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AGORA -Papeles de Filosofía- (2000), 1912: 23-49 ISSN 0211-6642

EL ANIMISMO EN GIORDANO BRUNO


Montse Bartolomé Luises
I.E.S. Antonio Machado (Soria)

Resumen

Este trabajo pretende demostrar que en la metafisica y cosmología de Bruno el ani-


mismo es el vínculo entre el cosmos y Dios. El universo se presenta como un gigantes-
co animal, cuyo acto esencial es el alma del universo o la vida universal. En el univer-
so todo se halla penetrado de vida: infinitos motores o almas intrínsecas de cada uno
de los planetas y astros hacen posible su movimiento y su vida bajo la atenta mirada
de un primer motor infinito e inmóvil que es causa de la armonía y homogeneidad vital
del todo cósmico. El movimiento esférico de infinitos mundos es la manifestación más
evidente de la vida cósmica. A través de la representación esférica se comprende la dia-
léctica de lo móvil (las partes cósmicas) e inmóvil (el todo cósmico) y su armonía en la
unidad o quietud absoluta (Dios). Planetas y estrellas son cuerpos que se alimentan de
fuego y de agua, cuerpos recorridos por un fluir constante de partículas, al igual que la
sangre circula por los cuerpos de los animales y de los hombres. Por último, se ha con-
siderado necesario precisar el significado de algunos conceptos -espíritu, mente e
intelecto- en relación con el concepto de alma, ya que aparecen en la obra latina e ita-
liana de Bruno o bien como sinónimos o bien con significaciones más precisas, como es
el caso del artefice interno, intelecto universal cuya forma esencial es el alma del uni-
verso.
Palabras clave: Unidad metafisica, unidad cosmológica, alma del universo, plane-
tas (tierras) y estrellas (fuegos), primer motor inmóvil e infinitos motores, unidad vital
homogénea, artefice interno o intelecto universal.

Abstract

This essay intends to demonstrate that in Bruno's metaphysics and cosmology,


animism is the link between the cosmos and God. The universe appears like a gigantic
animal, whose essential act is the soul ofthe universe or the universallife. Every item
in the universe is impregnated with life: infinite motors or intrinsic souls within each
planet and star make their movement and life possible under the attentive look of an
infinite and immobile Prime Mover, which is the cause of the harmony and vital
homogeneity ofthe cosmic wholeness. The spherical movement ofinfinite worlds is the
most evident manifestation ofthis cosmic life. Through a spherical representation we
understand the dialectics ofthe mobile (the cosmic parts) and the immobile (the cosmic
wholeness) and their harmony in the unity or absolute quietness (God). Planets and

23 Aceptación: Diciembre 2001


Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

stars are bodies fed by fire and water, bodies immersed in a constant fiow of particles
the same as blood circulating through the bodies of animals and human beings.
Finally, has been considered as necessary to precise the meaning of sorne concepts such
as spirit, mind and intelect in relation to the concept of soul, because these appear in
Bruno's both Latin and Italian works either as synonyms or having a more specific
meaning, such is the case of artefice interno, universal intelect whose essential form is
the soul of the universe.
Key Words : Metaphysical unity, cosmologic unity, soul of the universe, planets
(earths) and stars (fires), immobile Prime Mover and infinite motors, vital
homogeneous unity, artefice interno or universal intelect.

El concepto de unidad en Bruno presenta una doble dimensión: metafísica


y cosmológica. Metafísicamente, la unidad es complicada, simple, mónada
absoluta, identidad infinita; desde el punto de vista cosmológico, la unidad es
explicada, compuesta, mónada derivada y contracta, armonía de lo infinito y
lo finito. La complicada es la unidad primera, divina, la explicada es la unidad
segunda, cósmica, el universo, en el que acontece la vida de innumerables
mundos móviles . El universo infinito es un animal negativamente (no es Dios,
porque en él hay vida y movimiento) y es, a su vez, inmóvil positivamente (es
Dios, por su absoluta quietud y total infinitud).
La unidad metafísica constituye la estabilidad del universo y la unidad cos-
mológica se despliega a través de un animismo, que confiere vitalidad y movi-
lidad al universo. Por una parte, gracias a la unidad metafísica, se mantiene
el equilibrio en la totalidad inmóvil del infinito universo; por otra parte, la
estabilidad del universo como un todo depende de la regularidad vital de la
pluralidad móvil. En la unidad del universo lo uno y lo m"liltiple circulan en
armonía.
El universo es un gigantesco animal, pero ¿por qué tiene Vida?:

(. ..) este infinito e inmenso universo es un animal, aunque no tenga una determinada figu-
ra y sentido que se refiera a cosas exteriores, puesto que él tiene en sí toda el alma y com-
prende todo lo animado y es todo lo animadol.

El universo es un animal en cuanto tiene en sí toda el alma, y abarca lo ani-


mado y se identifica con él. Esta alma es el alma del universo -unidad meta-
física como principio y causa negativa del universo- y es principio de vida,
por lo que está toda entera en todo el mundo, en cualquiera de sus partes y en
las partes de las partes; es principio formal constitutivo del universo y de lo

1 Giordano Bruno, De !'infinito, universo e mondi, en Dialoghi italiani. J. Dialoghi metafisici.


JI. Dialoghi morali, nuovamente ristampati con note di Giovanni Gentil e, terza edizione a cura
di Giovanni Aquilecchia, Firenze, Sansoni, 1958 (seconda ristampa, 1985), p. 431: "(. .. ) questo
infinito ed inmenso e uno animale, benché non abia determinata figura e senso che si referisca a
cose esteriori: per~hé lui ha tutta l'anima in sé, e tutto lo animato comprende, ed e tuttp ,quello".

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que en él está contenido. No hay nada sin principio vital2. Como la vida se
halla en todo, el alma llega a ser la forma de todo, y el alma o vida o espíritu
es el verdadero acto y la verdadera forma de todas las cosas: "donde está la
forma, está en cierto modo todo, donde está el alma, el espíritu, la vida, está
el todo, ... "3 .
En la totalidad del universo se revela el acto del alma del mundo como uni-
dad, como espíritu uno mundano 4 . La coincidencia de materia, forma, alma,
vida, es el origen de la unidad como todo viviente. La materia o vida es el para-
digma del planteamiento de la unidad y del universo. Hay una comunicación
vital entre los distintos niveles de la realidad: lo inferior y lo superior, lo míni-
mo y lo máximo, el universo y Dios; la vida unifica todo, de tal manera que la
infinitud del universo y la infinitud divina coinciden. El origen universal de la
vida es la unidad. La unidad divina es el principio de vida infinita y en ella se
halla la fuente del universo infinito. Si se niega el universo infinito, la vida, se
niega Dios. Bruno distingue entre unidad divina (complicación) y unidad cós-
mica (explicación) como un doble movimiento en el que se encuentra la vida
universal, pero ni los separa ni los opone. La diferencia la exige el proceso de
explicación, que es constante mutación, cambio, alternancia de contrarios,
contradicción, sin la que no habría vida en el universo o unidad derivada. La
configuración de la unidad divina se halla en relación con la unidad explica-
da, el universo u objeto de la filosofía bruniana5 .
El alma del universo es expresión de la unidad absoluta. La operación vital
del alma del universo en cada uno de los centros de los mundos y astros es
posible gracias a la unidad absoluta o alma de las almas, que les transmite esa
capacidad como causa negativa del universo. La unidad absoluta integra,
negativamente, la diversidad corporal del universo a través de la unidad cos-
mológica como alma del mundo 6 . La pluralidad de cuerpos particulares está
en el universo relativa y absolutamente; relativamente, y según la potencia de
cada uno de ellos, manifiestan determinadas diferencias, están arriba o abajo,
a la derecha o a la izquierda; absolutamente, se encuentran en el universo sin
diferencia alguna, ya que aquél comprende en sí mismo lo que está todo ínte-

2 Cfr. Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, en Dialoghi italiani. l. Dialoghi metafisici.

II. Dialoghi morali, cit., p. 240.


3 Giordano Bruno, op. cit., pp. 250-251: "dove e la forma , e in certo modo tutto, dove e l'anima,

il spirito, la vita, e tutto, ... ".


4 Cfr. Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, en Jordani Bruni Nolani, Opera lati-

ne conscripta, publicis sumptibus edita, recensebat F. Fiorentino [F. Tocco, H. Vitelli, V Imbriani,
C.M. Tallarigo], Neapoli, apud Domenico Morano [Florentiae, typis successorum Le Monnier],
MDCCCLXXIX-XCI, 3 vals. en 8 partes (reimpresión en facsímil, Friedrich Fromman Verlag
Gunther Holzboog, Stuttgart - bad Cannstatt, 1962), I, 2, liber VII, pp. 282 y 284.
5 Cfr. Michele Ciliberto, Giordano Bruno, Editori Laterza, Roma-Bari, 1992, pp. 93, 98-101,

104, 108-109.
6 Acerca de la animación universal y del alma del mundo como lo que media entre la unidad

absoluta y el ente finito, véase Leen Spruit, Il problema della conoscenza in Giordano Bruno,
Bibliopolis, Napoli, 1988, pp. 185-189.

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gramente por todo, contiene el alma del mundo que está completamente en
cualquier parte del cosmos. La pluralidad es relativa y la unidad es absoluta.
Para Bruno7, los infinitos mundos no se hallan en el universo como en un
espacio limitado o compresor que los abarque y encierre, sino como en un com-
prensor o alma eficiente. Así como el alma "está en toda la gran masa, a la vez
e indivisa, a la que da el ser y, por lo tanto, es en todo idéntica y entera en no
importa qué parte; así la esencia del universo es una en el infinito y en cual-
quier cosa tomada como miembro del infinito, ... "8 .
Los dos principios fundamentales y constitutivos del universo son, por una
parte, la materia universal, que es sujeto y potencia pasiva del mundo y, por
otra parte, el alma o espíritu universal, que es potencia activa o luz inteligi-
ble del universo. Estos dos principios son el núcleo de una filosofía que pre-
tende ser verdadera y estar en armonía con lo que la naturaleza nos revela. El
eficiente es el alma del universo que habita en la materia cósmica y ésta es la
energía del universo. Bruno 9 afirma la existencia de un primer principio
material y formal del universo que es semejante al principio sobrenatural
absoluto, y ambos como totalidad, son, a su vez, unidad. Lo natural y lo sobre-
natural mantienen una íntima conexión a través del alma del universo que es
la que permite el conocimiento y la contemplación natural de la unidad cos-
mológica y de la unidad metafísica entendida como principio vital y como
causa negativa del universo 10 ; y esta unidad es el objeto fundamental de la
filosofía verdadera. Parece como si se considerara que la unidad metafísica
entendida como causa positiva o absoluta fuera objeto exclusivamente de la fe
y de la teología 11 ; sin embargo, el verdadero filósofo debe buscar la divinidad

7 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., pp. 325-326.


B Giordano Bruno, op. cit., p. 326: Así como el alma "e in tutta la gran mole, a cuida l'essere,
e insieme insieme e individua, e per tanto medesimamente e in tutto e in qualsivoglia parte intie-
ramente; cossí la essenza de !'universo e una nell'infinito ed in qualsivoglia cosa presa come mem-
bro di quello, ... ". Para Giovanni Aquilecchia (Giordano Bruno , Istituto della Enciclopedia
Italiana, Roma, 1971, p. 46), en el De la causa, el principio vital parece indicar el punto de llega-
da en la argumentación del monismo e inmanencia brunianos.
9 Giordano Bruno, op. cit., pp. 287 y 308-309.
lO Cfr. Augusto Guzzo, en Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, Mursia, Milano, 1985
(introduzione, nota bio-bibliografica e note di Augusto Guzzo), p. 5: "Il Bruno, come un veggente,
miro infiniti mondi correre per uno spazio infinito: ricoperti ciascuno da guise infinite d'esisten-
za: animati da una forza infinita unica, la Natura: espressione, a sua volta, del principio primo
sovrannaturale, Dio".
11 En esta línea se situaría la interpretación de Augusto Guzzo que, a propósito del ámbito

propio de la filosofía y el de la teología y su relación con el alma del universo y la unidad sobre-
natural, afirma (op. cit., p. 197, nota 154): "L'anima del mondo e atto di tutto, potenza attiva di
tutto, unita di tutte le cose: onde il Bruno assegna alla filosofia la conoscenza di questa unita atti-
va di tutte le innumerevoli cose individuali, lasciando alla teología il cómpito di levarsi aquella
superiore e piú vera unita che e il 'primo principio soprannaturale". En la misma línea de Guzzo
se halla Leen Spruit (op. cit., p. 36): "L'anima umana non puo conoscere Apollo, la luce inaccessi-
bile, ma al massimo la sua immagine, Diana, !'universo infinito in quanto totalita, cioe il mondo
intelligibile come ens, verum e unum".

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en el interior de la pluralidad de cosas e individuos infinitos y en la unidad del


universo infinito, porque la luz sobrenatural positiva se nos manifiesta, a tra-
vés de la luz sobrenatural negativa, en la luz natural o en el universo.
La unidad metafísica legitima su actuación vital en la unidad cosmológica
como su principio intrínseco y como su causa extrínseca. La teoría del alma
del universo es la que permite la conexión entre principio y causa, y la cone-
xión entre lo absoluto y su obra. Desde el punto de vista absoluto y positivo,
la unidad metafísica nada tiene que ver con el universo, pero desde el punto
de vista vital y negativo, la unidad metafísica, lo divino, se comunica con los
fenómenos del mundo y Bruno 12 llega a afirmar que está más en ellos que la
propia naturaleza. Lo divino es la unidad de la unidad cosmológica sin ser el
universo, es la naturaleza sin ser la naturaleza y es el alma del alma del
mundo.

Me parece que difaman la bondad divina y la excelencia de este gran animal y simu-
lacro del primer principio, aquellos que no quieren entender y afirmar que el mundo con
sus miembros está animado, como si Dios tuviera envidia de su imagen, como si el arqui-
tecto no amase su obra singular; ... 13.

Según Bruno 14, el universo animado es el objeto de visión más bello para
su arquitecto, que es el paradigma de la perfección y de la belleza.
El alma del universo habita en las entrañas de la materia y, a su vez, la
transciende, pero no es transcendida por ella. El alma del mundo en cuanto
contiene toda la materia del universo, ésta es inmanente a ella (unidad cos-
mológica) y, sin embargo, en sí misma, el alma del universo es transcendente
(unidad metafísica). Espíritu, alma y vida son la forma y el acto verdaderos de
todo el universo, rigen en la materia, interviniendo .en la estructura de todas
sus partes. Para Bruno 15 , principio material y principio formal subsisten y
persisten en la unida·d vital eterna.
En defmitiva, el desarrollo del animismo en la unidad cosmológica tiene
como núcleo el alma del universo, cuya difusión en los innumerables planetas
y astros constituye la causa vital de éstos, de tal forma que el cosmos es un
gigantesco animal cuyo verdadero acto es el alma o la vida. La unidad cosmo-
lógica como alma del mundo se identifica con la unidad metafísica como causa

12 Giordano Bruno, Spaccio de la bestia trionfante, en Dialoghi italiani. l. Dialoghi metafisici.

JI. Dialoghi morali, cit., p. 783.


13 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., p. 238: "Mi par che detraap.o alla divina
bonta e all'eccellenza di questo grande animale e simulacro del primo principio, quelli che non
vogliono intendere né affirmare il mondo con gli suoi membri essere animato, come Dio avesse
invidia alla sua imagine, come l'architetto non amasse l'opra sua singulare; ... ". Cfr. Augusto
Guzzo, op. cit., p. 105, nota 108: "Se dal primo principio, che e Dio uno procede, per il Bruno,
l'Anima intellettiva del mondo, intima allo stesso corpo del mondo, l'universo e copia del primo
principio: e quindi un secondo Uno, derivante dal primo e sua ombra o riflesso".
14 Giordano Bruno, ibídem.
1 5 Giordano Bruno, op. cit., pp. 244-245.

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negativa del universo, siendo el alma o la vida el nexo que vincula el cosmos
y la unidad absoluta, haciendo posible el conocimiento de la unidad como
causa positiva, y no sólo negativa, de la totalidad de lo real. El alma del uni-
verso, como forma absoluta o en sí misma, es transcendente, y la materia del
universo es inmanente al alma, porque ésta la contiene de un modo vital. La
mínima parte del cosmos tiene en sí misma alma o instinto vital. La totalidad
está constituida o bien por animales o bien por cuerpos que están animados o
bien por substancias que son según el acto de animalidad o por aquellos cuer-
pos que son según el principio de vida. La totalidad del universo es un meca-
nismo gigantesco de animación.
Ahora bien, ¿cómo se fundamenta la animación universal en cuanto es uni-
dad cosmológica?, ¿qué tratamiento lleva a cabo Bruno sobre el motor del uni-
verso?

l. El instinto animal y la unidad moviente

La definición más constante que aparece de alma del mundo, a lo largo de


la obra de Bruno 16, es la de alma que, como todo, está en todo y en cualquier
parte. La más pequeña parte del universo infinito tiene en sí una parte del
alma, contiene en sí misma algo que está animado. El alma del universo se
encuentra en todo y de todo se puede originar todo; ella constituye la princi-
pal forma natural como principio y como naturaleza eficiente de todo lo que
vive y de todo lo que se mueve.
El origen del primer principio vital no hay que buscarlo en su relación con
un cierto espacio o con un determinado punto, cuerpo y esfera, sino en la incli-
nacíón natural, en el instinto animal de conservación que poseen estrellas y
planetas, para alimentar su naturaleza propia. La vida es el primer acto for-
mal y eficiente de la naturaleza 17 . El principio vital no constituye un acciden-
te de la disposición y estructura de los mundos , sino que es su esencia; todo
tiene en sí alma o vida actúa, substancial y esencialmente 18 . La forma propia
del universo como un todo y la de las partes que lo constituyen es la vida 19 , y

16 Véase, por ejemplo, Giordano Bruno, Cabala del Cauallo Pegaseo , en Dialoghi italiani. l.

Dialoghi metafisici. II. Dialoghi morali, cit., p. 843.


17 Para Bruno (De magia, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscripta, cit. , III, pp . 405-

406), el instinto es una especie de sentido interno, un lenguaje interno, que la unidad natural
sella en las distintas especies: ''Natura enim ut dedit esse speciebus, item et appetitum unicui-
que rei conservandi .se in praesenti statu, ita· etiam impressit internum quendam spidtum, seu
sensum dici mavis, rebus omnibus, ... ". ["Pues la naturaleza así como dio el ser a las especies y,
asimismo, el apetito de cada cosa por conservarse en el estado presente, así también imprimió
cierto espíritu interno o sentido1 si prefieres llamarlo así, en todas las cosas, ... "].
18 Cfr. Giordano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., p. 242 ; De !'infinito, universo e mondi ,

cit. , p. 484.
19 Acerca de que todo está lleno de vida y de divinidad , aunque no del mismo modo en todas

las partes del universo , véase Giordano Bruno, De magia, cit., III, p . 434.

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la causa de esta estructura vital es la unidad cosmológica como alma o prin-


cipio inherente a las partes y al todo2o.
La expansión formal y vital, la expansión del alma, es total. La afirmación
de Bruno 21 de que todo está animado, es una afirmación radical2 2, ya que
hasta el más mínimo cuerpo del universo contiene en sí mismo espíritu, alma,
mente, vida.

Este sentido está situado en todas las cosas y la vida, a la que, siguiendo la costum-
bre del vulgo, no decimos animal, aunque haga referencia a un animal particular, puesto
que estas partes no pueden ser llamadas animales, sin embargo en el orden del universo,
el que siente un único espíritu extendido por todas partes, y el sentido en cualquier parte
y por cualquier parte, y por el lugar de la captación de las cosas siente tales efectos y
pasiones, es lícito que se contemple en todas las cosas23.

Todo está animado y vivificado; todos los cuerpos del universo son, en su
singularidad y totalidad, seres animados . Incluso los objetos artificiales, como
la mesa, por cuanto están constituidos por cosas naturales, también partici-
pan de la animación universal, que es la causa de que toda producción sea
posible, de tal forma que todos los cuerpos del universo, si no son animales,
están animados, si no son según el acto de animalidad, son según el principio
de vida. Esta tesis hasta la utiliza para explicar la influencia de ciertos cris-
tales y gemas en el hombre, ya que tienen el poder de agitar el espíritu y ori-
ginar en el cuerpo y en el alma nuevos efectos (por ejemplo, pasiones y afec-
tos) que sólo pueden provenir del primer principio vital. Sin lugar a dudas :
"cada cosa participa de vida, ... "24.
Sin embargo, para Bruno 25 , esto no significa que en el universo haya un
primer móvil al que le sucedan otros en un establecido orden, como ocurre en

°
2 Cfr. Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., pp. 239-240 .
21 Giordano Bruno, op. cit., pp. 242-243 .
22 Acerca de que la totalidad del universo está animada, véase op. cit., pp. 239-240 . Según
Michele Ciliberto (La ruota del tempo, interpretaz ione di Giordano Bruno, Editori Reunitl, Roma,
1986, pp. 126-127), la unidad de la vida, analizada en el universal efecto, es el núcleo de tod a la
reflexión cosmológica de Bruno. Para Ignacio Gómez de Liaño (edición de Gior,dano Bruno ,
Mundo, magia, m emoria, 2a. ed., Taurus, Madrid, 1982, pp. 235-236 , nota 29) , el Alma del uni-
verso es el principio fundamental del pensamiento bruniano.
23 Giordano Bruno, De magia, cit., III, p. 406: "Hic sensus quidam est in rebus omnibus qui-
dem insitus et vita, quem pro more vulgi non dicimus animalem, ad animam particularem refe-
rendo, siquidem neque animalia istae partes possunt appellari, in ordine tamen universi, quem
spiritus unus undique diffusus, atque sensus ubique et undique pro captu rei sentit tales effec-
tus et passiones, in rebus omnibus licet contemplari".
24 Giordano Bruno, La Cena de le Cen eri , en D ialoghi italiani. l . Dialogh i m etafisici. JI.
Dialoghi morali , cit. , p . 110: "ogni cosa participa de vita, ... ".
25 Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine cons-
cripta , cit., I, 1,_pp.-162-163; De immenso et innumerabilibus , cit., I, 2, liber VII, cap . 'vrn, pp. 258-
261 ; De ['infinito, universo e mondi , cit., pp. 519-520.

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la cosmología de Aristóteles26, sino que la multitud de cuerpos y los astros o


cuerpos principales animados conectan del mismo modo en la unidad metafí-
sica del mundo o primer y universal motor. El espíritu del universo es el pri-
mer motor inmóvil2 7; el motor de los motores, motor uno, inmóvil y universal,
infinito en lo infinito, es la vida de las vidas, el alma de planetas y estrellas,
que está en todo y sobre todo.

En número y multitud hay, por tanto, infinitos móviles e infinitos motores, pero en la
unidad y singularidad hay un infinito motor inmóvil y un infinito universo inmóvil, y este
infinito número y magnitud y aquella infinita unidad y simplicidad coinciden con un solo
principio simplicísimo e individuo, verdad y ente 28 .

Desde el punto de vista de la unipluralidad, hay infinitos móviles y una


infinita unidad que es su causa negativa y su principio de animación; desde el
punto de vista de la unidad, hay un único universo infinito inmóvil y una uni-
dad simplicísima que es su causa positiva o mónada de la mónada o unidad
metafísica absoluta.
El primer motor del universo tiene un significado estrictamente vital; no es
primero en el sentido de que exista una escala de la que desciendan un segun-
do, tercero y demás motores, ya que éstos, como tales o en el sentido aristoté-
lico, son una quimera. Son una quimera, porque en un universo constituido
por infinitos mundos no puede haber un orden numérico jerárquico (sólo tiene
sentido hablar de la escala con respecto a los géneros y a las especies de los
cnerpos que constituyen la unidad cosmológica). El primer motor es primero
porque se corresponde con el primer principio o unidad met~física como causa
negativa del universo. Y en este caso, también es primero como rector de las
infinitas almas o motores o instintos vitales de los mundos, ya que gobierna
sus actos , sus fuerzas intrínsecas 29. De suerte que "hay un primero, que da la
fuerza del movimiento a los espíritus, almas, dioses, números y motores, y da
la movilidad a la materia, al cuerpo, a lo animado, a la naturaleza inferior, al
móvil"30 . "Pon en claro que el movimiento de todos proviene del alma interior,
26 Según Aristóteles, el movimiento primero, eterno y único o la simple traslación del universo

tiene como causa el primer motor inmóvil en sí y también único y eterno; cada una de las
traslaciones de los planetas son debidas a otras substancias inmóviles en sí y eternas, cuyo orden
viene determinado por el primer motor; véase en Aristóteles, Metafísica, Gredas, Madrid, 1970, 2
vols. (edición trilingüe por Valentín García Yebra), libro XII, cap. 8, 1073a-1073b, pp. 225-227.
27 Cfr. Giordano Bruno, Lampas triginta statuarum, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine

conscripta, cit., III, p. 60.


28 Giordano Bruno, De l'infinito, universo e mondi, cit., p. 519: "In numero dunque e moltitu-

dine e infinito mobile ed infinito movente; ma nell'unita e singularita e infinito immobile motare,
infinito immobile universo; e questo infinito numero e magnitudine e quella infinita unita e sem-
plicita coincideno in uno semplicissimo ed individuo principio, vero, ente".
29 Cfr. Giordano Bruno, op. cit., pp. 518-519.
30 Giordano Bruno, op. cit. , p. 519: "e un primo il quale dona la virtú della motivita a gli spiri-

ti, anime, dei, numi, motori, e dona la mobilita alla materia, al corpo, all'animato , alla natura
inferiore, al mobile".

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a fin de que con la luz de semejante contemplación avancemos con pasos más
seguros hacia el conocimiento de la naturaleza"3 1 . El alma del universo es pri-
mer motor infinito, y su movimiento infinito es extensivo a todos los compo-
nentes del cosmos (en el sentido de que ocupa de modo vital toda la materia
de los mundos), e intensivo en cada uno de los globos y astros 32 . Es absurdo
tratar de hallar el motor extrínseco, por un lado, de las tierras y los astros y,
por otro lado, del universo infinito como unidad, ya que éste, como todo abso-
luto, es inmóvil y ya que aquéllos se mueven por un inherente instinto ani-
mal33.
El primer motor o unidad absoluta, como causa negativa, no se encuentra
en la circunferencia del universo, sino que está en el centro de cada uno de los
astros y mundos como su alma y principio vital. Por ejemplo, el alma del uni-
verso no está en la circunferencia de nuestra tierra, sino que está en su cen-
tro; la tierra es un animal divino que tiene alma propia como cada uno de los
cuerpos de los animales y de los hombres. Extensivamente, el movimiento del
espíritu vital (más profundo y laborioso que los movimientos naturales comu-
nes) circula ingénito en todo el universo.
El universo es un gigantesco sistema que actúa a través de un prinCipio
interno que constituye su alma y su naturaleza propia 34 . Este principio inter-
no es la causa de la vida y del movimiento de los mundos, y es un principio
explicativo de los fenómenos móviles del universo mucho más simple y ele-
gante que el principio del eficiente extrínseco o el hecho de afirmar la exis-
tencia de motores extrínsecos que trasladan a astros y mundos a través del
movimiento de esferas en las que están situados 35 . Mundos y astros tienen la
voluntad de moverse hacia las cosas (a través de su materia nutren las subs-
tancias que los constituyen), y de moverse a través del espacio infinito; ambos
movimientos tienen como causa el principio vital intrínseco en cada uno de los
planetas y estrellas. Todo ser viviente se mueve, por un lado, hacia su princi-
pio interior o vital, por otro lado, hacia el sol y otros astros semejantes. El
principio interno es un principio natural, propio de la naturaleza de todos los
cuerpos del universo, mientras que el principio extrínseco pertenece única-
mente a los movimientos violentos, al movimiento de las cosas contra su natu-

3l Giordano Bruno, op . cit., p. 536: "Fa' chiaro il moto di tutti provenir dall'anima interiore, a
fine che con il lume di tal contemplazione con piú sicuri passi procediamo alla cognizion della
natura".
32 Cfr. Giordano Bruno, op. cit. , p. 352.
33 Cfr. Giordano Bruno, op. cit., p. 389.
3 4 También Platón, a propósito de la perfección del movimiento circular, afirma que la trasla-
ción del cielo está gobernada por el alma o motor universal, y que tanto el Sol como la Luna y otros
astros son cuerpos visibles que se mueven gracias a una o varias almas invisibles; véase en
Platón, Las leyes o De la legislación , 23 • ed., Aguilar, Madrid, 1976 (1 3 • reimpresión), pp . 1267-
1516 (traducción del griego, preámbulo y notas por Francisco de P. Samaranch), 897e-898e, pp.
1464-1465.
35 Cfr. Giordano Bruno, La Cena de le Ceneri, cit., pp. 13 y 109.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

raleza3 6 . "La tierra y los demás astros se mueven, por lo tanto, según las pro-
pias diferencias locales del principio intrínseco, que es el alma propia" 37 .
Estas pesadas y gigantescas máquinas no pueden moverse únicamente debi-
do al aire etéreo que las circunda, porque entonces, sería necesaria una fuer-
za que las arrastrara e impulsara (fuerza de tracción e ímpetu) por transmi-
sión y contra su propia naturaleza. Por el contrario, para Bruno 38 , el principio
interno o alma del universo es un ímpetu propio y natural de cada uno de los
planetas y' astros, y no hay una relación de oposición, de resistencia entre ellos
y la fuerza que los mueve.
Queda claro que la conexión de los distintos planetas y astros es uniforme
y vital en el primer motor inmóvil que, como primer motor, se corresponde con
la unidad cosmológica o unidad metafísica como causa negativa del universo
y, como primero e inmóvil, simboliza la unidad metafísica como causa positi-
va o absoluta de la totalidad cósmica. Este motor infinito rige infinitos moto-
res o almas intrínsecas de cada uno de los constituyentes del universo, sin
establecerse un dualismo valorativo entre uno y otros, ya que éstos, desde la
óptica de la unidad cosmológica, son idénticos al primero, sólamente cabe
hablar de diferencia desde el punto de vista de la unidad inmóvil o absoluta.
Hay monismo en la movilidad y el dualismo se constituye en la primacia de la
inmovilidad de la unidad absoluta sobre la unidad móvil de los distintos moto-
res, y esta última se legitima en la anterior. El universo constituye un siste-
ma cuya vida y movimiento son intrínsecos a él, de tal forma que la más míni-
:ma parte cósmica es un intenso punto vital gracias al principio interno natu-
ral o motor instintivo que lo rige y gobierna. .
El alma del universo es el verdadero y real principio vital y activo, princi-
pio formal de lo corporal o material, y causa final de todos los movimientos de
los innumerables mundos. En este sentido, el animismo de Bruno es vitalis-
mo, ya que la animación no es sólo una atracción o instancia paradigmática,
sino también el principio de la actividad de todos los mundos, de todos los
seres orgánicos y del universo entendido como unidad. El problema que ahora
se nos plantea es el de si un universo que está en constante animación puede
o no ser homogéneo. En el caso de que el universo sea homogéneo, ¿qué papel
jugará la mónada de las mónadas o unidad absoluta en dicha homogeneidad?

36 Cfr. Giordano Bruno, Óp. cit., p. 109.


37 Ibídem: "Muovensi dunque la terra e gli altri astri secando le proprie differenze locali dal
principio intrinseco, che e l'anima propria".
38 Giordano Bruno, op. cit., pp. 146-147.

32 AGORA (2000), Vol. 19, n a 2:23-49


Montse Bartolomé Luises E l animismo en Giordano Bruno

2. La unidad vital homogénea

Para la fundamentación de la tesis sobre la homogeneidad del universo,


uno de los argumentos que utiliza Bruno 39 es el animismo. La situación, subs-
tancia y materia de la tierra es semejante a las de los otros astros y mundos:
el aire sutil que los rodea es el mismo, y cada uno de ellos se mueve alrededor
de su propio centro gracias a su alma intrínseca procedente del alma del uni-
verso. De suerte que una de las causas fundamentales de la homogeneidad del
universo es la unidad cosmológica como principio vital, como alma de todo el
cosmos. La constitución del universo es homogénea a través de un espacio infi-
nito, etéreo e idéntico a cualquiera de las partes del cosmos. Esta identidad
espacial es homogénea, porque nuestra región (nuestros planetas con su
correspondiente sol) no es distinta de las otras regiones del universo (con sus
planetas y soles propios); y esta homogeneidad e identidad tiene como causa
fundamental la unidad vital que se manifiesta en el movimiento que propor-
ciona el alma de cada astro 40 .
Para Bruno 41 , la indiferencia de la naturaleza, la homogeneidad del uni-
verso, se manifiesta en el hecho de que nuestra tierra tiene los mismos acci-
dentes que el resto de los planetas:

(. .. ) los otros globos, que son tierras , no son en punto alguno difer entes de éste en especie;
sino sólo en ser más grandes o pequeños, como sucede con las otras especies de animales ,
en las que acontece la desigualdad por las diferencias individuales;... 42 .

No puede afirmarse un único centro (todos son centros relativos), ni orbes


distintos (todos tienen la misma alma motora interna), ni un espacio limitado
(el espacio es infinito e indiferente de su amplitud); y el movimiento proce-
dente del alma de cada astro es homogéneo, ya que siendo universal y esféri-
co, es un movimiento que no difiere en cada uno de los mundos. Bruno 43 le
otorga la propiedad de ser esférico, porque a través de la esfera se puede intuir
el alma como principio vital absoluto, omnipresente y primer principio móvil,
que tiene vida en sí mismo y que es capaz de moverse por sí mismo. Gracias a
la unidad y simplicidad de este primer principio activo, el movimiento vital de
los astros y de los mundos es también uno, el cuerpo de cada uno de ellos es
libre por sí mismo y libre absolutamente con respecto a los demás.

39 Giordano Bruno, op. cit. , p. 162.


40 Cfr. Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit., I, 2, liber IV, p. 75,
41 Giordano Bruno, De !'infinito, universo e mondi , cit., p. 515 .

42 Giordano Bruno, La Cena de le Ceneri, cit., p. 106: "(. .. ) li altri globi, che son terre, non sono
in punto alcuno differenti da questo in specie; solo in esser piú grandi e piccioli, come ne le altre
specie d'animali per le differenze individuali accade inequalita;... ". Sobre la existencia de innu-
merables tierras semejantes a la nuestra, véase op. cit. , p. 102.
43 Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit., I, 2, liber IV, pp. 84-85.

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Montse Ban'olomé L uises El aninúsnw en Giordano Bruno
--- - - ----- - - - -
A propósito de dos acepciones del concepto de mundo, se establece una rela-
ción entre el ahna del universo y el movimiento circular:

Si hablas del mundo según la significació n vulgar, es decir, en cuanto significa el uni-
verso, d igo que éste, por ser infinito y sin dimensión o medida, viene a ser inmóvil, inani-
mado e informe, aunque sea el lugar de infinitos mundos móviles en sí mismos, y tenga
un espado infinito, en el que están tantos grandes animales, que son liamados astros. Si
hablas según la significación que tiene entre los verdaderos filósofos, es decir, en cuanto
significa todo globo, todo astro, como es esta tierra, el cuerpo del sol, la luna y otros, digo
que tal alma no asciende ni desciende, sino que da vueltas en círculo 44 .

El alr:o.a de cada uno de los mundos da vueltas en círculo, de tal form.a que
sus partes inferiores se dirigen hacia la masa r11aterial y sus partes superio-·
res hacia la divinidad o espíritu absoluto, cuya acción} a través de la luz, n1an-
tiene eternamente la vida que les es propia45. Bruno46 identifica la mónada de
la mónada con la figura geon1étrica. del círculo, cuyo simple centro sirnboliza
la totalidad; en el centro está su fuerza o alma: por tanto, se mueve por sí
1nismo -aunque es inn1óvil como todo absoluto-- -, y dota de movimiento a
todo lo que vive. Esta alma es también círculo de los seres naturales y éstos y
su rnovirniento son, a su vez, círculo vital4 7; es cmno si se tratara de una pro-
gresión vital y ascendente que se hace extensiva e intensiva a través de la
figura circular. 'I'anto es así que Bruno 48 llega a afirn1ar que el nacinliento o
fundamento vital consiste en la difusión del centro de la esfera, mientras que
la muerte es la contracción del centro. "Caminar, nadar, volar, vegetar, sentir,
entender, vivificar, vivir, morir, es círculo 1149 . El círculo representa la perfec-
ción, el eílciente infinito, la ley suprema que gobierna las cosas máxünas y
mínim.as comprendidas en el universo, que giran e imitan al círculo. "Así cmno
todas las cosas en virtud de la mónada se reconducen a la unidad, así tarnbién

44 Giordano Bruno, De gli eroici furori, en Dialoghi italiani. l. Dialoghi metafisici. JI. Dialoghi

morali, cit., p. 1026: "Se tu dimandi del mondo secando la volgar significazione, cioe in quanto sig-
nifica l'universo, dico che quello, per essere infinito e senza dimensione o misura, viene a essere
inmobile ed inanimato ed informe, quantunque sía luogo de m ondi infiniti mobili in esso, ed abbia
spacio infinito , dove son tanti animali grandi, che son chiamati astri. Se dimandi secondo la sig-
nificazione che tiene appresso gli veri filosofi , cioe in quanto significa ogni globo, ogni astro, come
e questa terra, il carpo del sole, luna ed altri, dico che tal anima non ascende né descende, ma si
volta in circolo".
45 Cfr. Giordano Bruno, Sigillus sigillorum , en .Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscrip-

ta , cit., II, 2, p. 179.


46 Giordano Bruno, De monade, numero et figura, en Jordaní Bruni Nolani, Opera latine cons-

cripta, cit. , I, 2, p . 345; De triplici minimo et mensura, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine cons-
cripta , cit., I, 3, líber I, pp. 144-145.
47 Cfr. Giordano Bruno,Articuli adversus mathematicos, en Jordani Bruni Nolani, Opera lati-

ne conscripta, cit. , I, 3, p. 60.


48 Giordano Bruno, De triplici minimo et m.ensura, cit., I, 3, líber I, p. 143.
49 Giordano Bruno, Articuli adversus mathematicos, cit., I, 3, p. 60: "Ambulare, natare, vola-

re, vegetare, sentire, intelligere, vivificare, vivere, morí circulus est".

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Montse Bartolmné Luises El animismo en Giordano Bruno

son en orden a la mónada; en efecto, lo que rio es u nidad, nada es" 50 . No sólo
nada vive sin la mónada, sino que tmnbién gracias a la mónada todo es uno.
Queda manifiesto que el infinito universo, como es un todo vital, es homo-
géneo. Esta homogeneidad tiene cmno causa esencial el alma del universo o
unidad cosmológica entendida como unidad vital, que se hace evidente en el
movimiento de cada una de las partes que constituyen el cosmos, movimiento
producido por el alma intrínseca que toda partícula universal posee. Pero no
olvidemos que, a su vez, esta alma intrínseca es idéntica en todos los puntos
vitales del universo: planetas, astros, plantas, animales, hombres, etc. El uni-
verso es idéntico a sí mismo (unidad cósmica vital) y a cualquiera de las par-
tes que lo constituyen (despliegue de la unidad vital).
Ahora bien, ¿cuál es la manifestación de esta unidad vital?, ¿qué tipo de
animales son los infinitos mundos?, ¿existe alguna semejanza entre el alma de
planetas y estrellas y el alma humana?

3. El alma de aguas y fuegos y el alma humana

Bruno51 considera que los infinitos mundos son los animales más paradig-
máticos y divinos que hay en el universo, ya que la causa formal es n1ás per-
fecta en un sujeto superior y de 1nayor :magnitud que en u n o inferior y de
menor inmensidad. Cada una de las partes y n1iembros que constituyen los
astros y los mundos son de especie diversa, sin en1bar go, planetas y estrellas
son del mismo género, porque todos ellos son o anin1ales o g-.candes animales
divinos 52 . Distingue 53 , por una parte, los planetas, móviles y fríos, como la tie-
rra, Venus, la luna, y otras innu merables tierras; por otra parte, las estrellas,
fijas y calientes, como el sol y otros innu1nerables soles. Los planetas, por ser
fríos, se identifican con el elemento agua; las estrellas, por ser calientes, se
identificm1 con el elemento fuego. Ahora bien, en todos los cuerpos cós1nicos
están todos los elementos, lo que ocurre es que el agua es el fundamento vital
de las tierras, mientras que el fuego es el fundamento vital de los soles.

50 Giordano Bruno, De triplici minimo et mensura, cit. , I, 3, liber I, p. 146: "Sicut ergo per

monadern omnia sunt unum, ita et per monadem sunt; quarido quod unum non est, nihil omnino
est".
51 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., pp. 178-179; De !'infinito, universo e

mondi, cit., p. 528. Sobre la afirmación de que los innumerables mundos son animales, véase, por
ejemplo, Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus, cit., I, 1, p. 165; De imnwnso et innumera-
bilibus, cit., I, 2, líber IV, p. 8; líber VII, p. 263; De l'infinito, universo e mandí, cit., pp. 360 y 377;
De umbris idearum , en Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscripta, cit., II, 1, p. 27; Theses de
magia, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscripta, cit., III, p. 486. Acerca de que los mun-
dos son divinos animales y de que los astros son los animales más perfectos y representan la máxi-
ma unidad, cfr. Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit. , I, 1, líber I, p. 223 ; I, 2, líber
IV, p. 100.
52 Cfr. Giordano Bruno, op. cit., líber V, p. 154.
53 Giordano Bruno, La Cena de le Ceneri, cit., p. 131.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

(. .. ) niego este orden y esta disposición: a saber, que la tierra esté rodeada y contenida por
el agua, el agua por el aire, el aire por el fuego, el fuego por el cielo. Porque digo que es
uno el continente y comprensor de todos los grandes cuerpos y máquinas que vemos como
diseminadas y esparcidas en este amplísimo campo , en donde, cada uno de tales cuerpos,
astros, mundos .y luminarias eternas, está compuesto de lo que se llama tierra, agua, aire
y fuego. Y, en ellos, si en la substancia de la composición predomina el fuego , aparece el
cuerpo que se llama sol y que es por sí mismo luminoso; si predomina el agua, aparece el
cuerpo que se llama tierra, luna o de semejantes condiciones , que brilla por otro,.-..54 .

Sin embargo, el fuego es considerado el elemento más activo porque pene-


tra todas las cosas 55 . Bruno56 diferencia dos tipos de fuego, uno interno y otro
externo; el fuego interno corresponde al espíritu y al alma del animal tierra,
es innato, es el calor que cada una de las tierras tiene por sí misma; el fuego
externo procede del sol y está mezclado en el centro del cuerpo de la tierra, la
cual participa de la energía solar gracias a que es un animal que vive con su
propio fuego interno, y es capaz de vivificar para sí aquel fuego peregrino pro-
cedente del exterior. El elemento fuego presenta dos manifestaciones esencia-

5 4 Giordano Bruno, De ['infinito, universo e mondi, cit., p. 451: "(. ..)niego questo ordine, ques-
t a disposizione: cioe che la terra sia circondata e contenuta da l'acqua, l'acqua da l'aria, l'aria dal
foco, il foco dal cielo. Perché dico uno essere il continente e comprensor di tutti corpi e machine
grandi che veggiamo come disseminate e sparse in questo amplissimo campo: ove ciascuno di
cotai corpi, astri, mondi, eterni lumi e composto di cio che si chiama terra, acqua, aria, fuoco . Ed
in essi, se ne la sustanza della composizione predomina il fuoco, vien denominato il corpo che si
chiama sole e lucido per sé; se vi predomina l'acqua, vien denominato il corpo che si chiama tellu-
re, luna, o di simil condizione, che risplende per altro, ... ". Respecto a que todos los elementos con-
fluyen en todo y en todos los astros (todo está en todo) , pero el agua y el fuego son los elementos
dominantes en los cuerpos celestes, a que el orden de los elementos en los compuestos y el orden
de los compuestos en el universo están todos en todos y a que todos los astros están constituidos
a partir de los cuatro elementos, véase Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus, cit., I, 1, p.
178; De immenso et innumerabilibus, cit., I, 1, líber II, p. 274; I, 2, liber V, p. 118. Por lo que se
refiere a que en todas las cosas están todos los elementos y el agua es el fundamento de las tie-
rras, puesto que no puede haber tierra sin agua, cfr. Giordano Bruno, op . cit., líber VI, cap. XII,
pp. 197-198. Acerca del elemento tierra y su relación con los otros elementos, con el espíritu y con
los átomos como principios materiales, véase Giordano Bruno, De rerum principiis, elementis et
causis , en Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscripta , cit. , III, pp . 530-535. En relación con la
armonía de los elementos en nuestro planeta y con la afirmación de que los principios y los ele-
mentos son idénticos para todo el universo, cfr. Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus,
cit. , I, 2, liber VI, caps. XI-XIV, pp. 195-201; liber VIII, p . 302. Sobre la capacidad de unión del
agua y del fuego en relación con los átomos de los cuerpos, cfr. Giordano Bruno, De gli eroici furo-
ri , cit., pp. 1150-1151. Respecto a los astros que lucen por sí (soles) y los astros que lucen por otros
(tierras), véase Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit., I, 1, liber I, cap. III, pp. 209-
213. Acerca de la necesidad recíproca, desde el punto de vista vital, entre soles-fuegos y tierras-
aguas, cfr. Giordano Bruno, Articuli adversus mathematicos, cit., I, 3, pp. 72-73. En cuanto a la
disconformidad de Bruno con el orden aristotélico de los elementos , véase Giordano Bruno, De
immenso et innumerabilibus , cit., I, 1, liber III, pp . 351-352; I, 2, liber VI, pp. 181-182; De ['infi-
nito, universo e mondi , cit. , pp. 355 y 462.
55 Cfr. Giordano Bruno, De magia mathematica, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine cons-
cripta, cit., III, p. 503. Acerca de la relación entre el fuego y la vida, y de las distintas especies de
fuego, véase Giordano Bruno, De rerum principiis, elementis et causis , cit., III, pp. 518-519.
56 Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit. , I, 2, liber VI, caps. XV-XVI, pp. 201-

208.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

les: de un lado, la del sol (cálido por sí); de otro lado, la de los planetas (cáli-
dos por otro); en última instancia, el fuego, como energía fundamental, se
halla en el alma de todos los astros 57.
Como la naturaleza es la misma en los innumerables mundos, en éstos hay
animales y habitantes al igual que en el nuestro. Los astros, como nuestro
mundo, son animales intelectuales que están habitados por innumerables
individuos 58 . Tanto los mundos ígneos como los mundos acuosos están habi-
tados59. Planetas y estrellas están llenos de vida, están animados: el alma del
universo está en todo y en las partes del todo, al igual que el alma de los ani-
males60; incluso las partes que constituyen los astros, las compara Bruno 61 a
las partes de los animales: se alternan, conmutan y renuevan; la proporción
que existe entre las partes y los miembros de los animales es la misma que la

57 La filtración de la energía solar depende del grado de solidez de las substancias terrestres;

véase en Gíordano Bruno, op. cit., pp. 203-205. Acerca de la relación del fuego con el espíritu aéreo
y con el resto de los elementos, cfr. Gíordano Bruno, Theses de magia, cit., III, pp. 467-468.
58 Cfr. Gíordano Bruno, De l'infinito, universo e mondi, cit., p. 355; La Cena de le Ceneri, cit.,
pp. 12 y 33-34.
5 9 Véase, por ejemplo, en Gíordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., pp. 228-229; De
l'infinito, universo e mondi, cit., pp. 439 y 464. Respecto a la posibilidad de que existan habitan-
tes en otras estrellas, cfr. Nícolaí de Cusa, De docta ignorantia, Edídít Paulus Wílpert, in Aedíbus
Felícís Meíner, Hamburgí, 1966, líber 11, cap. XII, pp. 100, 102 y 104. ,
60 Véase, por ejemplo, en Gíordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit.', I, 1, líber I,
pp. 218-219 y 223; I, 2, líber IV, p. 8; De la causa, principio e uno, cit., p. 240. Bruno (De immen-
so et innumerabilibus, cit., I, 2, líber IV, p. 61) afirma la existencia de cierta vida animal en el inte-
rior de los astros, así como la existencia de demonios en la tierra, espíritus que poseen la condi-
ción de poderosas divinidades: "Sed certe in ínterioribus huius astri regionibus sunt animalia
subtílíore corpore, vivacissima, non satis rationalia, nec quae multum nobíscum possínt habere
commune; sunt etiam ad spacium aereum, quod umbrae Telluris pyramide continetur, et cum
Tellure motu diurno circumducitur, in quo daemones sapientiores nec satis amici nec satis inímici
hominibus, irrisores tamen et mendaces; et qui non plus habere ingenii, quam nos habere possi-
mus, sed in eo excellunt, ut pro corporis tractabilitate, quale est et nubíum corpus, varias se pos-
sint in imagines transfundere et contrahere, insomnía índucere, et absentia a nobis videndo
annunciare citius, unde futura putantur intelligere, quorum longe minus possent esse praescíí
quam nos". ("Pero ciertamente en las regiones interiores de.este astro se encuentran unos ani-
males de cuerpo más tenue, que son muy vivos, no muy racionales y que no pueden tener mucho
en común con nosotros; además están en el espacio aéreo, que está rodeado por la pirámide de la
sombra de la Tierra y con la Tierra gira alrededor en un movimiento diario, en el que hay demo-
nios más sabios y no bastante amigos ni muy enemigos para los hombres; sin embargo, son bur-
lones y mentirosos; y éstos no pueden tener más ingenio del que nosotros podamos tener, pero
sobresalen por la ductilidad del cuerpo que, como nube, puede transformarse y contraerse en
varias imágenes, inducir a los sueños, y haciéndonos ver lo que no hay, pueden anunciar de 1'1-nte-
mano cosas desde las que se cree poder alcanzar la comprensión del futuro, del que podrían ser,
con mucho, menos proféticos que nosotros"]. Cfr. Ignacio Gómez de Liaño, op. cit., p. 247, nota 58:
"Demonio es el nombre común que sirve para designar a clases muy variadas de espíritus: Dioses ,
ángeles, héroes, genios, espíritus astrales, espíritus ígneos, etéreos, aéreos, acuáticos, terrestres,
subterráneos, etc.".
61 Giordano Bruno, De l'infinito, universo e mondi, cit., pp. 448, 452, 456, 475-477, 488-494 y

523.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

que existe entre las partes y los miembros de las tierras 62 . Astros, mundos,
almas: espíritus y cuerpos humanos, rnantienen cierta analogía y proporcio-
nalidad con el mundo animal63.
Teniendo presente este anünismo, cabe hablar de una biocosmología. L a
totalidad del universo, su fonna, es entendida como un organismo, es reduci-
da a unidad viviente y se supone que en ella todo está de modo vital entrela-
zado . Hasta t al punto que Bruno equipara6 4 la vida de estos grandes anima-
les no sólo con la de los animales que comúnmente conocemos, sino también
con la nuestra 65. La anünación de todos los mundos que constituyen el uni-
verso es concebida en analogía con la del hombre. La misma relación que exis-
te entre el cuerpo y el alm.a del hombre, se establece entre los inmensos cuer-
pos y el alma de los distintos mundos, ya que ésta es su principio intrínseco o
instinto animal que posibilita su movin1iento libre en el espacio infinito. Por
ejemplo 66 , las nubes y las aguas o el mar se encuentran en las "vísceras de las
tierras", o el movimiento. de las partículas de los astros se asemeja al fluir de
nuestra sangre y a la de los animales, o estos cuerpos, que son los mundos,
necesitan en sí mismos alimento. Sin embargo, animales y mundos son seme-
jantes proporcionalmente, porque no podemos comparar literalmente el cora-
zón de un animal con el de la tierra, sino que debemos hacerlo en su dimen-
sión proporcional. Para unos y otros, los miembros vitales constituyen parti-
cularidades que actúan de tal forma que no resultan sensibles para el hombre.
Las partes que constituyen a los animales constantemente caro.bian y están
en permanente movimiento, ya que siempre recogen algo procedente del exte-
rior y, a su vez, envían fuera de ellas algo procedente de su interior; es lo que
Bruno 67 denomina, respectivamente, reflujo y flujo de las partes consigo mis-
mas. En virtud de esto nos es evidente la vida de muchos animales.
Entre el alma del universo y el universo existe una continuidad y un enca-
denamiento universales, que es se1nejante a la íntima relación que mantiene

62 Según Bruno (Summa terminorum metaphysicorum, en Jordani Bruni Nolani, Opera lati-

ne conscripta, cit., I, 4, p. 107), todo el cuerpo de la tierra es un animal con espíritu y alma, y el
funcionamiento del cuerpo de la tierra es sem ejante al de las partes heterogéneas de los anima-
les; véase en Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit., I, 2, liber V, cap. XIII, pp. 160-
166.
63 Cfr. Giordano Bruno, Theses de magia, cit., III, p. 486. Sobre la semejanza entre la compo-

sición de los cuerpos celestes y los cuerpos de los animales, véase De !'infinito, universo e mondi,
cit., pp. 452-454.
64 Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus, cit. , I, 1, pp. 185-186; De immenso et innume-

rabilibus, cit., I, 2, líber IV, pp. 41-42, 80-88 y 109, liber VII, p. 284.
65 Según Bruno (Libri physicorum Aristotelis explanati, en Jordani Bruni Nolani, Opera lati-
ne conscripta, cit., III, p. 261), entre el hombre y los animales existen similitudes corporales y
afectivas.
66 Giordano Bruno, De immenso et innumerabilibus, cit., I, 2, liber V, p. 157, liber VI, pp. 184-

185; De !'infinito, universo e mondi, cit., p. 355; La Cena de le Ceneri, cit., pp. 110 y 112 7 113.
67 Giordano Bruno, op. cit., p. 110.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

el alma con el cuerpo hunwno68 . La unidad metafísica, como unidad negativa


del universo, no está fuera de éste, sino que lo abraza cmno el alma abarca el
cuerpo humano, como alma absoluta del universo. En esta perspectiva, lo
inmaterial y lo que no es susceptible de medida alguna engloba infinitos cuer-
pos del universo en un espacio infinito y sin límite. Más allá del cosmos no hay
nada, porque el cosmos es todo y un todo infinito. La divinidad o unidad meta-
física no puede ser término, lín1ite de algo, ya que la limitación es propia de
los cuerpos y no de lo divino69
El ahna del mundo envuelve el cuerpo del universo y se encuentra en cada
una de las partes de éste completa y totalmente y no de un modo fragmenta-
rio y parcial. El alma del universo es una realidad gracias a la cual todos los
seres individuales son cósmicos. Cualquier alma y espíritu mantiene una rela-
ción continua con el espíritu y el alma universal, ya que ésta, aunque no sea
corporal, tiene la posibilidad de abarcarlo por sí misma 70 , porque su inheren-
cia vital es absoluta. Las almas individuales son como fulguraciones del alma
del universo71 . En este sentido, para Bruno7 2 , tanto las substancias inmate-
riales (por ejemplo, el alma) como las cualidades inmateriales (por ejemplo, la
voz) están en todo totalmente. En el caso del alma humana, desde el punto de
vista esencial, está en todo y en cualquiera de las posibles partes, y, desde el
punto de vista sensitivo, está en determinadas partes. El alma está en todo lo
esencial o substancial, en todo lo que es sin dimensión alguna, y el cuerpo
(manifestación potencial del alma) está en las partes singulares o susceptibles
de cantidad. Sin embargo, el ahna tiene más fuerza vital, y es 1nás penetran-
te que el cuerpo porque el alma posee la facultad cogitativa que es capaz de
juzgar y reflexionar sobre las especies abstraídas de la fantasía.
En la comparación que hace Bruno 73 entre el alma del universo y su rela-
ción con el universo y el alma y su relación con el cuerpo, utiliza el símil del
piloto y la nave para explicar la correspondencia intrínseca y extrínseca de
ambas relaciones . Desde el punto de vista intrínseco, el piloto (el alma) y la
nave (el cuerpo) forman un todo : el alma es parte del cuerpo; desde el punto
de vista extrínseco, el piloto es el que hace posible el movimiento y la direc-

68 Cfr. Giordano Bruno, De magia, cit., III, pp. 406-410 .


69 Cfr. Giordano Bru no, De ['infinito, universo e mondi, cit., p. 371.
'70 Cfr. Giordano Bruno, Theses de magia, cit. , III, p. 463.
71 A propósito de que todo es vida y nada perece, cfr. Giovanni Gentile, Giordano Bruno e il

pensiero del rinascimento, con una Introduzione di E. Garin, Le Lettere, Firenze, 1991, pp.-137-
138. Según Leen Spruit (op. cit., p. 202), la continuidad entre el alma del universo y el alma
humana se desarrolla a través de las facultades inferiores del alma, puesto que la razón y el inte-
lecto se mantienen independientes de la producción del alma del mundo y del intelecto universal
que "vigilan" las cosas naturales, manteniéndose unidos a la vida y a la sensibilidad.
72 Giordano Bruno, op. cit., pp . 460-461.
73
Giordano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., pp. 236-237.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

ción de la nave 74 : el alma ya no es parte del cuerpo, sino que es su eficiente


externo. El alma se halla como forma intrínseca y como causa extrínseca for-
, mal en el cuerpo, y es considerada divina, libre y dueña del cuerpo 75 .
Lo mismo sucede con el alma del universo: por una parte, es principio de
animación del cosmos y el alma y lo animado constituyen un todo, como tal, es
intrínseca al universo; por otra parte, como la causa que lo gobierna es extrín-
seca al universo (lo cual considera que es mucho más conveniente y legítimo
que en el caso del alma humana). De esta forma, se justifica el hecho de que
el alma del universo dé vida, perfección y armonía en el cosmos, sin que ella,
a pesar de permanecer eternamente en él, sea víctima de ninguna de las
imperfecciones posibles. Este estar vital del alma del mundo en el ser del uni-
verso no es un estar corporal o extensivo, sino que es espiritual e intensivo.
Bruno 76 compara este estar unitario y uniforme del alma en el universo, con
el sonido que emite nuestra voz en un determinado espacio, por lo que "el alma
no es indivisa como el punto, sino, en cierto modo, como la voz" 77 .
Queda claro que la unidad metafísica, como alma de las almas, esencia de
las esencias, vida de las vidas, está en cualquiera de los astros y mundos, al
igual que está en nuestro globo e incluso en lo más íntimo de nosotros mismos
(está más en nosotros que nosotros mismos), de suerte que la mente que aspi-
ra al fulgor divino debe recogerse hacia la unidad o en lo más profundo de sí
misma 78 .
Bruno 79 distingue, en una jerarquía que va de lo inferior a lo superior,
entre el alma de nuestro cuerpo, el alma de los mundos, el alma del universo
y el alma de las almas o espíritu uno absoluto. Jerarquía muy acorde con la
distinción entre unidad metafísica (alma de las almas), unidad cosmológica
(alma de los mundos y alma del universo) y unidad humana (alma de nuestro
cuerpo). El alma de los mundos es quizá mucho más que el alma humana,
mucho más que sensitiva e intelectivaso.
En definitiva, planetas y estrellas son cuerpos como los nuestros y los de
los animales, cuerpos que se alimentan, principalmente, de fuego y de agua,

74 Según Augusto Guzzo (op. cit., p. 102, nota 91), el piloto es en la nave, principio, y como guía

de la nave es causa. Para Leen Spruit (op . cit., pp . 198-199), el alma posee cierta libertad respec-
to al cuerpo y no es tanto su como su mente.
75 Cfr. Giordano Bruno, De gli eroici furori, cit., pp. 997 y 1057. Bruno (De magia, cit., III, p.

432) considera que esta vida es un mero tránsito y acepta la teoría (Spaccio de la bestia trionfan-
te, cit., pp. 558-559) de la metempsicosis, de suerte que las almas de los seres individuales pose-
en una existencia continuada después de su muerte. Sobre la transmigración de las almas y las
leyes vitales que las rigen, véase Giordano Bruno, De gli eroici furori, cit., pp. 1002-1003 y 1026.
76 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., pp. 252-253.
77 Giordano Bruno, op. cit., p. 252: "l'anima non e individua, come il punto; ma, in certo modo,

come la voce".
78
Cfr. Giordano Bruno, De gli eroici furori, cit., pp. 1086-1087.
79 Giordano Bruno, De triplici minimo et mensura, cit., I, 3, liber II, p. 210.
80 Véase en Giordano Bruno, La Cena de le Ceneri, cit., pp. 109-110.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

cuerpos recorridos por un fluir constante de partículas, al igual que la sangre


circula por los nuestros; cuerpos que, como son análogos a los de los humanos
y a los de los animales, poseen un principio intrínseco vital o alma, que les per-
mite desplegar su incesante energía, procedente del alma o unidad cósmica
con la que mantienen una íntima y continua relación: el universo es un gigan-
tesco cuerpo intrínsecamente animado y extrínsecamente gobernado por la
unidad que lo alienta en sus entrañas y que lo rige como totalidad.
Para finalizar, sería conveniente dilucidar las posibles diferencias entre
alma y espíritu del universo, junto con otra serie de conceptos que utiliza
Bruno para el desarrollo de la animación permanente del universo.

4. El artefice interno

Hasta ahora me he referido al alma y al espíritu como sinónimos y, sin


embargo, hay matices. Sí es cierto que el ímpetu o principio intrínseco de los
mundos también lo identifica Bruno8 1 con el espíritu que anima todo el uni-
verso: el espíritu del universo se comunica totalmente con cualquier parte del
mundo 82 , y hay una comunión universal entre el cosmos y su causa vital.
También, Bruno83 define el espíritu vital o divino como la coexistencia entre
potencia y acto absolutos; en este sentido, el espíritu inmenso persiste y sub-
siste junto con la materia, porque la penetra, está en ella animándola, vivifi-
cándola; la vida espiritual es la misma en el todo que colma, aunque no de la
misma forma. Ahora bien, siendo más precisa, la unidad metafísica entendi-
da como espíritu vital que abarca todo, la identifica Bruno 84 con el aire inmen-
so, sutil o quinta esencia; se trata del aire etéreo que tiene capacidad de trans-
portar y penetrar en los gigantescos cuerpos del universo y, a su vez, estabili-
zar y equilibrar a éste 85 . El aire es la primera representación del espíritu en
el universo y la segunda es el agua8 6 ; en este sentido, el espíritu es semejan-
te a la sangre que circula por el cuerpo; de suerte que puede afirmarse que
todos los cuerpos se mueven o se manifiestan de modo vital gracias al espíri-

81 Giordano Bruno, Articuli adversus mathematicos, cit., I, 3, p. 73.


82 Cfr. Giordano Bruno, De magia, cit., III, pp. 413 y 447.
8 3 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno, cit., p. 286.
84 Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus, cit., I, 1, pp. 177 y 182.

85 Acerca de la importancia de la concepción bruniana del espíritu y de la relación de identi-


dad entre espíritu etéreo y aéreo, cfr. Saverio Ricci, La fortuna del pensiero di Giordano Bruno,
1600-1750, con una Prefazione di E. Garin, Le Lettere, Firenze, 1990, pp. 198-199. Para Ricci (op.
cit., pp. 199-200), desde el punto de vista del macrocosmos, el spiritus-aether-aer lo asimila Bruno
con el anima mundi y con lo divino. Desde el punto de vista humano, el spiritus vital es el alma
racional del hombre.
86 Acerca de la significación del espíritu en relación con el elemento agua, véase Giordano

Bruno, De rerum principiis, elementis et causis, cit., III, pp. 526-530.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

tu que circula o transita en ellos87. El espíritu aéreo anima todo el universo,


manifestándose en la naturaleza acuosa, candente y luminosa de todos los
cuerpos, todo lo filtra, extendiéndose por todo el espacio etéreo infinito.
Conviene aclarar, que en su obra italiana88 distingue entre el éter puro o
naturaleza propia del éter, del éter impuro o aire; el puro no tiene en sí mismo
cualidades específicas, sino que las acoge de los mundos y las conduce a tra-
vés de todo el universo; el éter como aire forma parte de la constitución de los
cuerpos, transformándose en vapor en los mundos fríos (proceso de condensa-
ción) y en llama en los astros o fuegos (proceso de rarefacción). El aire puro
infinito es ·el éter exterior que circunda a planetas y estrellas, es la materia
homogénea del espacio vacío-lleno, y el impuro es el aire interior de los astros,
mezclado con el resto de los elementos. En cualquier caso, los astros respiran
e inspiran en sí mismos un éter cósmico que poseen como principio vital en sí
y no alrededor de sí89 . Parece que lo correcto es interpretar que el espíritu
vital del universo es tanto éter puro como éter impuro, ya que éste es conse-
cuencia de aquél, y puesto que esta estructura de la realidad se corresponde
con la visión de la unidad desde la óptica de causa negativa: el éter puro es
causa del éter impuro, pero negativamente.
Se puede afirmar la armonía universal gracias a la acción vital constante
del e~píritu universal en todo y en cada una de las partes que constituyen el
mundo natural, y las partes de este mundo se completan y perfeccionan en
aquella acción vivificante. Cualquier punto de energía mantiene una relación
de continuidad y comunidad con el espíritu del universo, con l~ unidad inefa-
ble, que anima todo cuanto es. '
Para Bruno 90 , alcanzamos el conocimiento del microcosmos a través de la
contemplación del macrocosmos, ya que existe una correspondencia entre las
partes que los constituyen. Desde el punto de vista humano se establece una
serie de diferencias entre el espíritu, el alma, el cuerpo, la mente y el intelec-
to, que aquí son relevantes en orden a la consideración que hace de estos mis-
mos conceptos en la perspectiva del universo animado.
En la dimensión humana, el espíritu es el que media entre el alma y el
cuerpo, y en esta posición, excita al alma y la une con el cuerpo 91; el espíritu
es el enlace entre alma y cuerpo porque es "cierta substancia corpórea sutilí-
sima", y es evidente que el poder del espíritu es superior al del cuerpo 92 .

87 Cfr. Giordano Bruno, op. cit., p. 524.


88 Véase, por ejemplo, Giordano Bruno, De ['infinito, universo e mondi, cit., pp. 528-529.
89 Cfr. Ángel J. Cappelletti, en Giordano Bruno, Sobre el infinito universo y los mundos, Orbis,

Barcelona, 1984 (traducción del italiano, prólogo y notas de Ángel J. Cappelletti), p. 183, nota
216.
90 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., p. 256.

91 Véase, por ejemplo, Giordano Bruno, De gli eroici furori, cit. , p. 1020; De immenso et innu-

merabilibus, cit. , I, 2, líber IV, p. 87; De monade, numero et figura , cit., I, 2, pp. 375 y 396; Thes~s
de magia, cit., III, p. 464.
92 Cfr. Giordano Bruno, Cabala del Cavallo Pegaseo, cit., p . 919.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

En su consideración sobre el objeto propio de cada uno de los niveles de la


magia, sostiene que la magia matemática tiene como finalidad el estudio de
las acciones del alma situada en el horizonte de lo corporal y lo espiritual (la
magia divina trata los principios sobrenaturales y la magia natural estudia
los principios naturales)93; en otras ocasiones, Bruno9 4 relaciona cuerpo,
alma, intelecto y mente, afirmando que el cuerpo está en el alma, ésta en el
intelecto y éste en la mente.
Al hilo de estas matizaciones, veamos la dimensión del macrocosmos . En
primer lugar, en Lampas triginta statuarum 95 , Bruno desarrolla la trilogía
mente-intelecto-amor para explicar la acción de lo divino o unidad absoluta en
el universo. La divinidad como mente está en todo 96 , como intelecto entiende,
ve y distribuye todo en todo y, finalmente, como amor actúa con afectividad en
todo: el alma del mundo ama infinitamente, penetrando, transfundiendo,
atravesando todo; y gracias al amor, el universo es una totalidad viviente.
Esta unidad vital la compara Bruno 97 a la unidad del Océano en la que con-
fluyen la pluralidad de fuentes, ríos, lagos y mares. El amor es el nexo activo
del todo con todo, incluso lo llega a denominar 98 Gran Daemon o Gemelo
Cupido; éste tiene la capacidad de conciliar los contrarios en unidad, ya que
es el "coito" de todas las cosas particulares con el todo que es el universo y vice-
.versa. La mente representa la unidad absoluta, verdad y principio uno, que
está sobre el intelecto o causa eficiente de todo y sobre el alma del mundo o
amor o causa móvil y vital del universo. La mente, el intelecto y el amor están
en, con y por todo lo inteligible y viviente; sin embargo, la m·e nte o unidad
absoluta está, a su vez, fuera de todo 99 , de tal modo que el amor tiene la capa-
cidad de ser el medio vital entre la unidad metafísica y la unidad cosmológi-
ca.

93 Cfr. Giordano Bruno, Spaccio de la bestia trionfante , cit. , p. 782. Bruno (De magia, cit., III,

pp. 428-433 y 450) afirma la corporeidad de los espíritus; el demonio es un cuerpo simple y el hom-
bre es un cuerpo compuesto de elementos contrarios, pero clasifica los demonios de acuerdo con
características psicológicas y no corporales.
9 4 Giordano Bruno, Lampas triginta statuarum, cit., III, p. 56.
95 Giordano Bruno, op. cit., pp. 53-58.
96 Tanto el espíritu vital como la mente alimentan todo; véase en Giordano Bruno,

Camoeracensis acrotismus, cit., I, 1, p. 100. Bruno, a propósito de los cuatro rectores internos de
los actos (Amor, Arte, Mathesis, Magia), afirma que gracias al Amor, que está en todas las cosas,
éstás son producidas y vivificadas. Debido a que el alma del universo constituye la vida de los uni-
versos y mundos, hay vínculo entre la naturaleza y el arte, y la existencia de éste es debida a que
emula la naturaleza como un todo vivo. El amor es el que hace cohabitar el alma, a través del espí-
ritu, con el cuerpo y esta es una de las acciones positivas de la magia sobre el espíritu; véase en
Giordano Bruno, Sigillus sigillorum, cit., II, 2, p. 195-198.
97 Giordano Bruno, Lampas triginta statuarum, cit., III, p. 60.
98 Giordano Bruno, op. cit., p. 61.
99 Cfr. Giordano Bruno, De rerum prinCipiis, elementis et causis , cit., III, p. 509.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

En segundo lugar, en De vinculis in genere 100 , en torno a la unidad absolu-


ta -que aquí es también sinónimo de belleza y bien absolutos o naturaleza
universal-, despliega cuatro círculos para explicar la movilidad inmóvil del
universo. El primer círculo es la mente, que es de por sí inmóvil; el segundo es
el alma, que es de por sí móvil, ya que es el vínculo vital entre la unidad abso-
luta y la unidad cosmológica (el alma o espíritu es considerado como un sopor-
te vital en su escala de los vínculos); el tercero es la naturaleza, que, en cada
una de las partes, es inmóvil y móvil a la vez; por último, el cuarto o materia,
que, en el todo, es estable y móvil simultáneamente. El vínculo de la belleza
se propaga en estos cuatro círculos a través de dos contrarios, la luz y las tinie-
blas; en la mente, la belleza es clarísima, en el alma es clara, en la naturale-
za es oscura y en la materia muy oscura 10 1 . La unidad metafísica define todo
a través del fulgor de la belleza que emerge de lo múltiple.
En tercer lugar, en el De monade, numero et figura 102 , a propósito del orden
de la triada, Bruno desarrolla el ternario Dios-mente-alma y considera que lo
propio de Dios es vivir, lo propio de la mente es ordenar y corresponde al alma
mover. En la tercera escala de la triada, afirma la influencia del alma del uni-
verso en el alma de la esfera y la de ésta en el alma animal (se sobreentiende
el sentido amplio que da Bruno al término animal).
En cuarto lugar, la unidad metafísica como principio vital también es en-
tendida como inteligencia eficiente universal, la cual es, por una parte, idén-
tica y una en todo lo que da vida y en todo lo que mueve; por otra parte, es una
inteligencia múltiple en cuanto es en razón del número de inteligencias parti-
culares. Así se explica esta relación entre lo uno y lo múltiple, en la Cabala del
Cavallo Pegaseo, a través de Sebasto y Onorio (dos personajes del diálogo):

Sebasto . (. .. )¿Pretendes, por lo tanto, que igual que de una misma cera u otra materia se
forman diversas y contrarias figuras, también de una misma materia corporal se hacen
todos los cuerpos y de una misma substancia espiritual son todos los espíritus?
Onorio. Así ciertamente; y añade a esto que por diversas razones, hábitos, órdenes, medi-
das y números de cuerpo y espíritu son temperamentos y complexiones diversos, se pro-
ducen diversos órganos y aparecen diversos géneros de cosas.
Sebasto. Me parece que no está muy lejos ni discrepa de este parecer aquel dogma profé-
tico cuando dice que el todo está en manos del eficiente universal, como el mismo barro en
manos del mismo alfarero, y que con la rueda de este vértigo de los astrqs viene a ser

100 Giordano Bruno, De vinculis in genere, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine éonscripta,

cit., III, pp. 671, 684-685 . Sobre la multiplicidad de los vínculos y su conexión con el espíritu y el
cuerpo, véase Giordano Bruno, Theses de magia, cit., III, p. 476. En su teoría de la magia, Bruno
(De magia, cit., III, pp . 435-438) establece veinte vínculos generales, de los cuales, el cuarto es el
alma de los mundos o espíritu del universo y el quinto corresponde a las almas de los cuerpos
celestes.
101 Respecto a la relación entre la mente, el alma y el entendimiento del mundo, cfr. la inter-

pretación de Ignacio Gómez de Liaño, op. cit., p. 51, nota 9.


102 Giordano Bruno, De monade, numero et figura, cit., I, 2, pp. 369-370.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

hecho y deshecho, según las vicisitudes de la generación y corrupción de las cosas, o vaso
de honra o vaso despreciable de una misma pieza 103.

Esta inteligencia eficiente se corresponde con el intelecto universal en el


De la causa) principio e uno: "en cuanto a la causa eficiente, digo que el efi-
ciente físico universal es el intelecto universal, que es la facultad primera y
principal del alma del mundo, la cual es la forma universal del mundo" 104 . El
intelecto es una potencia del alma del universo, y es eficiente universal y pró-
ximo de todo lo que constituye el universo 10 5 . Este intelecto universal es aquí
el intelecto del mundo que lo hace todo (unidad cosmológica), y es considera-
do la verdadera causa eficiente extrínseca e intrínseca del universo 106 . El inte-
lecto que lo es todo es el divino (unidad metafísica) y los intelectos que tien-
den al todo son los particulares (unidad humana). Así como nuestro intelecto
103 Giordano Bruno, Cabala del Cavallo Pegaseo, cit., p. 890: "S ebasto . (. ..) Vuoi dunque che

come d'una medesima cera o altra materia si formano diverse e contrarie figure , cossí di medesi-
ma materia corporale si fanno tutti gli corpi, e di medesima sustanza spirituale sono tutti gli spi-
riti?
Onorio. Cossí certo; e giongi a questo che per diverse raggioni, abitudini, ordini, misure e
numeri di corpo espirito sono diversi te~peramenti, complessioni, si producono diversi orga-
ni ed appaiono diversi geni de cose.
Sebasto . Mi par che non e molto lontano, né abborrisce da questo parere quel profetico dogma,
quando dice il tutto essere in mano dell'universale efficiente, come la medesima luta in mano
del medesimo figolo , che con la ruota di questa vertigine de gli astri viene ad esser fatto e dis-
fatto secondo le vicissitudini della generazione e corrozione delle cose, or vase onorato , or vas e
contumelioso di medesima pezza".
104 Giordano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., p . 231: "quanto alla causa effett rice, dico

l'efficiente fisico universale essere l'intelletto universale, che e la prima e principal faculta de l'a-
nima del mondo, la quale e forma universale di quello". Cfr. Ignacio Gómez de Liaño, op. cit., pp.
74-75, nota 28 . Sobre el intelecto universal como facultad del alma del universo y como causa efi-
ciente, formal y final, véase Leen Spruit, op. cit., pp. 194-197. Para Spruit (op . cit., pp. 203 y 306,
notas 158 y 103), la inteligencia eficiente universal no se puede identificar con el intelecto uni-
versal, aunque tampoco se puede afirmar una distinción rígida y clara entre ambos; la inteligen-
cia tiene una función puramente cognoscitiva, mientras que el intelecto universal -sin estar pri-
vado de racionalidad- es el constructor del mundo.
105 Según Ignacio Gómez de Liaño (op. cit. , p . 25), el alma del universo es "principio universal

de vida y animación", y el entendimiento del universo "principio universal de organización e ilu-


minación"; alma y entendimiento se funden en la única substancia o ser que es la materia o vacío
universal.
106 Acerca de la inmanencia y la transcendencia de la unidad como mente primera y como inte-

lecto mundano, cfr. la interpretación de Augusto Guzzo, op. cit., pp. 99-100, notas 78 y 80). Según
Guzzo (Giordano Bruno, Columba, Buenos Aires, 1967, pp. 45-46), a lo largo de la obra de Bruno
se manifiesta la diferencia entre Mente primera, lo que deriva de la Mente (el alma del universo
e intelecto universal como facultad del alma), y el universo. Alma e intelecto son aspectos d§! una
realidad viva, animada e inteligente que por todas sus partes es física, psíquica y espiritual. Pero
esta realidad, la naturaleza, el universo, no puede identificarse de forma absoluta con la Mente
primera. La distinción es a la manera cusaniana: el universo es unidad explicada de la unidad
complicada o de la Mente primera infinita, y la explicación es manifestación de la complica ción
cuya explicación es. Sobre la transcendencia e inmanencia, véase Bertrand Levergeois, Giordano
Bruno , Fayard, La Fleche, 1995, pp. 239-241; para Levergeois (op. cit. , p . 241), sólo podemos acce-
der al ser infinito divino negativamente.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

produce las especies racionales, el intelecto universal produce todas las cosas
naturalesl07, y es la fuerza con más ímpetu del alma del mundo, es su poten-
cia más intrínseca y real1° 8 . Bruno lo llama artefice interno, porque ilumina y
llena todo el universo y gobierna la dirección productiva de la naturaleza, for-
mando la materia en su interior y vivificando todo continuamente 109 . Este
intelecto artista es un criterio directivo en la producción vital de cualquier
parte del universo que "desde el interior de la materia seminal, modela los
huesos, extiende los cartílagos, excava las arterias, insufla los poros, teje las
fibras, ramifica los nervios, ... "110 y con este arte tan extraordinario obra en la
totalidad del universo 111 . Puesto que el alma del universo es la forma univer-
sal del artefice interno, éste es el contenido vital del cosmos.
Cualquier parte vital, pequeña o grande, está sometida a la ley de la natu-
raleza o todo al que pertenece, y se magnifica el ser y la verdad, el esplendor
y la belleza, de toda partícula cósmica, aunque sea aparentemente la más
insignificante. La belleza no es exclusión sino armonización. Se celebra cada
hecho que constituye la existencia de animales y hombres -que son diversos

107 Según Leen Spruit (op. cit., p. 197), el ámbito de acción del intelecto universal -el mismo

que el del alma del universo- es el universo, y no abarca toda la realidad, porque se halla entre la
unidad divina y la mente humana. La unidad de la realidad ni absorbe ni anula el alma humana,
puesto que esta unidad pertenece exclusivamente al universo infinito. El intelecto humano se
orienta hacia las cosas naturales, hacia la producción del alma del universo y del intelecto uni-
versal, y se halla frente a la unidad cósmica sin formar parte integrante de ella. El alma del uni-
verso produce el universo y el alma humana lo contempla.
108 Respecto al todo y las partes, a lo universal y lo particular en relación con el intelecto efi-
ciente, cfr. Augusto Guzzo , en Gicirdano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., p. 100, notas 83-
84.
109 Según Augusto Guzzo (op. cit., pp. 93-95 y 98, notas 51-52, 60 y 75), es el alma del univer-

so como principio vital la que hace que el intelecto sea una facultad de ella. Tanto el alma como
el intelecto proceden de la unidad. Naturaleza, alma e intelecto mantienen un contacto inmedia-
to, de tal manera que intelecto (principio agente) y materia (principio paciente) se identifican con
la naturaleza o la materia que genera por sí misma las formas. El intelecto universal es intrín-
seco al alma del universo y ésta es la forma de la materia universal; el intelecto es el que genera
las formas en la naturaleza y anima, de modo transcendente, la armonía inteligible en la mate-
ria. Todo -intelecto, alma y naturaleza- procede dé la unidad .
no Giordano Bruno, op. cit., p. 234: "da l'intrinseco della seminal materia risalda l'ossa, sten-
de le cartilagini, incava le arterie, inspira i pori, intesse le fibre, ramifica gli nervi, ... ". Sobre la
relación vital entre el arquitecto del mundo y la máquina del universo, véase, por ejemplo,
Giordano Bruno, Camoeracensis acrotismus , cit., I, 1, pp. 100 y 177; De la causa, principio e uno ,
cit., p. 244; De magia mathematica, en Jordani Bruni Nolani, Opera latine conscripta, cit., III, p.
497. Bruno llega a afirmar que este espíritu que todo lo penetra es el semen fecundo de Dios; la
tierra es entendida como madre y el sol como padre de la vida; véase en Giordano Bruno, De
immenso et innumerabilibus, cit., I, 2, liber VI, p . 178.
111 Cfr. Giordano Bruno, De la causa, principio e uno , cit., pp. 232-234. Bruno (De umbris ide-

arum , cit. , II, 1, p. 45), también se refiere al intelecto primero como aquel que es capaz de ilumi-
narlo todo, en virtu d del que todo se une hasta llegar a la unidad absoluta u origen de todas las
unidades.

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Montse Bartolomé Luises El animismo en Giordano Bruno

de aquéllos por cuanto no hay rigide2 de formas-: la mano, el pie, las aflic-
ciones amorosas, etc. Lo particular no está al servicio de lo universal 112 .
Tras este análisis de los diferentes matices que aparecen en el lenguaje
bruniano, a propósito de conceptos tales como alma, espíritu, mente e intelec-
to, y en el contexto de la unidad cosmológica entendida como animación del
universo, se puede concluir que, por lo que se refiere al alma y al espíritu, el
alma del universo es sinónimo de espíritu del universo, interpretado éste
como espíritu aéreo o éter impuro o sangre que recorre los cuerpos cósmicos y
como espíritu etéreo o éter puro o naturaleza propia del espíritu vital. Sin
embargo, el alma y el espíritu cuando se relacionan con los conceptos de mente
é intelecto, adquieren significaciones más precisas, que se manifiestan con
mayor claridad si distinguimos su desarrollo en la obra latina y en la obra ita-
liana. En la latina, y según las referencias observadas anteriormente, la
mente representa la unidad o totalidad inmóvil, el intelecto simboliza la uni-
dad regente o causa extrínseca de la vida del universo, el alma es la unidad
móvil o causa intrínseca del universo, el vínculo vital entre la unidad absolu-
ta y la unidad cosmológica. A ello debemos añadir el concepto de amor como
primer acto procedente de la peculiar energía del alma del universo y el con-
cepto de belleza que, como consecuencia del amor, se propaga en la contradic-
ción de luz y tinieblas que recorre la totalidad cósmica. En su obra italiana, la
inteligencia eficiente universal o intelecto universal o artefice interno es el que
crea el contenido estético o materia vital del universo, siendo el alma del uni-
verso su forma esencial; el artefice interno vendría a ser una síntesis de los
conceptos de mente, intelecto, alma o espíritu de la obra latina.
La animación de todo representa el amor de la unidad absoluta o arqui-
tecto de esta obra tan prodigiosa que es el universo. Este gran simulacro de la
divinidad cumple con la excelencia y majestad de su primer principio y pri-
mera causa a través de su constante energía. El arql;litecto del mundo, unidad
metafísica o espíritu universal, connatural a la máquina del universo, vivifi-
ca, seduce, excita, procrea, mueve, ordena e ilumina la totalidad del cosmos,
constituyéndose una unidad universal armónica y vital o la más bella imagen
en la que está impreso un rostro viviente.
En definitiva, el universo es unidad inmóvil, infinita, simple, perfecta,
eterna, como espejo de la unidad divina, pero es unidad en la que acaece plu-
ralidad de perspectivas propia de un infinito espejo viviente. Es un uníverso
que se nos manifiesta como un gigantesco animal, en el que sus partes más
divinas -los astros- son animales, cuya vida procede del alma del universo.
La unidad divina como génesis de la unidad cosmológica es, negativamepte,
su causa y principio vital; por lo que ambas unidades convergen en el alma o
forma del universo, en cuanto ésta es inmanente (unidad derivada) y trans-

112 Cfr. Filippo Puglisi, La rivoluzione artistico-filosofica di Giordano Bruno, Bulzoni Editare,

Roma, 1989, pp. 18-19, 31 y 34.

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cendente (unidad complicada) respecto a la materia cósmica. El animismo del


universo se expande en el universo, de tal modo que cualquier partícula, por
mínima que sea, contiene en sí vida. Planetas y estrellas se mueven y viven
de la misma manera, siendo el primer motor (unidad metafísica negativa) la
causa esencial de dicha vitalidad, el cual es, a su vez, inmóvil (unidad metafí-
sica positiva). El universo o unidad inmóvil contiene una pluralidad infinita
de unidades móviles o motores intrínsecos que son el fundamento de la conti-
nua vitalidad cósmica. La articulación vital entre lo inmóvil y lo móvil se legi-
tima en la unidad absolutamente inmóvil, y la unidad vital o energía cósmica
es idéntica en cualquier punto del universo. Lo inmóvil (la divinidad y el uni-
verso) es análogo a una esfera, cuyo centro irradia eterna energía (alma del
universo) hacia todas las partes que la integran. Lo mismo que sucede con los
animales, las tierras o aguas, cuerpos fríos, se alimentan de los soles o fuegos,
cuerpos calientes, y viceversa: el equilibrio del universo queda garantizado
por la necesidad vital de cada uno de los infinitos mundos, que es suministra-
da por el éter o espíritu que circula libremente por el inmenso e infinito espa-
cio y por los innumerables lugares contenidos en éste. Se trata del acto más
gratuito de la divinidad que, como mente o unidad inmóvil y extrínseca (inte-
lecto) e intrínsecamente (alma), manifiesta su amor en su efecto más excelso,
el universo, dándole infinita energía. El arquitecto, el artefice interno del cos-
mos, en su absoluta inmovilidad, imprime la más armónica faz viviente.
El universo es un ser viviente, animado gracias a la unidad suprema como
alma del mundo, siendo ésta la expresión de la unidad cósmica en cuanto
única realidad existente. A través del animismo, Bruno realiza una transfu-
sión entre la unidad divina y la unidad cosmológica, y lo que en un primer
momento parecía una distinción explícita entre Dios y el universo, se presen-
ta en realidad como una confusión entre ambos conceptos. El alma del uni-
verso se concibe como principio, expresión, finalidad y realidad última de un
universo que es organismo eternamente animado y viviente. El alma del uni-
verso funde la divinidad y el principio orgánico del cosmos en un único con-
cepto.

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