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VICIOS DE LA VOLUNTAD
1. Conceptos generales
Con la finalidad de que el acto jurídico tenga plena validez, debe de existir una
coherencia, racional, objetiva, en la manifestación externa de la voluntad, entre
lo querido por el agente que es el proceso interno, lo contrario acarrea vicios de
la voluntad.
2. EL ERROR
2.1 Concepto
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que el Código Civil legisla claramente diferenciados en el articulado pero
bajo el título común de Vicios de la Voluntad.”
Por su parte, Lizardo Taboada señala que “el error como vicio de la
voluntad, consiste en una falsa representación de la realidad, que actúa
como móvil o coeficiente determinante de la declaración de voluntad,
afectando el mismo proceso de formación de la voluntad correctamente
declarada.”
Nuestro Código Civil señala en su artículo 201, que “El error es causa de
anulación del acto jurídico cuando sea esencial y conocible por la otra
parte”. Luego, en los artículos 202 y 203 define en qué consiste el error
esencial y el error conocible, respectivamente.
Por su parte, Lohmann define al error vicio indicando que “es el propio, o
error genuino, ya que opera en la determinación o formación de la
voluntad. Actúa en el plano interno, en cuanto formación de un propósito.
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Consecuencia de ello es que puede haber pura y perfecta coincidencia
entre lo querido y lo declarado, pero lo querido se ha querido por error. La
voluntad se ha determinado fundándose en un falso juicio sobre la
concreta situación.”
A. Error esencial
Error esencial u obstáculo es aquel que recae sobre la identidad del acto
o contrato que se celebra, o sobre la identidad de la cosa que es objeto
de dicho acto o contrato
Es el requisito exigido por el Art.201° CC., para que el error esencial pueda
ser causa de anulación del acto jurídico, es un requisito concurrente, pues
un error puede ser esencial pero no conocible, con lo que no habría lugar
a la anulación.
El Art. 201 del CC. Lo atribuye a la otra parte, precisándola como requisito,
pues no protege a la víctima de su propio error en cuanto ha incurrido en
él sino en cuanto ese error haya podido ser advertido por la otra parte.
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Sobre ello, en principio, basta una determinación judicial, eventualmente
auxiliada de pericia. De modo que si hay un error sobre la esencia ese
error siempre es causal de anulación, porque es un error grueso y se
considera que la esencia de las cosas siempre es determinante de la
decisión, con prescindencia de todo otro criterio; b) Porque el inciso
precisa la esencia calificándola como propia. Esto pudiera parecer ocioso,
porque es obvio que no puede ser esencia ajena al objeto. Pero es que al
decirse propia ha querido recalcarse, me parece, aquello indispensable
que hace que la cosa sea tal y, por lo tanto, no susceptible de apreciación
subjetiva; c) porque al aludir a lo que es determinante de la voluntad, al
final del inciso la norma dice debe, y no dice deben. Se expresa, pues, en
singular.
Así resulta del Art. 206° CC. "La parte que incurre en error no puede pedir
la anulación del acto si, antes de haber sufrido un perjuicio, la otra parte
ofreciere cumplir conforme al contenido y a las modalidades del acto que
aquella quiso concluir"
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Hay que recordar que el error vicio está plasmado como un defecto en la
voluntad de una de las partes que puede o no, según ciertos criterios
legalmente estatuidos, ser reconocido por la otra
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D. La anulación no da lugar a la indemnización
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2.2.2 Modalidades del error esencial
A. Error de derecho
En este caso será error de derecho, aquel que recae sobre las
consecuencias principales de un negocio jurídico, por cuanto en ese
supuesto el error incidiría sobre el alcance o existencia de una norma
jurídica aplicable a un determinado negocio jurídico
B. Error de hecho
a) Error in sustancia
Es aquel error que recae sobre la composición material del objeto del
negocio jurídico.
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Para algunos autores, el error in substantia no solo es aquel que recae
sobre la materia del objeto, sino también sobre las cualidades esenciales
del mismo. Sin embargo, un gran sector de juristas ha derivado del error
in substantia la figura del error sobre las cualidades, que se denomina
error in qualitate. Esta posición doctrinaria ha sido seguida por nuestro
Código Civil
b) Error in persona
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c) Error en la cantidad
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La razón de la norma es, pues, perfectamente explicable, porque el error de
cálculo no ha incidido en el proceso formativo de la voluntad. Es sencillamente
una equivocación al hacer las cuentas.
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Ejemplo. Si una persona desea comprar la mayoría de acciones de una
empresa, porque desea tener el mando de la misma, verificara el valor de
cada acción y la disponibilidad de dinero para comprar las acciones
Hay error en los motivos cuando recae sobre las razones subjetivas. En
este caso, el error no se encuentra en el objeto del negocio, entendido
tanto como materia de prestación, o como conjunto de intereses a
satisfacer, ni estriba tampoco en la persona de la otra parte. No, el error
ha sido sobre un hecho o circunstancia ajenos al negocio.
Ejemplo clásico del error en los motivos es el del heredero que confiando
en la herencia que habrá de beneficiarle, realiza ciertas adquisiciones a
precio aplazado y luego descubre que sus expectativas han estado
equivocadas porque aparece un pariente con mejor derecho.
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El artículo puntualiza que no cualquier móvil tiene trascendencia a los
efectos del error, pues impone tres requisitos que han de concurrir de
consuno: a) que se haya manifestado como razón determinante; b) que
así se haya hecho constar expresamente; y c) que sea aceptado por el
destinatario de la declaración con este carácter de motivo determinante,
o sea, esencial para celebrar el negocio.
Concluye el artículo diciendo que el motivo determinante tiene que haber sido
aceptado por la otra parte. En este extremo ya no se hace distingo alguno sobre
la forma, expresa o tácita, de la aceptación. Puede hacerse de cualquier modo,
siempre que pueda concluirse que, efectivamente, se ha producido tal
aceptación. De paso digamos que como no se reclama forma declarativa (no
formalidad) especial para evidenciar la aceptación, no vemos razón poderosa
para invocar la obligación a una parte de hacerlo de modo expreso y liberar a la
otra.
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C. Error en la declaración o error abstracto
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Por eso es que este error en la declaración es un verdadero obstáculo. No
hay negocio. No obstante, nuestro legislador ha hecho pertinente una
hipótesis -anulabilidad- que, en rigor, es impertinente.
De aquí que el artículo 208 diga que las normas que lo preceden se
aplicarán "en cuanto sean pertinentes". Y la esencialidad, es decir, el
concepto legal de ella, no es pertinente en este supuesto de error.
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Cosa diversa es, desde luego, que el error en la declaración recaiga sobre
una cualidad esencial. Así por ejemplo, si queriendo comprar un lote de
anillos de oro, por un error en la declaración se expresa de plata. Lo
querido es correcto, y la intención
b) Error en el objeto
O sea, el objeto vendría a ser equivalente (prestación y desde luego hay que
admitir que puede producirse un error al declarar sobre si se dará, hará o no hará
algo; c) error sobre el bien materia de la prestación. Así por ejemplo, si quiero
comprar la oficina 3 del segundo piso y declaro equivocadamente que se trata
de la 2 del tercer piso; d) error al declarar una cualidad o cantidad esencial de un
bien o bienes
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El error en la declaración puede obedecer también a las cualidades de la
persona. Así, cuando un empresario de circo quiere contratar al payaso
de pantalón azul a rayas y al efectuar la designación yerra y se refiere al
de camisa a rayas.
Tan solo una cosa por agregar, que tomamos del artículo 250.2 del Código
portugués. Este dispositivo apunta, remitiéndose a otro, que, aunque el
error no sea esencial, ni reconocible, siempre es anulable si la inexactitud
en la transmisión fue debida a la conducta dolosa del transmitente.
Para concluir con el artículo, una observación. Nótese que a diferencia del error
en la declaración que versa sobre la identidad del objeto o sobre la naturaleza
del negocio, al aludir a la identidad de la persona se reclama que la
"consideración a ella hubiese sido el motivo [mejor debió decirse razón]
determinante"
El Código Civil no utiliza un nomen iuris para señalar al error que estamos
denominando indiferente ni tampoco tiene un criterio uniforme que permita
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identificarlo. Por eso, hemos preferido denominar indiferente al error que
recae sobre cualidades no esenciales y consideradas secundarias de la
cosa o de la persona, y que, por lo tanto, si bien incidieron en la formación
de la voluntad interna, no fueron determinantes en la celebración del acto
jurídico.
A. Error de cálculo
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Al comprador de las acciones no le interesa ser un simple accionista, si
no tener mayoría de las mismas para manejar la empresa. En este caso,
el error de cantidad es esencial y podría dar lugar a solicitar la nulidad del
acto jurídico.
B. Error en el motivo
Como si alguien comprara una casa en Piura porque cree haber sido
nombrado para desempeñar una función en dicha ciudad.
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C. Error diferente en la declaración
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lo contrario, el errante no habría celebrado el acto jurídico en vista que no
reunía esas cualidades.
Produce una divergencia inconsciente entre la voluntad interna del sujeto, así
formada, y la finalidad que persigue con su manifestación, consiste,
fundamentalmente en una representación subjetiva contraria castraría la
verdadera realidad objetivo, es decir que la manifestación de la voluntad
resultado de un producto que se inicia en lo subjetivo y que va a lo objetivo en
otras palabras de la voluntad interna a la exteriorización debidamente
manifestada.
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correlativa a los efectos queridos y que han conducido al sujeto a la celebración
del acto jurídico.
Ejemplo
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