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VIII Semestre
Al final, Amelia revela toda su sensibilidad, estalla en llanto y por una decisión sabia y
autónoma vuelve al ostracismo en el que se había ocultado durante años,
seguramente tenía una voz que por dentro gritaba pero que no podía más que
silenciar ante los demás, al menos, hasta que llegaba la noche y las puertas del café se
cerraban para recluirse en uno de sus cuartos y con las luces encendidas llorar.
Marvin Macy: Él era un hombre muy atractivo, aun estando viejo tenía un aspecto
deslumbrador, era el hermano de Henry Macy pero no se parecía en lo absoluto a él,
“era muy alto, fuerte, con unos ojos grises de mirar lento y el pelo rizado”, en este
sentido era un hombre envidiable, todas las señoritas de la región habían querido
estar con él en su juventud pero había algo negativo en su carácter que lo hacía
aterrador, tenía un espíritu ¨endiablado¨, desde muy niño buscaba burlarse y hacer
quedar en ridículo a las demás personas, quería tener el control de todo y buscaba mil
formas de llamar la atención ¨cuando era todavía niño, llevaba siempre en el bolsillo la
oreja seca y en salazón de un hombre al que había matado con una navaja de afeitar
en una pelea. Les cortaba la cola a las ardillas del pinar solo por divertirse, y llevaba en
el bolsillo izquierdo del pantalón matas de marihuana (prohibida) para tentar a los que
andaban deprimidos y propensos al suicidio¨, de tal manera, que nunca fue un buen
niño, ni muchacho, generaba temor, algunas veces respeto y sobretodo odio. Pero
como en el caso de Miss Amelia, esta no era sino una coraza, un disfraz, una forma de
lograr ser alguien para y ante los demás, porque en el fondo la esencia de su ser era
frágil, dulce, sumiso, compasivo, tierno, amoroso, entregado, el amado, aquel que lo
daba todo sin importar las circunstancias y evadiendo las consecuencias, que sería
capaz de ceder y abandonar su ser por otros, a quien el amor era capaz de transformar
en la más ingenua de las criaturas. Guardaba rencor en su corazón e imploraba a
regañadientes tener a alguien que lo cuidara, que le brindara el amor que le había
faltado de su madre, que lo guiara por el camino correcto y le prestara todas las
atenciones requeridas y al fin logro encontrar esa figura de su madre perdida en Miss
Amelia y hubiera sido lógico, puesto que pese a toda la aparente valía y
autosuficiencia de su semblante, le hacía falta la seguridad, la fuerza y la dureza de
Amelia, ella lo arropo, le hizo sentirse al fin valido aunque no existía una sola muestra
de ese afecto perdido de su parte y aunque la frivolidad de su carácter le llevara a
usarlo como un cliente más. Su espíritu, bastante endeble lo convirtió después en un
criminal sin límites, inhumano, con una visión de la vida amarga, buscando a toda
costa su venganza por el amor fallido hasta conseguirla. Su necesidad más inmediata
era la compañía pues su debilidad natural era la soledad.
La novela corta La balada del café triste, que corresponde a uno de los libros de relatos de Carson
McCullers que lleva este mismo nombre por título, pese a estar caracterizada de manera grotesca,
surrealista y demasiado inverosímil, es un reflejo real de la vida y es eso precisamente lo que trata
de enseñar o de manifestar al lector: una conciencia hacia la realidad, hacia lo que implica vivir, la
vida no como una salvación sino como una perdición rotunda, el inevitable fracaso del ser humano
ante los proyectos más altos de la vida como la felicidad, la justicia y el amor. Pero en medio de
ello también la necesidad de ver cada suceso como algo fantástico, irreal, extraviado de todo
pensamiento y posibilidad racional , logrando así entonces que la vida sea en si misma necesaria
de vivir. Pienso que esta novela es de tendencia moralista, es decir, trata de abordar temas e
implicaciones humanas éticas y morales, en este sentido, la aplicación pedagógica de la misma
puede tender hacia ello, hacia develar la profundidad y trascendencia de los sentimientos y
pensamientos con el propósito de aceptarlos, entenderlos y someterlos a una desarticulación para
una reconstrucción propia, en este texto, por ejemplo, no es visible el lado idealizado, platónico o
romántico del amor, sino el lado real, en el que el sufrimiento y el sometimiento del otro es
necesario para conseguir la felicidad individual.
En este sentido, el principal tema que se discute en el texto es el amor , una visión oscura,
enmascarada y abstrusa del amor, al cual no es fácil acceder, en el cual cada individuo es una ficha
en un campo de batalla sin principio, ni fin, que puede llegar a reafirmar o a negar la existencia y
no hay forma de ser en el mundo sin él, evitarlo es buscarlo con más ahínco y necesidad, sin
embargo, no existe una forma convencional del amor, la autora pese a hacer una caracterización
de lo que implica ser amante o ser amado así: “El amado no es más que un estímulo para el amor
acumulado durante años en el corazón del amante (...) no hay amante que no se dé cuenta de esto,
con mayor o menor claridad”, pretende con ello precisamente invitar a la deconstrucción misma
de lo que conlleva este evento en la vida, motivar a tratar de sentirlo de forma alternativa, sin
condiciones ni hechuras prestablecidas. En este sentido, amar no puede ser igual para cualquier
persona, pero cualquier persona si puede llegar a amar, siempre que la máscara que existe en
nosotros quede al descubierto y seamos capaces conscientemente de abandonar su uso. En este
sentido, una enseñanza importante es también la de no buscar en el otro obtener beneficios
individuales, amar, ayudar, respetar, escuchar y comunicarse con las demás personas sin esperar
sacar ventajas, sino con la única intención de valorar el ser que reside en cada persona. A la vez,
para la autora el amor es un leitmotiv capaz de transformar la vida y la realidad humana y así
como puede ser capaz de convertir en buena a una persona, lo debe ser también respecto al
mundo entero, a la sociedad y la humanidad en general.
Desde la perspectiva literaria, la articulación pedagógica del texto se halla en relación con su
estructura como novela corta, la cual pese a no contener en detalle el desarrollo de los eventos, o
la caracterización de los personajes, logra configurar en pocas palabras incluso las características
psicológicas más profundas y más humanas, así como a caracterizar escenarios sombríos, irreales y
puramente fantásticos. Dos hechos muy difíciles de lograr en la escritura narrativa y literaria, en
ese sentido, esta autora particularmente nos ofrece ejemplos concretos de cómo se puede
lograrlo y de cómo es posible volver de lo minimalista algo trascendental.