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1 PUNTO:

Colombia durante los ultimos años ha venido evolucionando, es de alli que aparece la necesidad de crear una
Constitucion politica que este acorde a la actualidad. Con la constitucion del 91 se introdujeron instituciones
tan importantes para Colombia como es el caso de la Corte Constitucional, e igualmente mecanismos de
proteccion fundamental como es el caso de la Accon de Tutela. Era evidente que Colombia urgia de forma
acelerada el nacimiento de una Constitucion que se ajustara a los cambios que con el pasar de los tiempos se
iban presentando y que la constitucion anterior (la del 86) quedaba corta ante las necesidades del pueblo
Colombiano, de tal manera que con el nacimiento de esta nueva constitucion, se toma la dignidad humana
como base de la construccion de una nueva sociedad en Colombia, se pone al individuo como centro del
trabajo Gubernamental, respetando sus derechos y dandole una serie de mecanismos para que los haga
respetar.

DEL FRENTE NACIONAL Y SUS CASI 30 años de clientelismo, fragmentación y ausencia de


representatividad, del deterioro del orden público a manos de los grupos armados y de la amenaza del
narcotráfico que permeó todas las instituciones en su lucha contra la extradición, nació, hace 20 años, la
Constitución Política de 1991.
La toma, retoma e incendio del Palacio de Justicia en 1985 fue el crimen que arrastró al país al cambio. El que
visibilizó definitivamente la desintegración del pacto social. El que dio origen al movimiento estudiantil que con
los años cobró fuerza y, con él, los movimientos civiles que exigían nuevas directrices nacionales. El gobierno
de Virgilio Barco consiguió, durante su administración, desmovilizar a cinco grupos guerrilleros. Faltaron las
Farc. No obstante, si algo logró en 1990 la Séptima Papeleta, que solicitó una reforma constitucional mediante
la convocatoria de una Asamblea Constituyente, y más aún, lo que lograron los 60 constituyentes elegidos
directamente por voto popular, fue su deslegitimación.

Por primera vez no fueron unos pocos los que instauraron los fundamentos de la vida pública colombiana.
Fueron todos los colombianos. Si las Farc querían refundar al país, ésta era la oportunidad. Con todas sus
ambigüedades y falencias, la Carta del 91 otorgó un nuevo norte. Sólo la ampliación de la participación
ciudadana cambió el panorama. La Constituyente estableció mecanismos para incluir a las minorías políticas y
superar el bipartidismo. En el ámbito municipal, se crearon juntas administradoras locales y, en el
departamental, la elección popular de gobernadores. A la diseminación del poder electoral, se sumió la
diseminación del poder Ejecutivo con la restricción a los estado de excepción. Aunque la predominancia de la
rama se mantiene, en parte, por la debilidad de los partidos políticos —acrecentada por la participación de los
ciudadanos a título individual, la legalidad de la doble militancia y, en general, los escasos requisitos para la
conformación de colectividades—, en todo caso el contrapeso es mayor.

Pero más allá de la reorganización de los poderes y sus equilibrios, esencial de la Carta de 1991 fue la
consagración no sólo de que el país era de todos, sino que era de cierta manera: aconfesional, pluralista,
republicano y —en especial— respetuoso de los derechos humanos. Antes del 91, se permitía sin más el
avance del llamado “interés general” sobre las titulaciones intrínsecas a la persona humana. Sin duda, la
Constituyente logró cambiar un esquema político autoritario y excluyente, y le abrió el paso al reconocimiento
de la diversidad étnica y cultural, al libre desarrollo de la personalidad y al concepto de igualdad efectiva. Piso
progresista que las doctrinas constitucionales, con generosa sabiduría, han logrado ampliar.

Y es que si bien la Constitución no ha logrado sacar al país de la pobreza y reducir la brecha de desigualdad,
ni ha logrado tampoco desmontar las estructuras de violencia —aunque los avances desde entonces son
notables— una ganancia clara, y que representa además un espíritu ya no idealista sino cada vez más
arraigado en el diario de la sociedad, es la democratización del país. El derecho fundamental a la consulta
previa de grupos étnicos, los estados de cosas inconstitucionales, el derecho fundamental al mínimo vital y
otros conceptos de la Corte Constitucional, fiel guardiana de la Carta, han hecho caminar a Colombia por un
camino más respetuoso de la individualidad, sus requisitos y sus reivindicaciones. El país es todavía
demasiado tolerante a los abusos. Pero, al menos, la reforma del 91 logró catalogar como tales situaciones
que se tenían por necesarias, irremediables e, incluso, normales. Algunas de las cosas que están escritas no
deberían estar en la Carta. Otras que sí deberían estar no se han realizado. Pero que somos una mejor
democracia hoy que hace 20 años es indiscutible

2 PUNTO

La Séptima papeleta fue una propuesta surgida de un Movimiento Estudiantil ante las elecciones del 11 de
marzo de 1990 de Colombia, en las que se elegían Senado, Cámara de Representantes, Asamblea
Departamental, Juntas Administradoras Locales (JAL), Concejo Municipal y Alcaldes (las elecciones para
gobernador solo fueron a partir de la constitución del 91). El movimiento Estudiantil propuso incluir un séptimo
voto en el que se solicitaría una reforma constitucional mediante la convocatoria de Asamblea Constituyente.
(Una asamblea o convención constituyente o constitucional es una reunión nacional de representantes
populares que asumen el objetivo específico de dictar las reglas que, en el futuro, regirán la relación entre
gobernantes y gobernados y el funcionamiento y distribución del poder, fundamento de su sistema político y
social. Ese ejercicio soberano se conoce como poder constituyente y opera por encima del poder
constituido.)Aunque la papeleta no fue aceptada legalmente, sí se contó de manera extraoficial y, finalmente,
la Corte Suprema reconoció la voluntad popular mayoritaria, validando el voto. El movimiento de la séptima
papeleta es un movimiento de su propia propuesta por tanto el origen de la Constitución de 1991.

La marcha del silencio promovida por un grupo de estudiantes de diferentes universidades dio origen a
muchas reuniones para efectuar un nuevo pacto social. Fueron numerosas las reuniones que se efectuaron
por estos jóvenes líderes quienes preocupados por la situación de su país buscaban alternativas de solución a
la crisis de violencia en Colombia por el accionar de los participantes en el conflicto armado
colombiano y narcoterroristas auspiciados principalmente por Pablo Escobar y el Cartel de Medellín.
3 PUNTO
El Movimiento de la Séptima papeleta fue un Grupos de estudiantes de universidades públicas y privadas
liderado por: Fernando Carrillo, Wilson Abraham García, Oscar Ortiz, Cesar Torres, Claudia López, Fabio
Villa, Ximena Palau, Pedro Viveros, Diego López, Carlos Caicedo, Oscar Guardiola, Catalina Botero, Alfonso
Gómez Lugo, Adriano Muñoz, José Elver Muñoz, Juan Carlos Cortes, Jorge Mario Eastman, Miguel Ángel
Moreno, Jesús Francisco Arteaga, entre otros, quienes promovieron la introducción de una papeleta electoral
adicional a las seis oficiales, en las elecciones de marzo de 1990, a fin de promover la convocatoria de una
Asamblea Constituyente en Colombia. Y que finalmente lograron su objetivo de movilizar un país y constituirse
en verdaderos artífices de la Constitución de 1991.

Este movimiento fue impulsado por un grupo de estudiantes universitarios que querían cambiar las reformas
de la constitución de 1886.

La puesta en marcha de una democracia participativa fue uno de los ejes centrales del proceso constituyente.
Los jóvenes del movimiento estudiantil empezaron a salir y competir por integrar la Asamblea Nacional
Constituyente promovida por ellos mismos.

El primero que se lanzó a la palestra política fue el joven estudiante Wilson Abraham García, que contó con el
respaldo inicial de 12 centros de educación de Colombia, pero en el Congreso de Estudiantes de Medellín
(Colombia) no se llegó a un acuerdo definitivo y se convocó a otro Congreso de estudiantes en Manizales
(Colombia), en el cual se definió el nombre de Fernando Carrillo Florez, como candidato a la Asamblea
Nacional Constituyente, quien para la epoca era Asesor del Presidente de la República en este tema.

Este movimiento fue impulsado por un grupo de estudiantes universitarios que querían cambiar la constitución
de 1886, por considerarla obsoleta para enfrentar los nuevos desafíos en los derechos fundamentales y
asegurar la paz en Colombia.
4 PUNTO
Una asamblea o congreso constituyente es un organismo colegiado que tiene como función redactar la nueva
constitución, dotado para ello de plenos poderes o poder constituyente al que deben someterse todas las
instituciones públicas. Se suele definir, por algunos textos de ciencias políticas y sociales como la "reunión de
personas, que simbolizan el pueblo ejerciendo su autoridad de mandatario, que tienen a su cargo ejercer la
facultad de legislar, para editar una nueva ley fundamental y las nuevas lineas de la organización de un
Estado, que modificarán los prototipos ya existentes"
No se trata de generar enmiendas constitucionales propias de las funciones de los parlamentos, sino de
transformaciones radicales, orientadas al cambio de sus estructuras básicas.

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