La alquimia fue una practica protocientifica y disciplina
filosófica que combinaba los cuatro elementos que eran tierra, aire, fuego y agua, y con la potencia de estos en su máxima exaltación y equilibrio se creaba un quinto elemento. Los alquimistas intentaban convertir plomo en oro, metal que se consideraba perfecto para alcanzar su propia perfección espiritual. Para los alquimistas toda sustancia estaba compuesta por tres partes: mercurio, azufre y sal. Separaban cada una de las tres partes que luego debían ser purificadas individualmente según su régimen de fuego que les propicia, por ejemplo sal con fuego de fusión y el mercurio y azufre con destilaciones recurrentes y suaves. Después de ser purificadas, las tres partes debían unirse para formar otra vez la sustancia inicial. Los trabajos de los alquimistas se basaban en la naturaleza por lo que a un reino le correspondía una meta: el reino mineral la transmutación de metales y al reino animal la creación de un panacea. Todas estas eran el resultado de las mismas operaciones. Lo único que cambiaba era la materia prima, duracion de procesos y vigilancia y la fuerza del fuego.