos los demás son «extranjeros». Algunas veces
la referencia se establece con los que «gozan de favor» en un determina-
do momento, como los asesores próximos a un presidente, mientras que
los demás, aunque estén asociados al gobierno, no gozan del mismo
favor.
Otro fenómeno peculiar de cierta significación sociológica es el
grUpo de referencia, que sirve como de modelo de conducta para mu-
cha gente. Es característico en el sentido de que la persona que se
encuentra fuertemente influida por él puede no estar afiliada. Un ejem·
plo usual es el del vendedor que puede orientarse en su conducta por
la influencia de uno de los tres grupos de referencia: las órdenes de sus
patronos, las expectativas de sus clientes, o las prácticas informales de
sus colegas. Ejemplo más común y complicado es el cura párroco que
debe guiar su conducta según las expectativas de su congregación,
aunque estas expectativas se encuentren a su vez en conflicto con las
prácticas de sus colegas y las disposiciones establecidas por sus supe-
riores eclesiásticos. Desde este punto de vista, el grupo de referencia
es un instrumento importante para continuar la socialización de los
roles que la gente cumple en su vida de grupo.
Fichter, 8
114 IV. Grupos y asociaciones
Grupos y asociaciones.
tacto y comunicación. Los grupos íntimos con los cuales está aso-
ciada durante toda su vida son primarios también en cuanto que
son los más próximos a ella. Están constituidos por personas a las
que ama, en las que confía y a las que admira. Con ellas hace sus
más valiosas experiencias sociales. Gracias a ellas merece vivirse la
vida. Estos grupos son también primarios en cuanto que en ellos se
revela la «verdadera» personalidad del individuo. En 1as asociaciones
secundarias puede verse forzado a realizar más lo que corresponde
a sus estrictas funciones sociales, pero en Jas agrupaciones primarias
el individuo es más «él mismo».
El grupo primario de la persona social es el llamado grupo in-
terior. En él tiene el individuo un sentimiento de pertenencia, una
conciencia de cohesión, que tiende a situar a todas las demás personas
en grupos exteriores. Esta distinción no es sinónimo de grupo primario
y asociación secundaria. En relación con cualquier individuo concreto
los diversos grupos exteriores pueden ser primarios o secundarios,
según su composición y sus características. Se refieren sencillamente
a los grupos con los que una persona individual no tiene ninguna
clase de relación social.
La familia de un jornalero rural inmigrado puede ser una estrecha
unidad, perO' es problable que sea un grupo exterior para la mayoría
de la otra gente. El individuo que vive en un «enclave)) de los Apa-
laches puede considerar a la gente de la ciudad más próxima un
grupo exterior, al igual que cualquiera de los gru.pos laborales, polí-
ticos y religiosos en los que él es un extraño.
Grupos secundarios_
Asociaciones y conglomerados.
BIBUOGRAFfA
La pérdida de la comunidad.
Los sociólogos que se ocupan del cambio histórico intentan expli-
car los problemas básicos de la vida social moderna diciendo que
132 V. Comunidades
Valor de la reunión.
Relaciones comunitarias.
Estructuras de la comunidad.
El factor económico.
El factor étnico.
El jactor religioso.
Comunidades substitutivas.
1. La comunidad rural.
índice de natalidad rural sigue siendo más alto que el urbano. Esto signi-
fica sociológicamente que se da menos importancia a la familia conyugal y
más al grupo de parentesco extenso. Generalmente no hay en la comuni-
dad rural altos edificios l y el tipo general de vivienda es la casa unifamiliar
que normalmente es lo bastante ancha para que vivan en ella los abuelos.
Los miembros de la familia siguen formando una unidad sólida.
d) Las oportunidades escolares de los jóvenes en la comunidad rural
ya no se limitan a la pequeña escuela de pueblo. Se ha vuelto corriente en
varias comunidades el juntar fondos, a veces con ayuda estatal y federal,
para instalar colegios secundadrios de mejor calidad. Se ha dado también
un crecimiento espectacular en el número de escuelas de graduados, y
hasta cierto punto en el de escuelas universitarias de la comunidad, que
ponen la educación superior al alcance de la juventud rural.
e) Mientras permanece en la comunidad rural un núcleo de población
de residentes permanentes relativamente estable~ existe también un tipo de
población que se desplaza. Una corriente de este movimiento es el rápido
éxodo de los adultos jóvenes que buscan empleo en otras partes. Hay tam~
bién una inmigración de residentes temporales, especialmente en las comu-
nidades costeras y montañosas, las llamadas «colonias de veraneo». Un
tercer tipo de desplazamiento de población tiene lugar en algunos lugares
que necesitan de trabajadores inmigrantes para las grandes cosechas.
f) Compartir la ocupación y los intereses laborales ha sido siempre
algo importante para la cohesión de la comunidad. Se ha dicho que el
trabajo agrícola es un «modo de vida» de la comunidad rural. Ello implica
que no sólo los miembros de una determinada familia, sino todos los
campesinos de un área determinada comparten los problemas que impli-
can las incertidumbres del tiempo, la fluctuación de los precios del mer-
cado, la elección de las cosechasl la fertilidad del suelo. El trabajo agrícola
real no 10 realiza sólo el padre~ el soporte de la familia, sino que ocupa
hasta cierto punto a los hijos y la mujer en diferentes tareas.
Lo que aquí se ha dicho describe un tipo sociológico, la comunidad
rural, que acepta amplias variaciones. Estos elementos descriptivos varían
a lo largo de una lista de otros elementos sociológicos: hay diferencias
entre los propietarios y los campesinos, los campesinos de granja y los de
secano, las áreas en que hay una concentración de minorías sociales como
los negros, los mejicanos~norteamericanos, los orientales. El relativo aisla-
miento de la comunidad rural no es el mismo en el Massachusetts occiden-
tal que en el centro de Nebraska. Hay cambios en las comunidades
rurales, pero el índice de cambio es más rápido en unas que en otras.
2. La comunidad dormitorio.
3. La comunidad étnica.
nera a menudo más sutil que abierta. También es un hecho que una comu-
nidad étnica puede cerrarse contra las otras, de la manera que los polacos
no gustan de los irlandeses, y viceversa.
e) Muchas veces la comunidad étnica urbana posee de segunda mano
la vivienda, las calles, las tiendas, las escuelas y los servicios públicos.
Los miembros de la comunidad ocupan barrios de los que se ha ido otra
gente, de los que los antiguos habitantes huyeron porque se habían vuelto
demasiado incómodos con gente que no era «de su clase». También a veces,
los miembros del grupo étnico se escinden de la comunidad, ascendiendo
socialmente en virtud de algún estándar de éxito norteamericano. Desde
el punto de vista del status de clase~ sin embargo, la comunidad étnica
tiende a permanecer en el mismo nivel.
d) El barrio étnico puede considerarse un apeadero para las sucesivas
olas de categorías nacionales. Los alemanes~ los irlandeses1 los italianos, y
los demás. están en distintos niveles de movilidad ascendente con la esperan-
za de llegar a ser absorbidos dentro de la amplia clase media norteameri-
cana, y dejar así de ser norteamericanos medio extranjeros en las comu-
nidades étnicas. El concepto clave es el status económico y laboral de los
«étnicos». Aunque se dan individuos excepcionales1 la mayoría de miem-
bros de la comunidad tienen trabajos mal remunerados.
e) La comunidad étnica no es un bamo bajo (slum) desorganizado.
Las relaciones sociales y los grupos, especialmente los centrados alrededor
del parentesco y las actividades ociosas, se encuentran rutinizados de maR
nera personalista e informal. La fuerza y la resistencia de la vida de
comunidad se ven fortificadas por esta clase de relaciones de grupo, y
también por una actitud de desconfianza y exclusión ante los «forasteros».
La cohesión social o solidaridad es una característica esencial de la comu-
nidad étnica.
f) Dígase lo que se quiera acerca de los detalles de la vida de esta
gente, es la cultura étnica en su conjunto que constituye el alma de la co-
munidad. La lengua materna común se conserva entre gran parte de los
viejos; la religión común es a menudo un factor importante; incluso los
hábitos alimenticios ayudan a promover esta continuidad cultural. La cul-
tura, las formas de vida «ancestrales» se mantienen en medio de las for-
mas <<forasteras» de la vida norteamericana. La comunidad étnica durará
10 que dure la completa asimilación cultural.
Han pasado muchos años desde que se establecieron las leyes restric-
tivas de la inmigración; durante este tiempo se esperaba que los mermados
números de inmigrantes diluirían la fuerza de las comunidades étnicas.
La perduración de estas comunidades no es tanto un fallo del proceso de
americanización como un Índice de que el pluralismo cultural es un aspec-
to prominente de la sociedad norteamericana. La diversidad étnica subraya
este pluralismo, a pesar del ocasional antagonismo de los superpatriotas
norteamericanos a la antigua usanza.
Desde el punto de vista sociológico es más importante la demostración
Fichter, 10
146 V. Comunidades
4. La iglesia comunitaria.
¡
5. Programas de acción comunitaria
, '/
La ventaja de «reunirse» en comunidad ,'estriba en la convicción de que
la mayoría de gente puedc1 quiere y se propone cooperar para el mejora-
miento civico. Esto es, desde luego, 10 que esperamos al hablar de la acción
comunitaria de las ciudades norteamericanas. La comunidad que se lanza
a la acción representa una minoría de ciudadanos que sufren agravios, in-
tentan enderezar entuertos, y se enfrentan con la oposición de varios seg-
mentos de la población.
Los programas de acción comuhltaria pueden analizarse en tres niveles.
Primeramente, la persona individual que participa en el programa tiene la
oportunidad de aliviar el sentimiento de alienación, frustración e inseguri-
dad común a las grandes ciudades. En segundo lugar, el esfuerzo común
dirigido a un objetivo común, sobre todo si hay esperanzas de conseguirlo,
ayuda a desarrollar el sentido de solidaridad. En tercer lugar, el avance
hacia el objetivo es una expresión del poder social, de la convicción de que
los miembros de la comunidad tienen algo que decir sobre su propio destino.
Los problemas y el modo de proceder de los programas de acción comu-
nitaria se abren al análisis en la siguiente serie de ejemplos.
a) En algunas áreas de las grandes ciudades ha 'habido tentativas con-
certadas para lograr el control comunitario de las escuel~s públicas. La razón
que se hacía valer es que la gente, y especialmente los padresl sabe lo que
conviene a sus hijos, y quiere opinar no sólo sobre los programas de estu-
dio, sino también sobre el personal docente. La oposición más fuerte a tales
demandas procede de los educadores profesionales especialmente de los del
l
BIBUOGRAFtA
LA SOCIEDAD
Sociedad y sociedades.
Definición de la sociedad.
Características de la sociedad.
1. Religión y sociedad.
Fichter, 11
162 VI. La sociedad
mente los sociólogos han llevado a cabo estudios completos de los grupos
religiosos, análogos a los que han hecho de los cinco grandes grupos reS-
tantes. El haber desatendido relativamente este terreno~ principa,9nynte por
lo que atañe a la investigación corporativa se debe prob..ablem91te a la
desconcertante variedad de grupos y de instituciones religiosas/así como
al gran porcentaje de norteamericanos no afiliados a ninggti~ confesión.
El resurgimiento de la tolerancia ecuménica y el re.s,Peto, i~np'e creencias
parece haber suscitado la curiosidad científica de los so~ólogos sobre la
manera en que la religión organizada se inserta en la sociedad global de
los Estados Unidos. ' / I .
Se dice que la religión y la sociedad tienen una relación,singular y única
en los Estados Unidos. La frecuencia con que se habla y escribe acerca
de la «separación de la Iglesia y del Estado» en Norteamérica, llama la
atención en Inglaterra, Suecia e Israel, donde hay iglesias oficiales, así
como en Bélgica, Holanda y Alemania, donde existen concordatos forma-
les entre el Estado y las entidades religiosas. La idea americana de sepa-
ración entre el sistema religioso y el políticl parece ser comprendida a
medias, incluso por muchos norteamericanos.
Los grupos religiosos son una parte integrante de la sociedad norteame-
ricana, y las personas, funciones, roles y grupos religiosos coinciden con los
politicos. Con objeto de poner en una perspectiva clara esta relación entre
la religión y la sociedad, vamos a considerar los puntos siguientes:
a) Aun cuando diversas estadísticas muestran que en Estados Unidos
las varias entidades religiosas organizadas sólo cuentan entre sus miembros
un 60 por 100 de la población. prácticamente todos los americanos «están
amiados» a alguna forma de religión. Sólo un porcentaje muy pequeño
se declaran ateos, irreligiosos o sin confesión religiosa. Naturalmente, esto
no quiere decir que todos los americanos sean devotos o que asistan fre-
cuentemente a los actos del culto.
b) La religión goza de gran reputación en la vida oficial y pública;
hay días de oración oficiales; se nombran capellanes militares. Los políticos
apoyan a los jefes religiosos y tratan de insinuarse entre las grandes cor-
poraciones religiosas. Procuran evitar la controversia religiosa; la religión
no ha constituido punto de disputa en ninguna campaña presidencial desde
el movimiento anticatólico de 1928.
e) La afiliación religiosa es raras veces obstáculo para el éxito eco-
nómico. Naturalmente, en la competencia económica intenrienen preferen-
cias y prejuicios' personales, pero la actitud general en la vida profesional
y de negocios en América parece ser ésta: «Si hace bien su oficio, no in-
teresa la religión que profese.» Esto depende en parte del relieve que se
da deliberadamente a la tolerancia religiosa, y en parte es consecuencia
de una cultura que subraya los valores laborales y el empleo lucrativo.
d) No obstante la múltiple fragmentación de la religión organizada en
los Estados Unidos, hay algunas creencias religiosas comunes a toda la
cultura. El monoteísmo incluye la creencia en un Dios que castiga y re-
Religión y sociedad 163
compensa a los seres humanos por su conducta en este mundo; hay tam~
bién' cierta creencia general en la salvación y en la vida futura. Hay también
nociones sagradas, no necesariamente sobrenaturalesJ relativas a la dignidad
e inviolabilidad del individuo~ como también a su responsabilidad ante la
sociedad.
e) A pesar de esta aceptación general de un núcleo básico de creencias
religiosas, hay grandes diferencias doctrinales entre los principales grupos
religiosos. Esto es mucho más perceptible que la tan cacareada separación
de la Iglesia y el Estado. La diferencia entre fundamentalistas religiosos
y liberales se refiere más bien a la interpretación de la teología misma,.
mientras que la diferencia entre progresistas y tradicionalistas se refiere a
la aplicación de la religión a la vida. Estos puntos de vista reflejan los
diferentes enfoques que existen en todas partes en la dinámica sociedad
norteamericana.
f) Los valores generales de los americanos, tales como pragmatismo,
optimismo y progresismo influyen también en los grupos religiosos prin-
cipales. Las co'ngregaciones locales se dirigen a veces como empresas cuya
contabilidad ha de demostrar una situación próspera. La tendencia concreta
y práctica se muestra en la importancia que se da al servicio social y a la
moralidad más que a la profundidad doctrinal y teológica en estudiosJ polé-
micas y sermones. Se insiste mucho más en la perfectibilidad del hombre
que en su pecabilidad.
g) Un punto importante consiste en que t en nuestra sociedad pluralis-
ta, las personas de diferentes credos religiosos se hallan y cooperan en
todos los grupos importantes, excepto en el religioso. Con otras palabras,
no se conoce "el exclusivismo de identificar la pertenencia religiosa de una
persona con su partido político o con su sistema económico. La necesidad
que tienen las personas de todas las tendencias religiosas de participar en
todos los grupos no religiosos y de aceptar los usos de cada 'uno de éstos,
da lugar a una integración social que se sobrepone a toda solidaridad
basada únicamente en valores y creencias religiosas,
Probablemente todo estudiante universitario~ a base de su propio cono-
cimiento y experiencia, podrá señalar excepciones a las afirmaciones que
acabamos de hacer. No cabe duda de que hay norteamericanos con ten-
dencia al exclusivismo religioso que se niegan a asociarse con gentes. de
otras religiones y condenan a todos los que no son miembros de su propio
grupo. Hay sectas que insisten en la pecabilidad del hombre~ que abomi-
nan de los valores materiales de la cultura y tienden a disociarse de la
sociedad «secular». Estos casos deben considerarse como excepciones que
no reflejan la tendencia general a Íntegrar estrechamente la religión en la
sociedad y cultura norteamericanas.
Existen otros aspectos de las relaciones y grupos sociales americanos que
muestran que en Estados Unidos no existe un Írrealista divorcio entre reli-
gión y sociedad. Es cierto que nuestra sociedad no está dominada por gru-
pos religiosos, que los valores sagrados básicos tienden a ser sobrenaturales
164 VI. La sociedad
I j /
2. El regionalismo y la sociedad nortewnericana.
i¡ f
el mundo».
e) El colonialismo es, en general, tan impopular como el imperialismo
entre los norteamericanos porque los Estados Unidos no han tenido ni ne-
cesidad de explotación económica ni de expansión demográfica. Sin embar-
go se ha acusado también a los intereses financieros norteamericanos en
los países subdesarrollados de «colonialismo explotador». Resulta intere-
sante señalar que Alaska y Hawaü no fueron consideradas jamás colonias
permanentes, y eventualmente fueron aceptadas chmo estados integrales de
la Unión. Las Filipinas, bajo protección norteamericana durante más de
medio siglo, pasaron a ser una nación autónoma. Tales ejemplos indican la
resistencia general de los estadounidenses a imitar sistemas de colonialismo
pasados de moda.
d) Sociológicamente, la actitud oficial más significativa en las relacio-
nes internacionales es el programa norteamericano de ayuda económica y
tecnológica a otros países. El plan Marshall para la reconstrucción de
Europa después de la Segunda Guerra Mundial era un programa sin pre-
cedente en la historia de la civilización. Éste no es meramente un ejemplo
generoso de amor a los demás, ni tampoco el actual programa de ayuda
a los países subdesarrollados. Semejante ayuda se basa en la convicción
de que gentes que gozan de prosperidad y están satisfechas, no fomentan
desórdenes ni ceden a influencias «subversivas». Se basa también en la hipó-
tesis de que un comercio internacional próspero no puede-·...existir entre
naciones ricas y naciones pobres si estas últimas se limitan a ser explotadas
por las primeras. En la forma más sencilla se puede decir que los norte-
americanos creen que lo que el progreso técnico ha hecho en América lo
puede hacer también en cualquier otra nación.
e) Es un axioma sociológico que las amenazas de peligro o agresión
exterior contribuyen a la solidaridad dentro de una sociedad. Si tales ame-
nazas son genuinas, como lo fueron cuando nuestro país se encontraba
envuelto en las dos guerras mundiales, la solidaridad interna tiende a
crecer. Otras veces, como en el período llamado de la «guerra fría» con
los países comunistas, el temor y la expectativa de semejantes amenazas
tienden a levantar suspicacias socialmente disruptivas entre la gente. Los
chauvinistas estarán probablemente siempre al acecho de espías y traido w
-
sistemas de culto van desde los más sencillos hasta los más elaborados.
Los problemas de administración interna en las grandes entidades religio-
sas han venido a ser tan numerosos y complicados. que para tratarlos se
requiere un adiestramiento científico.
f) Es cosa sabida que la vida de la familia arnf,!ricana, ha experimen-
tado una enorme transformación desde los tiempos de nuestros abuelos~
pasando de la sencillez a la complejidad. Las múltiples funciones comunes.
que en otros tiempos se realizaban en grupo pÓr los,' grandes círculos de
parientes, se realizan ahora por individuos, muchos de los cuales son re-
presentantes de los padres. Tensiones y tiranteces', en· la vida conyugal
provienen en gran parte de las crecientes exigencias que imponen a los
individuos los factores económicosl cívicosl de recreo .y otros. Hay muchas
decisiones complicadas que se deben tomar respecto a los niños. a la es-
cuela, a sus actividades extraes colares, a su entrenamiento físico y a la
elección de vocación y de empleo. Constantemente hay que mantener varia-
das relaciones y funciones con personas ajenas a la familia.
Esta enumeración somera es sólo una ,indicación de la enorme comple-
jidad de la sociedad norteamericana en I su conjunto. Complejidad no es
sinónimo de confusión; nuestra sociedad tiende a abordar en forma cons-
ciente y científica las estructuras y funciones individuales. En general l los
americanos reconocen que la multiplicación y diferenciación deben ir acom-
pañadas de interdependencia y coordinación. Un bajón serio en un grupo
importante, como la depresión económica de los años treinta, afecta terri-
blemente a todos los otros grupos. La complejidad no es algo fortuito~
confuso y a la buena de Dios. Es algo ordenado y a la vez intrincado,
y requiere competencia social! adaptabilidad y conocimientos por parte de
los norteamericanos.
BIBLIOGRAFíA
PAUTAS Y CULTURA
PAUTAS DE CONDUCTA
Fichter, 12
178 VII. Pautas de conducta
sar, «reglas del juego», que constituyen la amistad y que existen Yª'{~I
en la cultura antes de que dos personas se encuentren y traben an;Usta4:~~'i
Cada persona «siente::t; las exigencias de estas pautas de comportamien-:'3~
to, se hace cargo de que se enlazan entre si y las cumple si quiere ser{:fl
un buen amigo. ' : ' ':<:i'
Otro ejemplo es el de la competición. proceso }.ltame~te ValOradO,:~~~
en Norteamérica. Incluso los competidores que són a-/la¡ vez amigos ,:j~~
saben que la competición diliere de la amistad; yla difer""cia reside end~
las pautas de comportamiento que las constituyeny;El~ contenido del ~i~
proceso es la combinación de formas de obrar y, "p~ar que cada '"':¡
competidor realiza al responder al o t r Q . : ¡
d) Las pautas de comportamiento están además organizadas y :,
sistematizadas en instituciones. Por ejemplo, las diferentes formas de ,\ ')
conducta que tienen lugar regularmente en un servicio de culto están
coordinadas entre sí y van enderezadas a,la meta de la institución
religiosa. Esto es cierto aun cuando muchás de las acciones y senti-
dos generales de la situación no sean comprendidos perfectamente por
los participantes. En la esfera polltica las campañas electorales, la vo-
tación, la propaganda, el cumplimiento de las leyes y la administra-
ción civil están institucionalizadas, y todas las pautas de este com-
portamiento social están estructuradas de una manera coordinada.
e) Finalmente, la cultura es el sistema total organizado de todas
las pautas de comportamiento de la gente. El comportamiento social
aprendido de una sociedad entera, todas las formas de actuar y pensar
compartidas y reiteradas, constituyen la «pauta de vida» de un pueblo.
La estructura o la organ.ización es inherente a la misma noción de pau-
ta de comportamiento. En ulteriores capítulos de este libro estudiare·
mos los aspectos culturales más amplios de esta estructura.
1. Patriotismo y etnocentrismo.
... Nota del traductor: los sylldicates son, 1m los Estados Unidos, asociaciones laxas
da Chantajistas que controlan el crimen organizado (del tipo chantaje político, apuestas,
prostitución).
Pautas fuera de la ley 191
3. Pautas recreativas.
Fichter, 13
194 vil. Pautas de conducta
BIBLIOGRAFíA
ROLES
Rol y status.
Rol y relaciones.
Fichter, 14
210 VTII. Roles
Rol clave.
El rol general.
1. El policía de ciudad.
che. Puede ser útil el considerar aquí algunas de las condiciones bajo las
cuales el policía estadounidense de las ciudades intenta cumplir su rol
laboral.
a) Se ha dado mucha publicidad al aumento de los índices de crimi-
nalidad y a la violencia en las calles de la ciudad~ con la presión pública
resultante para «restaurar la ley y el orden». Semejante problema es par-
ticularmente dramático en el enfrentamiento entre la policía y la turba
desordenada. Se espera que la policía impida. o al menos controle, tales
acontecimientos y si es necesario que enfrente la fuerza a la fuerza. A ve-
ces se las acusa de emplear demasiada fuerza y a veces demasiado poca.
b) A diferencia del de la mayor parte de las grandes ciudades euro-
peas, el policía norteamericano lleva armas de fuego y otros instrumen-
tos letales y se espera de él que sea juicioso en su empleo. A pesar de
varias referencias ampliamente difundidas sobre la brutalidad de la poli-
cía, la investigación sistemática ha demostrado que la gran mayoría de
los agentes de la ley son reacios al uso de las armas~ exo~pto en situacio-
nes de provocación extrema.
e) En el ejercicio cotidiano de su cometido el agente de policía tiene
un extraordinario poder de discreción y debe tomar decisiones inmedia-
tas: arrestar o no a una persona, interferir o no en una rencilla. Esto es
una inversión de la mayoría de sistemas de toma de decisión que rigen
las estructuras laborales. En la mayoría de ellas el poder de discreción es
pequeño en los rangos inferiores y más amplio en los superiores. Esto
carga al policia corriente con una responsabilidad poco frecuente que
descansa únicamente sobre su inteligencia, su objetividad y su sentido de
responsabilidad.
d) Ocurre que no se otorga al policía estadounidense el status social
y el respeto personal de que disfrutan los agentes de la ley en otras
grandes sociedades occidentalest y el policia 10 reconoce cuando se queja
de que su trabajo es <<ingrato». Se encuentra en un servicio público, y
por tanto su trabajo goza de un salario inferior al de los puestos de las
organizaciones lucrativas. Son importantes también otros criterios de status
social: estándares relativamente bajos de escolarización l y el medio social
en que se recluta a estos hombres.
e) La disponibilidad peculiar de muchos ciudadanos «respetables»
para promover actividades ilegales hace también que el rol del policía sea
de difícil cumplimiento. Está claro que las apuestas en el juego, la pros-
titución, y otras irregularidades no florecerían si no hubiera gran cantidad
de ciudadanos que las desean. Los politicos se hallan a veces vinculados
con los syndicates del crimen. El policía honesto se siente frustrado a
menudo ante semejantes ilegalidades aceptables.
El viajante de comercio 213
2. El viajante de comercio.
3. El deportista profesional.
zados, el deportista cesa de ser un agente independiente que trata sus pro-
pios negocios. En algunos aspectos está representado en las asociaciones
de jugadores, pero tiene poco que decir acerca del tiempo y el lugar en
que ha de actuar 2 e incluso en su actuación efectiva sigue las indicaciones
de entrenadores, árbitros a jefes de equipo y empresarios. En la mayoría de
los otros roles sociales, cuanto más se eleva una persona, tanto mayor
libertad de decisión tiene, mientras que en el ca,so de los ases del deporte
parece suceder precisamente lo contrario. Es una «valiosa propiedad» que
debe manejarse con el mayor cuidado.
d) El rol social del deportista exige también ciertas pautas de com-
portamiento en relación con el público en general. Los deportistas deben
mantenerse alejados de los jugadores de azar y de los gángsters t y las ligas
profesionales usan detectives especiales para informar sobre los atletas
cuando no van de uniforme. Los escritores deportivos defienden, por 10
general, esta imagen de ejemplar limpieza destinada a los jóvenes de la
nación. Los agentes de prensa ensalzan sus virtudes y disimulan sus faltas,
a menos que sean muy notorias. Esta reponsabilidad pública es todavía un
indicio de que los deportes poseen una connotación moral entre los valo-
res culturales norteamericanos.
e) Las exigencias del rol social del deportista varian según los dife-
rentes públicos ante los que actúa. Se suele decir que hay un «público de
deportes» indiferenciado, pero ésta es una generalización un tanto simplis-
ta. Los deportes varían en su status social por el hecho de dirigirse a
personas en diferentes niveles de estratificación. En una jerarquía descen-
dente de posición se pueden clasificar grosso modo en la forma siguiente
los deportes más populares en América: tenis y golf, baloncesto y hockey,
fútbol y béisbol, boxeo, lucha y carreras de caballos. Un as del tenis
juega para un público diferente del de un as de la lucha.
j) Visto que los deportes son esencialmente competiciones... el depor-
tista debe situarse en una parte o en otra f y ha de tener relaciones con los
otros deportistas. En deportes en equipot como el béisbol y el hockey~ debe
ser cortés y leal con los contrarios en el campo de juego y fuera de él.
Incluso en competiciones individuales en que se trata de dejar k.o. al adver-
sario, se exige que el púgil se comporte «como un caballero». Las reglas
del juego gobiernan esta conducta durante la ejecución efectiva", y la mo-
ral del deporte profesional la gobierna fuera de la competición.
El deportista de profesión debe representar el rol de personaje público
en América, aunque no todo el mundo lo tenga en tan alta estima. Para
sus adictos y para los que lo a.poyan es un ídolo que firma autógrafos,
trabaja en funciones benéficas y es aclamado como un héroe; para los
partidarios de su contrario es un «chanchullero» al que pueden insultar
y motejar a mansalva los clientes que pagan.
Forma parte de la condici6n social del deportista el que haya de ser
blanco tanto de los elogios como de los vituperios. A la larga su efectiva
competencia no depende de popularidad o impopularidad. Su rol exige
El maestro de escuela elemental 217
sociedad existe, se espera en general que los mnos absorban los elementos
básicos del género de vida norteamericano. El maestro enseña no sólo a
leer, escribir y contar, sino también la cultura norteamericana misma. No
puede obrar de otro modo, siendo un americano que habla de cosas ame-
ricanas y en forma americana. El maestro socializa y americaniza a sus
alumnos.
e) En diversas formas actúa el maestro como ejemplo de conducta para
los niños. Gran parte de la educación formal que recibe el niño le viene
por observación e imitación del maestro, que puede hacer más impre-
sión de lo que él cree con sus observaciones espontáneas y sus modos de
proceder. El niño no imita a su maestro tanto como a sus padres, pero,
con todo, muchos adultos recuerdan vivamente las actitudes y maneras de
sus maestros elementales.
f) En las escuelas elementales americanas el maestro debe con fre-
cuencia entretener más bien que velar por la disciplina. Está muy extendida
la teoría de que hay que despertar el interés y que no es recomendable
psicológicamente imponer nada por la fuerza. No cabe duda de que esto
exige del maestro un alto grado de adaptabilidad en el desempeño de su
función. A muchos adultos les resulta mucho más fácil dictar instrucciones
a los jóvenes que despertar su interés voluntario.
El rol social del maestro es más dinámico en la sociedad americana
que en la mayor parte de las otras sociedades contemporáneas. Sus pautas
no son tan rígidas porque se ha introducido en ellas el experimentalismo
de nuestra cultura. Además, el hecho de relevarse los maestros - pues
muchas maestras jóvenes enseñan sólo unos pocos años, hasta que se ca-
san - ha impedido que el rol resulte demasiado formalista. El maestro
debe ser adaptable por la razón de que el campo de los conocimientos se
va extendiendo más y más debido a los medios masivos de comunicación.
El maestro de escuela elemental es una personalidad central en todo
el sistema de enseñanza, y el rol social que desempeña es mucho más
significativo de lo que muchos se figuran. Representa el principal canal
institucionalizado por el que fluye nuestra herencia cultural. Es un instru-
mento para el mantenimiento y reproducción de nuestros valores culturales
en cada generación que se sucede.
5. El hombre de ciencia.
Aquí nos ocupamos del rol social de la persona que hace posibles
estos resultados, el hombre de ciencia. Lo esencial de la ciencia no es la
aplicación de los conocimientos científicos. El punto importante es la red
de pautas de comportamiento t tanto conceptuadas como externas, que dan
razón del hombre de ciencia mismo. ¿Qué cIase de hombre es? ¿Cuáles
son sus modos de pensar. sus métodos y procedimientos? Es posible indi-
car algunas de las caracteristicas que responden a estas interrogantes:
a) El moderno hombre de ciencia norteamericano es un agente de
cooperación en la investigación, y no un solitario o un genio raro de leyen-
da. En Estados Unidos se reconoce la importancia de coordinar los dife-
rentes aspectos de un proyecto de investigación~ de hacer progresos acumu-
lativos y simultáneos. y de compartir y comparar los resultados. Esto no
significa que el hombre de ciencia individual tenga menos talento por el
hecho de colaborar con otros. Hay margen suficiente para los destellos
de la intuición que acompañan a los grandes descubrimientos científicos.
b) El hombre de ciencia es generalmente un hombre de aplicación dis-
ciplinada. Trabaja largas horas en un procedimiento sistemático de inves-
tigaci6n y de verificaci6n. Las exigencias de la funci6n cientifica excluyen
de la profesión a la persona descuidada y negligente. La exactitud y la
precisión son características de la investigación científica e incluso el «pe-
queño» error debe corregirse con una constante comprobación de los datos.
e) El hombre de ciencia con verdadero éxito es un hombre con fe
acrisolada en el valor del conocimiento. El prejuicio corriente de que el
hombre de ciencia es completamente «ajeno a los valores» queda desmen-
tido por las repetidas afirmaciones de sabios que encarecen lo valioso de
su quehacer. Es evidente que el hombre de ciencia no puede prever todas
las consecuencias de su investigación~ que otros se encargan de aplicar en
la sociedad total. Su fe es un presupuesto fundamental. demostrado sólo
parcialmente por la sociedad en general, de que sus descubrimientos pueden
contribuir en alguna manera al mejoramiento general y constante de la
vida humana sobre la tierra.
d) La probidad es una pauta conceptual o una virtud que caracteriza
al hombre de ciencia norteamericano. Esto va implicado en su tenor cien-
tífico de vida. La presión social de los colegas y del público en general
pone gravemente a prueba la honradez cientifica. Todo conato de «forzar
los datos» con el fin de «probaD> los resultados apetecidos acaba por fin
por decubrirse, y la persona que procede así lo paga con su reputación
y con su subsistencia. Además, los ejemplos de esta falta de probidad prac-
ticada bajo poderes totalitarios han hecho que el hombre de ciencia sea
particularmente desconfiado ante el menor intento de censura y de «control
del pensamiento».
e) El rol del hombre de ciencia va también marcado por un escepti-
cismo científico que es esencial para la búsqueda de la verdad. El hombre
de ciencia no pone en duda el conocimiento básico Q la validez de las tesis
admitidas en su propio campo. Trabaja constantemente en la periferia del
220 VIII. Roles
BIBliOGRAFíA
PROOESOS DE INTERACCIóN
Relaciones y roles.
FichteJ', 15
226 IX. Procesos de- interacción
Cooperación.
Acomodación.
Asimilación.
Conflicto.
Obstrucción.
Competición.
1. El valor de la competici6n.
3. El pl'oceso de americanización.
4. Ejemplos de obstrucción.
Fichter, 16
242 IX. Procesos de interacción
BIBliOGRAFíA
Definición de la institución.
tencionales. en cuanto que cada una de ellas tiene como objetivo o fin
la satisfacción de Una necesidad social. Son los principales modos de
comportamiento mediante los cuales se asocian personas entre sí para
hacer determinadas cosas.
b) Tienen un contenido relativamente permanente. Las pautas,
roles y relaciones que realizan las personas en una determinada
cultura son tradicionales y duraderos. Como toda obra humana, están
sujetos a modificaciones. pero las modificaciones institucionales son
relativamente lentas.
e) La institución está estructurada, u organizada. o coordinada.
Los componentes tienden a mantenerse en cohesión y a reforzarse mu-
tuamente. Esto se sigue del hecho de que los roles y las relaciones
sociales son en sí mismos combinaciones estructuradas de pautas de
comportamiento.
d) Cada institución es una estructura unificada en el sentido de
que funciona como una unidad, aunque sea interdependiente con
otras instituciones. Ninguna institución puede separarse completamente
de las otras instituciones o roles, pero cada uno de ellos funciona
como una serie de identificable de pautas de conducta.
e) La institución está necesariamente cargada de valor, por cuanto
sus uniformidades de conducta repetidas se volvieron códigos norma-
tivos de conducta, algunos de ellos expresados en reglas y leyes escritas,
pero limitados en su mayoría a ei.ercer una presión social subconsciente
sobre la gente.
Con estas características podemos componer la siguiente definición
algo más completa. Una institución es una estJuctura relativamente
permanente de pautas, roles y relaciones que las personas realizan
según unas determinadas formas sancionadas y unificadas, con objeto
de satisfacer necesidades sociales básicas.
institución y grupo.
Hemos visto que las pautas, roles y relaciones que son los ingre-
dientes de las instituciones existen en todas las sociedades. Es igual-
mente cierto que en todas partes están sistemáticamente ordenados
formando instituciones. No sólo el comportamiento social está siempre
institucionalizado, sino que las instituciones importantes están necesa-
riamente presentes en todas partes. Las necesidades sociales universales
y básicas se satisfacen en toda sociedad de una forma sistemática y
culturahuente aprobada. Las instituciones fundamentales - familiar,
educativa, económica, política, religiosa y recreativa - son tan esen-
ciales a toda cultura que sin ellas seria inconcebible la vida social.
Los antropólogos no han descubierto ninguna sociedad primitiva,
contemporánea o histórica, en la que no existan estas instituciones
básicas. Este hecho prueba sIn lugar a dudas la necesidad fundamental
de tales instituciones. Pero los antropólogos han hallado también una
enorme variedad en los modos como estas instituciones satisfacen el
minimo de necesidades básicas. Quien quiera que tenga alguna noción
sobre los pueblos ajenos a su propia cultura, reconocerá que las cos~
tumbres familiares, los mOfes religiosos, las tendencias recreativas y las
otras pautas institucionalizadas difieren considerablemente de las pro-
pias. Las maneras de hacer las cosas en educación, economia y polí~
tica acusan una gran variedad de una cultura a otra.
Esta combInación de uuiversalidad y variabilidad no debe desean·
certar a quien se dé cuenta de la potencialidad y plasticidad del com-
portamiento social. Como ya se ha visto a través del estudio de la
sociología, la gente es de cierto modo parecida en todas partes, y al
mismo tiempo distinta. Debemos reconocer, en primer lugar, que los
seres humanos han demostrado gran ingeuiosidad y adaptabilidad en
la satisfacción de sus necesidades sociales. Segundo: cierto grado de
opción y de decisión va impllcito en los múltiples modos de hacer
las cosas y sólo las personas son capaces de decidir así. Finalmente.
el marco geográfico dentro del cual viven las personas difiere grande..
mente y ejerce un determinado influjo sobre las formas en que des-
arrollar su conducta social.
Clasificación de las instituciones 253
Red de instituciones.
ciones subsidiarias que son sancionadas con penas. Por ejemplo, hay
pautas de comportamiento delictuoso que se desarrollan principalmente
como una institución económica subsidiaria, no obstante que el delito
sea sancionado negativamente. Los juegos de azar son una institución
recreativa en alto grado desaprobada. Ciertas connivencias con la jus-
ticia en casos de fraude comercial y la brutalidad de la policía están
institucionalizadas en algunos lugares a pesar de la desaprobación ge-
neral de este género de comportamiento. No pertenece a este lugar el
estudio de la extensión en que estas pautas de conducta se convierten
en problemas sociales.
Ficbter, 17
258 x. Instituciones
1. La institución axial.
El europeo que visita los Estados Unidos queda con frecuencia fascina-
do por los aspectos institucionalizados del matrimonio y de la vida familiar.
A menudo chocan al visitante oriental. La reacción de estos extranjeros
muestra que la institución del matrimonio norteamericano es totalmente
diferente de la que existe en otras culturas. Indica también que el etno-
centrismo, que juzga una cultura extraña a base de los propios valores
culturales, es un fenómeno universalmente extendido.
La institución familiar es un sector integrante de la cultura norteameri-
cana. La inmersión en la propia cultura hace difícil observar las cosas
a distancia y enfocar objetivamente esta institución. Nos cuesta a veces
hacernos cargo de que muchos de los llamados «problemas de familia» son
una parte lógica y quizás una consecuencia necesaria de la institución ma-
trimonial. En nuestra cultura dinámica esta institución ha cambiado consi-
derablemente desde las formas que adoptó en los orígenes de la nación
y más todavía en comparación con las de su original modelo europeo.
A continuación notamos algunas de las más significativas pautas de con-
ducta que ilustran el cambio en esta institución.
a) El carácter sacramental del matrimonio es ignorado casi completa-
mente en muchas familias norteamericanas. La idea de que el matrimonio
implica una promesa hecha a Dios tanto como una promesa entre los
esposos, es pasada por alto incluso por parejas que practican una religión
en la que prevalece nominalmente esta idea. Una iglesia es el lugar más
popular para celebrar las bodas, pero generalmente se ignora el significado
profundo de un mandato, relación o promesa religioso.
b) El contrato matrimonial y el consiguiente vínculo sobre el que se
basa la unidad de la familia se suponen cosas de sentimiento. La insisten-
cia en el amor romántico como fundamento esencial de la vida familiar
eS tal entre los norteamericanos t que nos choca oír hablar de matrimonios
de conveniencia, de agencias matrim.oniales~ de matrimonios por razones
económicas o de status social. En muchos casos el contrato matrimonial
La cambiante institución matrimonial 261
ción. Esta pauta conceptual de desestima parece estar ligada con nuestra
institución política.
d) Se observa que el politico triunfante está con frecuencia obligado
a constituirse en defensor del pueblo, cuyos intereses comparte. Esta po-
sición tiene profundas implicaciones morales, pues con frecuencia signi-
fica que la conveniencia política, es decir, el dar al pueblo lo que desea,
pasa por encima de la verdadera profesión polítical que consiste en obrar
conforme a principios sociales y morales. Esta pauta de conducta exige
que el político averigüe los peligros contra los que el pueblo quiere ser
protegido: los banqueros intemacionales~ los fabricantes de municiones.. los
explotadores del trabajo, los patronos despiadados y, especialmente en
los últimos tiempos, los «elementos subversivos». Todos estos elementos
de oposición son descritos como peligrosos para nuestro modo de vida
norteamericano.
e) Los Estados Unidos se distinguen por el hecho de que, por una
264 X. Instituciones
4. Progreso de la institucionaUzación.
5. Inconsecuencias institucionales.
BIBUOGRAFfA
FEIBLE...YAN, JAMES K., The Institutions 01 Society, Allen and Unwin, Lon-
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HER1ZLER, J.O., American Social Institutions, Allyn and Bacon, Boston
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ROCHER, GUY, Introducción a la sociología generalt Herder, Barcelona 1972,
pp. 343-354; 375; 508.
XI
CULTURA
Definición de cultura.
Hace cien años E.B. Tylor, un inglés, definió la cultura como «esta
totalidad compleja que incluye el conocimiento, la creencia, el arte,
la moral, la ley, la costumbre, y cualquier otro hábito y capacidad
adquirido por el hombre como miembro de la sociedad». Sus estudios
se ocuparon principalmente de pueblos primitivos, y su definición
de cultura no era claramente sinónima con civilización. La cultura
existe donde sea que haya gente, de modo que en estricto lenguaje
científico se habla de culturas primitivas y de culturas civilizadas.
siendo estas últimas más complejas y desarrolladas que las primeras.
Hay una línea arbitraria que divide a las unas de las otras, y con
frecuencia es difícil determinar el criterio para trazar esta divisoria.
La palabra «civilizado» parece ser un punto de partida tan bueno
como cua1quier otro. Deriva de los vocablos latinos civitas y civis,
que significan «ciudad» y «ciudadano» respectivamente, lo cual implica
272 XI. Cultura
fich!er, 18
274 XI. Cultura
Proyecto de vida.
Cambio de cultura.
2. La cultura af"o~americaJla.
que es posible que, por difusión o por convergencia con otras, se formen
culturas distintivas.
El caso de los negros norteamericanos presenta una paradoja socioló-
gica: el racista blando que no pudo consolidar el aislamiento físico del
negro desea segregarlo culturalmentet para que tenga su propia cultura
extranjera, africana, autodesarrollada t no-blanca. Hasta hace poco la gran
mayoría de los negros norteamericanos han insistido en el derecho a la
asimilación y aceptación totales como norteamericanos aculturados. Tal
movimiento persistet pero se le ha juntado un contramovirniento relativa-
mente reciente en favor de una cultura afro-americana.
Los estudiantes y los jóvenes intelectuales, especialmente los que se las
dan de radicales, están promocionando esta cultura afro-americana. ¿Qué
puede explicar esta tendencia? ¿Existe en los Estados Unidos una cultura
afro-americana genuina?
a) Cuando comenzó el comercio de esclavos existían en el continente
africano muchas sociedades y culturas distintas con lenguajes distintos. Al
ser trasladado a los Estados Unidos el africano se vio deliberadamente
separado de los miembros de su tribu precisamente para evitar la unidad so-
cial y cultural entre los esclavos. Ello suponía que vivía como una isla cul-
tural en una cultura aliena, y que trataba sólo con extranjeros. El shock
cultural fue para él intenso en un grado que ni el más abandonado de los
europeos nunca experimentó.
b) Desde el punto de vista de la población esclava negra semejante
aislamiento significó que ninguna de las culturas africanas. o de las sub-
culturas, podía enraizarse en ella. Si los africanos hubieran podido migrar
como un grupo social cohesivo o hubieran podido juntarse con otros que
compartieran su lenguaje y sus costumbres cuando llegaron~ como hicieron
los inmigrantes europeos blancos, hubiera existido una probabilidad de que
tomara cuerpo una cultura de origen africano distinta.
e) El hecho histórico es que la cultura africana murió en Norteamé-
rica, y que los negros se aculturaron como norteamericanos t mucho antes
de la inmigración masiva de europeos blancos en la segunda mitad del
siglo XIX. Aunque había muchos negros libres en los Estados Unidos, ni
ellos ni los esclavos fueTon jamás completamente independientes de la cul~
tura blanca dominante. Se creyó a finales de la última centuria que la
«segregación igual» constituiría una sociedad y una cultura negras y dis~
tintivas, pero eso no ocurrió.
d) Lo que ahora se describe como cultura afro-americana es una im-
portación nueva, inventada, y deliberada de algunas de las pautas cultu-
rales más visibles y superficiales como modos de vestir y tipos de peinado.
Todas las instituciones norteamericanas permanecen culturalmente norte~
americanas. La vida familiar y las prácticas religiosas de una reducida
minoría han recibido el influjo del culto de los Musulmanes Negros, que
es una importación reciente y espuria de los países árabes. Sociológica-
mente, la cultura afro-americana debe considerarse una invención.
284 XI. Cultura
Los Estados Unidos son una de las naciones menos rurales, pero son
también una de las naciones agrícolas más prósperas del mundo. Cada
censo decena! registra una proporción decreciente de la población que real-
mente vive en las granjas y disfruta de empleo remunerado en ellas. Al
mismo tiempo tenemos un plus enorme de productos agrícolas, miles de
millones de dólares de productos alimenticios sobrantes que no es posible
consumir. La tendencia sigue esta proporción inversa: número decreciente
de labradores y cantidad creciente de productos agrícolas.
Es ésta una situación única en la historia del mundo. La humanidad
ha sido predominantemente rural y agrícola durante todo el período que
podemos seguir históricamente. Las más de las experiencias humanas se
han realizado en sociedades rurales con culturas rurales; y esta situación
ha persistido hasta los últimos tiempos incluso en los Estados Unidos. Las
tradiciones rurales tienen hondas raíces en nuestra cultura.
La presente fase de transición de la cultura rural norteamericana se
La cambiante cultura rural 285
Fichter, 19
290 XI. Cultura
BIBUOGRAFfA
CULTURA Y SOCIEDAD
VALORES
Criterios de valoración.
Los valores son, por tanto, los criterios que dan sentido y signi-
ficado a la cultura y a la sociedad total. En una descripción más plena
los valores que interesan al sociólogo tienen las características si-
guientes: Son algo que se comparte; son reconocidos por una plura-
lidad de personas y no dependen del juicio de un individuo particular.
Se toman en serio; las gentes asocian estos valores a la conservación
del bienestar común y a la satisfacción de las necesidades sociales.
Los valores implican emociones; las personas están dispuestas a hacer
sacrificios e incluso a luchar y a morir por los más altos valores. Fi-
nalmente, dado que los valores suponen un consentimiento o acuerdo
entre muchas personas, se pueden abstraer conceptualmente de los dife-
rentes objetos valorados.
Ya hemos visto que toda sociedad emplea criterios con que deter-
minar el status social de las personas y con que situar a determi-
nados conjuntos de personas en un rango más alto o más bajo de
apreciación. Estos criterios se llaman las determinantes del status
de la clase social. Las gentes consideran como dignas de estima las
siguientes determinaciones, apreciables más o menos objetivamente:
la familia y la ascendencia, la riqueza, la utilidad funcional, la ins·
trucción, la religión y las características biológicas.
Cuando inquirimos acerca del status social de un individuo, pre-
La fuente de los valores 297
Por la definición del término resulta bastante claro cuáles son los
objetivos de los valores en una cultura. Hemos visto que los valores
son reconocibles conceptualmente, van cargados emocionalmente, se
comparten en común, se toman en serio, y que además actúan como
criterios de jukio. Es también claro que los valores en cuanto tales
no son metas u objetivos para la acción y el pensamiento social. No
son las cosas que se buscan, sino los que dan importancia a las cosas
que se buscan. Las personas los usan como criterios y guias que
indican el camino hacia las metas y los objetivos.
Más en particular podemos indicar aquí que la mera presencia
de valores sociales acarrea ciertas consecuencias sociales. La prosecll ~
ción efectiva de estos resultados sociales se puede designar como las
funciones generales de los valores sociales.
a) Los valores proporcionan medios fáciles para juzgar del valor
social de las personas y colectividades. 'Los valores hacen posible todo
el sistema de estratificación que existe en toda sociedad. Ayudan al
individuo mismo a «saber en qué punto se halla» a los ojos de sus
semejantes.
b) Los valores centran la atención de las personas en objetos
culturales materiales que se consideran como deseables, útiles y esen-
ciales. El objeto así valorado puede no ser siempre lo «mejor» para
el individuo o el grupo. pero el hecho de ser un objeto valorado so-
cialmente 10 hace digno de ser perseguido.
e) Los modos ideales de pensar y de comportarse en una sociedad
vienen indicados por los valores. Forman una especie de esquema de
Conflicto de valores 305
Conflicto de valores.
Fichter, 20
306 XII. Valores
de las veces superar esta dificultad, mas .Qara otras es causa de fre-
cuentes y penosas componendas consigo mismo.
Valores últimos.
t. El materialismo norteamericano.
Resulta casi inevitable que los valores de una sociedad tengan la mayor
importancia en el sector de comportamiento en que la sociedad ha logrado
mayores éxitos. La sociedad norteamericana ha tenido su éxito más lla-
mativo en el dominio del ambiente físico. Los norteamericanos han tratado
con la materia en una forma hábil e ingeniosa, que probablemente no ha
sido superada en la historia de la humanidad. Este éxito en el manejo
y dominio de la materia ha dado lugar a una tendencia a usar criterios
materiales incluso para juzgar de los logros espirituales y humanísticos.
El materialismo es una cuestión de grados, y la afirmación de que nues·
tra cultura insiste en los valores materiales nQ debe interpretarse en el
sentido de que no contenga valores espirituales o de que los valores espiri~
tuales sean totalmente secundarios. Estamos hablando aquí de una ten-
dencia y de una acentuación de la estimación cuantitativa. Las principales
normas de juicio en la cultura norteamericana son las propias de la ma~
teria: magnitud, número, frecuencia y rapidez. Las cualidades sensibles de
la materia se ponen de relieve cuando se dice que un producto tiene «mejor»
aspecto, tacto y gusto, que proporciona más confort, placer y comodidad.
Observadores extranjeros han afirmado a veces con exageración que en
la sociedad americana todo el comportamiento se reduce a «cuestión de dó-
lares y de centavos». Les ha inducido a error el hecho de que en Estados
Unidos algunos valores se expresan en términos pecuniarios. Muchos norte-
americanos creen que el padre que tiene más éxito es el que «cuida mejor»
de su familia, y este cuidado se evalúa conforme a la suma de dinero que
aporta a la casa y a la familia. Aficionados del cine atienden con expec~
tación al anuncio anual de los premios que han obtenido sus actores o
actrices favoritos, para deducir de ahí cuáles han sido los «mejores» artistas.
Generalmente se piensa que el predicador con más éxito es el que atrae
mayores públicos a sus sermones o a sus programas de radio o televisión.
El pastor o ministro que dirige su comunidad en una forma «cuasi-finan-
ciera» o que ha cubierto todas sus deudas de construcción de una iglesia
goza de gran prestigio. Criterios similares se emplean con frecuencia para
juzgar de la función de rectores de colegios o universidades" que tienden
a alejarse del plano académico para acercarse al de gerente de negocios.
El alcalde, gobernador o presidente que aspira a ser reelegido t dedica mu~
cho de su campaña a convencer a las gentes de su éxito en empresas y
mejoras materiales.
Creciente interés por los valores humanitarios 309
Todos estos roles se estiman también con criterios que no son mate~
riales ni pecuniarios. El funcionario políticot el profesor, el eclesiástico, el
artista y el padre de familia son también apreciados de acuerdo con los
valores vigentes en su correspondiente institución. Esto es lógico y previ~
sible. y probablemente ocurre en todas las sociedades. Así pues, no es
cierto que los valores institucionales se hayan convertido en normas finan-
cieras y cuantitativas de apreciación o que hayan sido absorbidos por éstas.
Lo que ha sucedido es que la institución principal ha sido invadida por un
complejo de valores que conviene propiamente a la institución económica.
En una cultura materialista como la nuestra existe también la vaga
suposición de que las ventajas espirituales y humanísticas fluyen casi auto-
máticamente del éxito material. Existe~ claro está, el hecho de que los
valores culturales suelen sufrir cuando el pueblo cae más bajo del nivel
mínimo de vida material. La paz del espíritu, los intereses culturales, las
relaciones sociales exigen algo más que una subsistencia material. Esto,
sin embargo, difiere totalmente de la idea de que cuanto más éxito ma-
terial tenga una persona tanto más feliz serát o de que todos los problemas
sociales desaparecerán si se llega a abolir la pobreza, o de que el éxito ma~
terial es indicio de la bendición divina.
La joven y vigorosa cultura norteamericana está en contraste con las
culturas tradicionales que cambian lentamente. Nosotros destacamos «lo
mayor y lo mejor»; esas otras culturas destacan «lo más antiguo y lo me-
JOD>o Como se comprende, acentuamos las materias en que hemos tenido
el mayor éxito: el puente más largo, la carretera más ancha, el edificio
más alto, el jet más rápido: todos medidas cuantitativas. Es característico
de nuestra sociedad el esperar todavía una ulterior superación.
Seria grave error concluir que la cultura norteamericana es prevalente M
mente materialista por el mero hecho de que se sirva de símbolos men-
surables como del medio más manejable para expresar numerosas funciones
y valores no materiales. Porque el oficio y el sueldo del padre se use como
exponente de su amor a la familia t no se ha de decir que el amor paterno
sea flojo o nulo. Porque empleemos símbolos materiales para evaluar los
resultados en las instituciones religiosa. económica y política, no hay que
creer que en estas instituciones haya disminuido la motivación religiosa, la
honradez financiera o el interés por el bien común. El materialismo no ha
suplantado las funciones y los objetivos no materiales. En realidad es pro-
bable que se pueda demostrar que el uso pragmático~ a ras de suelo de
técnicas de medida ha sido un incentivo para un esfuerzo ulterior y mejor
en el plano de las actividades no materiales.
4. Ideologías de valol'es.
quíer punto porque a menudo hay desacuerdo entre los portavoces de cada
uno de los tres sistemas, lo que en si mismo es característico de la cualidad
abierta de los valores norteamericanos.
5. Problemas sociales.
BIBUOGRAFíA
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Chicago 1956.
Bibliografía 317
MOVILIDAD
eIavizados.
La movilidad geográfica implica siempre movimiento a través de
una distancia fisiea y con frecuencia tiene efecto de un pa1s a otro.
La movilidad interna, es decir, el movimiento dentro de las fronteras
territoriales de una nación, posee también gran significado sociológico.
En el mundo moderno hay pocos pueblos nómadas, pastores y caza M
Efectos de la migración.
Fichter,21
322 XlII. Movilidad
Circulación de la élite.
Canales de la movilidad,
nas del mismo nivel social puede ser una satisfacción para una perso·
nalidad normal. La sociedad exige que cada uno se adapte a la rea·
lidad. y esta adaptación se hace sobre todo subconscientemente me-
diante las relaciones sociales en las situaciones reales. El contorno
humano, la presencia de personas que tienen análogas aspiraciones
y problemas ayudan enormemente a la persona a aceptar la realidad.
e) Con frecuencia se da también una racionalización de la movili-
dad social hacia abajo que sirve para apaciguar al yo personal. Puede
darse que una persona en tal situación tenga la sensación de que ha
habido «errores» en la adscripción del status, que algunas personas
que han logrado un status elevado no lo deben a esfuerzos leales y a
una competencia honrada, y que algunos de los que han decaído de
su elevado status no han tenido culpa en ello. Un sesgo curioso que
toma a veces este razonamiento es la idea de que el mantenimiento
del status social no compensa las molestias y cuidados que ocasiona.
d) 'La persona que ha sufrido movilidad descendente halla tam-
bién una compensación en una gran sociedad industrializada por el
hecho de que en ésta el status social es poco visible. La calidad de su
indumentaria puede ser diferente de la de las personas de elevada posi-
ción, pero el modo de vestir no es un indicio de status. A diferen~
cia de la estructura social rigurosamente cerrada, no hay señales de
casta en la persona o en sus posesiones en un tipo abierto de sociedad
asociativa. Muchas de las actividades y de las facilidades públicas son
accesibles a personas de todas las clases sociales.
e) Finalmente, puede proporcionar un consuelo la creencia de
que los hijos pueden recobrar el status que uno ha perdido. Una
merma de prestigio social puede ser más o menos duradera para las
personas mayores que la han sufrido, pero en una sociedad de clases
abiertas hay fuerte tendencia a proporcionar a los hijos las ventajas
de que no han gozado, o que han perdido. los padres. En cuanto que
los padres «reviven» en sus hijos, aquéllos con frecuencia ponen menos
empeño en mejorar o conservar su propio status social que en pro~
porcionar a su descendencia las oportunidades de progreso. En esto
halla una satisfacción la persona que ha sufrido movilidad social
descendente.
332 XIII. Movilidad
Ya hemos visto que los grandes grupos sociales son los principales
canales en los que y por los que se efectúa Iq movilidad social ascendente.
Uno de los criterios capitales de status social es la utilidad funcional Y.
dado que la cultura americana está dominada por instituciones económicas,
la mayoría de las personas consideran su empleo lucrativo como el índice
principal de status. Debido a esto se han descuidado~ o quizá se han inter-
pretado mal, otros grupos importantes en los que es posible la movilidad
social ascendente.
Los grupos religiosos ofrecen un campo variado y complejo de inves-
tigación en esta materia. Una corporación religiosa posee naturalmente una
estructura social, dentro de la cual a los miembros se les ofrecen posibi-
lidades de movilidad vertical. Existen diferentes estratos dentro de la orga-
nización oficial y formal de las iglesias, como también hay ciertos criterios
no formales conforme a los cuales se evalúa el status social. Hay notable
diferencia entre la estructura social de católicos y protestantes, como tam-
bién hay algunas diferencias entre las diferentes variedades de organiza-
ciones protestantes.
En la estructura social de la Iglesia católica hay distinción neta entre
el laicado y los funcionarios profesionales. El sacerdocio~ las órdenes reli-
giosas masculinas y femeninas son las organizaciones tradicionales mediante
las cuales el individuo <<abandona el mundo» y s(: «segrega» del laica-
do. Las personas que actúan profesionalmente en estos sistemas, gozan de un
status relativamente alto entre sus hermanos católicos. Aunque están ocu-
rriendo muchos cambios en este respect01 estas personas tienen, por lo ge-
neral, un exterior distintivo, están sujetos a ciertas obligaciones sagradas,
siguen una determinada regla de vida y son objeto de deferenciaa de respeto
y de apoyo financiero por parte del la¡cado.
Menor distinción hay entre el laicado y los ministros en las corpora-
ciones religiosas protestantes y judias, si bien también entre ellos goza de
status más elevado que el de los laicos la persona que se consagra a Dios.
Existe una gran variedad, que depende de otros criterios de status: tipo y
grado de la instrucción, actitudes para con la riqueza y la ascendencia
familiar, el género de estratificación dentro de la corporación religiosa y el
status social que cada religión concreta posee en la sociedad.
El clero diocesano en la Iglesia católica es un ejemplo palmario de
oportunidades de movilidad ascendente dentro de la estructura religiosa.
En principio, todo muchacho capaz de la más baja clase social puede ser
admitido en el seminario, recibir las órdenes sagradas y elevarse a la más
alta posición en la estructura eclesiástica. Es un rasgo característico de una
iglesia en la que el hijo de un aldeano iletrado puede llegar a ser papa.
Movilidad dentro de la Iglesia 333
2. Personas desclasadas.
tura social normal. Comprende gentes de status social alto y bajo, y entre
ellos se usan también algunos de los criterios empleados en la sociedad
normal para determinar el status. Sin embargo~ como estas gentes tienen
mucho contacto, comunicación y relaciones sociales con no delincuentes.
y como gran parte de su comportamiento es normal. resulta difícil en cada
caso calificarlos de gente descastada o desclasada. Parece ser que este tér-
mino sólo es apropiado cuando el individuo ha sido descartado de la gran
sociedad y confinado en una prisión.
b) Los vagabundos (hohoes) son tipos errantes que circulan por el
país sin medios fijos de subsistencia. Van de un lugar a otro y a veces
ejercen pasajeramente un oficio extraño, pero no son como los trabajadores
ambulantes, de los que ya hemos tratado, pues estos tales trabajan lo menos
posible. Se arreglan para viajar como pueden en carruajes y en trenes de
mercancias, y para comer y dormir en los parajes en que se encuentran.
La mayor parte de los vagabundos lo son sólo temporalmente. Por lo
regular, son hombres solteros, de veinte a treinta y cinco años. Durante
la depresión económica de los años treinta hubo vagabundos de más edad
y también hubo un número considerable de mujeres. En general es tan
duro este género de vida. que sólo hombres jóvenes tienen capacidad y
disposición para soportarla.
El vagabundo carece de clase sólo temporalmente. Como posee tan pocos
criterios de status social~ la mayoría de los miembros estables de la so-
ciedad suelen mirarle de arriba abajo. No alterna con personas «respeta-
bles» en relaciones sociales normales. Es indeseable en toda clase social
y es perseguido por guardias de las carreteras, por la policía y por los
funcionarios civiles. No obstante, el vagabundo tiene casi siempre algún
sitio adonde puede volver. tiene contactos con la familia o con amigos
y puede restablecer su status y sus relaciones sociales.
Es de prever que una población dinámica e inquieta como la de los
Estados Unidos produzca cierto número de drop~outs incluso en períodos
de prosperidad económica. Ello se puede observar en el fenómeno relati-
vamente reciente de los hippies y de los que se llaman a sí mismos
flower children que abandonan la sociedad convencional, e intentan a veces
establecer un modo de vida menos «artificial». A diferencia de los vaga~
bundos, acostumbran a asociarse en grupos de gente que comparte su
filosofía de protesta social deliberada. Al igual que el vagabundo, sin em-
bargo, tienden eventualmente a abandonar su camino e instalarse en la
vida normal. Sea que haya quedado satisfecho su gusto de aventuras o
que hayan pasado demasiadas penalidades. o sea por la razón que fuere,
entran de nuevo en el sistema de clases sociales.
c) El pordiosero de ciudad (city bum) es un fenómeno totalmente di-
ferente. Generalmente es un varón sin hogar. de más de cincuenta años.
Como no tiene dirección postal, domicilio fijo, empleo lucrativo ni perte-
nece a organizaciones sociales formaIes~ es difícil evaluar el número de este
género de personas. La policía calcula que los hay a millares en toda gran
336 XIII. Movilidad
Invención y difusión.
Aun cuando hemos examinado tanto los factores como las con-
diciones de cambio, nos queda por estudiar otra cuestión relativa a la
fuente del cambio. Al fijar nuestra atención en el elemento cultural, es
decir, humano en el cambio. nos preguntamos quién 10 origina. La
respuesta es que una nueva modificación de las formas de comporta-
miento es inventada o tomada de otros. Los cambios sociales y cultu-
rales se verifican sólo por jnvención dentro de la cultura o por difusión
de otra cultura.
La invención se puede definir como una variación creativa que
pone en nueva combinación dos o más elementos que ya existían en
la cultura. La difusión es la introducción de una modificación de com-
portamiento tomada de otra cultura. Estas dos fuentes de cambio se
estudian con frecuencia como si fueran diferentes, pero en realidad
tienen muchos rasgos comunes. El contacto y la comunicación son
esenciales a ambas, y la sociedad que goza de gran contacto ínter-
cultural es probablemente la que experimenta cambios más numerosos
y rápidos.
El factor crucial común tanto en la invención como en la difusión
es, sin embargo, el modo como una sociedad acepta una innovación.
El estudio comparativo de las culturas muestra que hay una selectividad
de cambio, que las sociedades no acept8;ll toda innovación, ya pro-
venga de dentro o de fuera de la propia cultura. No existe un criterio
único para juzgar de esta selectividad cultnral. La utilidad del cambio
es un índice parcial, perO' se dan casos en que una sociedad rechaza
un cambio evidentemente útil. Así pues, lo apropiado o conveniente del
cambio es también un indicio parcial, pero es únicamente otro término
para designar la combinación de condiciones de que acabamos de hablar.
La invención interna y la difusión externa son fuentes de causali-
dad que ejercen un influjo mutuo y cumulativo en el cambio. i.,a so-
ciedad que se muestra dispuesta a aceptar ideas, pautas de compor-
tamiento y rasgos culturales importados de otras sociedades, está por
lo regular también pronta a hacer sus propias innovaciones. Una so-
Fichter, 23
354 XIV. Cambio
Resistencia al cambio.
exacto de los hechos, mientras que la segunda es~ en el mejor de los casos,
una estimación conjetural de probabilidades. No obstante~ ambas coinciden
en ocuparse de factores! condiciones y explicaciones de cambios. Se podría
creer que el pueblo norteamericano es IQ bastante inteligente para preferir
la predicción científica a las diferentes fuentes de previsiones a que se re-
curre con frecuencia.
La superstición se define como la atribución de poder sobrenatural o
preternatural a un objeto que no lo posee. En Estados Unidos está exten-
dida la irracional creencia de que algunos objetos pueden por sus propias
fuerzas influir en el curso futuro de la acción. Esta creencia es diferente
de la profesada por los que miran a los cristales l los que leen en las
hojas de té l los manipuladores de cartasl los que dicen la buena ventura
y otros charlatanes que sólo pretenden leer en el porvenir2 aunque sin
poder influir en él. Estos tales emplean diferentes objetos como indica-
dores, no ya como causas de sucesos futuros.
He aquí algunas de las prácticas supersticiosas corrientes entre los
norteamericanos:
a) Ciertos pronosticadores pretenden hallar un nexo causal entre el
objeto en que «leeD» y algún acontecimiento futuro. En este sentido operan
con factores de cambio. Ejemplos de esto son los que leen en la palma
de la mano y los frenólogos. que, partiendo de ciertas características poseí-
das por el sujeto, predicen cómo procederá éste en el futuro. Se supone
que las líneas de la palma de la mano son causas de actos futuros, así
como las variaciones de la estructura craneal se interpretan como explica-
ciones de comportamientos.
b) Adivinos y espiritistas que actúan como (<médiums» entre el mundo
del espíritu y sus clientes son las más de las veces embaucadores. Pre-
tenden fraudulentamente tener poder para aportar mensajes del mundo
exterior, pero ellos mismos no creen en tales prácticas supersticiosas. Cons~
tituyen, sin embargo. un importante foco desde el punto de vista cultural
para muchas personas que recurren a sus servicios y frecuentan sus se~
siones. Los clientes son gentes supersticiosas que no sólo tienen curiosidad
por presenciar fenómenos extraordinarios~ sino que además buscan direc-
ción para el futuro. Creen poder informarse sobre lo que les espera y
adoptar medidas para modificar su comportamiento.
e) A un diferente nivel de superstición se hallan las numerosas per-
sonas que llevan consigo amuletos: una pata de conejo, una herradura,
un trébol de cuatro hojas y otros muchos símbolos de fortuna. Hay otros
que asocian la mala suerte con la sal derramadal con gatos negros, para-
guas abiertos, escaleras de mano o que creen que el trece es un número
de mal agüero o que tres no deben encender el cigarro con la misma
cerilla. Hombres de negocios que se ponen determinado traje cuando tienen
que concluir un asunto importante~ mujeres que prefieren un asiento deter-
minado cuando juegan a las cartas~ deportistas que se atan el calzado en
determinada formal todos éstos son ejemplos de personas, por lo demás
356 XIV. Cambio
demostrable de que todo cambio social implica una serie de cambios, que
la red de acción y reacción se extiende más ampliamente en las socieda-
des más complejas l y que en los fenómenos sociales y culturales es imposi-
ble la absoluta estabilidad y equilibrio. Estos tres hechos ayudan a enten-
der por qué el cambio social no se puede atribuir a una causalidad única
y no puede redundar en soluciones totales.
a) Cada cambio implica otros muchos cambios. Estaban equivocados
los que creían que el sufragio político para las mujeres, ganado mediante
la enmienda de la constitución, satÍsfacería al movimiento femenino para
la igualdad de derechos. Un número cada vez mayor de mujeres fue ocu-
pando trabajos lucrativos, especialmente en las tareas de cuello blanco,
administrativas, y en los despachos. Ello tuvo su efecto en las relaciones
familiares, especialmente en el status comparativo de maridQ y mujer. El
uso generalizado de los medios contraceptivos- ha sido otro factor impor-
tante en el cambio de status de la mujer norteamericana.
Es probablemente cierto decir que (<un cambio acarreó otro» en la
cuestión de la igualdad de derechos de las mujeresl pero resulta difícil
colocar todos estos factores en una escala de cambios sucesivos. La igual-
dad política puede conducir a la igualdad laboral o proceder de ella. La
experiencia de la educación mixta puede ser tan importante para cambiar
el status matrimonial y el rol familiar de la mujer, como el logro de ingre-
sos independientes. La legislación destinada a garantizar el libre empleo
de las mujeres puede tener consecuencias impreVisibles. Lo que ocurre es
que ha habido causalidad interdependiente y mutua entre todos estos fac-
tores de cambio.
b) La sociedad compleja de los Estados Unidos permite que la red
causal se extienda ampliamente. La experiencia norteamericana de la
desegregación racial ejemplifica este punto. Si la doctrina de «separados
pero iguales» hubiese sido legitimada y factible, no hubiera sido necesario
ningún cambio importante. Incluso cuando los casos de las escuelas se de-
cidieron en el Tribunal Supremo en 1954.\ el proceso de desegregación racial
habíase ya iniciado o estaba ocurriendo en muchas otras instituciones. Se
había ordenado a los militares abandonar la política y la práctica de la
separación racial. El deporte profesional y los espectáculos comerciales ha-
bían abierto las puertas a los participantes negros. Algunos sindicatos, por
lo menos a nivel nacional, promovían la igualdad laboral por encima de
las divisiones raciales. Los dirigentes de iglesias y sinagogas predicaban la
inmoralidad de la discriminación racial.
Tanto si nos referimos al movimiento de los derechos civiles o a algu-
na forma de «separatismo negro», lo importante es que el cambio en las
relaciones raciales norteamericanas afecta todas las instituciones del sistema
cultural. La respuesta no podía hallarse tan sólo en el sistema educativo,
ni en otra parte. Lo que hemos dicho antes respecto a la mutua dependen-
cia y entrelazamiento en la sociedad, se demuestra en la influencia causal
del cambio social. La diferenciación de roles y funciones implica siempre
362 XIV. Cambio
5. Tendencias en el conocimiento.
BIBLIOGRAFíA
Géneros de control.
Invención y difusión.
Aun cuando hemos examinado tanto los factores como las con-
diciones de cambio, nos queda por estudiar otra cuestión relativa a la
fuente del cambio. Al fijar nuestra atención en el elemento cultural, es
decir, humano en el cambio, nos preguntamos quién lo origina. La
respuesta es que una nueva modificación de las formas de comporta-
miento es inventada o tomada de otros. Los cambios sociales y cultu-
rales se verifican sólo por invención dentro de la cultura o por difusión
. de otra cultura.
La invención se puede definir como una variación creativa que
pone en nueva combinación dos o más elementos que ya existían en
la cultura. La difusión es la introducción de una modificación de com-
portamiento tomada de otra cultura. Estas dos fuentes de cambio se
estudian con frecuencia como si fueran diferentes, pero en realidad
tienen muchos rasgos comunes. El contacto y la comunicación son
esenciales a ambas, y la sociedad que goza de gran contacto inter-
cultural es probablemente la que experimenta cambios más numerosos
y rápidos.
El factor crucial común tanto en la invención como en la difusión
es, sin embargo, el modo como una sociedad acepta una innovación.
El estudio comparativo de las culturas muestra que hay una selectividad
de cambio, que las sociedades no acepUl:n toda innovación, ya pro-
venga de dentro o de fuera de la propia cultura. No existe un criterio
único para juzgar de esta selectividad cultural. La utilidad del cambio
es un índice parcial, pero se dan casos en que una sociedad rechaza
un cambio evidentemente útil. Así pues, 10 apropiado o conveniente del
cambio es también un indicio parcial, pero es únicamente otro término
para designar la combinación de condiciones de que acabamos de hablar.
La invención interna y la difusión externa son fuentes de causali-
dad que ejercen un influjo mutuo y cumulativo en el cambio. La so-
ciedad que se muestra dispuesta a aceptar ideas, pautas de compor-
tamiento y rasgos culturales importados de otras sociedades, está por
lo regular también pronta a hacer sus propias innovaciones. Una so-
r:ichter. 23
354 XIV. Cambio
Resistencia al cambio.
exacto de los hechos, mientras que la segunda esl en el mejor de los casos,
una estimación conjetural de probabilidades. No obstante, ambas coinciden
en ocuparse de factores. condiciones y explicaciones de cambios. Se podría
creer que el pueblo norteamericano es lQ bastante inteligente para preferir
la predicción científica a las diferentes fuentes de previsiones a que se re-
curre con frecuencia.
la superstición se define como la atribución de poder sobrenatural o
preternatural a un objeto que no lo posee. En Estados Unidos está exten-
dida la irracional creencia de que algunos objetos pueden por sus propias
fuerzas influir en el curso futuro de la acción. Esta creencia es diferente
de la profesada por los que miran a los cristales. los que leen en las
hojas de té. los manipuladores de cartasl los que dicen la buena ventura
y otros charlatanes que sólo pretenden leer en el porvenirl aunque sin
poder influir en él. Estos tales emplean diferentes objetos como indica-
dores, no ya como causas de sucesos futuros.
He aquí algunas de las prácticas supersticiosas corrientes entre los
norteamericanos:
a) Ciertos pronosticadores pretenden hallar un nexo causal entre el
objeto en que «leen» y algún acontecimiento futuro. En este sentido operan
con factores de cambio. Ejemplos de esto son los que leen en la palma
de la mano y los frenólogos, que, partiendo de ciertas características poseí-
das por el sujeto, predicen cómo procederá éste en el futuro. Se supone
CJue las líneas de la palma de la mano son causas de actos futuros, así
como las variaciones de la estructura craneal se interpretan como expIica-
.ciones de comportamientos.
b) Adivinos y espiritistas que actúan como «médiums» entre el mundo
del espíritu y sus clientes son las más de las veces embaucadores. Pre-
tenden fraudulentamente tener poder para aportar mensajes del mundo
exterior, pero ellos mismos no creen en tales prácticas supersticiosas. Cons-
tituyen, sin embargo, un importante foco desde el punto de vista cultural
para muchas personas que recurren a sus servicios y frecuentan sus se-
siones. Los clientes son gentes supersticiosas que no sólo tienen curiosidad
por presenciar fenómenos extraordinarios, sino que además buscan direc-
ción para el futuro. Creen poder informarse sobre lo que les espera y
adoptar medidas para modificar su comportamiento.
e) A un diferente nivel de superstición se hallan las numerosas per-
sonas que llevan consigo amuletos: una pata de conejo, una herradura,
un trébol de cuatro hojas y otros muchos símbolos de fortuna. Hay otros
que asocian la mala suerte con la sal derramada, con gatos negros, para-
guas abiertos. escaleras de mano o que creen que el trece es un número
de mal agüero o que tres no deben encender el cigarro con la misma
cerilla. Hombres de negocios que se ponen determinado traje cuando tienen
que concluir un asunto importante, mujeres que prefieren un asiento deter-
minado cuando juegan a las cartas. deportistas que se atan el calzado en
determinada formal todos éstos son ejemplos de personas1 por 10 demás
356 XIV. Cambio
demostrable de que todo cambio social implica una serie de cambios, que
la red de acción y reacción se extiende más ampliamente en las socieda-
des más complejas, y que en los fenómenos sociales y culturales es imposi-
ble la absoluta estabilidad y equilibrio. Estos tres hechos ayudan a enten-
der por qué el cambio social no se puede atribuir a una causalidad única
y no puede redundar en soluciones totales.
a) Cada cambio implica otros muchos cambios. Estaban equivocados
los que creían que el sufragio político para las mujeres, ganado mediante
la enmienda de la constitución, satisfaceria al movimiento femenino para
la igualdad de derechos. Un número cada vez mayor de mujeres fue ocu-
pando trabajos lucrativos, especialmente en las tareas de cuello blanco,
administrativas, y en los despachos. Ello tuvo su efecto en las relaciones
familiares, especialmente en el status comparativo de marido y mujer. El
uso generalizado de los medios contraceptivos ha sido otro factor impor-
tante en el cambio de status de la mujer norteamericana.
Es probablemente cierto decir que «un cambio acarreó otro» en la
cuestión de la igualdad de derechos de las mujeres,. pero resulta difícil
colocar todos estos factores en una escala de cambios sucesivos. La igual-
dad política puede conducir a la igualdad laboral o proceder de ella. La
experiencia de la educación mixta puede ser tan importante para cambiar
el status matrimonial y el rol familiar de la mujer ~ como el logro de ingre-
sos independientes. La legislación destinada a garantizar el libre empleo
de las mujeres puede tener consecuencias imprevisibles. Lo que ocurre es
que ha habido causalidad interdependiente y mutua entre todos estos fac-
tores de cambio.
b) La sociedad compleja de los Estados Unidos permite que la red
causal se extienda ampliamente. La experiencia norteamericana de la
desegregación racial ejemplifica este punto. Si la doctrina de «separados
pero iguales» hubiese sido legitimada y factible, no hubiera sido necesario
ningún cambio importante. Incluso cuando los casos de las escuelas se de-
cidieron en el Tribunal Supremo en 1954~ el proceso de desegregación racial
habíase ya iniciado o estaba ocurriendo en muchas otras instituciones. Se
había ordenado a los militares abandonar la política y la práctica de la
separación racial. El deporte profesional y los espectáculos comerciales ha-
bían abierto las puertas a los participantes negros. Algunos sindicatos, por
lo menos a nivel nacional, promovían la igualdad laboral por encima de
las divisiones raciales. Los dirigentes de iglesias y sinagogas predicaban la
inmoralidad de la discriminación racial.
Tanto si nos referimos al movimiento de los derechos civiles o a algu~
na forma de «separatismo negro»t lo importante es que el cambio en las
relaciones raciales norteamericanas afecta todas las instituciones del sistema
cultural. La respuesta no podía hallarse tan sólo en el sistema educativo,
ni en otra parte. Lo que hemos dicho antes respecto a la mutua dependen-
cia y entrelazamiento en la sociedad, se demuestra en la influencia causal
del cambio social. La diferenciación de roles y funciones implica siempre
362 XIV. Cambio
5. Tendencias en el conocimiento.
BIBUOGRAFíA
Géneros de control.
Fichter, 24
370 XV. Control social
Control de grupo.
grado de control que se ejerce en cada uno de ellos, orden que depende
hasta cierto punto de la importancia de las pautas de comportamiento
realizadas en cada grupo.
Los mores que valora cada grupo- se exigen más estrictamente
que los usos. Esto quiere decir, naturalmente, que el- grupo no tiene
el mismo empeño en imponer a la conformidad con todas las pautas
de comportamiento. Ya dijimos que la presión social varía y que al-
canza el grado sumo en los sectores de comportamiento en que están
comprometidos los más altos valores y en los que se obtiene más
amplia conformidad. Esto equivale a decir, en otros términos, que la
presión y el control sociales tienen muchos puntos comunes. En un
comportamiento sumamente ritualizado, como en las logias y confra~
terniclades secretas y en algunos grupos religiosos, se exige con fre-
cuencia la más exacta conformidad incluso en detalles de conducta
menudos y aparentemente no esenciales.
a) El control más riguroso sobre los miembros del grupo se ejerce
en los grupos familiar y educativo. En estos grupos es de máxima im-
portancia la socialización de las personas: las relaciones sociales
son más íntimas; los valores engendrados son más elevados; la con-
formidad con las normas es un objetivo deliberado del grupo. En
estos grupos hay relativamente poca libertad y variedad de elección.
Las personas con autoridad son fácilmente reconocidas, y los miem-
bros saben que la observancia de las reglas es fundamental para el
mantenimiento del grupo y para la prosecución de su propio bienestar.
b) Los grupos económico y político siguen inmediatamente a
éstos en el rigor de sus controles sociales. Las condiciones de empleo
lucrativo varían en gran manera, pero para la mayoría de los seres
humanos implican obediencia y conformidad. Las exigencias concer-
nientes a la función, al tiempo y al procedimiento en las actividades
económicas son con frecuencia rígidas y formales, de modo que el
individuo no tiene más opción que conformarse o renunciar. Políti-
camente, en los puntos en que los ciudadanos se ponen en contacto
con los estatutos cívicos y públicos, se ven forzados a una confor-
midad relativamente estricta. Los controles son tan fuertes en las
agrupaciones políticas como en las económicas, pero no se aplican
con tanta frecuencia.
e) Los grupos recreativos y religiosos son los que tienen el menor
grado de control sobre sus miembros. Estos grupos están por lo re-
gular reunidos en forma más laxa que los demás; hay mucha más
libertad de movimientos y los individuos tienen mayor margen de
opción; no hay necesidad, y con frecuencia ni siquiera posibilidad,
Control institucional 373
Control institucional.
cida en una familia real o prominente, o que ocupa una posición en una
burocracia o en una jerarquía, ]?Osee su influencia en virtud de este
solo hecho. Las personas a quienes se pide que «den sus nombres» a
determinados proyectos y causas ejercen este género de jefatura, la
cual es independiente de cualquier grado de habilidad o competencia
que puedan poseer personalmente.
b) Por el contrario, el liderazgo personal se debe en gran parte
a los méritos. Su ejercicio. como medio de control social, depende de
las cualidades de lider que posee el individuo. La persona se dedica
a un rol social activo y por razón de su éxito en el desempeño de
este rol puede influir directa o indirectamente en el comportamiento
de los demás. He aqui tres categorías reconocidas de liderazgo personal:
Los especialistas gozan de liderazgo experto en un sector espe~
cÍfico de competencia técnica. El mejor cirujano del cerebro, el más
versado en física nuclear y el mejor jurisconsulto son líderes en sus
propios campos aun cuando no aspiren deliberadamente a ejercer inM
fiujo en los demás. En la mayoría de los casos este influjo indirecto
adquiere gran importancia al transferirse a otros sectores; por ejem M
yor entre los que tienen conciencia de clase y en particular entre los que
aspiran a un status más elevado. Con no poca frecuencia~ por lo menos en
ciertas zonas de comportamiento socialmente seguras, las gentes de la clase
alta toman a la ligera la presión institucional. Se dan también ejemplos de
personas de la clase baja que dejan de lado los mores escolares y religio-
sos de la cultura, aun cuando cedan a fuerte presión de las instituciones
económica y política.
d) Hay una edad desigual, variable tanto en la clase como en el grado
del control institucional. Se puede decir que los controles son aplicados
personalmente por el grupo más a los jóvenes que a los adultos; en cambio,
la presión institucional impersonal es mayor en los adultos que en los
jóvenes. Las personas de edad son conformistas por hábito y por inclina-
ción; es más cómodo conformarse que oponerse. Es también evidente que
el ambiente institucional de la gente joven es principalmente el de los
sistemas familiar, escolar y recreativo.
e) La variable de tiempo se observa si se da una ojeada a la reciente
historia norteamericana. Durante la segunda guerra mundial había una
exaltación de los mores patrióticos l de la conducta militar y del compor-
tamiento nacionalista. La fuerte reacción ante la guerra del Vietnam aca-
rreó un auge del pacifismo y centró la atención en problemas domésticos
como la vivienda, la educación y la pobreza. En períodos de catástrofe
nacional y de depresión parece ser que crece también el influjo de la insti-
tución religiosa.
f) La presión social de las instituciones varía asimismo conforme a los
valores profesados en una culturat y no cabe la menor duda de que
los valores económicos institucionalizados tienen hoy preferencia en los Es-
tados Unidos. Directa e inmediatamente en la población trabajadora adulta,
e indirecta y mediatamente en los demás, existe un sentimiento subcons-
ciente de lo adecuado de las costumbres económicas. El número de
personas, la cantidad de tiempo, el grado de interés y la extensión del servi-
lismo que rodea a las exigencias del sistema económico~ indican dónde
residen los más altos valores de la cultura norteamericana.
Esta enumeración de las variaciones fundamentales del control institu-
cional da una idea de la compleja red de l~ presión social Nos ayuda a
comprender que la conformidad institucional no es automática, que no
es un resultado homogéneamente distribl.Údo de una fuerza que actúe de
un modo mecánico. No todos los norteamericanos son afectados de la misma
manera por las presiones institucionales. Se dan tiempos y situaciones en
que estas presiones actúan en direcciones opuestas1 como cuando surge
un conflicto entre formas económicas y familiares, o entre normas políticas
y religiosas. El enorme incremento de actividades de ocio en nuestra
sociedad ha elevado la institución recreativa al nivel de una fuerza cuyo
influjo no cesa de extenderse, y ha puesto en contraste los valores de
trabajo y de juego.
Pese a estas variaciones y complejidades, es posible al sociólogo dili-
382 XV. Control social
Fichter, 25
386 XV. Control social
BIBLIOGRAFiA
Buu, PETER M., Exchallge and Power in Social Life. Wiley, Nueva York
1964.
LAPIERE, RICHARD, A Theory 01 Social Control, McGraw-HilJ, Nueva York
1954.
388 XV. Control social
DESVIACIóN
El desviante y el anormal.
Desviación institucionalizada.
Situaciones desviantes.
Grupos desviantes.
Grupos marginales.
Hemos visto con respecto a las nOrmas aceptadas por una cultura
que las personas y los grupos pueden ser desviantes positiva o negati-
vamente, los unos por encima de la norma establecida de comporta-
Grupos marginales 399
LA DESVIACIÓN EN NORTEAMÉRICA.
Uno de los cambios más notables que tienen lugar en la sociedad norte-
america es el desarrollo de la subcultura del ocio. La insistencia tradicio-
nal en el trabajo duro como medio tanto de prosperidad material como
de salud eterna, no ha desaparecido entre los norteamericanos, pero el
avance continuo del poder de la máquina ha aligerado en gran manera
la carga del trabajo manual. La noción puritana de que <da ociosidad es la
madre de todos los vicios» se mantiene todavía con cierto vigor, y hasta
nuestro tiempo libre se ha rellenado de actividad febril Hablando en tér-
minos generales se puede decir que el hincapié que antes se hacía en la
producción se ha trasladado ahora al consumo.
Este desplazamiento del acento de una cultura del trabajo a una cultura
del ocio no es, naturalmente, una subversión radical. El trabajo continúa,
pero se ha operado un cambio notable en las formas del trabajo; siempre
ha habido ocio, pero actualmente aparecen nuevas pautas de éL Esta
aparición del ocio institucionalizado puede llamarse una forma de desvia-
ción social y cultural. Es un abandono de las actitudes y comportamientos
estandardizados que existian anteriormente en la institución recreativa. Es
una nueva orientación que forma regularidades y normalidades nuevas y
que está produciendo enorme efecto en la cultura total.
El análisis de esta desviación recreativa descubre ciertas lineas generales
de conducta. Estas formas no se han establecido con todo rigor l ni podrán
probablemente establecerse en tanto nuestra cultura se mantenga en rápido
Fichter, 26
402 XVI. Desviación
cambio, pero están lo bastante establecidas para reconocer que son com-
pletamente distintas de formas anteriores.
a) En el campo general de la diversión ha habido una marcada rela-
jación de los llamados módulos victorianos y puritanos. Películas con esce-
nas de amor que hubieran resultado atrevidas para un público masculino
hace cosa de cincuenta años, se exhiben actualmente en todas las salas
locales. Las revistas ilustradas han pasado de las historias de héroes sanos
que triunfaban siempre de las fuerzas del mal a historias en las que un
extraño héroe del espacio exterior realiza proezas fantásticas. Canciones
que hace dos generaciones hubieran chocado a los norteamericanos~ las
tararean hoy casi todos los adolescentes.
b) En el campo general de lo que los moralistas llaman <<sed de pla-
ceres» ha habido también cambios considerables. Gastamos más dinero
por persona en tabaco que en la instrucción pública. El predominio del
tabaco entre las mujeres significa una reversi6n total de pautas anteriores.
El consumo de bebidas alcoh6licas t especialmente de combinados, no sólo
ha aumentado enormemente, sino que ha influido también en las pau.tas de
entretenimiento para las visitas. Diversos cambios de actitudes y condicio-
nes permiten una libertad sexual que antes hubiera sido impensable en la
sociedad estadounidense.
e) Una de las más amplias generalizaciones que ilustran el ocio y la
riqueza de la moderna Norteamérica se puede estudiar bajo la categoría
del consumo llamativo. En muchas sociedades se han usado como símbolo
de status niveles ostentosos de vida, pero entre los norteamericanos muchos
objetos que en otro tiempo eran puro lujo se consideran ahora como nece-
sidades. Sin embargot vemos cómo personas que nunca leen un libro com-
pran y exhiben estantes enteros de graves volúmenes; a gentes que no
saben nadar y construyen piscinas en la parte trasera de la casa; a gentes
que s610 tienen un coche y construyen y mantienen un garaje para tres
coches; a mujeres que llevan pieles de visón cuando la temperatura exige
un vestido ligero.
Existen grados de conformidad con estas nuevas formas de conducta
y también hay diferencias entre las personalidades desviadas que introdu-
cen o aceptan el cambio. A una strip-teaser la considera todavia la ma-
yoría como una personalidad desviada. como también a un adolescente que
comete un delito conforme al modelo de alguna historia leida en revistas
de detectives. Al borracho de la clase alta se le llama alcohólico y se le
trata con cierta simpatía. La persona que pone antena de televisión en el
tejado sin tener receptor en casa o el hombre que guía un coche más
costoso de lo que le permite su situación puede ser ridiculizado por sus
vecinos, pero de todos modos es una persona que conoce y procura realizar
las nuevas pautas de comportamiento.
Sea cual fuere el juicio sobre lo bueno o malo de estos cambios, la
desviación no puede atribuirse a la bondad o maldad de las personas. El
cambio de actitudes respecto al pecado y a la virtud influye sin duda
Desviaciones en la religión 403
2. Desl,iaciones en la religión.
5. Anormalidades mentales.
BIBUOGRAFíA
BECKER, HOWARD S., The Other Side. Free Press, Nueva York 1964.
BERTOLINI, P.,Comportamiento desviado'. inadaptación, delincuencia y cl"iM
minalidad juvenil, en ALBERONI, F., Cuestiones de sociología, Herder,
Barcelona 1971, pp. 1363-1404.
BlENEN, HENRY, Violence and Social Change, University of Chicago Press,
Chicago 1968.
CLlNARD, MARSHAIL, Sociology 01 Deviam Behavior, Holt, Rinehart and
Winston, Nueva York 1968.
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MA'IZA, DAVID, Delinquency and Dri/l. Wiley, Nueva York 1964.
ROCHER. GUY, Introducción a la sociología general, Herder, Barcelona 1972,
pp. 63-65.
YABLONSKY, LEwIS, The Violent Gang. Macmillan, Nueva York 1962.
XVII
INTEGRACIóN SOCIOCULTURAL
Requisitos básicos.
Integración cultural.
Integración social.
Fichkr, 27
418 XVII. Integraci6n sociocultural
res. Los sacrificios comunes en una causa común. aun cuando sean
molestos y desagradables, dan cohesión a la cultura e integración a la
sociedad.
b) Hay también numerosos mecanismos y técnicas más o menos
deliberadas que utiliza la sociedad para asegurar la integración socio-
cultural. Hemos hablado de esto en el capítulo sobre el control social
y cultural. La conformidad con las pautas de comportamiento se re-
fuerza mediante las técnicas de la autoridad y la obediencia. El sta-
tus social y las sanciones personales ayudan a integrar los grupos
primarios, y los sistemas de represión colectiva son un factor integrante
en las grandes asociaciones secundarias. Esta red. de técnicas entre-
cruzadas actúa a través de la sociedad total, y su ejemplo más vasto
y evidente es un sistema nacional de leyes formales.
e) El reconocer globalmente la interdependencia de los intereses
es también otro factor de integración sociocultural. Los individuos y
los grupos continúan en interacción y siguen evitando los conflictos
a base de las ventajas que cada cual prevé que han de nacer del
mantenimiento del armazón social. esencial para la interacción. Éste
es el antldoto empirico contra la hipótesis de que el progreso social
y el bien común general provienen de la prosecución del interés
personal. Los intereses y los motivos de los distintos grupos son di-
ferentes y separables, pero en la sociedad total muchos de ellos están
en mutua dependencia. Incluso las entidades religiosas que sostienen
dogmas contradictorios entre sÍ. tienen algunos intereses en común.
Puede haber cierta p'ugna de intereses entre un grupo económico
y un grupo político, pero al mismo tiempo tienen también algunos
intereses en común.
Estos tres últimos factores - presión exterior, técnicas deliberadas
e intereses interdependientes - tienen una función auxiliar. más bien
Integración comunitaria y asociativa 423
1. Lealtades e integradón.
2. Guerra y solidaridad.
3. Competición internacional.
4. Grupos secundarios.
a cabo una coordinación voluntaria entre ellas y a veces se han visto obli-
gadas a ellas por la opinión pública o por la intervención de la autoridad
política y judicial.
Este breve análisis de la relación entre solidaridad social y asociaciones
secundarias ofrece un campo en el que se han llevado a cabo numerosas
investigaciones. Conviene percatarse de que dentro de las grandes asocia-
ciones secundarias funcionan necesariamente grupos primarios. Tanto la
clase de objetivos como el tipo de integración realizado se hallan a dife-
rente nivel que el de los grupos primarios. Sin embargo~ el trabajo de
investigadores científicos y de coordinadores profesionales indica que puede
alcanzarse una forma relativamente satisfactoria de integración en las aso-
ciaciones secundarias.
El grado de integración sociocultural alcanzado entre los norteameri-
canos parece depender en definitiva del éxito integrativo de las grandes
asociaciones secundarias. Sería fatalismo pensar que estos grandes grupos
deben necesariamente engullir a los grupos más pequeños, o que han de
decaer inevitablemente de sus gigantescas dimensiones actuales, o final-
mente que sólo pueden lograr solidaridad desarrollándose hasta convertirse
en un sistema autoritario y totalitario. Estas aprehensiones hipotéticas y
negativas son desmentidas por la sencilla razón de que tales profeCías tan
tremendas no han llegado a realizarse durante este último medio siglo.
5. Integración simbólica.
Ficbtcr, 28
434 XVII. Integración sociocultural
BmUOGRAFíA
Fichter. 29
450 índice analítico
~ois Sellier
ESTRATEGIA DE LA LUCHA SOCIAL
Un tomo de Biblioteca Herder. 356 págs.
Contradicciones jurídicas del sistema de relaciones industriales. Cómo
la acción del Estado se ha revelado profundamente ineficaz_ Por qué
la autonomía de la empresa, tan ardorosamente defendida por los
patronos, no ha bastado para fundar un sistema general de convenios
colectivos_ El problema de la negociación a nivel industrial. Diversos
aspectos de la estrategia y la táctica a que ha dado lugar_Análisis
de la huelga y de las situaciones de paz social; naturaleza profunda
del conilicto social_ Como conclusión deduce SBrLlBR que la naturaleza
del poder económico y su gestión unilateral por el patrono explican
sustancialmente las dificultades que se han encontrado con vistas al
establecimiento de un sistema pacífico de relaciones.
DICCIONARIO
DE SOCIOLOGÍA
Volumen 136 de Biblioteca Herder; 8 páginas y 768
columnas.
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Nos pone en antecedentes
nuestro ámbito cultural, nos
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