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La ruptura originaria: mutaciones, debates y mitos de la Independencia FRANGOIS-XAVIER GUERRA Universidad de Parts 1 COSTUMBRADOS A CONSIDERAR Ia Independencia de la América hispanica como un fenomeno natural, producto de causas necesarias, ‘nos es.ain dificil concebir hasta qué punto ese proceso fue aleatorio y traumitico paca los que lo vivieron. En efecto, lo que la historia patria present después como la marcha ineluctable hacia la Independencia y lamo- dernidad politica fue en realidad la consecuencia de la ruptura dela monarquia hispinica, un conjunto politico multisecular de una extraordinaria cohe Una ruptura que muy pocos habian pensado 0 deseado. ¥ fundamental de este periodo fue imaginar y conceptualizar la ruptura, Eso suponia, por ejemplo, para los que alin en 1808 se consideraban espafioles, gcomo dejar de scrlo? y gqué ser entonces?; 0 ¢cOmo pasar de «ficles vasallos del rey» a «virtuosos republicanos»? De eso vamos a tratar: de esas mutaciones, de los debates que las produjeron y expresaron y de la construccién de los primeros mitos destinados a vivir la ruprura, a justificarla, a pensarla como na ruptura originaria, como el comienzo de una nueva época, primicias de una futura Edad de Orc Sélo hablaremos aqui de los comienzos de un largo proceso en los que aparecen los primeros esbozos de lo que seran después construcciones mu- cho ms elaboradas. Nuestro propésito es poner de manifiesto el caracter teleolégico de las versiones imi comunes dels bitoria patria que desde muy pronto han tendido a considerar esta época como un bloque y a pensar que, pilesto que al final del proceso Tévolucionario aparecieron estados consi-_ detados como nationes y fuindados aiToargeipios pleas modernos, fuela precozaspiraclona la ermancipacion nacional ya las libertades modernas la que provocd la revolucion y la Independencia. ‘Estas interpretaciones impiden ver lo que es manifiesto para cualquiera que aborde las fuentes sin un propésito preconcebido: el abismo que media go FRANGOIS-XAVIER GUERRA entre el lenguaje, los imaginari valores de 1808 y los que se pueden captar unos afios después. En la primera fecha no se oyen en América mas que ardientes discursos de lealtad al rey cautivo, de fraternidad con los espafioles peninsulares, de unidad indefectible de la monarquia. Las palabras empleadas parecen venir de muy antiguo: sefior, vasallos, fe jurada, monarquia, leyes del reino... Pocos afios después, la guerra, con su implacable oposicion amigo- enemigo, reina por doquier, entre los pueblos, entre los propios americanos, entre americanos y espafioles. Para muchos americanos, la Espafia peninsular se ha convertido en el enemigo de la libertad, y el régimen monérquico en un régimen despotico. Se habla ya, y no sélo por los insurgentes, un lenguaje que es en gran parte el nuestro, el lenguaje moderno de la libertad, de la nacién, de la patria, de la constitucién, del ciudadano, de los derechos del hombre... En muy pocos afios hemos cambiado de mundo. Se ha roto la unidad de un conjunto politico multisecular —la monarquia hispénica— y pugnan por aparecer nuevos estados; se ha derrumbado practicamente para siempre la legitimidad monarquicay en su lugar reina tedricamente el pueblo soberano y se instalan regimenes republicanos, Contrariamente 2 las interpretaciones unanimistas de muchas historias patrias posteriores, todo es divetsidad en nuestra época, Segin los lugares y, sobre todo, los momentos, los miltiples actores de una sociedad compleja y progresivamente desquiciada toman ’posiciones y emplean lenguajes diferentes. Durante todo este periodo domina el tiempo corto, el tempo propio de las revoluciones, ese tiempo eri que acontecimientos inesperados o aleatorios —como los que hemos vivido con los atentadds de septiembre de 2001—modifican irreversiblemenite el catnpo estratégico en el que se mueven los actores, abren nuevas coyunturas e imponen problemas inéditos. Por eso vamos a dar la prioridad a la palabra de los actores de la época: a sus incertidumbres, a su perplejidad y a sus dudas; a los debates sobre lo que son y por lo que combaten; a los discursos que justifican su acci6n y a los mitos que la legitiman. PATRIOTISMO HISPANICO Y DERECHOS AMERICANOS Los acontecimientos peninsulares de 1808 abrieron la crisis que acabé por provocar la desintegracion de la monarquia hispanica y, con ella, la profunda mutacién de las identidades americanasyy de los principios politicos. Pero, seria caer en un anactonismo ver én las forzadas abdicaciones de la familia real en Bayona en 1808 la ocasidn que los americanos. estaban, buscando para independizarse. Los americanos, como los espafioles, no hacen al principio mas que reaccionar a una situacién que les es impuesta desde fuera. Por la fuerza de las circunstancias se ven obligados a reflexionar, a tomar partido, a actuar, LA RUPTURA ORIGINARIA: MUTACIONES, DEBATES Y MITOS 9 puesto que lo que esti en juego les concierne muy directay urgentemente: la supervivencia de la monarquia hispénica, primero, y las relaciones politicas entre los dos continentes, después. ‘A partir del verano de 1808, cuando las noticias de la crisis peninsular llegan a América, se asiste a una gigantesca toma de palabra. Todos sus habitantes, sea cual sea su condici6n y su pertenencia grupal, incluidos infimos pueblos de indios, perciben perfectamente la trascendencia del momento que estan viviendo. Lo que todos expresan en multiples manifestaciones, documentos y ceremonias es ante todo una extraordinaria unidad moral y un fuerte patriotismo hispanico; en el registro de los valores, un mismo rechazo de la imposicion francesa y la decisin de combatirla, una igual lealtad al rey cautivo, una comiin exaltaciGn de la religion catdlica como elemento constitutivo de su identidad, tal como lo expresa la carta en la que una comunidad indigena de Nueva Espafia oftece, en 1808, «sus personas, bienes y vidas para que les manden en quanto sea servicio de nuestros Catdlicos Soberanos que supimos con dolor de nuestro coraz6n haverlos engafiado un traidor. Nunca el pueblo de Dios de Israel le pidié algo a.su Divina Mag. para mejor servirle que no mandase hasta a sus angeles para exterminara sus enemigos, y esto que no tenia una Nra. Sra. de Guadalupe ...}»". Enel registro politico, se evidencia una vision de la monarquia, heredera del imaginario plural y pactista de la época de los Austrias: la reunion en Ia persona del rey de un conjunto de teinos y provincias, diferentes entre si, pero iguales en derechos: las Espafias?. Pero, al lado del unanimismo moral de las Espafias, el acontecimiento inaudito de la acefalia regia abr inmediatamente un debate tanto més radical cuanto que no existe precedente para solucionar el problema: zquién, debe gobernar en lugar del rey y en su nombre? Como los espafioles, los america- nos consideran que, ausente.el rey, la soberania pasa a la sociedad, a los pueblos, es decir, a los reinos, provincias, ciudades. Por las circunstancias mismas de la crisis, se iavierte la vision absolutista de un poder que circula dearriba abajo. Desde este momento, la formacién de gobiernos procedentes del pueblo —las juntas— se convierte en una necesidad l6gica, aunque para su realizacién practica intervengan otras variables. Entre estas —la ms importante y causa de las primeras divisiones y de la formacién de los upartidos» europeo y americano— se encuentran las hip6. tesis sobre la situacion militar y politica de la Espafia peninsular, consecuencia 1 Santiago del Rlo, Archivo General dela NaciOn, México (en adelante AGN), Hisar, t. 46, f 434 2, Para una exposici6n més amplia de estos temas, véase Frangoit-Xavier GUERRA, Medernided ¢ {nde Eze mb lat rls brn. Mexico, Fondo de Cultura Beondic, i993 (4), ap.v.

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