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UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA DE MEDICINA

CÁTEDRA DE TRAUMATOLOGÍA

DOCENTE:

Dr. PEDRO MIGUEL GARCÍA LABRADA

REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
FRACTURA DE ESCAFOIDES CARPIANO
FRACTURA DE PRIMER METACARPIANO
FRACTURA DE QUINTO METACARPIANO
FRACTURA DE FALANGE

RESPONSABLE:

ESTÉFANO ANTONIO PEÑAHERRERA JÁTIVA

DÉCIMO NIVEL
PARALELO: “C”

PERIODO:
ABRIL 2019 – SEPTIEMBRE 2019
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
FRACTURA DE ESCAFOIDES CARPIANO
El escafoides es uno de los huesos pequeños de la muñeca. Es el hueso de la muñeca
con más probabilidad de romperse.

El escafoides está ubicado en el lado de la muñeca que corresponde al dedo pulgar


en el área donde la muñeca se flexiona.

Puede identificarse más fácilmente cuando el pulgar se sostiene en la posición de


“hacer dedo” para pedir un aventón. El escafoides está en la base de la depresión
que forman los tendones del pulgar, en la base del pulgar, justo arriba del hueso
radio. El dolor o sensibilidad a la palpación en esta área puede ser un signo de
escafoides lesionado.

La fractura de escafoides es la más frecuente de las fracturas de los huesos del carpo
y la segunda más frecuente en la extremidad superior después de las fracturas de
epífisis distal del radio.

Aproximadamente el 80% de las fracturas del escafoides se produce en varones con


una mayor incidencia en la franja de edad entre 20 y 30 años. En la literatura se
estima que de todas estas fracturas las que afectan al polo proximal del escafoides
son entre un 10-20%.

Entre el 13% y hasta la mitad de las lesiones a nivel del polo proximal evolucionarán
a una pseudoartrosis o necrosis.

MECANISMO DE LESIÓN
Diversos autores han estudiado en qué circunstancias se produce una fractura de
escafoides. Parece probado que el mecanismo principal se produce cuando aparece
una carga axial con la muñeca en extensión dorsal y desviación radial.

Frykman, en un estudio en cadáveres, observó cómo según el grado de flexión dorsal


de la muñeca en el momento del impacto la fractura se producía a nivel de
antebrazo o a nivel carpal.

Cuánto mayor flexión dorsal, más distal se producía la fractura. De este modo, con
flexiones mayores a 90º la fractura siempre se producía a nivel del carpo. También
observó cómo era más probable la aparición de la fractura a nivel del escafoides si
añadía cierto grado de desviación radial.

Por otro lado, Weber y Chao también estudiaron la relevancia del punto de impacto.
Si el punto de contusión se producía en la mitad radial de la palma, en una muñeca
en extensión dorsal y desviación radial, se reproducía una fractura de escafoides.

ANATOMÍA Y VASCULARIZACIÓN
El escafoides carpiano es un hueso recubierto casi en su totalidad (80%) por cartílago
articular. De hecho, se articula con el radio, semilunar, hueso grande, trapecio y
trapezoide, sirviendo de nexo mecánico entre la primera y la segunda hileras del
carpo, estando constantemente sujeto a fuerzas de compresión y cizallamiento. Sin
embargo, esta circunstancia también limita sus inserciones ligamentarias y su aporte
vascular.

Heinzelmann describió, usando TAC, como en el polo proximal se encuentra un


hueso trabecular más denso y grueso. Este sería otro factor a tener en cuenta para
entender por qué la mayoría de las fracturas se producen a nivel de la cintura
escafoidea.

Gelberman y Menon estudiaron la especial vascularización del escafoides mediante


inyección en un grupo de 15 cadáveres. Constataron que el aporte vascular principal
del escafoides proviene de la arteria radial. Describieron dos grupos vasculares: uno
que penetra en el escafoides por su cresta dorsal. El 70-80% del aporte sanguíneo
que llega al polo proximal lo hace a través de este aporte dorsal.

El otro aporte llega al escafoides por su cara volar, pero se limita a irrigar la región
del tubérculo del escafoides.

Esta especial distribución de la vascularización condiciona que al producirse una


línea de fractura a nivel de la cintura o muy particularmente a nivel del polo
proximal, se interrumpa el aporte sanguíneo y a consecuencia de ello haya una
incidencia tan elevada 13-50% de evolución a pseudoartrosis y necrosis avascular.

Las fracturas a nivel del polo proximal se consideran inestables por definición, ya
que el polo proximal tan solo presenta inserción del ligamento profundo
radioescafolunar. También hay que tener en cuenta que el polo proximal es una
superficie de cartílago hialino articular y que la introducción de líquido sinovial a
nivel del foco de fractura también podría dificultar la consolidación.

SÍNTOMATOLOGÍA
Las fracturas de escafoides generalmente causan dolor e inflamación en la base del
pulgar. El dolor podría ser severo cuando se mueve el pulgar o muñeca, o cuando se
trata de asir alguna cosa.
A menos que la muñeca esté deformada, puede que no sea obvio que el escafoides
está fracturado. En algunos casos, el dolor no es severo y podría confundirse con un
esguince.

Cualquier dolor en la muñeca que no se val al cabo de un día de la lesión podría ser
un signo de fractura. Una muñeca “esguinzada” simple es muy rara y es importante
ver a un médico si el dolor persiste.

EXÁMENES Y ESTUDIOS
La sospecha de hallarse frente a una fractura de escafoides es eminentemente
clínica. El paciente suele acudir con un mecanismo lesional compatible con dolor y
edema a nivel de la tabaquera anatómica. Pero esta sospecha requiere siempre una
confirmación radiológica.

Clásicamente se solicitan una proyección en PA, un perfil y una proyección de Sneck,


con el puño cerrad, que deja una inclinación de 20º respecto a la placa de Rx, más
desviación cubital de la muñeca. Esta última proyección nos permite valorar el
escafoides en todo su eje longitudinal. En diversas proyecciones deberemos valorar
tanto la continuidad de las corticales del escafoides como su relación respecto al
resto de huesos del carpo. Si ésta se hallase alterada deberíamos sospechar fractura
o lesión ligamentaria.

Clásicamente se recomienda un proceso de inmovilización y revalorar el estudio


radiológico simple a entre 1 y 3 semanas después. Durante este período se considera
que en el caso de existir una fractura la resorción inicial de los bordes de la misma la
haría más evidente en el nuevo estudio. Se ha propuesto la gammagrafía como
técnica de imagen resolutiva.

La gammagrafía sin captación a las 48h descarta la presencia de una fractura. Pero
una gammagrafía positiva puede deberse a una lesión ósea o ligamentaria.
CLASIFICACIÓN
Existen diversos sistemas de clasificación para las fracturas del escafoides que
evalúan la localización, la severidad, la estabilidad de los fragmentos, el estado de
consolidación y el intervalo de tiempo desde la lesión hasta el diagnóstico. Las
fracturas agudas son aquéllas en las que el diagnóstico se hace antes de 3 semanas,
con retraso de consolidación de 4 a 6 meses y Pseudoartrosis con más de 6 meses.

CLASIFICACIÓN DE RÜSSE
Divide al escafoides en tres partes para describir la localización de la fractura: tercio
proximal, medio y distal. Las fracturas del tercio medio se subdividen de acuerdo a
la orientación de la línea de fractura con relación al eje longitudinal del hueso. Se
reconoce que las fuerzas de cizallamiento tienden a desplazar aquellas fracturas
cuyo plano de orientación sea vertical, mientras que las fracturas transversas y las
oblicuas horizontales están bajo fuerzas compresivas mayores y es menos frecuente
que se desplacen.

CLASIFICACIÓN POR TIEMPO Y TRAZO DE FRACTURA DE LA CLÍNICA MAYO


Por el tiempo de evolución las fracturas pueden clasificarse en:

• Aguda < 4 semanas


• Diagnóstico retardado > 4 semanas

• Pseudoartrosis 4-6 meses

CLASIFICACIÓN DE WEBER (PRINCIPIO DE DESPLAZAMIENTO)


Weber clasifica las fracturas de escafoides en tres grupos que definen mejor el
pronóstico para la consolidación: fracturas no desplazadas, fracturas anguladas y
fracturas desplazadas. Esta clasificación está basada en el principio de que el
desplazamiento de la fractura está relacionado con el grado de lesión de los tejidos
blandos y que el potencial de cicatrización de la fractura dependerá de su irrigación
sanguínea. La fractura no desplazada es el producto de un movimiento de flexión
puro a través de la cintura del escafoides y no está asociada con ruptura de los
ligamentos interóseos ni extrínsecos. Cuando aumenta la energía del mecanismo de
lesión se rompe el ligamento dorsal intercarpal con o sin fractura conminuta de la
cintura, lo que produce una angulación dorsal de los fragmentos y/ o dorsal del
hueso semilunar (DISI). Con la ruptura completa de las inserciones de los ligamentos
extrínsecos y/o interóseos, el desplazamiento es completo. Existe una relación bien
determinada entre la inestabilidad segmentaria intercalar dorsal (DISI) y el
desplazamiento de los fragmentos del escafoides

Los tejidos blandos que se insertan en el escafoides están:

• En la cresta dorsal y palmar que se localizan en la cintura. • En el polo proximal a


nivel de la inserción de los ligamentos interóseos y radioescafo-semilunar. • La
tuberosidad palmar distal.

Fractura de escafoides:

a) No desplazada

• Ocasionada por fuerza de flexión en el polo distal en dirección radial y dorsal. • No


hay lesión ligamentaria • Radiográficamente la desviación cubital o tracción revelan
mínima apertura de la línea de fractura (< de 1 mm). • Habitualmente el diagnóstico
se hace hasta que hay absorción del sitio fracturado.

b) Angulada

• Una de las inserciones ligamentarias en el área de la cintura se rompe produciendo


angulación de la fractura. • Apertura > de 1 mm. • Se observa rotación anormal del
semilunar habitualmente por inestabilidad segmentaria intercalar dorsal (DISI).

c) Desplazada

• Los ligamentos están rotos dorsal y palmar en las crestas, desplazando los
fragmentos. • En la proyección AP se observa un escalón entre los fragmentos en la
superficie del hueso grande.
CLASIFICACIÓN DE PROSSER, BRENKEL, IRVINE
Esta clasificación está diseñada para ubicar las fracturas distales intraarticulares.

 Tipo I: Fractura de la tuberosidad.


 Tipo IIA: Mitad radial del escafoides distal.
o IIB: Mitad cubital del escafoides distal.
o IIC: Superficie articular radial y cubital del escafoides distal.
 Tipo III: Fractura osteocondral del borde distal del escafoides en el borde del
hueso grande.

TRATAMIENTO
FRACTURAS NO DESPLAZADAS
Inmovilizar con yeso braquiodigital (pulgar), debido a que las fuerzas de stress y
cizallamiento se ejercen en el escafoides durante la pronación y la supinación a
través de los ligamentos radiocarpianos.

Considerar la ubicación el trazo de fractura. Mientras más proximal sea el trazo,


mayor será el periodo de inmovilización, mayor el número de retardo de
consolidación y pseudoatrosis.

Las fracturas del tercio distal consolidan en 8 semanas, las del tercio medio en 8 a 12
semanas y las del tercio proximal de 20 a 23 semanas. El yeso braquiodigital debe
mantenerse por 6 semanas y luego cambiar a uno antebraquiopalmar.

TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Las fracturas desplazadas o anguladas suelen ser inestables o pueden estar asociadas
a luxaciones perilunares del carpo (100% de necrosis avascular).
Abordaje volar
Se recomienda para las fracturas de la cintura y tercio distal. Entre sus ventajas
destacan una excelente visualización y una menor probabilidad de lesionar la
vascularización del escafoides. Los inconvenientes son una cicatriz capsular que
puede disminuir la extensión de la muñeca, mayor riesgo de inestabilidad del carpo y
posibilidad secundaria a la introducción del tornillo.

Abordaje dorsorradial
Indicado en fracturas del polo proximal, permitiendo una mejor fijación, y además
puede visualizarse el ligamento escafolunar y repararse si fuera necesario. Conserva
además los importantes ligamentos extrínsecos volares.

Percutáneo
Indicado para fracturas agudas no desplazadas o mínimamente desplazadas. Puede
utilizarse tanto una vía dorsal o volar. Debe valorarse como primera opción de
tratamiento en deportistas de élite o pacientes con alta demanda funcional.

Las osteosíntesis usadas son: tornillo sin cabeza de doble rosca o los cónicos Acutrak,
que además de ofrecer una buena osteosíntesis comprensiva pueden hundirse en la
superficie del cartílago articular y no necesitan ser retirados. Se debe usar yeso
corto de 8 a 12 semanas.

FRACTURAS DE METACARPIANOS Y FALANGES


ANATOMÍA
METACARPIANOS
 Presentan una curvatura de concavidad volar.
 Forman los arcos longitudinal y transversal de la mano.
 La articulación carpometacarpiana de los dedos índice y medio es rígida.
 La articulación carpometacarpiana del anular y del meñique es móvil.
 En las diáfisis de los metacarpianos se originan los músculos interóseos, tres
palmares y cuatro dorsales, que flexionan las articulaciones
metacarpofalángicas.
 Cuando se produce una fractura de los metacarpianos, estos músculos
generan fuerzas deformantes que, de forma característica, producen la
flexión distal (formando un ángulo de vértice dorsal).

FALANGES
 Las fracturas de las falanges proximales generalmente presentan una
angulación en extensión (ángulo de vértice volar).
 El fragmento proximal se desvía en flexión por acción de los interóseos y el
fragmento distal se desvía en extensión por acción de la bandeleta central.
 El desplazamiento de las falanges medias es impredecible.
 Las fracturas de las falanges distales suelen ser resultado de aplastamientos
que ocasionan fracturas conminutas del penacho.
MECANISMO DE LESIÓN
La gran variedad de mecanismos de lesión es la causa del amplio espectro de
patrones de lesión de los traumatismos esqueléticos de la mano.

La carga axial sobre el eje del dedo se produce con frecuencia durante la práctica de
deportes con balón, o por un traumatismo por alcance durante las actividades de la
vida diaria, como intentar coger un objeto que acaba de caer. El patrón de lesión
producido por este mecanismo generalmente ocasiona una fractura articular por
cizallamiento o una fractura metafisaria por compresión.

Una carga axial sobre la extremidad superior debe hacer sospechar presencia de
lesiones asociadas en el carpo, el antebrazo, el codo y la cintura escapular.

En general, el mecanismo de lesión en las fracturas diafisarias y las luxaciones


necesita un componente de flexión, que puede producirse durante la práctica de
deportes con balón o cuando la mano queda atrapada por un objeto y no puede
moverse con el resto del brazo.

Un único dedo puede verse atrapado con facilidad en la ropa, un mueble o equipo de
trabajo y sufrir un mecanismo de torsión que da lugar a fracturas espiroídeas o
patrones de luxación más complejos.

En la industria u otros lugares donde se manipulan objetos pesados o mecanismos de


alta energía se producen lesiones por aplastamiento que combinan mecanismos de
flexión, cizallamiento y torsión para producir patrones de lesión esquelética
específicos asociados a lesiones de partes blandas.

DIAGNÓSTICO
EVALUACIÓN CLÍNICA

Anamnesis
Es necesaria una anamnesis detallada, ya que puede condicionar el tratamiento.
Deben evaluarse los siguientes antecedentes.

 Edad.
 Mano dominante.
 Ocupación.
 Enfermedades sistémicas.
 Mecanismo de lesión: aplastamiento, traumatismo directo, torsión,
arrancamiento, laceración, etc.
 Tiempo de evolución (para fracturas expuestas).
 Exposición a contaminantes: granjas, agua salobre, mordeduras humanas o
de animales.
 Tratamiento realizado: lavado, antisépticos, vendajes, torniquetes.
 Cuestiones económicas: incapacidad laboral e indemnizaciones.
Examen físico
Deben evaluarse los siguientes aspectos:

 Viabilidad de los dedos (el relleno capilar debe producirse en menos de 2 s).
 Situación neurológica (documentada mediante el test de discriminación de
dos puntos [lo normal es 6 mm] y evaluación de cada músculo por separado).
 Angulación y deformidad rotacional.
 Rango de movilidad (medido con el goniómetro).

La existencia de una deformidad rotacional en un segmento óseo se pone de


manifiesto por la alineación del segmento distal. Esto es fácil de demostrar cuando
la articulación afectada se flexiona 90°. Comparar la alineación ungueal no es un
método adecuado para evaluar las rotaciones.

Evaluación por imágenes


Será preciso solicitar proyecciones posteroanterior, lateral y oblicua del dedo
afectado o de la mano. Los dedos lesionados se estudian individualmente para que
no se superpongan las zonas de interés.

CLASIFICACIÓN
CLASIFICACIÓN DESCRIPTIVA
 Fractura expuesta versus cerrada (ver más adelante).
 Hueso afectado.
 Localización en el hueso.
 Patrón de fractura: conminuta, transversa, espiroídea, hendidura vertical.
 Presencia o ausencia de desplazamiento.
 Presencia o ausencia de deformidad (rotación y/o angulación).
 Fractura extraarticular versus intraarticular.
 Fractura estable versus inestable.

Fracturas expuestas: clasificación de Swanson, Szabo y Ánderson


 Tipo I: Herida limpia sin gran contaminación ni retraso en el tratamiento y sin
enfermedad sistémica.
 Tipo II: Presencia de uno o más de los siguientes:
o Contaminación, suciedad o restos evidentes, mordeduras humanas o
animales, lesiones en lagos o ríos de aguas templadas, lesiones
agrícolas.
o Retraso en el tratamiento más de 24 h.
o Enfermedad sistémica grave, como diabetes, hipertensión, artritis
reumatoide, hepatitis o asma.
Clasificación de la AO/OTA (Arbeitsgemeinschaft für Osteosynthesefragen
-Asociación para el Estudio de la Osteosíntesis- y Orthopaedic Trauma
Association -Asociación de Trauma Ortopédico-) de las fracturas de los
metacarpianos
TRATAMIENTO
NO QUIRÚRGICO
Indicado en fracturas estables. El dedo se sujeta con tela adhesiva a un dedo
adyacente o se coloca una férula y se repiten las radiografías en 1 semana

QUIRÚRGICO
Indicaciones de tratamiento quirúrgico:

 Fracturas expuestas.
 Fracturas inestables.
 Fracturas irreductibles.
 Fracturas múltiples.
 Fracturas con pérdida ósea.
 Fracturas con lesiones tendíneas

TRATAMIENTO DE TIPOS ESPECÍFICOS DE FRACTURA

Cabeza del metacarpiano


Las fracturas de la cabeza del metacarpiano incluyen:

 Fracturas epifisarias.
 Fracturas por avulsión de los ligamentos colaterales.
 Fracturas oblicuas, verticales y horizontales de la cabeza del metacarpiano.
 Fracturas conminutas.
 Fractura "del boxeador" con extensión articular.
 Fracturas asociadas a pérdida ósea.

La mayoría requieren una reducción anatómica, si es posible, para restablecer la


congruencia articular y minimizar la artrosis postraumática.

Si tras la reducción la fractura es estable, para disminuir la rigidez articular puede


movilizarse en una "posición de protección", consistente en una flexión
metacarpofalángica mayor de 70°.

Las fracturas desplazadas de la cabeza del metacarpiano suelen necesitar reducción


abierta y fijación interna con agujas de Kirschner o tornillos de compresión sin
cabeza. Es fundamental iniciar la movilidad de forma precoz.
A. Los ligamentos colaterales de las articulaciones metacarpofalángicas están
relajados en extensión, permitiendo la movilidad lateral, pero se tensan en flexión
máxima. Esto se debe a la forma característica de la cabeza del metacarpiano.

B. La distancia entre el punto de rotación del metacarpiano y la base de la falange


en extensión es menor que la distancia en flexión, por lo que el ligamento colateral
se tensa en flexión.

Cuello del metacarpiano


Estas fracturas se producen por traumatismos directos que ocasionan una
conminución volar y un ángulo de vértice dorsal. La mayoría pueden reducirse de
forma cerrada, pero la reducción es frecuentemente difícil de mantener.

El grado de deformidad aceptable varía según el metacarpiano afectado:

 Para el segundo y el tercer metacarpianos 10° de angulación.


 Para el cuarto y el quinto metacarpianos menos de 30° a 40° de angulación.

Las fracturas inestables necesitan estabilización quirúrgica, ya sea mediante agujas


percutáneas (que pueden ser intramedulares o transversales sobre el metacarpiano
adyacente) o con una fijación con placa.
Reducción de una fractura de cuello de metacarpiano

Diáfisis del metacarpiano


Las fracturas no desplazadas o mínimamente desplazadas pueden reducirse e
inmovilizarse en posición de protección. Las fracturas de los metacarpianos
centrales (tercero y cuarto) generalmente son más estables debido a la acción de los
ligamentos intermetacarpianos.

Las indicaciones quirúrgicas incluyen la deformidad rotacional, una angulación


dorsal mayor de 10° para el segundo y el tercer metacarpianos y una angulación
mayor de 20° para los metacarpianos cuarto y quinto.

En general, la deformidad rotacional no es aceptable. El límite de deformidad


rotacional tolerable es de 10° (con riesgo de sobreposición del dedo afectado sobre
el dedo adyacente de hasta 2 cm).

Es posible realizar una fijación quirúrgica tras una reducción cerrada mediante
osteosíntesis con agujas intermetacarpiano percutáneo, o tras una reducción abierta
y fijación interna con tornillos interfragmentarios, agujas intramedulares o placas y
tornillos.

Base del metacarpiano en dedos trifalángicos


Las fracturas de la base del metacarpiano de los dedos segundo a quinto pueden
asociarse a luxofracturas carpometacarpianas. Además de una radiografía
anteroposterior, es importante solicitar una proyección lateral verdadera y una
proyección lateral en 30° de pronación. Las fracturas desplazadas necesitan
reducción, cerrada o abierta y fijación interna.

La fractura de Bennett invertida es una luxofractura de la base del quinto


metacarpiano sobre el ganchoso.

El fragmento proximal del metacarpiano se desplaza en dirección proximal debido a


la tracción ejercida por el extensor cubital del carpo.
Esta fractura requiere frecuentemente una intervención quirúrgica consistente en
reducción, cerrada o abierta y fijación interna.

Base del metacarpiano en pulgar

Fracturas extraarticulares
-Suelen ser fracturas transversas u oblicuas. La mayoría pueden tratarse mediante
reducción cerrada e inmovilización con yeso, pero algunas fracturas inestables
necesitan reducción cerrada y osteosíntesis con agujas percutáneas. La articulación
de la base del pulgar es bastante tolerante, por lo que no es esencial la reducción
anatómica de las fracturas anguladas de la diáfisis.

Fracturas intraarticulares
 Tipo I: Fractura de Bennett: el trazo de fractura separa la mayor parte del
metacarpiano dejando un fragmento en cuña volar, lo que ocasiona una
desestructuración de la primera articulación carpometacarpiana; el primer
metacarpiano se desplaza en dirección proximal por acción del músculo
abductor largo del pulgar.

Tipo II: Fractura de Rolando: requiere una mayor energía que la fractura de
Bennett; en la actualidad se usa para describir una fractura de Bennett
conminuta, una fractura en Y o en T, o una fractura con fragmentos palmares
y dorsales.

Las fracturas de la base del primer metacarpiano tanto de tipo I como de tipo II son
inestables y deben tratarse mediante reducción cerrada y osteosíntesis con agujas
percutáneas o reducción abierta y fijación interna.

A. Fractura parcial de Bennett


B. Fractura articular completa de Rolando
Desplazamiento de la fractura de Bennett, determinado principalmente por la
acción del abductor largo del pulgar

Falanges proximal y media

Fracturas extraarticulares
Si están desplazadas o son inestables, requieren reducción, cerrada o abierta y
fijación interna. Las fracturas del tercio proximal de la diáfisis de la falange
proximal generalmente presentan una angulación de vértice volar. Será preciso
realizar una reducción cerrada con fijación interna utilizando una aguja que
atraviese la articulación metacarpofalángica inmovilizándola en flexión.

Las fracturas de la base de la falange media tienden a presentar una angulación de


vértice dorsal, mientras que las fracturas del cuello presentan una angulación de
vértice volar, debido a la tracción del tendón del flexor superficial de los dedos.
Inicialmente se intenta una reducción cerrada ejerciendo tracción del dedo, seguida
de inmovilización con férula.

En las fracturas en que no puede conseguirse una reducción cerrada estable, o ésta
no puede mantenerse, hay que hacer una reducción cerrada con osteosíntesis con
agujas percutáneas o una reducción abierta con fijación interna con implantes de
mini fragmentos.
A. Inserción del tendón flexor superficial en la falange media.
B. Fractura a través del cuello de la falange media, con angulación volar
secundaria.
C. Fractura a través de la base de la falange media, con angulación dorsal
secundaria.

Fracturas intraarticulares
 Fracturas condíleas: simples, bicondíleas, osteocondrales. Requieren una
reducción anatómica; si hay desplazamiento en cualquier grado es necesario
realizar una reducción, cerrada o abierta y fijación interna. Debe
considerarse la fijación percutánea en las fracturas no desplazadas, pues con
frecuencia son inestables y, una vez inmovilizadas con férula o yeso, es difícil
evaluar si conservan o no la reducción.
 Fracturas intraarticulares conminutas: deben tratarse, si es posible,
mediante reconstrucción de la superficie articular. Las fracturas muy
conminutas que no pueden reconstruirse hay que tratarlas de forma cerrada
con movilización precoz protegida. El cirujano debe plantear al paciente la
posibilidad de tener que realizar intervenciones secundarias.

Luxofracturas de la articulación interfalángica proximal

Fractura en cuña volar de la base de la falange media (luxofractura dorsal)


El tratamiento es controversial y depende del porcentaje de superficie articular
fracturado:

 Lesiones por hiperextensión sin luxación con compromiso de menos del 30% al
35% de la superficie articular (no desplazadas): férula de bloqueo dorsal en
20° de flexión y sindactilia mediante tela adhesiva con el dedo adyacente
durante 3 semanas, seguido de una sindactilia con ejercicios activos y activos
asistidos de rango de movilidad.
 Compromiso articular mayor o igual a 40%: generalmente son inestables.
Puede utilizarse un fijador externo dinámico (Suzuki/Slade con agujas de
Kirschner de 1 mm y gomas elásticas). Si los fragmentos necesitan una
reducción adicional, puede hacerse una reducción abierta con fijación
interna. Si la lesión es muy conminuta o se trata de una lesión crónica con
compromiso de la superficie articular del 40% al 50%, es posible realizar una
artroplastia de la placa volar o una reconstrucción de la articulación con un
fragmento osteoarticular del ganchoso. Si el compromiso de la superficie
articular es mayor de 50%, se recomienda realizar una reconstrucción con un
fragmento osteoarticular del ganchoso.

Fractura en cuña dorsal de la base de la falange media (luxofractura volar)


Generalmente es el resultado de una avulsión de la bandeleta central.

 Fracturas con un desplazamiento 1 mm: pueden tratarse de forma cerrada


con una férula, al igual que la lesión de Boutonniere.
 Fracturas con un desplazamiento mayor de 1 mm o con una subluxación volar
de la articulación interfalángica proximal: está indicada la estabilización
quirúrgica de la fractura con reducción, cerrada o abierta y fijación interna.

Fracturas conminutas de la base (fracturas del pilón)


- Suzuki/Slade con agujas de Kirschner de 1 mm y gomas elásticas. Se añade una
reducción abierta y fijación interna si los fragmentos necesitan una reducción
adicional.

Falange distal

Fracturas extraarticulares
Son fracturas transversas, longitudinales y conminutas (es muy habitual la lesión de
la matriz ungueal).

El tratamiento consiste en reducción cerrada e inmovilización con férula. La férula


debe dejar la articulación interfalángica proximal libre, pero para proporcionar una
estabilidad adecuada generalmente debe inmovilizar la articulación interfalángica
distal. Puede optarse por una férula de aluminio acolchado o por una férula de yeso.

En las fracturas de la diáfisis muy desplazadas, está indicada la reducción cerrada


con fijación interna, debido al riesgo de incongruencia en el lecho ungueal que
produciría una falta de adherencia de la uña a su lecho.

Fracturas intraarticulares
Fracturas en cuña dorsal de la base: una fractura en cuña dorsal de la base de la
falange con rotura del mecanismo extensor puede ocasionar un dedo en martillo. De
forma alternativa, un dedo en martillo puede ser resultado de una rotura tendinosa
pura y no ser visible en las radiografías.

El tratamiento continúa siendo controversial: para el dedo en martillo, algunos


autores recomiendan el tratamiento no quirúrgico con una férula de extensión
durante 6 a 8 semanas, incluso para aquellas lesiones con un gran fragmento
articular y subluxación. Otros autores recomiendan la reducción cerrada con fijación
interna en las fracturas dorsales de la base con subluxación. Se han descrito varias
técnicas de osteosíntesis con agujas, pero todas inmovilizan la articulación en
extensión.

Fracturas volares de la base: se asocian a la rotura del tendón flexor profundo de los
dedos ("dedo de jersey", frecuente en los jugadores de fútbol americano y de rugby,
afecta con más frecuencia al dedo anular).
El tratamiento consiste en la reparación primaria, en especial si hay un gran
fragmento óseo desplazado.

Distintos patrones de fractura de la falange distal.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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https://es.slideshare.net/adrianabuelvas2/fracturas-del-escafoides-carpian
o
Fernández Vásquez, J. (2015). Clasificación de las fracturas de escafoides [Ebook].
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