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gaceca Hurdoleg Joaguin, Lan lh ae pipes, Lt Andee fickle, San trago ae Chile, 2005, IV. LA CUESTION DE LAS VIRTUDES MORALES EL bonor es el premio de la virtud. cICERON* 33. Los actos que el hombre realiza repercuten en su modo de ser. Nuestro ser es moldeable, pero se va definiendo con el tiem- po, a través de lo que hacemos. Una anécdota real ilustrard lo que se viene diciendo: hace tiempo, un empresario con bue- nas intenciones y poca formaci6n intelectual me decia: “-;Se ha fijado usted en que los malos siempre triunfan? Eso se debe a que emplean métodos de accién mucho mis eficaces. Los bue- nos, en cambio, tradicionalmente hemos estado muy restringi- dos en nuestra capacidad de reaccién, de ahi que los malos siempre nos sacan ventaja. En realidad, los buenos tenemos que actuar como los malos para poder derrotarlos”. Efectivamente, parece ser que si utilizamos sus mismos métodos podemos com- batirlos mejor, ser eficaces. Pero zno estaremos incurriendo en costos demasiado grandes? En efecto, por qué los malos son as, ‘ser por sus genes, su raza, su naci6n, 0 porque actuaron mal? Si es por condiciones objetivas, la solucién es muy sim- ple: eso es lo que creyeron Stalin, Hitler y muchos otros tira- nos, que pensaban que bastaba con eliminar ciertos grupos humanos, a los que atribuian toda la maldad, para obtener el mejoramiento del mundo. Hoy nos damos cuenta de que las cosas no eran asi. Parece ser que los malos no nacieron malos, sino que se hicieron tales. ¥ como se hicieron malos? Hacien- do cosas malas. Esto es impresionante: lo que hagamos (0 de- jemos de hacer) dejard inevitablemente una huella en nosotros. % Brutus BL 61 antl de Giges Si, entonces, ese sefior querfa combatir a los malos, lo ha- cia porque pensaba que era malo ser malo. Pero si los malos se hicieron malos haciendo el mal, y yo quiero combatirlos con sus mismas armas, entonces yo me estaré haciendo malo. Ma taré a los malos haciéndome yo malo. Daria para una buena novela: un hombre que logra climinar a todos los malos del mundo y que al final descubre que su tarea ha sido en vano, porque él es el Gltimo de los malos. Solo le quedaria la posibi lidad del suicidio. No parece ser muy buen negocio. Somos libres para elegir, pero no para evitar que caigan so- bre nosotros las consecuencias de nuestros actos. Hoy, sin em- bargo, son muchos Jos que quieren escapar a esta ley ineludible. Pensemos, por ejemplo, en practicas tan elementales como la multiplicacién de productos dietéticos, que permiten gozar de la comida sin pagar los costos de la gordura. O de otras ma delicadas, como las conductas anticonceptivas, que desvincu- lan el ejercicio de la sexualidad y la consecuencia procreativa Sin embargo, aunque los avances de la técnica permitan evitar 9 disminuir las consecuencias visibles de nuestras acciones, nin- guna tecnologia logra borrar la huella que ellas dejan en nues- tra persona, S6lo cambia el que en la actualidad se puede ser glotén sin parecerlo. En Un mundo feliz, Aldous Huxley des- cribié una sociedad donde existe una perfecta disociacién en- tre los actos y las consecuencias. Un mundo, por ejemplo, en el que la sexualidad no esta “amenazada” por la procreaci6n. Y esto se realiza de manera técnicamente perfecta. Pero en este mundo se ha perdido cualquier asomo de dignidad humana, y el vacio que de alli deriva s6lo puede ser ocultado con cre- Gientes dosis de soma, un férmaco que produce el bienestar independientemente de lo que uno sea o haga. DIVERSIDAD DE LAS POTENCIAS 34, Si buscamos el fundamento antropolégico de esta moldeabi- lidad humana tenemos que decir que en el hombre hay poten- cias 0 capacidades univocas y otras que son bi- 0 multidireccio- 62 1 La euestion de las itudes morales nales. Asi, el ojo se dirige a ver, el oido a oir y el coraz6n a latir. Uno puede tener mejor o peor fortuna y, segtin eso, dichos 6r- ganos le funcionaran mejor o peor. Puede quiz con una dieta adecuada y evitando agentes externos daftinos conseguir que esas potencias mantengan sus capacidades. Pero no puede conseguir que hagan otra cosa. A lo mas podremos cerrar los ojos 0 tapar- nos los ofdos, para no ver ni oir, pero eso no logra cambiar el hecho de que esas capacidades estin univocamente orientadas, sin necesidad de entrenamiento previo. En cambio hay capacidades en el hombre que pueden diri- girse a objetos muy diversos o incluso contradictorios. Con nues- tra voluntad, por ejemplo, podemos querer u odiar. También los productos de la inteligencia gozan de esta ambigtiedad: la medicina, el derecho, la politica y la tecnologia pueden ser uti- lizados con fines muy diversos e incluso contradictorios. En el “Canto al hombre”, uno de los pasajes mas interesantes de An- tigona, se destaca esta ambigiiedad de la técnica. Ella permite al hombre dominar el mundo, pero no es capaz de ordenarse univocamente hacia el bien, sino que a veces se dirige también al mal: “Poseedor de una sabiduria superior a la esperable, la capacidad de urdit técnicas, unas veces al mal, otras al bien, la encamina. Entretejiendo las leyes de la tierra y la justicia de los dioses a la que ha prestado juramento engrandecera la ciudad; privado de ella quedara aquel que, en virtud de su osadia, se entrega a lo que no es bueno. ;Que no se siente a mi lado ni sea de mis mismos pensamientos quien hiciera tales cosas!”.* Las capacidades multidireccionales son aquellas en donde entra en juego la libertad humana. En ellas cabe conseguir una habituaci6n, mediante el ejercicio. Asi, con el debido entrena- miento, la facultad respectiva tenderd a dirigirse en un solo sen- SW. 366.375. 63

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