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FACULTAD DE MEDICINA
LABORATORIO DE SIMULACIÓN
Luis A. Aristizábal V, MD
Aunque no solo puede ser pedazos de alimento los que se queden obstruidos en
la vía aérea, es durante la alimentación, que se produce la mayoría de los casos
reportados en los adultos.
La obstrucción puede llegar a ser moderada o severa, es tal el riesgo que se corre,
que la clasificación de leve, no tiene cabida. Solo en caso de obstrucción total, el
rescatador debe intervenir para ofrecer ayuda, pues ante un caso parcial, la
inmensa mayoría de víctimas, tendrá la capacidad de poder toser y este será el
mejor mecanismo para intentar la desobstrucción.
El paciente puede estar tomándose el cuello con las manos, signo reconocido a
nivel mundial como el “signo universal de asfixia”. Figura 1
Se han reportado casos en los que el paciente encuentra alivio antes de la llegada
de los servicios de emergencia médica (SEM), hasta en un 50%. En un 85% de
los casos atendidos por el SEM, las compresiones abdominales o maniobra de
Heimlich, aliviaba la situación, y en los casos restantes maniobras como la
aspiración o el empleo de pinzas de Magill, fueron necesarias. Menos del 4% de
los pacientes mueren por esta causa, si se actúa a tiempo y la situación fue
presenciada.
Si bien es cierto que las compresiones torácicas, las abdominales e incluso las
palmadas en la espalda son fáciles de realizar y pueden tener éxito en el alivio del
OVACE, se recomienda en la actualidad solo las compresiones abdominales en el
adulto y niño mayor de 1 año, que se encuentren conciente y con una obstrucción
severa.
La maniobra de Heimlich fue introducida en 1974 por Henry Heimlich, un médico
estadounidense especialista en trastornos gastrointestinales a quien la
reanimación en el mundo le debe mucho. Heimlich desarrolló un método eficaz
para desobstruir la vía aérea cuando se presenta asfixia por cuerpos extraños.
Heimlich realizó sus primeros experimentos en cuatro perros de raza Beagle, de
aproximadamente 17 kilos cada uno. Usó Tiamilal por vía intravenosa, un
barbitúrico de vida media corta con acción anestésica. Introdujo un tubo traqueal
hasta la tráquea e insufló el manguito hasta 4 ml de aire, simulando de esta forma
la obstrucción de la vía aérea.
Una vez se ha adoptado esta posición, un brazo nuestro pasará por debajo del
brazo de la víctima, para llevar nuestro puño cerrado y por el lado del dedo pulgar
a descansar en una zona intermedia entre el ombligo y la apófisis xifoides del
paciente. Nuestro otro brazo, pasará de la misma forma hasta encontrarse con el
primero y así abarcar el perímetro abdominal del ahogado. Figura 2
De igual modo con pacientes de talla grande, se les pide que se coloquen en
posición decúbito supino o se llevan de manera presurosa al suelo, pues
difícilmente alguien que se esté ahogando tendrá capacidad de escucha, así como
seguimiento y acato de órdenes.
La única diferencia a las maniobras normales de reanimación, será que cada que
se intente abrir la cavidad oral para permeabilizar la vía aérea, miraremos al
interior de esta para ver si ya se encuentra allí el cuerpo extraño el cual
retiraremos con cuidado si se puede hacer.
Una vez, se haya logrado retirar el cuerpo extraño que se encontraba alojado en la
vía aérea de la víctima, proceda a evaluar de nuevo a su paciente con la
secuencia actual de reanimación CABD primaria, según las nuevas
recomendaciones publicadas el pasado 18 de octubre del 2010.
Establezca contacto con el paciente, si este aun no responde, sepa que la ayuda
viene en camino, pues usted ya la había solicitado, mire si el paciente está
respirando de manera normal y tiene pulso, para saber si se encuentra ante un
paro respiratorio o cardiorrespiratorio respectivamente y saber cómo proceder ante
esta situación.
Se gira como un todo para que sea ya su espalda la que descanse sobre la mano
del auxiliador y se proceda con las compresiones esternales. Figura 4.
Una vez arriba la ayuda solicitada, se puede contar con la posibilidad de aspirador,
pinzas de Magill, para el retiro del cuerpo extraño, medicación y elementos
necesarios para seguir a avanzar en las tareas de reanimación que ya hubiesen
sido iniciadas.
Los métodos convencionales para abrir la vía aérea, como reposicionar la cabeza
y la mandíbula, introducir una cánula orofaringea o nasofaríngea, e intubar o
reintubar la tráquea, permitirán una oxigenación y una ventilación adecuadas en la
mayoría de circunstancias.
O en situaciones extremas, y solo efectuadas por personal que esté entrenado y
capacitado para ello, realizar cricotiroidectomía percutánea con aguja o de manera
quirúrgica logrando acceder a la vía área, siempre y cuando el objeto extraño no
se encuentre por debajo del sitio de punción o incisión, pues de ser así no se
lograría nada benéfico para el paciente.
Coloque un rollo de sábanas o toallas bajo los hombros del niño para así, lograr
hiperextender el cuello y poder llevar la laringe al plano más anterior posible.
Localice la membrana cricotiroidea, la cual es relativamente avascular. Dirija un
catéter de calibre 14 o 16 por la línea media y en dirección caudal y posterior, en
un ángulo de 45 grados. Siempre realice este procedimiento aspirando, y sabrá
que se encuentra en la vía aérea por la pérdida de la resistencia y la aspiración de
aire. Hay otros que recomiendan colocar suero salino en la jeringa para mejor
visualización del aire al producir burbujas.
Haga avanzar el catéter hasta la tráquea, retire la aguja y vuelva a aspirar para
confirmar la correcta posición intraluminal. Después, conecte el catéter a una
fuente de oxígeno y un dispositivo BVM.
Los métodos convencionales para abrir la vía aérea, como reposicionar la cabeza
y la mandíbula, introducir una cánula orofaringea o nasofaríngea, e intubar o
reintubar la tráquea, permitirán una oxigenación y una ventilación adecuadas en la
mayoría de circunstancias.
Para tratar su propia OVACE, cierre el puño de una mano, coloque el lado del
pulgar sobre el abdomen, por encima del ombligo y por debajo del apéndice
xifoides, sujete su puño con la otra mano y después, presione hacia adentro y
hacia arriba en dirección al diafragma, con un movimiento rápido. Si esto no es
eficaz, comprima el hemiabdomen superior contra una superficie firme, como el
respaldo de una silla, el costado de una mesa o la baranda de un balcón.
Figura 5