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Ambos tipos pueden ocasionar alegría aun cuando los sufre otra persona. La alegría por el mal
ajeno se refiere a sentirnos alegres por la desventura que sufre otro. La alegría hilarante
(aquella que cursa sonrisas y risas o carcajadas) se desencadena por la exposición a situaciones
cómicas, la estimulación táctil, la contemplación de otros que se hayan bajo este estado, por
uso de determinadas sustancias químicas, o por la transgresión de determinadas normas.
Por último, el contexto sociocultural determina cuando, donde y con quien puede expresarse
esta emoción. Este efecto regulador de la socialización no tiene un carácter discreto sino que
se extiende a lo largo de un continuo de intensidad.
PROCESAMIENTO COGNITIVO: el proceso se inicia ante un objeto que aparece de forma muy
rápida, y sorpresivamente. Por lo que su grado de predictibilidad es bajo. Ese estimulo se
valora como positivo, posee una alta relevancia para el sujeto y aunque su ocurrencia no era
esperada, sí los son sus consecuencias. Este suceso suele ser valorado como consonante con
los planes de la persona y como una ayuda a su culminación. En un primer momento, el suceso
acapara toda la atención, pero luego, la atención se libera y el grado de urgencia para afrontar
la situación es bajo. La causa suele ser otra persona o un objeto, por lo que el sujeto puede
ejercer poco control, y dado que es agradable, se adapta fácilmente. El grado de intimidad y
proximidad afectiva determinaran el modo de expresión emocional. Aunque al ser un
sentimiento desbordante, muchas veces es difícil la modulación normativa.
El sujeto se siente complacido, embargado por el júbilo, contento, lo que da pie a una actitud
optimista, favorece el incremento de la autoestima y la confianza en las propias capacidades.
La experiencia optima o de flujo, también llamada autotélica o autogratificante, es una clase
de vivencia que resulta tan enriquecedora y gozosa que aunque no tuviera ninguna
consecuencia positiva para la persona, merece la pena en sí misma.
ACTIVIDAD FISIOLOGICA: disminuye el tono muscular y los movimientos paroxísticos del tronco
y hombros. No se altera el ritmo respiratorio, pero se da una mayor frecuencia expiratoria. Se
producen movimientos sacádicos de baja amplitud y alta frecuencia que se corresponden con
el carcajeo y tienen su origen en las contracciones del diafragma y los abdominales. Se produce
una ligera aceleración de la frecuencia cardiaca, aumento de la presión sistólica y diastólica, y
del volumen sanguíneo. Se dan fluctuaciones notorias en la actividad electrodérmica. Se
observo que la alegría puede motivar modificaciones endocrinas diversas (incremento de
endorfinas) aunque aún está pendiente de contrastación empírica. También se relaja el
esfínter y se llora “de la risa”.
En las dos sonrisas falsas hay una baja o nula activación del orbicular de los parpados, y se
observa asimetría en el rostro. La expresión emocional se desdibuja súbitamente o se
manifiesta durante periodos de tiempos exageradamente largos. En estos casos solo está
implicada la corteza motora y su sistema piramidal. El gesto se construye de forma voluntaria.
Una lesión en el cortex motor impedirá al paciente reírse voluntariamente, a propósito, pero sí
lo hará de forma espontanea o involuntaria. Una lesión en el sistema límbico o en los ganglios
basales permite al paciente reírse voluntariamente pero sin emoción. Se presenta la parálisis
facial inversa o emocional, que hace que no se active la sonrisa emocional o autentica.
La risa, implica además un soporte muscular más complejo que la sonrisa. Y a medida que vaya
aumentando el nivel de júbilo, se van produciendo movimientos de extremidades, del trono,
caída al suelo, búsqueda de apoyo, convulsiones o temblores.
MEDIDA: FACS, MAX. FAST (Facial Affect Scoring Technique) facilita el reconocimiento de
diferentes expresiones faciales proporcionando una especie de catalogo de las mismas. La STCI
(State-Trait Cheerfulness Inventory) facilita la medida de los tras constructos (jovialidad,
seriedad y malhumor) del modelo de “Jovialidad estado- rango”.
La alegría influye sobre nuestra conducta social, ya que somos más generosos, prestamos más
ayuda, y asumimos responsabilidades, nos sentimos más abiertos, y nos sentimos más afines
con aquellos que también están alegres.
DESENCADENANTES: la tristeza surge ante situaciones que suponen una pérdida de una meta
valiosa para la persona, o porque aparece una contingencia aversiva. La decepción y el
desagrado son comunes en la ira y en la tristeza. Y una misma situación puede desencadenar
ambas emociones. esto dependerá del convencimiento de la persona sobre la posibilidad de
hacer algo o no para recuperar la meta o neutralizar el estimulo aversivo. Si la persona cree
que no existe plan alguno que le permita restablecer la meta, sentirá tristeza que lo empujara
al abandono de la meta o a su sustitución. En caso contrario sentirá ira que hará que se centre
en la recuperación de la meta.
La persona pesimista tiende a creer que las contingencias positivas se deben a causas externas,
inestables y especificas. Este estilo atributivo produce las carencias propias de la indefensión
aprendida, entre ellas, la tristeza.
La persona melancólica suele tener un excesivo afán por el orden, la sobriedad, el sentido del
deber, la escrupulosidad moral y la pulcritud. Esta estructura excesivamente rígida, debido a su
poca capacidad de adaptación, se afecta gravemente cuando se plantea una perdida.
La persona deprimida filtra sus recuerdos activando con más frecuencia los de carácter
negativo.
Esto se da solo cuando la tristeza es no patológica.
Desde otra perspectiva, se considera que el déficit en el refuerzo no se debe tanto a las
habilidades sociales, sino a la capacidad para resolver problemas interpersonales. Estudios
demuestran que los pacientes más tristes, tienen una capacidad menor para hacer frente a
situaciones socialmente conflictivas, pero no a situaciones conflictivas no sociales.
No en todas las culturas la tristeza se considera como algo negativo. Por ejemplo en culturas
asiáticas tiene un valor hedónico positivo ya que se considera un paso más en el camino del
perfeccionamiento que lleva a la salvación.
También ha tenido distinta valoración a lo largo de la historia: en la Inglaterra del siglo XVII se
sentía orgullo ya que se relacionaba la tristeza con el enfrentamiento de dificultades, pero en
Francia entre el siglo XVIII y XIX, paso de considerarse como algo grato, a reprimirse y
considerarla como signo de falta de control.
La falta de autocontrol y la solicitud de ayuda a otros, son los dos rasgaos que matizan su
aceptación o rechazo en un sociedad. En sociedades individualistas, la carencia de
autodominio y las actitudes dependientes no son bien vistas, sin embargo en sociedades
colectivistas la tristeza estrecha los vínculos sociales, y anima al comportamiento compasivo y
altruista.
La persona lo valora como una contingencia desagradable y que hace que se sienta
desamparada ante él. El suceso tiene una gran importancia para el sujeto y le aboca al
abandono de sus metas.
Sus consecuencias negativas ya habían sido anticipadas antes de que se desencadenara la
emoción. La urgencia de intervención es baja. El sujeto es consciente de su bajo potencial de
respuesta a esta situación y de su escaso control que puede ejercer sobre ella. Dada la falta de
planes de acción para afrontar el suceso emocional la valoración de su adecuación a las
normas externas, es nula. No se solicitara ayuda y apoyo si se considera que dañara nuestra
autoimagen.
FUNCIONES: ralentiza el nivel funcional del sujeto, afectando a sus procesos cognitivos y a su
conducta manifiesta. Impide un derroche innecesario de energía. Reduce la atención centrada
en el entorno y favorece la enfocada a uno mismo. Lo que contribuye a economizar recursos,
autoprotegernos (impide el procesamiento de estímulos inductores de tristeza) y favorecer la
introspección y el análisis constructivo. Con cierta frecuencia tendemos a buscar cobijo
afectivo y apoyo social ante situaciones de conflicto intenso. La persona triste genera empatía
en los otros, haciendo que se identifiquen con su estado emocional (emoción mimética) pero
al no estar tan desesperanzados y desalentados, le permiten ver a la persona triste, las cosas
desde otra perspectiva, aplicar sus procesos cognitivos (no influenciados por la tristeza),
buscar soluciones creativas, facilitándole apoyo y comprensión; reforzándose así, los vínculos
sociales. Aunque una persona crónicamente triste acabara a menudo siendo evitada por el
grupo.
ACTIVIDAD FISIOLOGICA: activación del cortex prefrontal medial que tiene una función general
en el procesamiento emocional o sea que se activa con otras emociones, y activación del
cortex cingulado subcalloso que está vinculado más específicamente a la tristeza. La
serotonina y la noradrenalina actúan sobre las áreas cerebrales implicadas en el proceso
emocional de la tristeza, e intervienen en la regulación del “eje hipotálamo-hipofiso-adrenal”
(HPA). Este sistema es clave en la regulación de las reacciones de enfrentamiento-huida y de
las respuestas al estrés. Cuando se detecta una amenaza contra el bienestar físico o
psicológico, el factor liberador de la corticotropina segregado por el hipotálamo hace que la
hipófisis anterior produzca la hormona adrenocorticotropa. Ésta estimula la secreción de
cortisol por la corteza suprarrenal. Todo esto prepara al organismo para la conducta de huida-
enfrentamiento. Interrumpiendo cualquier actividad que no esté orientada a la
autoprotección. Hace que se reduzca la sensación de hambre y el impulso sexual, e intensifica
el estado de alerta. Además, el cortisol aumenta la concentración de azúcar en sangre y el
ritmo cardiaco, inhibiendo una respuesta inmunitaria excesiva. Una excesiva activación del eje
HPA puede ser perjudicial y favorecer la aparición de depresión.
Se observa elevación del tono muscular, y una reducción cuando la intensidad de la tristeza es
alta, el ritmo respiratorio de mantiene estable y se observan cambios en la amplitud de
respiración. El corazón late con frecuencia algo mayor, pero el volumen de sangre bombeado
se reduce. Aumenta la resistencia vascular periférica y los niveles de presión sanguínea
sistólica y diastólica. Aumenta el nivel de conductancia de la piel, siendo la emoción que
alcanza los niveles más altos. En la depresión, aumenta considerablemente el nivel de cortisol
en sangre lo que refleja una disfunción en el eje HPA que puede constituir una causa de
algunos cuadros depresivos.
Escala de afecto positivo y negativo (PANAS: Positive and negative Affect Schedule): mide de
forma rápida el afecto positivo y negativo. Son 10 items a los que se les debe asignar un valor
en un continuo de 5 puntos.
Cuestionario de estilo atribucional (ASQ: Attributional Style Questionnarie): mide las tres
dimensiones de atribución causal de la teoría de la indefensión aprendida: interno-externo,
estable-inestable, global-especifico. Se plantean 12 situaciones y el sujeto tiene que
determinar la causa de cada una.
Escala de Hamilton para la evaluación de la depresión (HRSD: Hamilton Rating Scale for
Depresion): sirve para determinar la severidad de la depresión y se compone de 21 items.
Inventario de depresión de Beck (BDI: Beck Depresion Inventory): sirve para cuantificar la
intensidad de cuadros depresivos. Se compone de 21 ítems y el sujeto valora cada elemento
con una escala de 4 puntos.
Ira
MODULADORES: las personas extrovertidas experimentan menos sentimientos de ira que los
introvertidos. pero muestran un alto nivel de activación fisiológica y conductual. Se da una
discrepancia entre los sentimientos y los correlatos fisiológicos y conductuales asociados a la
misma. Podría ser porque el rechazo de experiencias negativas permitiría a los extrovertidos
preservar su estado de bienestar subjetivo.
Una alta inestabilidad emocional (neuroticismo) lleva a experimentar ira de forma más
frecuente e intensa. Y se da el efecto contrario que en los extravertidos, muestran una acusada
reactividad emocional que no tiene contrapartida a nivel fisiológico y conductual.
Personas con alta autoestima y alto narcisismo son más proclives a la cólera. Puntúan bajo en
la escala de control y alto en la escala de reacción a la provocación. Para proteger su
autoestima se encolerizan fácilmente.
Personas con alta autoestima y bajo narcisismo tienen una visión mucho más realista de sus
cualidades positivas, lo que los hace sentir menos amenazados y frustrados por las
valoraciones de los otros, por eso tienen menos predisposición a experimentar ira.
Los sentimientos de ira modulan nuestra conducta interpersonal. Y a través de los agentes de
socialización (padres, amigos, etc.) y del contexto cultural, se regulariza su expresión en la
interacción con otros.
FUNCIONES: nos permite desarrollar de forma rápida conductas de defensa o ataque ante
situaciones desagradables o generadoras de frustración. Actúa tanto sobre los mecanismos de
regulación fisiológica del organismo como sobre los procesos psicológicos, movilizando la
energía necesaria para poner en marcha este tipo de conductas. Es la emoción que vigoriza la
conducta con mayor intensidad y mantiene el estado de activación durante intervalos más
prolongados. Gracias a ella, somos capaces de acometer con éxito acciones que normalmente
no osaríamos a emprender o que las abandonaríamos rápidamente. Surge cuando estamos
convencidos de que podemos actuar para restablecer el statu quo ante previo a la ocurrencia
del suceso aversivo. Facilita la autodefensa, y regula la interacción social. Aparece a entre los 4
y 6 meses de edad, se relaciona con que el bebe empieza a conocer las relaciones medios-
fines, en sus intentos de querer dominar el ambiente. La cólera infantil es una señal que
estimula al cuidador, a mitigar el malestar del bebe.
La ira paterna moldea y pone límites al niño. En la niñez y adolescencia se rige por la normativa
familiar y grupal. En la edad adulta, indica al interlocutor que nos está dañando o perjudicando
y así le damos la posibilidad de que modifique su conducta y evitemos la confrontación, pero
también puede sesgar la valoración que hacemos de la situación social induciéndonos a hacer
inferencias hostiles que propician el comportamiento agresivo.
ACTIVIDAD FISIOLOGICA: son diversos centros, y no uno específico, los que subyacen a la
ocurrencia de esta emoción. La ira surge como resultado de interacción de diferentes
estructuras cerebrales y tanto el peso como la relevancia de cada una de ellas puede variar de
un episodio a otro de irritación. No siempre se sigue un mismo circuito neural.
El hipotálamo es una estructura clave en respuestas de rabia, concretamente sus núcleos
anteromediales.
Esto incluye la amígdala que procesa información básica sobre novedad, agradabilidad
intrínseca y controlabilidad del estimulo. Pero al hacerlo a un nivel burdo, a veces propicia que
se desencadene la ira inapropiadamente. Desde la amígdala se envía información a diversos
centros neurales que incrementaran la activación fisiológico, motivaran las conductas de
defensa y ataque, y accederán a recuerdos asociados a otros episodios de ira. Una lesión del
septum, núcleo situado en la parte anterior de la corteza cingulada, provoca irritabilidad ante
cualquier estímulos, sentirnos quisquillosos, lo que hará que eventualmente desemboque en
agresividad incontenible. El sistema límbico envía información al hipotálamo, que vía hipófisis,
regula la secreción de hormonas que mediatizan el efecto vigorizador propio de la ira.
En la ira se observa incremento del tono muscular general, nivel de tensión mayor en algunos
músculos, aumento de diferentes parámetros cardiacos, aumento del nivel de conductancia de
la piel, y del numero de fluctuaciones espontaneas, se activa la secreción de hormonas afines
con la movilización de energía que provoca la ira. Aumenta la secreción de catecolaminas más
específicamente de adrenalina.
EXPRESION CORPORAL: contracción y descenso de las cejas, elevación del parpado superior,
parpado inferior elevado y en tensión, reducción de abertura palpebral, labios en tensión,
contraídos y apretados, dilatación de orificios nasales, elevación del mentón, intervienen los
músculos superciliar, y su depresor, piramidal, elevador del parpado superior, orbicular de los
parpados, orbicular de los labios, elevador del ala de la nariz y mentoniano.
La ira hacia afuera se da cuando hacemos explicito este sentimiento a quien consideramos que
lo causo pero sin emprender ninguna acción para resolver el problema. El sujeto manifiesta la
emoción a través de conductas agresivas, físicas o verbales.
Inventario de ira de Novaco (NAI: Novaco ś Agent Inventory): son 90 items que luego se
redujeron a 80, con escala tipo likert donde el sujeto indica el grado de ira que le provoca la
circunstancia planteada. Se usa para evaluar la efectividad del tratamiento cognitivo-
conductual en el control de la ira.
STAS: State-Trait Anger Scale: contempla dos aspectos de la ira: la ira-estado, una reacción
rápida y pasajera, y la ira-rasgo, una propensión continuada y estable a reacción airadamente
en multitud de situaciones. Hay 30 items.
AX: Anger Expression Scale: mide la ira hacia adentro y la ira hacia fuera a través de 20 items.
STAXI: Stait-Trait Anger Expression Inventory: combina las dos pruebas anteriores. A través de
44 elementos y ocho escalas valora la ira estado, ira rasgo, ira hacia adentro, ira hacia afuera,
reacción de la ira, expresión de la ira, control de la ira, y temperamento airado.
Inventario multidimensional de ira (MAI: Multidimensional Anger Inventory): a través de 38
items con escala tipo likert, evalúa la ira hacia adentro, ira hacia afuera, rango de situaciones
evocadoras de ira, apariencia hostil, y proclividad general a la ira.
Escala de ira subjetiva (SAS: Subjective Anger Scale): a través de 36 elementos, mide la
propensión a experimentar sentimientos de ira.
La ira influye sobre los juicios sociales que realizamos. Hay una predisposición cognitiva a hacer
juicios afines con la valencia afectiva. Tendemos a pensar lo peor de los demás. En cuanto a la
profundidad del procesamiento, la ira nos hace menos reflexivos, induciéndonos a realizar más
procesamiento heurístico espontaneo y superficial, juicios rápidos basándonos en
características superficiales o llamativas de la situación. Y personas agresivas hacen más
inferencias hostiles que las no agresivas.
La ira de carácter poco adaptado y violento es síntoma de trastornos por déficit de atención, el
estrés postraumático, el trastorno explosivo intermitente, la esquizofrenia paranoide, la
psicosis maniaco-depresiva, o los trastornos sádico, limite y paranoide de la personalidad.