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Fractura
Fractura
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Tipos
Existen distintas formas de clasificar las roturas de los huesos. Dependiendo del tipo de
daño, se clasifican de la siguiente manera:
Fractura completa: El hueso se rompe en dos partes.
Fractura en tallo verde: El hueso se rompe pero no se separa en dos partes. Es típica
de los niños.
Fractura simple: El hueso se quiebra por una parte.
Fractura conminuta: El hueso se quiebra en más de una parte o se astilla.
Fractura abierta: El hueso sobresale a través de la piel.
Fractura cerrada: Hay rotura pero no sobresale el hueso por la piel.
Síntomas
Deformación de la zona.
Hinchazón, hematoma o sangrado en la zona afectada.
Entumecimiento y hormigueo.
Movimiento limitado o incapacitado.
Fiebre: en algún caso que aparece hematoma o sobreinfección.
Tratamiento
Es importante que la persona que ha sufrido una fractura realice la menor cantidad de
movimiento posible, ya que puede causar más dolor o complicaciones. Se debe esperar a
que lleguen profesionales médicos que sepan cómo actuar. En caso de que se trate de una
fractura abierta, es necesario intervenir rápidamente para evitar que se infecte.
El médico que intervenga al paciente realizará una radiografía para identificar la posición
del hueso fracturado. Es importante conocer la causa de la fractura, pues ayuda al médico a
identificar los huesos dañados y cómo tratarlos. Una vez identificada, se recolocará el
hueso en su posición original. Si el hueso es muy largo o se ha fracturado en más de dos
partes, es posible que el médico realice una cirugía e introduzca un clavo de metal para
consolidarlo. Este clavo será quitado una vez el hueso haya sanado.
Si no hay necesidad de insertar un clavo, el hueso se recompondrá de forma natural. Los
huesos comenzarán a producir células y vasos sanguíneos que irán cerrando las partes
fracturadas del hueso hasta recuperar su forma original. También se pueden utilizar injertos
óseos para acelerar la cicatrización que producen estas células.
Cuando los huesos se han desplazado en gran medida más allá de su posición original, se
lleva a cabo una osteosíntesis, es decir, una cirugía para recolocar los huesos. Esto se hace
mediante placas, tornillos, agujas o cerclajes con alambres.
Una vez recolocado el hueso, el médico aplica una escayola sobre la parte afectada y no la
retirará hasta que el hueso se haya soldado, proceso que puede tardar de una o varias
semanas dependiendo de la gravedad de la fractura.
Prevención
Mantener los huesos fuertes puede evitar una fractura. Para ello es imprescindible
realizar ejercicio de manera habitual, especialmente aquellos que impliquen saltar o correr.
La dieta también es importante; consumir calcio y vitamina D ayuda al desarrollo de los
huesos y a su fortalecimiento.
También es importante utilizar la equipación adecuada al realizar ejercicio: casco, coderas
o rodilleras pueden evitar que un hueso se rompa al caer o frente a un impacto fuerte.
Los niños corren más riesgo de sufrir una fractura al no tener los huesos completamente
desarrollados, por lo que también es importante que estos se mantengan en un entorno
seguro para evitar caídas que puedan tener consecuencias graves. Sin embargo, los niños
tardan mucho menos tiempo en recuperarse de una fractura que un adulto.
De la misma forma, las personas mayores son más propensas a sufrir una fractura por la
debilitación de sus huesos con el paso de los años. Otras acciones como fumar o consumir
alcohol también pueden afectar a la densidad de los huesos y facilitar su fractura.
Radiografía de una fractura de clavícula.
Detén cualquier sangrado. Aplica presión en la herida con una venda estéril,
un paño limpio o un pedazo de ropa limpia.
Inmoviliza la zona lesionada. No intentes volver a alinear el hueso ni empujes
hacia adentro el hueso que se haya salido. Si recibiste capacitación sobre
cómo entablillar un hueso y no hay ayuda profesional disponible de inmediato,
coloca una férula en la zona superior e inferior de la fractura. Utilizar un
material acolchado en las férulas puede ayudar a reducir las molestias.
Aplica compresas de hielo para limitar la hinchazón y ayudar a aliviar el
dolor. No apliques hielo directamente sobre la piel. Envuélvelo en una toalla,
en un pedazo de tela o en otro material.
Ayuda a la persona si está en choque. Si la persona se siente mareada o
tiene una respiración entrecortada y rápida, recuéstala con la cabeza en una
posición un poco más baja que el tronco y, si es posible, levántale las piernas.
En Amphioxus, el embrión tiene poco vitelo, y este se encuentra en las células del polo
vegetativo. Además, las células de la blástula contienen el mismo material genético pero
distinto contenido citoplasmático. La gastrulación comienza con la invaginación de las células
del polo vegetativo. Es decir, las células de la parte externa pasan al interior. A medida que el
blastocele se hace pequeño, se va formando una nueva cavidad llamada arquenteron, abierta
al exterior por el llamado blastoporo. Después, las células que estaban en la parte externa o
polo animal se van extendiendo por movimientos morfogenéticos de epibolia, y forman el
ectodermo.
¿Estoy embarazada?
La ausencia de la regla confirmará el embarazo, pero desde el momento de la
concepción el organismo se prepara para acoger al futuro bebé. Aprende a
reconocer los cambios que experimentará tu cuerpo.
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La concepción se produce en el momento de la ovulación que, cuando el ciclo
menstrual de la mujer es regular, ocurre 14 días después del inicio de la regla.
Esto quiere decir que cuando la regla no aparece lo normal es que la mujer ya
lleve dos semanas embarazada.
Cansancio y somnolencia
También desde los primeros días es muy frecuente sentir más cansancio y
ganas de dormir de lo habitual. Si este síntoma se presenta aislado puede
pasar desapercibido porque lo achaques a otras circunstancias, como
haber dormido poco entre semana por quedarte hasta tarde levantada y
luego tener que madrugar para ir al trabajo, que sea verano y el calor
excesivo te produzca cansancio, haber realizado algún esfuerzo adicional
recientemente... En el embarazo, el organismo empieza a producir más
sangre y gasta más energía. Además, el reposo favorece la recuperación
del desgaste que se produce a consecuencia de los grandes cambios
metabólicos y hormonales. Por otra parte, mientras descansas no corres
ningún riesgo que interfiera con el bienestar del futuro bebé, así que puede
considerarse incluso un recurso de la naturaleza para favorecer el
desarrollo del embrión.
Antojos
Percepción de olores
Se agudiza el sentido del olfato, de ahí que ciertos olores también resulten
más desagradables, ya que los percibes con mayor intensidad. Las mujeres
que no tienen especialmente desarrollado el sentido del olfato pueden
apreciar mejor este síntoma, ya que posiblemente ahora detecten olores
que antes les pasaban desapercibidos.
Náuseas
Las temidas náuseas, que no tienen por qué ser matinales, y que a veces
desembocan en vómitos, suelen estar relacionadas con el aumento del
nivel de la hormona del embarazo, la gonadotropina coriónica humana
(hCG). Esta hormona comienza a aumentar alrededor de una semana
después de la concepción, cuando el óvulo llega al útero, y su nivel en
sangre se duplica cada dos días desde entonces, hasta alcanzar su
máxima concentración al final del primer trimestre. Las náuseas y ascos,
que se acentúan frente a ciertos alimentos y olores, pueden aparecer a
finales de la tercera semana de embarazo, es decir, en los primeros días de
retraso menstrual, así que te ayudarán a confirmar las sospechas. Su
intensidad dependerá de tu sensibilidad frente a la acción de las hormonas
y a veces se acompañan de mareos.
Retraso de la menstruación
Para todas aquellas que no han tenido síntomas, o los han relacionado con
las típicas molestias premenstruales, la ausencia de la regla si sus ciclos
son regulares puede ser el primer indicio de embarazo. En cualquier caso,
si tu menstruación se retrasa es necesario confirmar si se trata de un
embarazo, por lo que ha llegado el momento de que te realices una prueba
casera, o acudas al médico para comprobarlo cuanto antes. Es importante
que sepas que algunas mujeres siguen teniendo sangrados regulares,
similares a la regla, durante algunos meses estando embarazadas, por lo
que si tienes síntomas de embarazo, o los sangrados son anormales, debes
consultarlo igualmente con tu médico.
Agotamiento
Senos sensibles e inflamados. Los pezones también se pueden volver
protuberantes.
Malestar estomacal; pueden presentarse vómitos (malestar matutino)
Deseo hacia o desagrado ante ciertos alimentos
Cambios de humor
Estreñimiento (dificultad para eliminar las heces)
Necesidad de orinar con mayor frecuencia
Dolor de cabeza
Acidez
Aumento o pérdida de peso
Falta de aire
Acidez
Inflamación en los tobillos, dedos y rostro. (Si notas alguna inflamación
repentina o extrema o si aumentas de peso rápidamente, comunícate con el
médico de inmediato. Esto puede ser un signo de preeclampsia.)
Hemorroides
Sensibilidad en los senos; pueden secretar una sustancia acuosa que es el
líquido precursor de la leche llamado calostro
Ombligo abultado
Dificultades para conciliar el sueño
El desplazamiento del bebé hacia la parte inferior de tu abdomen
Contracciones, que puede indicar un trabajo de parto real o una falsa alarma
Cuanto más te aproximas a la fecha de parto, el cuello uterino se vuelve más delgado
y suave (a este proceso se lo conoce como borramiento). Este es un proceso normal y
natural que ayuda a que el canal de parto (vagina) se abra durante el trabajo de parto.
El médico controlará el progreso con un examen vaginal a medida que se aproxima la
fecha estipulada de parto. Anímate, ¡la cuenta regresiva ha comenzado!
El crecimiento del bebé
A las 12 semanas:
A las 20 semanas:
El bebé se vuelve más activo. Tal vez puedas sentir cómo se mueve.
El bebé está cubierto con un vello fino y suave llamado lanugo y una capa cerosa
llamada vérnix. Esto protege la piel que se está desarrollando.
Ya se han formado las cejas, pestañas y las uñas de las manos y pies. El bebé
incluso puede rascarse.
El bebé puede oír y tragar.
En la mitad del recorrido, el bebé mide 6" de largo y pesa alrededor de 9 onzas.
A las 24 semanas:
A las 36 semanas:
La capa cerosa protectora llamada vérnix se hace más gruesa.
Aumenta la grasa corporal. El bebé sigue creciendo y tiene menos espacio para
moverse. Los movimientos ya no son tan fuertes pero sí sentirás que se estira y
se sacude.
Tu bebé mide entre 16" y 19" de largo y pesa entre 6 y 6½ libras.
37-40 semanas:
A las 39 semanas, se considera que el bebé está a término. Los órganos del
bebé están listos para funcionar por su cuenta.
A medida que se aproxima la fecha estipulada de parto, el bebé se pone cabeza
hacia abajo y adopta una posición adecuada para el parto. La mayoría de los
bebés se ubica en esta posición.
Al nacer, tu bebé pesará entre 6 libras 2 onzas y 9 libras 2 onzas y medirá entre
19 y 21 pulgadas de largo. La gran mayoría de los bebés a término presentan
estas medidas. Sin embargo, también pueden nacer con otras medidas y ser
saludables de todas formas.