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ISSN: 2524-9592

Publicación digital Nº 12 - agosto de 2018

Un espacio en Palermo en torno a la figura Viaje al corazón del AGN


de José de San Martín El ojo fotográfico de Claudio Larrea

Un héroe de la Independencia en el norte Fondo Figueroa Alcorta


Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales Una pieza clave para la verdad histórica

Iconografía sanmartiniana e identidades sociales Un médico argentino


Combate de Ayacucho y la batalla de Maipú La historia del Dr. Pedro Antonio Pardo
Vista del Monumento de los dos Congresos; atrás, el edificio del Congreso.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 193534.
SUMARIO Publicación digital Nº 12: agosto de 2018

MÁRMOL Y BRONCE

06
(Por Nicolás Gutierrez)
Un espacio en Palermo en torno a la
figura de José de San Martín

FONDOS DEL AGN


(Por María Teresa Fuster)
Un héroe de la Independencia en el norte
Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales 14
ICONOGRAFÍA
(Por María Inés Rodríguez Aguilar y Miguel José Ruffo)
Iconografía sanmartiniana e identidades sociales
Pinturas sobre el combate de Ayacucho y la batalla de
Maipú
20
FOTOGRAFÍA

38
(Por María Jaeschke)

Viaje al corazón del AGN


El ojo fotográfico de Claudio Larrea

A 50 años:
BIOGRAFÍA
(Por Guada Aballe)
Fondo Figueroa Alcorta
Una pieza clave para la verdad histórica 46
SINGULAR

60
(Por María Teresa Fuster)
Un médico argentino
La historia del Dr. Pedro Antonio Pardo

BICENTENARIO

Bicentenario de la batalla de Cancha Rayada


(Por Carlos Ávila)
78
De Cancha Rayada a Maipú, visto por sus contemporáneos
(Por Roberto L Elissalde) 82
CONFERENCIAS
Homenaje a Manuel Belgrano
103
Frondizi y las Relaciones Exteriores durante la Guerra Fría
104
POLICIALES
Patrimonio cultural en riesgo
Marcelo El Haibe y Teresa Fuster reflexionan sobre
106
el negocio negro de bienes culturales
Robo de bienes culturales en Cusco 110
Nuestros números anteriores

PRESIDENTE DE LA NACIÓN
Mauricio Macri

MINISTRO DEL INTERIOR,


OBRAS PÚBLICAS Y VIVIENDA
Rogelio Frigerio

SECRETARIO DEL INTERIOR


Sebastián García De Luca

DIRECTOR DEL ARCHIVO GENERAL


DE LA NACIÓN
Emilio Leonardo Perina

EDITOR
Emilio Leonardo Perina

REDACTORES PRINCIPALES
María Teresa Fuster
María Jaeschke

DISEÑO
María Jaeschke

CORRECCIÓN DE TEXTOS
Paulo Manterola

Número 12: agosto de 2018


ISSN: 2524-9592

COLABORADORES
DE ESTA EDICIÓN
Guada Aballe
Carlos Ávila
Roberto L. Elissalde
Marcelo Daniel El Haibe
Para leerla online: Nicolás Gutierrez
www.issuu.com/legadolarevista María Inés Rodríguez Aguilar
Para descargarla: Miguel José Ruffo
www.agnargentina.gob.ar/revista.html
Carolina Tocci

Fotografía de tapa: Av. Leandro N. Alem 246 C1003AAP - CABA


Desazón de un hincha. Estadio de Nueva Chicago, Buenos Teléfono: (54 11) 4339-0800 int. 71037
Aires 1961.
Archivo General de la Nación (Argentina). Departa- E-mail: revistadigitalagn@gmail.com
mento Documentos Fotográficos. Inventario 4994.
EDITORIAL
En este número damos a conocer la historia de También, contamos con las magníficas fo-
un sitio de homenaje permanente a la memoria tografías del fotógrafo Claudio Larrea, quien
de don José de San Martín en Palermo, de la recorrió y retrató la sede central del Archivo
réplica de su casa en Grand Bourg que es la ac- General de la Nación. Aprovechamos para con-
tual sede del Instituto Nacional Sanmartiniano tar la historia del edificio.
y una plaza conmemorativa a su figura. En el bicentenario de las batallas de Cancha
Luego, María Inés Rodríguez Aguilar y Mi- Rayada y de Maipú dos historiadores destacan la
guel José Ruffo realizaron un interesante análi- importancia histórica de estos acontecimientos.
sis de la amplia iconografía del general José de Como siempre, compartimos con uste-
San Martín, en su mayoría, la que se encuentran des los eventos y actividades que se llevaron a
en el Museo Histórico Nacional. En especial se cabo en el Archivo como, por ejemplo, el ciclo
enfocan en las pinturas sobre el combate de de conferencia “Pensar la Historia” en sus dos
Ayacucho y la batalla de Maipú. ediciones: en homenaje a Belgrano y a Frondizi.
Además, damos a conocer fondos privados En la sección Policiales, reflexionamos
alojado en sala vii. En primer lugar, el Fondo Juan acerca del riesgo del patrimonio cultural. Por
Antonio Álvarez de Arenales, un héroe de la inde- último, las alertas sobre la búsqueda de bienes
pendencia. En segundo lugar, Guada Aballe rea- culturales, con el fin de dar a conocer objetos
lizó una investigación exhaustiva sobre el Fondo hurtados o robados que hacen a la cultura de
Figueroa Alcorta y nos muestra un perfil distinto las naciones.
de este personaje. En tercer y último lugar, intenta-
mos rescatar del olvido la memoria y el aporte de
Pedro Antonio Pardo, que hizo mucho por la sa-
lud de las mujeres argentinas a fines del siglo xix.
Emilio L. Perina

En la residencia del Sr. Federico Jesup Stimson, embajador de Estados Unidos, diciembre de 1917.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 74249.
Vista general del acto inaugural de la réplica de la casa que el General José de San Martín habitó en Grand Bourg, donada
por la señora Manuela Stegmann de Otero esposa del fundador y primer presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano,
11 de agosto de 1946.
AGN. Dpto. Doc. Fotográficos. Inventario 80646.
MÁRMOL Y BRONCE

Un espacio en Palermo
en torno a la figura de José de San Martín
por Nicolás Gutierrez*

En un sector del barrio de Palermo se constituyó un sitio de homenaje permanente


a la memoria de don José de San Martín. Se construyó una réplica de su casa en
Grand Bourg que es la actual sede del Instituto Nacional Sanmartiniano y una
plaza conmemorativa

La casa de Grand Bourg en tierras sudamericanas

La señora Manuela Stegmann, viuda del señor yerno y sus dos nietas. Don José adquirió la
José Pacífico Otero, había requerido a la petite maison el 23 de abril de 1834, gracias
Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires la a la ayuda económica de su amigo Alejandro
cesión de un terreno para construir la sede del María de Aguado, quien también era poseedor
Instituto Nacional Sanmartiniano, fundado por de una magnífica vivienda en aquella localidad,
su marido el 5 de abril de 1933, para cumplir situada a veintisiete kilómetros de París. El
de esta forma con su voluntad testamentaria. general alternó su vida entre Grand Bourg
El intendente Basilio Pertiné atendió el deseo y la capital francesa hasta que la revolución
y, el 12 de agosto de 1943, decretó la cesión de 1848 y su aquejada salud precipitaran
de un terreno de 290 metros cuadrados en la su definitivo traslado a la ciudad costera de
manzana delimitada por las calles Sánchez de Boulogne Sur Mer, en búsqueda de un clima
Bustamante (desde 1950, Castilla) y Rufino más benigno y tranquilo. La vivienda era una
de Elizalde (desde 1944, Alejandro María de edificación de dos plantas, de pareces blancas
Aguado). La ejecución de la obra estuvo a cargo y rematada por una pizarra negra. Ventanas
del arquitecto Julio Salas y fue inaugurada el y postigones, también en inmaculado blanco,
11 de agosto de 1946. La edificación es réplica, complementaban la fachada del inmueble.
a mayor escala, de la vivienda de Grand Bourg, Desde 2017, goza el título de Monumento
en donde residió San Martín junto a su hija, su Histórico Nacional.

* Es contador público y vive en Bahía Blanca. Es escritor e investigador. Es autor de Mármol y


Bronce: escultura de la Ciudad de Buenos Aires (Olmo Ediciones, 2015).

7
Plaza Grand Bourg, tributo al general San Martín

Teniendo como centro la sede del Instituto Balcarce, Remedios de Escalada de San Martín,
Sanmartiniano, los espacios verdes que la las estatuas de un granadero, de un soldado
circundan son a la vez tributo y homenaje de ejército, de uno de la marina, de uno de la
al gran Libertador. Por Decreto Municipal aviación y un relieve alegórico a las campañas
N.° 4114 del 29 de septiembre de 1944, se la militares de San Martín. Los bustos surgieron de
denominó plaza Grand Bourg y allí fueron un concurso de artistas convocado por el propio
emplazadas una serie de esculturas relacionadas Instituto Sanmartiniano. Resultaron ganadores,
con la vida de San Martín. En concreto, la para el busto de San Martín, los escultores Juan
Ley N.° 13661 de 1949 decretaba que el Patrizi y Juan Sartori; para el de Merceditas, el
año siguiente sería el del Libertador José de señor Quintino Piana; y, para el de Remedios
San Martín, que coincidía con el centenario de Escalada, Santiago Parodi. Por su parte, las
de su paso a la inmortalidad. Esta ley, en su esculturas de los soldados y el relieve fueron
art. 8 inc. d, contemplaba un programa de donados por las Fuerzas Armadas. Más tarde,
cimentación de obras de arte conmemorativas. en 1983, al cumplirse el cincuentenario de la
En atención a esta norma, durante 1950, fueron fundación del Instituto Sanmartiniano, fue
inaugurados los bustos de San Martín en su inaugurado el busto de José Pacífico Otero,
vejez, el de Mercedes Tomasa San Martín de obra del escultor Juan Carlos Ferraro.

En el centro, José Pacífico Otero (1874-1937) siendo presidente del Instituto Nacional Sanmartiniano. Fue el fundador y
primer presidente de dicha institución.
AGN. Dpto. Doc. Fotográficos. Inventario 8409.

8
El abuelo inmortal

La Ley N.° 13661 también instruía, en el art. 1848, el padre de la Patria se encuentra sentado
8 inc. C, la construcción de un monumento en un sillón, luce levita y corbata de lazo. Se
al general San Martín frente a la plaza Grand presumen su blanca cabellera y el bigote que
Bourg. La obra escultórica fue encomendada complementó su marcada personalidad en
al artista Ángel Ibarra García e inaugurada el aquellos años. Extiende su brazo derecho, en
11 de diciembre de 1951. A diferencia de las gesto elocuente. A uno de sus costados, sus dos
esculturas tradicionales del Libertador, en donde nietas lo escuchan entusiasmadas. El grupo se
es representado a caballo y luciendo su uniforme alza sobre una base de granito, la cual cuenta
militar, en esta obra, se pretendió rendir tributo al con tres relieves en bronce que atestiguan
hombre y hacer prevalecer sus valores humanos tres momentos del Libertador en su retiro:
por sobre los laureles por él conquistados. En “Cultivando dalias”, “Limpiando sus armas” y
tal sentido, don José es personificado en su “En la rivera del Siena”. El Decreto N.° 1056
edad adulta en una escena netamente familiar. de 2017, le otorgó el estado de patrimonio de
Inspirado, sin dudas, en el daguerrotipo de interés artístico nacional.

Inauguración del grupo escultórico “El abuelo inmortal” de Ángel Ibarra García, 11 de diciembre de 1951.
AGN. Dpto. Doc. Fotográficos. Inventario 193567.

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Plaza República de Chile, homenaje a los colaboradores de San Martín

Frente a la sede del Instituto Sanmartiniano se ubican dos relieves representativos de la Libertad
halla la plaza República de Chile. Este espacio y el Progreso y, a los costados, los escudos de Perú
fue bautizado así en honor al país trasandino y de Argentina, todos en bronce. Complementa
por medio de un decreto sancionado el 23 la obra una figura femenina alegórica de la Patria
de noviembre de 1943. Siendo San Martín el ubicada al frente del fuste.
libertador de Chile, en su espacio, también Juan Gregorio Las Heras (1780-1866) fue
se ubican una serie de esculturas que un militar argentino, héroe de las luchas por
complementan los homenajes a su vida a la independencia en Sudamérica. Comandó
través de los principales colaboradores en su la columna central del Ejército de los Andes
plan emancipador. Se trata de los monumentos e intervino en batallas decisivas como la
al marqués Alejandro María de Aguado, al de Chacabuco y la de Maipú. Además, fue
mariscal Ramón Castilla, al director supremo gobernador de la Provincia de Buenos Aires
Juan Martín de Pueyrredón, al general Juan de 1820 a 1824. La estatua de Las Heras en la
Antonio Álvarez de Arenales, a Martín Miguel ciudad de Buenos Aires había sido autorizada por
de Güemes, a Juan Gregorio Las Heras y a medio del Decreto N.° 5689 de 1908, junto a las
la virgen del Carmen de Cuyo. También se de Arenales, Pueyrredón y Güemes; sin embargo,
emplaza el monumento a Bernardo O’Higgins el designio se diluyó en los años subsiguientes,
Alejandro María de Aguado (1784-1842), quizás, ante los demás proyectos escultóricos,
fue un banquero, militar y noble español. Se lo a los cuales se les concedió carácter prioritario.
recuerda en nuestro país por la amistad que lo unió Así, sería retomada su cimentación a inicios de
con San Martín, a quien ayudó económicamente la década de 1970, dando lugar a la sanción de
una vez que el Libertador se asentara en Europa. la Ley N.° 19003 del 20 de abril de 1971. Hubo
A su muerte, lo nombró su albacea testamentario. concurso de maquetas y la correspondiente a Las
La broncínea figura de Aguado se manifiesta en Heras fue concedida al escultor Orio Dal Porto.
actitud fraternal, extendiendo su mano derecha En la escultura, el general es representado con
en gesto de donación. La obra, de Vicente Roselli, uniforme militar; su mano izquierda se posa en
fue inaugurada el 22 de mayo de 1950. la empuñadura de su sable.
Ramón Castilla y Marquesado (1797- Juan Antonio Álvarez de Arenales (1770-
1867) fue un militar y político peruano. Héroe 1831) fue un militar hispano-argentino, héroe
de la independencia del Perú, se unió al ejército de la independencia en Sudamérica. Adhirió a la
libertador del general San Martín. Participó Revolución de Chuquisaca de 1809; depuestas
de la decisiva batalla de Ayacucho. Asimismo, las autoridades españolas, fue nombrado co-
fue presidente del Perú, dos veces de manera mandante general en armas y en 1813 gober-
constitucional y otras dos de manera provisional. nador de la provincia de Cochabamba. Re-
Su escultura, obra del artista Vicente Torró Simó, pelido el alzamiento por parte del ejército re-
fue inaugurada el 20 de abril de 1953. Sobre un alista, fue tomado prisionero y enviado al Cal-
pedestal revestido en granito, se alza la figura del lao, de donde escaparía con destino a Salta.
Mariscal Castilla. Al frente del basamento, se Luchó bajo las órdenes de Belgrano en el Ejército

10
Izquierda: Monumento a Alejandro Aguado emplazada en la Plaza Grand Bourg, 1965.
AGN. Dpto. Doc. Fotográficos. Inventario 287433.
Derecha: Monumento al mariscal del Perú, Ramón Castilla emplazada en la Plaza Grand Bourg, 1965.
AGN. Dpto. Doc. Fotográficos. Inventario 287432.

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del Norte e intervino en las batallas de Salta, de Martín Miguel de Güemes (1785-1821) fue
Vilcapugio y de Ayohuma. Posteriormente, bajo un militar y político argentino. Cumplió una
el mando de Rondeau, combatió en la Florida, decisiva labor en el proceso independentista
donde recibió graves heridas, y en Venta y Me- como comandante del Ejército de Gauchos, que
dia y Sipe Sipe, derrotas definitivas del Ejército defendió la frontera del norte ante los embates
del Norte en el plan de avance por tierra hacia el realistas y sirvió de apoyo al general San Martín
Alto Perú. En 1919, se unió al general San Mar- en su gesta libertadora. Asimismo, fue gobernador
tín comandando una de las divisiones del Ejérci- de la provincia de Salta, ciudad en la cual había
to Libertador del Perú y fue vencedor en impor- nacido. Herido de bala, falleció en 1821, en el
tantes batallas, como la de Pasco. Declarada la que sería el último avance realista sobre el norte
independencia del Perú, fue nombrado presiden- argentino. La maqueta de Mario Arrigutti,
te del Departamento de Trujillo, gran mariscal inaugurada también en 1971, fue merecedora
del Perú y también le fue otorgada la Orden del del primer premio para la estatua de Güemes. El
Sol, entre otros reconocimientos. Asimismo, fue general es representado con el uniforme que usó
gobernador de la provincia de Salta de 1824 a en la defensa de las fronteras de la Nación, con
1827. La escultura que le rinde homenaje, obra un sable corvo en su cintura y su pie izquierdo
de Horacio Ruiz Pombo fue inaugurada en 1971. adelantado sobre el resto del cuerpo.
La figura del brigadier general Álvarez de Arena- La virgen del Carmen de Cuyo, patrona
les se presenta de pie con uniforme militar, aquel del Ejército de los Andes, a quien San Martín
que vistió durante toda su vida, y exhibe en su le ofrendó su bastón de mando, también tiene
pecho la insignia de la Orden del Sol. Descansa su lugar en el espacio reservado a su memoria.
su cuerpo sobre su sable, el mismo que le valió el La escultura, obra de Quintino Piana, fue
reconocimiento por su arrojo y valentía. inaugurada el 18 de agosto de 1950. Está
Juan Martín de Pueyrredón (1776- formada por un pedestal de piedra martelinada,
1850) fue un militar, político, comerciante y en la cual se ubican cinco altorrelieves que
hacendado argentino. Fue quien organizó la exhiben la entrega del bastón de mando, el paso
resistencia que logró la Reconquista de Buenos de los Andes, la procesión del pueblo mendocino
Aires luego de las invasiones inglesas de 1806. frente a la iglesia de San Francisco, el abrazo
A su vez, fue comandante en jefe del Ejército entre San Martín y O´Higgins y la proclama de la
del Norte entre 1811 y 1812. También, fue Independencia del Perú. Corona el basamento la
vocal del Primer Triunvirato y diputado por figura de la virgen portando en su mano derecha
San Luis en el Congreso de Tucumán de 1816, el bastón de mando, junto al niño Jesús.
en el cual sería honrado con el cargo de director Por último, mencionamos la estatua de
supremo, apoyando el plan de San Martín y Bernardo O’Higgins (1778-1842). Este fue un
ayudando económicamente en la formación militar, estadista y político chileno. Participó
del Ejército de los Andes. Su conmemoración del movimiento emancipador de su país.
en el bronce fue concedida al escultor Wilfredo Fue congresal por Los Ángeles en el Primer
Viladrich e inaugurada en 1971. Pueyrredón es Congreso Nacional de Chile. Integró las filas del
representado con uniforme militar y, al igual Ejército de los Andes y destacó en las batallas
que Las Heras, su mano izquierda descansa en de Chacabuco y de Maipú, decisivas para la
la empuñadura de su sable. declaración definitiva de la independencia

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de Chile en 1818. Participó también de la al palacio del Consejo Nacional de Educación.
Expedición al Perú. Fue nombrado director El acto inaugural fue celebrado el 18 de
supremo de ese país, cargo que ocupó de 1817 septiembre de ese mismo año. Posteriormente,
a 1823. Además, se le adjudicó el cargo de el 26 de noviembre de 1943, la estatua fue
comandante en jefe. En 1823, renunció a ambos trasladada a su actual emplazamiento.
cargos y se exilió en el Perú hasta su muerte. Con respecto a la escultura, esta se compo-
Fue el creador de la bandera nacional de Chile, ne de un basamento revestido con granito rojo
donde es reconocido como uno de los padres de lustrado. En sus extremos inferiores, se comple-
la Patria. La realización de su homenaje tuvo menta con un remate artístico. Al mismo tiempo,
algunos pormenores. la parte superior del pedestal luce en cada uno
El monumento en homenaje al general de sus extremos un “fascio”. Al frente, se halla
O’Higgins fue autorizado durante el curso de una escalinata que conduce a la imagen de la
los festejos del centenario de la Revolución Patria, encarnada por una figura femenina que
de Mayo. Concretamente, la Ley N.° 7026, porta gorro frigio, escudo en su brazo izquierdo
sancionada el 25 de mayo de 1910, autorizó a la y lanza elevada hacia el cielo en su mano dere-
Comisión del Centenario a erigir una escultura cha. A un costado de ella, se encuentra la figura
en recuerdo del héroe chileno. Siendo O’Higgins de un cóndor en referencia al macizo cordillera-
compañero de armas de San Martín y baluarte no de Los Andes que enmarca a la Nación chi-
en las decisivas batallas de Chacabuco y de lena. En los costados del basamento, por otro
Maipú, se decidió que el lugar idóneo para su lado, se encuentran los relieves en bronce de las
cimentación era junto a la estatua ecuestre del batallas de Chacabuco y de Maipú (a derecha e
Libertador. La ley fue aprobada con premura izquierda, respectivamente). Ambos relieves se
por el Congreso Nacional, aprovechando la complementan por una corona de laureles, que
visita del señor Pedro Montt, presidente de es cruzada por un sable. En la parte dorsal, se
Chile, para que colocase la piedra fundamental sitúa otro relieve en bronce que representa la
del futuro monumento. Este acontecimiento escena del abrazo entre O’Higgins y San Mar-
fue celebrado al inicio de la jornada del sábado tín. Corona el monumento la espléndida estatua
28 de mayo de 1910, en el cual se reinauguró ecuestre del general. En una abrupta detenida,
el monumento a San Martín y sobre cuyo el corcel hunde sus patas delanteras, al tiem-
basamento se colocó el memorial del Ejército po que gira el cuello hacia su costado derecho.
de la Independencia. El concurso de bocetos O’Higgins tensa las riendas y observa para el
fue desarrollado en abril de 1911, del que solo lado opuesto. El escultor Guillermo Córdova
pudieron participar artistas chilenos. El jurado logró plasmar en el bronce una escena suma-
decidió otorgarle la ejecución de la obra a una mente intensa.
de las dos maquetas presentadas por Guillermo Palermo tiene un lugar reservado para el
Córdova. El sitio para su emplazamiento fue estudio, la investigación y la admiración. Esto
modificado en 1915 en una decisión, por último, a través de la escultura pública, de la
cierto, razonable. Se resolvió que la plaza vida y obra del general San Martín. Sitio digno
Rodríguez Peña fuera el lugar oportuno para para ofrendar las honras y la gratitud que, como
su localización. Tres años más tarde, en 1918, argentinos, le debemos a don José, el Padre de
fue finalmente determinado el espacio: frente V
la Patria.

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Retrato de Juan Antonio Álvarez Arenales (1770-1831)
Departamento Documentos Escritos. Fondo Juan Antonio Alvarez de Arenales, Sala VII, Legajo 2562.
FONDOS
DEL AGN

Un héroe de la Independencia en el norte


Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales

por María Teresa Fuster

El 12 de junio de 1963, la señora Agustina de Burgos. Arribó a la ciudad de Buenos Aires


Roca de Uriburu, dando cumplimiento a la en 1784, en ese momento capital del virreinato
última voluntad de su esposo José Evaristo del Río de la Plata. Debido a sus aptitudes, el
Uriburu Tezanos Pintos, hijo del que fuera pre- virrey Arredondo lo promovió, en 1794, a te-
sidente de la República José Evaristo Uriburu, niente coronel de milicias provinciales y, el año
donó al Archivo General de la Nación el fondo siguiente, lo designó como jefe y juez subdele-
que hoy se conoce como “Juan Antonio Álva- gado de la ciudad de Arque3 perteneciente a la
rez de Arenales”, compuesto de veintitrés lega- Intendencia de Cochabamba. Cuando sucedió
jos fechados entre 1793 y 1918. José Evaristo el levantamiento en Chuquisaca4 (actualmente
Uriburu (h), que era descendiente de Arenales1, Sucre) el 25 de mayo de 1809 –que tuvo como
guardó con cuidado los papeles de su antepa- consecuencia (aunque breve, por cierto) la des-
sado; de hecho, utilizó la documentación para titución del gobernador y la formación de una
escribir dos obras históricas: El general Are- junta de gobierno–, Arenales se colocó desde el
nales en la época de la colonia e Historia del principio decididamente del lado de los rebel-
general Arenales. Gracias a su cuidado en la des. Esto, ante la sofocación de la revuelta, le
conservación de estos y a su voluntad de que costó la cárcel y la confiscación de sus bienes.
permanezcan en el Archivo General de la Na- Pasó por infinidad de peripecias tras escapar
ción, hoy disponemos de este inapreciable tes- de la prisión ante la inminencia de su fusila-
timonio para nuestra historia. miento; naufragó en las costas de Mollendo
La mayor parte de la documentación que (actualmente Perú), sufriendo pobreza y ham-
compone este archivo se centra en un período bre, en su condición de prófugo.
clave de nuestra historia, los años que van des- Ya en Salta, contrajo matrimonio con una
de 1809 hasta 1821, momento en que nuestra joven de la elite salteña, Serafina González
región logró emanciparse de España, lo cual Hoyos. Su adhesión a la causa revoluciona-
le da valor agregado a una documentación de ria le valió ser nombrado alcalde y regidor del
por sí valiosa. Pero antes de centrarnos en lo Cabildo de Salta. En 1812, cayó nuevamente
que contiene este fondo, recordemos breve- prisionero tras la invasión realista. Posterior-
mente quién fue Arenales y su actuación en la mente, se unió al ejército de Belgrano, quien
gesta patria. rápidamente simpatizó con el austero militar y
Juan Antonio Álvarez de Arenales nació con el que participó en la batalla de Salta el 20
en Castilla la Vieja en 1770.2 Militar de vo- de febrero de 1813.5 Ante su valiente desem-
cación, perteneció desde joven al Regimiento peño, el gobierno de Buenos Aires le concedió

15
la ciudadanía. Un año después, el general Ma- co.9 Cuando recibió instrucciones de dirigirse a
nuel Belgrano lo nombró gobernador de Co- Quito para liberarla, cayó enfermo, lo cual lo
chabamba, pero las derrotas de Vilcapugio y determinó a pedir su retiro tras quince años de
Ayohuma ocurridas en octubre y noviembre de servicios a la causa patria. Regresó a Salta, don-
ese año lo dejaron aislado. De este modo, tomó de fue designado gobernador, cargo que ejerció
la decisión de posicionarse en Santa Cruz de la entre 1824 y 1826.10 Fue un buen gobierno ca-
Sierra, donde inició una estrategia de guerra racterizado por la eficiencia y la equidad.
de guerrillas. En sus memorias, el general Paz Cabe destacar que, en ese tiempo, publi-
describe así la situación del militar: có el primer órgano de prensa de la provincia:
La Revista Mensual de Salta (1824-1825), y
Arenales quedó en Cochabamba, cor- fomentó la navegación del río Bermejo para
tado, abandonado y en un completo explorar sus costas. Su última campaña mili-
aislamiento. Este bizarro jefe tuvo que tar la realizó en 1825, cuando derrotó en Tu-
abandonar la capital, pero sacando la musla (Potosí, Bolivia) a las fuerzas de Pedro
fuerza que el mismo había formado y Antonio Olañeta.11 Tras ser reelecto como go-
los recursos que pudo se sostuvo en bernador en 1826, se enfrentó a la oposición
la campaña, retirándose a veces a los federal. Hubo un levantamiento que terminó
lugares desiertos y escabrosos y apro- con su exilio en Bolivia, donde falleció en 1831
ximándose otras a inquietar a los ene- en Moraya –un pequeño pueblo ubicado a dos
migos a quienes dió serio cuidado.6 leguas12 de Tupiza– luego de haberse refugiado
junto con su esposa e hijas. Su viuda reclamó
Asimismo, el 25 de mayo de 1814 participó en en vano a las autoridades bolivianas ayuda
la batalla en la Florida,7 “donde el mismo reci- económica y reconocimiento por la lucha de
bió las horrorosas heridas, cuyas cicatrices ha- su esposo. El entonces presidente de Bolivia,
cían más imponente su semblante, lo acompa- el mariscal Andrés de Santa Cruz, de manera
ñaron hasta el sepulcro”8. Esta batalla fue ver- definitiva, denegó su pedido.13
daderamente una proeza. Arenales la comandó, Sus restos permanecieron en Bolivia has-
junto con Ignacio Warnes, y obtuvo un notable ta la década 1870, cuando su calavera fue re-
triunfo ante fuerzas muy superiores. Con esta mitida a su hija Josefa Álvarez de Arenales de
victoria, se aseguró la entrada al Alto Perú de Uriburu por el coronel Pizarro, quien la había
los ejércitos patriotas. Capturó Chuquisaca, rescatado años antes por temor a que fuera
tomó Cochabamba y se unió al Ejercito del Alto profanada. Durante décadas, permaneció en
Perú, comandado por José Rondeau. Tras la de- poder de sus descendientes. En la década de
rrota del 29 de noviembre en Sipe-Sipe, se retiró 1950, sus familiares decidieron trasladar sus
a Tucumán, donde formó parte del Ejército Au- restos a Salta ante el deseo de los salteños de
xiliar hasta principios de 1819. Ese año, debido tributarle los honores merecidos a un héroe
a diferencias con otros militares, decidió pasar a de la Independencia. Así fue como, en 1959,
Chile para ponerse bajo las órdenes del general el doctor Atilio Cornejo14, historiador salteño,
José de San Martín. Su desempeño fue brillante. miembro de la Academia Nacional de la His-
Las fuerzas bajo su mando entre octubre y di- toria, los condujo desde Buenos Aires.15 En un
ciembre de 1820 vencieron en Ica, Nazca y Pas- principio, fueron provisoriamente depositados

16
en la capilla privada del arzobispado de Salta oficiales, documentación sobre la campaña al
y, un año después, exactamente el 25 de mayo Alto Perú, inventarios de armamentos y mu-
1960, en ocasión de los festejos del sesquicen- niciones, colección del periódico La Gaceta
tenario de la Revolución de Mayo, fueron tras- de Lima publicada entre 1821 y 1825, procla-
ladados a la catedral salteña y colocados en el mas del general José de San Martín, detalles
Panteón de las Glorias del Norte,16 donde en la de su gobierno en Salta, procesos judiciales,
actualidad reposan. sumarias, una litografía de Arenales, despa-
La documentación del Fondo Juan An- chos oficiales. Además, correspondencia per-
tonio Álvarez de Arenales es original y, en sonal de Arenales, certificados o fe de bautis-
su mayoría, manuscrita. Está organizada en mo de algunos de sus hijos, su testamentaria,
veintitrés legajos, entre los que se encuentran partición de bienes entre sus herederos, una
correspondencia con José de San Martín, Ma- carta de la viuda de Arenales solicitando ayu-
nuel Belgrano, Simón Bolívar, Bernardo de da económica al presidente de Bolivia en vir-
O’Higgins, Bernardo de Monteagudo, Tomás tud de los servicios que su esposo prestó a ese
Guido y Juan Manuel de Rosas. Contiene país y su respuesta, entre otros documentos.
también partes de batalla, como de la de Flo- Este invaluable testimonio de las campa-
rida (25 de mayo de 1814), Sumaipata (6 de ñas de la Independencia es otro de los tesoros
agosto de 1814), Sipe Sipe (29 de noviembre que el Archivo General de la Nación custodia
de 1815), Maipú (5 de abril de 1818), Pasco para beneficio de todos. Su consulta está abier-
(6 de diciembre de 1820), Pichincha (28 de ta al público y pude realizarse de lunes a viernes
mayo de 1822), entre otras; planos de batallas de 10 a 17 horas en el Departamento Docu-
(Florida, Cerro de Pasco), comunicaciones mentos Escritos de nuestra institución. V

Dos retratos de Juan Antonio Álvarez Arenales (1770-1831).


Izquierda: Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 325971. Derecha: Departamento Álbum Notables I, N°11.

17
Plano de la batalla de Florida diseñado y explicado por Juan Antonio Álvarez de Arenales, 1817.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales. Sala VII, Nº 2562.

18
NOTAS

1. José Evaristo Uriburu, presidente de la Nación entre 1895 y 1898, era hijo de Evaristo de Uriburu y
Josefa Álvarez de Arenales, hija del general Álvarez de Arenales.

2. Algunos investigadores sostienen su origen americano y señalan Salta como su lugar de nacimiento,
aunque las pruebas documentales indican que fue el Viejo Continente. Para una completa biografía de
Arenales, véase: Cutolo, V. (1971): Nuevo Diccionario Biográfico Argentino: 1750-1930 (tomo i), Bue-
nos Aires: Elche.

3. Archivo General de la Nación (agn): Sala vii, Legajo 2554, Fondo Arenales, hechos de la noche del 25
de mayo de 1809 en Chuquisaca.

4. agn: ibidem.

5. agn: Sala vii, Legajo 2561, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales, Diploma otorgado al Arenales
por su desempeño en la batalla de Salta.

6. Paz, J. M. (1855): Memorias póstumas del brigadier general José María Paz, Buenos Aires: Imprenta
de La Revista, p. 257.

7. agn: Sala vii, Legajo 2562, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales, Detalle y plano de la batalla de
la Florida explicada por el mismo Arenales.

8. Paz, J. M. (1855): op. cit., p. 257.

9. agn: Sala vii, Legajo 2561, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales, Diploma acordando medalla a
Arenales como vencedor en la batalla de Pasco.

10. agn: Sala vii, Legajo 2561, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales.

11. Esta batalla se la considera como la que sella definitivamente la liberación del Alto Perú de la domi-
nación española. En tal sentido, el gobierno boliviano declaró este enfrentamiento como parte del patri-
monio histórico y cultural de su nación según la Ley N.° 606 del 24 de noviembre de 2014.

12. Nueve kilómetros y medio.

13. agn: Sala vii, Legajo 2560, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales.

14. Atilio Cornejo nació en la ciudad de Salta en 1899 y falleció en 1985. Fue un destacado abogado e
historiador. En su casa en la ciudad de Salta, hoy funciona una biblioteca que lleva su nombre.

15. Para más detalles, véase el periódico El Tribuno (Salta) del 13 de junio de 1959.

16. agn: Sala vii, Legajo 2563, Fondo Juan Antonio Álvarez de Arenales, División y partición de bienes
del general Álvarez de Arenales.

19
Arriba: La batalla de Chacabuco de Pedro Subercaseaux, Chile, 1908.
Colección Museo Histórico Nacional, Argentina.
Abajo: La batalla de Maipú de Pedro Subercaseaux, Chile, 1904.
Colección Museo Histórico Nacional, Chile.
Iconografía sanmartiniana e identidades sociales
Pinturas sobre el combate de Ayacucho y la batalla de Maipú

por María Inés Rodríguez Aguilar* y Miguel José Ruffo**

La complejidad de los procesos sociales que nicación, que contribuyen a conformar identi-
conforman las identidades en un colectivo de dades culturales conciencias políticas.
infinitos pliegues incluyen procesos en el que Podemos inferir que las sucesivas genera-
confluyen los poderes de las imágenes –emer- ciones de espectadores –incluso el propio ar-
gidos de las obras de arte– y, en especial, los tista– pueden construir y percibir significados
provenientes de la pintura de historia. Esta diferentes de los propuestos originariamente.
puede ser concebida como un privilegiado ám- Desde de su libre interpretación, tanto las sig-
bito de la memoria, en razón de la persistencia nificaciones originarias como las implicaciones
de su poder icónico, por sus ricas y dinámicas están condicionadas por una tradición cultural
configuraciones a lo largo de sucesivas etapas y genealógica de ideas. Así, conocer la dimen-
históricas de una sociedad. sión en que tales vínculos culturales se confor-
Una selección de acontecimientos, prota- man y dialogan, consciente e inconscientemen-
gonistas y paisajes contextuales detentan di- te en las identidades de cada individuo, luego
versas resoluciones estéticas con mensajes y de asociarlas a su propia existencia en la histo-
sentidos devenidos, en cierto modo, en agentes ria del colectivo, implica transitar por la con-
históricos, testimonios con una organización figuración y los consumos de la cultura visual.
escenográfica que se inscriben en la mirada de Evolución que, durante sucesivas etapas, arti-
comunidades de receptores de cada época. Así, cula procesos de aprendizaje y socialización, e
configuran memorias de los acontecimientos, interiorizan y resignifican los vínculos cultura-
junto a otras estrategias educativas y de comu- les forjados históricamente.

*Es licenciada en Historia, archivóloga, directora del Museo Roca e interventora en el Museo
Histórico Nacional. Escribió, en colaboración con la doctora Carmen Sesto: Hebe Clementi.Una
vida con historia, entre otras publicaciones.

**Es profesor y licenciado en Historia (UBA), jefe del Área de Investigación del Museo Histórico
Nacional. Ha escrito: La Semana Roja de 1909, Iconografía de la Revolución de Mayo, y Genio
y figura de un patriota: Manuel Belgrano, entre otros libros.

Ambos ganaron el Concurso Arte y Antropología de la Fundación Espigas (Telefónica) con su


trabajo “Alfredo Gramajo Gutiérrez: ¿Pintor de la Nación o documentalista antropológico?”.

21
Esta específica y dinámica naturaleza de ción que por el general de los Andes tenía
vínculos converge en la conformación de la el director del Museo. Este último, además,
nación y le permite subsistir a los múltiples poseía un lejano parentesco con la familia
cambios estatales y territoriales, a lo largo Escalada, es decir, con la familia de la espo-
de su historia, e incorporar y transcender las sa del Libertador.
transformaciones funcionales impuestas por El Museo se inscribe en la dinámica po-
la vida económica, política, cultural y tec- lítica del proceso de formación del Estado
nológica. La nación, por tanto, no puede ser nacional argentino, después de la batalla de
analizada si no es considerando su doble na- Pavón en 1861. La nación necesitaba de sus
turaleza: social y cultural. correspondientes expresiones ideológicas y
En este trabajo realizamos una selección culturales en el ámbito de la historiografía, la
de la amplia iconografía del general José de política y la literatura. Con respecto a la histo-
San Martín, en su mayoría, la que se encuen- riografía argentina, sus padres fueron Barto-
tran en el Museo Histórico Nacional, institu- lomé Mitre y Vicente Fidel López. A los fines
ción fundada en 1889 con el objeto de mante- de este trabajo, nos interesa el primero, autor
ner las tradiciones de la Revolución de Mayo y de dos obras medulares: Historia de Belgrano
de la Guerra de la Independencia. En ese año, y de la Independencia argentina e Historia de
el doctor Adolfo P. Carranza había fundado el San Martín y de la emancipación sudamerica-
Museo Histórico de la Capital, luego Nacional na. En este último, el proceso histórico-social
que condujo a la emancipación del Río de la
con el objeto de evocar las tradicio- Plata y de Sudamérica está vinculado a dos fi-
nes de la Revolución de Mayo y de la guras que, debido a su construcción historio-
Guerra de la Independencia se había gráfica, se convirtieron en arquetipos o sím-
convertido en la sede ceremonial de bolos: Manuel Belgrano y José de San Martín.
Patrimonio, sustentando a un discur- Si bien Mitre se insertaba dentro de la
so histórico-museográfico, condensa- tradición de la historiografía liberal positi-
do en objetos y grandes cuadros, cuya vista, no estaba exento de matrices propios
exhibición y difusión organizaba en del romanticismo. Dentro de esta corriente
un régimen semiótico las vinculacio- del pensamiento, por su relevancia cultural,
nes simbólicas, que enunciaban las descuellan los conceptos de nación y de genio
argumentaciones sobre un relato de o héroe. Para el romanticismo, el presente es
la historia nacional, y definían a una la culminación del pasado y, en este sentido,
topografía memorial hegemónica.1 el presente de Mitre era la culminación de un
pasado en el que la personalidad y acción del
Desde su época fundacional, siendo su di- general José de San Martín habían revestido
rector Adolfo P. Carranza, el Museo fue el carácter de una fuerza que trasciende los
conformando una nutrida colección de hechos y se inserta dentro de las leyes o meca-
testimonios sanmartinianos. Ello se debía nismos del destino. San Martín era un hom-
al rol trascendental desempeñado por San bre pero, al mismo tiempo, era el héroe en que
Martín en la independencia, a lo que cabría se corporizó una necesidad trascendental: la
agregar la particular admiración y devo- libertad e independencia de la Sudamérica.

22
Iconografía sanmartiniana y nación En esta etapa [después de 1850] la his-
toria de San Martín se transforma en
La iconografía sanmartiniana es muy vasta. el mito nacional por excelencia, que
En ella, debemos distinguir las obras sincró- muestra no pocas facetas de su singu-
nicas con los acontecimientos emancipado- lar personalidad. Entre los héroes de
res de aquellas otras obras que, siendo pos- América de comienzos del siglo xix,
teriores a estos, adquirieron una dimensión sólo le son comparables en prestigio
evocativa. En este sentido, cabe señalar que Simón Bolívar y George Washington.
“evocar” es traer a la memoria o a la ima- […] Algunas razones de la primacía
ginación un acontecimiento o un personaje mítica de San Martín son evidentes,
determinado. Evocar presupone acudir al puesto que resultó el único prócer ar-
pasado para tornarlo presente, pero no a la gentino cuya actuación política y mili-
manera de un historiador positivista que se tar fue breve y meteórica, casi siempre
ocupa solo de la reconstrucción de los he- brillante, exitosa, atinada y, política y
chos, sino a la de un cantor épico que reme- económicamente desinteresada, sólo
mora lo acontecido para elogiarlo. discutible –según Mitre– al final del
Cuando decimos pinturas evocativas, es- período peruano, cuando las intrigas
tamos haciendo referencia a un conjunto de políticas, la salud seriamente quebran-
producciones plásticas que trabajan con el tada, el agotamiento físico por la gran
recuerdo, la memoria y la proyección hacia el tensión que debió vivir entre 1815 y
futuro de una semblanza. Es una forma de mi- 1822 y la sagaz y lúcida comprensión
rar el pasado para construir íconos que, por de la cruda realidad social y política
su difusión, adquirieron un alto valor pregnan- que lo rodeaban hicieron que vacila-
te y se constituyeron en un corpus ideal, para ran sus concepciones republicanas, así
recordar, glorificar e inmortalizar el pasado. como el empuje y la visión certera que
Entre otros, los trabajos de Julio Fernández normalmente aplicaba a sus empresas
Villanueva, Pedro Subercaseaux, José Bouchet, militares.2
Ángel Della Valle, evocan los acontecimientos
fundadores relacionados con las campañas La heroicidad y la nacionalidad están inte-
sanmartinianas. rrelacionadas en la reconstrucción de un pa-
En cierta medida, y con otros recursos, es- sado, que se interpreta como el de la génesis
tos artistas son al pasado argentino lo que Ho- o el nacimiento de una nueva comunidad.
mero fue al pasado de Grecia. Como pintores San Martín y la emancipación constituyen
de historia, se proponían una reconstrucción una unidad indisoluble y su acontecer es la
fidedigna del pasado, pero previamente selec- “esencia” de la nación, que reconoce en ellos
cionado y despojado de las aristas que, para su acta de nacimiento.
las dirigencias y la elite dominante, podían tor- Desde 1850, año de la muerte de José de
narse ríspidas. San Martín, la vida del general fue una reali-
Es por ello que el San Martín de estos ar- dad definitivamente concluida. Pero, a partir
tistas es el héroe que posibilita el surgimiento de 1862, con la afirmación del federalismo he-
de una nueva nación. gemónico de Buenos Aires, en el orden político,

23
se iría modificando la imagen sanmartiniana: un plan determinado, sea este propio o bien
por un lado, por el conocimiento de las fuentes impuesto por los comitentes. Los abordajes
que permitió una visión más profunda y com- propuestos de las obras desarrollarán una
pleta de su trayectoria y, por el otro, por la di- noción general de los hechos y protagonistas,
námica en la elaboración del mito, fenómeno en relación con las formas y el significado o
social que adquiere una especial configuración contenido temático, así como la vinculación
de acuerdo con la cultura vigente plena de ten- al acontecimiento, registrado desde su dife-
siones y acuerdos, a la vez que diferentes nece- renciación esencial, en relación con la his-
sidades sociales y políticas. toriografía, imbricada en la misma raíz del
Hacia fines de la década de 1870, el mito proceso interpretativo de la iconología. De
sanmartiniano fue objeto de estudios más de- este modo, abordaremos el análisis de tres
tallados y producciones literarias. Se propusie- óleos –uno de Julio Fernández Villanueva y
ron revisiones tendientes a una mayor univer- dos de Pedro Subercaseaux–, relacionados
salidad, en especial, luego de la aparición de la con las tres batallas más importantes prota-
Historia de San Martín y de la emancipación gonizadas por San Martín en la lucha eman-
sudamericana de Bartolomé Mitre en 1887, cipadora: el combate de San Lorenzo (1813),
obra que consolidó la representación histórica la batalla de Chacabuco (1817) y la batalla
de San Martín para la sociedad argentina a lo de Maipú (1818).
largo de su historia, con la configuración mí- La primera batalla librada por el general
tica clásica de un general heroico, victorioso, José de San Martín, teniendo en perspecti-
profundamente patriótico, portador del idea- va la emancipación sudamericana, y la única
rio de Mayo, libertador de medio continente. que se desarrolló en el actual territorio ar-
Asimismo, hacia 1900, se subordinó el gentino, fue el Combate de San Lorenzo, en
heroísmo guerrero al heroísmo de las virtudes la provincia de Santa Fe. El Museo Histórico
cívicas. Por lo tanto, en las celebraciones del Nacional cuenta entre sus colecciones pictó-
Centenario y en las estrategias de la configura- ricas el boceto y el óleo de Julio Fernández
ción definitiva de una identidad nacional ante Villanueva El Combate de San Lorenzo, que
la inmigración masiva, la figura de San Mar- alude al momento (muy conocido por todos)
tín se concibió como un emblema disponible en que San Martín quedó aprisionado deba-
para definir la argentinidad e integrar el capital jo de su caballo muerto. Un par de realistas
simbólico indispensable para esta empresa. Su iban a rematarlo cuando se aproximaron dos
imagen difundiría, entonces, modelos cívicos granaderos, Baigorria y Cabral, a auxiliar a
que fortalecerían la pertenencia nacional y una su jefe militar.
adhesión emotiva y mística del Estado.3
Se reproducen sus escenas bélicas
Producciones pictóricas y relatos historiográficos en cuadernos y libros de texto. No
hay pequeño escolar argentino que
Aspiramos a compartir los significados de no conozca su “Combate de San
las obras seleccionadas desde el momento de Lorenzo” aunque ignore el nombre
su génesis, sus condiciones de producción, del autor. Esa caída del caballo so-
representación practicada por el artista con bre la pierna del coronel ¿Quién la

24
olvidará? Contarles la vida meri- Regresando a nuestro artista:
toria, el arte pasional del autor de
esos dibujos, de esos óleos, será una El nombre de Julio Fernández Villa-
tarea grata de los maestros de escue- nueva llena una página breve pero
la. Fernández Villanueva se lo tiene luminosa del arte pictórico argentino.
merecido. 4
Era médico pero cultivaba con amor
la pintura. Se había dedicado especial-
En su Historia, Mitre refiere: mente a la evocación de los grandes
acontecimientos de la historia patria
Al llegar a la línea recibió a quema- en las pocas telas que alcanzó a pintar.
rropa una descarga de fusilería y un “La Batalla de Maipú” que se exhibe
cañonazo a metralla, que matando su en el Museo Histórico Nacional y el
caballo le derribó en tierra, tomándo- “Combate de San Lorenzo” que figura
le una pierna en la caída. Trabóse a su desde hace años en uno de los salones
alrededor un combate parcial al arma de la Cámara de Diputados.
blanca, recibiendo él una ligera herida […] Sábese que antes de acometer
de sable en el rostro. Un soldado espa- la tarea de componer un cuadro,
ñol se disponía ya a atravesarlo con la se documentaba escrupulosamente,
bayoneta, cuando uno de sus grana- consultaba a los historiadores de su
deros, llamado Baigorria (puntano), tiempo y aun a los testigos de los
lo traspasó con su lanza. Imposibilita- grandes hechos.
do de levantarse del suelo y de hacer Para preparar su cuadro del combate
uso de sus armas, San Martín habría de San Lorenzo se trasladó al propio
sucumbido en aquel trance, si otro de campo de batalla y vivió durante al-
sus soldados no hubiese venido en su gún tiempo en el célebre monasterio.
auxilio echando resueltamente pie a En esa ocasión trazó en un postigo
tierra y arrojándose sable en mano en del convento un boceto en que ya se
medio de la refriega. Con fuerza her- acusaban los lineamientos de la obra
cúlea y con serenidad, desembaraza a definitiva.6
su jefe del caballo muerto que lo opri-
mía, en circunstancias que los enemi- Este óleo pintado por Julio Fernández Vi-
gos reanimados por Zabala a los gri- llanueva en 1890 ingresó al Museo el 20 de
tos de “¡Viva el Rey!”, se disponían a abril de 1934 como donación de la Cámara
reaccionar, y recibe en aquél acto dos de Diputados de la Nación. En los modos de
heridas mortales gritando con entere- generar estas representaciones, a Julio Fer-
za: “¡Muero contento! ¡Hemos batido nández Villanueva,
al enemigo!”
[…] Llamábase Juan Bautista Cabral le enardecía el tema de sus composi-
este héroe de la última fila: era natural ciones. Hervía en él fiebre de acción,
de Corrientes, y murió dos horas des- anhelo de arremeter, desesperado im-
pués repitiendo las mismas palabras. 5
pulso arrollador.

25
[…] Es el pintor que siente, en lo ín- un tiempo heroico, a un tiempo de hombres
timo, el heroísmo de los hombres de nobles de ideales puros…”.
la independencia. Y, además, el artista Enamorado de la época de la génesis de
que, cuando se presenta la oportuni- las naciones chilena y argentina, dejó en sus
dad – esa oportunidad heroica que telas manifestaciones estéticas orientadas a
ya creía perdida para siempre-, sabe inmortalizar el pasado. Un pasado en el que
aprovecharla. Y su vida se consume en Subercaseaux convivía con O’Higgins y San
ella. complacíase en la frecuentación y Martín. Este artista perteneció a prominentes
la amistad del general Mitre, a quien familias chilenas vinculadas a la industria viti-
solicitaba informaciones y consejos, vinícola y a la política; desde temprana edad,
para sus composiciones históricas o sintió inclinación por el arte y encontró en la
de asunto histórico, lo mismo que a pintura la posibilidad de expresar su vocación
don Ángel Justiniano Carranza […] humanista y estética. En Europa –había nacido
Además de pintor, el doctor Fernández en Roma–, estudió en diversas escuelas y talle-
Villanueva fue aficionado a la música, res de pintura y obtuvo sus primeros premios
siendo un distinguido violoncelista.7 como artista. Al regresar a Chile en 1902 abor-
dó la pintura histórica para narrar el pasado
Es importante señalar que Subercaseaux tam- de su patria, cuya independencia está íntima-
bién pintó un Combate de San Lorenzo (ac- mente vinculada al movimiento emancipador
tualmente en el Museo de Armas de la Nación), del Río de la Plata y a San Martín. Luego, su
pero la imagen es sustancialmente distinta a la vinculación con el director y fundador del Mu-
de Villanueva. Mientras este último nos mos- seo de Historia Nacional, Adolfo Carranza, lo
traba a San Martín aprisionado por su caba- llevó a incursionar en el pasado argentino, en
llo muerto, Subercaseaux lo pintó al frente de particular, en la Revolución de Mayo y Maria-
sus hombres, montado en un caballo blanco, no Moreno.
conduciéndolos al combate. Este San Martín El óleo de Pedro Subercaseaux Chacabu-
es aún el “sableador” al que se refiere Mitre en co nos presenta al general José de San Mar-
su Historia. tín, montado en un caballo blanco, sobre un
Pedro Subercaseaux (1880-1956) fue un promontorio, observando el avance de sus
pintor chileno íntimamente relacionado con fuerzas en la cuesta de Chacabuco. Es casi ha-
las pinturas de historia y, por ende, con el gé- bitual en la iconografía sanmartiniana ver al
nero pictórico, que las academias del siglo xix “héroe de los Andes” en un caballo blanco. Es
consideraban la más elevada de las expresio- una cuestión simbólica. Como el general José
nes plásticas. Parte de sus pinturas expresan de San Martín es el máximo héroe nacional,
momentos culminantes de la gesta sanmarti- su caballo –por ser el que corresponde a un
niana, ya que sintió desde joven la atracción héroe– es el de la luz y se representa con el co-
por el pasado heroico al convivir espiritual- lor blanco. En efecto, en el periplo del héroe,
mente con el vencedor de Chacabuco y Mai- este asciende de la tierra al cielo y transforma
pú. En los recuerdos de su sobrina Margari- las energías telúricas o de la tierra en ener-
ta Valdés Subercaseaux, nos permite saber el gías celestes: asciende hacia la luz y entonces
sentir del autor: “… su pintura respondía a su cabalgadura se torna blanca. Son las suyas

26
energías celestiales o lumínicas. Asimismo, precisamente en lo contrario de lo que
y atendiendo a la dimensión polivalente del constituye la gloria de las batallas.
símbolo, el color blanco del caballo nos remi- Resultado lógico de las hábiles com-
te a la Antigüedad clásica. binaciones estratégicas de la invasión,
estaba ganada por el general antes que
Los diferentes significados que se atri- los soldados la dieran, respondiendo
buyen al blanco y a la blancura ponen a un plan metódico en que hasta los
de manifiesto la conocida distinción días estaban contados y los resultados
entre los textos complejos y los sen- previsto.9
cillos materiales visuales considera-
dos carentes de valor. El blanco nos ¿Debemos entonces considerar que la repre-
conduce al lugar al que se le atribuyó sentación de Subercaseaux constituye una fal-
el origen del arte occidental y sus ma- sificación histórica? Pensamos que no, por los
yores formas conocidas: la escultura siguientes motivos. En primer lugar, porque los
griega y romana. En el siglo xix, la cánones estéticos del arte académico, su ideal
belleza de estas esculturas se realzaba de belleza, en la que esta obedece a determi-
con el mármol blanco puro.8 nadas proporciones y reglas de composición,
conducen de manera inevitable a incorporar
En efecto, siendo las esculturas griegas de la dentro de determinados moldes arquetípicos a
época clásica formas artísticas de dioses y hé- los hombres que, por los acontecimientos que
roes, el color blanco del caballo de San Martín protagonizaron, fueron convertidos por la his-
asocia su figura a la de los héroes de la Anti- toriografía en los páters de la nación. En segun-
güedad. No interesa aquí la contradicción en- do lugar, porque, al construirse el pasado como
tre el proceso histórico real y la iconografía; no gesta heroica, las luchas sociales e individuales
importa cómo eran los caballos reales de San en su idealización no carecen de contradiccio-
Martín, solo cuenta el simbolismo del héroe. nes, sino que estas operan, podríamos decir,
Bartolomé Mitre señala que, al momento casi sin la fuerza que en su momento tuvieron,
de producirse la batalla de Chacabuco, San como oposiciones, obstáculos o dificultades
Martín se encontraba debilitado de salud. Sin por superar. Por último, porque la pedagogía
embargo, el San Martín de 1817 ya no era el didáctica sobre la que están construidos estos
militar que, sable en mano, atacaba a los ene- óleos responde a la exaltación de un héroe y,
migos, sino el estratega que ganaba las batallas como la heroicidad de San Martín se construye
con su inteligencia y dirección: en su victoria, esta no podía aludirse más que
por medio de su idealización, siguiendo cierto
Ya no era San Martín el sableador de simbolismo y representación figurativa.
Arjonilla o de Bailén y San Lorenzo; Hacia la derecha del óleo aparece, como
ganaba las batallas en su almohada, ya dijimos, representado San Martín con es-
fijando de antemano el día y el sitio tos sentidos: sobre un caballo blanco, casi de
preciso. Era su cabeza y no su cuerpo espaldas al espectador, dejando ver su perfil iz-
la que combatía […] El mérito militar quierdo. Se destacan su pronunciada patilla, el
de la batalla de Chacabuco consiste falucho o sombrero elástico, la parte trasera de

27
su uniforme, el sable corvo y la bota granade- de Chacabuco con intervalo como de
ra de su pie izquierdo. Lo acompañan oficiales 2.500 metros.
que integran su Estado Mayor y dos banderas, A su pie se extiende la planicie que co-
una de ellas a dos franjas horizontales de color mienza entre las quebradas del este de
celeste y blanco. San Martín observa el ataque Chacabuco, y se prolonga como doce
de sus fuerzas: la infantería baja la cuesta y kilómetros hacia el sur en dirección a
ataca frontalmente al enemigo, mientras que la Santiago hasta el portezuelo del cor-
caballería, lo rebasa por el flanco derecho, en dón de Colina, que lo limita. Hacia el
una maniobra envolvente. También se divisan oriente, se levanta la gran cordillera
hacia el centro, por debajo del promontorio con sus estupendos nevados entre el
donde se encuentran San Martín y sus oficia- Aconcagua y el Tupungato.
les, piezas de artillería abriendo fuego. En el Al occidente, negras y agrestes, se pro-
fondo, se recuestan las últimas estribaciones longan las montañas achatadas que
montañosas y un cielo parcialmente nublado. forman la continuación del crestón de
La geografía está dada por la cordillera de los Chacabuco hasta unirse con la cordi-
Andes. Dice Mitre de este paisaje: llera marítima.10

La serranía de Chacabuco, sobre la Entre la descripción geográfica que hace Mitre


cual estaba calcado el plan, es un cor- de la cuesta de Chacabuco y la representación
dón transversal de altas montañas, plástica de Subercaseaux hay notables diferen-
que se desprende de los macizos con- cias. En principio, en el óleo, no hay bosque-
tiguos de Uspallata y de Tupungato de cillos de quillay ni grupos de laureles. El cie-
la gran cordillera en dirección al oeste, lo ocupa toda la parte superior del óleo, pero
y se prolonga hasta la costa del mar, plásticamente no podemos decir “que es uno
midiendo su cumbre 1.280 metros de de los cielos más bellos del mundo”; no se des-
elevación. En su promedio está situa- taca el cielo respecto del conjunto de la com-
da la cuesta, que se desenvuelve en posición como para que su presencia deslum-
suaves planos inclinados por la parte bre al espectador hasta crear la sensación de
del norte en una extensión de seis ki- una belleza magna e incomparable. Podríamos
lómetros, siendo más largo y más ás- decir, incluso, que es el cielo común a un paisa-
pero el descenso por la parte sur. je sin mayores pretensiones estéticas. Por otra
El de la izquierda, que es el más cor- parte, el paisaje esta subsumido en el acontecer
to y el más recto, pero más pendiente, bélico. San Martín y su Estado Mayor, en un
conduce a la llamada “Cuesta Vieja” primer plano, a la derecha del óleo, dominan
–que era entonces el camino real, y el conjunto de la escena y, por consiguiente, el
hoy es de herradura–, y que desde paisaje. Este no envuelve la acción, sino que
aquél día se denominó “Quebrada de esta impone su presencia.
los cuyanos”. Se trata de un óleo bélico, de la pintura de
El otro, situado más al oeste, condu- una batalla. El arte pictórico inmortaliza en la
ce a la “Cuesta Nueva Ambos cami- tela la batalla de Chacabuco, la primera de las
nos desembocan en el llano opuesto libradas por San Martín para la liberación del

28
país trasandino. La batalla se libró en febrero este Estado D. Bernardo O’Higgins:
de 1817. No habían aún concluido de atrave- pero debo manifestar a V. E. que ha-
sar los Andes el conjunto del ejército sanmar- llánadose gravemente herido, montó a
tiniano cuando ya se estaba librando el primer caballo, y llegó al campo de batalla a
combate. su conclusión, teniendo el sentimiento
Asimismo, la batalla de Maipú en abril de que de estas resultas se ha agravado
1818 resolvió la lucha por la independencia de de su herida.12
Chile. Bartolomé Mitre evalúa su importancia
en los siguientes términos: Posteriormente, Mitre refiere:

Esta victoria, la más reñida de la gue- En ese instante oyéronse grandes acla-
rra de la independencia sudamericana, maciones en el campo. Era O’Higgins
fue comprada por los independientes a que llegaba. El director, al saber que la
costa de más de 1.000 hombres entre batalla iba a empeñarse, devorado por
muertos y heridos, pagando el mayor la fiebre causada por su herida, mon-
tributo los libertos negros de Cuyo, ta a caballo, y al frente de una parte
de los cuales quedó más de la mitad de la guarnición de Santiago se dirige
en el campo. Más que por sus tro- al teatro de la acción. Al llegar a los
feos, Maipú fue la primer gran batalla suburbios, oye el primer cañonazo y
americana, histórica y científicamente apresura su marcha. En el camino, un
considerada […] Por su importancia mensajero le da la noticia de que el ala
trascendental, sólo pueden equiparar- izquierda patriota ha sido derrotada,
se a la batalla de Maipú la de Boyacá, y sigue adelante sin vacilar, pero al
que fue su consecuencia inmediata, y llegar a la loma, tuvo la evidencia del
la de Ayacucho, que fue su consecuen- triunfo.
cia ulterior y final; pero sin Maipú, no Adelantóse a gran galope con su es-
habrían tenido lugar Boyacá ni Aya- tado mayor, y encuentra a San Mar-
cucho […] Maipú fue la precursora de tín a inmediaciones de la puntilla su-
todas las ventajas sucesivas.11 doeste del triángulo, en momentos en
que disponía el último ataque sobre la
O’Higgins, que había sido herido en Cancha posición de Espejo: le echa al cuello
Rayada, no participó en la batalla de Maipú, desde su caballo su brazo izquierdo,
que se libró en las afueras de Santiago de Chi- y exclama: “¡Gloria al Salvador de
le. Al no tener noticias de lo que acontecía en Chile!”. El general vencedor, seña-
el campo de batalla, resolvió presentarse allí lando las vendas ensangrentadas del
mismo. Cuando llegó, la contienda había con- brazo derecho del director, prorrum-
cluido con el triunfo de San Martín. Este últi- pe: “General: Chile no olvidará jamás
mo informó al Supremo Gobierno: su sacrificio presentándose en el cam-
po de batalla con su gloriosa herida
Sé que ofendo la moderación del va- abierta. Y reunidos ambos, adelan-
liente Exmo. Sr. Supremo Director de táronse para completar la victoria.

29
Eran las cinco de la tarde, y el sol de- cio heroico de estos se debió en gran parte el
clinaba en el horizonte”. 13
triunfo de Maipú.

En palabras de Ricardo Rojas: “Aquella escena Las tropas se componían mayormente


ha sido fijada en el lienzo por el artista Suber- desde los sectores populares: campesinos
caseaux, como otros han pintado a San Mar- trabajadores pobres de la campaña, ple-
tín en la hora de otras grandes batallas, y en be urbana, migrantes internos y regiona-
encuentros como el de Guayaquil, igualmente les, negros, pardos, indios y mestizos.16
gloriosos en su vida”.14
Así como la historia de Bartolomé Mitre es Estas experiencias de la guerra de la indepen-
la base documental del óleo de Subercaseaux, dencia fueron vividas por una parte significa-
la pintura del artista chileno El abrazo de Mai- tiva de la población nuevas condiciones mate-
pú refuerza en el imaginario social el abrazo riales y nuevos parámetros culturales vividas
de ambos libertadores, tal como queda de ma- con intensidad la duración introduciendo mo-
nifiesto en el libro de González Arrili: “Al lle- dificaciones de efectos en la sociabilidad, es-
gar a encontrarse con San Martín, [O’Higgins] tructuras sociales y mentales.
aproxima su caballo, echa el brazo izquierdo El tema del abrazo de Maipú fue larga-
por encima del hombro del general y exclama: mente trabajado por el artista chileno, quien
“¡Gloria al vencedor de Chile!”.15 recuerda que, mientras estudiaba en Europa,
En la representación, hacia el centro del
óleo, San Martín y O’Higgins están a punto todos los sábados corregía uno de los
de abrazarse. Mientras el chileno extiende su profesores los bocetos que se presen-
brazo izquierdo hacia el Libertador, este alza taban sobre algún tema indicado de
el suyo sosteniendo con su mano el sombre- antemano. Podían también presen-
ro elástico o falucho. El abrazo es el centro de tarse bosquejos sobre cualquier otro
una composición en la que se destacan, hacia tema, por lo que habiendo hecho yo
el lado derecho, los oficiales del Estado Mayor, un apunte al óleo que representaba
aclamando la victoria: levantan sus sables y fu- el abrazo de O’Higgins y San Mar-
siles y lanzan gritos de júbilo. En el extremo in- tín en Maipú, lo llevé al concurso.
ferior derecho, mientras un tambor aclama el Más tarde me sirvió de base para el
abrazo, un soldado herido, con un vendaje en cuadro que fue premiado en Buenos
la frente, sentado en el suelo, junto a un fusil Aires, en 1910.
y un cañón, testimonia lo cruento de la bata- De todos modos consideraron mis
lla. Por otro lado, hacia la izquierda del óleo, amigos que la expedición había sido
mientras en el fondo se observan disparos de un éxito, pues el gobierno argentino,
cañón, un grupo de oficiales –seguramente, además de las dos telas ya nombradas,
chilenos– avanzan detrás de O’Higgins, hacia me adquirió “El abrazo de Maipo” y
el centro de la escena. Hacia ellos se dirige una varios cuadros más de menor tamaño
columna de soldados de infantería, marcando para diversos museos.
el paso, también con vítores de triunfo. Entre A O’Higgins y a San Martín me pa-
los infantes la mayoría son negros y al sacrifi- recía conocerlos personalmente y veía

30
las hazañas de ambos como si actua- Por oposición, y caída hacia el suelo, mien-
ran ante mis ojos. La austera tumba tras la sostiene un soldado, podemos observar
del Libertador, con sus Granaderos de una bandera española, trofeo de guerra. Mitre
perpetuos centinelas en la Catedral de señala que, en Maipú, fueron tomadas cuatro
Buenos Aires, me causaba una impre- banderas de los realistas. El uniforme de San
sión que no se ha borrado a pesar de Martín está basado en el retrato que José Gil
los cambios políticos que, más tarde, de Castro le pintara en Chile poco después de
pudieron alterar mis opiniones de chi- la batalla de Chacabuco en 1817. Tal como lo
leno patriota y democrático.17 señala Bonifacio del Carril, viste uniforme de
granadero en el grado de coronel mayor lle-
Era Subercaseaux un pintor que tenía un particular vando la banda de general. Debemos señalar
sentido para percibir el pasado histórico. Lo sen- que el grado de San Martín al momento de la
tía como si este fuese su verdadero contemporá- batalla de Maipú era el de general de brigada.
neo. Por eso, sobre esta cuestión, dice Parpagnoli: El abrazo de Maipú, por su técnica aca-
démica y neoclásica, no es una pintura que se
¿Y quién prefiere volver a imaginar inserte funcionalmente en las corrientes pictó-
cómo había sido el abrazo de Maipú, ricas internacionales de la época. En efecto, las
cuando el general O’Higgins se dirigió dos obras comentadas hasta el momento fue-
a gran galope hacia donde estaba el ge- ron pintadas sincrónicamente con el desarrollo
neral San Martín y, echándole al cuello en París del cubismo; por lo tanto, la pintura
su brazo izquierdo, exclamó “¡Gloria de Subercaseaux no es contemporánea de su
al salvador de Chile!?”. Para docu- tiempo. En una época en la que el impresio-
mentar esta escena, podría ensayarse nismo, el cubismo, el dadaísmo transformaban
un pincel realista, pero si fuera fiel a la los criterios estéticos, la obra del artista chi-
consigna del realismo que hace gala de leno se mantiene dentro de los cánones de la
admitir en una pintura lo bello y lo feo, pintura neoclásica y académica, aplicando en
lo elegante y lo deforme, lo brillante y la composición y en el uso del color ciertos ras-
lo turbio, no habría obtenido un abra- gos propios de los “manchistas” que, en Italia,
zo tan indiscutiblemente histórico.18 habían introducido en las producciones aca-
démicas elementos del impresionismo. Consis-
En la composición del cuadro, se observan cla- tían estos en libres pinceladas que le asignaban
ramente la bandera del ejército de los Andes y la al color una mayor preponderancia y un ritmo
bandera chilena. Más atrás, también flameando, plástico en la construcción y composición de la
una bandera de color rojo oscuro. Esto se co- imagen. Estas formas estéticas permitieron re-
rresponde con Mitre cuando dice que “la ense- crear pictóricamente los acontecimientos fun-
ña del cuartel general sería una bandera tricolor, dadores de la nacionalidad chilena y argentina
y cuando se levantasen tres banderas, la tricolor y así evocar nuestro pasado:
de Chile, la bicolor argentina y una encarnada,
gritaban todas las tropas: ‘¡Viva la Patria!’ y en- Las bellas artes, la escultura y la
seguida cada cuerpo cargara al arma blanca al pintura, o mejor dicho, sus grandes
enemigo que tuviese al frente”19. intérpretes, tratando episodios dignos

31
de recordación, han personificado en La representación pictórica del abrazo
el bronce, en el mármol y en el cua- de Maipú afirmaría la hermandad de
dro los hechos inmortales de la histo- dos pueblos en el presente apelando a
ria. Parece que los sucesos que dieron un pasado histórico encarnado en la
relieve a las grandes personificaciones figura de los héroes nacionales.21
de la humanidad, a los genios que han
brillado en una época, inspirasen, su- Así como Mitre, por medio de la historiogra-
gestionasen, a otros genios, animaran fía, evocó a San Martín y la emancipación, los
el cincel, o los pinceles de los grandes pintores y escultores se valieron del lienzo y del
maestros, para inmortalizar en el arte mármol o bronce para inmortalizarlo. La figu-
plástico y en el lienzo, el momento ra del Libertador se destaca radiante y admira-
en que el personaje actúa en todo el ble. Para el militar, hay estudio crítico de la es-
brillo de su gloria o en el que realiza trategia; para el historiador, narración sobria y
el hecho memorable al que da vida y elevada; para el artista, descripciones acabadas
cimenta la fama.20 transportadas al lienzo; y, para la generalidad,
instructiva y placentera lectura.
La mirada artística hacia el pasado para evo- Ricardo Jacob se vale del óleo de Suber-
carlo e inmortalizarlo forma parte de las tra- caseaux para insertarse en la polémica relacio-
diciones de todos los pueblos de occidente. nada con los colores y la forma de la primera
Entre nosotros, San Martín tuvo en Blanes, bandera nacional. En efecto, en el óleo, aparece
Subercaseaux, Bouchet, Villanueva, Boneo a representada la bandera del Ejército de los An-
artistas capaces de representarlo en el lienzo. des. Al ser una de las primeras banderas nacio-
La historia sanmartiniana, desde el combate de nales, se utiliza como testimonio para dilucidar
San Lorenzo hasta la entrevista de Guayaquil, las cuestiones atenientes a la enseña patria:
están noblemente evocados en nuestras pintu-
ras. Es la epopeya del nacimiento de la nueva Si observamos con atención el cuadro
nación lo que narran estas obras. conocido como El abrazo de Maipú,
En este sentido, El abrazo de Maipú de puede verse la distribución vertical
Subercaseaux ocupa un lugar importante en la de las franjas y la posición horizontal
iconografía sanmartiniana porque nos trans- del emblema [escudo]. Lo ideal sería
porta a una batalla decisiva para la emancipa- que las franjas fuesen horizontales y
ción sudamericana. Sin embargo, no fue solo el escudo vertical, pero nuevamente se
Subercaseaux el que evocó este acontecimiento imponen las dificultades que acarrean
histórico. Antes que él, en 1903, José Bouchet la insuficiencia de la tela: las medidas
pintó El Abrazo entre San Martín y O’Higgins. de la bandera que actualmente se con-
serva en la Casa de Gobierno de Men-
Posiblemente el tema del abrazo de doza son de 1,45 m de alto por 1,22 m
Maipú tuviese una significación par- de ancho […] por lo tanto sería poco
ticular otorgada por los pactos de estético que el alto fuera mayor que
Mayo de 1902 sobre cuestiones limí- el ancho, en el caso de que las franjas
trofes entre la Argentina y Chile. fuesen horizontales.22

32
Consideramos que, siendo este óleo un testi- 4 por el comandante Plaza en E desde
monio casi del Centenario y no de la batalla donde principiaron a jugar con suce-
de Maipú, no podemos valernos de él para so y a cañonear la posición enemiga
sostener la forma de la bandera del Ejército […] El comandante Borgoño había re-
de los Andes. Sabido es que esta bandera tuvo montado ya la loma con ocho piezas
numerosas peripecias y que fue objeto de una de la artillería de Chile, que mandaba,
restauración porque, al hallársela, estaba muy y que destiné a nuestra izquierda con
deteriorada. Bien pudo Subercaseaux basarse el objeto de enfilar la línea enemiga: él
en la bandera restaurada para luego pintarla supo aprovechar este momento, e hizo
en el óleo. Miguel Ángel Scenna sostiene que un fuego de metralla tan rápido sobre
cuando se restauró la bandera se cambió la sus enemigos que consiguió desorde-
disposición de las franjas horizontales a verti- nar su caballería.24
cales. Y, entre otros testimonios, basa su argu-
mentación en una representación iconográfica Mitre señala que el primer cuerpo del ejército
de la batalla de Maipú. estaba formado, aparte de la infantería y caba-
llería, por la
Hay una prueba muy clara de ello [es
decir, de la composición horizontal de artillería chilena, compuesta de 8 pie-
las franjas] Es un cuadro de la bata- zas de campaña, a cargo del mayor
lla de Maipú, pintado en Londres en Blanco Encalada. El segundo cuerpo
1819, bajo la supervisión de José An- lo componían [también dejando a un
tonio Álvarez Condarco, donde apa- lado la infantería y caballería] 9 pie-
rece la bandera de Los Andes con las zas ligeras de artillería a cargo del
características dichas: pabellón rec- mayor Borgoño. La reserva contaba
tangular, de dos franjas horizontales, [con piezas] servidas por los artilleros
con un escudo vertical colocado cerca argentinos que habían perdido su ar-
del asta. Esta es la distribución lógica tillería en Cancha Rayada.25
de la bandera y coincide exactamente
con otro cuadro, un retrato de Belgra- Uno de los momentos indicados por San Mar-
no pintado al natural por Carbonier, tín en el parte de batalla es el evocado por Pe-
también en Londres en 1815.23 dro Subercaseaux. En cuanto al uniforme de
la infantería, con casaca, pantalón y morrión
En cuanto al fondo del cuadro, en el que se azules, solo parcialmente se corresponde con el
observan disparos de cañones, esto puede co- uniforme del Regimiento N.º 7 que
rresponder a diversos momentos de la batalla
de Maipú. San Martín, en el parte de batalla, se uniformó de casacas azules sin so-
se refería en dos oportunidades a la artillería: lapas, con cuellos y vivos granas, fal-
dones con vueltas blancas y sardinetas
Una batería de 8 piezas de Chile man- en el cuello. Pantalones azules y blan-
dada por el comandante Blanco Cice- cos, gorras de suela con cordones y
rón se situó en la puntilla D y otra de penachos blancos los fusileros, verdes

33
con penachos verdes y granas los ca- Mauricio Rugendas, de la Biblioteca Nacio-
zadores, y encarnados con mangas del nal de Chile y el de Julio Fernández, del Mu-
mismo color los granaderos. seo Histórico Nacional). Importante y muy
variada es la iconografía de la guerra que se
Pensamos que se corresponden más con el uni- conserva en los museos, iniciada por el mo-
forme que originalmente había pensado San vimiento integrado de jóvenes artistas argen-
Martín para los granaderos “de ‘fraque’ –es tinos, influenciados por la pintura italiana,
decir casaca, forro, pantalón, capote, maletas, entre ellos, Ballerini, Fernández Villanueva,
chaqueta y gorra de cuartel, azules…”.26 Boneo, Giudici.
El abrazo de Maipú se inserta dentro de En tercer lugar, la representación épico-
una vasta iconografía que tiene como tema evocativa del Centenario en el óleo de Suberca-
esa batalla y dentro de la cual se destacan las seaux El abrazo de Maipú y en el boceto de José
litografías de Théodore Géricault, contempo- Bouchet El abrazo de San Martín y O’Higgins,
ráneas del acontecimiento y el óleo de Fer- con el fundamento de los textos de Bartolomé
nández Villanueva de fines del siglo xix. La Mitre, realizada la primera a principios del si-
obra de Subercaseaux, pintado en Chile en glo xx en el contexto de la proyección de los
1908, ingresó al Museo Histórico Nacional el Pactos de Mayo y con el restablecimiento de la
28 de agosto de ese mismo año, donada por armonía en las relaciones argentino-chilenas.
el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública. Completan este grupo las producciones Tarde
En la iconografía de esta batalla, se distin- de Maipú (1908), de Copini y Batalla de Mai-
guen claramente los siguientes momentos para pú (1903) de Gerompini.
las condiciones de producción: En primer lu-
gar, la sincronía de los acontecimientos cono el Temporalidades complementarias
caso de la litografía de Théodore Géricault y el
grabado coloreado, publicado por T. E. Brown. El itinerario de las representaciones de San
Estas obras pioneras se convirtieron en la base Martín y su trayectoria configuró un ámbi-
de inspiración para los famosos grabados lito- to memorial que contribuyó a generar una
gráficos de Géricault, un reconocido artista de conciencia histórica firme. Estas representa-
la pintura francesa, figura del romanticismo. ciones polisémicas se elaboraron y luego se
Este había trabajado en la figura de los gene- gestionaron con el fin memorial explícito y
rales San Martín y Belgrano y había hecho de la función política de consolidar su consa-
ambos retratos ecuestres de 52 x 42 cm, impre- gración en el panteón cívico de los hombres
sos en papel. Se trata de dos litografías, siste- ilustres de la sociedad argentina, modelos a
ma que revolucionó las artes gráficas. Resulta imitar en la construcción de la nación. He-
interesante destacar que este pintor trabajó so- mos abordado en los análisis anteriores tres
bre la base de descripciones verbales, recibidas ejemplos de “pinturas de historia” y, al res-
fundamentalmente del militar francés Ambro- pecto, recordamos que:
sio Crámer, quien actuó en el Ejército del Alto
Perú, donde fue ayudante de Belgrano. los protagonistas de la pintura de
En segundo lugar, dos óleos destacados historia están dotados, por lo gene-
durante la segunda mitad del siglo xix: el de ral, de un valor excepcional que los

34
determina a ejecutar acciones singu- que la imaginación del hombre se place en
lares. Rara vez el género se “vulga- todo aquello que presenta el espectáculo de
riza” en la presentación de un que- lo grande a los sentidos”.29
hacer cotidiano y común a todos los El Museo Provincial de Bellas Artes de
seres humanos y cuando lo hace se San Juan Franklin Rawson realizó una excep-
trata de personajes relevantes del pa- cional exhibición de una amplia selección de
sado cuya “humanización” no es más patrimonios sanmartinianos con renovados
que otra forma de engrandecerlos. abordajes para la iconografía sanmartiniana.
Se puede hablar, por tanto, de una Las condiciones de la producción del conjun-
pintura de héroes, anónimos o indi- to habilita a aplicar el concepto de “colección
vidualizados.27 museográfica”, al disponerlo en el campo de
la comunidad de objetos-monumentos que
El recorrido por los óleos evocativos de la permanecen en el espacio inmemorial museís-
gesta sanmartiniana nos permite afirmar que tico, fuentes para el estudio de las ideas, los
las pinturas de batallas se constituyen en la mitos y las estrategias de un determinado mo-
expresión icónica por excelencia de la guerra mento histórico para determinar los valores
emancipadora que se desarrolló entre 1810 y colectivos predominantes de la sociedad que
1824, una guerra que cuenta con numerosos los instituyó.
referentes a través de la historia del arte. La disposición de estos cuadros en los re-
Expresión todos ellos, para decirlo con pa- cintos museográficos los instala en la intersec-
labras de Nascimbene, de la siguiente matriz ción de dos temporalidades complementarias:
cultural: “San Martín es el genio de la guerra una, producto de la recepción en el presente, y
que vence gracias a su espíritu metódico, or- la otra, representación imaginable del pasado
ganizado, que no desperdicia energías y sigue celebrado y representado, de protagonistas y
fielmente un plan establecido”28. Es el héroe de acontecimientos de una tradición seleccionada
la época magna y, como tal, forma parte de un para el porvenir.
conjunto de valores formulados para cohesio- Con objetivos semejantes, al implementar
nar la sociedad. Es el arquetipo de la nacio- los amplios programas de historicismo nacio-
nalidad. Y las pinturas que hemos analizado nalista, el ámbito escolar modificó la difusión
son los íconos que acompañan a la persona del de la cultura visual. Es allí donde la publicidad
héroe dentro de la conciencia social de la co- entrecruzó la divulgación de las figuras histó-
munidad nacional. En suma, son un importan- ricas con la dinámica del consumo, las que po-
tísimo apoyo sensible para estimular las iden- dían ser decodificadas debido al éxito de los
tidades nacionales. programas educativos.
Con motivo de la conmemoración del En los decenios siguientes, con el propó-
Bicentenario del Cruce de los Andes, Ben- sito de difundir las representaciones de esta
jamín Vicuña Mackenna (1831-1886), en genealogía de la República, sus héroes y pro-
la primera biografía integral de San Martín tagonistas, se elaborarán una multiplicidad
de 1863 escribe: “La historia ha celebrado de producciones culturales, definidas a partir
el paso de los Andes en 1817 como la más una iconografía modélica que nos conmueve
famosa proeza del general San Martín, por-
V
e identifica.

35
NOTAS
1. Rodríguez Aguilar, María Inés y Ruffo, Miguel José (s/f): “Gestión patrimonial del Estado y la
construcción de identidades: El caso de la producción de Pedro Subercaseaux en el Museo Histórico
Nacional”, en Ramírez Losada, Dení (coord.); Espacio público, patrimonio e identidad(es) en América
Latina, Puebla: Universidad Autónoma de Puebla, pp. 273-274.
2. Nascimbene, Mario (2002): San Martín en el Olimpo nacional. Nacimiento y apogeo de los mitos
argentinos, Buenos Aires: Biblos, p. 46.
3. Rodríguez Aguilar, María Inés y Ruffo, Miguel José (s/f): op. cit., pp. 273-274.
4. González Arrili, Bernardo (1967): “Una figura de excepción: Julio Fernández Villanueva (1858-
1890), pintor de historia militar”, en “La Prensa”, Buenos Aires: 11 de junio.
5. Mitre, Bartolomé (1977a): Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (tomo i), Bue-
nos Aires: Eudeba, p. 111.
6. González Arrili, Bernardo (1967): op. cit.
7. Ibidem.
8. Mirzoeff, Nicholas (2003): Una Introducción a la Cultura Visual, Barcelona: Paidós, p. 92.
9. Mitre, Bartolomé (1977a): op. cit., pp. 371-376.
10. Mitre, Bartolomé (1977b): Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (tomo ii),
Buenos Aires: Eudeba, p. 80.
11. Mitre, Bartolomé (1977b): op. cit.
12. De San Martín, José (1818): “Detalle de la Jornada de Maipú”, en La Gazeta de Buenos Aires,
Buenos Aires: 22 de abril.
13. Mitre, Bartolomé (1977b): op. cit., p. 78.
14. Rojas, Ricardo (1933): El Santo de la Espada, Buenos Aires: Anaconda, pp. 219-220.
15. González Arrili, Bernardo (1945): San Martín, Buenos Aires: Sociedad Impresora Americana, p. 71.
16. Ravinovich, Alejandro (2018): Ser soldado en las guerras de Independencia, Buenos Aires: Sudame-
ricana, p. 27.
17. Subercaseaux, Pedro (1962): Memorias. Santiago de Chile, 1962, Santiago de Chile: Pacífico, p. 153.
18. Parpagnoli, Hugo (1960): “Pedro Subercaseaux, pintor chileno de la gesta emancipadora”, en La
Prensa, Buenos Aires: sección iii, 22 de mayo.
19. Ibidem.
20. Amigo, Roberto (s/f): “Un contrato del pintor José Bouchet”, en Boletín del Instituto de Teoría e
Historia del Arte Julio Payro, Buenos Aires: Facultad de Filosofía y Letras (uba), p. 115.
21. Jacob, Ricardo (1992): “Los colores nacionales”, en Todo es Historia, Buenos Aires: número 300,
junio-julio, p. 30.
22. Scenna, Miguel Ángel (1988): “La bandera blanca y celeste”, en Luna, Félix (dir.): 500 Años de
Historia Argentina, Buenos Aires: Siete Días, p. 50.
23. De San Martín, José (1818): op. cit.
24. Mitre, Bartolomé (1977b): op. cit,, p. 74.
25. Ibidem.
26. Luqui Lagleyze, Julio Mario (1995): Los cuerpos militares en la historia argentina. Organización
y uniformes (1550-1950), Buenos Aires: Instituto Nacional Sanmartiniano-Comisión Argentina de His-
toria Militar, p. 205.
27. Reyero, Carlos (1989): La pintura de historia en España. Esplendor de un género en el siglo xix,
Madrid: Cátedra, pp. 150-151.
28. Nascimbene, Mario (2002): op.cit., p. 274.
29. Vicuña Mackenna, Benjamín (2000): Vida de San Martín, Buenos Aires: Nueva Mayoría Editorial, p. 53.

36
BIBLIOGRAFÍA

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Pacífico.
Vicuña Mackenna, Benjamín (2000): Vida de San Martín, Buenos Aires: Nueva Mayoría
Editorial.

37
Viaje al corazón del AGN
El ojo fotográfico de Claudio Larrea

por María Jaeschke

Desde 2010, año en el que regresó a Buenos Antes, desde 1906, se hallaba en Balcarce 167,
Aires, su ciudad natal, Claudio Larrea la re- donde hoy se encuentra la afip y la Academia
corre con otros ojos, con una mirada atenta Nacional de la Historia. Es importante seña-
que busca captar el momento justo, el ángulo lar que allí, antes de que se ubicara el Archivo,
perfecto. Al retratar espacios, busca dejar su funcionaba el Senado de la Nación; el recinto
huella, conmover, propone que las imágenes de sesiones fue convertido en el salón de con-
generen sensaciones. sulta del Archivo.
En abril de 2018, en 49 fotografías en blan- El proyecto fotográfico de Claudio La-
co y negro, registró la sede central del Archivo rrea se llama “El amante de Buenos Aires” y
General de la Nación ubicada en la avenida es recursivo, ya que sus hallazgos se van adi-
Leandro N. Alem 246. Se trata de un edificio cionando a su colección llamada República de
histórico que fue creado originalmente como Waires, que retrata piezas arquitectónicas, rin-
parte del Banco Hipotecario Nacional, funda- cones y situaciones cotidianas de Buenos Aires
do en 1886. Entre 1888 y 1894, se construyó la y que, por la luz, las texturas y los encuadres,
sede de Paseo de Julio (hoy Leandro N. Alem) parecen extraídas del Berlín de la década de
232, obra del arquitecto Carlos Altgelt. El es- 1920, plena República de Weimar. Esta serie
pacio les quedó chico y tuvieron que adquirir de casi cincuenta fotografías se llama “Archivo
el lote contiguo hacia el norte. Estas obras co- General de la Nación”. Las imágenes fueron
menzaron en 1914 y terminaron en 1920. El tomadas en interiores y reflejan el silencio en-
diseño del proyecto estuvo a cargo del ingenie- cerrado en la institución, producto de la crea-
ro y arquitecto Arturo Prins. Fue construido tividad y el arte de Larrea, quien aprovechó la
con dos frentes, uno da a la calle 25 de Mayo y luz del día para hallar las mejores perspectivas
otro a la avenida Alem. Ambas fachadas tienen de los rincones del edificio. Además, Larrea
un estilo clásico. La de 25 de Mayo alude a la tomó algunos planos exteriores, de los panora-
arquitectura francesa, de fines del reinado de mas que se obtienen desde los balcones o ven-
Luis xv, en los cuales las arcadas y columnas tanas del edificio. Desde los pisos más altos se
abundan y le brindan majestuosidad al conjun- alcanza una privilegiada vista panorámica de
to. Recién en 1950, el Archivo se trasladó aquí. Puerto Madero.

Plano de las puertas que conducen al balcón del primer piso.


Todas las fotos que integran este artículo fueron tomadas por Claudio Larrea e integran la serie “Archivo General de la
Nación”.

39
Arriba, la sala Celesia; Abajo, la sala de consulta de la Biblioteca.

40
En este recorrido de paisajes inanima- les: los libros, los muebles, siempre orientado
dos, ya que casi no aparecen personas, con en las dimensiones; en definitiva, los ángulos
los planos bien estudiados, descubre nuevos acertados de una decoración funcional.
espacios, tanto vacíos como cargados, todo Es importante señalar el carácter docu-
lo que se guarda detrás de las puertas, el pa- mental que poseen estas imágenes porque, con
sado resguardado. Busca resaltar los detalles, un valor artístico predominante, no dejan de
lujos y ornamentos que datan del siglo pasado constituir un relevamiento de la arquitectura y
y se encuentran detenidos en el tiempo: la be- de la identidad.
lleza oculta en los materiales como mármoles Gracias a la generosidad del autor, quien
y maderas. Su registro es una verdadera obra donó este material a nuestro acervo, este que-
de arte. Logra captar el contraste de las for- dará disponible para la consulta en el Departa-
mas, las simetrías, las texturas con los materia- mento Documentos Fotográficos.

Un detalle de los libros de la biblioteca de la sala Celesia.

41
Arriba, la sala de consulta del Departamento Documentos Fotográficos; Abajo, la sala de consulta del Departamento
Documentos Escritos.

42
Dos vistas distintas de un área de trabajo, octavo piso.

43
Distintas tomas de sectores del edificio histórico, detalles, vistas del interior y del exterior.

44
Sobre Claudio Larrea

Nació en Argentina en 1963. Estudió Perio-


dismo e Historia del Arte en Buenos Aires y
Técnicas Audiovisuales en Madrid. En 1986,
comenzó su carrera profesional como director
de Arte en la producción de portadas y artícu-
los para revistas: Rolling Stone, Playboy, Cos-
mopolitan. En paralelo, desde 1999, se inició
como director de Arte en publicidad. A comien-
zos de 2001, se trasladó a Barcelona (España)
y allí fijó su residencia durante nueve años.
En ese tiempo, se desempeñó como direc-
tor de Arte en videoclips y en publicidades.
Simultáneamente, realizó viajes fotográficos, relevamiento fotográfico de la ciudad. Algunas
concentrándose en los paisajes urbanos y su de sus exhibiciones fueron República de Waires
arquitectura. A principios de 2010, ya de re- (2016), Lobbies de Buenos Aires (2014) y Ar-
greso en Buenos Aires, comenzó a realizar un V
quitectura Peronista (2013), entre otras.

Vista panorámica desde la terraza del Archivo General de la Nación.

45
Retrato de José Figueroa Alcorta.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 29336.
BIOGRAFÍA

Fondo Figueroa Alcorta


Una pieza clave para la verdad histórica

por Guada Aballe*

Mediante este artículo se pretende acercar al lector a un Figueroa Alcorta totalmente


desconocido aún para el historiador avezado, un Figueroa Alcorta humano, cercano y con
características únicas.
Su fondo documental conservado en el Archivo General de la Nación es riquísimo en
información personal, sin esta documentación hubiese sido difícil reconstruir los
aspectos personales y desconocidos que aquí se plasman, sobre todo uno de sus aspectos
más agradables: el interés por ayudar a sus semejantes. Convencido que no solo los
“recomendados” podían acceder a él para pedir un socorro, abrió las puertas a todos
y trató de solucionar las peticiones que le llegaban a través de cartas y documentos que
conservó consigo durante toda su vida.
Asimismo el lector se sorprenderá al conocer la popularidad que gozó este presidente que
se vio reflejada en las calles porteñas con motivo de su fallecimiento en 1931.

El Archivo General de la Nación es riquísimo actividad en la vida política, sino cientos de


en fondos documentales que guardan precia- cartas y papeles de su vida personal que ayu-
das informaciones sobre nuestra Historia y sus dan a reconstruir facetas de su personalidad
protagonistas. Uno de ellos merece particular desconocidas para el público. La información
atención, el Fondo Figueroa Alcorta, el cual que circula tanto sobre su gobierno como su
contiene documentación personal de quien persona suele ser escasa y poco fiable. Luego
estuviera a cargo de la primera magistratura de un estudio minucioso de la documentación
entre 1906 y 1910. Figueroa Alcorta no solo compartiremos una breve semblanza sobre los
atesoró documentación relacionada con su aspectos menos conocidos de su personalidad.

* Es docente e investigadora histórica independiente. Es autora de títulos como: Algo más sobre
Gardel (Corregidor, 2003), Niños del Ayer (Corregidor, 2008), Figueroa Alcorta. El hombre de
los tres poderes (Olmo Ediciones, 2013). Colaboradora también en Para vos, Morocho (Dirección
General de Museos) y en El tango y las instituciones (UAI Editorial-Teseo, 2016). Asimismo, ha
escrito numerosos artículos que pueden encontrarse en medios gráficos o en la web.

47
La ayuda al semejante: característica de su personalidad

Una característica constante en Figueroa Al- que hacer. Y sorprende saber que más de una
corta fue su sensibilidad hacia los demás y el vez se hacían seguimiento de los casos.
intento (desconocido para la mayoría) de ha- ¿Una mujer había escrito desesperada por-
cer lo que estuviera en sus manos para solu- que había perdido una hija, tenía otras dos hi-
cionar los conflictos que atravesaban las per- jas enfermas y el hijo no tenía empleo? Llamar
sonas y llegaban a su conocimiento. Estaba a ese joven al despacho, indicaba el presidente.
convencido de que no solo los recomendados ¿Había una viuda con una criatura de dos años
podían llegar hasta él y obtener lo que de- sin recursos y con dos hermanitos menores a
seaban. Supo encontrar el camino que va di- cargo? Llamar al hermano mayor de la señora
rectamente “a los corazones de los humildes, para ver qué puede desempeñar, era la orden
de los honrados y de los buenos”.1 Es decir, presidencial.
Figueroa Alcorta no solo escuchó a los “reco- ¿Ese empleado que con su sueldo no podía
mendados” (solicitudes de familiares, amigos mantener a su familia? Preguntarle qué clase
o conocidos que intercedían por tal o cual) de empleo desea, decía Figueroa Alcorta.
sino a la gente del pueblo, desconocidos, que Fue así que personas humildes consiguie-
pedían ayuda aproximándose a su persona o ron trabajo, accedieron a un estudio, tuvie-
a través de una simple carta. ron un pasaje para viajar, o se le entregaron
En el Fondo Figueroa Alcorta se conservan libros gratuitos a quien no podía pagarlos.
cartas de personas de humilde condición con El presidente llegó a mandar dinero a un preso
indicaciones de puño y letra del presidente o que le envió un mate labrado y no contaba con
de sus colaboradores2 orientando lo que había otros recursos que los que le proporcionaba

Carta de Amelia Oleas, uno de los tantos pedidos que recibía el presidente. A la izquierda, su respuesta.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Figueroa Alcorta. Sala VII, Legajos 3497-3553.

48
su trabajo. Todos los casos tienen nombre y del niño Alberto José Miloni, ahijado del pre-
apellido. Aquella joven, Rosa Martínez, quien sidente quien fue representado por su prose-
le pidió poder ingresar a la escuela normal y cretario personal Héctor Gustavo Peña. Peña
luego le escribió nuevamente para agradecerle había acordado encontrarse con el padre de la
la ayuda. Un tal Agustín Peralta había rogado criatura en la estación Villa Ballester y desde
un empleo y una noche recibió una tarjetita allí dirigirse juntos hasta San Martín. Vale la
para presentarse en la Prefectura General de pena reflexionar sobre este punto: un hom-
Puertos. Conocemos los detalles porque Pe- bre iba nada menos que a encontrarse perso-
ralta tuvo el buen gusto de escribir al presi- nalmente con el prosecretario del presidente
dente una carta de agradecimiento, donde re- de la República en una estación alejada del
lata que lloró deseando que el Cielo colmara centro (corría el año 1908) con el propósito
de bendiciones a Figueroa Alcorta. Se sabe de apadrinar Figueroa Alcorta al niño. ¡Qué
que en una ocasión un joven humilde se acer- emoción habrá sentido esta sencilla familia
có al coche presidencial para pedir un traba- de sentirse tan cerca del presidente y ser tan
jo y a los pocos días el muchacho estaba en tenidos en cuenta por él! Héctor Peña era un
el despacho presidencial entrevistándose con hombre de confianza de Figueroa Alcorta y a
Figueroa Alcorta. Con los años el joven mu- la vez, su sobrino político.3
chacho, ya todo un hombre y abogado, visitó También irritaba la tendencia de Figueroa
a Figueroa Alcorta en la Corte Suprema para Alcorta a indultar penados. Por citar un ejem-
agradecerle lo que había hecho por él. plo, entre los indultados por Figueroa Alcorta
Un artículo aparte sería necesario para se encontraba un muchacho de quince años
detallar todos los niños que apadrinó (recor- preso por comer melones ajenos.4
demos que fue él quien inició la tradición del
padrinazgo presidencial en nuestro país).
Figueroa Alcorta se molestaba cuando una
persona no era atendida correctamente, tal
fue el caso ocurrido con la señora Gerónima
de Mármol. Esta mujer le escribió a Figueroa
Alcorta para referirle el destrato que su esposo
habría sufrido a manos de uno de los edecanes
presidenciales en ocasión de arreglar detalles
para el bautismo del hijo que sería ahijado del
presidente. Alguien le dijo al marido que mejor
buscaran una persona que les diera algo y si
querían podían anular el bautismo. El primer
magistrado se fastidió y quedaron pruebas de
esa ofuscación en la carta recibida, con subra-
yados y la indicación que no había que hacer
esas proposiciones. Doctor Héctor G. Peña, siendo prosecretario del presidente
A propósito de bautismos, el 28 de junio de la Nación, 1906.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario
de 1908 tuvo lugar en San Martín el bautismo 102878.

49
El presidente recibía cartas de personas ne- necesidades positivas directamente vinculadas
cesitadas, pero también fue víctima de engaños con primordiales intereses, para consagrar sus
(en una ocasión le solicitaron pagar un entierro valiosos recursos antes que a lo fundamental
que resultó inexistente), algo inevitable, pero la y a lo útil, a lo superfluo y decorativo”.5 Fi-
mayoría de los pedidos eran auténticos. Asimis- gueroa Alcorta quería llegar a la necesidad
mo recibió cartas insólitas que conservó en su concreta y subsanarla.
archivo personal: Emilio Sassenus le pidió ayu- Las inclinaciones de Figueroa Alcorta hacia
da para construir un aeroplano; un primo suyo, los más vulnerables eran conocidas y el diario
Pedro Lavaysse, a toda costa, por medio de car- La Argentina fue más allá, cuando directamen-
tas, le insistía para que publicara un libro de te le aconsejó que “no busque más y que sea el
matemática; un hombre común le escribió para gefe (sic) de las clases trabajadoras”.6
comentarle la conversación de dos individuos en Destaquemos que Figueroa Alcorta tam-
un tranvía; un médico, el Dr. Camilo Clausolles, bién ayudó a la gente no solo de esta manera
había hecho un viaje en 1895 y como su libro de personalizada sino también a través de ins-
firmas quedó sin terminar, quería completar las tituciones de caridad y no lo hizo solamente
páginas que faltaban con la firma de hombres durante su período de gobierno, más bien fue
conocidos y deseaba que Figueroa firmara en él. una actitud personal que mantuvo durante
En ese caso no accedió por no conocer a Clau- toda su vida.
solles. Hablando de firmas, el rosarino Alfredo Al dejar la presidencia continuó auxiliando
Merello había llegado a juntar varias postales a la gente en la medida de sus posibilidades, sir-
firmadas por Figueroa Alcorta que atesoraba en ve como ejemplo que estando de vacaciones en
un álbum. Un amigo suyo vio dicho álbum y Madrid dejó mil pesetas para que se distribuyan
quiso tener uno igual, Merello no tuvo mejor entre los pobres del municipio. Al año siguiente,
idea que enviarle a Figueroa Alcorta veintitrés en 1912 (en un viaje oficial) brindó tres mil pe-
postales para que las firme. También guardó la setas al alcalde de Cádiz para los desposeídos y,
misiva del atrevido Alejandro Reynalo: el 21 de además, pidió se le diera un informe pormeno-
mayo de 1910 le escribió para pedirle un billete rizado sobre el destino del dinero. Así sabemos
de 500 a 1000 pesos solo para divertirse. que se ayudó a los asilados de las Hermanitas
Al estar toda la documentación en su poder de los Pobres, comedores de caridad, enfermos
inferimos que las cartas que el pueblo escribía del Hospital Mora, comidas para diferentes
a su presidente eran entregadas a su correcto instituciones, ayuda económica a ciegos, viajes,
destino: llegaban a sus manos. compra de un aparato ortopédico, socorros a
diversas familias; asimismo en ese viaje a Cá-
Coherencia entre pensamiento y acción diz su hija Clara siguió los pasos de su padre y
pidió indultos para diversos presos. Años más
El accionar de Figueroa Alcorta al brindar estas tarde la ayuda social que llevó a cabo Clara,
ayudas era consecuente con su forma de pen- cuando estuvo a cargo de la Casa del Canillita,
sar, crítica con ciertas maneras en que se llevaba nos recuerda el estilo de su padre.7
a cabo la beneficencia social de su época, “la Siempre tuvo una mano abierta a todos y
que se ejerce por donativos y legados, se incli- nunca hizo distinción de personas aunque sen-
na un tanto a la vanificencia (sic), y desatiende tía por los más humildes un afecto especial.

50
La hija de Figueroa Alcorta, Clara, con un grupo de señoritas vestidas con trajes de época, 1912.
De izquierda a derecha: de pie: Clara Figueroa Alcorta, María Perreyra y Ernestina Soriano: sentadas: María Garcia de
Ramos Mejía, Emma Groussac y Susana Davison.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 316942.

51
Desconocimiento de su lado humanitario

Cabe preguntarse por qué estos hechos son al presidente en la idea de un monumento a
desconocidos. La respuesta es sencilla, Fi- Güemes cuya ley se promulgó el 10 de octu-
gueroa Alcorta fue combatido, resistido, ca- bre de 1908. ¿Le pasaron factura a Peña por
lumniado y humillado (el triste mote que le su lealtad al presidente? Miembro de la Co-
adjudicaron de jettatore es una de las prue- misión del Centenario, a los seis meses de in-
bas de ello). Fue alto el precio que pagó por tegrarla tuvo ganas de renunciar porque no
enfrentarse a Roca y a todo un sistema. Los era tenido en cuenta (luego retiró su renun-
colaboradores y amigos de Figueroa Alcor- cia y se quedó). Siempre tuvo en mente un
ta también recibían coletazos de los golpes libro sobre la persona y la obra de gobierno
continuos que recibía el presidente, no deja de su admirado amigo, que no pudo cristali-
de ser casual que el Dr. Armando Claros y zarse por la resistencia del propio Figueroa;
Héctor Gustavo Peña, leales colaboradores David Peña le insistió, sin lograr convencerlo
suyos, hayan sido excluidos de las listas de por espacio de… ¡veinte años!8
invitaciones a los festejos del Centenario de Ganghi, a quien ya habíamos mencio-
1910. Esta omisión en las invitaciones re- nado, es otra figura controvertida que pagó
cuerda a otro hecho desagradable ocurrido cara su lealtad y fidelidad a José Figueroa
durante la visita oficial de Figueroa Alcorta Alcorta. Flota en la Historia como un acapa-
a la provincia de Córdoba en 1908: a Caye- rador de libretas electorales a comienzos del
tano Ganghi, legendario caudillo que apoyó siglo xx pero esta apreciación es incompleta,
a Pellegrini y a Figueroa Alcorta, le negaron una vez más nos encontramos frente a omi-
la entrada al banquete en homenaje al presi- siones sobre este caudillo político de la etapa
dente en el Teatro Rivera Indarte, hecho in- pre-Yrigoyen.9 Se olvida decir que Ganghi
audito dado que Ganghi era uno de los leales fue leal con sus amigos, un caudillo carismá-
partidarios de Figueroa Alcorta y formaba tico y con don de gentes, que en tiempos de
parte de la comitiva que lo acompañó. Tuvo Pellegrini pagó de su bolsillo las propagan-
que intervenir un hermano del presidente, das electorales y gastos del Comité, ardiente
Alejandro, para que Ganghi pusiera asistir defensor de Figueroa Alcorta y su política,
al banquete. Aclaremos que la figura de Ca- esto le valió que los medios opositores se
yetano Ganghi, ha sido ennegrecida con una mofaran de él y ayudaran a construir la mala
leyenda que aún perdura. Volveremos más reputación que se le endilgó. Se desconoce
adelante sobre la figura de Ganghi. que Ganghi era un hombre que diariamente
David Peña, incondicional de Figueroa asistía a su Comité donde lo esperaban lar-
Alcorta, pionero del revisionismo histórico, gas filas de gente necesitada, que los atendía
prolífico cultor de las letras y padre del tea- y escuchaba uno por uno y hacía lo posible
tro histórico nacional, hombre que reivindi- para solucionarles la situación. Sostenía que
có a Facundo cuando nadie osaba hacerlo, no se debía dividir a los argentinos en dos
defensor de la figura de Manuel Dorrego, clases: los que tienen derecho a todo y los
recibió de Figueroa Alcorta estímulo para que no tienen derecho a nada. Atendía a la
sus trabajos y fue David Peña quien interesó gente hasta el mediodía y luego se dedicaba

52
Cayetano Ganghi, 1927.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115296.

53
a recorrer reparticiones nacionales y provin- motivo del Centenario de unas trescientas
ciales, molestándose si se demoraba la ayuda páginas no se ven fotos de Figueroa Alcorta
a un necesitado “¡Pero carache!... Hacémelo y las reseñas de las presidencias culminan
firmar hoy misme. Se trate de un padre de fa- con Manuel Quintana.
milia. ¿Acaso vos no tenéshijite y mojer, che? La lucha contra Roca tuvo su alto pre-
¡Moévase, amigue!”10, se le oía decir en su cio, Figueroa Alcorta fue la mayor fuerza
pintoresco cocoliche. contra el “gran oligarca” como lo llamaba
Figueroa Alcorta fue atacado de mane- un medio afín al presidente.12 En esta lucha
ra constante, en todos los flancos, en un recibió apoyo popular como lo muestran las
claro intento de lograr su desgaste político explosiones de alegría del pueblo y las cartas
y personal. de apoyo que Figueroa recibió en ocasión del
El incendio intencional del circo de decreto de clausura de las sesiones extraordi-
Frank Brown puede encuadrarse también en narias del Congreso en enero de 1908.13 Tras
estos ataques. Este circo estaba instalado en ese decreto se pudieron ver las caras “azo-
la calle Florida esquina Córdoba para dar radas de los partidarios de la oligarquía”.14
funciones gratuitas a los pobres. Los medios Entre ambos hombres, Roca y Figueroa Al-
opositores a Figueroa Alcorta bautizaron al corta había grandes diferencias: “No pode-
circo como “adefesio” y abiertamente cla- mos creer que algún día llegaran a coincidir
maron por su destrucción, tanto es así que el general Roca gran oligarca, y el doctor
un grupo de jóvenes exaltados lo prendieron Figueroa Alcorta, que con tanto tesón ha se-
fuego la noche del 4 de mayo de 1910. No guido la campaña contra el viejo régimen”.15
faltó el diario que señaló ese ataque como No solamente lo humilló la prensa, tam-
una lección al gobierno actual.11 bién tuvo que sufrir menosprecios persona-
La prensa hostil no le daba tregua y lo les, citemos como ejemplo la silbatina que
sabía. Un centro patriótico estudiantil de sufrió en la velada oficial en el Teatro Colón
Buenos Aires lo contactó para pedirle que el 9 de julio de 1908 o el frío recibimiento,
les propusiera un tema a desarrollar en un indiferente y sin aplausos en un acto en la
certamen literario e histórico, Figueroa no Rural el 15 de septiembre de 1909.
dudó, Influencia de la prensa en la políti- Ante tantos ataques constantes y perma-
ca argentina, fue su elección. Creía que la nentes no debería llamar la atención que el
prensa argentina era el cartel de difamación verdadero Figueroa Alcorta haya quedado
y de ignominia del país y que se leían los en las brumas de la Historia y solo nos que-
diarios que escandalizaban. Doctorado en de la caricatura que sus enemigos quisieron
humillaciones recibidas por la prensa, sabía hacer creer. Aislado y calumniado por mu-
muy bien lo que era una campaña de des- chos, a esta situación se agregó un autoais-
prestigio, en carne propia sufrió toda clase lamiento consecuencia del maltrato sufrido
de insultos y calumnias publicadas en me- durante los años que estuvo en el poder. Esta
dios gráficos (mentiras que se repitieron a combinación poco feliz permitió que poca
través de los años). No solo insultos, tam- información fidedigna llegue a nuestros días
bién el ninguneo y el silencio; basta decir sobre el gobierno de Figueroa Alcorta y la
que La Nación en su edición especial con personalidad de tan peculiar presidente.

54
Busto de José Figueroa Alcorta inaugurado en el 25° aniversario del Liceo Nacional de Señoritas, 1932.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 36030.

55
Popularidad de Figueroa Alcorta

¿Fue Figueroa Alcorta un presidente popular? muchos. En su fiel diario Tribuna18 llegó a
Sí, lo fue aunque esta popularidad de Figueroa salir una editorial sugiriendo que el Jockey
Alcorta fue minimizada, tergiversada y silen- Club, a la cual identifica como “fastuosa
ciada en la Historia por las razones ya expues- asociación”, dedique una parte de sus in-
tas. Valga repetirnos para esclarecer al lector la gresos a construir casas para obreros, ya
situación: víctima de calumnias, de mezquinas que tenía capital suficiente para construir
campañas de desprestigio y persecución tanto dichas casas en los Mataderos, ofreciendo
cuando se hallaba en ejercicio de su presiden- incluso un presupuesto. Teniendo en cuenta
cia como cuando dejó el poder, (momento en que el diario Tribuna reflejaba ciento por
el que se produjo un verdadero ensañamiento ciento el pensamiento de Figueroa Alcorta
con su persona, de proporciones inauditas) la y que él mismo era autor de sueltos sin fir-
actitud reservada y aislada del propio Figueroa ma para dicho periódico,19 la sugerencia no
tampoco ayudó a que se conociera la verdad, deja de ser una forma de provocación. Una
llamándose a silencio y a vivir lejos de toda carta que le enviaron en 1910 (y que Figue-
exposición periodística. Esto permitió que las roa conservó) su anónimo autor le advierte
deformaciones y mentiras ventiladas a los cua- que debían intervenir el Jockey Club o ha-
tro vientos fueran tomadas como verdades al cer municipal esa institución acaparada por
no haber quién o quienes rebatieran con con- enemigos que, con millones del pueblo, se
tundencia las falsas afirmaciones. transformaban en poderosos y que Beazley
Cuando en Rosario alguien le gritó (quien en esos momentos estaba al frente
“Viva el presidente del pueblo”,16 fue sin del Jockey Club) estaba también al frente de
duda el grito de muchos. En ese mismo la oposición a Figueroa Alcorta. Aclaremos
Rosario donde al salir de un banquete en que no fue la única vez que Figueroa recibió
el Teatro Colón prefirió ir a su automóvil advertencias sobre intrigas que se urdían
acompañado por gente del pueblo presente, para perjudicarlo, en una oportunidad un
en ese Rosario donde al tomar conocimien- tal Quiroga le escribió para avisarle que se
to que familias pobres se agolpaban frente tramaban cosas serias en su contra, preten-
al palacio Pinasco donde se hospedaba, en- dían involucrarlo en grandes robos y que la
vió a su edecán Méndez para que entregara confabulación estaba en el Senado donde
dinero. Se les entregó y mucho, se llegó a Figueroa tenía enemigos a muerte.
hablar de cinco mil pesos entregados a los Por último en su entierro cuando se
pobres. apreció de forma cabal el aprecio popular.
Identificado como antisolemne (sic)17 El expresidente había fallecido en el Sa-
había algo en él que lo llevaba a poner su natorio Podestá, el 27 de diciembre de 1931,
sello personal en todo lo que emprendía, por por complicaciones de una apendicectomía
eso cuesta tanto encuadrarlo dentro de una que le fuera realizada pocos días antes. Fue
línea política. Era conservador, pero muy velado en la Casa Rosada con honores de
a su estilo y tenía un estilo propio. Ocurre presidente en ejercicio, las fotografías y cró-
que ese sello personal, ese estilo, molestó a nicas de la época no dejan lugar a dudas

56
del dolor popular: una multitud desfiló de- terio. Durante el trayecto desde diversos
lante de su féretro en la Capilla Ardiente y balcones se arrojaron flores al paso del
lo acompañó al Cementerio del Norte. No cortejo, se veían las columnas y faroles de
fue pasado por alto el detalle que, cuando alumbrado público con crespones. La mul-
el ataúd era llevado a la Casa Rosada a la titud era tan grande en las inmediaciones
altura de Plaza de Mayo, la gente rompió el de Recoleta que no se podía trasladar el
cordón policial establecido para impedir el ataúd e inútiles habían sido las previsiones
acceso de la misma a la calzada y el pueblo de las fuerzas policiales, la gran aglome-
presente rodeó a la carroza para acompañar- ración presente incluso demoró los discur-
la con visibles muestras de amor y respeto. sos. 20 Antiguos empleados que lo conocían
El acceso de la gente a la Capilla Ar- bien de tiempos pasados manifestaron que
diente tuvo que ser permitido y la multitud más que jefe había sido un amigo y resca-
desfiló sin cesar delante de los restos desde tamos una frase lo resume todo. Se le es-
las 11.15 horas de la mañana hasta las 16, cuchó decir a una anciana: “Fue tan bueno
momento en que se le trasladó al cemen- con nosotros don Pepe!”. 21

Los restos de José Figueroa Alcorta son retirados de la Casa de Gobierno y conducidos por los cadetes del Colegio Mi-
litar, diciembre de 1931.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 44931.

57
¡Miles de personas en la calle para darle te acercamiento a su personalidad.
el último adiós a un hombre que había dejado Luego están los medios afines, su fiel dia-
la presidencia veintiún años atrás y de quién la rio Tribuna, el diario Sarmiento (para ambos
prensa, en los últimos años, publicaba alguna Figueroa Alcorta escribió sueltos sin firma),
foto o referencia muy de tanto en tanto! Tuvo recordemos que son pocos los medios gráficos
que haber sembrado mucho para lograr cose- de la época que eran honestos con el presiden-
char tanto amor del pueblo. te. Otros como La Nación, El País o El Diario
Rescatar a la luz de la verdad la populari- eran opositores. El País y El Diario se conduje-
dad de Figueroa Alcorta y su verdadera perso- ron con una irrespetuosidad burda e insultante
nalidad es tarea compleja, pero no imposible. hacia la figura de Figueroa Alcorta. De toda la
La documentación que obra en el Fondo Figue- prensa de la época de su presidencia, el diario
roa Alcorta del Archivo General de la Nación más afín a Figueroa Alcorta fue sin duda Tribu-
es una base importante para quien se interese na, este periódico es de consulta obligada para
en la temática, cimientos de los cuales no po- quien se desee conocer su línea de pensamiento.
demos prescindir, allí conservados en 57 cajas Haciendo un profundo trabajo de inves-
se encuentra “su mundo”, los papeles perso- tigación con sus documentos y cartas perso-
nales que no destruyó y que al releerlos se hu- nales, los testimonios de quienes lo trataron;
maniza la figura de este presidente de una ma- y las publicaciones afines a Figueroa Alcorta
nera impresionante, allí está el material para o al menos, más objetivas, podemos acercar-
reconstruir su vida, su obra y su pensamiento. nos al verdadero José Figueroa Alcorta. Es
También es importante rescatar los testi- momento en que su auténtico e imponente re-
monios de aquellos que lo trataron como Ra- trato desplace a la burda caricatura que nos
món Cárcano y que nos legaron un importan- dejaron de él.
V

Despedida de Figueroa Alcorta, diciembre de 1931.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 31642.

58
NOTAS
1. La Argentina, 17 de diciembre de 1907.

2. Armando Claros y Héctor Peña se ocupaban de atender peticiones de la gente, a veces respondían las
cartas en nombre del presidente.

3. Genealogía disponible en: https://goo.gl/c9Fjzq.

4. Tribuna, 29 de mayo de 1907.

5. Aballe, G. (2013): El hombre de los tres poderes, Buenos Aires: Olmo Ediciones, p. 313.

6. La Argentina, 17 de diciembre de 1907. Nota editorial “La verdadera política”.

7. Caras y Caretas, 24 de junio de 1933, Nº 1812.

8. Aballe, G. op. cit., pp. 201-231.

9. Aballe, G. Cayetano Ganghi, caudillo de leyenda. Artículo inédito.

10. Caras y Caretas, 8 de abril de 1939.

11. El Nacional, 5 de mayo de 1910.

12. Sarmiento, 9 de enero de 1908.

13. Aballe, G. op. cit., pp. 319-324, 483-492.

14. Sarmiento, 27 de enero de 1908.

15. Sarmiento, 1 de febrero de 1908.

16. La Argentina, 31 de agosto de 1907.

17. El Hogar, 30 de mayo de 1930.

18. Tribuna, 8 de julio de 1910.

19. También escribía sueltos para el diario Sarmiento.

20. La Prensa, 29 de diciembre de 1931.

21. La Nación, 29 de diciembre de 1931.

FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

Archivo General de la Nación, Departamento Documentos Escritos, Fondo Figueroa Alcorta.


Sala vii, Legajos 3497-3553.

Aballe, G. (2013) Figueroa Alcorta. El nombre de los tres poderes, Buenos Aires: Olmo Ediciones.

59
Retrato de Pedro Antonio Pardo, diciembre de 1929.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Caras y Caretas. Inventario 115341.
SINGULAR

Un médico argentino
La historia del Dr. Pedro Antonio Pardo

por María Teresa Fuster

En este trabajo recorreremos la labor de un médico argentino que fue docente,


pionero e innovador en la Obstetricia durante la segunda mitad del siglo
XIX, el doctor Pedro Antonio Pardo. Basándonos en fuentes primarias que
se encuentran en el Archivo General de la Nación, ubicadas en un fondo
prácticamente desconocido –cuyo nombre es Museo Histórico Sarmiento–,
intentaremos rescatar del olvido la memoria y el aporte de este insigne médico,
que hizo mucho por la salud de las mujeres argentinas a fines del siglo xix.
La documentación sobre Pedro Antonio Pardo no es mucha, consta apenas
de ocho legajos, de los cuales cuatro contienen correspondencia y registros
personales y familiares, tres detallan su actividad como médico y el último
trata sobre su desempeño, al final de su vida, como embajador de la República
Argentina en Viena y en Lisboa.

El avance de la ciencia médica en lo que hoy es el introductor de la vacuna contra la viruela


la República Argentina tuvo un lento pero fir- en 1805, que salvó miles de vidas, y a quien
me proceso de evolución. Con la creación del se considera el autor del primer texto sobre
Protomedicato1 en el Río de la Plata en 1780 Medicina, al escribir un folleto que informaba
podemos ubicar los orígenes de la salud públi- al público sobre la importancia de prevenir la
ca en nuestro territorio, pues este organismo enfermedad mediante la vacuna.2
tenía la función, entre otras, de examinar la Por iniciativa de este organismo, en 1799,
idoneidad de médicos, sangradores, cirujanos surgió la primera Escuela de Medicina del
y parteras de la ciudad para habilitarlos a ejer- Tribunal del Protomedicato, antecedente de
cer y, a la vez, de regular su actividad. También la Facultad de Medicina que, en 1810, dio la
organizaba la carrera de Medicina, establecía primera promoción de médicos en la ciudad.
medidas sanitarias en la urbe y asesoraba a las En ese tiempo, la ciudad de Buenos Aires con-
autoridades en casos de epidemias, hecho que taba solo con dos hospitales: el conocido como
era recurrente en la ciudad de Buenos Aires. Hospital de Hombres, San Martín de Tours o
El primer protomédico fue el doctor Miguel Militar –que databa de 1614–, ubicado en las
O’Gorman, a quien debemos destacar como actuales calles México y Defensa; y el Hospital

61
de Mujeres, situado en lo que hoy es Bartolomé a los estudiantes y al plantel académico breve-
Mitre y Suipacha. Este segundo hospital abrió mente la historia de la Facultad.8 Afirmó que,
sus puertas a mediados del siglo xviii, depen- en aquellos primeros años, “célebres escuelas
diente de la Hermandad de la Santa Caridad, de Europa muy poco superaban a la nuestra”9,
una asociación benéfica privada, de carácter lai- mostrando la calidad académica de la institu-
co, fundada en 1726 por un grupo de vecinos ción. Sin embargo, esta no estuvo exenta de di-
porteños. Un siglo después, en 1823, como todas ficultades: para 1829, el gobernador de Buenos
las instituciones dependientes de la Hermandad, Aires, Juan Manuel de Rosas, había suprimido
el hospital pasó por decisión gubernamental a la la ayuda económica a la facultad y esta solo
órbita del Estado y su administración quedó a pudo seguir funcionando gracias a los denoda-
cargo de la Sociedad de Beneficencia.3 dos esfuerzos de médicos como Claudio Cuen-
Desde la creación del virreinato del Río de ca y su hermano Salustiano, Teodoro Álvarez,
la Plata, la población de la ciudad de Buenos Salvio Gafarot y José María Gómez de Fonse-
Aires venía en notorio aumento. Si compara- ca y García, quienes dictaron las cátedras de
mos el padrón de 1778 con el de 1810, po- manera gratuita durante quince años. Otros
dremos ver un incremento cercano al doble de médicos, como Juan Antonio Fernández10 y
población,4 pasando de 24.205 habitantes a Juan José Montes de Oca, no tuvieron más al-
alrededor de 40.000.5 Para mediados del siglo ternativa que emigrar por presiones políticas.
xix, los primeros censos nacionales de 1869 y Según palabras del propio Pardo, la Medicina
1895 marcan un crecimiento aún mayor, en el en la ciudad estaba en sintonía con los adelan-
cual incide la gran oleada inmigratoria euro- tos de la época; por ejemplo, desde 1849, apli-
pea que recibió el país y, en especial, la ciudad caban el cloroformo en las intervenciones de
de Buenos Aires. Para 1869, el primer censo forma común en el Hospital de Hombres, una
nacional indica una cantidad de 187.346 ha- práctica novedosa pues, en Europa, hacía tan
bitantes y, para 1895, de 663.854.6 Por esta solo dos años (1847) que se lo había utilizado
razón, el crecimiento poblacional hacía más por primera vez.
urgente el avance de la profesión médica. En En esa época, la Escuela de Medicina esta-
1821, entonces, fue creada la Universidad de ba reducida a cinco profesores, que enseñaban
Buenos Aires y, al año siguiente, se instaló el las materias de Anatomía, Fisiología, Materia
Departamento de Medicina a cargo de los doc- Médica, Terapéutica, Higiene, Cirugía, Obs-
tores Juan Antonio Fernández, Francisco de tetricia, Clínicas Médicas y Quirúrgicas. No
Paula Rivero y Cosme Argerich. Por decreto había laboratorios, bibliotecas ni instrumen-
gubernamental del 11 de febrero de 1822, se tal para las prácticas, todo esto era provisto
determinó que las funciones que antes deten- por los mismos profesores. Pardo señalaba que
taba el Protomedicato fueran ejercidas por los “las deficiencias eran suplidas por los estudios
médicos que componían el Departamento de […] Sus elementos eran la vocación por la ca-
Medicina, con lo cual fue creado el Tribunal rrera y la pasión por el estudio”. Si bien la Es-
de Medicina. cuela de Medicina era “pobre en elementos”, a
En la apertura del curso lectivo de la Fa- la vez, era “rica en resultados”.
cultad de Ciencias Médicas, en 1884, el doctor Tras la caída del gobierno de Juan Manuel
Pedro Antonio Pardo, como su rector7, detalló de Rosas, los estudios médicos avanzaron.

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El Departamento de Medicina se convirtió en rrera de Medicina en momentos políticamente
Facultad por iniciativa de los doctores Fer- complicados como lo fueron los de la última
nández y Montes de Oca. Se la dotó en ese etapa del período rosista.
momento con tres cátedras más a las ya exis- Buenos Aires lo sedujo desde el principio,
tentes: Clínica Médica, Clínica Quirúrgica, “sus teatros, la Opera, sus suntuosos templos,
Medicina Legal y Toxicología. Con el correr sus bonitas y también soberbias casas, las que
del tiempo, se fueron creando otras cátedras, la arquitectura moderna nos muestra sus parti-
como Farmacia, Oftalmología, Histología, cularidades y belleza, el mármol que cincelado
Anatomía Patológica y Operaciones. Se fun- con gusto se ve en ellas, nada de esto es más
daron laboratorios, gabinetes y se dividieron hermoso que el Plata…”12, escribía asombrado
algunas materias como Anatomía y Fisiología; a su madre el 25 de junio de 1849. Lo que ofre-
además, se separó la cátedra de Higiene de la cía la ciudad a un joven habitante del interior
de Terapéutica. Luego, por decreto del gober- no lo distrajo de abordar con tenacidad sus es-
nador Valentín Alsina, fechado el 29 de octu- tudios. Así, en 1854, se graduó en Medicina
bre de 1852, el Tribunal de Medicina se des- y Cirugía en la Universidad de Buenos Aires.
doblaría en Academia de Medicina y Consejo Según una nota encontrada en el Legajo 8 del
de Higiene Pública. Así, la facultad formaría Fondo Pardo, donde se detalla una lista año
médicos, el consejo obraría de policía sanitaria por año de las actividades que Pardo realizó
y la academia fomentaría las ciencias médicas a lo largo de su vida, encontramos una nota,
y dictaría formaciones de posgrados.11 El pri- posiblemente escrita por uno de sus hijos, que
mer decano que tuvo la facultad fue el doctor dice: “al parecer la matrícula y tesis del Dr. Par-
Juan Antonio Fernández. do lleva el número 1 en la Facultad de Medi-
cina”, hecho que no hemos podido comprobar
Los comienzos de Pedro Antonio Pardo pero, de ser así, lo marca como un médico más
que merecedor de ser estudiado en la historia
Pardo nació en Salta el 17 de diciembre de de los anales de la Medicina argentina.
1829, en momentos en que la provincia era La tesis con la que se graduó de médico
gobernada por el canónigo Juan Ignacio de fue: “Hipertrofia del corazón simple y acompa-
Gorriti. Era hijo de Camilo Pardo Fernández ñada de lesiones en las válvulas”, aunque luego
Cornejo y de María Josefa Saravia Tineo, dos no dedicaría sus esfuerzos a la cardiología. Sus
familias de prestigio de la tradicional capital prácticas de estudiante en el Hospital de Mu-
salteña. A los 11 años, fue enviado a Cuzco jeres marcarían su inclinación: la Obstetricia.
a realizar sus estudios. La separación de su En una carta dirigida a su madre, contaba que,
madre, posiblemente ya viuda, fue muy difícil mientras trabajaba en la edición de su tesis, ha-
para él; conmueve leer las cartas que regular- cía sus primeros pasos en Obstetricia: “Me hallo
mente se intercambiaban. Esta corresponden- actualmente muy ocupado reemplazando a un
cia fue constante a través de los años. Cuatro médico en el servicio del Hospital de Mujeres y
años más tarde, tras concluir sus estudios se- en la Casa de Expósitos además de mis queha-
cundarios, el joven Pedro regresó a Salta un 14 ceres en la imprenta…”13. La problemática de
de noviembre de 1844. En 1849, con casi 19 la salud femenina, en particular lo relacionado
años, viajó a Buenos Aires para realizar la ca- con la Obstetricia, sería objeto de su dedicación.

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Arriba: Listado de enfermos de la Casa de Aislamiento, noviembre de 1886.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Pedro Antonio Pardo Saravia. Museo Histórico Sarmiento, legajo 7.
Abajo: Manifiesto impreso de Saturnino Segurola a la Sociedad de París sobre la aplicación de la vacuna antivariólica en
Buenos Aires. Buenos Aires, 26 de marzo de 1822.
Departamento Documentos Escritos. Fondo y colección Ernesto H. Celesia. Sala vii. Legajo 2747.

64
La política y la salud

Pardo no solo ejerció su profesión de médico, blo las medidas que seguirían, designó médicos
sino que fue también muy activo en política. A para atender en las zonas más afectadas –por
lo largo de su vida, desempeñó diferentes car- ejemplo, a los doctores González y Matienzo,
gos públicos. Este involucramiento en la polí- los envió a San Vicente, mientras él y el doctor
tica vino tras finalizar sus estudios. Entre 1855 Soler asistían a los habitantes de Guaymallén–.
y 1856, fue elegido diputado de la Legislatura Por esta labor nunca recibió pago alguno por
de la provincia de Salta, mientras realizaba ta- parte del gobierno.15 Tras esta tarea, ese mismo
reas de corredactor, junto con el doctor José año, se desempeñó como cirujano de primera
Evaristo Uriburu, de El Comercio de Salta, un clase del Hospital Militar de Paraná, en mo-
periódico que aparecía dos veces por semana. mentos muy complicados como lo fueron la
Al año siguiente, fue designado diputado na- batalla de Pavón y las sangrientas expediciones
cional por las provincias de Salta y de Santia- posteriores entre el ejército de Buenos Aires y
go del Estero en el Congreso del Paraná, cargo las fuerzas de la Confederación. Se encargó de
que desempeñó hasta 1861. En este período, este hospital de campaña hasta junio de 1862
los gobiernos de Salta y de Santiago del Estero y, en 1865, fue nombrado cirujano principal
lo nombraron conjuntamente con el senador con el fin de establecer nuevamente en la ciu-
Borges y los doctores Saravia y Matienzo como dad de Paraná otro hospital militar destinado
representante de las provincias para tratar con esta vez a los heridos en la cruenta guerra con-
el gobierno federal. tra el Paraguay. Para este tiempo, Pardo había
La política no impidió su desarrollo como formado una familia,16 que ya era numerosa,
médico, ni su abnegación ante desastres natu- lo que implicaba alejarse de su esposa y de sus
rales y los producidos por el hombre. En 1861, cinco hijos por períodos prolongados para po-
en medio de la profunda crisis institucional en der cumplir con estas responsabilidades.
que estaba envuelto el país,14 la provincia de
Mendoza sufrió un devastador terremoto. Par-
do fue nombrado presidente de la Comisión
Médica creada por decreto de las autoridades
de Buenos Aires el 31 de marzo para auxiliar
a las víctimas de aquel terrible sismo que el 20
de marzo destruyó la capital mendocina y cau-
só la muerte de más de 4200 personas. Este
nombramiento fue refrendado por el gobierno
de Mendoza el 11 de abril. Entró a la desolada
ciudad un día antes de su nombramiento; ape-
nas llegó, empezó a curar muchos enfermos y
a organizar la asistencia médica. Su actividad
fue incansable: atendió heridos, mantuvo reu-
niones con enviados chilenos, brindó charlas
Recordatorio al Dr. Pedro Antonio Pardo.
junto con el gobernador para informar al pue- Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 122638.

65
Pardo y la Obstetricia

Desde 1865, se estableció con su familia del gobierno, en 1824, de que las mujeres
en la ciudad de Buenos Aires. Comenzó a que realizaban este trabajo fueran examina-
trabajar en el Hospital de Mujeres, que ya das por el Tribunal de Medicina antes de po-
dependía de la Sociedad de Beneficencia. La der ejercerlo. En la ciudad de Buenos Aires,
atención de parturientas estaba a cargo de la primera partera de la que hay registro, que
mujeres sin preparación, por lo general, cu- contaba con un título habilitante expedido
randeras. Este trabajo iba de la mano de su- en París, fue Verónica Pascal. El Tribunal de
persticiones y prácticas de curandería que, Medicina la habilitó para ejercer en 1827 y,
en muchos casos, derivaban en la muerte de un año después, la sometió a un juicio por
la madre. Ni hablar de medidas higiénicas: mala praxis, el primero en la profesión. Una
estas sencillamente no existían. Pardo se triste marca para la primera partera profe-
propuso cambiar esto. sional de tuvo Buenos Aires.19 La incidencia
Si bien previamente a la instalación de de muerte en el momento del parto era muy
la Facultad de Ciencias Médicas se habían alta, tanto para la madre como para el niño.
brindado cursos de partos, podemos decir Lamentablemente, los cursos de partos fue-
que estos comenzaron a organizarse recién ron suspendidos durante la época de Rosas;
a partir de 1822, cuando el doctor Jean An- la atención a parturientas seguía en manos
dré Cliarles (o Charles) Durand, quien era de las comadronas que atendían en los ho-
médico de la policía, dictó cursos regula- gares. Si bien en el Hospital de Mujeres ha-
res cumpliendo lo dispuesto por el decreto bía tres camas destinadas a las mujeres con
gubernamental del 9 de abril de 1822. Este trabajo de parto, fue recién meses después
decreto, en su artículo 70, establecía: “To- de la caída de Rosas, en noviembre de 1853,
das las mujeres que ejerzan el arte de par- cuando se destinó una sala del hospital es-
tear en el territorio de la Provincia, quedan pecíficamente a partos. Se la llamó Sala San
obligadas a asistir al curso que debe darse Ramón en honor de San Ramón Nonato20.
en el corriente año…”17. Muchos autores, Aunque no contaba con muchas camas, fue
como Llames Massini, consideran que este un comienzo.
decreto fue la cuna de la escuela de parteras, En la Facultad de Medicina, comenzó a
aunque sería más exacto decir que fue una dictarse la cátedra de partos, enfermedades
de las primeras y oportunas medidas que se de niños y mujeres a cargo del doctor Fran-
pusieron para erradicar las prácticas supers- cisco Javier Muñiz en 1853. Dicha cátedra,
ticiosas que ponían en peligro la vida de mu- a partir de 1869, estuvo a cargo exclusiva-
chas mujeres.18 Un avance, sí, pero los cursos mente del doctor Pardo. Por cuatro años, en-
distaban mucho de ser formadores de verda- tre 1867 y 1871, fue profesor interino y, en
deros profesionales en la atención del parto. ese último año, logró obtener por concurso
La verdadera escuela de parteras tendría que el cargo titular, que desempeñó hasta mayo
esperar algunos años para concretarse. de 1887, cuando renunció para aceptar un
Un paso importante en la senda de la pro- puesto diplomático en Europa. En 1871, ade-
fesionalización de las parteras fue la decisión más, la Sociedad de Beneficencia de Buenos

66
Aires lo nombró médico de la Sala San Ra- 1868, la tesis que realizó Ricardo Gutiérrez
món destinada a partos y de la Sala Santo para doctorarse en Medicina fue justamente:
Tomás destinada a enfermedades infantiles “Supresión de los dolores del parto por me-
en el Hospital de Mujeres. Ese mismo año, dio del cloroformo”. En la página 10 de su
Pardo consiguió que la Sociedad de Benefi- tesis, escribe:
cencia lo autorizara para que los estudiantes
pudieran realizar en el Hospital de Mujeres Durante mi servicio interno en el
las necesarias prácticas de partos. Hospital de Mugeres he asistido se-
No solo se limitó a la atención de en- senta y cinco partos. De estos partos
fermas y a la formación de estudiantes, sino veintiuno solamente fueron puestos
que también realizó importantes transfor- bajo el favor del cloroformo porque
maciones en el Hospital de Mujeres, como recién entonces el ingreso del Dr.
la de convertir la Sala Santo Tomás en sala Pardo a la Sala de Maternidad, dan-
de mujeres. Asimismo, se convirtió en el do un valiente impulso de adelanto
presidente de la comisión constructora del a la enseñanza, autorizó la práctica
nuevo Hospital. En tal carácter, aceptó los de toda experimentación que por mi
planos y dirigió las obras en un terreno ad- parte podía afrontar desde luego,
quirido en 1876 con subsidio del Estado y hallándome robustecido con los co-
aportes privados. El nuevo edificio, que fue nocimientos de obstetricia que debo
llamado Hospital Rivadavia, se levantó en- a mi maestro y a mis libros.22
tre la calle Sánchez de Bustamante y la ave-
nida General Las Heras. Se inauguró el 27 Cuando Gutiérrez, previamente a la presen-
de abril de 1887.21 tación de su tesis, se la hizo llegar a Pardo,
En el Hospital de Mujeres, Pardo co- para conocer su opinión, este le respondió:
menzó a aplicar cloroformo en los partos.
Según las estadísticas que él mismo realiza- Mi estimado amigo: le devuelvo a
ba, la cantidad de muertes de mujeres en el Ud. el manuscrito de su tesis inau-
parto bajaba considerablemente con su uso. gural que he leído dos veces con el
Era realmente un pionero pues, pocos años interés que despierta la importan-
antes, en 1847, un médico de Edimburgo, cia de la materia en ella tratada y el
James Young Simpson, utilizó por primera atractivo de su estilo.
vez el éter en Obstetricia y luego el cloro- Puedo decirle sin temor que mi jui-
formo. Esta práctica se afianzó en Euro- cio de su contradicho que va Ud. a
pa recién en 1853, cuando la soberana del presentar a la facultad un trabajo de
Reino Unido, Victoria, dio a luz al príncipe mérito y con el especialísimo de que
Leopoldo bajo los efectos del cloroformo aún cuando se haya escrito bastante
atendida por el doctor John Snow. Pardo sobre la aplicación del cloroformo a
nunca dudó en aplicarlo. la práctica de los partos, en su te-
Su trabajo con el uso del cloroformo em- sis puede llamarse un trabajo origi-
pezaba a despertar curiosidad entre los pro- nal por cuanto la experimentación
fesionales médicos. Así, el 16 de febrero de ha precedido al estudio teórico…

67
Arriba: Portada del cuaderno de estadísticas de la sala de partos del Hospital General de Mujeres, 1865.
Abajo: Listado que contiene los datos de las madres, interior del cuaderno.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Pedro Antonio Pardo Saravia. Museo Histórico Sarmiento, legajo 1-8.

68
A pesar de los límites que usted “Contribución al estudio del tratamiento an-
la ha ceñido no me equivocaré al tiséptico en la fiebre puerperal”, siendo su
anunciarle que está destinada a des- presidente de tesis el mismo doctor Pardo.
pertar la atención de los médicos La fiebre puerperal causaba en las materni-
del Plata acerca de la materia de dades, según palabras del propio Fernández,
que se ocupa. “mortalidad tan grande que sus efectos han
Como le dije de palabra solo le en- sido comparados con las calamidades de la
cuentro un defecto y es que el en- guerra”25. De hecho, entre 1872 y 1874, esta
tusiasmo tan vivo, tan apasionado infección hizo estragos en el Hospital de Mu-
con que usted se ha apoderado del jeres,26 se había convertido en una verdadera
cloroformo pero lo que es un defec- epidemia. El doctor Fernández señalaba, en
to hablando absolutamente en estos diferentes puntos de su tesis, las experiencias
momentos puede que sea otro de en la Maternidad bajo la dirección de Pardo,
sus méritos porque a veces las bue- en la que el número de muertes disminuyó
nas ideas necesitan para difundirse significativamente con las prácticas de asep-
del entusiasmo del apóstol inspira- sia: “… para nosotros, alejados como esta-
do por la fe y estoy por añadir de la mos de los recursos de la experimentación, la
belleza del habla que Dios ha depa- admisión de esta teoría reposa en el éxito de
rado a los poetas. Su sagacidad ha la medicación antiséptica puesta en práctica
comprendido esto, la medicina del en la Maternidad de Buenos Aires por nues-
Plata tiene que agradecérselo y yo al tro distinguido maestro el Dr. Pardo”27.
terminar esta carta me retracto de ha- La atención de los niños en la Casa de
ber dicho que su tesis tenía un defecto. Expósitos 28 también estaba bajo la respon-
Soy de Ud. con toda consideración sabilidad del doctor Pardo. En esta insti-
su afectuoso amigo. tución, se recibían niños abandonados por
[Firma] Pedro Pardo23 sus padres o huérfanos desde su nacimiento
hasta aproximadamente cinco años. Las en-
Pardo fue un tenaz defensor de la asepsia fermedades eran moneda corriente en ella.
en la atención a los enfermos. Grabó en sus Como médico, Pardo también difundió allí
alumnos lo necesario que era la práctica del la importancia de las prácticas de higiene.
lavado de manos con una solución de cloru- Según informes en una de sus periódicas
ro de calcio antes de la atención de las partu- visitas, la realizada el 20 de diciembre de
rientas y la limpieza posterior al parto tanto 1883, se encontró solo con tres casos de ni-
de la paciente, como del recién nacido y de ños enfermos que estaban debidamente ais-
los elementos utilizados. Esto quizás resulte lados del resto:
obvio para nosotros hoy pero, en ese tiempo,
no lo era. La simple práctica higiénica hizo … existe una prudente y científica se-
decrecer de manera importante la mortalidad paración de los útiles de todo género
por fiebre puerperal.24 Uno de sus discípulos, destinado para cada enfermo espe-
Juan Ramón Fernández, se doctoró en 1882 cialmente de aquellos que puedan
precisamente con una tesis sobre este tema: efectuar el transporte del germen,

69
tales como los útiles de curación que materias que se tratarían y que se dictarían
se encuentran en un estante con su en adición a las clases teóricas y a las cla-
número de orden correspondiente al ses prácticas en el Hospital. El curso teórico
del enfermo de manera que no existe era de dos años y dieciocho meses de prácti-
entre un enfermo y otros más vincu- ca hospitalaria, que comenzaba a partir del
lo material que la mano del médico, segundo semestre del teórico y era paralelo
pero el médico tiene otros recursos a este. En 1883, fue nombrado profesor su-
para evitar el transporte del germen plente de la cátedra de partos el doctor Juan
por su intermedio, tiene el lavado de Ramón Fernández, discípulo destacado de
sus manos con los desinfectantes y la Pardo. Este último, sin dejar la docencia, en
limpieza con que debe ejecutar esas 1884, fue nombrado decano de la Facultad
pequeñas operaciones […] De mane- de Ciencias Médicas. El antiguo Hospital de
ra que para el higienista teniendo la Hombres había sido cerrado y reemplazado
Casa de Expósitos malas condicio- por uno nuevo en 1879, llamado Hospital de
nes higiénicas el hecho de que no Buenos Aires y ubicado en la manzana com-
existen sino 8 casos de oftalmia puru- prendida entre Córdoba, Junín, Paraguay y
lenta (conjuntivitis) sobre una cifra de Andes (actualmente, Uriburu). Todas las es-
cerca de 1000 niños.29 cuelas de prácticas de la Facultad de Medici-
na se trasladaron a este nuevo hospital, que
Esto era un logro. Pardo ponía en evidencia, tras la federalización de la ciudad de Buenos
en este informe, la buena labor de los médi- Aires se convirtió en nacional. El 30 de junio
cos de la institución y la importancia de la de 1883, el gobierno determinó que pasara
asepsia para la prevención de enfermedades. a depender de la Facultad de Medicina. En
Asimismo, dio los pasos necesarios para ese momento, tomó el nombre de Hospital
profesionalizar a las parteras. Dentro de la de Clínicas, tal como lo conocemos hoy.
cátedra de Obstetricia anexó la carrera de Durante el decanato de Pardo, la Fa-
partera. El propósito era formar “una escue- cultad adquirió la media manzana frente al
la de partos destinada a suministrar la ins- Hospital de Clínicas para instalar allí la Fa-
trucción necesaria a las señoras que se dedi- cultad y, de esta manera, por su cercanía, fa-
can al arte de partos”30. La ordenanza ideada cilitar a los estudiantes las necesarias prácti-
por Pardo para la Escuela de Parteras, que cas médicas. Las clases se venían dictando en
data del 8 de noviembre de 1881, estable- la calle Comercio 300 (actualmente, Hum-
cía condiciones de ingreso a la carrera –entre berto Primo), muy alejadas del hospital, lo
ellas, que las aspirantes debían ser sanas, sin cual no era cómodo para el estudiantado.32
defectos físicos que las imposibilitaran para De este modo, Pardo decidió destinar a Casa
el ejercicio del arte, debían ser mayores de de Estudios la porción del terreno que daba
18 años y menores de 36, y contar con un a la calle Córdoba y a levantar una Mater-
certificado de vacuna contra viruela–. Tam- nidad la que daba a la calle Viamonte (nú-
bién, debían rendir un examen de ingreso, mero 2189), obra realizada por el arquitecto
salvo las que contaran con título de maes- Tamburini33. La Maternidad se inauguró en
tra normal.31 Además, se especificaban las 1886, antes que la Facultad.

70
Borrador de un telegrama del Dr. Pedro Pardo al subprefecto de Corrientes, acerca de las disposiciones sanitarias del país
ante la evidencia de casos de cólera. Buenos Aires, 20 de noviembre de 1886.
Departamento Documentos Escritos. Fondo Pedro Antonio Pardo Saravia. Museo Histórico Sarmiento, legajo 5.

71
Arriba: Sala de Mujeres del Hospital del Norte.
Departamento Documentos Fotográficos. Fondo Sociedad Argentina de Fotógrafos Aficionados. Álbum 18. Inventario
213818.
Abajo: Recorrida diaria por el Hospital Fernández. Sala de Maternidad, 1937.
Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 350175.

72
Pardo y el Departamento de Higiene

Buenos Aires crecía a pasos agigantados, pero víctimas –entre los cuales, doce médicos abne-
las medidas de saneamiento urbano no la gados perdieron sus vidas36–. La enfermedad
acompañaban. Emilio Coni, en el folleto “El producida por el mosquito Aedes aegypti ata-
saneamiento de Buenos Aires”, describía a la có a toda la población sin distinción de clase
ciudad de la siguiente manera: social. Pardo se desempeñó con heroísmo en
esta terrible epidemia que vació la ciudad y,
Buenos Aires, la ciudad de los ‘bue- así como tantos otros profesionales médicos,
nos aires’ como la bautizaron sus no aceptó retribución alguna.
fundadores se convirtió en un lugar En 1852, cuando se estableció la Facultad
malsano donde las enfermedades con- de Ciencias Médicas en la Universidad de Bue-
tagiosas habían adquirido derecho de nos Aires, a su vez, se creó el Consejo de Higie-
ciudadanía […] la ciudad ha estado ne Pública, que tenía a su cargo todo lo rela-
desprovista hasta ahora de un sistema cionado con la salud pública. Este organismo
de evacuación de inmundicias y la dis- funcionó hasta la federalización de la ciudad
tribución del agua ha sido absoluta- de Buenos Aires en 1880, en cuyo momento se
mente insuficiente a las necesidades de convirtió en el Departamento Nacional de Hi-
su población…”.34 giene. Luego, tres años después, compartiría
sus responsabilidades con la Asistencia Públi-
Condiciones como la insuficiente provisión ca Porteña. El Departamento Nacional de Hi-
de agua potable, el deplorable estado del Ria- giene, oficialmente, tuvo su origen en el Decre-
chuelo con sus aguas contaminadas, la caren- to del 31 de diciembre de 1880 del presidente
cia de sistemas cloacales con la consecuencia Julio A. Roca. Este organismo de amplias fun-
de que los desechos humanos que contamina- ciones tenía a su cargo tareas de asesoramien-
ban las napas, el hacinamiento en viviendas to en materia sanitaria tanto al Poder Ejecuti-
inadecuadas de grandes grupos humanos (es- vo como a otras dependencias nacionales; era
pecialmente, de inmigrantes), todo contribuía el encargado del contralor de la sanidad en la
a que las enfermedades infectocontagiosas en- Aduana tanto por vía marítima como terrestre
contraran un lugar apto para su desarrollo.35 y de los distintos hospitales y organismos a ni-
En 1867, apareció el temido cólera. Pardo vel nacional. El Departamento dependía de los
desempeñó una abnegada tarea en esta epi- ministerios de Guerra y Marina y del Interior,
demia que duró hasta 1868. En ese tiempo, según tuviera que actuar en puertos o en di-
prestó servicio como médico en las parroquias versas provincias del territorio. Contaba con
de la Catedral y del Sud, por nombramiento la capacidad de crear subcomisiones de higie-
del gobierno provincial y de las comisiones ne en el interior del país según las necesidades.
populares, atendiendo a cientos de enfermos. Desde el momento de su creación, el Depar-
Tres años después, en 1871, Buenos Aires se tamento Nacional de Higiene estuvo a cargo
enfrentaría a otro flagelo aún mayor: la epi- del doctor Pardo aunque, oficialmente, se lo
demia de fiebre amarilla que, según cómputos, nombró por decreto del pen el 8 de marzo de
registró un total aproximado de catorce mil 1882.37 Ejerció este cargo hasta 1887.

73
Pardo debió encargarse de la organización lación sobre medidas de policía sanitaria contra
de este nuevo organismo que, al poco tiempo, epidemias epizootias y epífitas que ofrezcan un
le tocaría enfrentar la dura epidemia de cólera peligro a la Nación”40. En este, Pardo mostra-
entre 1886 y 1887, en la cual resultaron afecta- ba la necesidad de que el Poder Ejecutivo tuviera
dos unos cinco mil habitantes de la ciudad de un papel activo en la atención de la salud pú-
Buenos Aires, cifra enorme si pensamos que la blica, que fuera el que decretara e hiciera cesar
población aproximada era de 180.000.38 Desde cuarentenas cuando esto fuera necesario. Dentro
1883, Europa sufría el flagelo del cólera, presu- de las medidas por tomar, establecía que se debe-
miblemente importado de Oriente. Francia, Ita- ría prohibir introducción de animales de zonas
lia y España, hasta 1886, se vieron duramente donde hubiera epidemias o importar alimentos
afectadas. De esas regiones, principalmente de de esos lugares, que era prioritario reglamentar
Italia y de España, arribaban en esos años in- la higiene pública. Propuso la creación del De-
numerables cantidades de navíos cargados de partamento General de Higiene, que dependería
inmigrantes. Los controles sanitarios eran in- del Ministerio del Interior, compuesto de un pre-
eficaces y, en algunos casos, nulos. La entrada sidente con grado de doctor en Medicina, cuatro
al país del cólera por vía marítima era cuestión profesores en Medicina, un químico farmacéuti-
de tiempo. Para 1886, la enfermedad era un he- co, un jefe de laboratorio de investigación y un
cho.39 El primer caso se detectó el 1 de octubre veterinario. Además de cirujanos, administra-
en la zona del Riachuelo. Si bien fue una epide- dores de vacunas, ingenieros civiles y de obras
mia más focalizada que la anterior, fue más ex- de saneamiento, entre otros que colaborarían.
tendida. La enfermedad entró por Buenos Aires También, establecía la implementación de una
y se propagó rápidamente al interior del país, estricta política sanitaria para los barcos que in-
donde fue más virulenta. En su diseminación, gresaran al puerto o salieran de este, siempre de-
tuvo mucho que ver el ferrocarril. La rápida ex- berían hacerlo munidos de patentes de sanidad.
tensión de la enfermedad y la demora en el ac- Este proyecto se presentó al Congreso Na-
cionar del Departamento Nacional de Higiene cional el 9 de agosto de 1881. Los lentos tiem-
hicieron recaer sobre el organismo una lluvia de pos políticos demoraron su elaboración. Recién
críticas por parte de la prensa local. en 1886, una comisión lo revisó y aprobó, aun-
El 15 de marzo de 1886, se realizó el Con- que agregó algunos ítems como atribuciones del
greso Médico Argentino, presidido por el doctor Ministerio de Interior en materia de higiene y la
Pardo. En esa oportunidad, se discutió el Códi- responsabilidad de las provincias. Pardo también
go Sanitario Argentino, elaborado y presenta- integraba esta comisión revisora, que presentó su
do por él mismo. Posteriormente, se aprobó y informe el 15 de abril de 1887, año en el que se
se convirtió en el primer código sanitario que aprobó. Al poco tiempo, dejó la presidencia del
tuvo la nación. Lamentablemente la epidemia Consejo Nacional de Higiene y su decanato en
de cólera le había ganado de mano. Cinco años la Facultad de Ciencias Médicas pues, el 14 de
antes, Pardo había estaba trabajando en la ela- mayo de 1887, fue nombrado por el presiden-
boración de un Código Sanitario para la Nación te embajador de la República Argentina ante el
e insistiendo a las autoridades para que se im- Imperio austro-húngaro. Años antes, ya había
plementara. En un Impreso de 1881, publicó el tenido cargos en el Ministerio de Relaciones
Proyecto de Código Sanitario llamado “Legis- Exteriores durante el gobierno de Avellaneda.

74
En 1874, había actuado como ministro ple- La lista de médicos que ejercieron entre el si-
nipotenciario de Argentina en Chile y, entre glo xix y principios del xx es muy extensa. Pode-
1874 y 1875, como ministro-secretario de Es- mos mencionar a Cosme Argerich, Juan Madera,
tado en el Departamento de Relaciones Exte- Salvio Gafarot, Juan José Montes de Oca, Juan
riores de la República. Su cargo diplomático A. Fernández, Ángel Golfarini, Tomás Liberato
no le impidió seguir con su pasión por la Me- Perón Hughes, Francisco Javier Muñiz, Pedro
dicina. En 1887, pudo asistir como delegado Mallo, Luis Tamini, Leopoldo Montes de Oca,
del gobierno argentino al vi Congreso Inter- Guillermo Rawson, Eduardo Wilde, Santiago
nacional de Higiene y Demografía que se rea- Larrosa, Roque Pérez, Manuel Argerich, Ventu-
lizó en la ciudad de Viena. ra Bosch, Juan José Naón, Eduardo Holmberg,
El 1 de enero de 1888, fue nombrado em- Eufemio Uballes, Eduardo Ovejero, Luis Vila,
bajador en Portugal por el presidente Juárez Julián Aguilar, Enrique del Arca, Manuel Podes-
Celman, cargo que puedo ejercer solo durante tá, Pedro Arata, Luis Güemes, Pedro Lagleyze,
un año pues, el 5 de febrero de 1889, falleció Enrique Bazterrica, Julio Méndez Baldomero
en Lisboa. Sin embargo, la obra de Pardo per- Sommer, Telémaco Susini, Antonio F. Piñero,
duró. La Escuela de Parteras continuó su labor Juan Bautista Señorans, José María Ramos Me-
docente capacitando a cientos de alumnas. El jía, Emilio Coni, José Penna, entre otros, que se
doctor Juan Ramón Fernández la organizó y di- destacaron en la docencia y en la práctica médi-
rigió en sus primeros tiempos, contando con la ca. Es esta una lista muy incompleta, por cierto.
colaboración del doctor Enrique Pardo, uno de Detrás de cada uno de estos nombres, es posible
sus hijos, que siguió el camino trazado por su hallar una historia de coraje y dedicación. Mu-
padre en la Obstetricia. Asimismo, el 13 de di- chos de ellos ofrendaron su vida en la atención
ciembre de 1906, la Facultad de Medicina tomó a enfermos, como los profesionales que perdie-
la decisión de llamar a la Maternidad de la Fa- ron la vida durante la terrible epidemia de fiebre
cultad “Pedro A. Pardo”41 en homenaje a este amarilla de 1871.43 Cada uno de ellos, merecería
gran médico argentino.42 un trabajo especial sobre su obra.
V

Lactario de la sala de niños, Hospital de Clínicas.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 11431.

75
NOTAS
1. El Protomedicato fue creado en Buenos Aires por el virrey Vértiz el 17 de agosto de 1780 con el fin de
regular las prácticas médicas a semejanza del organismo existente en la Península Ibérica desde el siglo xvi.
2. Cazaux, Diana (2010): Historia de la divulgación científica en la Argentina, Buenos Aires: Teseo, p. 95.
3. El 2 de enero de 1823, por decreto del gobernador Martín Rodríguez, y por iniciativa de su ministro
de Gobierno Bernardino Rivadavia, se creó la Sociedad de Beneficencia, cuya dirección fue entregada
a un grupo de damas de la sociedad porteña. Comenzó a funcionar administrando las instituciones de
caridad creadas por la Hermandad de la Santa Caridad, como el Colegio de Huérfanas y el Hospital de
Mujeres. La Casa de Expósitos –que también administraba la Hermandad (aunque no la había creado)–
también pasó al control de la Sociedad de Beneficencia. Para un estudio más detallado de esta labor de la
Hermandad, véase: Fuster, María Teresa (2012): “La Hermandad de la Santa Caridad: Los orígenes de
la beneficencia en la ciudad de Buenos Aires”, en Bibliographica Americana. Revista Interdisciplinaria de
estudios coloniales, Buenos Aires: número 8, diciembre.
4. Archivo General de la Nación (agn): Sala ix, 9-7-6, Padrón de la ciudad de Buenos Aires, 1778. Cabe
aclarar que el censo de 1810 fue realizado con fines netamente militares; por lo tanto, solo los hombres
fueron censados y no la totalidad de ellos dado que faltó incluir unos seis cuarteles de la ciudad. Este
padrón incompleto arrojaba una población de 28.258. César García Belsunce realizó un estudio exhaus-
tivo de este padrón, en el que concluyó que, si se incluía a mujeres, transeúntes, esclavos y población
marginal, llegaría a una población estimada de 40.000 a 45.000 habitantes. Para más detalles, véase:
García Belsunce, César (1976): Buenos Aires y su gente 1800-1830, Buenos Aires: Emecé; y Waines,
Luis E. (2010): “La ciudad de Buenos Aires en los censos de 1778 y 1810”, en Población de Buenos Aires,
Buenos Aires: año 7, número 11, pp. 75-85.
5. Para más detalles, véase: Besio Moreno, Nicolás (1939): Buenos Aires Puerto del Río de la Plata
Capital de la Argentina 1536-1936, Buenos Aires: Talleres Gráficos Tuduri.
6. agn: Censos Nacionales de Población 1869 y 1895, ciudad de Buenos Aires.
7. Precedieron al doctor Pardo, en el decanato de la Facultad de Ciencias Médicas, Juan Antonio Fernán-
dez, Javier Muñiz, Juan José Montes de Oca y Manuel Porcel de Peralta.
8. agn: Sala vii, Museo Histórico Sarmiento, Fondo Pedro A. Pardo, Legajo 7- Impreso.
9. El texto trascripto respeta la grafía original.
10. Juan Antonio Fernández tuvo que emigrar a Montevideo en 1835, cuando el gobernador Rosas le
retiró los cargos que detentaba en la universidad y en el Hospital de Mujeres por pertenecer al partido
unitario. Regresó al país en 1852, cuando el gobierno de Rosas cayó. Con relación a Montes de Oca,
sucedió algo similar, aunque él no tenía orientación política; sin embargo, como sus amistades simpatiza-
ban con los unitarios, también fue alejado de todos sus cargos académicos en 1835 y hasta fue encarcela-
do en 1839, tras lo cual se exilió en Montevideo. Regresó a Buenos Aires también tras la caída de Rosas.
11. Para más detalles, véase: Veronelli, Juan Carlos y Veronelli Correch, Magali (2004): Los orígenes
institucionales de la Salud en la Argentina (tomo i), Buenos Aires: Oficina Panamericana de la Salud, p. 133.
12. agn: Sala vii, Fondo Museo Histórico Sarmiento, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 1.
13. Ibidem.
14. Recordemos que, para principios de 1861, el país seguía dividido entre la denominada Confederación
Argentina y el Estado de Buenos Aires, que terminaron enfrentándose en la batalla de Pavón el 18 de
septiembre de ese mismo año.
15. agn: Sala vii, Fondo Museo Histórico Nacional, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 2.
16. Pedro Antonio Pardo se casó en 1856 con Encarnación Ormaechea en la ciudad de Salta. Con ella,
tuvo en total trece hijos (Sala vii, Fondo Museo Histórico Nacional, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 1).
17. Citado en: Llames Massini, Juan Carlos (1915): “La partera de Buenos Aires y la escuela de parte-
ras”, Buenos Aires: Imprenta Flaiban y Camilloni, pp. 36-37. Para más detalles, véase: Cowen, Miguel
Pablo (2008): “El caso Verónica Pascal: Medicina y mala praxis en la Buenos Aires rivadaviana”, V Jor-
nadas de Sociología de la unlp, La Plata: 10, 11 y 12 de diciembre.

76
18. Sánchez, Norma (2012): “Docencia y obstetricia en Buenos Aires”, en Médicos & Medicinas en la
Historia, Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, número 31, p. 8.
19. Llames Massini, Juan Carlos (1915): op. cit., pp. 47-52.
20. San Ramón Nonato es el patrono de las mujeres embarazadas y de los niños.
21. Para más detalles, véase: Crespi, Liliana (1999): Instituciones de la Sociedad de Beneficencia y asis-
tencia social (1823-1952) (tomo i), Buenos Aires: Archivo General de la Nación, p. 69.
22. La tesis doctoral de Ricardo Gutiérrez “Supresión de los dolores del parto por medio del cloroformo”
de 1868 se encuentra disponible en línea: https://bit.ly/2AFz2te
23. agn: Sala vii, Museo Histórico Sarmiento, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 7-Borrador de carta del
16 de febrero de 1868.
24. En Viena, el húngaro Ignaz Philipp Semmelweis (1818-1865) llamó la atención sobre los beneficios que
derivan del lavado de las manos con cloruro de calcio antes de atender a las mujeres en trabajo de parto,
con lo que bajó asombrosamente la cantidad de muertes. A partir de ese momento, nace la antisepsia.
25. Fernández, Juan Ramón (1882): “Contribución al estudio del tratamiento antiséptico en la fiebre
puerperal”, Buenos Aires: Imprenta de La Nación, p. 10. Disponible en línea: https://bit.ly/2MfEp3C. La
trascripción respeta la ortografía original.
26. Llames Massini, Juan Carlos (1915): op. cit., pp. 130-136.
27. Fernández, Juan Ramón (1882): op. cit., p. 24.
28. La Casa de Niños Expósitos fue fundada por el virrey Vértiz en 1779 con el fin de evitar el abandono
en las calles de niños que, generalmente, terminaba con la muerte de los infantes. Ante los problemas
económicos que enfrentaba la Casa, en 1784, el virrey decidió que pasara a depender de la Hermandad
de la Santa Caridad. En 1823, cuando se fundó la Sociedad de Beneficencia, el gobierno determinó el pase
de la Casa a esta sociedad.
29. agn: Sala vii, Fondo Museo Histórico Nacional, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 5.
30. Escuela de Obstetricia (1882): “Acta 209 de la Facultad de Medicina (art. 1), Ordenanza del 1 de
enero. Para más detalles, véase: Llames Massini (1915): op. cit., pp. 176-178.
31. AGN: Sala VII, Fondo Museo Histórico Nacional, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 5.
32. En el Hospital de Clínicas, se hacían las siguientes prácticas: clínica médica, quirúrgica, oftalmoló-
gica, de mujeres, de niños, y se dictaban clases de anatomía. Este primer edificio fue demolido en 1975.
33. Francesco Tamburini (1846-1891) fue un arquitecto de origen italiano, quien finalizó la construcción
de la Casa Rosada y realizó el proyecto original del Teatro Colón, aquel que concluiría Jules Dormal.
34. Coni, Emilio (1895): El saneamiento de Buenos Aires. Memoria descriptiva del servicio de aguas y de
cloacas, Paris: Bureau du Génie Sanitaire, p. 3.
35. Véase, Pérgola, Federico (2004) Historia de la Salud Social en la Argentina, Buenos Aires, pp. 36-37.
36. Véase López Mato, Omar (2010) La patria enferma. Males de héroes, próceres y de quienes no lo
fueron tanto. Buenos Aires, Sudamericana p.197
37. Para más detalles, véase: Veronelli, Juan Carlos y Veronelli Correch, Magali (2004): op. cit.,
pp. 230-233.
38. Álvarez Cardoso, Adriana (2012): “La aparición del cólera en Buenos Aires (1865-1996)”, en His-
torelo. Revista de historia regional y local, Buenos Aires: vol. 4, número 8, pp. 177-178.
39. Para un análisis detallado de esta epidemia, véase: Fuster, María Teresa (2016): “El Perseo, el barco
maldito: La epidemia de cólera en 1886”, en Legado. Revista del Archivo General de la Nación, número
3, agosto, pp. 81-97.
40. agn: Sala vii, Fondo Museo Histórico Nacional, Archivo Pedro A. Pardo, Legajo 8-Impreso: año
1881.
41. En 1968, se cerró la Escuela de Parteras y se abrió la Licenciatura en Obstetricia en la Universidad de
Buenos Aires, una carrera de grado de cinco años de duración.
42. Llames Massini (1915): op. cit., p. 259.
43. Para un análisis más detallado de la epidemia de fiebre amarilla de 1871, véase: Couto, Cristóbal y
López Mato, Omar (2015): Fiebre Amarilla, Buenos Aires: Olmo Ediciones.

77
Retirada de Cancha Rayada. Carta de San Martín a Las Heras, 22 de marzo de 1817.
Transcripción: San Fernando, Marzo 22
S.D Juan Gregorio de las Heras
Mi amado amigo: la experiencia me a echo ver que en este pueblo se consuma la dispersión absolutamente, por eso con-
vendrá que usted para preservar a ese ejército se acampe (sin entrar en la Villa) en los cerrito de Gálvez, o González. Allí
le tengo a Usted preparados víveres, y mañana tendré el gusto de abrazarlo su amigo apreciado. San Martín.
Departamento Documentos Escritos, Sala VII, Legajo 1, Pieza 17.
Bicentenario de la batalla de Cancha Rayada
por Carlos Ávila*

Cancha Rayada fue un imprevisto y desafor- gen de luz  (a las seis de la tarde comenzaba
tunado suceso para las armas patriotas, re- el crepúsculo vespertino),  y al notar además
sultado de un oportuno ataque nocturno del el cansancio de su tropa después de dos días
ejército realista. Sin embargo, de ninguna ma- de marchas forzadas, dispuso San Martín la
nera, compartimos denominación de “desas- reconcentración de todas sus fuerzas en un
tre” ni “derrota”, como sostienen algunos au- campo llamado Cancha Rayada. Este era una
tores, sino que consideramos que fue un grave extensa planicie denominada así por estar el
contraste operacional que podría haber teni- campo surcado por numerosas zanjas, ubica-
do importantes consecuencias estratégicas, do a cuatro mil metros de la ciudad de Talca.
pero no las tuvo. Todo ello, muy propio de A espaldas de esta zona estaba el caudaloso y
las peripecias e imponderables, muy común torrentoso río Maule.
en las operaciones militares. De todos modos, Desde los campanarios de la ciudad, pu-
la inicial euforia que tuvo el mando español dieron los realistas corroborar las fuerzas su-
ante este éxito no tuvo más que una fugaz periores del ejército unido y, en consecuen-
proyección que solo duró esos muy escasos cia, asumieron que se hallaban ellos en una
diecisiete días transcurridos entre este hecho posición desesperada. Acordado el plan de
de armas y la aplastante derrota española en asalto al campamento enemigo, revisaba el
la batalla de Maipú, ocurrida unas semanas brigadier José Ordoñez la columna expedi-
después, el 5 de abril de 1818, resultado de cionaria, la proclamaba y le infundía su he-
la inconmovible certeza patriota del triunfo roico espíritu.
final de su causa y de su genial conductor, el Sin perder tiempo, a partir de las siete
general San Martín. de la tarde, las tropas destinadas a ejecutar
Para comprender plenamente los acon- este osado golpe de mano, formaron silen-
tecimientos funestos de esa infeliz jornada ciosamente en tres columnas de aproximada-
debemos conocer ciertos importantes ante- mente cuatro mil hombres. La primera estaba
cedentes. La evidente intención del general al mando del jefe de Estado Mayor, coronel
San Martín era obligar a los realistas a dar Primo de Rivera; la segunda, al mando direc-
batalla. Como ya eran pasadas las cuatro to del brigadier Ordóñez, y la tercera, al man-
de la tarde de ese 19 de marzo de 1818, al do del teniente coronel Bernardo de la Torre.
creer muy avanzada la hora para comprome- A su vez, el ejército unido estaba dispues-
ter una batalla formal con tan estrecho mar- to en tres líneas paralelas, que constaba de

* Es Docente y miembro titular de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza (filial Maipú).

79
6600 soldados de línea, entre los cuales 1600 para atacar a los patriotas. A partir de ese
eran de caballería. La primera, ubicada al momento, comenzaron las confusiones. Sin
frente, era la división comandada por el co- tiempo para adoptar nuevas posiciones de-
ronel Hilarión de la Quintana con el coronel fensivas, se produjo el ataque español e in-
Juan Gregorio de Las Heras; la segunda lí- trodujo desconcierto, pánico y desorganiza-
nea, situada a unos quinientos metros detrás, ción en las fuerzas patriotas.
estaba bajo el mando del general Bernardo Sin embargo, hubo hechos que pusieron
O´Higgins, y la última línea, en la que se ubi- a salvo la absoluta destrucción de los patrio-
caba la reserva, situada al pie de los cerrillos tas. La importante y poderosa división de la
de Baeza. derecha del coronel Hilarión de la Quintana
El general San Martín, que tenía la evi- (de la cual formaba parte el Batallón N.°
dente intención de iniciar una batalla al día 11), compuesta por unos tres mil soldados
siguiente, durante la noche, recibió el aviso de aproximadamente, que componían la pri-
que los realistas pensaban atacar por sorpre- mera línea patriota, logró completar el des-
sa. Ordenó entonces un cambio de posiciones plazamiento ordenado y mantenerse intacto.
a manera de una contraemboscada. Esto re- La ausencia del coronel de la Quintana, que
sultaba lógico teniendo en cuenta que los rea- por desorientación probablemente se había
listas, atentos y conscientes de su inferioridad, apartado para recibir órdenes en pleno com-
bien podrían intentar atacar su campamento bate, hizo que el coronel Las Heras lograra
en horas de la noche. Atento a ello, concibió preservar tan importante fuerza de desban-
un plan para desbaratarlo, que consistió en de generalizado. Pudo escapar de la zona de
cambiar la posición de las divisiones de su la acción, a menos de doscientos metros de
ejército. Es decir, reubicarlo del noroeste al la retaguardia española, iniciando inmedia-
norte de la ciudad de Talca.  Una vez adop- tamente una disciplinada y bien organizada
tada la nueva disposición, quedarían las tro- retirada rumbo al Norte. De esta manera,
pas formando un ángulo de unos cien grados este gran patriota argentino preservó más de
respecto de la anterior. La idea operativa era 3500 hombres, animales, artillería y muni-
que los realistas encontraran solo un espacio ciones. La división que salvó Las Heras mar-
vacío, y que el ejército patriota quedara ubi- chó consecutivamente desde el 15 hasta el 28
cado sobre el flanco izquierdo de las posibles de marzo. Fueron catorce días recorriendo
columnas enemigas de ataque. entre San Fernando y Talca-Santiago, unos
Fue evidente que la correcta planifica- cuatrocientos kilómetros, a razón de veintio-
ción patriota para rechazar a los españoles cho kilómetros diarios, de los cuales ciento
se basó en que el enemigo español atacaría cincuenta fueron cubiertos a marcha forzada
más tarde. La información de que ya las tro- y sin tener un día de descanso.
pas de asalto españolas estaban en marcha, Desde aquel día del 18 de marzo, durante
indudablemente, fue el factor de sorpresa. dos días enteros, estos infatigables hombres
De esta manera, en pleno desarrollo de los solo probaron una ración de carne asada que,
preparativos del cambio de posición, reci- según consta en los documentos, no excedió
bió San Martín el sorpresivo informe de que los cincuenta gramos, y habían marchado
los españoles ya estaban saliendo de Talca unos ciento veinte kilómetros sin racionar.

80
Plano topográfico de la Batalla de Cancha Rayada.
Departamento Documentos Escritos, Mapoteca I-240.

Los españoles se dirigieron hacia allí San Martín previó el posible accionar ene-
con lentitud y no llegaron a alcanzar a los migo. Por ello, en el momento en que se inició el
patriotas. Retrocedieron durante la noche combate, la división de O´Higgins, se encontra-
del 19 sin haber adelantado más de entre ba en movimiento para modificar su posición.
uno y tres kilómetros, se ocuparon de sa- La “sorpresa”, en este caso, fue parcial. El ma-
quear el bagaje que encontraron en la po- yor efecto fue dado porque las tropas se esta-
sición que tenían los patriotas y enseguida ban desplazando de noche y, en consecuencia,
regresaron a Talca. Este precioso intervalo la confusión se incrementó. Más aún si suma-
lo aprovecharon activamente el director su- mos a esto que O´Higgins fue herido y uno de
premo O’Higgins y el general San Martín, los ayudantes chilenos, el joven Juan de Dios
reuniendo a los fugitivos y reorganizando Larraín Aguirre (emparentado con la que des-
al ejército, que acampó a diez kilómetros de pués fuera esposa de Las Heras), murió cerca de
Santiago a la espera del enemigo, con fe in- San Martín. Tal fue el caos que incluso se temió
quebrantable en el triunfo final. por la vida del general.
V

BIBLIOGRAFÍA

Martínez Baeza, S. (2009): Vida del general Juan Gregorio de Las Heras (1780-1866), Buenos
Aires: Academia Nacional de Historia.

Nellar Fued, Gabriel (1965): Juan Gregorio de Las Heras. Su vida, su gloria, Buenos Aires:
Círculo Militar.

81
Proclama del Gral. San Martín dirigida al pueblo chileno animando a la reorganización tras la derrota de Cancha Rayada.
Departamento Documentos Escritos, Sala X, 4-3-13.
De Cancha Rayada a Maipú, visto por sus
contemporáneos
por Roberto L Elissalde*

Promediaba la tarde del 5 de abril de 1818, Llegó cuando San Martín ordenaba el ataque
cuando San Martín –con el mismo laconismo final. Colgándosele del cuello, le gritó: “Glo-
con que redactó su testamento, el parte de su ria al salvador de Chile”, con impotencia en su
vida– le dictó a su ayudante, el coronel Die- alma por no haber participado de esta acción
go Paroissien, el primer parte de la batalla de decisiva para liberar a su tierra. Cubierto de
Maipú: “Acabamos de ganar completamente polvo, San Martín se acercó y le dijo: “¡Gene-
la acción. Un pequeño resto huye; nuestra ca- ral, Chile no olvidará jamás al ilustre inválido
ballería lo persigue hasta concluirlo. La Patria que, en el día de hoy, se presenta en el campo
es libre”1. Algún contemporáneo dijo que era de batalla en este estado!”3. Eran las cinco de
“el parte de un borracho”, pero el historiador la tarde. Magnifica escena, obra del pincel del
chileno Benjamín Vicuña Mackenna lo vengó chileno don Pedro Subercaseaux, que nos ha
con mordacidad: “¡Imbéciles! Estaba borracho quedado grabada desde la primera infancia
de gloria”. Ese papel quedó manchado por la y preside el salón de actos de nuestro Museo
sangre de las manos del cirujano que estaba Histórico Nacional, símbolo inequívoco más
amputando heridos y cumpliendo la cruda or- allá de las rencillas propias entre hermanos de
den del general: “No se recogerá ningún herido la confraternidad y amistad argentino-chilena.
durante el fuego, se necesitan cuatro hombres Pero volvamos en el tiempo, a la noche del
por cada herido, se debilitaría la línea en cual- 19 de marzo de 1818. La derrota o sorpresa
quier momento”2. de Cancha Rayada –o “el desastre”, como fue
Tremendas aclamaciones se escucharon presentado por algunos en Santiago– hizo te-
en ese momento. Don Bernardo O´Higgins, mer lo peor y el pueblo chileno pensó con justa
traspasado de dolores con el brazo en ca- razón que podía volverse a los tristes días pos-
bestrillo y devorado por la fiebre, se diri- teriores a la batalla de Rancagua en octubre de
gió a caballo al campo de batalla escoltado 1814, si el ejército realista se hacía fuerte. Bien
por la escasa guarnición militar de Santiago. lo explicó Vicente Pérez Rosales:

* Es historiador. Miembro de número del Instituto Bonaerense de Numismática y Antigüedades,


del Instituto de Investigaciones Históricas de la Manzana de las Luces, de la Junta de Historia
Eclesiástica Argentina. Académico correspondiente de la Academia Paraguaya de la Historia, del
Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay y miembro de la San Martín Society de Washington.

83
El efecto de la noticia de esta ca- sea necesario inculpar a los generales
tástrofe produjo en la capital, tan- que las mandaban. Ni tampoco les era
to más sorprendida cuanto menos posible contener los efectos del terror
preparada para recibirla, no es pánico que apoderándose de algunos
para describirlo. Cuando la de- en el primer momento, corrió veloz-
rrota de Rancagua, no todos los mente por las filas, el cual aumentaba
santiagueños adictos a la causa de la oscuridad, que hacía ineficaces to-
la emancipación creyeron necesa- das las medidas de los jefes.5
rio trasponer los Andes para sal-
varse del rencor realista, porque si Destacó al general Las Heras, cuya “presencia
bien es cierto que eran patriotas de de espíritu y bizarría alcanzó mantener los dos
corazón, sus hechos no los califi- tercios de su gente reunida […] al valor de este
caban aún de incorregibles insur- jefe y a su prudente conducta debe Chile estar-
gentes; al paso que a muy pocos le eternamente agradecida”.6
santiagueños en el año 18 les tomó Partícipe de la acción, con modestia, Miller
Cancha Rayada con la careta que solo se adjudicó, “por la buena fortuna y áni-
antes los encubría por haberla mo bastante”, el haber salvado dos piezas de
arrojado con sumo desembarazo artillería de Buenos Aires. Elogió al alférez Mo-
después de la gloriosa jornada de reno, joven de 16 años que permaneció con él:
Chacabuco. Se enseñoreó pues,
del infeliz Santiago el pánico más … se condujo con un heroísmo ejem-
desatinado, y aguijoneado por ins- plar, animando y estimulando a los
tantes el instinto de salvación por artilleros, y manteniendo reunidos a
las atropelladas noticias que traían los soldados de infantería, hasta que
los prófugos del campo de batalla, habiendo sido gravemente herido,
solo pensó en buscar refugio del tuvo Miller que mandarle a retaguar-
otro lado de los Andes.4 dia con unos de los cañones que no
podían ya servir, por haber muerto
El general John Miller en sus Memorias o estar heridos la mayor parte de los
apuntó: artilleros [así como el caso del joven
teniente chileno, Juan de Larraín]
El ataque fue inesperado; pero apreciable y de muchas esperanzas de
los patriotas no dejaban de estar edad de 19 años, fue atravesado de un
preparados para recibirlo, y pu- balazo por el corazón, cuando estaba
dieron fácilmente haberlo recha- reuniendo un batallón dispuesto al
zado [pero agrega el nudo de la lado de San Martín, de quien era ayu-
cuestión] el efecto que produce un dante de campo.7
ataque en la oscuridad de la noche
en el ánimo de las tropas bisoñas, El general Hilarión de la Quintana, hizo un
es bastante por sí sólo para origi- pormenorizado relato de la acción, esa tarde lo
nar una derrota completa, sin que había encontrado

84
al general San Martín, reclinado en un Acampado mi ejército en Talca, fue
matorral y cubierto con una manta, batido por el enemigo, y sufrió una
por los ardores del sol. Observé que dispersión casi general, que me obli-
la caballería, al mando del general gó a retirarme. Me hallo reuniendo la
Balcarce, había echado pie a tierra. tropa con feliz resultado, pues cuento
Insté al general que diese la orden de ya con 4.000 hombres desde Caricó
marchar para alcanzar y concluir al a Pelequén. Espero muy luego juntar
enemigo; le hice presente ser el día de toda la fuerza y seguir mi retirada
su cumpleaños , circunstancia favora-
8
hasta Rancagua. Perdimos la artillería
ble para que los soldados obrasen con de los Andes, pero conservamos la de
entusiasmo; pero él me señaló el es- Chile.12
tado de la caballería. Sin contestarle,
me dirigí al general de esta arma y éste A estas dignas palabras reconociendo la derro-
me dijo que esperaba a que acabase ta, se nos impone transcribir las de Pueyrredón:
de pasar la infantería... no dudaba yo
que el enemigo en esa noche intentaría Nada de lo sucedido en la poco afor-
una sorpresa. 9
tunada noche del 19 vale un bledo,
si apretamos los puños para reparar
Dispersado el ejército en la noche del 20, los quebrantos. Nunca es el hombre
San Martín y O’Higgins –herido por una público más digno de admiración
bala en un brazo– alcanzaron la villa de y respeto, que cuando sabe hacerse
San Fernando, donde los encontró el capi- superior a la desgracia, conservar su
tán Benjamín Viel, joven oficial francés que serenidad y sacar todo el partido que
había militado en la guardia de Napoleón quede al arbitrio de la diligencia. Una
en Waterloo. Encontró al primero “con ros- dispersión es un suceso muy común, y
tro imponente pero deshecho, dejando a un la que hemos padecido cerca de Talca,
lado un lebrillo de agua con que se prepa- será reparada en muy poco tiempo.13
raba para humedecer su frente enrojecida
por la fiebre y el insomnio. El joven oficial El agente diplomático de Estados Unidos en
le dijo en mal español que Las Heras había Chile, el señor W. D. Worthington, definió el
salvado el ala derecha de todo el ejército”, parte del derrotado con estas líneas: “Me pa-
noticia que alegró profundamente a ambos rece que es una muestra de sinceridad, no dife-
generales.10 Allí, el Libertador le comentó rente al reconocimiento que hizo Napoleón de
a de la Quintana su desazón con Brayer, su desastre en la Campaña de Rusia”14.
“oficial francés, que había hecho de mayor La situación no podía ser más desgraciada,
general, y a quien, no sé si con razón o sin don José Zapiola en sus Recuerdos afirmó que
ella, se atribuía el no haber colocado bien la noticia de la derrota corrió desde las prime-
las centinelas avanzadas en la noche de la ras horas del 20 como reguero de pólvora.
sorpresa, me encomendó aquel cargo”11.
San Martín le escribió al director supremo Don Bernardo de Monteagudo, audi-
Juan Martín de Pueyrredón: tor del ejército, había llegado refirien-

85
do el mismo suceso, con porme- el animoso coronel don Manuel Ro-
nores aún más alarmantes que los dríguez, adoptó sin vacilación resolu-
que ellos sabían. Ya no era posible ciones vigorosas.16
la duda y sólo se trató de ocultar
la catástrofe al público. Todas las El general Miller recordó que algunos fugitivos
precauciones, sin embargo, fueron
inútiles, pues el 21, Sábado Santo, anduvieron ochenta leguas en veinti-
a la diez de la mañana, las noti- séis horas, esparcieron la noticia de
cias de nuestro ejército estaban en la derrota en Santiago en la mañana
boca de todo el mundo, con do- del 21. En tales casos los hechos se
lorosos pormenores. La noche de desfiguran y el terror los aumenta; así
ese día y la del domingo inmediato pues creyeron en la capital que no ha-
fueron aterradoras. Algunas tien- bían quedado reunidos cincuenta pa-
das de comercio fueron saqueadas, triotas, y que debían esperar en ella a
teniendo esta preferencia las de Osorio, de un momento a otro... las
algunos entusiastas patriotas. Pero gentes despavoridas corrían a escon-
nada más siniestro que ese mismo der en los conventos, lo que tenían de
domingo. Al mediodía empezó a más precioso; otros cargados de efec-
levantarse una nube de polvo por tos iban a depositarlos a las casas de
el lado del Sur, próximo a la ciu- sus amigos, que tenían.17
dad, que por momentos se hacía
más densa, aumentando el espanto Guido aclaró quién fue uno de los responsables
de los habitantes de Santiago... Esa del caos, “el general conde Brayer, veterano
polvareda la ventaba la multitud del Imperio francés, que viniendo del campo
de gente de a caballo y de a pie de de batalla, fue también mensajero del terrible
los pueblos del sur, que buscaba un fracaso”. El general Cruz reunió a un grupo
asilo en la capital.15 de oficiales y destacados ciudadanos, entre los
que se encontraba el francés,
Tomás Guido dejó el relato de la actitud del
general don Luis de la Cruz, director interi- quien acababa de desempeñar en
no de la República de Chile, quien nuestro ejército las funciones de jefe
de Estado Mayor, y que había pre-
se lanzó a emplear todo medio senciado el contraste de la noche del
eficaz para levantar los ánimos 19. Considerándolo el Director Cruz
consternados y prepararse a la de los más competentes por su expe-
defensa […] desplegó la actividad riencia militar y gloriosa carrera en el
reclamada por las exigencias del Imperio, se dirigió a él de los prime-
momento; exaltó con su ejemplo ros, para que, como actor de la guerra,
y su palabra el entusiasmo nacio- expusiera francamente si le parecía
nal, y secundado eficazmente y remediable nuestra desgracia, adelan-
con extraordinaria actividad por tándose el enemigo a marchas forza-

86
das hacia la capital, en persecución de evadirse los soldados dispersos, No
nuestra tropa desbandada. hay, pues, señor general, razón para
temer que no veamos pronto nuestro
Brayer respondió sin titubear, con la autoridad ejército en estado de combatir y de
de un militar experto, que “dudaba mucho conquistar la victoria con el apoyo y
pudiésemos rehacernos de la derrota sufrida, energía del país, decidido a todo sacri-
y que, por el contrario, la completa desmorali- ficio para mantenerse independiente.19
zación del ejército y el estrago causado en sus
filas, disipaban, según él, toda esperanza de re- Estas palabras “fortificaron la confianza en los
parar el golpe”. Inmediatamente, Guido y los ánimos”. Por otro lado, don Vicente Pérez Ro-
demás se dieron cuenta de que la opinión “de sales describió:
un jefe tan competente, era menester combatir-
la en precaución del desaliento que debía pro- … el gentío de a pie y de a caballo que
ducir”18. Ya veremos quién era el competente seguía, llevándoselo todo por delante,
oficial más adelante. Asimismo, el entonces el conocido camino de la cuesta de
coronel Tomás Guido creyó en su deber “con- Chacabuco en demanda del de los An-
testarle de manera de desvanecer apreciaciones des; y en el corazón de la sierra, aquí
desalentadoras, precisamente en el trance que y allí sembrados, no se veía otra cosa
era necesaria una resistencia obstinada”. Le re- que grupos de hombres y de mujeres,
plicó de este modo: llevando unos a sus hijos por la mano,
otros sentados para cobrar aliento,
V.S. no puede juzgar del estado del y los más solicitando de la gente que
ejército en retirada, después de la huía, alimentos con que sustentarse
sorpresa que lo fraccionó, por haber para seguir huyendo. Para que se de-
dejado el campo bajo la impresión de duzca cuanto debieron sufrir las fa-
un irreparable desastre. ¿Ignora V.S. milias menos acomodadas que la mía
que aún existe nuestro impertérrito en la inmigración, básteme referir que
jefe? Pues bien, yo puedo asegurar a por sólo nueve mulas de silla que nos
esta asamblea con irrefragables testi- franqueó por especial favor el conoci-
monios que poseo, que el general San do Loyola, empresario de carretas en el
Martín, aunque obligado a replegarse camino de Valparaíso, pagó mi padre
a San Fernando después de Cancha catorce mil pesos. Nada, pues, pudimos
Rayada, dicta las más premiosas órde- llevar, todo quedó en la casa a cargo de
nes para la reconcentración de las tro- un antiguo y buen sirviente, como si
pas y reunión de las milicias. Además, debiéramos volver a ella el mismo día.
viene en marcha una división del ejér- Recuerdo que mientras ensillaban las
cito, que quedó entera en el asalto de cabalgaduras y se echaban colchones
las tropas realistas, tomándose al mis- hasta sobre los caballos regalones de
mo tiempo con partidas distribuidas Solar, el resto de la familia se ocupa-
por el Directorio, todas las avenidas ba de enterrar, bajo los ladrillos de las
de la cordillera, por donde pudieran piezas interiores, las alhajas y la plata

87
labrada que aún nos quedaban y Santa Rosa de los Andes, de donde re-
que muchos talegos de a mil pesos gresamos al saber el triunfo de Maipo.
cada uno se arrojaron, a hurto de En nuestra compañía, iba un cadete,
los sirvientes en el pozo del último más tarde general, que después vimos
patio. Hecho esto y con poco más condecorado con la medalla que se
que lo encapillado, emprendimos la concedió a los vencedores de los ven-
huida para Mendoza a las 3 de la cedores de Bailén.
tarde del día 23.20 […] Así se dan premios, y no será este
el único caso de ese género...22
A su vez, don José Zapiola recordó que
El viaje de los emigrados no fue fácil. Vicen-
entre esa multitud de familias, po- te Pérez Rosales recordó que su abuelo (Ro-
bres casi en su totalidad venían sales) había sido confinado a la isla de Juan
gran parte de soldados y no pocos Fernández, adonde fue en compañía de su hija
oficiales del ejército más brillante Rosario. El triunfo de Chacabuco lo había
que hasta entonces había tenido reintegrado al seno de la sociedad santiagui-
Chile. Lo que más desconsuelo na, cuando disfrutaban esa feliz circunstancia
causaba era ver ese sinnúmero de apuntó que “nos vimos precisados a proveer
militares avergonzados y abatidos, de nuevo y de un modo más eficaz, a la salva-
sin formación alguna, y la mayor ción de aquel venerado tronco de nuestra fami-
parte desarmados, y que en lugar lia”, recordando que la llegada de los fugitivos
de tomar cuarteles en Santiago chilenos a Mendoza llenó ese pueblo del más
pasaban de largo, en dirección al acerbo espanto”23.
Norte, es decir, a Mendoza, que El viajero Samuel Haig todas las tardes
miraban como el único punto de hacía el camino de Santiago hasta el campa-
seguridad. El 23, día lunes, puede mento militar
decirse que todo el mundo se dis-
ponía a emigrar en esa dirección. para visitar a nuestros amigos del ejér-
El que estas líneas escribe tuvo un cito […] también había varios oficia-
buen empeño para incorporarse les de mérito, venidos de Europa para
en el equipaje [se refiere a la docu- servir la causa de la libertad, entre
mentación oficial y compromete- ellos Beauchef, D’Albe, Viel, Brand-
dora que se enviaba a buen recau- sen, franceses y O´Brien, Lowe y Le-
do tras la cordillera] del general bas, británicos. El general Brayer ha-
O’Higgins, que marchó en direc- bía sido oficial distinguido del ejército
ción a Mendoza a cargo del padre francés y premiado por Bonaparte con
Jara, religioso dominico.21 la Legión de Honor, había tenido has-
[…] Compramos en doce reales ta entonces el mando de la caballería
una yegua, o más una armazón de patriota; pero a raíz de una discusión
yegua, que con gran trabajo nos con el comandante en jefe, pidió per-
condujo hasta inmediaciones de miso para retirarse del ejército. Como
este pedido, en vísperas de la batalla, dad, y dándomelas muy decisivas, me
se consideraba más bien inoportuno, previno partiese en el acto a ejecutar-
San Martín, en términos descomedi- las y le esperase en su alojamiento en
dos, le expresó su sorpresa y después Santiago. Pero al separarme me dijo
de decirle que se fuese adonde quisie- serenado: —Vaya Ud. satisfecho, mi
ra, concluyó por agregar: ¡Señor gene- amigo y le prometo, recobraremos lo
ral, Ud. es un carajo!24
perdido y arrojaremos del país a los
chapetones.25
Enterado Tomás Guido de que el general se
encaminaba rumbo a Santiago, decidió salir a La acción de Cancha Rayada dio motivo a ru-
buscarlo. mores sobre algunos sujetos tanto en Buenos
Aires como en Santiago. Por aquí, corrió el ru-
… en la noche que atravesaba el ex- mor, según Beruti, de que
tenso llano de Maipú, logré juntarme
con él a eso de las ocho. Apenas re- el que vendió el santo fue un oficial
cibió mi saludo, acercó su caballo al nuestro llamado don Antonio Arcos,
mío, me echó sus brazos y dominado de nación gallego, que estaba a nues-
por un pesar profundo me dijo con tro servicio, cuyo infame español no
voz conmovida: ¡mis amigos me han pareció, y según se dice se pasaría al
abandonado, correspondiendo así a enemigo, que se veía apurado y al
mis afanes! —No general —le respon- parecer por estar sitiado por nuestro
dí interrumpiéndole, bajo la penosísi- ejército –en el pueblo de Talca, en
ma impresión de que me sentí poseído donde estaba el enemigo atrinchera-
al escucharlo— rechace Ud. con su do– pero todo esto no tiene certidum-
genial coraje todo pensamiento que bre sino vaga…26
le apesadumbre. Se bien lo que ha pa-
sado; y si algunos hay que sobrecogi- Se trató sin duda de un infundio porque, el 3
dos después de la sorpresa le hubieren de junio de 1818, la Gazeta de Buenos Ayres,
vuelto la espalda, muy pronto estarán publicó una desmentida que había enviado el
a su lado. A Ud. se lo aguarda en San- 27 de mayo el general San Martín:
tiago como a su anhelado salvador.
Rebosa en el pueblo la alegría y el El sargento mayor que fue del Ejérci-
entusiasmo al saber la aproximación to de los Andes D. Antonio Arcos me
de Ud. El general Cruz excita con celo dice haber visto en Chile una carta es-
infatigable el espíritu nacional. Rodrí- crita desde esta capital en que sin ro-
guez no sosiega. Por mi honor, que no deos se asegura que el suceso desgra-
exagero; los jefes reunidos le esperan ciado de Cancha Rayada se atribuía a
como a su Mesías y será Ud. recibido estar dicho Arcos de inteligencia con
con palmas. He venido ex profeso a el enemigo, y aún de haberle comu-
avisárselo a Ud. y a pedirle sus órde- nicado el santo de aquella noche: en
nes. El general me escuchó con bon- honor de la justicia estoy obligado a

89
poner a cubierto el de este sujeto, advirtieron a él que en el carruaje se encontra-
protestando como lo hago no tener ba una señora, una hermosa mujer, y su don-
el menor antecedente de tal infame cella. Necochea le pidió desechara todo temor
imputación. Ruego a Ud. tenga la y se ofreció a servirla. Ella, por otro lado, le
bondad de insertar en la gaceta esta pidió que no martirizaran al soldado quien,
sencilla y verídica expresión.27 por defenderla, había sido herido, cumplien-
do el encargo que le había dado su esposo, el
En otro episodio, en sus Recuerdos, el chile- coronel Antonio Morgado. Este era un oficial
no José Zapiola lo dio a conocer: realista aborrecido por su crueldad, pero Ne-
cochea se olvidó de esto y le extendió un sal-
A pesar del entusiasmo que la voconducto para que llegaran a Valparaíso sin
presencia del Supremo Director y problema, a la vez que ordenaba entregarle un
del general San Martín había ins- caballo al oficial. Fue el comienzo de una amis-
pirado en muchos, la emigración tad. Lo cierto es que Morgado quería reunirse
iba en aumento, y el camino de con su esposa en Talcahuano y ella se negaba
Aconcagua no era más que una fila a cumplir su voluntad. Disfrazado, logró llegar
interminable de gente que aban- a Santiago refugiándose en un convento, dis-
donaba la capital en dirección a puesto a asesinar a su esposa. Esta novedad lle-
la otra banda. Entre esa multitud gó a conocimiento de O’Higgins, quien ordenó
vimos con extrañeza a un valiente que lo encarcelaran y, so pretexto de fuga, que
jefe argentino, don Mariano Ne- lo matara la patrulla encargada de conducirlo.
cochea, que seis años más tarde se Pero Necochea liberó al marido una hora antes
cubrió de gloria en Junín, acompa- de que el complot se consumara. Por interme-
ñado del célebre médico español dio de Guido, nuestro granadero le comunicó
Grajales. Una herida casual en una al director O’Higgins que se había salvado con
mano, fuera del campo de batalla, esa actitud su nombre y el de la dama, porque
era el motivo…28 habrían sido sindicados como los asesinos. “La
herida que impidió a Necochea asistir a la ba-
Sobre esta curiosa actitud de Necochea, talla de Maipú [según la tradición] fue recibi-
ofreció una explicación su biógrafo, el ge- da en una emboscada que el día de la batalla
neral Gustavo Martínez Zuviría. Se trató de le preparó Morgado, para asesinarlo, y de la
un episodio galante de nuestro oficial, mien- cual se salvó providencialmente. Por motivos
tras se encontraba al frente de su escuadrón fáciles de conjeturar ocultó el suceso y dio otro
persiguiendo a los derrotados en Chaca- origen a la herida…”29.
buco. Un grupo de salteadores rodeaba un Sobre la disciplina que impuso San Martín
carruaje empantanado, al que seguramente a su ejército y mucho más después de Cancha
había intentado defender un solado de Dra- Rayada, vale un párrafo de la carta de Puey-
gones del Rey, que estaba herido e inten- rredón fechada en Buenos Aires el 9 de abril de
taban ultimar. Necochea y sus granaderos 1818, enterado del resultado de aquella acción
lograron poner en fuga a los bandidos y un y de lo que se vivía en Santiago, en la que avala
soldado auxilió al oficial, al tiempo que le el máximo rigor:

90
Con fecha del 27 me dice Guido, que dáver, y los de mis valientes soldados
estuvo Ud. en Santiago, dio sus dispo- que entrar a la capital”. El entusiasmo
siciones y volvió a partir para el ejérci- y aclamaciones, entonces, no tuvieron
to; Dios le dé a Ud. la salud y fortaleza proporciones.31
que necesita. Mucho me agrada que
Ud. meta en el campo de instrucción El coronel Melián, protagonista de esas jorna-
a todo el ejército, para restablecer el das, en sus recuerdos, escribió que
espíritu de las tropas. Se dice que mu-
chos oficiales han faltado a su honor: el 22 de marzo, en la noche principia-
sea Ud. inexorable con los cobardes: ron a entrar en la capital algunos de
un ejemplar de un oficial produciría los cuerpos de caballería de los disper-
efectos admirables en todo el ejército. 30
sados la noche del 19 y sucesivamente
siguieron el 23, 24 y 25 hasta el 28, en
San Martín entró a Santiago el 25 de marzo, que llegó al campo de Maipú el coro-
según el coronel Olazábal: nel Las Heras con la división de la de-
recha y doble número de los dispersos
No había pasado media hora de la lle- que se le reunieron en retirada.32
gada del general San Martín a la capi-
tal, cuando, sabido por el pueblo, se Resulta interesante otro testimonio que el se-
agolpó a su palacio y a la plaza, de una ñor W. D. Worthington envió a su ministro en
manera tal, que bien habría cuatro mil Washington:
personas, entre las que se contaban lo
más selecto por su posición social. La Poco antes de iniciarse la batalla de
gritería era inmensa, pidiendo que sa- Maipú, lo visité en su tienda. Estaba
liese a la plaza el general para verlo. muy ocupado, pero le presenté dos
Al fin fue necesario que se presenta- oficiales que me acompañaban, uno
se bajo los portales del palacio, y el suizo y otro americano. Recordan-
pueblo, prorrumpió en vivas entusias- do que en Cancha Rayada le habían
tas, faltando poco para sofocarlo con tomado por sorpresa, me aventuré a
tanto abrazo. San Martín entonces, decirle: —Parece, General, que Osorio
levantado en alto la mano derecha, pi- avanza con mucha precaución… Por
dió silencio, con el temple de aquella el énfasis con que me contestó, com-
voz con que sabía conducir a la victo- prendí que había comprendido mi in-
ria, restablecido éste, dijo: “¡Chilenos! tención. —Nous le verrons… fue toda
El contraste con que en la oscuridad su respuesta y no en tono de duda,
de la noche acaba de sufrir el ejército antes bien como si tuviera puestos los
unido, nada importa si, como lo espe- ojos sobre el enemigo. Me acompañó
ro, debo contar con el patriotismo y hasta fuera de la tienda y me agrade-
abnegación de este gran pueblo. Yo os ció –dijo– el honor de mi visita. Al
empeño mi palabra de honor que pri- estrechar su mano y en momentos en
mero pasará el enemigo sobre mi ca- que el choque de los ejércitos parecía

91
inminente, le dije: —De esta bata- corrió el rumor –confirmado después por el
lla, Señor General, depende, no so- mayor D’Albe– de que una división enemiga se
lamente la libertad de Chile, sino acercaba a Santiago por el camino de Valparaí-
acaso toda la América Española. so y que se encontraba a hora y media de ca-
No sólo Buenos Aires, Chile y Perú mino. Se cavaron trincheras en las bocacalles,
tienen los ojos puestos en Ud. sino se doblaron las patrullas. Allí, Haig pudo com-
todo el mundo civilizado. Dije esto probar la sangre fría de O’Higgins, que no
sin presunción y con cierta tími- solo arbitró las medidas mencionadas, sino
da solemnidad, como lo sentía, y que “cuando se instó al director a que busca-
como lo sintió él, por la forma en se refugio en el ejército patriota; respondió:
que escuchó mis palabras, luego se ‘No, moriré aquí, y si me encuentran, será
inclinó y volvió a su tienda.33 en mi puesto’”35. El informe de D’Albe era
exacto, pero se extravió y no siguió avanzan-
Samuel Haig, un comerciante inglés que ha- do, esperando el alba para unirse al grueso
bía llegado en agosto de 1817 a Chile con del ejército.36
un importante cargamento de mercaderías, A la mañana siguiente, el Libertador ob-
especialmente de armas –sin consignar para servó el movimiento de los españoles: “Qué
qué bando, aunque todo hace suponer que brutos son estos godos. Osorio es más torpe de
eran para el ejército de los insurrectos de lo que yo pensaba —le dijo a sus acompañan-
Buenos Aires y de Santiago–, fue un cali- tes O’Brien y el ingeniero D’Albe—. El triun-
ficado testigo de la actividad comercial fo de este día es nuestro. ¡El sol por testigo!”.
británica en Valparaíso hasta 1825 y de Mitre, que tuvo la oportunidad de conocer a
la batalla de Maipú. Su cercanía a los ge- muchos de los protagonistas de aquellos suce-
nerales San Martín y O’Higgins y la con- sos, en 1849, en Valparaíso, conversó con el
fianza con el primero no nos hace dudar general O’Brien, ayudante de San Martín y su
de quiénes eran los individuos con los que hombre de extrema confianza. Recordaba este
comercializaba dichos pertrechos. Según que “a pesar de su larga residencia en América
contó en sus bosquejos, ya el 1 de abril el nunca pudo hablar correctamente el español,
ejército patriota había sido reorganizado, decía 30 años después, relatándonos esta esce-
“recientemente uniformado, las tropas te- na histórica, que San Martín había exclamado:
nían un lindo aspecto marcial”. La artille- ‘Qué bruta esta goda Osorio. Triunfo nuestro.
ría perdida en Cancha Rayada, había sido Sol testigo’”. Esta escena la oyeron de labios
“reemplazada, pues tenían dos inmensos de O’Brien los historiadores chilenos Diego
cañones tirados por bueyes a más de un Barros Arana y Benjamín Vicuña Mackenna.37
hermoso parque de artillería”. Por la tar- Con pluma ágil, Haig describió ese ama-
de, Haig acostumbraba ir a caballo hasta necer del domingo 5 de abril, “las campanas
el campamento, donde lo impresionaba llamaban a misa y un sentimiento religioso se
“la silenciosa y sombría fiereza de los sol- deslizaba en los sentidos al unísono con la san-
dados, especialmente de los negros”.34 tidad del día; parecía sacrilegio que tan santa
El 4 de abril, además de algunas esca- quietud se interrumpiese con estrépito de ba-
ramuzas, como a las nueve de la noche, se talla”38. Con una muda de ropa, una frazada

92
doblada en la capa, armado con un par de nada más sangriento que lo ocurrido
pistolas y un sable, Haig montó a caballo con en esta parte del campo de batalla.39
sus compatriotas Barnard y Begg, con quienes
rumbo al campo de batalla abandonó Santia- En el momento en que el capitán O’Brien llega-
go de Chile, “muchos de cuyos habitantes esta- ba con el anuncio de la victoria, Haig, con su
ban medio locos […] a una legua de la ciudad amigo Barnard, se encontraba junto al Liberta-
oímos los primeros cañonazos, a largos inter- dor, quien les pidió ubicaran al cirujano mayor
valos, pero llegando a la posición patriota, el coronel Paroissien, “a quien deseaba ver in-
encontramos los dos ejércitos empeñados en- mediatamente”. Lo encontraron en el Molino,
carnizadamente y el fuego era un sólo rugido lugar que
prolongado”. La descripción de la acción, sin
duda, es de máxima meticulosidad. Por razo- se había convertido en hospital de
nes de extensión, omitimos su lectura, pero sangre durante la acción y el patio del
valgan estos párrafos sobre el ataque del regi- frente estaba lleno de heridos, prin-
miento de Burgos: cipalmente negros, que habían sido
recogidos del campo de batalla. El
El choque fue tremendo, cesando el cirujano principal estaba amputando
fuego casi de golpe y ambos bandos la pierna de un oficial que había sido
cruzaron bayonetas. Los gritos re- destrozada por una bala de mosquete
petidos de “¡Viva el Rey!”, “¡Viva la y tenía sus manos cubiertas de sangre.
Patria!”, demostraban que cada pul-
gada de terreno era disputada deses- Apenas finalizó esa tarea, en un papel, escribió
peradamente; pero, a causa del polvo un despacho a O’Higgins, solicitándole “ca-
y humo, difícilmente podíamos saber rros y carretas para llevar heridos a los hospi-
de qué lado se inclinaba la victoria. tales de la ciudad”40.
Finalmente el grito realista enmude- Narró Haig que la ciudad estaba casi des-
ció, y el avance de los patriotas, con poblada de habitantes, los que se habían reti-
grandes vítores de “Viva la Libertad” rado a los suburbios,
proclamaban que la victoria era suya.
Cuando Burgos se apercibió que sus al entrar en la Cañada anuncié la vic-
filas estaban rotas, abandonaron toda toria gritando con todas mis fuerzas
idea de resistencia ulterior y huyeron ¡Viva la Patria! y mostré el papel en-
en todas direcciones, aunque princi- sangrentado que llevaba para el direc-
palmente hacia el Molino de Espejo, tor. Apenas hube proferido estas pala-
Fueron perseguidos por la caballería bras cuando en respuesta se alzó una
y despedazados sin piedad. En efecto, gritería de la multitud que hizo retum-
esta virtud había sido muy desterrada bar el firmamento entero, y el tropel
de los pechos en ambos bandos. La de gente me envolvió. Luego de des-
carnicería fue muy grande y me decían prenderme de este grupo pasé por la
algunos oficiales que habían servido Cañada; las campanas repicaban y re-
en Europa, que nunca presenciaron sonaban el aire con exclamaciones de

93
¡Viva la Patria! ¡Viva San Martín! español, estaba en la mesa comien-
¡Viva la Libertad!, pero a medida do con varios amigos; habían oído
que me aproximaba a la ciudad, la un relato diferente de la batalla y
multitud se hacía más densa, y me parecían completamente satisfechos
precipité por una calle excusada del resultado. Primero apoyé la idea
en las orillas de la ciudad después y les dije que sus compatriotas ha-
de evitar una trinchera ancha y re- bían triunfado y se exaltaron de
cién cavada, haciendo un rodeo, placer; luego agregué que sus com-
galopé a Palacio. Encontré las en- patriotas habían perdido y la tran-
tradas atestadas de populacho del sición fue como de la luz del sol a
que formaba parte mi sirviente, a un chaparrón. Después de comer,
quien dejé el caballo y, a empello- apresuradamente monté un caballo
nes, me abrí paso con dificultad de refresco, para regresar al campo
hasta la sala de audiencia. de batalla. Todas las campanas de
las iglesias repicaban y los sacer-
Cuando llegó ya el director, O’Higgins ha- dotes encendían fuegos artificiales
bía partido al campo de batalla: desde las torres. Esta costumbre
sudamericana en los días festivos y
Fue tan gravemente herido la el renglón correspondiente a la pól-
noche del 19, que los médicos vora no es el mínimo en la lista de
habían opinado que le sería los gastos eclesiásticos.
fatal afrontar la fatiga del ser- [En el trayecto] alcancé mucha
vicio. En consecuencia perma- gente que se dirigía al teatro de la
neció en la ciudad con unos acción, algunos para buscar a sus
pocos milicianos, relativamente amigos y parientes, otros por cu-
tranquilo, durante las primeras riosidad y otros que quizás no ha-
horas de la mañana; pero así brían deseado hacer públicos sus
que llegó a sus oídos el caño- propósitos. Había varios sacerdotes
neo lejano, su valor impetuoso a caballo. Un rollizo fraile domini-
venció toda otra consideración cano, con hábito, rosario, cuentas,
y, poniéndose a la cabeza de sombrero de teja y toga de bombasí
su gente, salió a la carrera de arremangada hasta las caderas iba
la ciudad para tomar parte de al galope. Al preguntarle lo que po-
la refriega. Encontré al coronel día decidir un hombre de su humil-
Fontecilla 41 haciendo sus veces, de profesión para visitar una escena
a quien entregué el despacho, de carnicería, me dijo que era tan
y le trasmití el mensaje que me óptimo patriota como buen cristia-
habían encomendado. 42 no, y que iba a felicitar a los genera-
En seguida me fui a casa para les y confesar a los heridos de muer-
cerciorarme de la situación de te. Lo dejé en el terreno para poner
aquel barrio. Mi dependiente, en práctica esta piadosa intención.

94
También, sin tapujos, Haig describió esta triste Al testimonio de Haig, se agregó su participa-
escena: ción en esas circunstancias:

Aunque escasamente transcurridas dos Se formaron dos líneas de jinetes


horas después de la pelea, los huasos y entre ellas marcharon los prisio-
del campo (que todo el tiempo se ha- neros. Los servicios de mis amigos,
bían mantenido a caballo rondando Begg y Barnard, y los míos, fueron
apenas fuera de tiro) se ocuparon de requeridos en esta ocasión. Nuestra
desnudar a los moribundos y a los misión era mantener apartados a
muertos; en efecto, muchos de los úl- los soldados e impedirles sacrificar
timos estaban ya desnudos, y los na- sus cautivos, Adelantaba al paso de
tivos se alejaban con los despojos. Vi mi caballo, y un oficial español que
un hombre retirarse con pillaje cuan- iba a mi lado, estaba tan cansado
tioso, entre otras cosas, una docena de que apenas podía caminar y me pi-
mosquetes cruzados en la cabezada del dió lo subiera en ancas, y ya iba a
recado; y tengo razones para saber que acceder cuando se opuso el coronel
muchos pobres heridos infelices, es- Paroissien, diciendo que solamente
pecialmente españoles, no obtuvieron expondría la vida de los dos, pues
juego limpio durante este pillaje impío; seguramente los negros le harían
mataron a muchos que habrían sobre- fuego. Marchamos hasta llegar cer-
vivido bastante bien si se les hubiera ca del molino donde una guardia se
dejado al tiempo y costumbre. hizo cargo de los prisioneros, y re-
Después fui al Callejón de Espejo don- gresamos a Santiago mucho después
de, en la hondonada de una colina, es- de puesto el sol.
taban reunidos San Martín y sus jefes. Además de los oficiales nativos que
En este momento llegó O’Higgins y su han sido ya mencionados en mi re-
encuentro con San Martín fue intere- lato de la batalla, varios oficiales ex-
santísimo. Ambos generales se abraza- tranjeros se distinguieron altamen-
ron a caballo y mutuamente se felici- te; entre ellos se cuentan O’Brien,
taron por el éxito de la jornada. Los Sowersky, Viel, Beauchef, D’Albe,
soldados estaban trayendo los oficiales Low y Lebas. El general Osorio,
españoles que habían caído prisione- general en jefe del ejército realista,
ros; entre los primeros se hallaban los huyó del campo de batalla como a
generales Ordóñez, Primo de Rivera, la una de la tarde escoltado por unos
Morgado, etc. Nada podía exceder el cien hombres; tomó el camino de
furor salvaje de los negros del ejército Valparaíso y pasó por la Cuesta del
patriota; les deleitaba la idea de fusi- Prado como a las tres. El activo ca-
lar a los prisioneros. Vi un negro viejo pitán O’Brien eligió treinta Granade-
realmente llorando de rabia cuando se ros a Caballo y se puso a perseguirlo
apercibió de que los oficiales protegían de cerca; informado que los fugitivos
de su furor a los prisioneros. habían tomado la ruta del puerto,

95
creyó probable que hubieran ido En su Historia, Vicente Fidel López relató esta
a San Antonio, con el propósito anécdota que Mitre escuchó en 1850 en San-
de embarcarse en un buque que tiago de Chile de boca del general Las Heras.
cruzaba frente a aquel punto; en Cuando San Martín le leía el parte detallado
consecuencia el capitán tomó un de la batalla de Maipú, este le observó: “Ge-
atajo por la Cuesta Vieja, y se situó neral, esto que Ud. dice aquí, que nuestra línea
en dirección de Valparaíso. Oso- se inclinaba sobre la derecha del enemigo, re-
rio, después de franquear la Cues- presentando un orden oblicuo sobre ese flan-
ta Nueva, se había efectivamente co, fue, como Ud. sabe, todo el mérito de la
detenido en las chozas al pie del victoria; y puesto así como Ud. lo pone nadie
cerro, mucho tiempo, para descan- lo va a entender”. San Martín se sonrió y le
sar; luego se lanzó a los desfilade- dijo: “Con eso basta y sobra. Si digo algo más
ros de las montañas, dirigiéndose han de gritar por ahí que quiero compararme
al Maule que alcanzó cerca de sus con Epaminondas o con Bonaparte. Al grano,
nacientes. El tercer día después de Las Heras, ¡al grano! ¡Hemos amolado a los
la batalla, propuso a los que lo se- godos y vamos al Perú! ¿El orden oblicuo nos
guían, en atención a haber dismi- salió bien? Pues adelante, aunque nadie sepa
nuido el ardor de la persecución, lo que fue”. Y restregándose las manos, agre-
hacer alto para reposar ellos y los gaba: “Mejor que no lo sepan, pues aun asi-
caballos; así se hizo y, mientras sus mismo habrá muchos que no nos perdonarán
compañeros dormían, el general haber vencido”.43
eligió diez o doce de sus guardias San Martín evitaba una comparación con
y, escogiendo los caballos mejores, los grandes estrategas de dos tiempos distintos.
pasaron el río a nado y furtiva- Hace medio siglo, cuando se celebraba el ses-
mente desaparecieron, dejando a quicentenario de la batalla de Maipú, el doctor
los demás compañeros librados a Miguel Ángel Cárcano recordó:
su suerte. Al descubrir el procedi-
miento traidor de su jefe, el oficial Cuando residía en Londres, hace mu-
que seguía en graduación se entre- chos años, me visitaba con frecuencia
gó a la fuerza patriota más próxi- Sir Alexander Godley, general que
ma, y él y sus compañeros fueron conocía Argentina y había prestado
enviados a Talca como prisioneros importantes servicios a su país. Ad-
de guerra. Se ha afirmado que, de mirador de San Martín, lo recordaba
los seis mil hombres que, forman- con respeto. Publicó un folleto titula-
do parte del lindo ejército español, do “British Military History in South
combatieron en Maipú, no pasa- America”, con un estudio compara-
ron de dos mil los que volvieron tivo del pasaje de los Andes y de los
a Talcahuano; los demás fueron Alpes por Aníbal, Napoleón, Bolívar
muertos o prisioneros; por consi- y San Martín, donde destacaba las vir-
guiente, era imposible una victoria tudes de la expedición argentina. Me
más completa. decía que el coronel Henderson en su

96
libro Science of war, atribuía el éxito Sud América; pues si la acción hubie-
de Wellington al profundo cálculo y ra favorecido a los realistas, es dudoso
vigor en la conducción de la campa- si tanto Perú como Chile se hubieran
na libertadora, calidades que tenía la mantenido hasta el presente bajo la
estrategia de San Martín, en la difícil corona española.46
tarea de organizar un ejército capaz
de realizar su programa, burlar al ad- Volviendo al testimonio del estadounidense
versario, cruzar los Andes, mantener Worthington, este apuntó: “Vi a San Martín
sus comunicaciones, vencer al enemi- después de la batalla de Maipú, porque estu-
go en tierra y en el mar, hasta llevar ve por la noche a congratular al Director. San
sus armas victoriosas al Perú a cientos Martín estaba sentado a su derecha. Me pareció
de millas de distancia de su país.44 despreocupado y tranquilo. Vestía un sencillo
levitón azul, sonriendo con modestia me con-
Quizás, para medir la magnitud de la acción de testó: —Es la suerte de la guerra, nada más”47.
Maipú, bien vale el cumplido elogio que hizo Hilarión de la Quintana que, además de
de las tropas realistas el coronel Olazábal: oficial del ejército, estaba emparentado con la
mujer San Martín, escribió:
No hay temor de exagerar. Jamás las
armas españolas en América fueron Después de la jornada de Maipú, vol-
sostenidas con tanto valor y consu- vió el general a emprender viaje para
mada ciencia de la guerra como en Buenos Aires: le dije entonces que
aquel día de inmarcesible timbre para creía justo se hiciese una promoción
argentinos y chilenos, pudiendo decir en el ejército: moviéndome a esta in-
con orgullo, cada uno de los soldados sinuación tratar de evitar los malos
del Rey que allí se hallaron.45
resultados que podría causar el des-
contento que por falta de igual pre-
Por otro lado, Haig afirmó: mio en Chacabuco, había notado en el
ejército; y la acordó con la condición
Así terminó la siempre memorable que yo extendiese los despachos con
batalla de Maipú que, por la mag- calidad de provisionales, ínterin él en
nitud del número e importancia de Buenos Aires obtenía del gobierno que
sus resultados, excedió en mucho a fuesen los grados en propiedad; pero
cualquier batalla librada en el lado me previno que hiciese excepción de
occidental de los Andes. La carnice- algunos oficiales, extensiva hasta uno
ría, considerando el número de com- de sus ayudantes en atención al com-
batientes, fue inmensa; de doce mil portamiento que habían tenido: me
hombres tres mil quinientos quedaron nombró los exceptuados, y me acuer-
fuera de combate. Con esta victoria la do que uno de ellos, teniente entonces,
causa independiente se consolidó de había fugado en Cancha Rayada cerca
modo tan firme que subsiguientemen- de Talca, y al día siguiente a la acción
te llegó a aplastar el poder español en de Maipú, pasando revista por los

97
cuerpos el general conmigo, lo en- de alegría y de orgullo patriótico. Nos
contramos sentado y con las piernas dirigimos en grupo al Fuerte y llega-
cruzadas, y preguntando la causa de mos en el preciso momento en que
esto, contestó el jefe del cuerpo que nuestro amigo Escalada salía por la
aquel oficial se había desaparecido primera puerta, entre las aclamacio-
desde antes de la acción y se había nes de la multitud. Agitaba en la mano
presentado después de ella. Este ofi- una bandera española capturada en el
cial, por su constancia en desacredi- campo de batalla y se encaminaba a
tar a sus jefes, se encuentra hoy en la la casa de su padre, adonde no había
clase de teniente coronel. Felizmente podido llegar todavía. Como de cos-
no es americano.48 tumbre, fui por la noche a la tertulia
de Escalada; no es posible imaginar
Asimismo, Haig recordó que “el coronel una escena más alegre, animada y ju-
Manuel Escalada fue despachado a Buenos bilosa que la que allí encontré. La casa
Aires la noche de la batalla con noticias de estuvo repleta toda la noche por la so-
la victoria, e hizo la jornada por la cordillera ciedad más respetable de la ciudad. El
y las pampas en diez días. También envia- joven coronel, que era uno de los ede-
mos un chasque para hacer volver a nuestros canes de San Martín, le dio tanto tra-
amigos ingleses de la cumbre de los Andes bajo a sus manos aquella noche (para
donde habían vivaqueado más de una se- recibir plácemes) como el que le diera
mana”49. Por otro lado, los hermanos John el día de la batalla. El trabajo sería de
y Williams Parish Robertson, testigos del calidad diferente, es verdad, pero no
combate de San Lorenzo, estaban en Buenos menos fatigoso.50
Aires el 17 de abril, cuando el coronel Ma-
nuel Escalada llegó con el parte del triunfo: Juan Manuel Beruti recordó la llegada de San
Martín a Buenos Aires:
Nos sorprendió el estruendo de un
cañonazo en el Fuerte, y antes de El 12 de mayo de 1818, entró en esta
que sonara otro, echaron a repicar capital de incógnito, como a las cua-
las campanas alegremente. Salimos tro de la mañana, el invicto general
a la calle y pudimos de inmediato defensor de Chile el excelentísimo se-
comprobar que las noticias eran ñor don José de San Martín; dejando
ciertas. La batalla de Maipú ha- burladas todas las prevenciones que
bía consumado la independencia estaban hechas, en la calle principal
de Chile. El entusiasmo del pueblo de la Victoria, de varios arcos triunfa-
no conoció límites; corrían todos les, jardines, colgaduras, etc., que con
por las calles e iban de casa en casa anticipación se habían puesto, tanto
congratulándose y abrazándose por el Supremo Gobierno como por el
unos a otros. Los “vivas” y los Excelentísimo Cabildo y vecindario,
“hurras” llenaban el aire, la pobla- que lo querían recibir y que su entrada
ción entera se gallaba embriagada fuera en triunfo, pues todo lo merecía

98
la heroicidad de sus acciones milita- supremo director, y con la misma co-
res. Su venida la ignoramos, pero cree- mitiva fue acompañado a su casa.
mos será para acordar algunas cosas
que resalten y aumenten las glorias de Según Beruti, tan importante fue la visita de
la Patria.
51
San Martín ese domingo 17 de mayo que la
función de la Santísima Trinidad, titular de la
Cinco días después, se reunió el Congreso en ciudad a la que concurrían las corporaciones, se
una sesión especial para darle las gracias “por realizó al día siguiente, por estar comprometido
haber salvado la patria del furor de los enemi- el Cabildo y el Consulado, organizadores de la
gos”, adonde llegó acompañado por el director celebración, con los homenajes al Libertador.52
supremo Pueyrredón, y respondió el discurso Robertson nos da una idea de las celebra-
del presidente con “la sumisión y términos que ciones familiares:
correspondía”. Imponente debió ser el acto se-
gún el relato de Beruti: La victoria de Maipú fue celebrada
con fiestas, tertulias y bailes. Entre
… todas las tropas de la guarnición se éstos últimos fue muy notable el que
formaron en la calle, desde la fortale- dieron los residentes ingleses cuan-
za hasta la casa del Congreso, con sus do San Martín llegó a Buenos Aires,
banderas, y músicas; la carrera se col- desde Chile. Tuvo por lugar en la
gó toda por el vecindario primorosa- casa de Sarratea, ocupada entonces
mente y en la calle principal por don- por Mister Brittain, la cual se arregló
de debía pasar se colocó un magnífico hermosamente para el acontecimien-
arco triunfal; bajo del cual, al pasar to. El héroe de Maipú se manifestó
San Martín cuatro famas ricamente altamente reconocido ante aquel ho-
vestidas, le colocaron en la cabeza una menaje de respeto que le fue ofrecido
corona de flores, en señal del triunfo por sus amigos ingleses. El baile fue
con que era recibido, la que inconti- de un brillo inusitado, y concurrieron
nente se la quitaron y siguió andan- a él, en gran proporción, las bellezas
do. El estado mayor general con las y todo lo más distinguido de Buenos
demás corporaciones fueron a su casa, Aires, bailándose hasta las siete de la
lo sacaron, llevándolo en medio hasta mañana. La fiesta se desarrolló en or-
el palacio directorial; cuyo jefe supre- den, aunque los patios se vieron llenos
mo salió a recibirlo, y en su compañía de tapadas durante la noche. Es cos-
con el excelentísimo Cabildo e ilustre tumbre del país admitir –en ocasión
acompañamiento e inmenso pueblo de grandes tertulias y bailes– a damas
que lo rodeaba lo condujo hasta la que concurren embozadas, y van a
magnífica sala del soberano Congreso, mirar el baile desde los patios de la
a donde lo presentó al augusto cuerpo casa. Se les permite estacionarse en
nacional, en donde fue recibido.... lo las puertas y en las ventanas, hasta en
que concluido en los mismos términos los zaguanes y puertas interiores, pero
siguieron al Fuerte donde dejaron al no deben, en ningún caso, entrar en

99
los salones. Son muchas las damas Muchos de estos comentarios, Zapiola los
que se reúnen así, para ver la fies- publicaba en un periódico llamado La Estrella
ta y el baile, y muchas también las de Chile, con el título de “Virutas Históricas”,
que prefieren asistir más a un baile las que merecieron estos acotaciones del gene-
como tapadas, que ser invitadas a ral Gerónimo Espejo: “Su contenido es de una
él. Las familias que están de luto y irreprochable verdad, y me consta toda su narra-
que no podrían aceptar una invita- ción, porque de alguna parte he sido testigo, y del
ción es seguro que concurren a las resto, su notoriedad es su mejor justificación”55.
fiestas entre las tapadas.53 El estadounidense Worthington lo encon-
tró después de su vuelta de Buenos Aires
El chileno José Zapiola, que narró el epi-
sodio de Necochea, puso una nota de co- … en casa del Director y demos-
lor con un joven oficial chileno, el teniente tró particular alegría en saludarme.
Egaña, a quien le tocó la guardia del cuar- Como yo sabía que estaba afectado
tel de San Pablo en vísperas de Maipú. Su de una hemorragia de los pulmones
familia estaba alojada cerca de la cordillera o del estómago, le expuse mi satisfac-
y él, que no se creía menos comprometido, ción, por cuanto había llegado bien.
abandonó la guardia con ese destino. Su Sí señor, gracias a Dios, me contestó.
padre lo reconvino duramente por haber Según mis noticias, su salud mejora
abandonado el regimiento. Enterado del siempre en el clima despejado y seco
resultado de las armas patriotas, el joven de Chile.56
le contó la verdad completa, lo que le valió
una nueva reprimenda, ya más dura. Vuel- Asimismo, fue testigo un año más tarde de la
tos a Santiago, en medio de la fiesta llegó
un soldado con una orden del coronel para colocación de la piedra fundamental
que el teniente se presentara cuanto antes de una iglesia o capilla en los llanos de
en el cuartel. El padre supuso que el casti- Maipú. El acto tuvo gran solemnidad.
go por desertar era la muerte y que quizás Formaron las tropas con cañones y
se lo conmutarían por un largo encierro. músicas; asistieron el Obispo y el clero;
Pero, a las dos horas, volvió a su casa ex- el Director, el general San Martín y casi
plicando que, apenas lo vio el coronel, le todos los habitantes de la capital. Yo
pidió “una razón circunstanciada del com- llegué al campo mientras el Director, el
portamiento del regimiento en la batalla, y general San Martín y oficiales estaban
te he llamado para que la escribas”. Luego en un almuerzo campestre, dentro de
le dictó el parte, añadiendo al final una re- un edificio arreglado al efecto. Entré
comendación nominal de todos los oficia- poco después y los encontré comiendo,
les. Cuando vio que Egaña no figuraba, le sin platos, y casi todos con una pierna
preguntó por qué se omitía y le dijo que se de pavo en una mano y con un trozo de
agregara: “El teniente don J. M. Egaña no pan en la otra. En seguida me invitaron
se condujo con menos valor y entusiasmo a participar de la comida. San Martín,
que los otros oficiales”.54 levantándose, me ofreció un trozo de

100
pan y otro de pavo, que tenía ante él. En todo estuvo en lo cierto, salvo en lo últi-
Brindé con el Director, bebiendo has- mo, porque no conoció a fondo como ninguno
ta la última gota de un vaso de vino de sus contemporáneos el grado del renuncia-
Carlón, a la usanza soldadesca. Esta- miento sanmartiniano ante las pretensiones de
ban los oficiales vestidos de gala, con Bolívar.
insignias y medallas.57 A dos siglos de distancia, sirva el recuerdo
de esta batalla para unir más a nuestros pue-
Proféticamente, le escribió a su ministro: blos, recordando las palabras que pronuncia-
ra hace medio siglo, en el Museo Mitre, en un
Con lo que dejo escrito estará Ud. en acto semejante, el entonces embajador de Chi-
condiciones de formar una opinión le, don Hernán Videla Lira:
sobre el Héroe de los Andes, a quien
considero el hombre más grande de los … es tan estrecha nuestra amistad que
que he visto en la América del Sur; creo hasta podrían juntarse los himnos,
que, de haber nacido entre nosotros, se porque algún día podríamos decir:
hubiera distinguido entre los republi- Ha nacido a la faz de la tierra
canos; creo también que, si dirige al Una nueva y gloriosa nación
Perú, habrá de emanciparlo y que será Que la tumba será de los libres
el Jefe de la Gran Confederación. 58
O el asilo contra la opresión.59
V

Plano de la batalla de los llanos de Maipú, 5 de abril de 1818.


Departamento Documentos Escritos, Mapoteca IV-123.

101
NOTAS
1. Mitre, Bartolomé (1940): Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana (tomo ii), Buenos Aires:
Biblioteca del Suboficial, p. 177.
2. Mitre, Bartolomé (1940): op. cit., p. 169.
3. Mitre, Bartolomé (1940): op. cit., p. 178.
4. Pérez Rosales, Vicente (1980): Recuerdos del Pasado, Santiago de Chile: Andrés Bello, p. 54.
5. Miller, John (1997): Memorias del general Miller, Buenos Aires: Emecé, p. 189.
6. Ibidem.
7. Miller, John (1997): op. cit., p. 190.
8. En realidad, era el día de su santo.
9. De la Quintana, Hilarión (1960): “Relación de sus campañas y acciones de guerra”, en Biblioteca de Mayo,
Buenos Aires: Senado de la Nación, tomo iii, pp. 1372-1373.
10. Ornstein, Leopoldo R. (1958): Las campañas libertadoras del general San Martín, Buenos Aires: Agepe, p. 249.
11. De la Quintana, Hilarión (1960): op. cit., pp. 1372-1373.
12. Mitre, Bartolomé (1940): op. cit., p. 177.
13. Museo Histórico Nacional (1955): Documentos para la historia del libertador general San Martín (tomo vii),
Buenos Aires: Instituto Nacional Sanmartiniano, p.169.
14. Busaniche, José Luis (1942): San Martín visto por sus contemporáneos, Buenos Aires: Ediciones Solar, p. 108.
15. Zapiola, José (1974): Recuerdos de treinta años (1810-1840), Buenos Aires: Francisco de Aguirre, p. 188.
16. Guido, Tomás (1945): San Martín y la gran epopeya, Buenos Aires: W. M. Jackson, p. 50.
17. Miller, John (1997): op. cit., p. 190.
18. Guido, Tomás (1945): op. cit., p. 52.
19. Guido, Tomás (1945): op. cit., p. 53.
20. Pérez Rosales, Vicente (1980): op. cit., p. 55.
21. Zapiola, José (1974): op. cit., p. 189.
22. Ibidem.
23. Pérez Rosales, Vicente (1980): op. cit., p. 56.
24. Haig, Samuel (1987): Bosquejos de Buenos Aires, Chile y Perú, Buenos Aires: Hispamérica, p. 108.
25. Guido, Tomás (1945): op. cit., p. 55.
26. Beruti, Juan Manuel (2001): Memorias Curiosas, Buenos Aires: Emecé, p. 288.
27. Junta de Historia y Numismática Americana (1914): Gazeta de Buenos Aires, 1817 a 1819 (tomo v), Bue-
nos Aires, s/e, p. 401.
28. Zapiola, José (1974): op. cit., p. 189.
29. Martínez Zuviría, Gustavo (1969): Los tiempos de Mariano Necochea, Buenos Aires: Eudeba, pp. 87-89.
30. Museo Histórico Nacional (1955): op. cit., p.169.
31. De Olazábal, Manuel (1968): Episodios de la Guerra de la Independencia, Buenos Aires: Instituto Nacional
Sanmartiniano, p. 25.
32. Melián, José (1960): “Apuntes Históricos”, en Biblioteca de Mayo, Buenos Aires: Senado de la Nación, tomo
iii, pp. 1372-1373.
33. Busaniche, José Luis (1942): op. cit., pp. 107-108.
34. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 107.
35. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 109.
36. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 110.
37. Mitre, Bartolomé (1940): op. cit., p. 165.
38. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 109.
39. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 111.
40. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 113.
41. El coronel Francisco de Borja Fontecilla Palacios (1765-1837) había sido nombrado director supremo en marzo
de 1818 en subrogancia de don Bernardo O’Higgins.
42. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 114.
43. Mitre, Bartolomé (1940): op. cit., p. 169.
44. Cárcano, Miguel Ángel (1968): “Discurso en el sesquicentenario de la batalla de Maipú”, en Boletín, Buenos
Aires: Academia Nacional de la Historia, tomo xli, p. 127.
45. De Olazábal, Manuel (1968): op. cit., p. 33.
46. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 117.
47. Busaniche, José Luis (1942): op. cit., p. 108.
48. De la Quintana, Hilarión (1960): op. cit., p. 1377.
49. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 116.
50. Haig, Samuel (1987): op. cit., p. 53.
51. Beruti, Juan Manuel (2001): op. cit., p. 290.
52. Beruti, Juan Manuel (2001): op. cit., p. 53.
53. Busaniche, José Luis (1942): op. cit., pp. 107-108.
54. Zapiola, José (1974): op. cit., p. 189.
55. Zapiola, José (1974): op. cit., p. 203.
56. Busaniche, José Luis (1942): op. cit., p. 109.
57. Ibidem.
58. Ibidem.
59. Videla Lira, Hernán (1968): “Discurso en el sesquicentenario de la batalla de Maipú”, en Boletín, Buenos Aires:
Academia Nacional de la Historia, tomo xli, p. 132.
CICLO
PENSAR LA HISTORIA juNio

Homenaje a Manuel Belgrano


El 13 de junio, en el auditorio del Archivo pulsó la educación pública como base para
General de la Nación, se llevó a cabo la la riqueza de la Nación, integró la Primera
segunda edición del ciclo “Pensar la histo- Junta de Gobierno y comandó el Ejército
ria”. En esta ocasión, se refirió a la figura del Norte durante las primeras guerras de la
del general Manuel Belgrano. Independencia.
En primer lugar, Claudio Morales Se trata de uno de los hombres más com-
Gorleri, doctor en Historia, disertó sobre pletos de su tiempo, cuyo legado alumbra el
el ideario del prócer. Luego, el licenciado futuro. Es por eso que realizamos esta jornada
Carlos María Marturet expuso sobre sus con el fin de que la sociedad pueda disfrutar
campañas militares. de las disertaciones de dos integrantes del Ins-
Antes de la creación de la bandera, tituto Nacional Belgraniano para que, desde
Manuel Belgrano fue distinguido como sus conocimientos, nos ayuden a profundizar
patriota revolucionario, diplomático y sobre la ideología, política y acciones milita-
militar. Con respecto a su accionar, im- res del prócer.

De izquierda a derecha: Carlos María Marturet y Claudio Morales Gorleri, ambos miembros del Instituto Nacional Belgraniano.

103
julio

Frondizi y las Relaciones Exteriores


durante la Guerra Fría

Frondizi junto al vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, 1958.


Departamento Documentos Fotográficos. Inventario 260545.

Asimismo, también en el marco de este ciclo figura de mi tío, Arturo Frondizi, una persona
de conferencias, el martes 24 de julio por la humana, austera, solidaria. Era un hombre in-
tarde, se llevó a cabo la disertación “Fron- tegracionista, conocía de todo”.
dizi y las relaciones exteriores durante la En esta ocasión, se reflexionó sobre el go-
Guerra Fría” a cargo de Raúl José Romero. bierno del doctor Arturo Frondizi entre 1958 y
El director de la institución, Emilio Perina, 1962, desde el análisis de las relaciones diplo-
también profundizó sobre este personaje de máticas entre nuestro país y Estados Unidos,
la historia argentina. Este último comentó por un lado, y la Rusia soviética y Cuba, por
que la elección de la fecha no fue casual ya otro, en pleno desarrollo de la Guerra Fría, y
que, el 24 de julio de 1958, Frondizi brin- del delicado equilibrio que tuvo que mante-
dó al país un discurso emblemático, donde ner en esos años cruciales en los que el mundo
explicó los problemas y las consecuencias estuvo a punto de verse inmerso en un nuevo
de seguir importando petróleo. “Frondizi conflicto global.
fue tal vez el primer presidente viajero de la Romero es doctor en Relaciones Interna-
historia argentina y, en ejercicio de la pre- cionales (Universidad del Salvador) y doctor
sidencia, visitó una cantidad importante de y especialista en Ciencias Políticas (Universi-
países. Buscó conectar a nuestro país con los dad Argentina John Kennedy): “Hay pocos
centros de producción mundial y recuperar presidentes que hayan dejado testimonios más
lo que había sido una suerte de política de claros que el presidente Frondizi. Él, como un
aislamiento”, señaló Perina. agudo estudioso de la política internacional,
Contamos, además, con la grata presencia vio cómo eran los cambios que se iban produ-
de la sobrina de Frondizi, Elena Faggionato, ciendo e iba adaptando la política exterior de
quien expresó: “Me encuentro feliz de estar en Argentina a esos cambios que se iban dando en
este encuentro donde se puede reivindicar la el mundo”, sostuvo Romero. V
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Arriba: De izquierda a derecha: el orador Raúl José Romero y el director del AGN, Emilio Perina.
Abajo y página siguiente: público que asistió a la conferencia en el auditorio del Archivo.

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POLICIALES

Patrimonio cultural en riesgo


Marcelo El Haibe y Teresa Fuster reflexionan sobre
el negocio negro de bienes culturales

El tráfico ilícito de bienes culturales no es “Con el caballo de Troya, pasó algo


un fenómeno reciente, es una problemá- similar —plantea Marcelo El Haibe, comi-
tica que tiene siglos de antigüedad y que sario inspector, jefe del Departamento Pro-
tiene una fuerte presencia en estos tiem- tección del Patrimonio Cultural (interpol),
pos. La problemática es alarmante a ni- también integrante del Comité—: los griegos
vel mundial, el comercio ilícito de bienes saquearon todo lo que pudieron y destruyeron
culturales lidera el tercer puesto entre los lo que no se pudieron llevar. Los romanos
delitos más lucrativos en el mundo, junto con las guerras púnicas, destrozaron Túnez
con el tráfico de personas, luego del de y después sembraron el campo con sal para
drogas y de armas, según un estudio de que no creciera nada. Maldad que hoy la
la unesco, realizado a través de la Co- sociología nos permite mirar desde otro
misión de Delitos y de Organización Cri- lugar y entender cómo la destrucción de
minal de las Naciones Unidas. A pesar de los objetos de cohesión de una sociedad
ser patrimonio del Estado, los objetos y permiten someterla a la esclavitud de manera
documentos traficados no tienen un valor permanente. Si a un grupo humano se le
real; sin embargo, se estima que en el mer- priva de su ideología, del pensamiento o de
cado negro se manejan entre tres mil cua- los objetos que lo definen como sociedad
trocientos y seis mil trescientos millones es más fácil dominarlo”. El Haibe asegura
de dólares a nivel mundial, según datos que esa es la función principal del tráfico de
de la Oficina de Naciones Unidas contra bienes culturales: que los habitantes no se
la Droga y el Delito. reconozcan como pertenecientes a una nación.
“El ánimo de emporio y hurto de bie- “Es una cuestión de ideología, la manera
nes culturales comenzó con los romanos de dirigir a un pueblo es aculturarlo, quitarle
que secuestraban obras de arte de otras la cultura, esa es la manera más fácil. Los
ciudades no solo para engalanarse sino países colonizadores lo demostraron, lo pri-
como trofeo de guerra, esto empezó así y se mero que hicieron fue destruir las tradicio-
fue repitiendo en la historia”, indica Teresa nes”, reafirma Fuster.
Fuster, historiadora, personal del Archivo La convención de la unesco de 1970, en
General de la Nación Argentina e integran- su artículo 10, estipula que los comerciantes
te del Comité Argentino de Lucha contra el de bienes culturales deben estar inscriptos en
Tráfico Ilícito de Bienes Culturales. un registro especial, tener sus libros con los

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nombres de los vendedores, compradores, cuados para prevenir y abordar la problemá-
con todos los datos inventariados: “Esto tica, promover campañas de sensibilización
no se da así. La falta de inventarios de los y capacitaciones a la población en general y
bienes culturales supone una ventaja para al personal implicado en los diversos opera-
los delincuentes y los traficantes, por eso tivos de control y prevención.
es urgente cumplirlo”, sostiene El Haibe. El Comité trabaja de manera interminis-
En el Senado fue presentado el año terial y multidisciplinaria para poder abor-
pasado un proyecto por la senadora na- dar la lucha contra el tráfico de bienes cul-
cional Marta Varela (pro) que ya tiene turales. Sus integrantes analizan de manera
media sanción y está esperando ser tra- muy positiva los avances que han podido
tado en la Cámara de Diputados. “Esto lograr desde su creación respecto a contro-
es una cuestión de Estado, no es una les y prevención: “La posibilidad de una co-
cuestión de partidos políticos, no es una municación rápida y eficaz resulta una he-
cuestión ideológica, es defender el patri- rramienta poderosa a la hora del trabajo del
monio”, señala El Haibe. Comité, ya que permite que los objetos hur-
tados puedan ser denunciados y puestos en el
El negocio negro de bienes culturales listado de objetos robados casi al instante. Al
mismo tiempo, cualquier persona que tenga
“Una obra de arte, una escultura o un do- alguna duda o consulta sobre algún bien cul-
cumento tienen una importancia enorme tural puede consultar la base nacional de da-
para la cultura e historia de un país, por lo tos sobre bienes culturales sustraídos o bien
que el valor intrínseco del objeto es supe- comunicarse con sus pares para consultar y
rado ampliamente por el valor científico. lograr así el correcto control y prevención
Por eso, no podemos hablar de números del tráfico ilícito”, detalla El Haibe.
cerrados, sino de presunciones —explica “Uno de los aspectos menos protegi-
El Haibe, y agrega—: El mercado negro dos a nivel mundial es el de los archivos y
se maneja por la oferta y la demanda, es la documentación histórica. Recién ahora
decir, depende de lo que quiere pagar el se está tomando conciencia, capacitando a
comprador. Lo que hoy puede valer diez las fuerzas de seguridad sobre la importan-
mil, mañana o la semana próxima podría cia que tienen. Hay que tener en cuenta que
subir a quince mil, veinte mil o más. Cla- no hay especialistas dentro de las fuerzas
ramente, no es un mercado seguro”. de seguridad, por lo que es fundamental la
La situación es inquietante. En nues- instrucción que realizamos —señala Fuster,
tro país, en 2003, se creó el Comité Argen- y ejemplifica—: Muchas veces, por falta de
tino de Lucha contra el Tráfico Ilícito de conocimiento, se le da la misma importancia
Bienes Culturales en defensa de la cultura, a un estéreo robado que a un documento de
que funciona en el ámbito del Ministerio archivo. Estamos hablando, por un lado, de
de Cultura, bajo la Dirección Nacional de un objeto fabricado en serie y, por el otro,
Bienes y Sitios Culturales, con los objeti- de un documento único e irremplazable que
vos de establecer los procedimientos ade- hace a la historia de un país”.

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Custodiando la identidad del país

El Archivo General de la Nación es el ma- y de cohesión. Por eso, no es posible valuar


yor repositorio documental del país. Desde monetariamente un bien que de por sí resulta
hace unos años, además de cumplir su fun- invaluable: su valor trasciende ampliamente
ción primaria de reunir, conservar y difun- lo monetario.
dir la documentación que custodia, presta Por este medio, es decir, mediante nuestra
apoyo y colaboración activa con el Departa- publicación institucional, Legado, el Archivo
mento de interpol de Protección de Bienes aborda de forma bimestral la temática. Tanto
Culturales. Asimismo, pone a disposición en esta sección llamada “Policiales”, donde
personal capacitado para realizar tareas de damos a conocer experiencias del Departa-
peritaje, asesorando en materia archivística mento de interpol en la recuperación de bie-
a personal de fuerzas de seguridad y sobre nes culturales, como en otra sección llamada
la guarda apropiada de la documentación “Alerta”, en la que difundimos a la comuni-
secuestrada remitida por los juzgados. dad las comunicaciones que recibe del Comité
Nuestro pasado es parte de nuestra Argentino de Lucha contra el Tráfico Ilícito
identidad, y esa identidad se construye de Bienes Culturales sobre piezas hurtadas o
a partir de nuestra historia. Los bienes robadas. De esta manera, busca llegar a la po-
culturales hacen al sentido de pertenencia blación y concientizarla.
V

Cofre que custodia la copia del Himno Nacional Argentino. Se halla en la antesala de la Dirección del Archivo General
de la Nación.

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ALERTA

Robo de bienes culturales en Cusco


El 11 de marzo del 2018 se sustrajeron dos bienes histórico-artísticos del distrito de
Wanchaq en Cusco, Perú. Se trata de dos obras pictóricas, propiedad del señor Carlos
Miguel Alfaro Ochoa.

La primera es una pintura sobre tela de autor anónimo, datado en el siglo XIX, con la
representación de Santiago Matamoros, quien viste una túnica, una capa al viento, un
sombrero y un par de botas. El jinete va sobre un caballo blanco rampante y sostiene
una espada en lo alto. En el suelo, cubierto de algunas flores de colores, hay una figura
masculina recostada con un turbante, una túnica y botas. Esta última lleva un escudo
con el que se protege el rostro. En el fondo se observa un paisaje.
La segunda es una pintura sobre madera de autor anónimo, datado en el siglo XVII,
con la representación de San Vicente Ferrer de pie, quien viste un hábito domínico,
una trompeta en la mano izquierda y el dedo izquierdo alzado hacia el cielo. Además,
presenta un par de alas desplegadas. En la parte baja, dos ángeles, uno sostiene un
sombrero cardenalicio y el otro una mitra. El fondo es un cielo con nubes. Posee un
marco de madera de pan de oro.

Medida: 50 cm de alto x 40 cm de ancho. Medida: 40 cm de alto x 30 cm de ancho.

Fotografías difundidas por la Dirección de Recuperaciones de la Dirección General de Defensa del Patrimonio Cultural
del Ministerio de Cultura de Perú.

Por cualquier información que pueda brindarse, contactarse con: recuperaciones@cultura.gob.pe

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