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, donde
son constantes
Dónde:
Supondremos que
Donde
equivalentemente:
Dónde:
Sustituyendo:
Se obtiene:
Consecuentemente
Donde:
es decir, simplificando:
El ángulo
Así que
El primero:
Para F0, w y
. Consideremos la función g( ) en el
intervalo (0, ). Se tiene que:
Esto es:
En todos ellos la fuerza que ejercemos no es muy grande, pero lo hacemos de forma
resonante, por lo que el efecto es espectacular. Como hacemos cuando columpiamos a
nuestro hijo. O como lo hacen ellos mismos, cuando ya son algo mayores. Que saben
impulsarse y compensar las pérdidas de energía que se producen por rozamiento, de
forma intuitiva.
Como el vaso que se rompe cuando una soprano canta y alcanza y sostiene la
frecuencia de resonancia del mismo. Por la misma razón, no se permite el paso por
puentes de tropas marcando el paso, ya que pueden entrar en resonancia y
derrumbarse. TAMBIEN ENCONTRAMOS LOS INDESEABLES PUENTES:
Entre estos otros podemos citar el desagradable ruidito que, a veces, oímos en
nuestro coche, y que sólo se produce cuando vamos a una determinada velocidad.
Exactamente la que genera una vibración en el motor, cuya frecuencia coincide con
la natural de la pieza suelta. Un auténtico quebradero de cabeza para el mecánico,
el localizarlo. Por este motivo, las partes giratorias de las máquinas deben estar
equilibradas y aisladas. Para que no vibren y puedan entrar en resonancia,
generando ruidos molestos (como los generados en los coches o en las casas).
Aunque a veces los posibles daños pueden ser mayores, como cuando las formaciones
militares cruzan un puente marcando el paso. Sabido es que el oficial al mando
ordena romper el paso cuando lo cruzan. O lo que pasó con el famoso puente de
Tacoma. Que dejaremos para una próxima entrega. Claro que no siempre las
vibraciones resonantes son perjudiciales. A veces son deseables EFECTOS RESONANTES
SECUNDARIOS DESEABLES