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Popper llego a la conclusión de que muchos científicos creen en la inducción por su

creencia de que las ciencias naturales se basan en el método inductivo, es decir, en


observaciones y experimentos. Pero el físico Max Born demostró que no hay ningún
argumento lógico que lo justifique: LA ACEPTACION DE LA INDUCCION ES UN
PROBLEMA METAFISICO, DE CREENCIA O DE FE. El éxito de la ciencia no
depende de las reglas de inducción sino de deducción Fau, M. E. (2009)

TODA OBSERVACIÓN ES SELECTIVA: se observa seleccionando bajo la guía de


presupuestos teóricos. No es posible decirle a alguien “observe lo que ve”, ya que ello
depende de nuestro objeto, interés, punto de vista o problema planteado. Por ejemplo, si
un psicólogo, un sociólogo y un ingeniero observan a una hinchada de futbol saltando en
la tribuna seleccionaran distintas cosas, de acuerdo con sus perspectivas e intereses: el
psicólogo observara quizá los estados de ánimo y reacciones de los individuos-hinchas,
el sociólogo analizara la conducta de la masa y el ingeniero, la resistencia de los tablones
de madera ante el peso de la multitud. Fau, M. E. (2009)

INTRODUCCIÓN

“El lenguaje corriente entiende por ciencia un conjunto de proposiciones cuyos elementos

son conceptos, completamente determinados, constantes y de validez universal en todo el

contexto mental, cuyos enlaces se hallan fundados, y en el que, finalmente, las partes se

encuentran entrelazadas en un todo a los fines de la comunicación, ya sea porque con ese

todo se piensa por entero una parte integrante de la realidad o se regula una rama de la

actividad humana.” (Dilthey, 1990) Se entiende entonces la ciencia como un todo objetivo

y universal; lo que se conoce como realidad o verdad es aceptada de manera magna y se

fija un acuerdo social, el cual permite incluir por medio de la comunicación dicho tratado;

y es de allí de donde se conocen las ciencias exactas, las mismas que aspiran a una

representación universal compuesta de demostraciones notorias. Pero es en este punto en

donde vamos a encontrar esta bifurcación de la epistemología al querer encontrar su razón

en las ciencias sociales.


En esta última, se encuentra una complejidad que la enfrenta con las ciencias naturales,

puesto que, a diferencia de la objetividad que busca como ciencia la naturalidad de las

cosas, en las ciencias sociales se ve la subjetividad de estas y del pensamiento humano

para aceptar también la realidad. Lo que se pretende es alejar los fenómenos naturales de

la realidad social, y de la manera que esta se puede percibir de manera individual; para de

este modo determinar las consecuencias de adoptar los estudios de las ciencias naturales

en los de las ciencias sociales, entendiendo que para estos debe crearse una brecha y

separarse para poder crear una epistemología propia de los saberes sociales.

Para Dilthey, el método y la teoría del conocimiento de las ciencias naturales no

responde a las particularidades de las ciencias del espíritu, que tratan acerca de lo que

no es externo ni ajeno al ser humano sino de lo que le es inherente. Estas deben tratar al

sujeto en su propio medio y mundo histórico y asumir su aproximación, desde la

inmanencia. Al pertenecer al mismo mundo histórico, deben ser abordados dentro de

esto sociedad, historia, cultura que se rigen sobre un fondo de humanidad en el que la

voluntad toma partido. Al respecto dirá Dilthey: La naturaleza nos es ajena. Pues es para

nosotros algo externo, no interior. La sociedad es nuestro mundo. Presenciamos con

toda la energía de nuestro ser entero el juego de las interacciones dentro de ella, pues

advertimos en nosotros mismos desde dentro, con la más viva inquietud, las situaciones

y energías con que ella se construye su sistema. (…) La facultad de comprensión que

actúa en las ciencias del espíritu es el hombre entero; los grandes resultados en ellas no

proceden de la mera fuerza de la inteligencia, sino de una potencia de vida personal.

Esta actividad espiritual se encuentra atraída y satisfecha –sin ninguna finalidad ulterior

de conocer la conexión total– por lo singular y efectivo en ese mundo espiritual, y con

la comprensión está ligada para ella la tendencia práctica en juicios, ideales, normas.

(Dilthey, 1986, p. 82). Comprender lo social impone como requisito la imbricación del
sujeto en lo que comprende, mientras que la explicación de los fenómenos naturales

supone una relación de exterioridad. Lo social no es ajeno al ámbito de la subjetividad

humana. Al comprender la propia situación individual, y al ser parte del cuerpo social,

el individuo puede comprender a sus pares análogos y, con ello, a la sociedad.

La obra lógica de la investigación científica, de Popper (1989), es considerada un texto

capital en el marco de la discusión epistemológica contemporánea. Popper se propone

realizar una investigación acerca de la legitimidad lógica de los procedimientos

científicos. ¿A qué nos referimos con legitimidad lógica? Ya sabemos que la lógica se

ocupa de las reglas del pensamiento y el principio de no contradicción constituye una

regla lógica inherente al pensamiento. Es decir, A = A, un elemento es idéntico a sí mismo

y no puede ser otra cosa o dos cosas a la vez.

Los enunciados de la ciencia, para Popper, tienen el carácter de formulaciones

hipotéticas provisionales que deben puestas a prueba, es decir, que deben ser falsables.

Esta asunción de las teorías científicas como hipótesis provisionales y falsables derivará

en una concepción abierta y crítica de la actividad científica y de su desarrollo.

Para Popper los principios, leyes y teorías científicas son conjeturas de carácter

hipotético. Tanto en las ciencias sociales como en las naturales, los objetos de

investigación son pensados antes que observados, y la experiencia es interpretada a la

luz de construcciones teóricas que fungen como modelos. Sosteniendo una connotación

imprecisa acerca del historicismo, afirmará que la pretensión de este por predecir el

destino histórico de la humanidad no es más que una pretensión profética y teleológica

que no puede tratarse científicamente, negando con ello la posibilidad de una ciencia de

la sociedad con carácter predictivo (Popper, 2008).


En el ámbito de las ciencias sociales, puede terminar por comportarse como la promesa

autocumplida, acelerando o impidiendo un suceso. En este sentido, la objetividad de una

predicción social está mediada por su impacto. Al ser catalizadora de lo predicho, pierde

toda objetividad científica.

La crítica a la inducción científica desarrollada por Popper, tiene dos argumentos

centrales: Primero, señalar la invalidez de la inducción y, en segundo lugar, criticar la

inducción a partir de una crítica a los juicios sintéticos. El primer argumento se refiere a

la injustificada inducción de afirmaciones universales a partir de casos singulares. Como

ya señalamos, el científico cree que va al laboratorio a tener un conjunto de experiencias

puntuales para inducir a partir de ellas una afirmación de valor universal. Por ejemplo,

haciendo observaciones de laboratorio por X tiempo a pacientes con Alzheimer, se

concluye que todos los pacientes tenían antecedentes familiares asociados a esa

enfermedad. A partir de esta observación, el científico, con pretensión de universalidad,

concluye que El Alzheimer es una enfermedad hereditaria degenerativa, y sustenta esta

afirmación en los casos observados en el laboratorio. Lo que critica Popper, es que no es

válido este ascenso desde lo particular a lo universal. Podríamos preguntar en todos los

casos de inducción: ¿cuántos casos singulares debemos experimentar para que la

afirmación universal sea válida? Si observo dos casos de Alzheimer de carácter

hereditario y degenerativo, ¿puedo ya deducir una afirmación universal? Evidentemente

debo experimentar con el universo entero de los seres humanos para que en la afirmación

universal no haya duda, para poder afirmar con coherencia y lógica, pero ¿quién puede

experimentar con la totalidad de los casos singulares? La afirmación universal se refiere

a una totalidad. Sin embargo, por más que experimentemos con múltiples, miles o

millones de singular
Según Dilthey, estos estudios humanos subjetivos (que incluyen derecho, religión, arte e

historia) deberían centrarse en una “realidad histórica-socialhumana”. Afirmaba que el

estudio de las ciencias humanas supone la interacción de la experiencia personal, el

entendimiento reflexivo y una expresión del espíritu en los gestos, palabras y arte. Se basa

en la “experiencia total… en la realidad entera y completa” y defiende la crítica de la

razón histórica es por esta razón que la educación es una función de la sociedad donde

su permiten comparar los hechos empíricos y la creación de la realidad de estos dos

hechos partiendo de la causa más importante de la naturaleza humana


REFERENCIAS.

Dilthey, Wilhelm. Introducción a las ciencias del espíritu: Obras I, FCE - Fondo de

Cultura Económica, 1990. ProQuest Ebook Central,

http://ebookcentral.proquest.com/lib/bibliopoligransp/detail.action?docID=4559986.

Derecho y Realidad Núm. 23  I semestre de 2014 Facultad de Derecho y Ciencias

Sociales, UPTC ISSN: 1692-3936

Dilthey, W. (1986). Introducción a las ciencias del espíritu. Madrid: Alianza.

Popper, K. (2008). La miseria del historicismo. Madrid: Alianza, Taurus.

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