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Historia
El ser humano empezaba a idear formas de volar ya antes del inicio de
la investigación científica de la aeronáutica. En la leyenda griega, Ícaro y
su padre Dédalo construyeron alas a partir de plumas de pollo, y las
pegaron con cera, para escapar de una prisión. Ícaro voló muy cerca del
sol, esto provocó que se derritiera la cera y cayó al mar, donde murió
ahogado. Cuando la gente empezó a estudiar de forma científica el modo
de volar, se empezaron a entender lo básico en relación al aire y la
aerodinámica.
El primer intento científico de vuelo lo llevó a cabo Abbás Ibn Firnás, en
Córdoba, donde planeó desde una torre de la ciudad en dos
oportunidades, primero con una amplia lona y luego con alas de madera
y tela, en el siglo IX. Entre los científicos que iniciaron el estudio de la
aeronáutica estaba Leonardo da Vinci. Da Vinci estudió el vuelo de los
pájaros para desarrollar esquemas para una de las primeras máquinas
voladoras, a finales del siglo XV d. C. Sus esquemas, sin embargo, como
el del ornitóptero, que falló al momento de ser puesto en práctica, no
tuvieron éxito. Las máquinas de aleteo que había diseñado eran muy
pequeñas para elevarse lo suficiente, en algunos casos, o muy pesadas
para ser operadas por humanos. Sin embargo, en 1793, Diego Marín
Aguilera, mecánico de Coruña del Conde (Burgos, España), consiguió
hacer volar un artefacto de este tipo, pilotado por él mismo, 431 varas
castellanas (360 m), y se vio obligado a aterrizar por la rotura de una de
las articulaciones de las alas. A pesar de que el ornitóptero sigue siendo
un tema de interés para ciertos grupos de aficionados, este instrumento
fue reemplazado por el planeador en el siglo XIX.
Aeronáutica moderna