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Formación del sistema carcelario en Chile (1800-1911)

Durante los siglos coloniales, el sistema represivo tenía como eje central el castigo físico ejemplarizador, el
que se manifestaba en ejecuciones públicas, uso de tormento y la humillación de los reos. A través de la
violencia ejercida sobre el cuerpo del condenado, se esperaba reafirmar el poder del soberano y disuadir a la
población de potenciales conductas delictivas. En ese contexto, las cárceles sólo tenían una función
precautoria, esto es, la de aislar a los reos más peligrosos del resto de la sociedad. Durante el siglo XIX, sin
embargo, se inició un lento proceso que modificaría completamente los mecanismos de control social. El
nuevo sistema punitivo estaba basado en modelos provenientes de Estados Unidos y Europa, y tenía como
ejes centrales el aislamiento de los presos, la imposición de una disciplina común a todos los internos y la
obligatoriedad del trabajo al interior de las prisiones. El fin último de este nuevo sistema era la rehabilitación
del reo y su conversión en un honesto y esforzado trabajador.

Durante las décadas que siguieron a la Independencia se mantuvieron las viejas prácticas represivas
centradas en el castigo físico y la humillación del reo, en particular bajo la modalidad de presidio ambulante,
consistente en carros en los que se exponía públicamente a los presos y que los conducían a trabajar en
obras públicas. Hacia mediados del siglo XIX, las nuevas ideas penitenciarias acabaron imponiéndose. En
1843, se promulgó el decreto por el cual se creaba la penitenciaría de Santiago, que buscó ser un penal
modelo para todos los del resto del país. Aunque las dificultades financieras hicieron que ésta sólo
comenzara a operar una década después y que recién adoptara su primer reglamento en 1860, fue el
modelo del sistema carcelario que se quería imponer en el país, el que fue replicado poco después en Talca
a través de una nueva penitenciaría. En 1874, la promulgación del Código Penal reemplazó las viejas leyes
penales coloniales por una legislación de corte liberal, modernizando el sistema judicial.

La realidad social superó pronto los ideales del sistema penitenciario. El hacinamiento de los reclusos, las
pésimas condiciones materiales de las cárceles y presidios y la endémica falta de recursos, colapsó
rápidamente el sistema e hizo imposible la rehabilitación. Ello fue particularmente dramático en el caso de
las cárceles rurales, las que se mantuvieron durante todo el siglo XIX en un estado de precariedad
generalizado. Por otra parte, hasta mediados del siglo XX o incluso después en algunos casos, se
mantuvieron los castigos físicos e infamantes, como la pena de azotes, el uso generalizado de la tortura
como medio para investigar crímenes y la pena de muerte.

Al interior de las cárceles se fue configurando un mundo regido por valores y códigos propios, marcados por
la violencia, la marginalidad y la miseria. El mundo carcelario encerraba dentro de sí todo lo que la sociedad
rechazaba, y estigmatizaba para siempre a los que habían permanecido al interior de ellas, impidiendo
cualquier posibilidad de rehabilitación. Los hombres y mujeres encerrados crearon incluso una jerga propia
que los identificaba como marginales al sistema de normas sociales imperante.

Durante las primeras décadas del siglo XX se introdujeron reformas que ordenaron y dotaron de mayor
racionalidad y eficacia al sistema represivo. En 1911 se creó la Dirección General de Prisiones y se dictó el
primer reglamento general para todas las cárceles, presidios y penitenciarías del país, a lo que se sumó la
introducción de sistemas de identificación de los detenidos y la unificación de las policías en 1927. De todas
maneras, las reformas no afectaron mayormente las condiciones de vida imperantes en las prisiones del
país, las que mantuvieron el sello de violencia y precariedad que siempre habían tenido.

Fuente: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-628.html
Cronología:
1814: El presidio de la isla de Juan Fernández recibe a los dirigentes patriotas que habían sido capturados
tras el desastre de Rancagua.

1823: Se crea la Casa de Corrección de Santiago, para acoger a las mujeres condenadas por la justicia. Esa
institución es heredera de la Casa de Recogidas del período colonial.

1836: Diego Portales crea el presidio ambulante, consistente en carros en los que se exponía públicamente a
los presos y que los conducían a trabajar en obras públicas.

1843: Se crea la penitenciaría de Santiago.

1847: Se suprime el presidio ambulante.

1860: Se aprueba la construcción de una nueva penitenciaría en Talca, que demoró casi tres décadas en
estar terminada.

1860: Se dicta el primer reglamento de la penitenciaría de Santiago, el que es modificado en 1867, 1874 y
1876.

1874: Se promulga el Código Penal.

1884: Se promulga la Ley de Garantías Individuales, que regula los procedimientos policiales para el arresto
y se consagra la figura de la "detención por sospecha" que durará más de cien años.

1891: Se promulga la Ley de la Comuna Autónoma, que entrega a los municipios la organización y
sostenimiento de las policías y las cárceles.

1896: Se crea la Policía Fiscal y el Cuerpo de Gendarmes para las colonias.

1896: Se crea la Oficina de Filiación Antropométrica y con ello se dan los primeros pasos hacia una doctrina
de identificación de los delincuentes.

1896: Se crean las Escuelas de Reforma de Santiago y Talcahuano, las primeras destinadas a albergar a
menores de edad condenados por la justicia.

1906: Se promulga el Código de Procedimiento Penal.

1911: Se dicta el primer Reglamento carcelario, por medio del cual se racionaliza la administración del
sistema y crea la Dirección General de Prisiones.

1924: Se implementa la Cédula Nacional de Identidad bajo el sistema dactiloscópico de Vucetich, a cargo de
la Sección de Seguridad y del Gabinete de Identificación.

1927: Carlos Ibáñez de Campo fusiona las policías de la República bajo el nombre de Carabineros de Chile.

1932: Separación de la policía en Carabineros e Investigaciones.

Fuente: http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-628.html
Información La Tercera

El Tercer Estudio de Condiciones Carcelarias elaborado por el Instituto Nacional de


Derechos Humanos (INDH) -que abarca el periodo 2016-2017, y que comprende la
evaluación de 40 centros penitenciarios a nivel nacional no concesionados-, vuelve a hacer
patente la existencia de importantes deficiencias en el sistema penitenciario. En este caso
el informe abarca los penales no considerados en los informes anteriores, y pese a su
menor población penitenciaria igualmente dan cuenta de que la realidad carcelaria está
muy lejos de cumplir con lo señalado en el reglamento de Gendarmería, esto es, que
“fuera de los derechos perdidos o limitados por su detención, prisión preventiva o
condena, su condición jurídica (de los internos) es idéntica a la de los ciudadanos libres”, y
de garantizar la igual dignidad de las personas que establece la Constitución.
Una especial relevancia tiene la insuficiencia en infraestructura, ya no solo para garantizar
en todos ellos la separación entre imputados y condenados, o según el grado de
peligrosidad o si hay reincidencia, sino por el impacto que el nivel de sobrepoblación en
algunos de los centros penales provoca en el bienestar de los internos. Carencias en la
atención médica y dental, en el número de camas, presencia de plagas e incluso falta de
elementos para poder comer adecuadamente o abrigarse son situaciones inaceptables
tratándose de personas que están bajo el cuidado del Estado, el cual debe garantizar su
derecho a la vida, a la integridad física y a la salud. De igual manera, la existencia de
prácticas disciplinarias que pueden implicar castigo físico como “el pago al contado” se
apartan por completo de lo que en la práctica debería ser la política institucional de
Gendarmería.
Frente a este escenario que inexplicablemente se extiende en el tiempo -ya que es
concordante con informes anteriores del mismo instituto para otros recintos penales, así
como de aquellos que ha elaborado la Corte Suprema-, resulta fundamental avanzar en la
modernización del sistema carcelario, y para ello la institucionalidad en la consecución de
sus fines no puede obviar la plena observancia de los derechos humanos de quienes se
encuentren privados de libertad. Un adecuado cumplimiento de una pena de esta
naturaleza o una medida cautelar de tipo procesal que restrinja la libertad de movimiento,
no deben importar la privación de otros derechos.

Fuente: https://www.latercera.com/opinion/noticia/preocupante-situacion-carceles-
chile/611415/
Preguntas “Frecuentes”:

1. ¿En Chile hay pena de muerte?


R: Ya no hay pena de muerte en Chile, PERO aún está en el código penal. 3 de abril de
2001 cuando fue derogada por el entonces presidente Ricardo Lagos y reemplazada por la
pena de presidio perpetuo.
Fuente: https://www.t13.cl/noticia/.../cadem-plaza-publica-65-encuestados-apoya-pena-
muerte
2. ¿Cuáles son las formas de matar en la pena de muerte?
R: Los cinco métodos son la inyección letal, la electrocución, el gas letal, el ahorcamiento y
el fusilamiento.
Fuente: http://www.teinteresa.es/mundo/metodos-ejecucion-siguen-legales-
EEUU_0_1143486753.html
3. ¿En qué país se le hace trabajar a los reos?
R: En Argentina, Noruega, Tailandia, EEUU, Dinamarca, etc.
4. ¿
La vida dentro de la cárcel
44700 aprox. De personas están recluidas en las cárceles de chile
Un descarnado informe de la Corte Suprema reveló la realidad de 53 cárceles chilenas,
de las cuales sólo dos tienen agua caliente y en algunas los reos están hasta 16 horas sin
recibir alimento La situación de hacinamiento en estos recintos penitenciarios se ve
agravada por el hecho de permanecer los internos encerrados en sus celdas por espacio
de aproximadamente 15 horas diarias en celdas abarrotadas, que por lo general carecen
de servicios higiénicos y de la adecuada ventilación y luz", advierte la revisión.
Fuente: http://www.adnradio.cl/noticias/nacional/carceles-chilenas-solo-dos-tienen-
agua-caliente-y-reos-pasan-hasta-16-horas-sin-comida/20180219/nota/3712922.aspx
En arresto preventivo se puede comer en la celda. A las 11 AM en punto es hora de la
comida con la puerta abierta y la cena se sirve a las 4:30 PM a través de la puerta
pequeña. El desayuno se entrega a los presos ya empacados a las 4 en punto y consiste en
café, azúcar, crema de café, pan, mantequilla y mermelada. En la celda los presos tienen
un calentador de agua eléctrico.
Fuente: https://www.vice.com/es_latam/article/59jvk3/este-chef-nos-cuenta-como-es-
trabajar-en-la-cocina-de-la-carcel

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