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Fecha: Lunes 3 de septiembre de 2018

Autor Belén de Sárraga

Título Nueve conferencias dadas en Santiago de Chile

Fecha de edición 1913

Tema general La Familia

TESIS: La educación de la mujer es clave para un matrimonio feliz

La autora comienza su discurso haciendo alusión en primera instancia tratando la relación de la mujer y
su influencia en las sociedades, por su íntima relación de amor con el hombre. Y por ello comienza
hablando de “la familia” para los chilenos, a quien va a estudiar y comprenderla como se entiende en
ese momento.

De Sárraga define a la familia primero como en el pasado, donde ésta era un “elemento” que entregaba
riqueza espiritual y riqueza en número de individuos, tanto para el Estado como la Iglesia. Mientras que
en el presente ella señala que ahora estos individuos ya no se necesitan como siervos, sino que como
seres pensantes, de esta forma, el Estado viene a ser el reflejo de la familia, así gracias a la concepción
de los deberes del ciudadano para con el país y el mundo, hace que el Estado se componga de todas
estas familias, haciendo de éste uno grande y noble (de Sárraga, p. 38)

“La familia es más que producto de la iglesia, la familia es el elemento constitutivo de la voluntad y el
carácter de los pueblos; en este sentido es la más alta y única representación del estado liberal”. (de
Sárraga, 1913, p.38)

De Sárraga señala un cuestionamiento acerca de que si la familia es una institución de orden religioso o
si es solamente humano y social. Según la religión del presente, la autora señala que es una institución
religiosa, la cual representa una unión espiritual y mística de Cristo con la Iglesia, aunque si fuese esa
unión lo que la familia representa “no podría confiarse mucho en ella, porque hace mucho tiempo que
Cristo y la Iglesia están divorciados”. (de Sárraga, 1913, p. 39)

Siguiendo con la idea de que la familia es una institución de orden religioso, la autora señala que según
algunos dichos de grandes Padres de la Iglesia católica, el matrimonio es considerado como un remedio,
como un mal menor, escogido ante uno mayor.

Y agrega otro Santo Padre…San Ambrosio: “En un principio Dios no pensó que la especie humana se
multiplicase en la forma existente, sino como se reproducen los ángeles”…”Pero después el pecado de
Eva”,-porque no olviden las mujeres que fue Eva la que pecó,- “Dios castigó al hombre imponiéndole el
matrimonio”. De este modo, según éste Santo Padre, el matrimonio no pasa de ser un castigo de Dios…no
es otra cosa que un remedio terapéutico (de Sárraga. 1913, p. 39,40)

La autora también realiza y señala una comparación entre la sanción dada al matrimonio y a la toma de
hábito de una mujer, para no formar opinión de dichos tal vez antiguos en relación a los ritos actuales.
Comienza la autora hablando cómo la vida de los padres de una niña se ven abnegadas para entregar
cuidados, atención y amor propias de la maternidad y paternidad, ante lo cual existe un sacrificios de dos
vidas, que ven día a día crecer a su niña, y que cuando ésta ya es joven, ellos ya no tienen la energía de
otros tiempos. Es ahí cuando su padre y madre buscan la sonrisa del amor feliz.

…y en ese momento, la hija tiene la obligación y el deber de pagar todos los sacrificios, se siente atraída
por la Iglesia, y cree que fuera de ella nada hay más grande en la Naturaleza, ni aún el cariño y el respeto
por sus padres, y se olvida de ellos para ir en pos del cariño de un esposo invisible, y cruza las puertas del
convento y ved, entonces, cómo la Iglesia se regocija y ensalza sus virtudes, mientras la soledad de los
pobres viejos, reclama al mundo lo que le quita el egoísmo del fanatismo religioso (de Sárraga, 1913, p.
40)

Por otra parte, de Sárraga, también señala y plantea la temática de la maternidad y cómo la Iglesia la
concibe. Describe el rito de la purificación de la madre, que según señala, no sigue la lógica de lo que
debiese hacer una madre a la hora de tener a su bebé (presentar su bebé a sus padres, a sus amigas o
compañeras que han esperado el momento de la maternidad, etc.) ya que ésta es una impura, porque
así es declarada. Es una tradición judía en donde dentro de sus leyes tenía “considerar impura a la mujer
madre durante siete días si el hijo era varón, y durante dos semanas si era hembra”. (de Sárraga, 1913,
p.41). Ésta mujer, debe redimirse ante un sacerdote, debe orar devotamente en la misa de purificación y
esperar a que un sacerdote la perdone por el delito de la maternidad.

Se comprende, pues, desde el punto de vista de la fe de aquella serie de instituciones que determinan un
dogma, que la mujer con el hombre no pertenecen a la vida, sino a una religión, antes que nada a la
Iglesia. (de Sárraga, 1913, p.41)

Para cerrar la visión que tiene la Iglesia para la familia, la autora señala una importante reflexión en
relación a lo que debiese ser la familia en pos del mundo o sociedad.

…y es así que vemos a la familia constituida sin que sea lo que nosotros queremos que sea, lo que necesita
el mundo que sea y no una mujer y un hombre que se unen solo para soportar la vida; sino que unan sus
pensamientos, sus almas, sus inteligencias, que formen una sola voluntad y que vean en el hijo, más que al
hijo, al propio hombre, cuyo corazón y voluntad pertenecen al mundo. (de Sárraga, 1913, p. 42)

Luego, Belén de Sárraga expresa cuáles son los errores en la educación y los paradigmas que existen en
torno a las mujeres y hombres que se unen en matrimonio, lo cual describe como una comunión
intelectual. Cuestiona si es acaso el matrimonio la tumba del amor, porque muchas mujeres son las que
no han podido encontrar en el matrimonio el amor y cariño que soñaban, y cree que existe algo que
asesina al amor a las puertas mismas del matrimonio. (de Sárraga, p. 42)
Investigando sobre que es la comunión espiritual e intelectual de la mujer, como ley de la Naturaleza,
señala que el problema que “asesina” al amor, es el atraso intelectual de la mujer, no porque ésta sea
inferior al hombre intelectualmente, sino que ha sido deformada por la religión.

La autora señala que la educación que recibe la mujer, es totalmente ajeno a la que recibe el hombre,
porque ambos se educan de forma separada, el pueblo no concibe una educación común para ambos
sexos. Mujer y hombre no se conocen hasta en su juventud, antes son completamente extraños, por lo
tanto “no pueden de ninguna manera estimarse, porque no se pueden estimar unidos las almas y los
pensamientos, si no se conocen y si no se han visto jamás”. (de Sárraga, p. 42)

La autora señala que la educación de la niña ha de recibir mucha religión, debe ir al convento y se
instruye con muchos libros acerca de cosas que aún no ha visto, los cuales hablan de amores místicos y
propagación de la especie. La niña lee novelas de amor (las que hablan de la mujer “modelo”), libros
antiguos que no son interesantes y no muestran la vida real. Luego de ésta enseñanza, esperan conocer
hombres y esposos iguales a los galanes de las novelas. Por consiguiente, engañadas por la realidad de la
vida, van engañadas al matrimonio. (de Sárraga, p.42)

Cuando hombre y mujer ya están en matrimonio, la autora señala un ejemplo donde se advierten las
diferencias entre ambos, en relación a sus intereses y conocimiento intelectual. El ejemplo es el de las
lecturas diarias por la mañana, donde el hombre se interesa por cosas de su país o crónicas científicas,
en tanto la mujer busca la revista de modas y la página religiosa, para saber dónde ir a rezar. Ante esto,
la autora señala que la separación antagónica con la cual se miran dentro del matrimonio la mujer y el
hombre, provienen únicamente de la educación de ella. (de Sárraga, p.43)

De Sárraga señala que cuando el hombre quiere hablar sobre cosas que la mujer no entiende, porque
esta no ha sido educada para esto, éste vuelve a sus antiguos círculos y clubes de amigos, y el amor que
siente por su hogar y mujer ya no son el mismo. De esta forma la mujer ve como le falta ese sentimiento
de amor, y ve cambiar a su esposo, no tiene más que el confesionario y al sacerdote a quien cuenta sus
intimidades.

Entonces mientras más va a la iglesia la mujer, mientras más se entrega a misticismo, el hombre se aleja
más todavía del hogar; y se produce el divorcio moral… en que reina esa comunión espiritual que no los
reúne jamás, porque jamás se entienden, y que soportan la vida en medio de la desilusión y sintiendo
golpear a sus puertas el cansancio que llega al corazón y aleja los sentimientos, la soledad de dos en
compañía. (de Sárraga, 1931, p. 43)

Según lo anterior, la autora señala que para evitar el fracaso en el matrimonio, y para que la mujer llegue
con plenitud de todas sus obligaciones, debe ser compañera intelectual del hombre. La mujer debe
hacerse amar por la belleza intelectual, que no se acaba y vive en plena juventud; por el contrario de la
belleza física, la cual desaparece. La mujer debe elevar sus aspiraciones intelectuales, para ser una digna
compañera, una igual al hombre. Cuando en la mujer se hayan encontrado éstas características,
entonces “habremos apartado del matrimonio dos grandes peligros: …la infidelidad; el hastío y la
soledad de los dos en compañía, y perpetuaremos…la alegría de vivir…el matrimonio se asentara en
bases sólidas y los esposos se amaran eternamente”. (de Sárraga, p.45)

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