Está en la página 1de 4

Camila Cabuya Rodriguez

Madres cuidadores privilegiadas

Teorías Innatas

La primera razón biológica que explica por qué las mujeres son las principales

cuidadoras está relacionada con el dimorfismo sexual, el cual expone que existen diferencias

en el cerebro entre hombres y mujeres, afirmando que en las mujeres se acentúa la función

de la empatía emocional, que consiste en la capacidad de ponerse en el lugar del otro y

entender sus sentimientos, lo cual se debe al sistema de neuronas espejo (Grabowska,2016).

De igual forma, se asegura que las mujeres están mayormente vinculadas a las labores

sociales y de interacciones, la cuales llevan al bienestar del otro (Grabowska,2016). Si se

relaciona esto a los procesos de crianza las mujeres tienen mayor posibilidad de comprender

las necesidades, requerimientos y cuidados que necesitan niños (físicos, emocionales o

conductuales). Por lo tanto, es más fácil satisfacerlos, puesto que cerebralmente cuentan con

estas habilidades más desarrolladas. (Grabowska,2016).

El segundo argumento es expuesto por Geary (2006), quien habla sobre la inversión

recursos durante la crianza de los niños, este autor explica que el proceso de crianza está

relacionado con el costo que tendrá y el beneficio que proveerá. Generalmente las mujeres

invierten mayor cantidad de recursos en el cuidado y protección de los hijos, ya que mediante

esta forma garantizan la reproducción (beneficio), puesto que poseen un número

determinados óvulos, lo que hace que al ser fecundadas dediquen gran cantidad de sus

recursos a proteger y garantizar la supervivencia de estos, debido a que son conscientes que

no se pueden reproducir ilimitadamente (Bjorklund, Yunger & Pellegrin,2002). A diferencia

de los hombres que, para propagar la reproducción cuentan con un número ilimitado de

espermatozoides, por lo tanto, pueden fecundar un número ilimitado de mujeres, por esta
razón no le dedican mayores recursos a la crianza de los niños, ya que si lo hacen estarían

teniendo un costo alto, como lo es perder tiempo para futuras reproducciones o la simple

alimentación de los hijos ya existentes. (Bjorklund, Yunger & Pellegrin,2002)

Por último, en relación con lo anterior los cuidados de los niños están muy

relacionados con el proceso de selección sexual, en la medida que la correcta elección de una

pareja idónea garantizara una reproducción y crianza de los hijos. En el caso de las mujeres,

busca hombre con buenos genes, energías suficientes para mantener y proteger a los futuros

hijos. Por el lado de los hombres seleccionan a su pareja buscando que sea una mujer

saludable, que tenga disposición de cuidar a los hijos con actitudes maternales y amorosas,

esto debido a que ellos poseen otros requerimientos de los que se deben ocupar lo es satisfacer

necesidades básicas de los hijos (comida, sueño, ect).

Teorías adquiridas

La mujer por mucho tiempo ha sido considera como objeto que se puede disciplinar

formar mediante los mecanismos de poder como lo explica Foucault (1998) se han

establecido características o acciones que son deseables que se den en cada una de nosotras,

siendo así víctimas de múltiples presiones por parte de las instituciones de poder que han

creado un imaginario sobre lo que está bien. En otras palabras, las instituciones de poder

crean un concepto del deber ser de la mujer compuesto por características como lo es ser

madre o ser dulce delicado, todos estos atributos hacen que las acciones de las mujeres estén

encaminadas a satisfacer estos requerimientos de estas instituciones. Este es el caso de la

crianza, ya que lo mecanismos de poder se crea un imaginario de que ser madre es lo correcto

en una mujer y una mujer buena es aquella que cuida a sus hijos, haciendo así que las mujeres

tengan que aplicar a sus vidas cotidianas todos esto supuesto para así entrar en el sistema

(Fassin, 2004)
De igual forma otro argumento que complementa lo anterior es el concepto de

binarismo sexual el cual habla que las normas sociales que se han establecido sobre el deber

ser del hombre y la mujer, creando características que cada uno de estos géneros deben tener

(Costa, 2006).En el caso de la mujer se ha creado que deben tener hijos, ser cuidadosas y que

debe ser la ama de casa, pues eso es lo correcto “correcto”, lo mismo sucede con lo hombre

donde se afirma que debe ser masculinos, fuertes y el proveedor de la familia, esto genera

que se determinen cuáles son los roles y las labores que cada uno de los géneros debe cumplir,

llevando a la mujer a ser tomada principalmente como madre (Segato, 2014). Tomando en

cuenta esto, las personas que no entren dentro de este esquema de poder serán castigadas

puesto que no siguen estas normas establecidas, recibiendo críticas, aislamiento social o

burlas (Costa, 2006).

Finalmente, el hecho de que las mujeres se han consideradas como las cuidadoras

principales también es una representación social creada mediante la interacción en colectivos

ya sea los medios de comunicación, la familia o lo amigos, siendo así una construcción

netamente social sin intervenir ningún componente biológico, como lo demostró el estudio

de Bruel, Scarparo, Calvo, Hernández y Blanco (2013) realizado con 435 estudiantes de la

Comunidad Autónoma de Madrid, encontrando que los jóvenes atribuyen a las mujeres las

palabras de femeninas, cuidadoras y madres, al igual afirman que estas características son

buenas y positivas en las mujeres, sin embargo en los hombre demostraría “debilidad”.
Referencias

Aguirre, E. (2010). Inversión parental: una lectura desde la psicología evolucionista, ista

Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 2 (9), pp. 523 - 534.

Bjorklund, D. Yunger, J. & Pellegrini, A. (2002). The Evolution of Parenting and

Evolutionary Approaches to Childrearing. En M. H. Bornstein (Ed.), Handbook of

Parenting. Biology and Ecology of Parenting. Vol. 2 pp. 3-30

Bruel, T. Scarparo, H. Calvo, A. Hernández,J. & Blanco,A .(2013). Estudio psicosocial sobre

las representaciones sociales de género, Scielo, Vol 9-2

Foucault, M. (1998). Derecho de muerte y poder sobre la vida. En Historia de la sexualidad

I. La voluntad del saber. Madrid, España: Siglo Veintiuno. (pp. 80-95).

Fassin, D. (2004). Entre las políticas de lo viviente y las políticas de la vida: Hacia una

antropología de la salud. Revista Colombiana De Antropología, 40, 283-318.

Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/rcan/v40/v40a10.pdf

Grabowska. A. (2016). Sex on the Brain: Are Gender-Dependent Structural and Functional

Differences Associated with Behavior?, Journal of Neuroscience, Vol 95:200–212

Geary, D. C. (2006). Coevolution of paternal investment and cuckoldry in humans, In T. K.

Shackelford & S. Platek (Eds.), pp. 14-34

Costa, M. (2006). Distintas consideraciones sobre el binarismo del sexo, Revista de

filosofía, Vol 2- 46.

Segato, R. (2014). Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de las mujeres, Sociedad

Estado, Vol 29(2), 129-143

También podría gustarte