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En el presente ensayo a través del manifiesto expone los conflictos entre la ciencia y la
religión que ha pasado la humanidad a lo largo de su historia y llegará a responder si
¿Puede hablarse de alienación con la religión, como si fuera esta opio para la ciencia, o
es por el contrario el estimulante y madre paridora de la ciencia?
Para poder analizar las relaciones entre ciencia y religión es importante definir y
caracterizar cada dominio. La ciencia, podemos decir que nos ofrece un tipo de verdad,
determinada mediante el uso de métodos científicos; sus afirmaciones son
comprobables de forma racional y empírica. La religión, según los devotos, nos ofrece
en cambio un tipo de verdad espiritual que trabaja a un nivel superior, en un plano que
trasciende la lógica y la experimentación.
Partiendo de estas definiciones surge un primer enfrentamiento. Algunos escépticos
consideran que las afirmaciones sólo son verdaderas cuando cumplen con los requisitos
de verificación y justificación. Debido a esta diferencia metodológica ponen en tela de
juicio las afirmaciones de la religión, las que, sostienen, están basadas en tradiciones
orales cuestionables. Por su parte y desafortunadamente, las religiones a lo largo de la
historia también han usado frecuentemente sus creencias para censurar o impedir el
desarrollo de la investigación científica, como ejemplo:
Desde los primeros siglos del asentamiento cristiano en Europa se predicaba que la
ignorancia era una virtud. Ya por el año 390, el obispo Teófilo destruyo siglos de
conocimientos en una sección de la biblioteca de Alejandría. censurar a grandes
científicos como galileo y Darwin y oprimir al grado de acusar a todo que contradiga
sus creencias como hechicero y desatar la condena a muerte.
Recordar a la revelación que Galileo manifestaba en su carta a Benedetto Castelli
(representante del obispado): “Si bien la Escritura no puede errar, sí podría no obstante
equivocarse alguno de sus intérpretes y comentaristas.” Considerando que Galileo
nunca negó que la Biblia fuera fuente de toda la verdad, lo que no aceptaba de ella es
que se le quisiera reconocer como fuente de verdad científica. La salvación del hombre
y los posibles sistemas astronómicos son dos temas radicalmente distintos.
El debate entre ciencia y religión ha sido prolongado debido a que existen muchas áreas
donde científicos y religiosos hacen afirmaciones radicalmente diferentes. Entre estas
discusiones podemos nombrar por ejemplo la existencia del alma, la vida después de la
muerte, el origen del universo, el origen de la raza humana, la reencarnación, entre
otros.
A pesar de esto cabe preguntarnos hasta qué punto son la ciencia y la religión dos
actividades humanas contrapuestas.
Los partidarios del “discordismo” sostienen que las teorías científicas y el enfoque
teológico son tan opuestos y se encuentran tan distantes, que no puede influir el uno en
el otro, no se invaden. Uno de los mejores ejemplos entre estos pensadores es el de
Georges Lemaître, un monje católico y astrofísico belga, quien jamás intentó explotar la
ciencia en beneficio de la religión. Estaba convencido de que ciencia y religión son dos
caminos diferentes para llegar a la verdad. Al cabo de los años, declaraba en una
entrevista concedida al New York Times: “Yo me interesaba por la verdad desde el
punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me
parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi
vida profesional, ni en lo que he encontrado en la ciencia y en la religión, me ha
inducido jamás a cambiar de opinión”.
La ciencia progresa desde una hipótesis válida a otra que amplía el campo de validez de
la misma, siempre probando sus afirmaciones y rechazando aquellas ideas que se
contradicen con la evidencia de los hechos. En cambio “Fe es creer por la palabra de
Dios en lo que no vemos” (San Agustín), por lo cual se evidencia que la fe religiosa
desafía la prueba, mientras que la ciencia la reclama. Debido principalmente a sus
métodos contrapuestos, parece imposible una fusión entre ciencia y religión.
Finalmente, destaco que para mí ciencia y religión convivirán juntas por mucho más
tiempo. Las religiones no desaparecerán fácilmente, porque son propias de las
sociedades, es algo que las caracteriza. Por su parte la ciencia avanza a un paso
desenfrenado, describiendo un camino único e importantísimo. Tal vez, como dije antes,
la clave para compatibilizarlas o para no generar conflicto entre ambas es saber cómo y
cuándo recurrir a nuestras creencias, y también manejarnos con ética en el campo
científico. Esto sería un gran avance en la convivencia de estos dos eternos “vicios de la
sociedad”.
Bibliografía:
http://www2.ib.edu.ar/becaib/bib2008/trabajos/NarelaDiaz.pdf