El aterrizaje es la fase final de un vuelo, que se define como el
proceso que realiza una aeronave que culmina con el contacto del aparato con la tierra; contacto que se perdió en el momento del despegue para efectuar el vuelo. Es considerada una fase crítica en el conjunto de éste. Se pueden distinguir 3 tipos de aterrizajes:
Los planeados: Son aquellos que se efectúan con todas las
condiciones de seguridad y que se cumplen después de haber alcanzado el destino definido. Los no-planeados: Son aquellos que se efectúan porque se ha detectado una condición atmosférica, mecánica, política, etc, que hagan peligrar el avión y sus tripulantes, pasajeros, carga y encomienda; y los de emergencia: -también llamados aterrizajes forzosos- son aquellos que se efectúan en condiciones críticas de seguridad en una superficie apta o no apta, tras haberse dañado alguna parte importante del avión, perderse el control del mismo, encontrarse algo peligroso a bordo, tener alguna anomalía en cualquiera de los sistemas de control y de vuelo, presentarse un fenómeno inesperado que induzca a juzgar que no es seguro continuar en vuelo. Un aterrizaje se logra tras haber efectuado un descenso en la altitud del vuelo, haber reducido la velocidad de éste, tener abajo los trenes de aterrizaje, seguir un patrón de aproximación, de inclinación, de planeo y haber identificado el lugar exacto donde se habrá de ejercer el aterrizaje, ya sea en la pista de aterrizaje/despegue de un aeropuerto, o en una superficie extensa de agua. Para efectuar un aterrizaje, existen al igual que un despegue, 3 factores: el factor tierra, el factor aparato y el factor aire.