Teniendo en cuenta que uno de los aspectos que permiten garantizar la calidad
de un producto de software es el buen manejo que se haga de los procesos de
desarrollo, se hace necesario seguir normas y estándares de calidad, por medio de los cuales, se puede medir, ajustar y mejorar dichos procesos.
Por tanto, si no existieran modelos y estándares de calidad, todas las
empresas de desarrollo interpretarían de infinitas maneras el concepto de calidad de software e incluso el concepto de calidad en el proceso de desarrollo. Ello conduciría a que la satisfacción de los requerimientos del cliente se hiciese según la óptica de la empresa desarrolladora, su propia visión de calidad, su propia cultura de trabajo, cada quien sería libre de documentar o no los procesos, no habría consenso en las reglas al momento de interpretar y seguir las pautas de trabajo (a falta de normas y estándares) y sería muy engorroso ponerse de acuerdo clientes y empresas de desarrollo, así como, tampoco sería posible la asociación entre las compañías de desarrollo de software.
En una frase: “La calidad de software seria de mera interpretación”.