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República Bolivariana de Venezuela.

Ministerio del poder popular para la educación Superior


Universidad Politécnica Territorial Andres Eloy Blanco
Barquisimeto- Estado- Lara

Integrante:
Colmenarez Fabiana
CI: 26669173
Seccion: LCO 3420
Fin de semana
Armando Villalón.

Nacido en la capital del estado Lara el 6 de julio de 1945 en el seno de un hogar de


clase media emergente, el hoy laureado paisajista incursionó en las artes plásticas
siendo padre de familia y tras haber construido una sólida estabilidad económica y
laboral gracias a sus habilidades para los negocios.

Sin embargo, esos logros muy bien merecidos, producto de su trabajo y esfuerzo
por garantizar el bienestar para sus seres queridos, no amilanaron sus mas
profundos deseos juveniles de ser pintor, y cerca de los 30 años de edad, en 1974,
se inscribió en el taller de arte del maestro Ramón Diaz Lugo, uno de los mas
consecuentes discípulos del maestro paisajista Rafael Monasterios.

Casi de inmediato el joven Villalón demostró unas cualidades extraordinarias para


recrear el paisaje. Disciplinado en sus lecciones, pero sin empeñar sus convicciones
plásticas, rápidamente logró definir un estilo propio caracterizado por el trazo fuerte
y corto, ampliamente inspirado en los maestros impresionistas de Europa, cuya obra
tuvo la oportunidad de estudiar a profundidad gracias al apoyo indisoluble de su
esposa Ysabel, quien junto a sus dos pequeños hijos, no titubeó en embarcarse
junto al artista en su periplo por complementar su formación artística en el viejo
continente.

En 1981, el maestro Villalón arribó a la capital española, donde tomó clases de


dibujo y pintura en el prestigioso Estudio Arjona y en el Taller de Serigrafía y
Grabado de Madrid. Para entonces, la obra del “Pintor del Turbio” era ampliamente
conocida en las principales ciudades de Venezuela: Caracas, Valencia, Maracay,
Maracaibo y por supuesto su natal Barquisimeto, donde había conquistado galerías
y centros de exposición de alto prestigio.

Pero una vez más, su inconformidad natural lo llevó alejarse de la comodidad de la


fama, para continuar con su búsqueda insaciable por la excelencia, travesía que
había comenzado en España con el estudio meticuloso de los impresionistas,
especialmente de los pintores ibéricos Joaquín Sorolla y Joaquín Mir, de cuya obra
se confiesa un cautivo durante esta etapa de su vida. La aleccionadora experiencia
por Europa la completó su paso breve pero intenso por París, Londres, Roma,
Munich y Amsterdam, siempre tras las huellas de los grandes maestros del arte
universal.

De nuevo en Venezuela, a mediados de la década del 80, consigue madurar su


trazo. Y tras arduas indagaciones sobre las tonalidades de la luz en los sucesivos
30 años, el maestro Villalón logra consolidarse como un laureado creador de
atmosferas. Su paleta es tan cromática como genuina por lo que rápidamente fue
embestido por la crítica y los coleccionistas con el título: “Pintor de la Bruma”.

Como era de esperarse, las sobrecogedoras escenas de firmamentos indescifrables


o el embriagador cúmulo de sensaciones que generan sus espacios cerrados, no
tardaron en despertar el interés de galerías, museos y salas de exposiciones en
todo el país. Las conquistas de estos espacios y en las puntuales confrontaciones
artísticas en las que decidía participar, porque nunca se vio a sí mismo como un
cazador de premios, reivindicaron el paisaje en la escena plástica nacional y más
allá de sus latitudes.

Investigador inquieto y perseverante, el maestro Villalón innova constantemente y


sin conformarse con facilidad. Su obra es el resultado de un trabajo disciplinado,
formal y planificado que le ha garantizado la coherencia plástica necesaria para ser
exaltado como un Maestro.

Las cuatro décadas de trayectoria que lo embisten lo convierten en un referente del


arte contemporáneo nacional y un embajador del paisaje venezolano en la
actualidad, cuando su obra es ampliamente apetecida y valorada en otros países,
principalmente Estados Unidos.
RECONOCIMIENTOS
En la amplia lista de galardones otorgados al maestro Villalón, sobresalen la entrega
e imposición de más de 15 Órdenes y Botones por parte de Ministerios de Gobierno,
Estados y ciudades venezolanas, así como entidades universitarias, culturales y
sociales, tanto públicas como privadas. Entre sus obras nos llena de orgullo a todos
los larenses venezolano, el trazo más impresionista del Maestro Villalón puede
apreciarse en sus obras dedicadas a la Divina Pastora. La intensidad de colores
cálidos y una composición compleja, sobre todo en los primeros planos donde las
figuras humanas de la feligresía toman formas casi abstractas, evocan a
impresionistas españoles como Joaquín Zorolla y Joaquín Mir, a quienes Armando
Villalón estudió con detenimiento y profundidad durante su estadía de formación en
Madrid. Pero sus interpretaciones de la Virgen María no son una excusa plástica,
sino más bien un tributo permanente, casi cíclico como la tradición misma de salir
en procesión con la Divina Pastora cada 14 de enero, que el artista le ofrece a su
patrona espiritual, “a mi Virgencita” como le dice cuando se refiere a ella.

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