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CORRUPCIÓN Y PROPUESTAS DE REFORMA.

Vicente Gimeno Sendra.


Catedrático de Dº. Procesal de la UNED.
Magistrado emérito del T.C.

A B S T R A C T.
En el presente artículo aborda el autor la necesidad de efectuar determinadas
reformas legislativas en el ámbito constitucional, contencioso-administrativo,
penal y procesal penal, así como en la doctrina jurisprudencial de nuestros
tribunales en punto a dotar de una mayor eficacia y celeridad a la justicia penal
en la lucha contra la corrupción política que desgraciadamente se ha impuesto en
la mayoría de las Comunidades Autónomas, fundamentalmente del arco
mediterráneo.

I. Introducción.

Desde que hace ya más de veinte años estallara la corrupción en Marbella


podría afirmarse que ha habido un contagio de este fenómeno en todas las
Comunidades Autónomas1, fundamentalmente del arco mediterráneo2. Pero, de
todas ellas, la que se llevan la palma áurea son la C.C.A.A. andaluza y la
valenciana; Comunidad esta última en donde más de una décima parte de su
Parlamento se encontraba implicado en asuntos de corrupción, hasta el punto de
que sus Diputados, presuntamente corruptos, podrían haber constituido un Grupo
parlamentario propio. Desde Castellón de la Plana, pasando por Valencia y

Conferencia pronunciada el 29 de noviembre de 2012 en el centro de la UNED de Elche. Ponencia
presentada el 18 de diciembre de 2012 en el Seminario “Estrategias reactivas y preventivas contra la
corrupción” de la Facultad de Derecho de la Universidad de Barcelona. Publicado en el núm. 7990 del
diario La Ley, correspondiente al 26 de diciembre de 2012 y que ahora ha sido actualizado.
Mi gratitud a Mercedes GALLEGO, periodista del diario INFORMACIÓN, por el material fáctico
suministrado en su día para la elaboración de este trabajo.
1
Según informa “Europa Press”, correspondiente a día 2 de enero de 2015, el año 2014 se cerró con
150 procesos penales abiertos por corrupción con más de 2.000 imputados.
2
“El urbanismo, que curiosamente es uno de los motores económicos de nuestro país, constituye
también una fuente creciente de criminalidad que, en algunas zonas, fundamentalmente del Mediterráneo,
ha generado una problemática social gravísima frente a la cual la respuesta de la Administración de
Justicia no ha sido en ocasiones lo suficientemente rápida y eficaz”. CONDE PUMPIDO TOURÓN,
Urbanismo, corrupción y delincuencia, en “El Estado de Derecho frente a la corrupción urbanística”,
Madrid, 2007, p. 23.
Por C.C.A.A., de un total de macroprocesos de 2.173 causas en el año 2012, la C.A. andaluza es la
que tenía mayor número, 656; le seguía la C.A. valenciana con 280; Cataluña, 215; Canarias 197; Madrid,
181 y Galicia, 110; en este última Comunidad, según el Fiscal superior de Galicia en declaraciones
efectuadas ante el Parlamento gallego, en el año 2013 se incoaron diligencias por 184 delitos relacionados
con la corrupción.
1
Alicante, hasta Torrevieja no son pocas las autoridades autonómicas y Alcaldes
municipales (concretamente unos 1503 en el año 2012) que se encuentran
imputados en casos de corrupción.
Sin duda, este fenómeno, nacido con ocasión de un desarrollo urbanístico
desaforado, habido en estas últimas décadas, merece ser combatido, tal y como
ha preconizado nuestro Monarca, Felipe VI, en su discurso navideño de 2014. La
corrupción, con sus injustas dádivas a determinados políticos, no sólo entraña
una ilegítima desviación de los recursos públicos obtenidos con nuestros cada
vez más elevados impuestos, sino que se erige también en un serio obstáculo al
desarrollo económico, al producir un tipo de empresario que, nacido a la sombra
del poder político, se convierte en monopolista de las obras y servicios públicos,
impidiendo en su sector la concurrencia de otras empresas con el riesgo de poder
degenerar y convertirse en una auténtica “mafia”4.
Por ello, la corrupción urbanística y la de la financiación ilegal de los Partidos
han de merecer el mayor de los reproches sociales y la enérgica reacción de
nuestra Magistratura.
Sucede, sin embargo, que nuestro Poder Judicial adolece de la infraestructura
necesaria y de las medidas sustantivas y procesales adecuadas para erradicar esta
grave lacra. En la práctica forense, los procesos penales se eternizan y va
cundiendo en la sociedad una sensación de impunidad. Pareciera, como reza una
máxima popular siciliana, que “chi ruba poco va in galera, chi ruba tanto fa
carriera”.5
De aquí la conveniencia de que el Poder Legislativo efectúe determinadas
reformas que podemos sistematizar en orgánicas, preventivas y represivas.

II. Medidas orgánicas.

En una primera aproximación, las medidas orgánicas tendentes a combatir la


corrupción política pueden sistematizarse en medidas comunes y específicas.
1. Comunes.

Las medidas orgánicas comunes tienen por objeto dotar de una mayor eficacia
y celeridad a nuestra anquilosada administración de Justicia, pudiendo, a su vez
ser sistematizadas en presupuestarias, de autogobierno y de enjuiciamiento.
A) Presupuestarias.

Uno de los mayores males que aquejan a nuestra justicia es su situación de


penuria económica o de escasez de medios personales y materiales en la que se

3
Según manifestación efectuada el 16 de noviembre de 2012 en “Les Corts” valencianas por los
grupos parlamentarios de Izquierda Unida, Compromis y PSPV con ocasión de la presentación de la
Memoria de dicho Parlamento autonómico.
4
Que han llegado a cometer incluso algún que otro delito de sangre, como es el caso del asesinato del
Alcalde de Polop.
5
Ésta es la leyenda que se puede ver en la pancarta de una vivienda de Palermo.
2
encuentra como consecuencia de una insuficiente inversión, cuyo resultado es
que nuestro Poder Judicial no se puede situar, en la actualidad, a una altura
similar a la de la mayor partes de los países europeos.
Sea suficiente constatar el escaso número de Jueces y Magistrados: unos 5.300,
cifra que arroja una “ratio” de 1 Juez por cada 100.000 habitantes,
diferenciándose notablemente de la de los políticos (103 por cada 100.000
habitantes). Algo similar ocurre también con los miembros del Ministerio
Público, unos 2.300, número de efectivos asimismo y a todas luces insuficiente
para asumir, no sólo la anunciada dirección de la instrucción, sino incluso sus
cometidos actuales6.
De aquí la conveniencia de que, cuando salgamos de la crisis y entremos en
una fase de expansión económica, debieran sustancialmente ser incrementadas
las partidas presupuestarias destinadas a la administración de Justicia.
B) De autogobierno.

Como es sobradamente conocido, la existencia de una pluralidad de


competencias sobre el personal auxiliar y colaborador y de una multiplicidad de
sistemas informáticos redunda en la ineficacia del Poder Judicial.
Por ello, parece conveniente la transferencia al C.G.P.J. de los Secretarios
judiciales7 y del personal auxiliar y colaborador de la Jurisdicción que no sea de
la competencia de las C.C.A.A. o que, aun siéndolo, renuncien (previa la
necesaria reforma estatutaria) a ella.

2. Específicas.

Como medidas orgánicas específicas de prevención de la corrupción política se


podrían invocar el incremento del control jurisdiccional sobre la financiación de
los partidos políticos y la revisión de la política legislativa sobre los
“aforamientos.
A) La financiación de los partidos políticos.

La L.O. 8/2007 sobre financiación de partidos políticos ya estableció una


plausible serie de limitaciones a las donaciones que pueden efectuar los
particulares a dichas organizaciones. Así, su art. 5 prohíbe donaciones anónimas
o procedentes de una misma persona física o jurídica superiores a 100.000 euros
anuales8.

6
De aquí que el Proyecto de reforma del C.P. proponga la polémica supresión de las faltas.
7
En la actualidad auténticos funcionarios, regidos por el principio de unidad y dependencia jerárquica,
en último término, del Ministro de Justicia. Cfr. arts. 435.2, 440, 450, 452.1, 462 y 464 LOPJ
8
El Proyecto de L.O. de control de la actividad económica-financiera de los partidos políticos, de 22
de febrero de 2014, pretende la rebaja de dicha cifra a 50.000 euros, debiendo, las cantidades superiores a
los 25.000 euros, ser comunicadas al Tribunal de Cuentas.
Asimismo se prohíben a las personas jurídicas y empresas efectuar tales donaciones (art. 4), así como
la condonación de las deudas pendientes.
3
Nada impide, sin embargo, bien trocear dicha cantidad en donaciones
inferiores9, bien la elusión de esta prohibición a través de una financiación
indirecta por los particulares a las Fundaciones o empresas ligadas a los partidos
políticos. Por otra parte, los recursos de estas formaciones políticas pueden
integrarse también mediante préstamos de entidades financieras (art. 2.2.d) que
posteriormente, una vez el partido político haya triunfado en las elecciones y
consolidado en el poder, podrían ser condonados a cambio de determinados
“favores” del Ejecutivo a la entidad financiera.
Por esta razón, el art. 4 de la L.O. 8/2007 fue modificado por la L.O. 5/2012,
de 22 de Octubre en el sentido de que no podrán condonarse más de 100.000
euros anuales y el Proyecto de L.O. de control de los partidos políticos, de 22 de
febrero de 2014, (art. 4.4) prohíbe dichas condonaciones.
Por ello, parece conveniente, de un lado, incrementar el catálogo de
prohibiciones y, de otro, dotar de una mayor agilidad y eficacia al Tribunal de
Cuentas en su función de fiscalización de la financiación de los partidos,
incluyendo expresamente, en el art. 4.1 de su Ley creadora, la L.O. 2/1982, al
Banco de España a fin de que dicho alto Tribunal pueda requerirle expresamente
la oportuna información contable10.
De hecho esta agilización ya se ha efectuado tras la promulgación de la L.O.
5/2012 y, así los partidos políticos deben remitir al Tribunal de Cuentas sus
cuentas anuales consolidadas antes del 30 de junio del año siguiente al que
aquéllas se refieran. El Tribunal de Cuentas debe emitir informe sobre su
regularidad en el plazo de 6 meses (art. 16.3), estando obligado el partido político
a publicar, en su página Web, la cuantía de los créditos concedidos la entidad
concedente y las condonaciones efectuadas (art. 14.8).
Por otra parte, el Proyecto de L.O. de control de la actividad económico-
financiera de los partidos políticos, de 22 de febrero de 2014, obliga a publicar,
en dicha página web, las subvenciones recibidas, legados y donaciones superiores
a 50.000 euros, así como la identidad del donante
B) Revisión de los “aforamientos”:

En segundo lugar, debiera efectuarse una revisión legislativa o jurisprudencial


de los actuales aforamientos, que se erigen en un factor de retardo (vide. infra.,
IV.2 C.d, caso GURTEL) y cuyo número ha superado, con creces, a los del
anterior sistema autocrático.

9
Así, según el diario “El País”, correspondiente al 18 de abril de 2013, entre los años 2002 y 2007 el
P.P. troceó 1’3 millones de euros en cantidades de 60.000 euros.
10
El control del Tribunal de Cuentas sobre el Banco de España permanece en la actualidad al mero
nivel de su fiscalización externa (art. 4.2.II Ley 13/1994, de 1 de junio, de autonomía del Banco de
España). Pero el art. 7.1 de la L.O. 2/1982 del Tribunal de Cuentas, que establece la obligación de
suministro de información de las entidades públicas previstas en su art. 4, al no contemplar expresamente
al Banco de España, posibilita que esta entidad pueda incumplir sus requerimientos.
El Proyecto de control económico-financiero de los Partidos Políticos, de febrero de 2014, efectúa una
nueva redacción del art. 7.1 de la LOTCu, que, al incluir a todas las personas jurídico públicas en su labor
de fiscalización, permitiría la inclusión del Banco de España.
4
Es cierto que, si los Diputados y Senadores, el Presidente y los miembros del
Gobierno gozan del aforamiento11, desde un punto de vista estrictamente
constitucional, parece natural, como así se ha previsto en los distintos Estatutos
de autonomía12, que este privilegio procesal sea perfectamente trasladable a los
miembros de gobierno y parlamentarios autonómicos; pero tampoco lo es menos
que la experiencia de estos últimos años nos demuestra que, al menos en las
C.C.A.A. del arco mediterráneo, el aforamiento no cumple con su genuina
función de garantizar la independencia y regular funcionamiento de las Cámaras
legislativas, sino que, debido a la existencia de una, en mi opinión, censurable
doctrina del T.C. 13, que extiende el aforamiento a hechos punibles cometidos con
anterioridad a la toma de posesión del cargo autonómico y que nada tienen que
ver con desempeño de su oficio, se convierte, en la práctica, en un auténtico
privilegio procesal de la autoridad local que, cuando piensa que pueda contra él
incoarse un procedimiento penal, solicita y obtiene de su Partido político su
inclusión en las listas de diputados autonómicos para ser enjuiciado, con las
consiguientes dilaciones, por el T.S.J. tras dos instrucciones o dos idas y venidas:
la del Juez natural y la del Magistrado delegado instructor de dicho alto tribunal,
todo ello sin perjuicio de que, como así ha acontecido con la imputación de Díaz
Alperi o de Dª Milagrosa Rodríguez por el T.S.J. valenciano, renuncie a su acta
de diputado autonómico, una vez abierto el juicio oral ante el T.S.J., pierda el
aforamiento y vuelta a empezar ante el Juez legal instructor.
Sin duda estas corruptelas entrañan un auténtico fraude procesal y de aquí que
el T.S., en la STS, de 10 de diciembre de 2014, haya declarado que, una vez
abierto el juicio oral, el T.S.J., como consecuencia de la “perpetuatio
iurusdictionis”, no pierde su competencia por el hecho de la renuncia al acta de
diputado.
Por esta razón, habría que adoptarse alguna de estas dos soluciones: bien
podría derogarse este privilegio procesal contenido en la C.E. y en los Estatutos
de Autonomía (tesis de UPyD, replicada por el entonces Ministro de Justicia, Sr.
Gallardón), bien debiera el T.C. rectificar su doctrina, que yo denominaría la del
“aforamiento-chubasquero”, en el sentido de que este privilegio procesal tan sólo
debiera proteger a la autoridad estatal o autonómica por los delitos cometidos en
el ejercicio de su función y durante el período de su mandato. En los demás
casos, habría de ser el Juez de instrucción natural o el del lugar de comisión del
delito quien conociera de estos hechos punibles que nada tienen que ver con su
función parlamentaria y sí con su desprestigio.

III. Medidas preventivas

11
Arts. 71.3 y 102.1 CE; 57.1.2 y 3 y 119.1 LOPJ.
12
Cfr. arts 26.2 EA Asturias, 32.2 EAPV, 38 EAC, 18 EAG, 40.1 EA Andalucía, 20 EA
Cantabria, 33.7 EA Murcia, 19 EACV, 25 EA Aragón, 17.1 EAC­M, 18.2 EA Canarias, 33.5
EA Baleares, 24.1 EA Madrid, 27 LRARF Navarra…
13
Ésta es la razón, por la cual Pablo García Manzano y yo suscribimos un voto particular a la STC
22/1997, de 22 de febrero que denegó el amparo a un Diputado de las Cortes Generales, condenado sin
suplicatorio por el solo hecho de haber cesado de esa condición en el momento de su condena.
5
Las medidas preventivas tienen como misión evitar que la corrupción local
aparezca y circunscriben su ámbito de aplicación a la jurisdicción contencioso-
administrativa en esa función, que la C.E. le otorga (art. 106), de control de la
legalidad de la actuación administrativa.
1. Concesión a los jueces administrativos de la posibilidad de dictar
licencias urbanísticas.

Con anterioridad al surgimiento de la actual crisis económica (ahora, como no


hay circulación de dinero, tampoco hay corrupción local), no era infrecuente, en
determinados Ayuntamientos, que autoridades locales desaprensivas instaran de
un promotor sumas de dinero para “agilizar” la tramitación de sus licencias
urbanísticas.
En la R.F.A. este problema no existe. Cuando un promotor cumple
escrupulosamente con la legalidad urbanística y observa, por parte de la
Corporación local, una demora en la tramitación de su expediente, sencillamente
acude al Tribunal administrativo, quien está facultado ya, desde el inicio del
proceso, a dictar una “resolución provisional” de otorgamiento de la licencia “ex”
parágrafo 123 de la Ordenanza de los Tribunales Administrativos (VwGO), que,
con su remisión a los respectivos parágrafos de las “resoluciones provisionales”
de la Ordenanza Procesal Civil (ZPO), permite esta posibilidad, impidiendo, en la
práctica, que la Autoridad local competente pueda solicitar una dádiva del
promotor para agilizar dicha tramitación14.
2. Revisión de las medidas cautelares de suspensión del acto y
adopción de la totalidad de las medidas cautelares de la LEC.

La técnica de la suspensión del acto, como única medida cautelar utilizada en


la práctica forense, se resuelve en la práctica como absolutamente ineficaz ante,
de un lado, la solvencia de la Administración y la práctica inexistencia de daños
irreparables en el administrado, de otro.
Por ello, debieran nuestros tribunales administrativos potenciar lo dispuesto en
el art. 129 LJCA en relación con la cláusula de supletoriedad de la LEC,
contenida en su Disp. Final 1ª en orden a admitir expresamente la adopción de la
totalidad de medidas cautelares contempladas en la LEC, incluidas las órdenes de
cesación, así como instaurar “ex novo”, en calidad de resoluciones provisionales,
la suspensión de la obra nueva o incluso, para impedir la consolidación de la obra
ilegal, la orden judicial de demolición de lo mal hecho.
3. Revisión del privilegio de la “inembargabilidad” de los bienes del
erario público.

La STC 166/1998, de 15 de julio, produjo, por vez primera en nuestro


ordenamiento, una revisión del privilegio de la inembargabilidad de
14
Esta posibilidad podría ejercitarse en nuestro ordenamiento por la vía del art. 129 LJCA y la
cláusula de supletoriedad de su Disposición Final 1ª en relación con las medidas cautelares innominadas
contempladas en los arts. 721.1., 726.1 y 727.11ª, puestas, a su vez, en relación con el art. 708 LEC
(“condena a la emisión de una declaración de voluntad”).
6
determinados bienes de las Haciendas locales, si bien sometida a diversos
condicionamientos. Así, en primer lugar, se ha de tratar de bienes patrimoniales o
sometidos al Derecho privado y, en segundo, no han de estar afectos a un uso o
servicio público.
La realidad nos confirma, sin embargo, que existen bienes no patrimoniales de
dudosa afección a un servicio público (así, a título de ejemplo, el suministro de
automóviles oficiales, el de mobiliario o de material informático a una
determinada Corporación Local), cuyo pago, una vez entregados, queda al albur
del funcionario de turno, quien puede requerir del contratista la oportuna dádiva
para acelerar el correspondiente mandamiento de pago. Por ello, y una vez más
en la línea trazada por los parágrafos 167 y s.s. VwGO, debiera revisarse este
privilegio material de la inembargabilidad del erario público, circunscribiéndolo
al dominio público, a los bienes especialmente protegidos 15 y los afectos a los
servicios públicos. Pero, en los demás, debiera autorizarse el embargo de los
bienes suministrados, no sólo el ejecutivo, sino también el preventivo.
De todo lo expuesto y frente a una política legislativa ceñida a la reforma del
Código Penal para calmar los ánimos de vindicta de los ciudadanos, una
conclusión nos deviene evidente: una Jurisdicción contencioso administrativa,
que controle rápida y eficazmente a la Administración (art. 106 C.E.) mediante
un proceso, no sólo al acto, sino, sobre todo, de tutela de los derechos subjetivos
de los ciudadanos, se erigiría en el principal medio preventivo del surgimiento de
la corrupción política.

IV. Medidas represivas.

En al capítulo de medidas represivas de la corrupción cabe señalar el


incremento de la potestad sancionadora de la Administración, la instauración de
nuevos tipos penales o la reforma de nuestro proceso penal.
Con respecto a la primera de las enunciadas medidas, a la que también es muy
aficionada la política legislativa de estos últimos tiempos, hay que afirmar su
ineficacia o incluso la posibilidad de ocasionar resultados contraproducentes.
Como señala GÓMEZ-CÉSPEDES, “la represión de las conductas ilícitas en la
actividad urbanística basada en la imposición de sanciones pecuniarias (multas)
resulta ineficaz, ya que las multas no acompañadas de otras medidas como la
demolición de lo construido, inhabilitaciones o clausuras de empresas, puede

15
“Este es el caso, entre otros, de los inmuebles afectos al Patrimonio municipal del suelo (arts. 3.2 y
16 RBEL en relación con los arts. 277 y 278 del texto refundido de la Ley sobre el Régimen del Suelo y
Ordenación Urbana ( RCL 1992\1468 y RCL 1993\485), aprobado por Real Decreto Legislativo 1/1992,
de 26 de junio, preceptos que fueron enjuiciados por este Tribunal en la STC 61/1997, fundamento
jurídico 36). Asimismo, de los montes vecinales en mano común (art. 84 TRRL y Ley 55/1980, de 11 de
noviembre [ RCL 1980\2600 y ApNDL 9941]). Por último, si se trata de bienes muebles de notable valor
histórico, artístico, arqueológico, científico, técnico o cultural a la previsión respecto a su inventario del
art. 22 RBEL se unen las derivadas, en orden a su protección, de los preceptos de la Ley 16/1985, de 25
de junio ( RCL 1985\1547 , 2916 y ApNDL 10714), del Patrimonio Histórico Español y en particular, de
su título III, disposiciones también aplicables a los inmuebles.” (STC 166/1998, F.J. 14).
7
percibirse como <<el precio>> exigido por las autoridades a cambio de tolerar
ilícitos”16.
De aquí que hayamos de centrar nuestro estudio en las dos últimas.
1. Derecho Penal.

No parece que, en esta materia de instauración de nuevos tipos delictivos de


prevención de la corrupción política, nuestro Código Penal, sobre todo tras la
reforma operada por la L.O. 5/2010, precise de reforma alguna. Ello no obstante,
determinados autores han propuesto las siguientes modificaciones:
A) Extensión de la responsabilidad penal de las personas
jurídicas a los “partidos políticos, sindicatos y
sociedades mercantiles estatales”.

Como es sabido, el art. 31 bis.5 del C.P. establecía, junto a la inmunidad penal
del Estado17, la exención de responsabilidad penal de los partidos políticos,
sindicatos y sociedades mercantiles estatales.
a) “Los partidos políticos”.

El entonces Ministro de Justicia, Sr. Ruíz Gallardón, propuso la reforma de


dicho precepto en todo lo referente a le exención de dicha responsabilidad de los
“partidos políticos y de los sindicatos” 18, que culminó mediante la reforma
operada por la L.O. 7/2012, de 27 de diciembre en el sentido de declarar incursos
en dicha responsabilidad a estas personas jurídicas. Y es que ciertamente los
partidos políticos pueden delinquir, tal y como lo demostró, por ej., el extinto
partido GIL de Marbella o, en el momento actual, el P.P., si se demostrara que en
su sede social de la C/ Génova de Madrid se ha invertido “dinero negro”.
Pero tampoco cabe desconocer que los partidos políticos ocupan una posición
relevante en nuestro ordenamiento constitucional, ya que constituyen un
instrumento fundamental para la participación política y son esenciales en el
correcto funcionamiento de nuestro Estado democrático, el cual reconoce al
pluralismo político como un valor superior de nuestro ordenamiento (arts. 1.1 y 6
C.E.)19. Por esta razón, la L.O. 6/2002, de Partidos políticos, estableció
taxativamente las causas para su disolución (art. 10.220) -de entre las que no se
16
GÓMEZ-CÉSPEDES, “Urbanismo y delincuencia: el caso de la costa del sol”, en “El Estado de
Derecho.., cit.,p. 125.
17
Cfr. VERVAELE, John, Societas/Universitas delinquere ed puniri potest, ¿La experiencia
holandesa como modelo para España?, en “Responsabilidad penal de las personas jurídicas”. Derecho
comparado y Derecho comunitario, CGPJ, núm. 115, p.p. 44 y s.s.
18
Declaración del Sr. Ministro de Justicia efectuada el 10 de octubre de 2012 en el Congreso de
Diputados en contestación a la interpelación de la portavoz de UPyD, Rosa Díez. “El Confidencial”, de
10 de Octubre de 2012.
19
SSTC 48/2003, 5/2004, 138/2012.
20
El art. 10.2º L.O. 6/2002, en consonancia con lo dispuesto en el art. 6 C.E., tan sólo contempla
como causas de disolución las que alteren gravemente nuestro sistema democrático: “a) Cuando incurra
en supuestos tipificados como asociación ilícita en el Código Penal. b) Cuando vulnere de forma
continuada, reiterada y grave la exigencia de una estructura interna y un funcionamiento democráticos,
conforme a lo previsto en los artículos 7 y 8 de la presente Ley Orgánica. c) Cuando de forma reiterada y
8
encuentran las que autoriza el art. 31 bis.1 C.P. 21-, determinó el órgano
jurisdiccional competente para acordar su enjuiciamiento, cual es la Sala del T.S.,
contemplada en el art. 61.1.6º LOPJ -que nada tiene que ver con el Juez
ordinario- y estableció un procedimiento especial para su disolución (art. 11 L.O.
6/2002), distinto a los ordinarios para dilucidar la responsabilidad de las personas
físicas y jurídicas.
La existencia de este régimen procesal especial de los partidos políticos
aconseja que no deba el órgano jurisdiccional de instancia aplicar, en concepto de
medida cautelar o de pena, la mayoría de las medidas contempladas en el art. 33.
7 C.P. y, en especial, la disolución, suspensión de sus actividades o clausura de
sus establecimientos (art. 337.7.b-d), competencia que, como se ha dicho,
corresponde al T.S., limitándose a lo sumo a poder irrogar la sanción de multa, la
orden de cesación de actividades delictivas o la inhabilitación para obtener
subvenciones contempladas en las letras a, e y f de dicho precepto.
Sin embargo, el Presidente del Gobierno, en su comparecencia al Congreso de
Diputados efectuada el 27 de noviembre de 2014, no ha secundado esta política
legislativa, ya que ha anunciado la instauración, en el C.P., de un nuevo delito de
“financiación ilegal de los partidos políticos” 22 y el Proyecto de control
económico-financiero de los Partidos Políticos de 22 de febrero de 2014 ha
efectuado otro tanto al pretender la introducción de un nuevo art. 9 bis a la L.O.
6/2002, de Partidos Políticos, conforme al cual estas entidades, al igual que las
personas jurídicas, deberán establecer programas de “compliance” (vide anexo).
b) “Los sindicatos”.

También los sindicatos ostentan una posición de relevancia constitucional (arts.


7 y 28 C.E.)23. Pero, a diferencia de los partidos políticos, el art. 2.2.c de la L.O.
11/1985, de Libertad sindical, permite su suspensión o disolución “mediante
resolución firme de la Autoridad Judicial, fundada en incumplimiento grave de
las Leyes”, reconociendo expresamente su art. 5 la responsabilidad de los
sindicatos por los actos o acuerdos adoptados por sus órganos estatutarios. No
existe, por tanto, impedimento alguno a que el legislador pudiera, como así ha
hecho, disponer la responsabilidad penal de estas personas jurídicas.
c) “Las sociedades mercantiles estatales”.

A idéntica conclusión cabe llegar en el caso de estas sociedades estatales, que,


como reconoce el propio art. 31.bis. 5 C.P. son “mercantiles”, esto es, pueden
adoptar cualesquiera formas de las sociedades de capital (S.R.L., S.A. o

grave su actividad vulnere los principios democráticos o persiga deteriorar o destruir el régimen de
libertades o imposibilitar o eliminar el sistema democrático, mediante las conductas a que se refiere el
artículo 9.”
21
Cuales son los contemplados en los arts. 177 bis. 7, 189 bis, 197.8, 251 bis, 261 bis, 264.4, 288,
302.2, 310 bis, 318 bis.4.3º, 319.4, 327 y 328.6, 343.3, 348.3, 369 bis.3º, 399 bis.1.3º, 427.2, 430.3º,
445.2 y 576 bis.3.
22
Según Europa Pres, de 27 de noviembre de 2014.
23
SSTC 281/2005, 185/2003, 198/2004, 308/2000, 20/1985…
5

9
comanditarias de capital) y se rigen por las normas del Derecho privado 24.
Naturalmente estas sociedades pueden delinquir, tal y como ha acontecido con
determinadas Cajas de Ahorro que, aun cuando no participen de esta naturaleza,
son entidades de naturaleza fundacional y de fin social25. Por lo demás, tampoco
se entiende muy bien que ciertas Cajas de Ahorro, como es el caso de BANKIA,
tras un proceso de fusión, se conviertan en entidades financieras y adquieran, por
tanto, responsabilidad penal, para pasar a perderla, de la noche a la mañana, si
son intervenidas por el Estado. Sin embargo, la reforma ocasionada por la L.O.
7/2012 paradójicamente no lo ha hecho y de aquí que gocen de exención penal.
B) ¿Instauración de un nuevo delito de enriquecimiento
injusto?

En múltiples Códigos Penales latinoamericanos se ha instaurado este nuevo


tipo como uno de los medios más eficaces para combatir la corrupción política.
Tal y como su nombre indica, se comete este delito cuando el funcionario o
titular de un cargo público experimenta un incremento desproporcionado de su
patrimonio que, “prima facie”, no pueda justificarse con sus ingresos ordinarios.
Pero su regulación es distinta, según los ordenamientos: a) a un primer grupo
pertenecen los arts. 269 del CP argentino, 346.4 del C.P. de Costa Rica, o 335 del
C.P. panameño para los que la conducta se integra si el imputado “no justificare
debidamente la procedencia de un enriquecimiento patrimonial”; b) otros
ordenamientos, por el contrario, cual es el caso del art. 412 del C.P. colombiano o
el art. 401 del peruano no exigen dicha justificación, sino tan sólo el incremento
patrimonial injustificado del funcionario26.
Indudablemente la instauración de este delito con arreglo a la redacción del
primer grupo de preceptos conculcaría la presunción de inocencia del art. 24.2
C.E., toda vez que provocaría una inversión de la carga material de la prueba en
el acusado, quien vendría obligado, para eludir su responsabilidad penal, a
justificar la procedencia lícita de sus ingresos. El segundo grupo de preceptos
resulta ser más respetuoso con dicha presunción constitucional al obligar al M.F.
a demostrar la existencia de dicho incremento patrimonial injustificado. Con
todo, tampoco cabe desconocer que, abstracción hecha de que la presunción de
inocencia también podría resentirse con este nuevo tipo por el hecho
incontestable de que siempre a la defensa le incumbiría la carga de acreditar la
procedencia lícita de su incremento patrimonial, el surgimiento, dentro del
proceso, de dicho ilícito incremento originaría, en nuestro ordenamiento, la
aparición de un delito fiscal del art. 305 C.P. o la de un delito de blanqueo de
capitales, ya que el art. 301 C.P. tipifica penalmente la mera tenencia o
transmisión de bienes que tengan “su origen en una actividad delictiva”, razones

24
Fundamentalmente por el R.D.-Leg. 1/2010, que aprueba el texto refundido de sociedades de capital
(art. 3).
25
Así las configuran el R. D. L. 11/2010, de órganos de gobierno y otros aspectos de régimen jurídico
de las Cajas de Ahorros y la Ley 31/1985 de regulación de las normas básicas sobre órganos rectores de
las Cajas de Ahorro.
26
Por todos, ASENCIO, La lucha contra la corrupción. El delito de enriquecimiento ilícito, en “El
Estado de Derecho..”, cit., p.p. 82 y s.s.
10
por las cuales no parece que esta conducta deba ser doble o triplemente
tipificada.
2. Derecho Procesal Penal.

Si, con independencia de la instauración de un nuevo delito sobre la


financiación ilegal de los partidos políticos y el incremento de las penas
asociadas a la corrupción política, nuestro ordenamiento penal sustantivo prevé
suficientes tipos penales para combatir la corrupción, no podemos afirmar otro
tanto con respecto al instrumento que tienen nuestros Jueces y Magistrados para
aplicarlos con rapidez y eficacia, cual es nuestro proceso penal previsto por la
decimonónica LECRIM de 1882 y legislación complementaria. Diversos son, en
este sentido, los preceptos que debieran ser modificados: desde las normas de la
competencia objetiva, hasta la promulgación de un nuevo Código Procesal Penal.
A) Competencia objetiva.

Con independencia de la derogación o transformación jurisprudencial de los


aforamientos autonómicos a los que nos hemos referido más arriba (supra.
II.2.B), debiera el legislador, en la línea preconizada por el borrador de
Anteproyecto de LECRIM, sustraer del ámbito del actual Jurado 27 la totalidad de
los delitos de corrupción política, cuales son los contemplados en las letras “f” a
“k” del art.1.2 de la L.O. 5/19528.
En efecto, el caso CAMPS, con sus idas y venidas del T.S.J. valenciano al T.S.,
puso de relieve la incapacidad del Jurado para conocer de estas conductas, pues
es suficiente que la defensa “convenza” a 2 jurados, de un colectivo de 9, para
que se dicte un injustificado veredicto absolutorio 29. Por lo demás, la carestía de
este procedimiento (como mínimo, para su válida constitución han de
comparecer 20 pre-jurados30, a los que hay que satisfacer sus consiguientes
dietas), ocasiona que, para la hipotética aplicación del tipo del cohecho impropio
del art. 420 C.P., los gastos del jurado puedan superar al de la pena de multa que
habría de ser impuesta.
B) Instauración del M.F. como Director de la Investigación.
27
La aptitud del jurado para conocer de los delitos cometidos por los funcionarios resulta indudable
desde el punto de vista de la legitimación popular de la justicia. Pero el modelo anglosajón o de hechos
que instauró el legislador de 1995 se ha revelado, en la práctica, contraproducente ante los escandalosos
veredictos absolutorios. De mantenerse este modelo también debería sustraerse su competencia en el
conocimiento de los delitos forestales (incendio de Guadalajara) o en las amenazas condicionales (vgr.
caso Otegui) y, por meras razones de economía procesal, el allanamiento de morada o la denegación de
auxilio, hasta el extremo de convertirlo en una figura decorativa de nuestra democracia (habría que
reducir su competencia al homicidio no cometido por la criminalidad organizada). Por estas razones,
suscribimos en su día la tesis de la instauración del “escabinado”, que, con una competencia mucha más
amplia, funciona en la actualidad con regularidad en la práctica totalidad de los ordenamientos europeos.
28
Contempla el precepto los siguientes delitos: “f) De la infidelidad en la custodia de documentos
(artículos 413 a 415). g) Del cohecho (artículos 419 a 426). h) Del tráfico de influencias (artículos 428 a
430). i) De la malversación de caudales públicos (artículos 432 a 434). j) De los fraudes y exacciones
ilegales (artículos 436 a 438). k) De las negociaciones prohibidas a funcionarios (artículos 439 y 440).”
29
Arts. 40.1 y 59 LOTJ.
30
Art. 23.1 LOTJ.
11
Como es sabido, uno de los mayores males de nuestra justicia penal es su
extremada lentitud, la cual resulta patente en los procesos instaurados por la
corrupción política (cfr.: casos GURTEL, BRUGAL, etc.).
Por ello, parece aconsejable conceder al M.F., a quien, a diferencia de los
jueces, se le puede someter al cumplimiento de plazos de duración 31, la
investigación sumarial, sin perjuicio del control de la instrucción que habría de
efectuar el Juez de garantías. La autonomía e imparcialidad del M.F. debiera
evitar los recelos de su dependencia con respecto al Poder Ejecutivo y ello, sin
perjuicio de que, “de lege ferenda”, pudiera el F.G.E. ser nombrado por el
Parlamento. La creación, en este sentido, por la Ley 24/2007 de reforma del
Estatuto Orgánico del M.F., de la Fiscalía Anticorrupción, quien ostenta la
dirección de la policía judicial, redundaría, si se le otorgara la investigación
sumarial, en un grado de eficacia superior al del actual modelo del Juez de
instrucción.
C) Agilización de los “macro procesos”.

Una de las causas de la lentitud de los procesos de corrupción tiene que ver con
la ordenación procesal de los “macro procesos”, por cuyo concepto podemos
entender, bien los suscitados por una ingente pluralidad de víctimas o contra un
considerable número de acusados, bien como consecuencia de la comisión de
delitos por una trama organizada en distintas partes del territorio nacional. Al
primer grupo pertenecería, por ej., el caso del aceite de “colza” o la operación
“MALAYA”, y al segundo, el caso GURTEL.
La extremada lentitud de estos procedimientos debiera llevar al legislador a una
reordenación del ejercicio de la acción penal y civil, del régimen de intervención
de las partes en el proceso y de la instauración del principio de oportunidad.
a) La acción penal popular.

Como es sobradamente conocido, en materia de ejercicio de la acción penal y


de la civil acumulada, nuestro ordenamiento procesal es el más generoso de
Europa a la hora de otorgar a los ciudadanos la legitimación activa y pasiva,
puesto que en el proceso penal, junto al M.F., pueden comparecer, de un lado,
acusadores populares, particulares y privados y actores civiles y, de otro,
responsables civiles, directos y subsidiarios.
Pero, en el otro lado de la medalla, forzoso se hace reconocer que la
intervención de todas estas partes privadas con las consiguientes citaciones,
traslado de actuaciones e interposición, por ellas, de incidentes y recursos
devolutivos, se convierte en una fuente de dilaciones.

31
Conforme a la nueva redacción del art. 324 que propone el Anteproyecto de Ley orgánica de
modificación de la ley de enjuiciamiento criminal para la agilización de la justicia penal, el
fortalecimiento de las garantías procesales y la regulación de las medidas de investigación
tecnológicas, de 5 de diciembre de 2014, se podrán establecer plazos a la instrucción que, una vez
culminados, ocasionarían su conclusión.
12
De aquí que el Anteproyecto de LECRIM de 2011, haya procedido a modular
el régimen de tales acciones. Así, con respecto a la “acción popular” su art.
82.1.d prohíbe su ejercicio por parte de los “partidos políticos y de los
sindicatos”.
Ciertamente, y en lo que respecta al ejercicio de la acción popular por los
partidos políticos, cabe señalar que ha contribuido notablemente al lamentable
fenómeno conocido como la “judicialización de la vida pública”; pero tampoco
cabe desconocer, que, en nuestro país, las asociaciones portadoras de intereses
colectivos o difusos (así, por ej., las asociaciones de vecinos para combatir la
corrupción en el urbanismo) no se caracterizan por el ejercicio de la acción
popular, vacío que han colmado determinados partidos políticos que, aun cuando
lo hagan por razones electorales, su ejercicio ha contribuido, en la práctica
forense, a poner freno a la corrupción política32.
Todavía parece menos justificada la exclusión en el ejercicio de la acción
popular, que realiza el Anteproyecto, de las entidades sindicales, las cuales
debieran estar legitimadas para el ejercicio, al menos, de la acción penal, en su
calidad de acusadores particulares (en tanto que portadores de intereses
colectivos), en los procesos instaurados por la comisión de delitos contra los
derechos de los trabajadores.
b) La acción civil.

También nuestro ordenamiento procesal, que secundó en este extremo al


Código Procesal napoleónico, permite la acumulación de la acción civil al
proceso penal, lo que, por razones de economía, parece muy plausible.
Pero, ante la comisión de delitos masa (caso del síndrome tóxico o del aceite de
colza33, hundimiento de la presa de TOUS 34, caso de la explosión pirotécnica en
el PRICA de Alicante35, etc.,) suelen los perjudicados, antes de acudir a otras vías
procesales (civiles o contencioso administrativas por funcionamiento anormal de
los servicios públicos), ejercitar la acción penal con el único objeto de imputar a
un funcionario y poder dirigir la acción civil contra el Estado en su calidad de
responsable civil subsidiario. El resultado de todo ello es que la instrucción se
eterniza, el juicio oral puede prolongarse indefinidamente ante la multiplicidad
de acusaciones particulares y la sentencia, en muchos casos, deviene absolutoria.
Por ello, sería conveniente, en la línea establecida por el art. 22.2 del
Anteproyecto, establecer una reserva obligatoria de la acción civil en el supuesto
de comisión de delitos masa con una ingente pluralidad de perjudicados. En tales
32
Piénsese, a título de ejemplo, la querella interpuesta por el PSPV contra CAMS o la de UPyD contra
Bankia.
33
Iniciado el año 1981 el proceso penal, tras un dilatado juicio oral, finalizó el 23 de Abril de 1992;
pero la responsabilidad civil del Estado se declaró el 26 de noviembre de 1997.
34
El hundimiento de la presa de Tous sucedió el 20 de octubre de 1982 y la Sentencia del T.S.,
confirmatoria de la absolutoria de los ingenieros acusados se dictó el 16 de abril de 1997.
35
Iniciado en Agosto de 1989 el juicio oral se celebró el 7 de junio de 1994 con una sentencia
absolutoria del Guardia civil del puesto de la población de San Vicente a quien la acusación particular le
atribuía una “culpa in vigilando” por no haber impedido (¡) que los cohetes hubieran sido adquiridos en
una pirotecnia establecida en dicha ciudad.
13
casos, establece el mencionado precepto que “se ejercitarán siempre ante el
tribunal del orden jurisdiccional civil o contencioso administrativo competente
las pretensiones civiles relativas a intereses difusos, colectivos y de grupo
contemplados en el art. 11 LEC”.
c) La multiplicidad de acusados.

Paradigmático resulta, a este respecto, el caso MALAYA, proceso que, iniciado


en noviembre de 2005, su juicio oral empezó, con noventa y cinco acusados, el
27 de septiembre de 2010 y acabó el 30 de julio de 2012, se dictó la sentencia un
año después, el 4 de octubre de 2013 y todavía (en el momento en el que se
escriben estas páginas) se encuentra pendiente de resolución sus múltiples
recursos de casación.
La instauración de un juicio oral contra 95 imputados o de 265 imputados 36 en
el caso de los ERE (a fecha 10 de febrero de 2015), el cual debe transcurrir, a ser
posible, en una sola audiencia (cfr.: arts. 744 y 749), constituye un desatino
procesal. El transcurso de tal dilatado periodo en la realización del juicio oral
(casi dos años) ocasiona que los efectos favorables de la inmediación, las
impresiones y recuerdos, se borren de la mente del tribunal, quien, para una
adecuada valoración de la prueba, ha de dictar sentencia también con inmediatez
temporal.
Por ello, no debiera nunca secundarse esta solución, sino, existiendo elementos
para juzgar a los acusados con independencia, deben formarse las
correspondientes “piezas separadas” (art. 762.6ª LECRIM) y efectuar los
correspondientes juicios orales, aun cuando pudiera peligrar la continencia de la
causa37.
Pero, “de lege ferenda”, sería además conveniente la instauración del principio
de oportunidad, de tal suerte que aquellos acusados que colaboren, mediante la
delación (así, los “whistleblowers”), en el esclarecimiento de los hechos y en
determinar la responsabilidad penal de los principales autores podrían
beneficiarse de una exención de pena o de una conformidad premiada.
d) La multiplicidad de delitos.

También el tratamiento procesal vigente de la comisión, por una trama


organizada, de una multiplicidad de delitos relacionados con la corrupción en
distintas demarcaciones de diversos T.S.J., puede erigirse un factor de dilación.
Éste es el supuesto del caso GURTEL, que, iniciado en febrero de 2009 y con
ramificaciones en las Comunidades de Madrid, Valencia y Galicia, todavía está
pendiente de señalamiento para su juicio oral, si bien (todo hay que decirlo) a
uno de sus instructores, el célebre Juez Garzón, ya se le ha condenado.
36
Según Europa Press, de 10 de febrero de 2015.
37
La nueva redacción del art. 17 LECRIM que propone el Anteproyecto de 5 de diciembre de 2014
intenta obviar el problema permitiendo la “desconexión” de delitos: “Los delitos conexos serán
investigados y enjuiciados en la misma causa si no resulta inconveniente por razón de la excesiva
complejidad o dilación que pueda derivarse de la acumulación.”

14
En realidad este tipo de delitos debiera ser del conocimiento de la Audiencia
Nacional. Pero, como quiera que resultan, en él, imputadas diversas autoridades
autonómicas con sus consiguientes “aforamientos”, su objeto procesal habrá de
fragmentarse entre distintos procesos penales, que han de transcurrir ante
diversos T.S.J., concretamente los de Madrid, Valencia y Galicia.
Por esta razón, y en tanto no se adopte la solución de derogación de los
aforamientos autonómicos, una vez más, habría que acudir a la urgente
formación de piezas separadas (art. 762.6ª LECRIM), a fin de agilizar la
tramitación de los diversos procesos penales ante los correspondientes T.S.J.
Asimismo, sería conveniente la instauración del principio de oportunidad para los
acusados por delitos-bagatela, tal y como se ha expuesto supra. III.2.C.c.

D) Revisión de la tesis de la “nulidad de actuaciones” en las intervenciones


telefónicas.

La instrucción del caso GURTEL38, en Madrid, y el BRUGAL 39, en Alicante,


ha puesto además de relieve otro factor de retardo utilizado por las defensas, cual
es el de suscitar, en su seno, incidentes de nulidad de actuaciones como
consecuencia de la adopción de escuchas telefónicas supuestamente ilegales.
Así, en el primero de los anunciados supuestos, el ATSJ de Madrid 28/2010, 25
de marzo40, declaró la ilegalidad de las escuchas, ordenadas por el juez Garzón,
de los Abogados con sus clientes sometidos a prisión provisional.
Dicha doctrina, ello no obstante, debiera corregirse, si se repara en que la
misión de la instrucción no consiste en la declaración de la ilegalidad de los
medios de prueba, sino la determinación del hecho punible y la responsabilidad
de su autor. El Juez de instrucción podrá dictar un auto de sobreseimiento en los
supuestos en los que la LECRIM le autoriza, pero lo que no se le debiera
autorizar es efectuar declaraciones sobre la ilicitud de las pruebas. Es ésta una
competencia del órgano jurisdiccional decisor, quien, bien en la comparecencia
previa, bien en la Sentencia podrá declarar la inconstitucionalidad de tales
pruebas, así como la extensión de sus efectos.

38
Así, en el caso Gurtel las escuchas ordenadas por el Juez Garzón fueron anuladas por el ATSJ de
Madrid 28/2010, de 25 de marzo.
39
En el caso Brugal, indiciado en 2006 por el Juzgado de Orihuela por los delitos de cohecho,
extorsión y tráfico de influencias algunas defensas suscitaron la nulidad de las escuchas telefónicas por
falta de competencia del Juzgado de Orihuela que las adoptó. El Magistrado instructor del T.S.J, mediante
Auto de 14 de noviembre de 2012, no atendió dicha petición, estando pendiente, en el momento en que se
redacta este trabajo, de la resolución de su apelación.
40
La cual constituye un auténtico galimatías jurídico, pues, después de declarar la ilicitud de las
intervenciones telefónicas (F.J. 8) y de autorizar al instructor a declarar la consiguiente nulidad de
actuaciones (“En el momento procesal que corresponda, deberá el Magistrado Instructor, de oficio o a
instancia de parte, por la vía del artículo 240.2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial declarar, en su
caso, la nulidad de las actuaciones que se deriven de las intervenciones aquí anuladas..”), reconoce al
tribunal sentenciador la facultad de decidir acerca de su validez y extensión de sus efectos (“ Y deberá
preservarse, en todo caso, que sea finalmente el órgano sentenciador el que se pronuncie de forma
definitiva, en su caso, sobre la validez o invalidez de las intervenciones acordadas y de las pruebas
derivadas de ellas.”).
15
Por esta razón, la jurisprudencia del T.C. nunca ha sustentado, con fundamento
en el art. 11.1 LOPJ, la doctrina de la “prueba ilícita” o de la “prueba nula” 41,
sino la tesis germana (“Beweiswürdigungsverbohten”) de la prohibición de
valoración de las pruebas obtenidas con vulneración de los derechos
fundamentales. Y es que las infracciones de la Constitución en materia
probatoria, lo que ha de ocasionar es una jurisprudencia sobre las reglas de
exclusión de valoración de la prueba prohibida42 y no la importación, en la
instrucción, de la doctrina de la nulidad de los actos procesales de los arts. 238 y
s.s. LOPJ, la cual se erigiría en fuente de dilaciones indebidas, desvirtuaría la
función del instructor y sustraería la competencia del órgano decisor sobre la
valoración de la prueba y la extensión de sus efectos.
No se nos oculta, sin embargo, que la exasperada lentitud de nuestra justicia
penal y la pervivencia todavía de jueces inquisidores, tal y como certeramente ha
denunciado el Profesor ASENCIO 43, han llevado a la jurisprudencia a admitir
excepcionalmente la nulidad de diligencias instructoras practicadas con flagrante
y grosera infracción del art. 28.3 C.E. 44, circunstancias, todas ellas, que abonan
por no asumir maximalistamente ninguna de las dos tesis enunciadas hasta tanto
no se produzca la anhelada reforma de nuestra justicia penal que dote de
celeridad a nuestro proceso penal, en cuyo caso la ilicitud de este tipo de actos
instructorios podría ser conferido al Juez de Garantías (cfr. art. 13.4 Anteproyecto
CPP).

E) Instauración de la suspensión en el cargo u oficio del corrupto tras su


imputación judicial e incapacidad para los cargos públicos.

Otro de los factores que inciden en la pérdida de confianza de los ciudadanos


en la imparcialidad de la justicia reside en la circunstancia de que autoridades
locales o autonómicas imputadas judicialmente por delitos de corrupción
permanecen indefinidamente en el ejercicio de sus cargos, previa la justificación,
por los partidos políticos a los que pertenecen, de la vigencia de la presunción de
inocencia.
Pero dicha presunción constitucional, si bien debiera reclamarse ante todos los
supuestos de imputación de parte que puede resultar infundada (como

41
Con la única excepción del “obiter dicta” sustentado por la STC 50/2000 (Ponente DE
MENDIZÁBAL).
42
Cfr. STC 28/2002 F.J. 3: “…la prohibición de valoración de la prueba nula y de la de ella derivada
es una regla de exclusión probatoria, orientada a garantizar un proceso justo”.
43
Véase la polémica suscitada al respecto con mi discípulo, ASENCIO, “La exclusión de la prueba
ilícita en la fase de instrucción como expresión de garantía de los derechos fundamentales”, La Ley, de
25 de enero de 2013, “Otra vez sobre la exclusión de las pruebas ilícitas en fase de instrucción penal
(Respuesta al Prof. Gimeno Sendra)”…
44
Pudiéndose citar a este respecto, las SSTS 2216/2011, de 5 de diciembre, (caso “Ballena Blanca) y
301/2013, de 18/04/2013; los ATSJ de Granada, de 18 Sep. 2007 y de Madrid, de 25 marzo 2010; las
SSAN 27/2014, de 7 de noviembre de 2014 y Alicante, Sección 1ª, 263/2014 de 14 de mayo; los AAAP
de Cádiz, 237/2006 de 9 noviembre, Madrid, Sección 30ª, de 19 Jun. 2013 y Sección 1ª, de 30 de enero de
2012, y la Circular 1/2013 de la Fiscalía General del Estado.

16
consecuencia del fenómeno de la “judicialización de la vida pública”), no debiera
resultar de aplicación cuando, tras años de instrucción, el Juez de instrucción
dicta un auto judicial de imputación. En tal supuesto, de permanecer en el
ejercicio de su cargo el político presuntamente corrupto, se ocasionaría un daño
irreparable a la institución en la que ejerce su oficio, a la vez que ocasionaría un
desprestigio en la autoridad e imparcialidad de los tribunales de justicia.
Por ello, tal y como anunció el entonces Ministro de Justicia, Sr. Gallardón, en
su comparecencia ante las Cortes Generales, celebrada el día 17 de abril de 2013,
debiera procederse a la reforma del art. 384 bis LECRIM, que contempla la
posibilidad de suspensión del cargo u oficio del imputado, como efecto de su
procesamiento, pero circunscrita a los supuestos de terrorismo, de tal suerte que,
en nuestro caso, habrá que estar a lo dispuesto en la legislación especial o a la
decisión de su partido político. De aquí la conveniencia de extender sus efectos y
permitir al Juez de instrucción competente o, al menos, al Magistrado instructor
del T.S.J., dictar una resolución provisional que, como consecuencia de su
imputación judicial y a fin de evitar su reiteración delictiva y el desprestigio de la
entidad que representa o de la que forma parte, apartara de su cargo al político
supuestamente corrupto.45
Así mismo, como efecto de su imputación judicial y previa reforma de la Ley
Orgánica electoral46 debiera establecerse, como causa de inegibilidad, la de que
ningún imputado por delitos de corrupción pudiera figurar en las listas electorales
autonómicas.
F) Adopción de la totalidad de medidas cautelares civiles, instauración de la
obligación del imputado de exhibición de su patrimonio al Juez de
Instrucción y levantamiento del velo de las personas jurídicas interpuestas.

Finalmente, frente a la vetusta regulación de las medidas cautelares reales que


realiza nuestra LECRIM (la cual tan sólo contempla las fianzas y embargos) se
hace necesario que el Juez de instrucción pueda adoptar la totalidad de las
medidas cautelares previstas en la LEC, incluido el comiso de las ganancias
obtenidas por el corrupto47. Para posibilitarlo, sería conveniente establecer la
resolución provisional de obligación de exhibición del patrimonio 48 del imputado

45
Otra solución consistiría, tal y como preconiza el Proyecto de L.O. de control de los partidos
políticos, en suspender automáticamente de militancia al político objeto de apertura de un juicio oral en el
que se solicite la pena de inhabilitación.
46
Concretamente del art. 6.2 o del 177.2 de la L.O. 5/1985, del Régimen Electoral General.
47
La medida de comiso tan sólo está expresamente prevista por delitos dolosos o contra imputados
pertenecientes a organizaciones criminales (arts. 367 septies LECRIM, 127 C.P.).
Ello no impide, sin embargo, que, en la práctica forense, a la hora de adoptar el decomiso como
medida cautelar en otra clase de delitos, de entre los que se encuentran los de corrupción, suelen los
Jueces de instrucción invocar el art. 367 bis en relación con el art. 334 LECRIM, habida cuenta además
que el art. 301 C.P. contempla, como delito de blanqueo de capitales, la mera tenencia o transmisión de
bienes que tengan “su origen en una actividad delictiva”.
48
La LEC únicamente contempla dicha obligación en el caso del ejecutado (art. 589 LEC). Pero, a fin
de posibilitar la adopción de medidas cautelares, debiera extenderse también a la fase declarativa civil y a
la instrucción penal.
17
y de sus sociedades interpuestas49, a las que habría que posibilitar el
“levantamiento del velo”, tal y como reconoce la jurisprudencia de la Sala de lo
Penal del T.S.50.

V. CONCLUSIONES.

De lo expuesto se infieren las siguientes conclusiones de reforma legislativa o


de modificación de la jurisprudencia de nuestros más altos tribunales:
1. Debieran incrementarse notablemente las partidas presupuestarias
dedicadas al Poder Judicial y a la F.G.E., así como fortalecer el
autogobierno de la magistratura mediante la concesión al C.G.P.J. de
competencia sobre los Secretarios judiciales y personal colaborador no
transferido.
2. Habría que incrementar el catálogo de prohibiciones contenido en la L.O.
8/2007 sobre financiación de partidos políticos y dotar de una mayor
agilidad y eficacia al Tribunal de Cuentas en su labor fiscalizadora.
3. Debieran derogarse los aforamientos autonómicos o revisar la doctrina del
T.C. en el sentido de circunscribirlos a los delitos cometidos durante y con
ocasión del ejercicio de su cargo.
4. Al igual que lo establecido en el parágrafo 123 de la VwGO alemana, se le
debiera conceder a los tribunales, en los supuestos de inercia
administrativa, la posibilidad de dictar licencias de urbanismo, así como
poder adoptar la totalidad de medidas cautelares de la LEC, incluidas las
órdenes de cesación, la suspensión de la obra nueva y la orden judicial de
demolición de lo mal hecho.
5. En la línea de la STC 166/1998, de 15 de julio, debiera revisarse el
privilegio de la inembargabilidad de los bienes del erario público.
6. El privilegio de la exención de responsabilidad penal de las personas
jurídico públicas contenido en el art. 31 bis.5 del C.P. no debiera alcanzar a
las “sociedades mercantiles estatales”.
7. Debiera el legislador sustraer del ámbito del actual Jurado la totalidad de
los delitos de corrupción política, cuales son los contemplados en las letras
“f” a “k” del art.1.2 de la L.O. 5/195.
8. Debiera convertirse en Ley el Anteproyecto de Código Procesal Penal y
conferir al M.F. la dirección de la investigación sumarial. No debiera, sin
embargo, aprobarse la prohibición, contenida en su art. 82.1.d, de ejercicio
de la acción penal popular por partidos políticos y sindicatos. Por el
contrario, resulta plausible la reserva obligatoria de la acción civil que su
art. 22.2 efectúa en los procesos penales con intereses difusos o colectivos.

49
QUIJANO GONZÁLEZ, Corrupción urbanística: una perspectiva desde el Derecho Mercantil, en
“El estado de Derecho..”, cit., p. 144.
50
Cfr. SSTS 952/2006, de 10 de octubre, 986/2005, de 21 de julio, 867/202, de 29 de julio, 274/1996,
de 25 de mayo.., citadas por GRANADOS, Análisis jurisprudencial de la responsabilidad de las
personas jurídicas en el ámbito penal, en “Responsabilidad penal de las personas jurídicas..”, cit.,
p.p.153-156.
18
9. En el supuesto de macro procesos con un número considerable de
imputados, debieran formarse piezas separadas e instaurar un
sobreseimiento por razones de oportunidad para aquéllos que, mediante su
delación, contribuyan a la condena de los autores principales.
10. Debieran nuestros tribunales, salvo supuestos flagrantes de violación del
art. 18.3 C.E., rechazar la aplicación en el proceso penal de la doctrina de
la “prueba ilícita” y, con ella, las peticiones de nulidad de escuchas
telefónicas en sede de la instrucción
11. Debiera ampliarse el contenido del art. 384 bis LECRIM en el sentido de
que el Juez de instrucción, tras su imputación, pueda suspender en su cargo
u oficio al político supuestamente corrupto. Asimismo debiera reformarse
la LOREG y establecer la prohibición de que ningún imputado por la
Autoridad judicial pueda formar parte de las listas electorales.
12. Debiera instaurarse la obligación del imputado de exhibición de su
patrimonio, autorizar expresamente al Juez de instrucción la adopción de la
totalidad de las medidas cautelares civiles y consagrar la doctrina
jurisprudencial del levantamiento del velo de las personas jurídicas
interpuestas a fin de poder decomisar las ganancias procedentes del delito.

ANEXO:
PROYECTO DE LEY ORGÁNICA DE CONTROL DE LA ACTIVIDAD
ECONÓMICO-FINANCIERA DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS POR LA QUE
SE MODIFICAN LA LEY ORGÁNICA 8/2007, DE 4 DE JULIO, SOBRE
FINANCIACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS, LA LEY ORGÁNICA
6/2002, DE 27 DE JUNIO, DE PARTIDOS POLÍTICOS Y LA LEY
ORGÁNICA 2/1982, DE 12 DE MAYO, DEL TRIBUNAL DE CUENTAS

Artículo primero. Modificación de la Ley Orgánica 8/2007, de 4 de julio, sobre


financiación de los partidos políticos.

La Ley Orgánica 8/2007, de 4 de julio, sobre financiación de los partidos


políticos, queda modificada como sigue:

Tres. Se añade título y se da una nueva redacción al artículo 4:

"Artículo 4. Aportaciones, donaciones, operaciones asimiladas y acuerdos sobre


condiciones de deuda.

Uno. Aportaciones de sus afiliados.

Los partidos políticos podrán recibir de acuerdo con sus estatutos, cuotas y
aportaciones de sus afiliados y adheridos.

Dos. Donaciones privadas a partidos políticos.

19
a) Los partidos políticos podrán recibir donaciones no finalistas, nominativas, en
dinero o en especie, procedentes de personas físicas, dentro de los límites y de
acuerdo con los requisitos y condiciones establecidas en esta Ley.

Las donaciones recibidas conforme a lo dispuesto en esta Ley, que tendrán


carácter irrevocable, deberán destinarse a la realización de las actividades propias
de la entidad donataria.

Los partidos políticos no podrán aceptar o recibir, directa o indirectamente,


donaciones de personas físicas que, en ejercicio de una actividad económica o
profesional, sean parte de un contrato vigente de los previstos en la legislación de
contratos del sector público.

Tres. Operaciones asimiladas.

Los partidos políticos no podrán aceptar que, directa o indirectamente, terceras


personas asuman de forma efectiva el coste de sus adquisiciones de bienes, obras
o servicios o de cualesquiera otros gastos que genere su actividad.

Cuatro. Acuerdos sobre condiciones de deuda.

Los partidos políticos podrán llegar a acuerdos respecto de las condiciones de la


deuda que mantengan con entidades de crédito de conformidad con el
ordenamiento jurídico. De tales acuerdos, y en especial, de los que supongan la
cancelación de garantías reales, se dará cuenta al Tribunal de Cuentas y al Banco
de España.

Las entidades de crédito no podrán efectuar condonaciones totales o parciales de


deuda a los partidos políticos. A estos efectos se entiende por condonación la
cancelación total o parcial del principal del crédito o de los intereses vencidos o
la renegociación del tipo de interés por debajo de los aplicados en condiciones de
mercado."

Cuatro. Se da una nueva redacción al artículo 5:

"Artículo 5. Límites a las donaciones privadas.

Uno. Los partidos políticos no podrán aceptar o recibir directa o indirectamente:

a) Donaciones anónimas, finalistas o revocables.

b) Donaciones procedentes de una misma persona superiores a 100.000 euros


anuales.

20
c) Donaciones procedentes de personas jurídicas y de entes sin personalidad
jurídica.

Se exceptúan del límite previsto en la letra b) las donaciones en especie de bienes


inmuebles, siempre que se cumplan los requisitos establecidos en la letra e) del
apartado dos del artículo 4.

Dos. Todas las donaciones superiores a 50.000 euros y en todo caso, las
donaciones de bienes inmuebles, deberán ser objeto de notificación al Tribunal de
Cuentas por el partido político en el plazo de tres meses desde su aceptación."

Artículo 14 bis. Responsable de la gestión económico-financiera.

Uno. El responsable de la gestión económico-financiera del partido político será


designado en la forma que determinen los estatutos entre personas con
acreditados conocimientos y experiencia profesional en el ámbito económico y
en las que concurra la condición de honorabilidad.

Dos. Se considera que no concurre la honorabilidad en quienes hayan sido:

a) Condenados por sentencia firme a pena privativa de libertad, hasta que se haya
cumplido la condena.

b) Condenados por sentencia firme por la comisión de delitos de falsedad; contra


la libertad; contra el patrimonio y orden socioeconómico, contra la Hacienda
Pública y la Seguridad Social, contra los derechos de los trabajadores, la
Administración Pública, la Constitución, las instituciones del Estado, la
Administración de Justicia, la Comunidad Internacional; de traición y contra la
paz o la independencia del Estado y relativos a la defensa nacional; y contra el
orden público, en especial, el terrorismo, hasta que los antecedentes penales
hayan sido cancelados.

c) Los inhabilitados conforme a la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal


mientras no haya concluido el período de inhabilitación fijado en la sentencia de
calificación del concurso.

No podrán ser responsables de la gestión económico-financiera de un partido


político los funcionarios en activo al servicio de la Administración Pública y las
demás personas afectadas por una incompatibilidad legal.

Tres. El responsable de la gestión económico-financiera responderá de la


regularidad contable de la actividad reflejada en las cuentas anuales. Esta
responsabilidad es independiente de aquella en la que hubieran incurrido quienes
adoptaran las resoluciones o realizaran los actos reflejados en las cuentas.

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Artículo segundo. Modificación de la Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de
Partidos Políticos.

La Ley Orgánica 6/2002, de 27 de junio, de Partidos Políticos, queda modificada


como sigue:

Tres. Se añade un nuevo artículo 9 bis:

"Artículo 9 bis. Prevención y supervisión.

Los partidos políticos deberán adoptar en sus normas internas un sistema de


prevención de conductas contrarias al ordenamiento jurídico y de supervisión, a
los efectos previstos en el artículo 31.bis del Código Penal."

22

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